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jueves, 25 de julio de 2019

La República truncada

La voz de los náufragos: la narrativa republicana entre 1936 y 1939, recoge las reflexiones de Ángel Miguel Pozanco, secretario del subgobernador de Bata:

«La República intentó mejorar la situación de Guinea en 1935. Esta colonia daba beneficios con los que atender gastos existentes en Marruecos y Río de Oro. Se quería acabar con la improvisación existente hasta entonces, mejorar la producción de los cafetales y poner en marcha un plan de ayuda a los nativos.

Con estos objetivos se nombró gobernador general a Luis Sánchez Guerra -hermano del secretario general del presidente Alcalá Zamora-, secretario general del Gobierno a Carlos Vázquez y subgobernador del territorio continental a Miguel Hernández Porcel, los cuales llegaron a guinea a finales de 1935. A. M. Pozanco fue nombrado secretario del Subgobierno de Bata. Entonces también hubo un gran cambio de funcionarios coloniales.

Sánchez Guerra comenzó a realizar rápidamente una amplia política de saneamiento que puso en peligro intereses creados. Por ese motivo comenzó la intriga política y el vació social de los afectados contra Sánchez Guerra, al querer aprobar el Estatuto para los funcionarios de loa administración colonial.

El Tesoro recibía gran beneficio de la exploración de los bosques de madera de “okume”; pero muchos madereros explotaban impunemente bosques del Estado sin pagar cánones. Esta sonrojante práctica fue prohibida y se multó a quienes no respetaron la prohibición. Se puso coto a la recluta de nativos realizada hasta entonces, siendo sustituida por bolsas de trabajo bien reglamentadas, para garantizar sus derechos. Sánchez Guerra quiso poner en marcha un plan efectivo de colonización. También limitó la actividad de los frailes, que no respetaban la teórica libertad de conciencia de los nativos. Se prohibieron misiones, tal como se ejercían hasta entonces: se puso coto a la actividad de los catequistas, y se demolieron iglesias levantas impunemente en terrenos del Estado. Pero los frailes no perdonaron esas decisiones.

También se creó una Caja Agrícola de Socorro y Asistencia para estimular la creación de fincas propias por los indígenas; se crearon nuevos poblados y escuelas de ensayos de cultivos. Asimismo, en 1936, en las obras públicas, se trabajaba en la carretera Bata-Río Benito, y ya había créditos concedidos para otras obras».

Igualmente, Francesc Tur en España en Guinea Ecuatorial: ¿Una colonización ‘Light’? nos recuerda que «La actuación de la Segunda República responde perfectamente, según Manuel Burgos Madroñero, al esquema de colonización francesa, proponiéndose decididamente hacer rentable esas posiciones además de racionalizar y dignificar la ocupación española; entre los años 1932- 1935, España importa de Guinea más de 40.000 millones de pesetas-oro, mientras exporta a Guinea tan sólo unos 4.000 millones».

En cualquier caso, esas propuestas reformistas se vieron interrumpidas por la llegada de la involución un 19 de Septiembre...


El 25 de julio de 1936, a los pocos días del golpe de Estado, el Gobierno de la República seguía administrando el país pese a la sorprendente prolongación del conflicto.
Ese día, el Boletín Oficial del Estado publicaba la Ley aprobando, a los efectos de su ratificación por España, el Convenio relativo a la conservación de la fauna y flora en estado natural, que se firmó en Londres el 8 de Noviembre de 1933.

El Decreto, ratificado por las Cortes había sido firmado por Manuel Azaña como Presidente de la República, era parte de los compromisos derivados de la Conferencia para la Protección de la fauna y de la flora en África de 1933.

Su aplicación afectaba explícitamente a los territorio españoles del Golfo de Guinea y preveía el establecimiento de un régimen especial para la conservación de la fauna y de la flora, "considerando que la fauna y la flora natural de ciertas partes del mundo, y en particular de África, están en peligro, en las condiciones actuales, de extinción o de perjuicio permanente".

Una gran iniciativa, que hubiera beneficiado, por ejemplo a Monte Alén.

Lamentablemente, la aplicación de esta norma precursora de la protección de la naturaleza en África se vio frustrada por la derrota del gobierno republicano.


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