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martes, 28 de septiembre de 2021

El granero en la retaguardia (II)

En 1963, NUESTRA BANDERA revista teórica y política del Partido Comunista de España, recogía el artículo "Maniobras del franquismo en el frente colonial" de Fernando Claudin.

Rescatamos el siguiente párrafo en relación a entradas anteriores del tipo de:
«(...) los intereses del capitalismo español (en particular del capital catalán) en las "provincias ecuatoriales", son importantes. En las empresas explotadoras, como la Cia. Nacional de Colonización Africana (ALENA), la Cia. Anónima de Productos Africanos (CAPA), la Industrial y Agrícola Africana S.A., y otras muchas, el capital financiero tiene importantes intereses. No pocos jerarcas del régimen, como el general Diaz de Villegas, director general de las plazas de soberanía, y el mismo Carrero Blanco, están directamente interesados en la explotación colonial en esas "provincias". En realidad esta explotación ha comenzado en gran escala sólo después de nuestra guerra civil. El desarrollo acelerado del capitalismo monopolista español, utilizando la palanca del Estado franquista, se tradujo también en la explotación rapaz de las posesiones del golfo de Guinea. La producción de cacao, que en 1940 era de 8.870 toneladas, llegó en 1960 a 27.900, más del triple; la de café pasó en el mismo período de 1.848 toneladas -a 9.400, cinco veces más; la exportación de madera, que en 1940 era de unas 60.000 toneladas, llegó en 1961 a 237.000; la de aceite de palma pasó de 256 a 3.100 toneladas, Estas cifras muestran elocuentemente la intensificación de la explotación colonial de la Guinea española. Si se tiene en cuenta de qué manera ha procedido nuestra oligarquía monopolista con los obreros y campesinos de la metrópoli, pueden suponerse los métodos que habrá utilizado con la población africana de Guinea, pero ha puesto especial cuidado en que los datos concretos no trasciendan al exterior y en los últimos años ha propagado activamente una leyenda rosa sobre las condiciones de vida en dichos territorios. 

Algo se ha filtrado, sin embargo. Según datos proporcionados por los trabajadores del Camerún y de Nigeria que estuvieron trabajando en Fernando Póo y Río Muni, hasta 1961 recibían como salario poco más de 70 pts a la semana, un camastro y una ración compuesta de aceite de palma, pan y pescado seco. La jornada de trabajo era de sol a sol. En diciembre de 1960 los trabajadores nigerianos de Fernando Poo se declararon en huelga exigiendo mejores condiciones de vida. La represión fue brutal, pero en 1961 Nigeria accedió a la independencia y los colonialistas franquistas se vieron obligados a hacer algunas concesiones: el salario mensual llegó a ser algo más de 500 pts. Las condiciones de trabajo de los nativos han sido siempre peores. A medida que se extendían las concesiones por decenas de miles de hectáreas, de las autoridades franquistas a las sociedades anónimas, se despojaba a las comunidades indígenas de las tierras que cultivaban secularmente, y las familias se veían obligadas a vender su fuerza de trabajo. La discriminación racial impera en toda la línea. Los habitantes están clasificados en tres categorías: emancipados, semiemancipados y no emancipados. La inmensa mayoría pertenece a esta última categoría, que implica no tener derecho a la propiedad privada de la tierra, ni a realizar transacciones comerciales por un monto superior a 2.000 pts y otras limitaciones jurídicas (...)».

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