CB

viernes, 29 de diciembre de 2017

El caso de Sebastián Nacarino Romero

Incluido en la CAUSA DE GUINEA Nº 537 DE 1936 por delito de rebelión, el sargento de la Guardia Civil, Sebastián Nacarino Romero, natural de Cáceres, cumplió condena en la prisión provincial de Las Palmas.

El brigada -de la Guardia Colonial- se había mantenido leal al gobierno de Madrid y tenía la imperdonable falta de ser uno de los públicos contribuyentes a la donación de las 10.353,65 pesetas para la República, conforme a la Gaceta de Madrid del 5 Noviembre 1936.

Juan Medina Sanabria resume la Causa 537/36 en Isleta, Puerto de la Luz: campos de concentración:

«Juez Instructor Comandante Infantería Diego Figueroa Manrara, por el presunto delito de rebelión, contra los componentes de la Guardia Colonial, Brigada Sebastián Nacarino Romero, Sargento Joaquín Irles Pérez y Guardia indígena Simón N'Ganye Camerún y los paisanos José Serra Company, Jaime Andrés Sánchez, Martín Illeras Silbano y Ernesto Gómez García. El consejo de guerra se celebra el 4 Junio 1938, en el salón de actos del RIC-39 en La Isleta, y se efectúa para fallar dicha causa, sobre las actuaciones de dichos encausados en la Guinea Continental, donde actuaron como componentes del Frente Popular, haciendo servicios con armas dentro del territorio, destituciones con violencia y detenciones, administrar locales, etc. La sentencia es aprobada por la Autoridad Judicial con fecha 22 Junio 1938, destacando la absolución del Sargento Irles por falta de pruebas y el guardia Simón N'Ganye, por la circunstancia eximente de "obediencia debida" (le ordenaron desarmar a un Oficial que hizo ademán de defenderse antes de su detención, poniéndole el fusil en el pecho)».

Pese a sentencia en firme por 20 años de prisión, el 2 de agosto de 1941 es incluido en la Orden por la que se concede libertad condicional provisional a doscientos reclusos, estando entre las Penas ordinarias conmutadas dimanadas de la Comisión Provincial de Exámenes de Penas de Las Palmas de Gran Canaria.

La última información accesible de él, es la referencia a su fallecimiento el 28 de diciembre de 1943 a la edad de 58 años, habiendo disfrutado apenas dos años de libertad. En "El Genocidi franquista a València: les fosses silenciades del cementiri" se atribuye su fallecimiento a caquexia y se ubica su enterramiento en una fosa común.

Revisando la hemeroteca, se puede rastrear su servicio en el territorio ecuatorial, ya que durante décadas (antes y después de su fallecimiento) la revista La Guinea Española publicó alabanzas a su trabajo: «hombre de gran energía» que en 1929 tomó posesión del puesto en Mongó, y -tras consolidar la zona- fue responsable del traslado del campamento militar a Niefang donde «todos los primeros y más costosos trabajos los llevó a cabo el entonces único Comandante del puesto Sr. Sebastián Nacarino». Incluso el padre Tomás Pujadas señaló su imprescindible aporte en la historia de La Iglesia en la Guinea Ecuatorial.

Cuenta con el habitual expediente de indulto años después de sufrir prisión y haber fallecido, en su caso fechado en 1957.

sábado, 16 de diciembre de 2017

El exilio del Dr Bote

Desde Montevideo, cuenta Luciano Álvarez en "La resistencia de Juan Bote":

Juan Bote García pertenece a esa raza de héroes morales que tanto admiro. Nació en 1896 en el pueblo de Alcuéscar, en Extremadura, de familia humilde, y supo labrarse una profesión: licenciado en Ciencias Naturales, luego médico y educador.

La historiadora Luiza Iordache Crstea, ha trazado circunstanciadamente su peripecia y a ella me ciño.

Luego de trabajar durante cinco años en la Guinea Española [siendo director del Laboratorio de Santa Isabel y del Hospital de San Carlos en la isla de Fernando Poo, realizando una extraordinaria labor en el tratamiento de la malaria], Juan Bote regresó a España en 1933 y obtuvo una cátedra de Ciencias Naturales en Barcelona. Tenía fama de profesor duro, pero querible y provechoso.

Probablemente a esa altura ya había abrazado el comunismo. Lo cierto es que durante la Guerra Civil fue persona de confianza de los comunistas, que regían el Ministerio de Instrucción Pública y Sanidad.

Así fue que durante el proceso de evacuación de niños españoles hacia la Unión Soviética, Bote viajó con unos 300 que partieron de Barcelona el 25 de noviembre de 1938. Allá se incorporó a la Casa de Niños Nº 2, en enero del 39, enseñando Ciencias Naturales, Geografía y Matemáticas.

Pronto, tres maestras pidieron su destitución, con el apoyo de una inspectora soviética. La intriga, la calumnia y la delación estaban a sus anchas en el colectivo de comunistas españoles. Pero Bote fue evaluado positivamente por las autoridades; sus conocimientos superiores tanto médicos como pedagógicos eran indiscutibles.

Pasaron unos meses y las denuncias volvieron, ahora recargadas: "Juan Bote no quiere reconocer la pedagogía soviética, se coloca en plan de superioridad con respecto a los camaradas soviéticos, tiene un carácter muy raro y retraído".

Las cosas se calentaron cuando una comisión española examinó a los alumnos. Quedaron escandalizados al percatarse de que ignoraban una serie de cuestiones tan fundamentales como la traición de Casado, la fecha de nacimiento de Dolores Ibárruri o la de promulgación de la Constitución soviética. Los niños necesitaban menos matemáticas y más marxismo, le advirtieron.

Pero la gota que derramó el vaso fue una anécdota que cualquiera —salvo aquellos energúmenos— consideraría menor. Otra profesora, Carmen Parga la relató en sus memorias: Bote "era alérgico al rechinar del papel [borrando] el pizarrón. Un día que estaba especialmente sensible, no se pudo contentar y exclamó: En los países capitalistas ¡hay trapos!. Verdad evidente que le catalogó como antisoviético y que le abrió las puertas de Siberia adonde fue a parar cuando empezó la guerra y llegó la orden de limpiar la retaguardia".

Le destituyeron en febrero de 1940. Apartado de su trabajo, inició gestiones para regresar a España sin importarle las consecuencias que sufriría en la dictadura franquista. Lo mismo estaba haciendo un grupo importante de marinos y pilotos de aviación.

La dirección del Partido Comunista Español era durísima respecto de la salida de los españoles de la URSS. Decía Dolores Ibarruri, la Pasionaria, que no estaba dispuesta a "permitir que salgan de aquí como furibundos antisoviéticos". A cambio de la negativa, le ofrecieron trabajar en un Centro médico de Moscú. Se negó e insistió.

De izquierda a derecha, el marino Agustín Llona, el aviador Francisco Llopis y el doctor Juan Bote en el Gulag. Fotografía de "Harina de otro costal": Los republicanos españoles en el Gulag (I)

La invasión alemana empeoró las cosas. Por orden de Beria, Juan Bote, veinticinco pilotos y cuarenta y ocho marinos españoles fueron a parar al campo de concentración de Norilsk, al norte del círculo polar ártico. Su peripecia concentracionaria se inició el 25 de junio de 1941. Un largo viaje en condiciones infrahumanas los depositó en la minas de níquel. En abril de 1942 pasaron a un complejo de la industria maderera. Las jornadas de doce horas diarias y, peor aún, el suplicio de alcanzar la cuota, en función de la cual recibían su alimentación, aniquilaban a los internados. En octubre de 1942 fueron trasladados sucesivamente a otros campos: Karabas, Spassk y por fin Karagandá, la estepa del hambre en Kazajstán.

Terminada la guerra, a lo largo de los años 1945-1947, los prisioneros de guerra de distintas nacionalidades volvieron a sus países y el drama de los españoles se conoció en Francia, donde la Federación Española de Deportados e Internados Políticos fundada en 1945 por los supervivientes de los campos nazis, denunció la situación. La respuesta fue clásica y estuvo a cargo de Ilyá Ehrenburg, escritor y periodista soviético, corresponsal de guerra y cronista del Holocausto, repetida por todos los medios comunistas de occidente: los pilotos vivían en los mejores hoteles de Moscú y los marinos en los mejores de Odessa. En realidad se encontraban ahora en el campo Nº 159 de Odessa trabajando en una fábrica de papel en carácter de confinados.

Las condiciones mejoraron un poco y Juan Bote pudo enviar cartas a las autoridades soviéticas preguntando si de su conducta se infería algún delito de propaganda contra la URSS. Sin respuesta. En otra carta dirigida al Presídium del Consejo Supremo de la URSS solicitaba "hacer efectivo el derecho más sagrado del hombre, el derecho a la Patria, derecho contra el cual no pueden, ni propios ni extraños, oponer razones legítimas ni humanitarias". En otra aun decía: "Considere Excmo. Sr. que cuando llega la vejez y nos acercamos a NO SER, sólo la presencia de aquellos lugares en que discurrieron los años de niñez, puede servir de alivio al gran desconsuelo que es EL MORIR."

La respuesta fue una nueva prisión. El 24 de junio de 1949, junto a Francisco Llopis y Agustín Llona, fue enviado a la cárcel de Odessa, en base a la orden de detención que estipulaba actividades contrarrevolucionarias y peligrosidad para dejarlos en libertad. En febrero de 1950, Juan Bote fue condenado a cinco años de destierro

Cuando supuestamente terminaba el plazo de castigo, pidió la documentación necesaria para repatriarse y allí comenzaron las chicanas burocráticas hasta que el 22 de septiembre de 1956, él y luego sus compañeros Llona y Llopis lograron salir de la URSS.

Para Juan Bote se abrían otras incógnitas. En España pesaba sobre él orden de busca y captura "por sus cargos desempeñados durante la dominación roja a favor de la causa marxista." Pero fue dejada sin efecto puesto que Bote se había hecho acreedor "por su conducta, al reconocimiento y gratitud de la Patria." Un paso para convertir su legítimo resentimiento en un instrumento de propaganda del régimen.

Pero Juan Bote no entró en el juego. Se refugió en Alcuéscar donde comenzara su vida y donde falleció en 1967, a los 71 años. Una calle lleva su nombre.

lunes, 11 de diciembre de 2017

El exilio de Ramón Prados Pita

A los ciudadanos leales a la República se les sancionó por diferentes vías y en este blog se pueden consultar diferentes ejemplos: multas, prisión, inhabilitación profesional, confiscación de propiedades destierro (en unos caso en Guinea y en otros... de Guinea), muerte...
Persecución que en muchos casos acabó suponiendo el exilio del país.

Es posible contar varios ejemplos de vida y muerte en el exilio, de los que incluimos algunos casos.

Así, por ejemplo, el Diccionario Biográfico del Socialismo Español de la Fundación Pablo Iglesias recoge la trayectoria de Ramón Prados Pita (La Graña-Ferrol, La Coruña 23/05/1900 - Orán, Argelia) 12/1954):

Oficial de la Marina. El 1 de octubre de 1915 ingresó en la Armada como aprendiz de marinero en el Arsenal de Ferrol, embarcando en el Villa de Bilbao y posteriormente en otros buques. En diciembre de 1917 ascendió a marinero especialista y en febrero de 1921 a cabo de marinería. En 1923 fue destinado al Arsenal de Ferrol y ascendido a maestre de marinería, prestando servicio en diferentes buques y dependencias hasta enero de 1925 que ascendió a segundo contramaestre, perteneciendo al Estado Mayor de la Escuadra a bordo del acorazado “Alfonso XIII”, participando en los combates de Vad-San y Alhucemas en el norte de África desde el 6 de septiembre al 1 de octubre de 1925. Desde enero a diciembre de 1927 estuvo embarcado en el crucero “Blaz de Lezo” en el que viajó a Shangai (China). Desde marzo de 1930 hasta junio de 1931 estuvo en el submarino “B-3”. En diciembre de 1930 ascendió a primer contramaestre y en septiembre de 1931 a alférez de fragata. En marzo de 1936 embarcó en el crucero “Méndez Núñez” y al producirse el golpe de Estado de julio de ese mismo año se encontraba en dicho barco en aguas de Fernando Poo, quedando fiel a la República como oficial de la armada. Finalizada la guerra civil se exilió en Argelia donde perteneció a las Secciones del PSOE y de la UGT de Orán, localidad donde falleció siendo inhumado el 23 de diciembre de 1954.

En El Exilio de los Marinos Republicanos completan su información del exilio:
Al final de la guerra salió de España en un buque auxiliar hacia Oran. Allí, sabemos que estuvo en el campo de concentración de Relizane, en la región de Mostaganem. Este campo se abrió en julio de 1939 para trasladar lejos de lugares habitados a los refugiados que llegaron a Oran. En el campo de Relizane, igual que en los de Camp Morand o Suzzoni, las condiciones de vida eran lamentables. Cuando empezó la guerra europea, los españoles fueron encuadrados en Compañías de Trabajadores Extranjeros y mandados a hacer carreteras, a trabajar en las minas o en la construcción del Transahariano en pleno desierto en condiciones infrahumanas. Desconocemos su recorrido exacto en esos tiempos, pero suponemos que siguió las vicisitudes de sus compañeros.
Y concluyen:
Ramón Pardos es, además, un ejemplo de cómo el exilio no sólo desarraiga la vida del exiliado sino que puede llegar a destrozar la de toda su familia. Los cinco hijos de Ramón quedaron en Cartagena y quedaron ingresados en la Casa de la Misericordia de esta ciudad en la época más dura de la posguerra. Tenían 13, 12, 10, 7 y 6 años. Jamás volvieron a ver a su padre.

En Argelia, Ramón Prados reconstruyó su vida pero falleció, aún joven, en 1954. Fue enterrado en Oran, en el cementerio de Tamashouet en el cuadrado 76, linea 6, tumba 7.

viernes, 8 de diciembre de 2017

El frente africano

Ángel Miguel Pozanco Barranco avanzaba en su artículo Por las sendas del fascismo de El Heraldo de Castellón del 9 de abril de 1938, que en una próxima guerra mundial, Guinea sería clave para el aprovisionamiento de materias primas para Alemania, "El África Occidental, base alemana importantísima para una futura conflagaración. Los buscadores de materias primas. Alemana, con su garra en la Guinea española, está cerca de su antigua colonia del Camerón."

Emilio Carles sostenía lo mismo en su análisis sobre la cuestión colonial en La Vanguardia:

La cuestión colonial y nosotros 
Audaz, inteligente y en extremo oportuna para su causa, es la petición formulada por Hitler de las colonias que Alemania poseía antes de perder la guerra europea. Al iniciarse aquella conflagración, el Reich ejercía el dominio sobre extensas y ricas regiones africanas: Togo, Camerún, Sur-Oeste africano alemán y África oriental alemana. Ambicionaba más, pero sus afanes expansionistas no contaban con ningún apoyo, puesto qué.su aliado, el Imperio austro-húngaro- era exclusivamente europeo, y se estrellaban ante la tenaz resistencia de Francia e Inglaterra que, al tiempo que defendían sus colonias africanas, no permitían que Bélgica y Portugal, sus aliados y protegidos de entonces, perdieran un palmo de las suyas. En la época de la anteguerra las posesiones alemanas en el Continente negro tenían el considerable valor de sus riquezas naturales y de su magnífica situación estratégica; pero nada más. Si ahora, o dentro de unos pocos años, aquellas zonas africanas volvieran al dominio de la antigua Metrópoli, su valor económico, político y estratégico, sería inmensamente superior al que entonces tenían. Y esto es precisamente lo inquietante del intento de reivindicación que en este momento formula el tercer Reich. Durante los últimos años ha cambiado la situación interna de algunas colonias africanas, particularmente del Norte; se ha consumado la usurpación de Etiopía por el fascismo italiano, se han alterado las relaciones entre las potencias colonizadoras y se ha producido la guerra de España. Portugal ha dejado de ser el criado sumiso de Inglaterra; respeta y teme a su antiguo dueño, pero, eterno satélite, ahora refleja la luz que recibe de Roma y Berlín, y Portugal ejerce el dominio sobre los archipiélagos de las Azores, Madeira y Cabo Verde, que pueden interceptar las rutas que, de las colonias inglesas y francesas del África occidental y central, conducen a los puertos atlánticos de sus Metrópolis. Portugal posee los extensos territorios de Angola y Mozambique, cuyas fuerzas unidas a las que los nazis pudieran establecer en el Suroeste africano y el África oriental, amenazarían el dilatado Dominio inglés de El Cabo. Con Abisinia bajo el yugo de Italia quedan Egipto y el Sudán oriental entre la tenaza que forma el antiguo Imperio del Negus y Libia, el desierto fascista; y si Alemania consiguiera su intento, el curso alto del Nilo y el África oriental inglesa quedarían aprisionados entre Abisinia y el bloque germanoportugués oriental. Pero lo que acusa la torcida intención de la actitud nazi a; plantear en este momento la cuestión de una nueva distribución del África, es su intervención predilecta en aquellas zonas de nuestro territorio, ahora en poder de los rebeldes, que una política continuada de errores ha apartado del conocimiento del pueblo. Si Franco ganara la guerra, que no la ganará, a pesar de los esfuerzos de las democracias occidentales para que nosotros la perdamos, Alemania habría recorrido la tercera parte del camino que la conduciría al dominio de! África. Todo indica que, a cambio de no estorbar el control italiano en las Baleares, ejercerían los teutones la soberanía de hecho sobre la zona de Marruecos, el Archipiélago canario, Ifní, Sahara español y territorios españoles de Guinea. Nuestra zona marroquí, las Islas Canarias y la cuña de Ifní, serían los polos de una acción contra Argelia y Marruecos francés, donde los agentes nazis ya hace tiempo realizan una sorda propaganda entre los indígenas contra Francia. La Guinea española sería, bajo el control alemán, una excelente base para penetrar en el Camerún, actualmente: bajo el mandato de Francia, y la isla llamada de Fernando Póo (nombre exótico, que deberíamos cambiar) se convertiría en el centinela fascista del Golfo de Guinea, desde el Gabón a la desembocadura del Niger. Las cautelosas potencias democráticas, acostumbradas a ver cómo, por obra de nuestra ridícula colonización, sólo perturba la paz selvática de las bahías españolas de Biafra la presencia de algún cayuco de negros o la lancha de algún aventurero, serían las primeras sorprendidas si algún día se enterasen de la presencia en el fondeadero de Santa Isabel de docenas de avienes y submarinos tripulados por hombres rubios de cabeza cuadrada. Si la torpeza o el miedo, o las dos cosas a la vez, de quienes deben velar por su seguridad, ceden ante el engreimiento hueco del fascismo y permiten el retorno a Alemania de la más insignificante de sus antiguas colonias africanas; si mientras se rearman siguen atándonos las manos y nos impiden que arrojemos.de todos, absolutamente todos, los territorios de la República a los invasores extranjeros y a los traidores indígenas, pronto verán cómo los Estados totalitarios se adueñan del África y se erigen en señores de la Europa central y occidental, incluso las islas, sin que pueda impedirlo el rearme inglés, cuya lenta gestación tanto vigilan sus desorientados políticos. Sólo este nuestro pueblo quijotesco, dotado del sentido de lo descomunal, puede salvar a Europa y al Mundo de la barbarie fascista, y lo conseguirá a pesar de la incomprensible ofuscación de las naciones que no quieren comprender que luchamos tanto por su libertad como por nuestra independencia.

viernes, 1 de diciembre de 2017

El Consejo de Vecinos

lunes, 27 de noviembre de 2017

Guinea Mediterránea

¿Recordáis cuando se modificó el parte meteorológico del telediario para que los españoles (y no sólo los escolares) dejaran de pensar que las islas Canarias eran mediterráneas y se ubicaban al sur de las islas Baleares?...

Es una historia vieja, pero todavía en 2017, el Senado aprobó una moción para que los libros escolares coloquen a las islas en su ubicación real, y no en un recuadro bajo Baleares:  «...Es desolador -dirá la proponente- que aún hoy en día haya que estar explicando a la gente que Canarias no está debajo de Baleares ni tampoco junto a Ceuta y Melilla o Portugal, ni que hay una barrera marítima que nos separa del resto de mundo que se abre y se cierra cuando queremos que entre algún barco. Hasta estos extremos tan ridículos hemos llegado cuando se interpela a alguien sobre dónde está Canarias (...). De hecho, a esta misma hora, la web de Radiotelevisión Española que ilustra el tiempo continúa situando al archipiélago canario debajo del balear».
«Les contaré una anécdota -contarán en la réplica- de mi época de formación universitaria. Vine a estudiar un año a la península y al principio me chocaba bastante, incluso me reía -aunque es verdad que es un asunto muy serio-, cuando me decían que yo vivía relativamente cerca porque Canarias estaba al lado de Cádiz y que cómo hacíamos para atravesar el muro que separaba el archipiélago canario del resto (...)».

Un año antes, nuestra entrada El presidente africano (sobre Juan Negrín, que fue presidente del Gobierno), generó furibundas réplicas sobre la condición europea y mucho europea tanto del presidente como de las islas Canarias.

Pero eso no es nada..., ¡apiadaos de la generación que aprendió que Fernando Poo, Río Muni o incluso Cuba estaban al norte de Marruecos!


Se recoge en el blog del que lo hemos replicado Un interesante mapa de 1858, que «hoy en día la web es un hervidero de fuentes históricas donde se pueden encontrar documentos curiosos, incluyendo mapas antiguos del siglo XIX, que junto al mapa de España que conocemos hoy incluyen sus antiguas posesiones. He escogido éste porque me ha sorprendido que incluya los archipiélagos micronesios de las Marianas, Palaos y Carolinas, especialmente estos dos últimos, que no suelen aparecer en mapas posteriores y que luego serían disputados por Alemania».

miércoles, 22 de noviembre de 2017

Indultos (previa condena)

La dictadura franquista vertebró su régimen represor mediante la promulgación de leyes especiales con un objetivo bien claro: continuar, ya durante la larga posguerra, la persecución de los contrarios o desafectos al Nuevo Estado, mediante incautaciones de bienes, sanciones económicas, reclusión, y si procedía, la eliminación física. La construcción jurídica de la represión política que siguió a las eliminaciones selectivas e indiscriminadas de los primeros momentos de la sublevación, se materializó por parte de los vencedores en un entramado institucional especializado y coordinado, para castigar y doblegar a los denominados enemigos de España, como los Consejos Guerra, la Ley de Depuración de Empleados Públicos, las Juntas de Incautación de Bienes, el Tribunal Especial contra la Masonería y el Comunismo, los Tribunales de Responsabilidades Políticas y, más cercano en el tiempo, el Tribunal de Orden Público. Todas las instituciones franquistas implicadas en la persecución política y social, en virtud de su minuciosidad, generaron una ingente masa de documentación, conservada en su mayoría.

A través del Portal de Víctimas de la Guerra Civil y Represaliados del Franquismo es posible identificar algunos indultos, otorgados tras pasar por la persecución y condena previa.
La arbitraria maquinaria de la represión, se solapará y contradecirá: los indultos llegaron tarde, no sin antes haber perdido bienes y propiedades, profesión, periodos de reclusión, destierro y/o exilio, escarnio público... y en algunos casos incluso tras haber fallecido, como el caso de Joaquín Mallo (el viejo alcalde de Santa Isabel), que falleció en el exilio, Luis González Peña (el practicante de Fernando Poo) o Matías López Morales, que fueron fusilados, Jaime Gay (comerciante), que falleció en prisión, o Alejandro Torres, que falleció con el fusil en la mano cubriendo la retirada de los que cruzaban la frontera tras la caída de Bata...

Expedientes de indultos, hay alguno más..., por lo que éstos sirven como ejemplo tras una búsqueda no exhaustiva:

Indultado

Población

Año Expte

Ansa Ancole, Mateo

Santa Isabel

 

Amestoy Nombela, Martín

 

1957

Arcos Hernández, Benigno

Río Muni

1942/1957

Ayala Larrazabal, Julián

Río Muni

1942

Brutinell Ridaura, Enrique

Río Muni

1966

Buelta Saura, Luis

Fernando Poo

1957

Cazorrán Gracia (o García), José

 

 

Costa Roca, Antonio

Fernando Poo

1957

Díaz, Francisco

 

1957

Ferreiro Salgado, Manuel

1960

García de Veas, Ignacio

Río Muni

1957

García Girón, Francisco

Fernando Poo

1957

García Villalba y Mollins, Ángel

1957

Gay Compte, Jaime

Fernando Poo

1957

González Casado, José

1957

González Peña, Luis

Río Muni

1959

Gonzalez Rodriguez, Constante

1957

Hinestrosa Montes, Francisco

Fernando Poo

1957

José Sáez, Ginés

Bata 

1940

Lloret Peral, Abelardo

Fernando Poo

1941/1945

Longueira Seijo, Francisco

1956

López Cano, Gabriel

1957

López Morales, Matías

1940/1958

Lozano Alonso, José

1956

Luque Vázquez, Manuel

Fernando Poo

1957

Mallo Castán, Joaquín

Fernando Poo

1959

Mantilla Henríquez, Pedro

Fernando Poo

1957

Martínez Moreno, Luis

Río Muni

1959

Marques Aceituno, Carlos

Fernando Poo

1957

Matamala Baeza, Rafael

Río Muni

1957

Mazo Muñoz, Luis

Río Muni

1957

Mazorra Septiem, Higinio

1948/1956

Miguel Pozanco, Ángel

Río Muni

1957

Montilla Henríquez, Pedro

1957

Moyano Ebela, María Luisa

Río Muni

Muedra Miñón, Félix

 

1944/1958

Nacarino Romero, Sebastián

Río Muni

1957

Padrón Melían, Francisco

1957

Pallares Rey, Jose

Río Muni

1957

Pérez Ballesta, Salvador

 

1957

Plata Calvert, Antonio

Río Muni

1957

Pozo Ariznavarreta, Raimundo

Río Muni

1942

Rey García, Generoso 

Fernando Poo

1957

Ruiz Jardín, Eduardo

Fernando Poo

1957

Ruiz, Ernesto

 

1957

Salbio Dutroy, Segundo

Fernando Poo

1957

Sánchez Navarro, Esteban

Fernando Poo

1957

Sánchez Pérez, Luis

 

1957

Serra Company, José

Río Muni

1956

Serrano Roldán, José

 

 

Trilla Torreguitart, José

 

 

Torres García, Alejandro

Río Muni

1957

Vilella Sánchez, José Manuel

1957

Vives Bonet, Laureano

1957

 


Campo de concentración
del antiguo Lazareto de Gando.
El blog "Memoria e Historia de Canarias" de Pedro Medina Sanabria recoge diferentes y variados
documentos de la represión en Canarias. Entre otros, la relación de Penas ordinarias conmutadas dimanadas de la Comisión Provincial de Exámenes de Penas de Las Palmas de Gran Canaria, encontrándose algunos de los republicanos guineanos condenados entre ellos, incluyendo algunos de los 150 del penal de Gando: "Llevábamos algunos meses en Gando cuando llegaron los detenidos en la Guinea española, que procedían de la isla de Fernando Poo y del territorio del Río Muni, a los cuales se habían incorporado los tripulantes capturados del vapor de la Compañía Trasmediterránea, llamado precisamente el Fernando Poo, hundido en las aguas del puerto de Bata. Eran aproximadamente unos ciento cincuenta en total, entre tripulantes y coloniales. De los primeros salieron las bajas más importantes que causó la expedición conquistadora."