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jueves, 19 de septiembre de 2024

El relojero de Cartagena


Según Rafael de Mendizábal Allende en Misión en África. La descolonización de Guinea Ecuatorial (1968-1969), el territorio servía no solo como castigo (como señalábamos en Desterrado... en Guinea), sino también como «refugio más o menos solapado...» de disidentes, pero también de aquellos que necesitaban distanciarse de conflictos.

No se libraron ni los brigadistas internacionales (no todos iban a ser alemanes de la Abwehr). 

La historiadora Blanca Calvo ha rescatado el caso de Otto Bruno Löbig, el relojero de Cartagena:

Hace unos meses, mirando el listado de "murcianos deportados" de Archivo General de la Región de Murcia me encontré un nombre alemán y como otra cosa no, pero soy rato cotilla, empecé a investigar.

Otto, viviendo en Cartagena, mi lógica me hizo pensar que era minero.
Pero no. Otto Bruno Loebig nació en enero de 1901 en Alemania, en las cercanías de Berlín . De sus primeros años se sabe poco. 
En 1915 fue aprendiz de relojero en Berlín. Tras la 1GM y la crisis, se fue a Holanda y luego a Francia donde empieza la militancia antifascista en la Legión Extranjera. Aquí pasó 5 años antes de irse a Madrid en 1925. 
Un año después se casa con Inocencia Naranjo Martínez y se instala en Cartagena donde abre una relojería.

 


Los años de la Guerra Civil son confusos. Mientras que la solicitud de asilo enviada en 1948 mantiene que durante la guerra fue relojero entre Galicia y Zamora, la documentación de archivo da otra versión: En el CDMH se conserva un documento de brigadistas internacionales heridos y hospitalizados entre los que figura Otto Bruno, comandante de la XI Brigada.

Durante la Guerra, su mujer Inocencia y el primogénito de la pareja, Emilio Juan de tan solo 5 años, buscaron refugio en Alemania con la madre y la hermana de Otto. En Godesberg nacerá, en 1936, Ingrid Sylvia Inocencia Lobig Naranjo. 

Tras la guerra, la familia regresa a Cartagena donde su papel como brigadista le supuso el ostracismo social y que su negocio sufriera diversos ataques.
Otto intentará sacar adelante su relojería, que encontró destrozada en 1939 . 
Fue detenido y permaneció en la prisión de San Antón Abad. Por su condición de ciudadano alemán solicitó ayuda al cónsul germano en Cartagena, Enrique C. Frike. 
Spoiler, un cónsul alemán en Cartagena no podía ser otra cosa que nazi por lo que no estaba muy por la labor de ayudar a un brigadista antifascista.
La respuesta literal que recibió Inocencia fue: "Él sabría que había hecho para acabar detenido".   
Por lo que en 1939, ante la imposibilidad de rehacer su vida en Cartagena por el acoso y la represión, la familia se traslada [en agosto con el vapor Plus Ultra] a Santa Isabel, Fernando Poo, donde Otto trabajará brevemente como comerciante. 
De su etapa en Guinea sólo se sabe que, de regreso a España en el barco Escolano, [éste fue interceptado por un submarino francés y obligado a entregar a un pasajero alemán que viajaba a bordo del vapor español. Así, Löbig] fue detenido por su condición de ciudadano alemán el 22 de noviembre de 1939 y enviado a la prisión de Casablanca. [Todavía el 9 de abril de 1940 el Embajador de España en París remitía una nota verbal al Ministro francés de Exteriores.]
En territorio francés [Löbig] pasó por distintas prisiones hasta ser deportado los campo de trabajos forzados Tiouine y Sussoni. De estos campos no se conserva casi información, pero se sabe, por su testimonio, que Otto tuvo problemas con los nazis internados por su posición antifascista 
En 1940, [con la derrota francesa por el ejército alemán, las autoridades colaboradoras de Vichy], le trasladan a Alemania donde sería encarcelado en Stuttgart y deportado en 1940 al campo de Welzheim como prisionero político por haber "realizado propaganda antinazi". 
Un año después acabaría en Dachau. ¿Su número? El 25.523

 

 

Otto lograría trabajo como relojero y mecánico de máquinas de escribir. Se puede intuir que, dentro del horror, tuvo una posición algo privilegiada ya que en 1942 le permiten recuperar de entre sus enseres una faja que necesita “para el dolor de riñones” . 
El 29 de abril de 1945. Sus únicas posesiones eran un sombrero, un par de zapatos, un abrigo, un blusón, unos pantalones, una camisa y unos calzoncillos. 
Tras pasar por Austria y Francia, logrará regresar, gracias a la Misión francesa de repatriación, a Cartagena el 9 de agosto de 1946.
En un documento de este año escribe en la casilla de nacionalidad: “alemán viviendo en el extranjero”; como dirección particular: “Barrio de la Concepción, calle Casado 46, Cartagena” y como ocupación: “relojero y comerciante".
Y siempre antifascista, denunció “maltrato por parte de las SS y guardias, palizas, sufrimiento mental y problemas de estómago”. 
También figura por primera vez sus discrepancias con el Cónsul alemán de Cartagena y con la mujer de este; el matrimonio le condenó al ostracismo social tras la Guerra Civil y le acusaron de ser judío. 
Disclaimer. El único artículo "periodístico" que hay sobre él describen a Otto como un acérrimo nazi. Dicho artículo solo presenta como fuentes "lo que me dijo mi suegra". 
Para volver a Cartagena facilita tres contactos que avalarán su regreso a España: Don Augusto Siljeström, cónsul sueco en Cartagena; el joyero Don Cayetano Naranjo y el propietario del Bar Chiki, el señor Ortuño. 

Otto fue un antifascista en francia de entreguerras, brigadista internacional, deportado a campos argelinos, a Dachau. Pasó por la cárcel de Cartagena. Y durante años su figura ha estado en el olvido.
Otto regresó a Cartagena el 9 de agosto de 1946 gracias a la ayuda de la Misión de reparación francesa. El 23 de agosto de 1946, 14 días después de su regreso, escribe una misiva a la Comisión Interaliada de la Embajada Alemana en Madrid con el fin de exigir una indemnización por el tiempo deportado como prisionero político y por la pérdida económica que dicha deportación provocó en su negocio de joyero. 
En total solicita una indemnización por los 2.500 días pasados en campos de concentración nazis, aliados y enfermedades contraídas, a razón de 100 dólares por día. 
Justifica esta petición explicando que “esta cantidad no es mucho por el sufrimiento moral y physico (sic) durante tantísimos años y la importancia de mi negocio y que es de justicia esta indemnización”. No recibió respuesta.
 
Podemos intuir que su regreso a España fue complicado pues, pese a ser liberado de Dachau, fue investigado por el gobierno alemán siguiendo el protocolo que evitaba la fuga de antiguos nazis. 
La burocracia fue lenta y Otto tuvo que esperar hasta el 4 de noviembre de 1946 para que gobierno civil de Múnich confirmase su presencia como deportado en el campo de concentración de Dachau, había pasado más de un año desde la liberación de dicho campo. 
El regreso a España, una España franquista, opuesta a los ideales por los que había luchado toda su vida, no fue sencillo. Acosado por vecinos, vigilado por la Político-Social (“abren y censuran mi correo”) y se le prohibió trabajar con joyas. 
En la misiva de agosto de 1948 se señalará como principal culpable de este hostigamiento a la viuda del cónsul alemán en Cartagena .
 
En 1948 volvió a mandar una carta pidiendo ayuda económica, en esta ocasión el destinatario fue la American Joint y en ella solicitará, por su condición de desplazado, un préstamo retornable en 5 años para poder migrar a Caracas y establecer allí su negocio de joyero. 
En este documento, fechado el 15 de abril, explica como tras su regreso no hizo más que encontrase “por parte de las autoridades todas las imaginarias dificultades” y como tras “no haber recibido las autorizaciones necesarias para poder desarrollar su negocio” decidió “emigrar” 
tras pasar 23 años en España. En 1948 escribió en perfecto castellano que su deseo no era otro que empezar en un país democrático y libre con sus hijos. Finalizó la misiva con un “ruego al ETERNO para que les conceda una vida larga en bien de la humanidad y la democracia”. 
Como preparación a este exilio la familia se instaló en Santa Cruz de Tenerife donde en 1947 nacerá la tercera hija del matrimonio Canary Alicia. Su nombre figura en una petición de exilio enviada en 1948 a PCIRO (Comisión internacional de ayuda a los refugiados). 
La America Joint reenviará la misiva a la Comisión Internacional de Ayuda para los Refugiados . En la documentación que presenta apenas aporta información sobre su actividad en la Guerra Civil, solo da una vaga descripción de su presencia en Zamora; en cambio, detalla con precisión su estancia por distintas prisiones y campos de concentración nazis: “Entre 1940 y 1945 prisionero y deportado en Dachau. En 1945 estancia en Brego, entre 1945 y 1946 en París y Sete, antes de regresar a Cartagena.” 
En Julio de ese año la Comisión Internacional de ayuda a los Refugiados solicita a Otto información concreta sobre su actividad entre 1920 y 1948. En agosto la American Joint considera que en su testimonio hay lagunas, que su currículo es confuso en cuanto a su condición de judío: señalado como tal por María Luisa Oliva Gutiérrez, esposa del cónsul alemán en Cartagena. Durante su estancia en los campos de concentración en Marruecos y Argelia temió que la pronunciación francesa de su apellido, Levi en vez de Loebig, le acarrease problemas con otros alemanes internados en Argelia. Los americanos proponen su repatriación, es decir, el regreso a Alemania en vez del pasaje a Caracas. 
La noticia se le comunica en septiembre de 1948, no se conserva la respuesta de Otto.
Paralelamente, Otto había logrado el 2 de abril los certificados necesarios para migrar a Venezuela 
Decidió esperar a julio para que sus hijos acabaran el bachillerato y pudieran seguir sin problemas sus estudios en el nuevo país. Mientras tanto Otto planeaba vender todos sus bienes y lograr un préstamo que le permitiera sufragar el gasto del viaje e instalarse en Venezuela . 
En este momento se pierde la pista de Otto y su familia. Una familia que en 1948 se encontraba en Santa Cruz buscando desesperadamente ayuda económica para los pasajes de barco y el inicio de una nueva vida en Caracas. 
Una nueva vida que le permitiera criar a sus tres hijos: Emilio, Ingrid y Canary Alicia en un país democrático. 
En abril apareció la mágica que suele acompañar a estas investigaciones. Logré localizar al nieto de Otto y aunque en principio estaba reacio por miedo a otro artículo difamatorio.
La familia llegó a Caracas y se estableció con cierto éxito. 
Otto es descrito por su nieto como "rosacruz, masón y superviviente de un campo de concentración".
Otto falleció de un ataque al corazón en Maiquetía, Venezuela, el viernes 28 de enero de 1977. 
Volvía de un viaje a Egipto donde solía ir a comprar material para su comercio de joyería. Fue enterrado el 30 de enero en el cementerio del Este de Caracas. Tenía 76 años. Carlos Andrés Pérez, en aquel momento presidente socialista de la República de Venezuela, envió una corona de flores y una nota de pésame. Este gesto le aleja, de nuevo, de la visión dada por un periodista en 2016, la de un ciudadano alemán simpatizante del nazismo.

El comerciante Otto B. Löbig y su paso por Dachau, se suma al del fernandino estudiante de medicina Carlos Grey Molay y al maderero Fernando Fernández Lavín (ambos en Mauthausen), al corisqueño electricista José Epita Mbomo (Neuengamme), al cartero de Bata Isidro Álvarez (Laufen) y a Manuel Cuenca Vázquez (Buchenwald), Jefe del Servicio Agronómico de Fernando Poo.

viernes, 16 de agosto de 2024

Ministerio de la Guerra Sucia

No siempre sale Guinea Ecuatorial en una película... y pocas veces sale tan mal. Entre otras cosas, porque el "Ministerio de la Guerra Sucia" está basado en una historia real, que prácticamente no se reconoce: la noche del 14 al 15 de enero de 1942, un comando británico, apoyado por republicanos españoles y el servicio de inteligencia del Consejo Vasco en el exilio, dieron un golpe de mano en el puerto de Santa Isabel, dejando claro que la supuesta neutralidad del puerto español no podía servir para que italianos y alemanes tuvieran un campamento base con el que operar en la zona.

Lo hemos tratado en varias ocasiones en este paseo por la vieja calle 19 de septiembre de Santa Isabel.

Es especialmente interesante la perspectiva del Partido Nacionalista Vasco, que esperaba que evidenciando la complicidad de la España franquista con el eje italo-alemán, podría provocar que los aliados arremetieran contra Franco. En algún momento, el PNV hasta soñó con liberar Río Muni e imponer a "Dios y la Ley Vieja" en el territorio con el Lehendakari como administrador temporal.

Te lo contábamos en varias entradas:

Al final, quedó todo en una rabieta diplomática, los alemanes e italianos culpando a los españoles de la perdida... los escasos tripulantes italianos (y un annabones) presos durante el resto de guerra confinados en una remota granja africana, y aunque en Fernando Póo se cortaron un poquito, los puertos españoles del mediterráneo y Canarias siguieron siendo tan receptivos para los nazis como siempre.

Y a Ian Fleming, oficial a cargo del operativo desde Londres, le sirvió como inspiración para crear el personaje ficticio de James Bond unos años después..



Y como daño colateral, la publicación de la noticia supuso la destitución del director del diario Arriba, Xavier de Echarri. La crónica le acarreó igualmente al articulista una multa de suspensión de empleo y sueldo por espacio de una semana -sanción que se extendía al director del periódico-, así como la prohibición de publicar artículos con su firma a lo largo de un mes. A los censores que habían revisado el texto se les impuso dos días.

«Punto final a la impunidad», titulaba Arriba, el 17-I-1942. El texto denunciaba la acción filibustera cometida en el puerto de Santa Isabel, de Fernando Poo, por un comando británico, «con la alevosía más repugnante», en la noche del 14 al 15 de enero de 1942. La unidad se había hecho con el control de tres buques del Eje (dos alemanes y uno italiano) refugiados en ese momento en la Guinea española. El comando logró sacar los barcos capturados del puerto, aprovechando que las exiguas fuerzas navales españolas se hallaban en territorio continental (Río Muni). La Operación Postmaster fue concebida por el Almirantazgo para evitar que estas naves fueran utilizadas para abastecer a los sumergibles alemanes y supuso, a fin de cuentas, la violación de la soberanía de un no beligerante que permitía al editorialista -Herráiz- invocar el Convenio de La Haya para que le fueran restituidos al neutral buques y tripulaciones. Puesta la posición española en tela de juicio por el Eje, el editorial concluía con una severa advertencia: «La repugnante tropelía de Fernando Poo ha puesto punto final a las injerencias y a las tolerancias corteses. España se compromete solemnemente ante el mundo a impedir hasta la última gota de su sangre a que semejantes agresiones puedan ser realizadas de una manera impune. Decimos, simplemente, que ante un nuevo intento contra la no beligerancia española nuestras armas harán fuego en defensa de sus indeclinables obligaciones».

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Definitivamente, la película no es fiel al relato original: en el operativo real, se necesitó un trabajo previo prolongado, orquestado desde el consulado británico, con republicanos españoles de necesarios colaboradores, y personal del Consejo Vasco en el exilio participando en el golpe de mano. Fue una operación limpia, sin muertos. Igual, no tiene desperdicio: convertir Turquía en el África ecuatorial requiere mucha imaginación, y las escuálidas palmeras mediterráneas no dan el pego. Si añadimos soldados del Afrikakorps patrullando la ciudad, un puerto ajeno a la particular orografía volcánica de la isla, las instalaciones del oficial de la Gestapo y comerciante Heinrich Lühr, reubicadas en el puerto. Fernandinos y yorubas (en vez de igbos nigerianos), mano a mano, superando las divisiones sociales. Arquitectura inusual para la ciudad. El Casino sale de punta Cristina y se reubica en una suerte de fuerte colonial en las afueras, y -sorprendentemente- dejando de ser exclusivo para blancos. Los depósitos de combustible de Carboneras reubicados en pleno puerto, mapas históricos de fantasía... 
Lo dejamos así; realmente no hay que tomarse el film como un ejercicio documental.

Kriegsmarine en el puerto de Santa Isabel

Bandera alemana al costado de la capitanía del puerto. Al fondo, soldado del Afrikakorps.

Barracón Lühr/Sede de la Gestapo

Casa Lühr

Fiesta cervecera para marinería y tropa

Fiesta en el casino

Explosión en la central eléctrica de Santa Isabel

Explosión en depósitos de combustible

domingo, 20 de agosto de 2023

Nazis tropicales


En "Llibertat, òrgan oficial antifeixista"
del conseil municipal de Mataró,
6 de agosto de 1937.
Ésta es una de esas historias por contar… algo muy habitual en Guinea Ecuatorial. Más allá de que Macías se declarara admirador de Hitler, «(...) el hombre que hizo posible la libertad de África fue el Fuhrer; al provocar la guerra en Europa, consiguió traer la libertad que hoy disfrutamos. Por más que digan que Hitler fue malo, Hitler intentó salvar África. Ese es el hombre que nos ha dado la libertad, tened eso bien presente...», o que el ejército británico diera un audaz golpe (la operación Postmaster) al eje italo-alemán durante la II Guerra Mundial, secuestrando un enorme buque de pasajeros italiano, el Duchesa d'Aosta, una de las mejores unidades de la flota mercante, y de dos lanchas alemanas, Likomba y Bibundi, amarradas en el puerto de Santa Isabel, ¿hubo nazis en el territorio ecuatorial?

Lo extraño sería que no los hubiera, pensando que España fue el país europeo en el que se identificaron más alemanes con pasado nazi susceptibles de ser extraditados. Y -por otra parte- que Guinea fue anhelada siempre como el pedazo faltante del Camerún Alemán por los añorantes del Reich.

Gonzalo de Reparaz apodado "El Muni", le dedicaba en Diario de nuestra guerra un 26 de febrero de 1937 a la colonización de España por los alemanes y los italianos la siguiente reflexión: «No sabíamos qué hacer de Ifni. Los alemanes, en breves semanas, han construido allí dos aeródromos. No sabíamos para qué servían las Canarias, Fernando Poo y el golfo de Guinea. Pensaban nuestros gobernantes que sólo se podían aprovechar para desterrar a los proletarios o a los políticos a quienes se castigaba arrinconándoles. Tal sucedió con Franco, a quien se le dió el mando del archipiélago, que era precisamente la mejor colocación que podía desear, dados sus planes. Pero la ineptitud de los gobernantes españoles es infinita. Franco se servía de Canarias como base para sus planes. Ahora Alemania las aprovecha para los suyos. Nosotros no aprovechamos nada, porque no teníamos planes y ahora ya nada de aquello es nuestro.
Ni el Estrecho. Ni las Baleares. Ni Guinea. Ni la costa andaluza. Y los fascistas se han repartido España en zonas de influencia: los alemanes la España central y occidental; los italianos la España oriental, es decir el Mediterráneo. La España que queda es la que está en armas y en el campo. Los fusiles y las ametralladoras de nuestros milicianos y la artillería de nuestros aviadores tienen la palabra».

Ángel Miguel Pozanco Barranco, ya lo vaticinaba tras su huida de Bata: en su artículo Por las sendas del fascismo de El Heraldo de Castellón del 9 de abril de 1938, aventuraba una próxima guerra mundial, en la que Guinea sería clave para el aprovisionamiento de materias primas para Alemania, «El África Occidental, base alemana importantísima para una futura conflagración. Los buscadores de materias primas. Alemania, con su garra en la Guinea española, está cerca de su antigua colonia del Camerón». 

No le faltaba razón a Pozanco: «El 1 de diciembre de 1938 -nos recuerda Iñaki Tofiño citando a Donato Ndongo- se firmó en Berlín el contrato de suministro a la Alemania nazi de madera de Guinea, que incluía una cláusula por la que la España sublevada se comprometía a no embarcar madera a ningún otro país antes de haber cumplido con las cuotas impuestas por el convenio, una cláusula que resultaría problemática durante la II guerra mundial, cuando la marina británica dificultara el suministro a Alemania y, por ende, impidiera el comercio maderero de la colonia. Así, una parte sustancial de la deuda contraída por los sublevados con la Alemania nazi se pagó con madera de Guinea, de la misma forma el cacao sirvió de garantía para la adquisición de material del ejército sublevado. Acuerdos muy favorables para los nazis, ante la débil posición negociadora de una España en guerra, hostigada desde Guinea por empresas alemanas que, como Casa Woermann, Alfred Schmidt y Otto Mayer, hacían lo posible para favorecer los intereses de su país».

En ese contexto, la Falange local, el Diario Ébano y el propio gobernador participaron como lobby y apoyo a los intereses alemanes. «...los círculos del gobernador -recuerda Luz Gabás- eran más bien pronazis. De hecho, incluso hubo un momento en el que circulaban libremente por la isla periódicos alemanes con subtítulos en español».


Despedida 8 de noviembre de 1938 en el puerto
de Santa Isabel al Batallón de Voluntarios Patriotas
de Las Palmas
, presidida por la esvástica. 


 

Esa alianza sería decisiva no sólo para el desarrollo de la guerra en territorio peninsular, también para el triunfo de los rebeldes en Río Muni: según "El curioso alzamiento en Guinea" de José Luis Vila-San Juan, en los preparativos del golpe de Estado del 19 de septiembre de 1936 en Santa Isabel, se significó un barco alemán: «el 30 de agosto el Méndez Núñez emprende de nuevo el regreso a la Península. Los oficiales desembarcados, de acuerdo con un agricultor simpatizante que se había puesto en contacto con un bananero alemán, se trasladan a él en una lancha, fugándose a Victoria (Camerún británico), y de allí a Las Palmas de Gran Canaria [en el vapor alemán "Panther"], donde se encuentran con Bone que había conseguido escapar a nado». 

En los días siguientes, desde la isla, los golpistas tomarán medidas para hacerse con el territorio del Muni, sucediéndose escaramuzas en el río Ekuku, incertidumbre, y un par de muertos. Los republicanos permitieron a los rebeldes continentales abandonar Rio Benito camino de Gabón y de Camerún, desde donde se trasladaron a Fernando Poo. Según Togores Sánchez un barco alemán llamado “Whama” y un barco sueco llamado “Aodrin” fueron los que llevaron a los rebeldes a las vecinas colonias francesas. 

Igualmente, los alemanes del territorio continental saldrán huyendo a la espera de que se tranquilice la situación. El 4 de octubre -relata Miguel Hernández-, «el Cónsul (alemán de Santa Isabel) añadió que si no se le ponían trabas, el día 14 inmediato se reintegrarían todos [los colonos alemanes] al Continente, para continuar al frente de sus negocios en un barco alemán que, además, traería cien toneladas de arroz con destino a Kogo». 

Por lo que, cuando en la mañana del 14 de octubre se perfila en la bahía de Bata un barco desconocido con bandera extranjera, la ciudad se despierta alegre y confiada en la convicción de que se trata de los alemanes que regresan. Lo demás es historia: el desconocido barco con bandera extranjera se trataba realmente del repintado "ciudad de Mahón" con bandera falsa. Llegará de Las Palmas, y a bordo estaban los voluntarios canarios, tropas marroquís y Teodomiro Avendaño, el agricultor que había auxiliado a los oficiales del "Méndez Núñez" en su fuga. El barco se abrirá paso a cañonazos y las tropas marroquís desembarcarán en la ciudad generándose el pánico entre la población civil que huirá a los países limítrofes.

La crónica franquista recoge que éstos «siembran a su paso el espanto y contagian a todos su miedo irracional. ¡Los alemanes! ¡Que vienen los alemanes! -gritan, atribuyendo esta nacionalidad a sus vencedores, (…)- Han venido alemanes y moros. Degüellan a todos los españoles y someten, a las mujeres a insufribles vejámenes».

Unos años después, en 1941, George Hermann Schebsdath -el Cónsul Alemán en ese momento- fue nombrado Caballero de la Orden Imperial del Yugo y las Flechas por Franco. Esta orden fue creada en plena guerra civil como reconocimiento a Mussolini y Hitler: «en esta Cruzada contra la barbarie comunista, amenazadora de la Civilización Occidental, es llegado el día de premiar con ánimo ancho y generoso el esfuerzo de todos». (Un inciso: la  Orden Imperial del Yugo y las Flechas fue disuelta el año pasado con la aprobación de la Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática. No se otorgaba desde 1975, siendo uno de los últimos receptores el gobernador Juan María Bonelli Rubio).

Consulado de Alemania en Santa Isabel a finales de 1939.

Donato Ndongo señala en Franco no ha muerto en Guinea Ecuatorial. Proyección del fascismo en el golfo de Guinea entre 1935 y 1945, que dos semanas más tarde del bombardeo de Bata, las nuevas autoridades establecieron que cada finquero o comerciante debía entregar voluntariamente un porcentaje sobre su producción en especie, envasada y situada en el puerto de embarque a la Junta de Importación y Exportación como contribución al financiamiento de la guerra: «Si para los españoles afincados en Guinea era difícil evadir la orden de “donación” -por las dificultades burocráticas y el riesgo de ser considerado “tibio” o “desafecto”, con las consecuencias pertinentes, según hemos visto–, para las empresas alemanas resultó muy fácil demostrar que “no estaban en condiciones” de hacer frente a aquel pago, aunque se beneficiaron del aumento de los precios. La Embajada de la Alemania de Hitler se encargaba de tramitar ante la Junta Técnica de Franco las exenciones; de este modo, la Casa W. A. Moritz no solo no realizó donación alguna, sino que obtuvo importantes exoneraciones fiscales y otras ventajas económicas».

Durante el segundo año de Guerra Civil el mecanismo comercial creado por la Alemania nazi para facilitar suministros a la administración golpista creció paulatinamente:  «Abrimos sucursales en Zaragoza, Málaga, Bilbao y Santa Isabel (Guinea española). El crecimiento continuo de la necesidad de bienes importados nos obligó a mayores esfuerzos para aumentar la exportación. Por tanto nos dedicamos a la compra de materias primas además del intercambio del sistema de compensación autorizada», dirán las actas del conglomerado empresarial Sociedad Financiera Industrial Ltda-Sofindus.

Las empresas alemanes se convertirían así en herramientas de la acción exterior alemana en el territorio ecuatorial. 

Pero no sólo será un vínculo comercial: «En 1940, -cuenta José Martínez Carreras en "Guinea Ecuatorial española en el contexto de la Segunda Guerra Mundial"- en el mes de septiembre, se informa sobre la organización de concentraciones de grupos de alemanes nacionalistas y en edad militar -parece que unos 42 en Bata y 40 en Río Benito- para colaborar con las autoridades españolas en la disposición de medidas de defensa en Río Muni. En octubre se transmite la noticia de que muchos comerciantes españoles están llegando a Guinea por cuenta de las firmas alemanas; la Agencia Fortuny Limitada y el Banco Exterior de España permiten que este comercio se haga en su propio nombre, aunque la firma alemana Moritz ha cesado de exportar cacao y café, mientras que otras firmas y agentes que comercian son Antonio Macías Casanova y Drumen, S.A.»

Según Objetivo África: crónica de la Guinea Española en la II Guerra Mundial de Jesús Ramírez Copeiro, la Abwehr -el servicio secreto de información alemán- en Santa Isabel «contó entre sus filas con algunos miembros de la colonia alemana afincados en la isla desde hacía muchos años, conocedores por tanto de su lengua y de sus costumbres: Hans Egon Classen y Heinrich Lühr. Sus nombres figuraban en las listas angloamericanas de agentes alemanes, cuya deportación a Alemania se solicitaba al final de la guerra. Ambos eran personajes en permanente actividad, especialmente Classen, dispuesto siempre a obtener información de primera mano, como cuando se desplazó a Laka (actual Sipopo) a raíz del accidente del Sunderland británico. "Classen era el que más veía moverse, esa era su misión -comenta José A. Dies Latorre- la información recogida la enviaba luego cifrada por radio". Aparte de la estrecha y eficaz colaboración de Classen y Lühr en las labores de información, el cónsul Schebsdath contó también con la ayuda desinteresada de la comunidad alemana establecida en la ciudad. La guerra no hacía distingos, las colonias de los países beligerantes afincadas en Santa Isabel, campo neutral, proporcionaron a sus respectivos países una rica fuente informativa.

Para realizar las tareas de información se contó con la infraestructura de la Casa Moritz (compartían vecindad y empleados). En el colindante despacho y oficina del consulado alemán se realizaban las labores confidenciales propias de un consulado en tiempos de guerra, ofreciendo así una cierta protección diplomática a su personal, práctica habitual que los servicios secretos británicos también realizaban con sus consulados y viceconsulados.

La situación estratégica de la isla de Fernando Poo en el golfo de Guinea, área frecuentada por un importante comercio marítimo con Gran Bretaña y paso obligado de numerosos buques por sus inmediaciones, la convertía en una zona de especial interés para el espionaje alemán».

Sin llegar a adquirir la importancia de Hispano-Marokkanische Transport-Aktiengesellschaft, HISMA, la ecuatoguineana Drumen S.A. sirvió de fachada para las operaciones alemanas en el territorio ecuatorial. Ya en 1937, "Llibertat, òrgan oficial antifeixista" del conseil municipal de Mataró advertía que «En Berlín hay una Compañía de Nueva Guinea, de la que es administrador Albert Heht, ex gobernador de Togo y de Guinea alemana, y miembros del Consejo de Administración: Mosler, director de la Deutsche Bank; von Schwabech, de la casa Breinchroeder; Bucher, del A. B. G.; G.W. Mars, banquero de Berlín. Y el barón D'Oppenheim, de Colonia. El presidente de esta sociedad de expansión en las colonias españolas es el mismo Adolf Hitler. Esta compañía posee Drumen, SA en San Carlos (isla de Fernando Poo), así como la factoría de Bata (territorio de Muni). Se comprende por qué el gobierno de Hitler lo insistió tanto que Franco se apoderase de estos territorios».

Lo contábamos en Operación Gibraltar: Iniciada la II Guerra Mundial, Franco y Hitler mantendrán una entrevista en Hendaya para valorar la participación española en el conflicto. Y según Paul Preston, «Hitler sólo aludió de pasada a Canarias y sugirió un encuentro con Franco en la frontera hispanofrancesa. Poco después, Serrano Súñer volvió a reunirse con Ribbentrop, quien le presionó para obtener la cesión de una de las islas Canarias y añadió que Alemania quería la Guinea española y las islas de Fernando Poo (hoy Bioko), Annobón (Pagalu) y otras menores, a cambio del Marruecos francés. Serrano Súñer reaccionó negativamente, afirmando que, aunque la juventud española clamaba por Gibraltar, sería "absolutamente imposible" consentir otras amputaciones o limitaciones del territorio español». 

Aunque el Reich no logró instalar su base en Fernando Póo, los puertos españoles en África fueron estratégicamente receptivos para barcos italianos y alemanes, dando lugar a la operación Postmaster como advertencia británica.

Incluso Copeiro se hace eco de un persistente rumor sobre el abastecimiento de submarinos en Laka, actual Sipopo: «La firma alemana Drumen S.A. poseía fincas de cacao en San Carlos y en Bata: su representante en Santa Isabel era el comerciante Heinrich Lühr. Pero la sociedad alemana tenía también otra finca de cacao en Fernando Poo de gran extensión y a cota baja -llegaba hasta el mar- situada en el distrito de Laka, no lejos del poblado de Baney. (…) la finca disponía de un puertecito alargado con suficiente calado, construido ante la escasez de vehículos y la falta de carreteras. Pero era mucho puerto para tan poca lancha y los rumores no tardaron en surgir. Al parecer desde este punto se abastecía en noches oscuras, sin luna, a los submarinos alemanes que operaban en aguas del golfo de Guinea. La lancha suministraba bidones de combustible, agua potable y víveres a los sumergibles que se aproximaban a la isla».

Terminada II Guerra Mundial, en aplicación de los Acuerdos de Bretton Woods el gobierno español expropiará bienes y propiedades vinculadas a Alemania en todo el territorio nacional, incluyendo los situados en Guinea.

Cuenta Manu Valentín que «el 10 de agosto de 1942 encontramos, tanto a Josef Euwens como a la Drumen, S.A., en la "Proclaimed List of Certain Blocked Nationals" elaborado por la Secretaría de Estado de los EE.UU» y en 1949 el gobierno español «declara que las participaciones pertenecientes a extranjeros de la sociedad Drumen, S.A. están sujetas a la expropiación. Josef Euwens, entre otros, veían peligrar su patrimonio. Sin embargo, dos años más tardes, el BOE anunciaba que la Drumen, S.A. quedaba exenta de las disposiciones que estaban sujetas al bloqueo de propiedades extranjeras. ¿Qué había pasado? ¿Cómo había conseguido librarse de la expropiación? ¿Había jugado algún papel Teodomiro Avendaño, propietario de la Veiga Avendaño, S.A., sociedad que, tiempo después, acabaría adquiriendo las participaciones de la Drumen fundado la Bokoko-Drumen, S.A.?».


Se dan, además de intereses comerciales y empresas instrumentales, casos particulares: por ejemplo, El País revisó los archivos del Ministerio de Exteriores en busca de nazis que hubieran recurrido al "santuario" franquista. El autor de "Los 104 de la lista negra" se fijó en el caso de Franz Liesau Zacharias, que murió en el 52 de la calle Alcalá en 1992, a los ochenta y cuatro años. En la hoja de extradición que habían remitido los aliados a Franco decía: «Este hombre se hace llamar doctor. En realidad fue agente del servicio de contraespionaje involucrado en la compra de animales del Marruecos español y de la Guinea española para fines experimentales en Alemania, entre ellos la propagación de horribles enfermedades, como la peste, en los campos de concentración». 

Fernando García Pañeda, ficciona sobre su trabajo en "Todos tus nombres": 

-¿Arma misteriosa? ¿Qué clase de arma puede ser esa? pregunta Mr. Timothy.

-Habéis hablado de monos, y los monos son los animales más semejantes a los humanos -responde Alphonse-. Lo que tenemos que preguntarnos es qué clase de experimentos puede realizar un biólogo perteneciente a la inteligencia militar con seres parecidos a los humanos. En realidad, nada que no se haya inventado ya. Un arma tan vieja como la misma guerra.

Los informes y ensayos de Liesau sirvieron, en parte, para reducir la población reclusa en campos de concentración y exterminio nazis que se extendieron por países centroeuropeos. En 1947 el Consejo de Control Aliado pidió la extradición de Liesau, rechazada por autoridades franquistas. 

Donato Ndongo lo recuerda en Franco no ha muerto en Guinea Ecuatorial..., «Además de los acuerdos económicos, destaca la cobertura política otorgada por Fontán a la política africana de Hitler. Finalizada la guerra española, el Gobierno de Alemania solicitó a Franco visados para Guinea en favor del doctor Ebeling y Joseph Ellendorf, que deseaban realizar “un viaje de estudios a las selvas vírgenes del Oeste de África”, calificado por los alemanes como de “suma importancia para el intercambio comercial hispano-alemán”. Si tenemos en cuenta que a lo largo de 1938 habían ido a Guinea los “investigadores” alemanes Johannes Zschucke, Walter Wilkening, Joseph Werner y August Müller, así como el catedrático Kleine y su ayudante Fricke, no parece descabellado afirmar que, ante la proximidad de la Segunda Guerra Mundial, tales viajes no respondían tanto a un interés científico o económico, sino político, o más bien de espionaje, relacionados con las intenciones alemanas de recuperar su antigua colonia de Camerún y parte considerable del África ecuatorial, incluida la Guinea continental española».

Sumado a Franz Liesau Zacharias, la lista de los 104 espías nazis reclamados al gobierno de Franco por el Consejo de Control Aliado en 1947 incluye a empleados de la Drumen como Karl Panhorst, oficial de la Abwehr y miembro del NSDAP, Josef Euwens (conocido como José Euwens Dolleman), miembro del NSDAP, o finqueros con plantaciones de café en Kogo como Joachim Heino von Boddein, oficial de la Abwehr, y Wilhelm Johannes Pahl (alias Fernando), gerente administrativo de la Compañía Vasco-Africana Ltd. en Kogo y espía y reclutador de la Abwehr. Y habrá alguno más...

Entre otros, los dos hermanos Clauss Kindt. Y de éstos, nos recuerda Wiliam Martín, «Adolfo Clauss Kindt, nacido en Huelva, hijo de Ludwig Clauss Röder, cónsul honorario en la ciudad. En la I Guerra Mundial actuó como agente del servicio secreto alemán. Luego realizó estudios de agronomía y trabajó en plantaciones de café y cacao en la Guinea Española.

En la Guerra Civil se afilió a Falange Española y combatió como intérprete y oficial de carros en la Legión Cóndor. Durante la II Guerra Mundial fue jefe del Abwehr en Huelva, estando a cargo del servicio de espionaje, contraespionaje y sabotaje, contra los intereses británicos en la provincia. Llegaría a ser uno de los más importantes, activos e inteligentes agentes alemanes en el sur de Europa».

En 1946, el departamento de Guerra de los Estados Unidos, remitió al comité de asuntos militares del Senado una nueva relación de afiliados al NSDAP por el mundo, incluyendo a «Hans Brandau (comerciante agrícola en Bata), Franz Bruno Buchthal (comerciante en Basakato del Oeste), Franz Dittmer (finquero en Santa Isabel), Willy Dölling (comerciante en Santa Isabel), Heinrich Engelbrecht (plomero en Fernando Póo), Fritz Gerboth (agricultor en Santa Isabel), Ernst Georg Goldschmitt (ingeniero agrónomo en San Carlos), Richard Heiner (comerciante en Bata), Fritz Hemmerle (arquitecto en Santa Isabel), Curt Hillmer (empleado en Santa Isabel), Alfred Liebske (empleado en Santa Isabel), Armin Pilz (empleado en Bata), Gerhard Studemund (comerciante en San Carlos), Kurt Vogt (agricultor en Bococo), Rudolf Wocke (jubilado, exsecretario de la gobernación, en Bococo) y Dr Johannes Zschucke (instructor de la Universidad de Colonia en Santa Isabel)».

Algo se sospechaba sobre esa incómoda presencia en territorio ecuatorial en el consulado británico en Santa Isabel: en 1941 reportaban los inversionistas alemanes a su Embajada en Madrid que tres compatriotas había sido retirados de sus puestos en empresas españolas de Bata y Santa Isabel por presiones del consulado, quedando éstos relegados a puestos más discretos fuera de las capitales.

Precisamente, el plan de invasión de Guinea que había ideado el Consejo Nacional de Euskadi para el 3er. Batallón de Fusileros Marinos de la Francia Libre afirmaba a finales de 1941 que en el territorio operaba la «Organización de la Gestapo, repartida entre alemanes y falangistas españoles. Algunos de sus miembros disponen de documentación española, pero son alemanes, que habitaban en países sudamericanos antes de la guerra». Incluyendo como ejemplo a la Casa Woerman, que «la dirige Mr. Herman, un alemán de la Gestapo (...) Individuo peligroso y gran conocedor de La Guinea, tiene una gran influencia».

Por otra parte, además del claro posicionamiento de la Falange local y su periódico Ébano, no son poco los casos de miembros de la administración colonial que se desempeñaron en la llamada popularmente División Azul (la 250 Infanterie-Division del ejército nazi). Lo contábamos de refilón en Los white hunters, con el ejemplo de dos divisionarios: Juan Chicharro Lamamié de Clairac y Francisco Soriano Frade. El primero fue Subgobernador en Guinea y presidente honorario de la Hermandad de la División Azul. U otros como Luis Teigell Cea (del que todavía no hemos hablado en este paseo por la vieja calle 19 de septiembre de Santa Isabel), falangista y divisionario y que, tras ganar la oposición de Médico del Servicio Sanitario Colonial, fue Director de la Leprosería de Mikomeseng durante 8 años.
Pero hubo más voluntarios ecuatoriales en la 250ª, al igual que hubo otros falangistas que lo intentaron y fueron rechazados como el alférez Juan Manuel John Tray y Mueri, posteriormente conocido como el "comandante Tray".

Así, que algún nazi sí que hubo en el territorio ecuatorial... 

Eso sí, décadas después Carrero Blanco afirmaba sin rubor en el ayuntamiento de Santa Isabel que «casi sin medios, nos enfrentamos en 1808 con Napoleón, en 1936 con el comunismo y que estábamos dispuestos a hacer frente a Hitler en 1941, cuando acababa de llevarse por delante a todos los ejércitos de Europa...».