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viernes, 27 de diciembre de 2019

Sobre arqueología y apologías imperiales


Puedes leer también Las ruinas de un imperio del blog "Arqueología de la Guerra Civil" de Alfredo González-Ruibal.

viernes, 20 de diciembre de 2019

El caso del viejo Gobernador que murió descalzo

Éste es un caso especial: la Guinea española contó con un gobernador integrante de la masonería y que fue fusilado.

¿Recordáis al gobernador Núñez de Prado?: Fue miembro de la masonería con el nombre de «Lafayette» y -en el periodo republicano- se afilió a la Unión Militar Republicana Antifascista-UMRA (la misma organización que salvó al crucero Méndez Núñez de pasarse a los golpistas).

En 1926, como General de Brigada, es nombrado Gobernador Militar de los territorios españoles del Golfo de Guinea, en cuyo destino permanece hasta proclamada la II Republica.

Contábamos en 80 años del exilio republicano español, que también sufrieron el exilio «funcionarios que pasaron en algún momento por la administración colonial, y acabaron inhabilitados para el cargo público y se vieron forzados al exilio. Son casos como el del doctor Juan Bote, León Felipe, boticario y administrador del hospital de Elobey que falleció en el exilio en México, Joaquín Mallo, presidente del Consejo de Vecinos de Santa Isabel que falleció en el exilio en Francia, o Guillermo Cabanellas de Torres, exSecretario del Gobierno General de la Guinea Española que falleció en el exilio en Argentina». Pero no sólo sufrieron el exilio... hubo de todo, hasta fusilamientos como el de Fulgencio Rosique Maya, el de Restituto Castilla González o el del gobernador Miguel Núñez de Prado Susbielas.



Celebraciones en Santa Isabel con motivo
de la llegada del nuevo gobernador.

Gonzalo Álvarez Chillida le dedica un párrafo al gobernador en Los gobernadores de Fernando Póo (1858-1930):
Los escándalos de corrupción y de abusos en la recluta de mano de obra del continente paras las plantaciones de Fernando Poo, que estallaron en la prensa tras la caída del dictador [Miguel Primo de Rivera], salpicaron a Núñez de Prado, quien abandonó la colonia el 19 de abril de 1931, reclamado desde Madrid por el Gobierno provisional de la recién proclamada república. Tenía entonces 49 años, y era el único de los últimos gobernadores de Guinea que permanecía como militar en activo. En Madrid supo ganarse a las nuevas autoridades, a pesar de su pasado primorriverista y monárquico. Pese a sus buenas relaciones con los misioneros claretianos, fue el único de los gobernadores de los que se tiene constancia de haber pertenecido a la masonería. Se inició en ella en 1923, antes del golpe de Primo de Rivera, pero al poco debió suspender sus actividades en la misma, que debió renovar durante la república. Durante ésta desempeñó puestos militares importantes, como el mando de la 2ª División orgánica, la Inspección General del Ejército o la Dirección General de Aeronáutica. Cuando la sublevación militar de julio de 1936 se mantuvo leal al Gobierno hasta el punto de que accedió a ir a Zaragoza a intentar revertir la insurrección en la ciudad del general Cabanellas, aun sabiendo de sus escasas posibilidades de éxito.
Tal vez, el hecho de que tanto Cabanellas como Queipo de Llano hubieran -según Ramón Franco- participado del intento del golpe de Estado republicano de diciembre de 1930, le hicieran confiarse.

Sin embargo, fue fusilado pocas semanas después.

En El general Miguel Núñez de Prado y el comandante Francisco León, asesinados por los franquistas en Pamplona en 1936 por defender la legalidad republicana desarrollan más su trágico final:
A su llegada a Zaragoza el avión fue confiscado, y Núñez de Prado y sus acompañantes fueron capturados: el mecánico se pasó a los sublevados, el piloto sería fusilado meses más tarde, y el comandante ayudante fue cosido a tiros el 26 de noviembre de 1936 con el pretexto de que había intentado fugarse. El propósito de Núñez de Prado era persuadir al general Cabanellas al mando de la V División Orgánica para que no se uniera a los sublevados. Éste y sus jefes le retuvieron varios días, hasta que fue trasladado a Pamplona. Hacia el 23 o 24 de julio de 1936 fue encarcelado en el fuerte de San Cristóbal (Pamplona) y fusilado poco después por órdenes de Mola. Hugh Thomas sostiene que junto a Núñez del Prado también fue fusilado su ayudante el comandante de caballería Francisco León López. Otros autores creen que fueron asesinados.
Por último, concluye el artículo:
La Asociación de familiares fusilados de Navarra (AFFNA), creen tener localizado el lugar exacto que alberga sus restos mortales, según el testimonio de Ricardo Sola testigo directo en solitario y oculto del fusilamiento, en el cruce a Murugarren de la carretera Bearin a Abarzuza (Navarra). Hay pleno convencimiento de que los ejecutados en aquel lugar el 10 de agosto de 1936 fueron el general Miguel Núñez de Prado y su ayudante, el comandante de caballería Francisco León López. Verdugos y prisioneros, todos con ropas militares, llegaron en un coche. Los 2 fusilados calzaban botas rojas de buena calidad y los ejecutores, se las quedaron. “..Se metieron en la pieza, aquí, de estas flores, ocho metros para arriba, en este orillo y... a ver, quitaros los zapatos, las botas. Se quitaron las botas..¡daros media vuelta! Pun, pun, al agujero..se cayó y todo. Aquí mismo, yo estaba aquí. Ahí había una pared..”.

Sorprendente el detalle de las botas... que recuerda al relato del cónsul británico tras el bombardeo y toma de Bata: "los prisioneros del Ciudad de Mahón fueron llevados a tierra a la 1:30 pm, bajo el sol abrasador. La mayoría de ellos no tenía zapatos. A todos les habían afeitado la cabeza. Hoy comienza la corte marcial. Se esperaba que los prisioneros fueran llevados a Canarias para ser juzgados, pero el comandante del Mahón parece tener poderes muy amplios y podrían ejecutarse aquí mismo las sentencias."



Tras el fusilamiento del viejo Gobernador, a su viuda le negaron durante años (hasta 1944) la pensión por carecer de certificado de defunción. «Su mujer, que se encontraba en Barcelona, ​​vendió la colección de objetos de Núñez de Prado en el Ayuntamiento de Barcelona, ​​y fueron incorporados a la Sección de Etnografía del Museo de Arqueología, bajo el nombre de 'colección de Arte Negro, armas y vasijas de los indígenas de Fernando Poo'. Ésta fue una de las colecciones que constituyeron los fondos del Museo Etnológico de Barcelona, ​​1948».

martes, 10 de diciembre de 2019

Entrevista a Antonio Nombela

Hace unos años empezamos nuestro paseo por la Calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel con La Gürtel de la CEDA en Guinea...:
La "denuncia Nombela" o "Caso Tayá" es una historia vieja... la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA) tuvo su propia caja B, un comisario Villarejo, su respectivo conseguidor como el pequeño Nicolás y un desconocido M. Rajoy que acabó generando la caída del gobierno de derechas en la II República... caída inesperada para los partidos que integraban la coalición, y cuya frustración por la consecuente victoria del Frente Popular desencadenó la ruptura del 18 de julio de 1936.
(...) Incluso entre la documentación elaborada por José Antonio Primo de Rivera en la prisión de Alicante, se incluye la referencia al "Asunto de Guinea..." como parte de su "síntesis moral" de los motivos que condujeron a la "rebelión" en julio de 1936.
Hoy reproducimos una entrevista de Mundo Gráfico a Antonio Nombela publicada en diciembre de 1935:

El ex inspector general de Colonias don Antonio Nombela, autor de la sensacional denuncia a las Cortes de "los tres millones de Tayá" habla a MUNDO GRÁFICO: "Para mí era un problema de conciencia, y no tenía más camino que el que he tomado".

El ex-Inspector general de las Colonias don Antonio Nombela Tomasich nos recibe en su domicilio de la calle de Narváez. El señor Nómbela es un hombre joven, sencillo, de pocas palabras, pero enjundiosas; de gesto sobrio y de modales francos. El escrito enviado a las Cortes por el ex inspector de Colonias denunciando graves irregularidades administrativas ha colocado a este funcionario en el primer plano de la actualidad. Nombela es Caballero de la Orden de San Fernando -tiene la laureada-, y ha vivido siempre alejado del barullo político.
Cuando el reportero le habla de la sensación que ha causado en las gentes su denuncia, nos responde con firmeza:
-No he querido ni he buscado el escándalo, y aquí, si hay escándalo, no es en mis palabras, sino en los hechos que denuncio. He ido demorando mi determinación a instancia del señor Chapaprieta y ante la promesa de que ellos resolverían. Por último, viendo que las Cortes iban a cerrarse, y cansado de recibir felicitaciones y de oír epítetos contra el señor Moreno Calvo, sin que en definitiva se sacara a la luz este asunto, opté por enviar mi escrito a la Cámara de los Diputados para que ella hiciera justicia. Yo no he estado afiliado nunca a ningún partido político, ni he sentido jamás deseos de mezclarme en ninguna lucha de partidos. Me he limitado a cumplir con mi deber y a ir donde se me ha mandado.
Y añade, después de una ligera pausa:
-No es cierto, como se ha dicho, que yo pedía la restitución de mi cargo. Al contrario, afirmé que al dar este paso no aceptaría ni reposición ni cargo alguno, sino que mi deseo se limitaba a que se hiciera justicia y se castigara a los culpables.
-¿Es usted militar, señor Nombela?
-Soy capitán de Aviación.
-Creo que es usted un hombre muy enterado de los problemas coloniales, y que a ellos ha dedicado su actividad.
-No sé si los conoceré bien o mal; pero lo que puedo decirle a usted es que he estudiado los problemas coloniales en los libros y en la realidad, con afanes de acierto. He estado diez años en África, dos años de subgobemador en Guinea, y para completar lo que se puede llamar, quitándole todo aire de jactancia o de pedantería, la «cultura colonial», fui comisionado -durante el Gobierno del señor Martínez Barrio- a Bruselas, Amsterdam, Amberes y París, para estudiar la organización de las Colonias y los centros coloniales extranjeros.
-Afirma usted en su escrito a las Cortes que la organización de nuestras colonias de África Occidental -Guinea y Fernando Poo- adolecen de taras y defectos que es necesario subsanar. ¿En qué consisten estos defectos?
-Es muy largo de contar. Precisamente en el decreto orgánico -con la creación de la Inspección de Colonias- estaba hecho por mí para limar estos defectos. Pero la mayoría de estos proyectos tropezaban con la obstrucción, tenaz e irreductible, del señor Moreno Calvo.
-La oposición del subsecretario de la Presidencia culminó en el asunto Tayá.
-Este acoso ha durado siete meses. El señor Moreno Calvo empleaba conmigo desde la amenaza a la conminación o el soborno verbal. Todo era inútil, por la sencilla razón de que yo he pensado siempre que el Estado me pagaba a mí para que defendiera los intereses del país; y el señor Moreno Calvo -como usted habrá leído en el escrito mío- opinaba lo contrario. Por eso, en una de las muchas discusiones que tuvo conmigo exclamó irritado: «¡Qué... tanta defensa del Tesoro!»
-¿Todos los asuntos de las Colonias pasaban por las manos de usted?
-Todos. Ahora que en este asunto de Tayá, o sea del cheque de los tres millones trescientas diez y ocho mil pesetas, con la orden del Consejo de Ministros, mi responsabilidad era solamente de índole moral; pero como yo veía que aquello no era una cosa limpia, creí mi deber oponerme con todas mis fuerzas para que se frustrara el propósito del señor Moreno Calvo. Para mí era un problema de conciencia, y no tenía más camino que el que he tomado. Ahora estoy tranquilo.
-¿Trató usted al señor Tayá?
-Yo no he visto al señor Tayá más que una vez. Sólo ha hablado conmigo en una ocasión.
-Sobre este tema interpeló al Gobierno el diputado señor Cano López.
-Cuando el señor Cano López llevó este asunto al Parlamento, yo no tenía el gusto de conocerlo. Ahora, sí.
-«Me consta -dice usted, señor Nombela, en su escrito a las Cortes- que ninguna investigación se efectúa respecto de la gestión del señor Moreno Calvo, tan públicamente denunciada y conocida no solamente en el asunto que nos ocupa, sino en otros muchos, como el de la Comisión de Agricultores, Productores de Cacao y Chocolateros»... ¿Qué hay en estas palabras suyas?
-En esto de los Agricultores, Productores de Cacao y Chocolateros -arguye el señor Nombela- hay cosas interesantísimas, de delicada índole moral, que es necesario que conozca el país, y no -como ahora ocurre- sólo un número determinado de personas. Por eso yo pido una investigación que deje al descubierto de una forma clara y diáfana la conducta de cada uno, y que al que haya hecho granjeria y cotización de su cargo se le castigue. Pero, en fin, esto está entregado al Parlamento, y él hará justicia, como lo ha hecho otras veces. Por eso digo en mi documento que, «movido principalmente por estímulo de este doloroso pero estricto deber de ciudadanía, de promover la sanción de los que delinquen desde los altos puestos que les confía la nación, y por la justa aspiración de que en el lugar donde se ha puesto mi honor en entredicho .se depure mi conducta y se proclame mi correcto proceder, acudo, en ejercicio de un derecho constitucional, a las Cortes con este escrito».
Estrecho la mano del señor Nombela, le felicito por su actitud, y me voy.
El reportaje ha terminado.

domingo, 8 de diciembre de 2019

Requeté tropical

Joaquín Coll y Astrell en Guinea.
Vimos anteriormente en Falangistas morenos o El Cejas en Bata, que la Falange contaba con presencia en el territorio ecuatorial: «meses antes del 18 de julio existían milicias de Falange en Santa Isabel, organizadas por Luis Ayuso Sánchez-Molero, capitán de la Guardia Civil (...), las cuales apenas declarado el estado de guerra se presentaron correctamente uniformadas y equipadas».

Pero ¿y el carlismo?

El carlismo tuvo presencia efímera en el territorio desde que a raíz de las fallidas guerras carlistas sus militantes fueran deportados a Filipinas y Fernando Poo.
De hecho, en 1876 hay censados «71 deportados carlistas, la mayoría ya indultados, adaptados al país».

Y aunque parezca anecdótico, el carlismo dejó su impronta en la Guinea Española: precisamente Iradier acabó en el golfo de Biafra, tras coincidir en 1873 con el explorador Stanley, que en esa época era corresponsal del New York Herald cubriendo el conflicto carlista.
Pero Iradier, como francmasón, es muy poco probable que fuera carlista.

Sí hay otros casos con vinculación real y mayor permanencia, especialmente entre algunos finqueros de origen catalán:

Es un buen ejemplo Joaquín Coll y Astrell, médico y periodista que dirigió la revista África y que poseía importantes propiedades en la isla de Fernando Póo, donde pasó bastantes temporadas. 

Pero si la última guerra carlista y los deportados son del siglo anterior, y el propio Coll falleció en 1910....  ¿qué fue del carlismo en la Guinea Española durante el golpe del 36?

Quien nos haya acompañado por este paseo a lo largo de la calle 19 de septiembre de la vieja Santa Isabel, no le resultará desconocido el nombre de Teodomiro Avendaño y del Hoyo, finquero y responsable de la fuga de los oficiales del crucero Méndez Núñez.

Según Historia del Tradicionalismo Español, en Fernando Poo existía un «núcleo carlista de prestigio dirigido por el hacendado don Teodomiro Avendaño». 

Y éste fue un actor clave en el triunfo de los golpistas en la isla.

Ya había tenido contradicciones anteriores con el gobernador por discrepar con las regulaciones laborales que estaba impulsando (se puso coto a la recluta de nativos realizada hasta entonces, siendo sustituida por bolsas de trabajo reglamentadas), ejerciendo Avendaño su oposición como presidente de la Cámara Agrícola.

Avendaño, entrevistado en octubre de 1932.

En el verano de 36, con el inicio del conflicto, asumirá nuevamente un rol protagónico entre los confabulados (el denominado sector clerical y lobby agrícola), canalizando las reuniones del casino y de la Cámara Agrícola.

Cuenta el diplomático Francisco Pascual de la Parte en Las Puertas del Paraíso que «una noche, tuvo lugar una reunión en el barracón de la Cámara. Allí estaban los hacendados, presididos por Teodomiro Avendaño, algunos mandos de la Guardia Civil, el jefe de la Guardia Colonial y su ayudante, (…). Avendaño comenzó la alocución patriótica que ya traía preparada. Siguieron intervenciones de los oficiales del Méndez Núñez que habían quedado en la isla tras el motín de la marinería. Su prestigio era alto y su nivel cultural muy superior al de todos los presentes, de modo que fueron escuchados con mucha atención. El principal objetivo de la reunión era confirmar la actitud que adoptarían las fuerzas del orden. Estas se hallaban compuestas por unos 500 hombres en total, que incluían efectivos de la Guardia Civil y seis compañías de la Guardia Colonial a las órdenes un teniente coronel llamado Luis Serrano Marangues. Para tranquilidad de los hacendados, en la reunión quedó claro que las simpatías de las fuerzas del orden, sin excepción alguna, se decantaban hacia el bando nacional».

Según "La guerra silenciosa y silenciada" de los hermanos Salvador y Fernando Moreno de Alborán y Reina, en el proyecto de hacerse con el crucero Méndez Núñez, pensaron incluso incluso en su voladura. A tal efecto, el finquero fernandino Maximiliano Jones, por mediación de su vecino Avendaño, facilitó la dinamita que fue transportada a pie por el teniente de complemento Velo desde San Carlos a Santa Isabel. El proyecto se frustró por haber llegado a oídos del propio Gobernador el cual ordenó registrar la casa del Sr. Avendaño donde se incautaron algunas de las armas que poseía.

En cualquier caso, estos preparativos fueron frustrados por la deposición de los oficiales del Méndez Núñez y su confinamiento en la hacienda de Avendaño en San Carlos. Y si bien esas reuniones fueron la base del posterior golpe del 19 de septiembre, la posterior fuga de los oficiales organizada por -y con- el finquero, le impidió participar en el mismo.

La información es escasa: Cuenta La Guinea Española en el obituario (falleció en 1962) de Avendaño, que éste les habría  acompañado hasta Canarias en la huida, y que regresó para participar  de la toma de Bata entre los voluntarios canarios del Ciudad de Mahón. En esa acción asumió el nombre de guerra de "sargento Paisa".
Tras el sometimiento de la zona continental, el "sargento Paisa" asume de forma interina la subgobernación de Bata, siendo recibido y festejado a los pocos días en la isla, para retornar poco después a la península, en donde participa en Salamanca de las negociaciones entre Franco y Salazar. Recalca el artículo que el finquero contribuyó además con su patrimonio personal al sostenimiento del bando franquista, hasta poner en riesgo su propia economía. 
Tras la guerra se valoró su nombre como gobernador general y Jefe Provincial de la recientemente unificada Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. en los Territorios Españoles del Golfo de Guinea, rechazando Avendaño el ofrecimiento, para volcarse en sus negocios y en la participación activa en la Cámara Agrícola.

Él fue quien dio empleo en la década de los cuarenta al coronel Félix Muedra como gerente de su empresa Bokoko (gestora de la finca Avendaño, antigua hacienda Jones). Muedra, había sido un militar republicano asignado al Estado Mayor del Grupo de Ejércitos de la Región Central sobre quien siempre cayó la sospecha de connivencia con los franquistas (se le señaló reiteradamente como saboteador y quintacolumnista en el frente de Madrid).

Pasadas las décadas -seguirá su obituario- las oxidadas armas que había reunido a escondidas para el alzamiento en Santa Isabel y que usó para secuestrar la lancha con la que huyó de la isla en el 36, generaron sospechas en una generación más joven de autoridades franquistas, por lo que los viejos compañeros de la guerra tuvieron que interceder por él para evitarle problemas.

Completamos su biografía con un par de detalles familiares: el sargento Paisa había nacido en Liendo (Cantabria) en 1896, en una familia indiana que había hecho fortuna en Cuba y Nueva Orleans. De hecho su tío Peregrino Avendaño había sido comandante confederado de la milicia española de esa ciudad.

Fragmento de Cuaderno de viaje a África de Mª de las Nieves Braganza Borbón.
Archivo de la familia Borbón-Parma, PARES.

No tiene que ver con esta historia... pero os dejamos un bonus track en forma de carta certificada de ¿1943? de un desconocido "T. Avendaño" desde Bokoko al capitán de artillería Luis Gil-Delgado Agrela en Madrid.




domingo, 1 de diciembre de 2019

Fallecimiento de Manuel Pérez Teira en prisión

La información sobre Guinea Ecuatorial es escasa y dispersa... y en lo que al golpe de Estado del 36 se refiere, éste se resume habitualmente en un par de anécdotas.

Sin embargo, razonaba Patricio Nbe en su viejo blog que «nunca se ha hablado entre los colonos de las ejecuciones de blancos peninsulares y españoles por parte de sus homónimos que parece ser que hubo en los primeros días de la guerra, ni siquiera de las batallas de la guerra civil en Guinea», como fue el fusilamiento de Luis González Peña.
Pero tampoco hay datos sobre los fallecidos en prisión (como Jaime Gay Compte)... o con motivo de su paso por ella como es el caso de Sebastián Nacarino Romero.

Pedro Medina Sanabria está realizando un gran trabajo para permitir el acceso a diferentes expedientes a través de su blog, y éste nos cuenta del Fallecimiento de Manuel Pérez Teira en prisión preventiva, durante el periodo de instrucción: tripulante (timonel según el 2º oficial Francisco Seguí Darder) del "Fernando Poo", no llegaría a ver los muros del campo de concentración de Gando. A Pérez Teira apenas le dio tiempo de declarar el 20 de octubre ante Juan Fontán, juez nombrado para el esclarecimiento de los hechos ocurridos en el vapor “Fernando Poo” el 14 de octubre de 1936, y pasado el mes de esa declaración falleció en Santa Isabel.

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[Oficio encabezado por el escudo republicano español, y membrete de los Territorios Españoles del Golfo de Guinea]
109
Tengo el honor de informar a V.S. en contestación a su atento escrito de fecha de ayer, que el tripulante del “FERNANDO PÓO”, Manuel Pérez Teira, ingresó en este establecimiento, el día 24 de Noviembre del año próximo pasado, gravemente enfermo de Pleuresía, y falleció el día 1º de Diciembre siguiente, a consecuencia de emplema de la pleura del lado izquierdo, obrando el correspondiente certificado de defunción, en el Registro civil de este Juzgado Municipal.
Dios guarde a V.S. muchos años.
Sta. Isabel 20 de Enero de 1936.
[Firma rubricada]
[Al pie]
Sr. Juez Eventual Militar, Don José González, Capitán.
en la Cámara Agrícola.

Cfr.: Archivo del Tribunal Militar Territorial 5.- 9342-297-21.- Causa 24 de 1937.- Folio 109.
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Salta a la vista que, en este documento, el año de la fecha debía haber sido 1937, y no 1936.
Lapsus calami típico del cambio de año.