CB

domingo, 26 de enero de 2020

Procesando a la tripulación del Fernando Poo

El Capitán Emilio Ley Arata, directivo de la Trasmediterránea, afirmaba el 12 de noviembre de 1936 en un artículo de La Prensa: «Los oficiales del barco casi todos son rojos. El oficial que se exceptúa de haber estado de parte de los marxistas es el señor Devesa, casado con una joven de Las Palmas, de familia muy conocida. El Capitán del Fernando Póo, don Antonio Pasaje Respeto (sic), estaba también de parte de los rojos. Resultó muerto en el accidente del Fernando Poo el primer maquinista Eduardo Selma, marxista».

Así, en la entrada Inicio de causas contra los tripulantes del vapor "Fernando Poo" recogíamos el inicio de un proceso y en la Sentencia del Consejo de Guerra contra el personal del Fernando Poo, la resolución del Consejo de guerra que conduciría a la tripulación al campo de concentración del viejo Lazareto de Gando, en Canarias.

No se procesará a toda la tripulación, ya que aparte de «el primer maquinista Eduardo Selma, marxista» muerto en el hundimiento, hubo otros que se ahogaron en la bahía de Bata (o que se dice que desaparecieron como el barbero Caparrós) o como Manuel Pérez Teira que falleció en la prisión de Santa Isabel sin llegar a juicio.

El incansable Pedro Molina Sanabria ha rescatado el auto de procesamiento, y en su blog podrás leer igualmente las transcripciones de las declaraciones que tomó el capitán Fontán durante las instrucción inicial en Santa Isabel:

---

115
 A.0.026,761*
 AUTO DE PROCESAMIENTO
En Santa Isabel a veintiséis de Enero de mil novecientos treinta y siete.
RESULTANDO que el día catorce de Octubre del pasado año y con ocasión de encontrarse el barco rebelde “FERNANDO PÓO”, en aguas jurisdiccionales de Bata (Guinea continental) en poder de un “Comité Rojo”, formado por el Segundo radiotelegrafista Francisco Pérez Rodríguez, como Presidente; Secretario, el Cuarto Maquinista Vicente Filló Places; Vocales, Francisco Seguí Darder, Segundo Oficial; Domingo López Santos, engrasador; Antonio Tarí Quiles, Ayudante gambucero y Juan Calvo, marinero (estos dos últimos huidos durante la operación), así como también del Tercer Maquinista Manuel de dios y del Águila, que perteneció al Comité y estar de acuerdo en todo con el mismo, los que estaban erigidos en dueños del mencionado barco, hizo acto de presencia en dichas aguas la motonave “Ciudad de Mahón” transformada en Transporte de Guerra conduciendo fuerzas afectas al Movimiento del Glorioso General Franco al objeto de apresarle y sumar la Guinea al Movimiento Nacional, entonces en poder de los rojos, para lo cual se le disparó en señal de aviso para su entrega, contestándose del barco “Fernando Póo” con fuego de fusilería y pistola, poniéndose en movimiento y tratando de levar anclas para abordar al “Ciudad de Mahón”, el cual le bombardeó entonces para su defensa; así como también fue agredido un voluntario de Expedición el marinero Antonio Dieste Ojea que le dio un golpe con una botella. Está comprobado que el Capitán del barco Don Antonio Pasajes Repeto, tenía en su poder la clave de comunicación y hacía la traducción de los radios con el Segundo radiotelegrafista Francisco Pérez Rodríguez, Presidente del comité Rojo,  por imposición del Comité, pero pudo el Capitán haber desaparecido la clave, evitando así el que se comunicara el Comité con Madrid y recibiese la tripulación toda clase de noticias, consintiendo además el Capitán el que se remitiesen por la radio del barco los Radios del Subgobierno de Bata; también está comprobado que en el barco se hacían guardias armadas por la tripulación de vigilancia al barco y a los prisioneros de Bata que los habían trasladado al “Fernando Póo”, estas guardias las hicieron: los Camareros Manuel Tarí Quiles, Aristoteles Montolio Villalonga, Miguel Vivól Padró, Manuel Ferreiro Nieto, Juan Ruiz Sánchez, Antonio Pascual Pons; por el Marinero Antonio Dieste Ojea; por el ayudante lavandero Mariano Juan Más; por el Engrasador Adolfo Celis Mones, el encargado de tercera Francisco Cano Bravo, el Enfermero Manuel Diaz Diaz, el marmitón Claudio Hidalgo Quintanilla y por el Marinero Rafael Ginart Martín; y por último que el resto de la tripulación que se encuentra presente formada por el primer Oficial Rafael Muñoz García,; el Segundo Oficial Francisco Zamora Esclazans; el Tercer Oficial Jacinto Devesa Paredes; Primer radiotelegrafista Enrique López Astudillo; el Médico Antonio Fuertes Villavicencio; el practicante Francisco Aramendía Armendariz; el Cuarto Maquinista Vicente Filló Places; el Ayudante de Máquinas Pedro Bertran y García Barona; los Electricistas Jaime Tomás Romea, León Mercader Navarro, José Bo Ferráz; el Panadero Juan Munar Lladoz; el Gambucero Joaquin Bru Masip; el Ayudante Gambucero José Baches Uach; el grumete Juan Fernandez Hermo; el repostero Juan Timoteo Alemani; el lavandero Enrique López Bravo; el Jefe de cocina Antonio Petit Poriel; el segundo cocinero Fernando Barba Mercero; el Mayordomo José Fuster Tabaloyes; el ayudante de cocina Paulino Olivares Manzárraga; los engrasadores : Joaquin Barceló Chico y Leopoldo Martinez Ramos; el Marmitón Pedro Pereira Guerra; mozos de cubiertas: Antonio Hernández Sierro, Manuel Hidalgo Gálvez; los camareros: José Marín Verdejo,
Juan Ballesteros Palea, José Listán Posada; Antonio Reboul de Torres-Pardo; David Sanz López; Antonio Solabres Morales y las Camareras Virtudes Torres Subirats y Rosa Gran Espí, no se deduce responsabilidad alguna, en el hecho relatado, más que una cobardía colectiva.
CONSIDERANDO que los hechos relatados en el anterior resultando pueden calificarse a los solos efectos de instrucción, y sin perjuicio de la ulterior calificación que pudieran merecer, como Constitutivos de un delito de Rebelión Consumado, previsto en el Código de Justicia Militar en el artículo doscientos treinta y ocho del cual aparecen presuntos autores el Comité del barco; Presidente, Francisco Pérez Rodríguez, Secretario Vicente Filló Palces, Vocales Francisco Seguí Darder, Domingo López Santos, Antonio Taré Quiles y Juan Calvo (estos dos últimos ausentes y el ex – componentes del Comité Manuel de Dios y del Águila; como constitutivos de un delito consumado de Auxilio a la Rebelión previsto en el Código de Justicia Militar en el artículo doscientos cuarenta a Antonio Pasajes Repeto, Manuel Tarí Quiles, Antonio Dieste Ojea, Mariano Juan Más, Adolfo Celis Mones, Francisco Cano Bravo, Manuel Diaz Diaz, Aristoteles Montolio Villalonga, Miguel Vivól Padró, Manuel Ferreiro Nieto, Juan Ruiz Sánchez, Antonio Pascual Pons, Claudio Hidalgo Quintanilla y Rafael Ginart Martín; y como constitutivo de un delito de insulto de obra a fuerza armada previsto en el Código de Justicia Militar en el artículo doscientos cincuenta y tres a Antonio Dieste Ojea.
CONSIDERANDO que en atención en el anterior, es pertinente decretar el procesamiento de aquellos, de conformidad con lo prevenido en el artículo cuatrocientos veinte y uno del Código de Justicia Militar, en relación con el trescientos ochenta y cuatro de la Ley de enjuiciamiento Criminal.
CONSIDERANDO que dada la naturaleza del hecho y las penas que en su día pudieran corresponder por consecuencia de las figuras criminosas apuntadas, se está en el caso de decretar la prisión incondicional.
SE SECLARAN procesados por esta Causa a Francisco Pérez Rodríguez, Vicente Filló Palces, Francisco Seguí Darder, Domingo López Santos; Antonio Tarí Quiles, Juan Calvo, Manuel de Dios y del Aguila; Antonio Pasajes Repeto, Manuel Tarí Quiles, Antonio Dieste Ojea, Mariano Juan Más, Adolfo Celis Mones, Francisco Cano Bravo, Manuel Diaz Diaz, Aristoteles Montolio Villalonga, Miguel Vivól Padró, Manuel Ferreiro Nieto, Juan Ruiz Sánchez, Antonio Pascual Pons, Claudio Hidalgo Quintanilla y Rafael Ginart Martín, con los cuales se entiendan en forma las diligencias sucesivas, notifique este Auto a los encartados, instruyéndolos de los beneficios y recursos legales; recibansele declaración indagatoria, evacuando con urgencia las citas útiles que resulten y reclámense los antecedentes penales y la certificación de nacimiento librando los oficios necesarios.
SE ELEVA a prisión provisional la detención que sufren los procesados antes mencionados, librándose el correspondiente mandamiento para el Jefe de la Prisión en que se encuentran.
Así lo mandó y firma el Señor Capitán de Artillería Don José González Garcia, Juez Instructor, de lo que yo el Secretario doy fé.
[Firmas someramente rubricadas de JOSÉ GONZÁLEZ GARCÍA y LEON HERNÁNDEZ BENÍTEZ].
DILIGENCIA DEL JUEZ CAPITÁN GONZALEZ
En Santa Isabel a veintiséis de enero de mil novecientos treinta y siete.
No procede solicitar antecedentes penales y certificación de nacimiento de los procesados, por no existir comunicación con Madrid para los antecedentes penales y con las demás provincias de donde son los procesados.
Lo proveyó rubrica S.Sª; doy fé.
[Somera línea rubricadora de JOSÉ GONZÁLEZ GARCÍA y abreviada firma de LEON HERNÁNDEZ BENÍTEZ].
Cfr.: Archivo del Tribunal Militar Territorial 5.- 9342-297-21.- Causa 24 de 1937.- Folios 115 a 117.

miércoles, 22 de enero de 2020

Ojos que no ven

Juan Valbuena, en su proyecto sobre la relación entre España y Guinea Ecuatorial, Ojos que no ven,corazón que no siente, describe este periodo:

Imagen familiar en el parque de Punta Fernanda, al fondo Monumento a los Caídos en la guerra civil.
Fotografía del album familiar de Erika Reuss incluido en la selección de OQNVCQNS.
«España y Guinea estaban muy lejos, las escasas comunicaciones consistían en un barco mensual y la inercia política fue convirtiendo a la colonia africana en una especie de virreinato donde los sucesivos gobernadores tenían atribuciones casi absolutas. La inestabilidad social de la metrópoli llegaba amortiguada y con mucho retraso: la instauración de la II República en 1931 no supuso grandes cambios en la cuestión colonial, si bien se nombró por vez primera a un civil como Gobernador de los Territorios Españoles del Golfo de Guinea. Duró poco en el cargo: era el otoño de 1932 y, en su primer viaje de reconocimiento, el diplomático Gustavo de Sostoa fue asesinado en extrañas circunstancias por el Sargento Castilla, la máxima autoridad de la remota isla de Annobón. Tres años después tiene lugar un episodio vinculado a Guinea con una gran repercusión en la política española: el Inspector General de Colonias, Antonio Nombela, puso en conocimiento de las Cortes un caso de corrupción vinculado a la cancelación de un contrato público de transportes marítimos con la colonia. El escándalo consiguiente dio pie a la ruptura de la coalición conservadora en el poder y la posterior convocatoria de las elecciones, en febrero de 1936. La victoria del Frente Popular en esos comicios se considera el punto de no retorno que desencadenó el levantamiento del ejército y la trágica Guerra Civil, un conflicto que acabó con la victoria del General Franco y su nombramiento como Caudillo de España.

El día 18 de julio de 1936 fue un día normal en la colonia, donde glorioso, alzamiento y nacional son tres palabras que no describen lo ocurrido. Hasta el mes de agosto no hubo movimientos significativos, estos devinieron en la paradójica situación de que, durante algunas semanas del mes de septiembre, el continente permaneciera fiel al gobierno republicano del Frente Popular mientras la isla ya se había alineado con las tropas sublevadas. En octubre hubo un único enfrentamiento armado que se saldó con dos soldados negros muertos, uno por cada bando. También fallecieron por error los llamados Mártires de Bata, unos seglares y religiosos hechos prisioneros en las bodegas de un barco hundido por el fuego amigo del Ciudad de Mahón, nave que llegó desde Canarias con tropas leales a los golpistas para tomar el control de la región continental. Desde ese momento, Guinea fue zona nacional. La Administración española resultante modificó los estatutos del Patronato de Indígenas, ahondando más en la separación entre indígenas y negros emancipados, cuyos derechos eran equiparables a los de los blancos gracias a su “grado de cultura, educación, moralidad y posición económica” individual o familiar. En esta rígida estructura legal, que se mantuvo vigente hasta los años sesenta, serían considerados indígenas -sujetos sin independencia jurídica efectiva- todas las personas negras, ya fueran originarias de Guinea o hubieran llegado como comerciantes o fuerza de trabajo en cualquier momento. Poco a poco, la colonia dejó de ser un lugar abierto al que se podía llegar sin papeles. Se disparó la expedición de documentos y salvoconductos (wakabuk, en pichin), la burocracia y la fotografía útil aparecieron con fuerza en escena y se generalizó el control de movimientos por el territorio. Se empezó a perseguir la ociosidad, el comercio informal y se impuso la habitual construcción “vagos y maleantes”. Pese a todas estas medidas, no se consiguió establecer un mecanismo fiable de identificación y marcación de origen, por lo que existió bastante confusión, y muchas personas fueron asignadas erróneamente a lugares o grupos humanos a los que no pertenecían. Como cuenta Enrique Martino, el valiente investigador español que puso en marcha opensourceguinea.org, sigue sin haber una estructura individualizadora fuerte, la gente tiene varios documentos diferentes y las cifras de los censos bailan a lo largo de las décadas (...). Las dificultades económicas consecuencia de la Guerra Civil y el aislamiento internacional tras el fin de la Segunda Guerra Mundial hicieron de España un país eminentemente autárquico. Las necesidades de abastecimiento de materias primas en todos los sectores convirtieron los productos procedentes de Guinea en preciados bienes. La oferta y la demanda de los mismos no dejó de aumentar en décadas, propiciando las explotaciones privadas intensivas: especialmente de madera en el continente y de cacao en la isla. La presencia del Estado estaba destinada a garantizar el bienestar de los colonos -ahora llamados coloniales-, sus posesiones y sus negocios. Se estima que el 90% de las exportaciones de productos que salían de los Territorios Españoles del Golfo de Guinea llegaban a los puertos de la península, en una relación de dependencia económica característica del colonialismo. El escaso número de españoles que ha habido siempre en Guinea es llamativo; sin duda, esto ha propiciado históricamente una especie de régimen de finca privada protegida por recursos públicos, lo que acaba explicando ciertas inercias en la relación entre ambos territorios. Es sorprendente también el reducido número de familias de guineanos casi todas de origen Krio, que acabaron residiendo en España, muchas de ellas en Barcelona y Bilbao. Como contraejemplo de la historia de aquellos años: José Grey Molay, nacido como Carlos Graykey en Barcelona en 1913. Brillante estudiante que no pudo acabar Medicina por el estallido de la Guerra Civil, luchó en ella por el bando perdedor y, como muchos otros españoles, tuvo que exiliarse, cruzando a pie los Pirineos. En la Segunda Guerra Mundial fue derrotado de nuevo en territorio francés, capturado e internado en el campo de concentración de Mauthausen donde, según la investigación llevada a cabo por la periodista Lucía Asué Mbomío, le adjudicaron el número 5124, la S de Spanier y el triángulo azul de los apátridas. Fue el único prisionero negro retratado por el fotógrafo español Francisco Boix, cuyas imágenes y testimonio se utilizaron en los Juicios de Nuremberg. Liberado en 1945, nunca quiso volver a España y hasta 1982 vivió en La Corneuve, un barrio de la periferia de París con gran número de vecinos de origen africano....».


sábado, 18 de enero de 2020

Patrimonio en llamas

Fotografía de la catedral vieja (de hierro),
gentileza Crónicas de la Guinea Ecuatorial
Estos días la noticia del incendio en la Notre Damme ecuatoguineana acapara titulares en los medios de comunicación.

Tal y como recoge el comunicado del recientemente conformado Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, se trata de «un monumento emblemático que forma parte del patrimonio y de la historia conjunta de Guinea Ecuatorial y España al haberse inaugurado en 1916, con la participación, entre otros, del renombrado arquitecto Antonio Gaudí».

El incendio -dirán los medios- se habría generado durante las obras de mantenimiento de la catedral, afectando a la estructura de madera entre las bóvedas y sobrecubierta, recorriendo el fuego el techo y crujías de madera de la nave hasta encontrar la salida a modo de chimenea por la esfera del reloj luminoso y el rosetón alojado entre las torres mellizas conocidas como Alfonsa y Claudia. El daño parece focalizarse en la cubierta y bóvedas del transepto y ábside, sin afectar a los nervios de los arcos ojivales laterales. La imaginería religiosa no se habría visto afectada, por haber sido retirada con anterioridad con motivo precisamente de las obras. Y el archivo diocesano, otra joya del patrimonio (documental, en este caso), estaría custodiado en la casa parroquial colindante, que no fue alcanzada por el incendio.

No es la primera vez que el fuego se ceba con la seo de Malabo: la construcción original de los jesuitas se incendió en 1888, por lo que fue reemplazada por otra temporal de hierro, fabricada en Europa y ensamblada en Santa Isabel.

La actual, de estilo neogótico, fue concebida por el padre Luis Sagarra y supervisada por Antonio Gaudí. Su construcción corrió a cargo de los propios claretianos y de los aprendices de su Colegio de artes y oficios de Banapá, siendo sufragada con aportes colectivos de la sociedad civil y administración pública. Contaba José Carlos Muñoz en su desaparecido Rincón Histórico que «Los gastos de la construcción y ornamentación, que superaron las 500.000 pesetas, contribuyeron varios indígenas de la colonia, incluso protestantes, así como individuos y casas comerciales nacionales y extranjeras radicadas en la colonia. El gobierno español dio 20.000 pesetas para la Iglesia y 25.000 para la terminación de las torres».

«La primera piedra del nuevo templo -relata La Guinea Española- se bendijo solemnemente ante un público inmenso el 19 de marzo de 1899, festividad de San José, a quien habían estado dedicadas las dos iglesias anteriores. Hizo de padrino el Gobernador General Excmo Sr. D. José Rodríguez de Vera y bendijo la primera piedra el Ilsmo P. Armengol Coll con gran satisfacción de su alma. Los documentos referentes al acto fueron guardados en una botella que fué colocada junto con la primera piedra en el ángulo S.E. de la catedral».
Desfile en honor del gob. gral Latorre Alcubierre

En sus más de 100 años de existencia acumula historia y anécdotas, como su forzosa desacralización en la década de los setenta, al ser incorporada al complejo presidencial por Macías y usada de almacén.

Y hoy, vuelve a tener un futuro incierto, por diferentes circunstancias...

No es ajeno a esta situación la carencia de una ley de patrimonio en vigor en Guinea Ecuatorial.
Es cierto, que en determinados supuestos, las regulaciones españolas son fuente normativa del derecho ecuatoguineano. En teoría se podrían aplicar -de forma subsidiaria- en el ámbito patrimonial y monumental las leyes de protección imperantes en el territorio hasta el 12 de octubre de 1968, al igual que se aplican sin ningún rubor en otros ámbitos sociales y económicos.

Lamentablemente, cuando en España se realizó con el Gobierno provisional de la República el primer gran ejercicio nacional de protección patrimonial, en la relación de 798 bienes incorporados al Tesoro Artístico Nacional (decreto de 3 de junio de 1931) no incluyeron ningún monumento histórico-artístico ubicado en territorio africano (ni si quiera de las islas Canarias, Ceuta o Melilla). Adoleciendo nuevamente de esa carencia el posterior Inventario publicado en 1967.

Catedral vista desde el patio del desaparecido (2018) colegio de los claretianos, reconvertido hasta su demolición en el hotel Sofitel Presidente.
Fotografía gentileza de Crónicas de la Guinea Ecuatorial

Torres de la Catedral al fondo de la vieja calle 19 de Septiembre
Sí hay algunos artefactos antropológicos de origen ecuatoguineano que -por formar parte de otras colecciones en España- cuentan con reconocimiento y protección, pero la centenaria catedral ubicada en la vieja plaza de España (actual plaza de la Independencia) al inicio de la avenida del General Mola (actual avenida de la Independencia) carece siquiera de ese tipo de protección legal subsidiaria, al igual que la carecía el viejo ayuntamiento derruido en 2006


Así, mientras que -por ejemplo- los toros de Osborne son "patrimonio artístico y cultural" en España (desde 1994)... en la joven república éstos languidecieron hasta desaparecer, ante la mirada indiferente de las autoridades.

Plaza Correos de Bata
Es probable, que el único sitio patrimonial que hubiera contado con esa protección supletoria hubiera sido el parque nacional de Monte Alén, ya que si bien el golpe de estado de 1936 le privó de la aplicación de los compromisos derivados de la Conferencia para la Protección de la fauna y de la flora en África de 1933, éste podría haber estado protegido por la limitada regulación del Reglamento de Caza en Guinea de 1954.
En su caso, la aprobación de las áreas protegidas (Ley n° 8/1988)​ en el país y posteriormente con la creación del parque nacional (Ley n° 3/1997) convierte esa posibilidad en una ociosa elucubración.

En definitiva, hace falta un ley del patrimonio.





Por último, os compartimos un par de históricas imágenes con las torres Alfonsa y Claudia, de 40 metros de altura, como protagonistas.

«Los T6 eligieron un pase precioso entre las torres de la catedral», se relata en Crónicas de la Guinea Ecuatorial.

Imagen del vuelo del hidroavión de la Patrulla Atlántida, finales de 1926/enero de 1927.

  • Si te ha llamado la atención la fotografía del hidroavión de la Patrulla Atlántida surcando el cielo en dirección a Bata..., sigue las actualizaciones de este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel, ya que pronto le dedicaremos una entrada.





miércoles, 15 de enero de 2020

De Arganda a Las Palmas

Una vez más, el incansable Pedro Medina Sanabria nos facilita información a la que de otra forma sería difícil llegar...
Así, en la entrada Teniente Rodrigo Miralles, evadido de zona roja de su blog se recoge el inicio en Canarias del consejo de guerra al teniente Miralles por auxilio a la rebelión pese a su deserción del ejercito republicano en Arganda.

Pero... ¿remitido a Canarias desde Arganda? ¿auxilio a la rebelión habiendo desertado?

Y ahí es donde entran los sucesos del territorio ecuatorial:

De hecho, Rodrigo Miralles es citado recurrentemente en este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel. Según El Liberal de 6 noviembre de 1936, tras el bombardeo de Bata y tras la salida intempestiva del subGobernador Hernández Porcel, Miralles habría intentado infructuosamente junto otros 19 ciudadanos evitar el desembarco del Ciudad de Mahón, y ante la superioridad numérica y armamentística del enemigo, se habría replegado igualmente hacia la frontera: «más tarde, y en un camión, se dió también a la fuga Rodrigo Miralles, acompañado por diecinueve individuos». Según la declaración de Fernando Barba Macero -cocinero del Fernando Poo- realizada ante el capitán y juez instructor Juan Fontán, gracias a la gesta de eso 20 últimos defensores de la playa de Bata parte de la marinería del Fernando Poo pudo llegar a tierra firme: «estaba preparando el almuerzo, tirándose luego a la motora y llegando a tierra donde se encontró a la familia Miralles, recogió a los chicos, huyendo al bosque, y que en la motora iban el cocinero Antonio Villanueva, el marmitón Benito Pérez que embarcó en Barcelona, el Ayudante de cocina Paulino Olivares y el declarante; y que en la motora llevaba un fusil un tal Córdoba, no recordándo el nombre».

Estos 20 últimos defensores, son igualmente los que en la retirada se llevaron consigo las setecientas  cincuenta mil pesetas del Banco Exterior, que custodiaba el cajero Luis Cruz, y lo entregaron a la República una vez que llegaron a tierras valencianas.

Desde su exilio en Camerún, Miralles redactó notas y correos denunciando la desproporcionada virulencia de la toma de Bata y la precipitada huida del subGobernador. Precisamente en La huida, recogemos la carta que desde Camerún remite Rodrigo Miralles el 19 de octubre al Diario de Almería, en la que se relata el suceso: «sin previo aviso, y con la bandera francesa enarbolada, disparó [el Ciudad de Mahón, pintado de negro,] dos cañonazos sobre dicha motonave, destruyendo el puente de mando de la mismas y parte de la popa; seguidamente, y al mismo tiempo que arriaba la bandera francesa e izaba la monárquica española abrió un nutrido fuego de ametralladoras sobre los españoles que tripulaban la motonave y sobre los indígenas que trabajaban en la carga y descarga. Debido a la sorpresa y a que en la motonave no se contaba con más que con seis fusiles, el pánico fue enorme y la desmoralización completa. (...) Los habitantes de Bata, al darnos cuenta de la traición, nos reunimos en la playa, y con los pocos fusiles que contábamos rompimos fuego protegiendo a los tripulantes que venían a nado y que eran ametrallados sin compasión por el Ciudad de Mahón; nada pudimos hacer para salvar el barco; al poco rato ardía por los cuatro costados. Se dio orden de que las mujeres y los niños salieran de Bata y se trasladaran lo más cerca posible de a la frontera: contábamos con poquísimas armas, pero decidimos vengar salvajismo tan grande y los que teníamos fusiles nos parapetamos en la playa decididos a evitar todo intento de desembarco a pesar de que las ametralladoras del barco lanzaban una lluvia de balas sobre nosotros.
Después de bombardear el barco, el Ciudad de Mahón empezó adisparar sobre Bata, sin tener en cuenta que es una población indígena y que los negros están al margen de toda lucha entre nosotros. Poco podríamos hacer con nuestro medio centenar escaso de roñosos mosquetones contra los cañones y ametralladoras...».

Unos meses después, según Guinea mártir: Narraciones, notas y comentarios de un condenado a muerte de Pozanco -al que citamos también reiteradamente- se anota que «con fecha 11 de enero y en el vapor Asia, vía Burdeos, marcharon, rumbo a la península».

Una vez repatriado a la zona republicana peninsular, cruzando datos se podría reconstruir que -al igual que Francisco SaézRafael Matamala, el farmacéutico de Bata y compañeros de exilio en Camerún- habría ingresado unos meses después al Instituto de Carabineros.
Ambos -Matalama y Miralles- alcanzaron la graduación de tenientes por tener estudios universitarios, si bien en el caso de Miralles, con mayor fortuna (el farmacéutico fallecería en acción de guerra a finales del 37), hasta su deserción de la zona republicana en abril de 1938.

Y -como al resto de "coloniales" leales al gobierno de la República- tras su detención habría sido remitido a los tribunales canarios en donde fue juzgado tras tres años de prisión preventiva.
Se habría privado, eso sí, de la vivencia de confinamiento en el campo de concentración del viejo Lazareto de Gando, cuyos reclusos ya habían sido desconcentrados y reubicados en 1940.

Finalmente, el 12 de marzo de 1942, se publica la Orden por la que se concede libertad condicional a ochenta y seis penados, saliendo así de la prisión de Las Palmas.

Por la hemeroteca se pude entrever, que -una vez en libertad- se asentó con su familia en Canarias.

----

TENIENTE  MIRALLES MILLÁN EVADIDO DE ZONA ROJA
7101 – 223 – 17
 CAPITANIA  GENERAL DE  CANARIAS
 = = = = = = = = = = = = = = == = = = =  =
GOBIERNO MILITAR DE GRAN CANARIA JUZGADO EVENTUAL NUMERO 3
C A U S A  NUMERO 142  DE  I.938
 = = = = = = = = = = = = == = = = =  =
INSTRUIDA CONTRA EL EX – TENIENTE DEL EJERCITO ROJO, RODRIGO MIRALLES MELIAN, por el delito de AUXILIO A LA REBELION.
Dieron principio las actuaciones el día 14 de Mayo de 1.938
Prisión preventiva el 14 de Mayo de 1.938
JUEZ INSTRUCTOR
SECRETARIO
EL OFICIAL HONORIFICO DEL C.J.M.
CABO DE INFANTERIA
DON PEDRO PADRON QUEVEDO
DON EDUARDO DIAZ GORDILLO.
Cfr.: A-TMT5 7101-223-17.– Causa nº 142 de 1938.- Cubierta.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
RODRIGO MIRALLES MILIÁN, se había pasado voluntariamente desde la zona roja, por el sector de Arganda, en 19 de abril de 1938, sólo y con una pistola, presentándose a fuerzas de la 17 División.
Declarando que prestaba sus servicios como ayudante del Jefe de la división, con la graduación Teniente de Carabineros.
Hecho prisionero, sería traído a Gran Canaria, quedando ingresado en la prisión de Las Palmas, el 27 de diciembre de 1938.
Casi tres años después de su evasión de las filas rojas y entrega voluntaria a las fuerzas nacionales, en nueve de abril de 1941 sería sometido a Consejo de Guerra, presidido por el Teniente Coronel de Artillería RAMÓN RÚA-FIGUEROA BIAVA, reunido en la sala de justicia del cuartel de San Francisco del regimiento de infantería 39.
En la ceremonia de este consejo, el fiscal MATÍAS VEGA GUERRA solicitaría para el procesado RODRIGO MIRALLES MILLÁN la imposición de la pena de TREINTA años reclusión mayor, con las accesorias legales correspondientes.

martes, 7 de enero de 2020

El caso del cabo Alonso

Fernando Ballano, en "Aquel negrito del África tropical: el colonialismo español en Guinea" recoge que:
Para los funcionarios que se quedaron, el 20 de octubre, por orden del Gobierno general se establece la obligación, para poder seguir cobrando el sueldo, de firmar una declaración jurada que rezaba: «X, español, funcionario del Estado, declara bajo palabra de honor y jura ante Dios no haber hecho armas contra el Movimiento salvador de España, al que ha servido fielmente y sin interrupción desde su iniciación en estos territorios, ofreciendo al nuevo régimen establecido su adhesión incondicional, prometiendo por su honor y jurando ante Dios su fidelidad más absoluta y leal al mismo».
Conforme al Bando del 19 de octubre, «Los funcionarios que falten a sus obligaciones habituales y particulares que desatiendan a las suyas o perturben los ajenas, serán consideradas como reos de rebelión y castigados consecuentemente» sometiendo las infracciones al Código de Justicia Militar.
A su vez, el Gobierno de la República procedió a la restauración en sus derechos a los empleados públicos coloniales. Resolución que en muchos casos sólo tuvo una aplicación simbólica, y que los golpistas utilizaron posteriormente en contra de los propios empleados públicos.

Tras la caída de Bata se recrudece la purga entre los empleados públicos, con el fin de identificar a aquellos que huyeron a los países limítrofes.

Es el caso -por ejemplo- de «Alonso Rodríguez, Andrés, hijo de Enrique y Carmen, de 35 años de edad, natural de Mota del Marqués de estado soltero, Cabo de la Guardia Colonial», nombrado delegado gubernativo en el distrito de Ebinayon por la subdelegación de Gobierno en Bata.

El Cabo Alonso, al igual que otros compañeros de armas son requeridos el 4 de mayo de 1937 por el gobierno de Burgos: «Domiciliados últimamente en Bata, (Guinea Española Continental), procesados por el delito de rebelión, comparecerán en el término de treinta (30) días, ante el Instructor, Alférez de Infantería don Ismael Sánchez Rodríguez, con destino en la Primera. Compañía del Batallón de Voluntarios Patriotas de Las Palmas, que presta su servicios en la Guinea Española».

La historiografía franquista le recordará como el responsable de comunicar el 3 de octubre a la misión católica de San José de Ebinayon el oficio de la incautación de bienes y custodia de los 4 religiosos que la integraban.
 
Posteriormente, según Ángel Miguel Pozanco en "Guinea mártir (narraciones, notas y comentarios de un condenado a muerte)", Andrés Alonso y su familia se habrían refugiado inicialmente en Libreville (Gabón), para meses después incorporarse a la zona republicana de la península vía Francia.

Un mes después, el gobierno republicano de Madrid le confirma en su puesto de la Guardia Nacional Republicana y le asciende a Sargento, por los «méritos contraídos en la actual campaña en las posesiones de la Guardia Colonial de los territorios españoles del Golfo de Guinea, de los que son evadidos, debiendo disfrutar en dichos empleos la antigüedad de la fecha en que se presentaron a las autoridades legítimas de la República y efectos administrativos a partir de la revista del próximo mes de Julio». 

Se trataría, en su caso, de una resolución personalizada a la restitución de haberes realizada por el gobierno de la República en abril de ese mismo año. Y no fue el único peón en el campo de batalla de la función pública...

Así, meses después será nuevamente promocionado a brigada, acabará 1937 confirmado como teniente, y posteriormente será ascendido a capitán.

Antonio Cazorla Sánchez recoge en Cartas a Franco de los españoles de a pie (1936-1945) el testimonio del padre de Andrés Alonso:

Legajo: 4
Vidayanes (Zamora) 28 Abril 1939
Año de la Victoria
¡Arriba España!
Excmo. Sr. D. Francisco Franco Bahamonde
Mi respetado y querido general y amigo: Tiene que perdonarme el atrevimiento de dirigirme sin darle el tratamiento que le corresponde y que continúe tratándole como siempre, porque de esa manera parece que puedo hablarle con mas confianza.
Hoy acudo á la bondad y generosidad del hombre que Dios ha elegido para salvar la paz no solo de Europa, sino del mundo entero, causando el asombro y admiración de él.
Después de 2 años largos sin tener noticias de mi hijo Andrés A. R., que estaba de Cabo de la Guardia Colonial en la Guinea Continental y de que su madre (q.e.p.d.) murió con esa pena, se me ha presentado con su esposa y niños, diciéndome que venía a Madrid y que le estaba formando expediente la Guardia Civil, siendo el Juez Instructor el teniente de la Guardia Civil D. Estanislao G. A.: él huyó de la Guinea a Francia por temor de que un Oficial con el que se hallaba disgustado, en los primeros momentos, pudiera tomar venganza, haciendo ver cuestión política, lo que era una cuestión particular pues V. comprenderá que es hombre de derechas como somos toda la familia, como así pensó y trabajó por ellos en elecciones como puede demostrarlo, que se vio obligado á estar en el Ejército rojo en donde aceptó el mando de Capitán creyendo que de esta manera obtendría la confianza de los demás y así podría pasarse con mayor facilidad al Ejército Nacional, que lo intentó varias veces y no pudo, que por fin en unión con otro desmoralizó la fuerza de su mando, que sospechando de él, le formaron expediente y no pudieron probarlo, que otra vez volvía á desmoralizar la fuerza, haciendo retirar á esta de las trincheras, mas como eran muchos los que lo rodeaban, lo detuvieron y procesaron por delito de alta traición, enviándolo á la Checa de Marina, teniéndolo 5 meses en las Cárceles, hasta que los falangistas lo sacaron cuando era inminente la entrada de las tropas nacionales, uniéndose á los falangistas, con los que prestó servicios encuadrado en una Centuria; hay que hacer constar que jamás perteneció á Asociación alguna y que durante su estancia en el Ejercito rojo hizo favores á varios de las derechas, como puede verificarlo.
Por lo tanto lo que yo deseo es que se resuelva pronto y favorablemente su expediente, concediéndole el reingreso en la Guardia Civil, ocupando el puesto que le corresponde; pero para esto se necesita una recomendación que creo puede darse sin violentar la justicia ni la conciencia y hay que tener en cuenta que se trata de su porvenir, porque cuenta ya 26 años de servicio.
En una palabra, yo pido su protección para este pequeño grupo de la familia A., tan poco afortunada, pues ya recordará a mi hijo Joaquín Teniente de la 5ª Bandera que fue muerto en Haffa el Duira (Bemi-Hozmar) el 5 de Abril de 1926, á mi Sra. (q.e.p.d.) y á mi nos cogió el glorioso movimiento en la zona roja, fuimos perseguidos y maltratados, obligándonos á nuestra edad á andar por las crestas de las montañas haciéndonos salir de casa sin volver la vista atrás, para entretanto robarnos la casa, como así lo hicieron, dejándonos casi en cueros en la calle y mas tarde nos robaron las alhajas que teníamos en el Monte de la Piedad de Madrid; todos estos sufrimientos fueron la causa de la muerte de mi Sra. (q.e.p.d.) y ahora, aquí me tiene V. al lado de mi hija que está casada con un labrador y tiene la desgracia de aumentar las pérdidas cada año, en vez de ganancias, por las malas cosechas anteriores.
Desde aquí les bendecimos todos los días prometiéndole nuestra sincera firme é inquebrantable adhesión, despidiéndose con toda consideración, respeto y admiración, su siempre amigo y subordinado
q.e.s.m.
ENRIQUE A. A.
Médico militar retirado
El dador es mi hijo Eduardo, Agente de Investigación y Vigilancia en Bibar, el que estuvo 13 meses de Oviedo y fue premiado con la Laureada Colectiva.

Es posible que cumpliera condena en la Prisión Militar de San Francisco del Risco (Las Palmas), concediéndole la  libertad condicional provisional en noviembre de 1941. Pese a todo, en su caso, debió de superar positivamente el proceso de depuración, ya que el Diario Oficial del Ejército publicaba el 13 de octubre de 1979 su pase a la situación de retirado: «Cabo de la Guardia Civil D. Andrés Alonso Rodríguez, habría alcanzado, el empleo de capitán de la Guardia Civil, su retiro el 17 de noviembre de 1960, habiendo perfeccionado trece trienios '(cinco de proporcionalidad 4, dos de proporcionalidad 6- y seis de, proporcionalidad 10)».

Debió ser, eso sí, un proceso prolongado: todavía el BOE de 1983 recogía una sentencia favorable con respecto al cálculo de la pensión de retiro.