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lunes, 29 de agosto de 2022

Llegada a Barcelona

Es cierto, no se trata de la guerra civil y sus consecuencias en el territorio ecuatorial.
Sin embargo, ¿quién mejor que Juan Juan Potous y Martínez permite conocer el entramado social del país?:

DE TETUAN A MANILA (crónicas de viaje)
LLEGADA A BARCELONA

Hoy, 16 de Julio, festividad de Nuestra Señora del Carmen, a las ocho de la mañana, apareció ante nuestro horizonte el famoso castillo de Montjuich y poco tiempo después divisábamos el inmenso bosque que en el puerto de Barcelona forman el infinito número de mástiles de los barcos aquí fondeados. El "Isla de Panay" avanza rápidamente, detiénese breves instantes para recoger al práctico que nos ha de guiar en la entrada y continúa su marcha en demanda del puerto exterior.Para celebrar la fiesta del día, Patrona de marineros y navegantes, todos los buques es- pañoles surtos en bahía, aparecen engalanados con banderas y gallardetes, llamando nuestra atención un hermoso vapor inglés de gran tonelaje, que también ha adornado sus mástiles y jarcias. Arriamos nuestra bandera saludando, al pasar junto al muelle donde se hallan atracados el viejo crucero nacional "Rio de la Plata" y el buque "Dédalo", el mas raro y antiestético de los barcos modernos, con su catavientos en forma de enorme cigarro en lo alto de su primer palo, con su extensa plataforma en popa para el lanzamiento de hidroplanos, de los cuales, dos de ellos se hallan en bahía próximos a su nodriza, pues asi puede calificarse el papel que desempeña el "Dédalo'', y con la inmensa variedad de artefactos, la mayor parte de ellos completamente desconocidos para mi, que adornan sus cubiertas. En el fondo del muelle dejamos al lindo vapor "Jaime I", que hace el servicio entre Barcelona y Mallorca, y deslizándose suavemente por las tranquilas aguas del puerto, el "Isla de Panay'' vá a buscar su sitio en el muelle de la Compañía Trasatlántica, amarrando la proa por la popa del magnífico vapor "Barcelona" de la Compañía Pinillos, que dentro de poco partirá en viaje para la América del Sur. Recibida la Sanidad y a libre plática el buque, empiezan las despedidas de los pasajeros que aquí quedan y comienza a disgregarse el extraño conglomerado que hemos formado desde Cádiz los viajeros del "Isla de Panay". Y a fé que no ha podido verse jamás una mezcla mas rara de tipos, profesiones y personas. Junto al hermano del Corazón de María que viene a España a reponer la salud perdida en diez años de estancia en las posesiones de Guinea, los cabos e individuos de la Guardia Colonial de Fernando Poó, luciendo el gorro colorado, que les dá apariencia de maduros "Botones''. Al lado del virtuoso párroco de Canarias, que llevado de su celo religioso, ha predicado un largo sermón en Valencia a los trabajadores del puerto que pronunciaban frases gruesas, la "cocotte" catalana con acento extranjero, que expulsada de Fernando Poó por sus escándalos viene en busca de su familia residente en la Ciudad Condal. En íntima amistad con el grueso y atildado inglés, ingeniero que planea un ferro-carril en la República de Liberia, el mestizo que posee haciendas de cacao en Santa Isabel y San Carlos. Todas estas extrañas figuras, mas los tres monos y las dos cotorras que la hetaira trae de África, nos abandonan, quedando únicamente abordo la familia del Cónsul de Portugal en Singapore, un alto empleado de la Compañía General de Tabacos de Filipinas y nosotros. Por la festividad del día no se trabaja en el puerto, y la quietud y la tranquilidad reinan abordo, pues además han desembarcado en Barcelona muchos de los tripulantes del "Isla de Panay" que allí tienen sus familias.


Crucero Isla de Panay. Conocido como el Barco de la Muerte, fue usado para transportar hacinadas a las tropas españolas asignadas a la guerra hispanoamericana en Cuba. Terminada la guerra fue reasignado por la Trasmediterránea al golfo de Guinea hasta su hundimiento, para cobrar el seguro, en Punta Europa: «Fue en la noche del 7 de Diciembre de 1929, tras embarrancar en un bajo llamado Los Primos entre Santa Isabel y San Carlos. Los supervivientes dijeron que serían casi las tres de la mañana cuando se oyó un ruido sordo debajo del barco, como si hubiese tropezado con un arrecife, y que al ir muy despacio evitó partirse por la mitad; comenzó a inclinarse lentamente y se hundió ante la vista de todos, posándose suavemente en el fondo. Allí debe de estar aún, junto a la conciencia del señor marqués».

martes, 10 de noviembre de 2020

Un català d’Urgell venerat a Malabo

¿Recordáis la entrada El santoral ecuatoguineano? y ¿La nostra Guinea?

Pues nos acabamos de tropezar con un viejo artículo que os compartimos:

Un català d’Urgell venerat a Malabo

La historia de Guinea Ecuatorial está muy marcada por la labor de los claretianos, la congregación fundada por el catalán San Antonio María Claret, que con su labor evangelizadora hicieron un gran bien a aquellos pueblos hermanos. El año 1883 llegaba a Guinea la primera expedición de 12 Misioneros Claretianos. A esta primera expedición seguirían otras, sin interrupción, de tal suerte que en poco más de 2 años se encontraban trabajando incansablemente en aquellos territorios un total de 64 claretianos y habían fundado 8 misiones: 4 en la isla de Fernando Poo, la actual Bioko, una en la isla de Annobón, otra en la de Corisco, una en la isla de “Elobey Chico” y la octava en la zona continental de “Cabo San Juan”. Con la fundación de una misión se fundaba siempre un colegio.



El padre Armengol Coll fue el primer obispo de la orden de los claretianos, y una de las figuras claves en los primeros años de historia de Guinea Ecuatorial. Nacido en Ibars de Urgel en 1859, llegó a Malabo (entonces Santa Isabel), en el año 1890. Durante su larga estancia allí recorrió todas las islas, así como la zona continental; se relacionó con todas las etnias del país y aprendió sus distintas lenguas y culturas. En 1909 dio un paso trascendente con la creación de un instituto religioso femenino, que fue además la primera congregación religiosa autóctona africana, y que llevaría el nombre original de “Auxiliares de las Misiones”, hoy “Misioneras de María Inmaculada”. Más tarde, en 1914, fundó en Riaba el primer seminario para la formación de clero indígena.

No es de extrañar que los restos del obispo Armengol Coll -el Padre Grande de Guinea- reposen en la Catedral de Malabo, donde son venerados por los fieles ecuatoguineanos, agradecidos por el inmenso bien recibido de este hijo de la comarca de Urgell. (...)






miércoles, 6 de mayo de 2020

75 años de la liberación de Carlitos

Ayer publicaba El Diario: Las pruebas de la responsabilidad franquista en la deportación de españoles a campos nazis, a 75 años de su liberación:
El 5 de mayo de 1945 una unidad del Ejército estadounidense liberó el campo de concentración nazi de Mauthausen, llamado "el campo de los españoles" debido al gran número de compatriotas que sufrieron y/o perecieron tras sus alambradas. La liberación no fue un acto premeditado y tuvo poco de épico. Un pelotón de 23 hombres, liderado por el sargento Kosiek, se topó por casualidad con el recinto mientras realizaba una misión rutinaria de reconocimiento. Los SS habían huido y dejado la custodia de decenas de miles de famélicos prisioneros a un asustado grupo de policías de Viena que no tardaron ni un segundo en rendirse.

Los libertadores apenas estuvieron cuatro horas en el recinto porque recibieron la orden de regresar a su base con los cuatro únicos prisioneros estadounidenses y británicos que había en el campo. El resto de los "liberados", un ejército de hombres y mujeres enfermos, desesperados y hambrientos, quedaron abandonados entre un océano de cadáveres. Afortunadamente, la organización clandestina internacional, creada por los propios prisioneros españoles durante su cautiverio, se hizo con un arsenal de armas y mantuvo un cierto orden hasta que, casi 24 horas después, llegó el grueso de las tropas estadounidenses. La pesadilla había terminado.

Mauthausen fue el último campo de concentración nazi en ser liberado. Su importancia histórica para nuestro país no fue reconocida hasta el pasado año. Desde 2019, el 5 de mayo es considerado oficialmente el Día de Homenaje a los españoles deportados y fallecidos en campos de concentración y a todas las víctimas españolas del nazismo. Más de 9.300 de nuestros compatriotas, de los cuales al menos 300 eran mujeres, sufrieron años de cautiverio en los campos de la muerte de Hitler.

5.500 de ellos perecieron en ellos de la misma forma que los judíos, los gitanos, los soviéticos, los testigos de Jehová o los homosexuales: en la cámara de gas, ahorcados, apaleados, en macabros experimentos médicos, devorados por los perros, de hambre, de todo tipo de enfermedades… Mauthausen y su letal subcampo de Gusen son el símbolo de la deportación española porque por ellos pasó el 80% del total: más de 7.500 hombres y mujeres. El resto se repartió por Dachau (756), Buchenwald (636), Ravensbrück, Bergen Belsen, Auschwitz, Flossenbürg, Natzweiler, Neuengamme, Sttuthof, Sachsenhausen…
Deportados por Franco, Hitler y Pètain

Investigadores y asociaciones de Memoria Histórica coinciden en denunciar que el olvido que han sufrido estas víctimas españolas del nazismo por parte de nuestra democracia obedece a una única razón: también son víctimas del franquismo. La documentación que se conserva en los archivos demuestra que estos hombres y mujeres acabaron en los campos nazis por obra y gracia de un triángulo político formado por Francisco Franco, Adolf Hitler y Philippe Pétain, el líder de la Francia colaboracionista. Sin embargo, en la graduación de responsabilidades el dictador español aparece destacado en primer lugar. (...)

Pese a que no se le haya dado la relevancia de otros campos de concentración, no debe ser olvidado.
Y en lo que a este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel se refiere, tampoco debemos olvidar que el 5 de mayo supuso la liberación de Carlos Greyekey, Carlitos, nacido en la isla de Bioko y emigrado muy joven a Barcelona. Ahí hizo su vida e inició estudios de medicina. Iniciada la guerra se sumó a la defensa del Gobierno, siendo expulsado al exilio con la caía de la República. Al igual que los demás exiliados republicanos sufrió el maltrado por parte de las autoridades fancesa, hasta que iniciada la invasión alemana se sumaron a la defensa de las libertades del país. Con la derrota de la República francesa, fue confinado en Mauthausen, en donde inicialmente fue tratado con menor rigor que al resto de sus compañeros por el color inusual de su piel, hasta caer en desgracia. Así con todo, logró sobrevivir hasta la liberación del campo de concentración, iniciando su exilio como apátrida: con un gobierno español que le desconocía y una república de Guinea Ecuatorial inexistente. Falleció en los 80, nacionalizado francés.

Si quieres saber más sobre Carlos Greykey, accede a 


Lucía Mbomío publicaba hace un tiempo: "En el día del homenaje en Mauthausen, quiero aprovechar para recordar a José Carlos Grey Molay (1913-1982), q estaba en Barcelona estudiando, cuando le sorprendió el inicio de la Guerra Civil. Había llegado a España 9 años antes, procedente de Guinea Ecuatorial"



lunes, 2 de marzo de 2020

El caso de Carlitos

Es cierto, hubo ecuatoguineanos que lucharon en la guerra civil: uno de ellos estuvo incluso entre los que sufrieron el exilio tras la derrota de la República y acabó confinado en un campo de concentraciónLucía Mbomío lo cuenta en Prisionero 5124: Grey Molay, el republicano negro, uno de sus artículos de Afroféminas.

En Guinea Ecuatorial, ante la ausencia de archivos y la dificultad de acceder a fuentes primarias de información, es habitual recurrir a la literatura como respaldo documental.

Lo vamos a hacer también nosotros.

David Wingeate Pike en Españoles en el Holocausto - Vida y muerte de los republicanos en Mauthausen recoge que «A diferencia de los polacos, los rusos y muchos alemanes y austriacos, todos los españoles estaban allí por ser antifascistas. Casi en su totalidad eran veteranos de la guerra civil española y, curiosamente, incluían al único negro de Mauthausen: Carlos Gray Key, originario del Marruecos español pero nacido en Barcelona». El autor no acertó ni en el nombre ni en el origen.

«Con estos testimonios -añadirán Montse Armengou, Ricard Belis en El convoy de los 927- dejan de ser fotografías horrorosas para convertirse en historia vividas y sufridas, como la de Carlitos, un muchacho de Barcelona que no dejaba de decir "¡Me cago en Dios!" porque los alemanes se divertían dejándolo en carne viva de tanto fregarlo con agua y jabón. Era negro y los oficiales estaban empeñados en que se volviera blanco. Las humillaciones parecían no tener fin.»

En "El fotógrafo de Mauthausen" reproducen un edulcorado ejemplo de estas humillaciones:


O como relata Joaquim Amat-Piniella en K. L. Reich, «entre la multitud destacaba un punto negro. Era un muchacho barcelonés nacido en el África española. El oficial que lo descubrió desde arriba lo hizo llamar para que se presentara. El cuerpo del negro, robusto y musculoso (el hecho de ser negro le había valido un buen Kommando) sorprendió a los alemanes. Según sus convicciones racistas, los negros eran seres con las extremidades flacas, el vientre abombado y con expresión de caníbales. Aquel muchacho no era únicamente bello, sino hasta culto. Hablaba varios idiomas, entre ellos el alemán. Una vez en el mirador, tuvo que permanecer largo rato en la posición de "firmes", mientras el grupo de visitantes saciaba su curiosidad. Los prejuicios racistas se tambaleaban. Uno de los soldados, un joven linfático, con cara de infeliz, no pudo refrenar su necesidad de comprobar que no existía superchería; humedeció su dedo índice con saliva y frotó con fuerza la piel del negro. Su cara expresó desencanto y admiración a un tiempo: el color era sólido».


Carlos Hernández de Miguel en Los últimos españoles de Mauthausen - La historia de nuestros deportados, sus verdugos y sus cómplices, narra que «En este océano de vejaciones, lo peor que le podía ocurrir a un prisionero era atraer las miradas de los SS. Carlos Grey-Molay (En diversos archivos y publicaciones se le identifica como José Carlos Grey-Key) no pudo evitar convertirse en el centro de atención de los soldados y oficiales alemanes. Carlitos, tal y como le llamaban sus compañeros, era negro. Nacido en Barcelona, su familia provenía de la colonia española de Guinea. José Alcubierre fue testigo de su llegada al campo el 7 de junio de 1941: "Los alemanes le miraban como a un bicho raro. Le tocaban para ver si su piel desteñía, le abrían la boca para mirarle los dientes y se reían sin parar. Luego le empezaron a lavar con agua y jabón. Le frotaban con fuerza para ver si eran capaces de quitarle el color negro. Los prisioneros polacos empezaron también a reírse y nosotros nos enfrentamos a ellos porque se trataba de un compañero. Aunque era español le tenían en una barraca aparte. En cuanto podía se venía con nosotros, pero los SS le decían: Tú eres negro, así que no te juntes con estos". Como si fuera una atracción de circo, Carlitos fue admirado por el propio comandante Ziereis, que decidió colocarle como camarero en el pabellón de los oficiales. El propio Himmler tuvo ocasión de contemplar esta «rareza de la naturaleza» en una de las tres visitas que realizó al campo. Mariano Constante, que trabajaba como ordenanza de los SS, estaba presente: "Ziereis hervía en deseos de que su jefe supremo admirara aquel representante de una raza aún más baja que la de los subhombres. Hizo toda una serie de comentarios abominables sobre nuestro compatriota y su color de piel, acompañando sus explicaciones de bromas que provocaban la risa histérica de sus secuaces y que remató con este comentario: Es un negro español, sí, pero desciende de los negros de África, y lo que es más, de una tribu de antropófagos. Su padre comía carne humana". La curiosidad inicial entre los alemanes degeneró pronto en un profundo rechazo hacia el "salvaje" que tocaba su comida. Grey-Molay fue destinado a limpiar los retretes de los SS y, finalmente, a la cantera. Carlitos, el negro de Mauthausen, consiguió sobrevivir gracias a la ayuda de sus compañeros. Las secuelas de la tuberculosis y el recuerdo de las vejaciones a que fue sometido le acompañaron hasta el fin de su vida».





Si quieres conocer más sobre Carlos Greykey, accede a

viernes, 14 de febrero de 2020

Anulación del Consejo de Guerra al radiotelegrafista de Bolondo

La Generalitat de Catalunya ha hecho un gran esfuerzo por dignificar a las víctimas sacándolas del olvido.

El pasado 7 de julio, en aplicación de la Ley 11/2017, del 4 de julio, de reparación jurídica de víctimas del franquismo, publicada en el DOGC núm. 7406, de 6 de julio de 2017 (corrección de erratas en el DOGC núm. 7406, de 17.7.2017) el Arxiu Nacional de Catalunya publicó en formato PDF la lista de reparación jurídica de víctimas del franquismo (1938-1978).
Los argumentos en el sentido de no reabrir viejas heridas del pasado son inconcebibles en un contexto democrático, ya que el restablecimiento de la dignidad de las víctimas no busca la venganza sino la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición.
Tras cuarenta y dos años de la muerte del dictador Franco ninguna ley ha declarado expresamente la nulidad de los juicios del franquismo.
Por este motivo, la presente ley, de conformidad con el ordenamiento jurídico, declara la ilegalidad de los tribunales y de los procedimientos y consejos de guerra instruidos en Cataluña desde el 5 de abril de 1938 hasta diciembre de 1978 por la Auditoría de Guerra del Ejército de Ocupación, denominada posteriormente Auditoría de Guerra de la IV Región Militar.
Son 66.629 expedientes hasta la fecha. De entre éstos, se puede identificar sin lugar a dudas a Ricardo Echevarria Rezamosa [Retamosa], sevillano de 30 años, vecino de Santa Isabel de Fernando Poo.

Como es habitual, no hay mucha información sobre él, si bien el Diario Oficial editado por el Gobierno de la República en Valencia, recoge su ascenso a teniente, así como una circular posterior en la que se dispone que «el teniente de Ingenieros D. Ricardo Echevarría Retamosa, de la Sección de Transmisiones de la 20 Brigada Mixta, pase destinado a la Jefatura de Transmisiones del Estado Mayor del Ejército de Tierra, incorporándose con urgencia».

Ricardo Echevarria, Teniente de la Unidad de voluntarios de Transmisiones de Campaña, fue sometido a un juicio sumarísimo por un Consejo de Guerra, sobreseyéndose su caso en 1941.
A finales de 1946, La Guinea Española daba noticia de su reincorporación al territorio ecuatorial: «Han ocupado sus vacantes D. Ricardo Echevarría y Sra. en la radio de Bolondo». En abril de 1947, se publica una sentida despedida, que incluye el agradecimiento por su celo como radiotelegrafista durante el accidente del avión de Iberia pilotado por el capitán Sastre en junio del año anterior «aunque tardía, vaya nuestra felicitación a nuestro buen amigo».

En 2017, la Generalitat de Catalunya decreta la nulidad de ese juicio sumarísmo y “restablece el honor, la dignidad y la memoria” de una víctima “injustamente procesada por los tribunales franquistas”.


El Archivo realiza un trabajo ejemplar, si bien la tarea sigue en proceso: se dan ausencias notorias como la del barcelonés Carlos Grey Molay, el republicano negro del campo de concentración de Mauthausen, o la de Josep Serra Companys, primo del president Lluís Companys, que por su lealtad y defensa de la ciudad de Bata (Río Muni), acabó en el campo de concentración del viejo lazareto de Gando.

lunes, 18 de noviembre de 2019

El caso del farero

En la entrada Libre de toda sospecha exponíamos el ensañamiento con que se castigó la lealtad a la República o la tibieza en el apoyo a los golpistas dentro de la función pública.

En algunos casos, además de la inhabilitación perdieron bienes, fueron desterrados, estigmatizados socialmente o cumplieron prisión (o todas ellas combinadas). Y en otros, como el del Luis González Peña -el practicante de Fernando Poo-, la persecución acabó en fusilamiento.

Por su claridad, rescatamos el caso de Juan Viñolas Puig (* Sant Feliu de Guíxols, Girona 28/11/1906 - ✝ Málaga 13/2/2001), torrero en excedencia en su plaza en el faro de la isla de Aire (Menorca) desde junio de 1935 como "supernumerario activo por haber pasado al servicio de la Dirección General de Marruecos y Colonias" y al que tardaron décadas en reintegrarle en su puesto tras la salida de Guinea. 

Éste solicita en febrero de 1937 el reingreso en el cuerpo y el gobierno republicano le destina a la suplencia de Girona. Terminada la guerra es expedientado por los ganadores. No es hasta el 18 de noviembre de 1953 en que tras "depurar la conducta político-social del Técnico-mecánico de Señales Marítimas don Juan Viñolas Puig" es readmitido con sanción al cuerpo. Todavía en 1959 se documenta su solicitud de levantamiento de la sanción de postergación, quedando la misma sin efecto, colocándole en el Escalafón en el lugar que le correspondía.

Como parte de las sanciones, fue sometido a diferentes traslados forzosos (lo que en la práctica supone un destierro de Girona), pasando por los faros de Portman (Murcia), Vizcaya y Málaga, acabando jubilado el 28 de noviembre de 1976 en esta última suplencia.

jueves, 15 de agosto de 2019

Els catalans de Guinea

Recordáis nuestra entrada Los catalanes de Fernando Poo?

No podía faltar el programa Els catalans de Guinea de TV3:



Reportatge d'Antoni d'Armengol pel programa "30 minuts" de TV3, emès el 28/07/2014.

El "30 minuts" s'endinsa en l'última etapa colonial a través de la memòria dels catalans. Un equip de reporters recupera imatges inèdites de la vida colonial i de líders guineans. El gener de 1964, ara fa 50 anys, entrava en vigor a Espanya la primera i singular autonomia després de la Guerra Civil. El règim autònom atorgat per la dictadura del general Franco no era per a cap de les nacionalitats que ja l'havien tingut durant la Segona República i que ho havien estat reclamant històricament, sinó per a una de les últimes colònies espanyoles a l'Àfrica, la Guinea Espanyola. El "30 minuts" d'aquest diumenge recupera la veu d'alguns dels catalans que van viure a l'excolònia i moltes de les imatges que van enregistrar amb les càmeres de super-8 que es van començar a popularitzar a l'època. Algunes d'elles són documents històrics d'un valor excepcional, per l'escassetat de fonts documentals de tota mena d'aquell període. 

El documental se centra en el paper que van jugar els catalans en l'excolònia espanyola. De fet, aquesta vinculació comença a la segona meitat del segle XIX, quan uns quants aventurers van a un territori africà pràcticament oblidat per l'administració espanyola. A principis del segle XX, aquests "emprenedors" han establert els seus negocis de cafè, cacau i fusta aprofitant els avantatges del règim colonial i la pressió evangelitzadora dels missioners claretians de Vic, la majoria també catalans. Abans de la guerra espanyola, Barcelona és el principal port d'anada i tornada de mercaderies i passatge a la Guinea Espanyola i, en paraules de l'historiador Jordi Sant, es converteix en la metròpoli colonial. Aquesta vinculació farà que molts guineans vinguin a Barcelona a estudiar i a viure llargues temporades. 

És en aquesta època que empreses catalanes com Frapejo, Vila i Morante, Sumco, Blasco S. A. i moltes altres comencen a crear un imperi econòmic que s'allargarà pràcticament fins al 1969, any en què la dictadura de Francisco Macías expulsa tots els espanyols. 

El documental analitza el període final de la colònia, a través de la memòria de colons, guineans autòctons i alguns dels pocs protagonistes que queden d'aquella època, com el polític Adolfo Obiang Biko, un dels fundadors del Monalige, principal partit independentista guineà, o el comandant de la Guàrdia Civil Luis Báguena. També compta amb la col·laboració dels pocs investigadors que han estudiat l'època colonial, com l'historiador i antropòleg Gustau Nerín i la doctora en Ciències Polítiques de la Universitat Autònoma de Madrid Alicia Campos. Malauradament, ni el polític madrileny Miguel Herrero, un dels redactors de la Constitució guineana del 1968, ni el primer ambaixador espanyol Juan Durán Loriga, han volgut intervenir en el rodatge. 

Per a l'elaboració del programa s'ha fet un extensiu procés de recerca documental de les poques imatges que han arribat fins a l'actualitat. Per això són tan importants les filmacions familiars enregistrades amb les càmeres de super-8. Gràcies a la col·laboració dels antics residents a Guinea s'han pogut recuperar imatges inèdites, no només de la vida quotidiana a la colònia, sinó de mítings polítics, d'alguns dels principals líders guineans, inauguracions d'obra pública, desfilades militars i de la festa del dia de la independència, el 12 d'octubre de 1968.

viernes, 12 de julio de 2019

Anulación de la condena al Rey Baltasar

Amadeo Ansa (1947),
 el negro que sueña ser
 -una noche al año- el Rey Baltasar. 
La Generalitat de Catalunya ha hecho un gran esfuerzo por dignificar a las víctimas sacándolas del olvido.

El pasado 7 de julio, en aplicación de la Ley 11/2017, del 4 de julio, de reparación jurídica de víctimas del franquismo, publicada en el DOGC núm. 7406, de 6 de julio de 2017 (corrección de erratas en el DOGC núm. 7406, de 17.7.2017) el Arxiu Nacional de Catalunya publicó en formato PDF la lista de reparación jurídica de víctimas del franquismo (1938-1978).
Los argumentos en el sentido de no reabrir viejas heridas del pasado son inconcebibles en un contexto democrático, ya que el restablecimiento de la dignidad de las víctimas no busca la venganza sino la verdad, la justicia, la reparación y la garantía de no repetición.
Tras cuarenta y dos años de la muerte del dictador Franco ninguna ley ha declarado expresamente la nulidad de los juicios del franquismo.
Por este motivo, la presente ley, de conformidad con el ordenamiento jurídico, declara la ilegalidad de los tribunales y de los procedimientos y consejos de guerra instruidos en Cataluña desde el 5 de abril de 1938 hasta diciembre de 1978 por la Auditoría de Guerra del Ejército de Ocupación, denominada posteriormente Auditoría de Guerra de la IV Región Militar.
Son 66.629 expedientes hasta la fecha. De entre éstos, se puede identificar sin lugar a dudas a Amadeo Ansa Ancole, nacido en Santa Isabel y residente en Barcelona.

No hay mucha información sobre él. De hecho, hay discrepancias sobre su lugar de nacimiento, aunque sí se sabe que llegó a Barcelona en 1902.

A la edad de 47 años fue sometido a un juicio sumarísimo por un Consejo de Guerra que le condenó en 1939 a 12 meses y un día de prisión mayor. En 1943, estando recluido en la Prisión Celular de Barcelona, obtuvo la libertad condicional.

Unos años después, en 1947, Amadeo Ansa es entrevistado: «empleado durante todo el año en unos almacenes comerciales, la víspera de Reyes tiene un sueño singular: Sueña ser nada menos que Baltasar, el Rey de color, y que, en calidad de tal, y formando parte de la cabalgata de los Magos, se pasea por las calles barcelonesas, aclamada por los niños. Amadeo Ansa, el negro del sueño, habla el catalán como tú y yo. lector (...)
"Soy el Rey negro oficial, el del Ayuntamiento", puntualiza el señor Ansa. (...) En fecha ya lejana, se casó con una catalana, con la que tiene un pimpollo de hija, también en otras ocasiones, aparte la festividad de Reyes, le ha sacado partido a su obscura tez. En los tiempos de la rúa carnavalesca personificaba, por ejemplo, una marca de perfume, montado en una carroza que obtuvo varios primeros premios. Nuestro Rey Baltasar jamás se descuida de hacer constar estos honores ».
Cierra la entrevista con un «"Pueden ustedes afirmar -repite- que yo soy el Rey negro oficial, el del Ayuntamiento".

En 2017, la Generalitat de Catalunya decreta la nulidad de ese juicio sumarísimo y “restablece el honor, la dignidad y la memoria” de una víctima “injustamente procesada por los tribunales franquistas”.


El Archivo realiza un trabajo ejemplar, si bien la tarea sigue en proceso: se dan ausencias notorias como la del barcelonés Carlos Grey Molay, el republicano negro del campo de concentración de Mauthausen, o la de Josep Serra Companys, primo del president Lluís Companys, que por su lealtad y defensa de la ciudad de Bata (Río Muni), acabó en el campo de concentración del viejo lazareto de Gando.

miércoles, 29 de mayo de 2019

Inauguració de l’exposició ‘Guinea: el franquisme colonial’

Un trabajo más de Gustau Nerin:

Inauguració de l’exposició ‘Guinea: el franquisme colonial’

Aquesta mostra explica com el regim franquista va imposar a la colònia de Guinea Equatorial la ideologia nacional-catòlica. En aquest territori la dictadura franquista va veure agreujada uns situació marcada pel racisme.

Data: 29.05.2019 - 17.11.2019
On: Memorial Democràtic, Peu de la Creu, 4 - Barcelona

La Guinea Espanyola va ser colònia d’Espanya del 1858 al 1968. Va patir, doncs, la repressió inherent a la dictadura franquista, com la resta de territoris de l’Estat. Les poblacions de la Guinea van estar sotmeses a un règim antidemocràtic: se’ls va imposar la ideologia nacional-catòlica, se’ls va sotmetre al domini dels militars, no se’ls va permetre estar representats a les institucions... Però la dictadura franquista, a la Guinea, es va veure agreujada pel fet colonial.
Els guineans, com gairebé tots els africans, van ser sotmesos al domini europeu. Fins i tot durant la República van patir de falta de drets. El franquisme va agreujar una situació marcada pel racisme, que conduïa a la discriminació, als maltractes, a l’explotació econòmica, a la despossessió de les comunitats locals.

Si quieres saber más sobre la presencia catalana en el África ecuatorial, consulta #catalanes en Calle 19 de Septiembre.

martes, 14 de mayo de 2019

El santoral ecuatoguineano

La guerra civil no sólo marcó el calendario de festivos con su propia festividad local de "19 de Septiembre" o los consabidos "Día del Caudillo" y "Día del Alzamiento Nacional", celebrados en toda España. Igualmente supuso -décadas después- la trágica ampliación del santoral local.

Es un proceso que se ha prologado hasta fechas recientes: a algunas de las víctimas del conflicto en España se les ha reconocido la condición de beatos, y de éstas hay varias que dedicaron gran parte de su vida a la labor misionera en los territorios españoles del golfo de Guinea.

Así como en su día fue importante para los fieles nicaragüenses la beatificación de la salesiana María Romero o en Guatemala la del franciscano Pedro de San José Betancur, igualmente son significativas estas beatificaciones para el contexto ecuatoguineano.

Hno. Antonio Vilamassana
CMF
Los Misioneros del Corazón Inmaculado de María, de san Antonio María Claret, han contribuido al santoral ecuatoguineano con:
  • Andreu Feliu Bartomeu, trabajó en estas tierras africanas de 1903 a 1934. Beatificado en 2013.
  • Pau Castellà Barberà, destinado en las misiones de Fernando Poo desde 1893 a 1908. Beatificado en 2013.
  • Antoni Vilamassana Carulla, destinado 30 años en Guinea Ecuatorial. Beatificado en 2013.
  • Cirilo Montaner Fabré, párroco de Santa Isabel de 1904 a 1915. Beatificado en 2017.
  • Josep Ros Nadal, de 1904 a 1907, su centro principal de operaciones fue Annobón. Beatificado en 2017.
  • Pere Vives Coll, de 1908 a 1918, su primer destino fue Banapá, luego Basilé y finalmente San Carlos. Beatificado en 2017.
  • Manuel Font Font, misionero en Fernando Póo de 1904 a 1905. Beatificado en 2017.
  • No forman parte de esta relación, los religiosos fallecidos -Acacio Ferraz Latorre (por quien llevó el nombre Acacio Mañe), Angel Roig Barcelis e Isidoro Gil Barrio- en el hundimiento del buque "Fernando Poo" el 14 de octubre de 1936: «Algunas semanas después llegó a Bata el Ciudad de Mahón, barco de guerra enviado desde Canarias para apoyar la sublevación, el cual bombardeó el puerto y el Fernando Poo, hundiéndolo con los prisioneros dentro. El franquismo consideró a aquellos ahogados mártires de la Cruzada, aunque solía olvidar, habitualmente, que había sido él mismo el que los había enviado al fondo del mar».
  • Tampoco integra el santoral ecuatoguineano el padre Tomás Ribé Comas, capellán de la Trasmediterránea asignado al correo Fernando Póo, al cual Juan Fontán daba inicialmente como muerto por la tripulación en las indagatorias tras la caída de Bata.

Es una larga lista de misioneros beatificados, que inicia un siglo antes con Jerónimo Mariano Usera y Alarcón. El padre Usera fue integrante de la primera expedición misionera católica en Clarence (1845-1846): «Deberé decir, para los que no me conozcan, que hace tiempo me he consagrado por entero a los derechos de la raza negra a la que amo en Jesucristo, que es el mejor y más desinteresado amor. (...) Ni las distancias, ni los mares, ni el rigor de los trópicos, junto a los grandes quehaceres que me proporcionaba el gobierno del Arzobispado de Cuba, del cual me hice cargo al poco tiempo de mi arribada a aquella isla, pudieron entibiar en mí el entusiasmo a favor de mis queridos isleños del golfo de Guinea».
Desde hace varios años se trabaja en el proceso de su beatificación, el cual se halla en Roma esperando la última decisión del Vaticano. El 28 de junio de 1999 fue declarado venerable por el papa Juan Pablo II: «Certifico que el Siervo de Dios Jerónimo Mariano Usera y Alarcón, sacerdote y Fundador de las Hermanas del Amor de Dios, vivió en grado heroico las virtudes teologales Fe, Esperanza y Caridad hacia Dios y hacia el prójimo, así como las virtudes cardinales de Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza y las demás virtudes anexas, para que surta efecto en relación con la Causa en cuestión».

Tras el fracaso del padre Usera, llegó diez años después la segunda expedición misionera de Miguel Martínez y Sanz, cura párroco de Chamberí, que tuvo la idea de fundar la congregación de las Siervas de María Ministras de los Enfermos, para la asistencia de éstos a domicilio. A finales de 1855 se crea la prefectura apostólica de Annobón, Corisco y Fernando Poo, siendo elegido como primer prefecto, por lo que a principios de 1856, Miguel Martínez marchó a Guinea con 39 misioneros, incluyendo un grupo de Siervas de María. Antes de partir, sienta las bases de la casa-colegio La Africana en Aranjuez para albergar una treintena de niños -de 8 a 14 años- de Fernando Póo, Annobón y Corisco. Finalmente, no habiendo tenido éxito en su misión africana, se encomendó la labor misionera a los jesuitas, y el viejo párroco de Chamberí regresó a España en 1859, ejerciendo allí diversos cargos eclesiásticos. En España, sus actividades a favor de los necesitados le hicieron ganarse el título de "padre de los pobres", pero a su muerte no fue santificado. Recayó ese reconocimiento en Soledad Torres Acosta, cofundadora con él de las Siervas de María.

Cómo curiosidad, tanto al padre Usera como a Martínez su estadía en Fernando Póo les dio tiempo de pergeñar sendos rudimentarios diccionarios de la lengua bubi

Mención a parte merece la postulación como beato de Claudio López Bru, segundo marqués de Comillas:

Como recoge Fernando Ballano en Los negros negocios del beato Marqués de Comillas, «uno no es responsable de lo que hayan hecho sus antepasados, pero sí de aprovecharse de los frutos de esos actos. Antonio López López, primer marqués de Comillas y padre de Claudio López Bru, hizo buena parte de su fortuna traficando con esclavos con destino a Cuba cuando la ilegalización de dicha actividad a partir de 1817 hizo subir los precios. Posteriormente consiguió la exclusiva del transporte de tropas y sus correspondientes municiones de boca y guerra entre España y Cuba. (...) Claudio López Bru fundó la naviera Trasatlántica. Continuó con el transporte de tropas y suministros a Cuba. Entre 1895 y 1898 llevó a 220.285 soldados (240.000 según otras fuentes). En el conflicto murieron 55.078 –2.000 por heridas de guerra y el resto por enfermedades–. Tras la rendición, EE.UU. le pagó a Comillas 100 pesetas por soldado repatriado. En 1919, 20 años después, un pasaje en buenas condiciones para ese recorrido sólo costaba 70 pesetas. A pesar del buen precio cobrado, Comillas les trajo en tan malas condiciones que en el trayecto murieron 4.000. Pero volvieron cantando porque ya se había acabado la pesadilla: hay gente que sabe sacar beneficio hasta de las derrotas.

Crucero Isla de Panay. Conocido como el Barco de la Muerte, fue usado para transportar hacinadas a las tropas españolas asignadas a la guerra hispanoamericana en Cuba. Terminada la guerra fue reasignado por la Trasmediterránea al golfo de Guinea hasta su hundimiento, para cobrar el seguro, en Punta Europa: «Fue en la noche del 7 de Diciembre de 1929, tras embarrancar en un bajo llamado Los Primos entre Santa Isabel y San Carlos. Los supervivientes dijeron que serían casi las tres de la mañana cuando se oyó un ruido sordo debajo del barco, como si hubiese tropezado con un arrecife, y que al ir muy despacio evitó partirse por la mitad; comenzó a inclinarse lentamente y se hundió ante la vista de todos, posándose suavemente en el fondo. Allí debe de estar aún, junto a la conciencia del señor marqués».
Antes de que terminara el conflicto cubano, en 1887, se le concedió a la Trasatlántica la línea Barcelona-Santa Isabel (capital de Fernando Póo), lo que permitió que el cacao de la colonia Póo llegara a Barcelona en lugar de a Inglaterra. Comenzaron a establecerse allí muchas empresas catalanas, pero la más importante fue la Trasatlántica, que, a sus actividades marítimas, unió las agrícolas y comerciales. El problema fundamental de Fernando Póo era la mano de obra. Los nativos bubis eran pocos, entre 10.000 y 20.000 según las fuentes, pero estaban escondidos en la selva y no querían trabajar en las plantaciones de cacao, por lo que se llevaba mano de obra engañada desde Liberia a los que se denominaba krumanes (por proceder de una región costera llamada Kru). Claudio se lanzó también a este negocio trasladando esos trabajadores forzados desde esta república a la isla de Fernando Póo en barcos subvencionados por el gobierno. Además supo aliarse en la colonia con el poder fáctico de los misioneros claretianos...»

Cierra esa información El País con un «Claudio López, amigo de Gaudí y protector del extravagante mosén Jacint Verdaguer, (...) regaló a los jesuitas la imponente Universidad de Comillas y, entre otras ostentaciones de religiosidad, fletó decenas de barcos para llevar a Roma a 18.000 obreros -todos asalariados suyos- para rendir pleitesía a León XIII con motivo de un aniversario de aquel largo pontificado. El proceso de santificación, que llegó a Roma en 1948, incluso contó con el impulso del dictador Franco en carta a Pío XII de 1954, centenario del nacimiento de rico y, de momento, fallido probeato».

«Fue el marqués de Comillas el fundador de la Acción Católica en España», aseguraba Francisco Franco en la carta postulatoria que dirigió a Pío XII. «Su alteza de miras y elevado patriotismo al frente de las empresas que dirige, han dado a su personalidad tal relieve, que constituye, en el mundo social y político, una de las figuras más salientes y populares. Contribuye a ello su labor constante en materias sociales, su espíritu caritativo, y su actuación en el partido católico. Ferviente y entusiasta defensor de la política social cristiana, ha podido ser a un tiempo su propagandista y su ejecutor, aplicándola a las empresas que dirige, donde ha establecido, mucho antes de ser prescritos por las leyes, todos los beneficios de pensiones, retiros, mutualidad,...».

Por último, el caso de José Si Esono, "el guardián del ara", del  que el seminario Catalunya Cristiana informaba el 28 de enero de 1993 que «Ja s'han començat a donar els primers passos per incoar la seva causa de beatificació».
Fallecido en 1941, sigue siendo a día de hoy un referente entre los animadores de las parroquias rurales de Guinea Ecuatorial.
Incluso Gustau Nerin, le dedica un par de párrafos, como  objeto de la furia del teniente Ayala: «José Si Esono, un catequista al que los guineanos consideran un auténtico santo, no pudo escapar a las vejaciones de Ayala. José Si Esono se negaba atrabajar en las obras públicas, ya que, argumentaba, no podía abandonar la predicación de la palabra de Dios para dedicarse a tareas mundanas. Ayala le citó en Mikomeseng y le exigió que le explicara por qué no podía trabajar como los demás. El catequista le respondió que estaba al servicio de Dios y de la humanidad. El teniente le contestó que, como se resistía a trabajar, él le enseñaría a servir a la humanidad. Le ordenó cargar con los blancos que viajaran de Mikomeseng a Akonangui, una distancia de unos cien kilómetros.Los europeos iban cómodamente sentados en una silla que se sostenía sobre dos palos y que un par de negros cargaban a sus espaldas. Aunque Si Esono era de constitución muy endeble, parece ser que llevaba a cabo tan ardua labor con mucha dignidad; él aseguraba que Dios le ayudaba y que, cuando rezaba, los blancos pesaban menos. Ayala, al ver que Si Esono, gracias a su fe, resistía el cumplimiento de la sanción, prolongó la duración del castigo».


Autoridades y fieles asistiendo en la Real Basílica de San Francisco el Grande (Madrid) a la «consagración del primer Obispo indígena de La Guinea Ecuatorial Española, Monseñor Rafael María Nzeabuy» (sic) el domingo 13 de diciembre de 1965.



Y si os interesa el tema religioso, no os perdáis:
También es interesante la historia del cura Galeote.

sábado, 11 de mayo de 2019

El primo del president

lunes, 6 de mayo de 2019

El caso del cocinero

Ésta es una historia breve, pero importante.

Al cocinero le sentenciaron a «doce años y un día de reclusión menor» en el Consejo de Guerra contra el personal del Fernando Poo.

Está entre los siete castigados con mayor rigor (y tuvo suerte... ya que otros simplemente desaparecieron, como es el caso del barbero, o murieron en el proceso). Al fin y al cabo, en los testimonios recogidos le señalaban como peligroso:

«Ha oído decir que Mariano Juan Más amenazó a los Padres con una pistola», manifestó el Médico Antonio Fuertes Villavicencio, de la tripulación del “Fernando Poo” durante el interrogatorio. O incluso «Ha oído decir que Mariano Juan Más a había disparado», según el Tercer Oficial Jacinto Devesa Paredes.

O el Tercer Maquinista Manuel de Dios y del Aguila que «como elementos más extremistas señala al barbero Caparrós y dice que Mariano Juan Más se dejaba manejar por Caparrós; que tenía pistola y que ha oído decir que amenazó con ella a los Padres (…) Vio a Mariano Juan Más con un mosquetón en la mano en el momento del bombardeo».

Y ese «ha oído decir», pese a los contradictorios careos, debió ser especialmente decisivo, ya que como reconocía el Capitán Emilio Ley Arata, director de la Trasmediterránea, el 12 de noviembre de 1936 en artículo de La Prensa: «Los oficiales del barco casi todos son rojos. El oficial que se exceptúa de haber estado de parte de los marxistas es el señor Devesa, casado con una joven de Las Palmas, de familia muy conocida».

Tal vez puede que pesara el que fuera herido en el asalto aunque el propio cocinero tan sólo se definiera como «aturdido», pero el caso es que a Mariano Juan Mas, «de veinte y nueve años de edad, natural de Palma de Mallorca, domiciliado en Barcelona, de estado soltero, de oficio cocinero, que sabe leer y escribir, siendo su Padre Antonio Juan Fiol y su madre Concha Más Juan, y que no ha estado procesado por Tribunal alguno», le cayeron los 12 años y un día.

Con el tiempo, ese castigo fue la salvación de sus compañeros, ya que conforme a los diferentes relatos tanto de la prisión de Fyffes y como del campo de concentración del viejo Lazareto de Gando, «La alimentación era escasa y, en ocasiones, se servía en mal estado. Los testimonios orales  recuerdan ver flotar suelas de zapatos en el rancho, el novelista José Antonio Rial afirma en su novela que los calderos de comida no contenían “alimento para humanos” y Francisco García recuerda las comidas como “bazofias” e “inmundicias”».

El 2 Diciembre 1939 la Jefatura Provincial de Sanidad, emite un informe dando cuenta al Gobernador Civil sobre la situación en los recintos penitenciarios existentes en Gran Canaria. Es muy exhaustivo, por lo que resaltamos que «Actualmente hay en la prisión mil ochenta y nueve (1089) presos, de los cuales novecientos veintiocho (928) cumpliendo condena, 134 sujetos a sumario y 27 pendientes de resoluciones gubernativos (...) El agua que posee el establecimiento es impotable según análisis practicado en el Instituto Provincial de Sanidad, escasa e impropia incluso para el aseo personal. La comida es francamente insuficiente, sin las calorías necesarias compuesta de un rancho del que algunos solo llega un cazo del caldo donde se cocieron las legumbres. Es completamente inadecuada, incluso en la llamada de sobrealimentación, para enfermos especialmente los diabéticos, ulcerosos, etc., y desde luego no hay leche para los que la necesitan».

Cuenta Rial que «una noche toda la prisión se sintió atacada por agudos dolores de vientre y corrió hacia los ocho evacuatorios únicos. Al momento una cola que engrosaba sin tregua se había formado por el patio, y los centinelas azules gritaban desde su observatorio, ordenando a la multitud que se disolviera. En vez de esto, uno de los presos rompió la fila y se lanzó a satisfacer su necesidad en el  patio, y toda la fila siguió el ejemplo. La noche continuó así. Los centinelas dispararon algunos tiros y terminaron dejando hacer y envueltos en los vapores que subían del callejón lleno de hombres rugientes por los retortijones de la colerina. Se creyó en un envenenamiento. A veces había alpargatas nadando en el rancho y otras porquerías de gran tamaño, pero no se protestaba porque el preso era un fuera  de la ley. A la mañana siguiente del ataque de diarrea, el patio y todo Fyffes era un mar de  excrementos, y los presos sometidos a aquel vivir en cloacas sentían la humillación con más encono que el odio, o que el diezmo de las noches de ronda».

Imagen del campo de concentración del Lazareto de Gando en Gran Canaria
(Cortesía de Fernando Caballero Guimerá).
En "Los campos de concentración de Franco" de Carlos Hernández de Miguel.
Incluye Juan Rodríguez Doreste en su vivencia de confinamiento en el campo de concentración del viejo Lazarero de Gando que «Llevábamos algunos meses en Gando cuando llegaron los detenidos en la Guinea española, que procedían de la isla de Fernando Poo y del territorio del Río Muni, a los cuales se habían incorporado los tripulantes capturados del vapor de la Compañía Trasmediterránea, llamado precisamente el Fernando Poo, hundido en las aguas del puerto de Bata. Eran aproximadamente unos ciento cincuenta en total, entre tripulantes y coloniales. De los primeros salieron las bajas más importantes que causó la expedición conquistadora».

Fue una llegada providencial, ya que «pasados los meses del miedo empiezan a preocuparse de cosas más materiales como la alimentación. Juan Mas, cocinero del barco Fernando Poo, mejora la calidad del rancho».

Recalca en otro momento que «amontonados en unos barracones, en condiciones climáticas tan desfavorables, con servicios higiénicos y sanitarios apenas elementales, desprovistos de ejercicio y de adecuada alimentación, la salud de los presos comenzó a quebrantarse, su estado físico a descaecer visiblemente. Y así un día aparecieron por Gando, derrotados, pálidos, con evidentes señales del estrago corporal que les había causado una reclusión que lindaba en infrahumana. Constituían un buen contingente, muy heterogéneo de composición, pero muy homogéneo en la solidaridad, en el buen espíritu. Venían funcionarios caracterizados: el tesorero de Hacienda, el jefe de Correos, el jefe de la Policía gubernativa, el comisario López García, pintoresco personaje, realmente detenido por error, pues no era ni chicha ni limonada, dependientes de la Curaduría, algunos profesionales, cultivadores y finqueros, escritores, un excelente poeta, etc. y la totalidad de la tripulación del Fernando Poo, desde el capitán, pundonoroso marino, que fue de los primeramente liberados, al cocinero mayor, el inolvidable Juan Mas, que a fuerza de ingenio culinario logró tornar ligeramente más apetecibles aquellas equívocas cocciones que nos servían bajo especie de rancho».

Repartiendo el rancho en el patio común.
Fotografía publicada por la revista francesa
L´Illustration en 1937.
«La presencia de Juan Mas, el cocinero del Fernando Poo, mejoró sensiblemente la apetecibilidad de nuestros ranchos. Aquello fue el verdadero banco de prueba de sus excepcionales aptitudes culinarias. Pero a veces se estrellaban sus bien contrastadas habilidades ante la intrínseca condición de la materia prima que le suministraban.»

O ante la invasión de insectos: «No hicimos  más que instalarnos y de todos los rincones, al  olor y al calor de la sangre  humana, de los quicios de puertas y ventanas, de los zócalos de madera,  de las grietas de las tablas  del piso, de los desconchones de las paredes, incrustadas  rápidamente en las cajas y cajones de nuestros efectos personales, de  las vigas de los techos, incluso de los de la cocina -yo he visto cadáveres de hemípteros  flotando  en  el  magma  grasiento  de  nuestras  pociones alimenticias-, de todos lados,  como un  aluvión reptante, como esas columnas  de hormigas gigantes, avasalladoras,  de las novelas de Mayne Reid, se abatió  sobre nosotros un ejército nocturnal e invisible. Para los que teníamos la  piel dulce, la epidermis entomológicamente suculenta, comenzó un nuevo, lento  e implacable martirio.  Durante bastantes meses, especialmente cuando vivía  en el cuarto de la pintura, de que luego hablaré y que fue mi última mansión,  para poder dormir los compañeros me enrollaban en mi manta, como a una  alfombra, me cerraban el hueco de los pies con una toalla y me cubrían la cabeza,  para  dejarme respirar, con un gran pañuelo. Mi posición yacente recordaba  muy  de  cerca,  por  su  inmovilidad y  rigidez, la de una  momia guanche. Desvelado, a la luz indecisa del cuarto, que dejábamos siempre encendida,  veía trepar  por  las paredes las hordas salvajes, alcanzar el techo y cuando  estaban estratégicamente situadas sobre sus presuntas víctimas, dejarse  caer con pericia y precisión de acróbatas. Lo curioso es que, en el cuarto de la  pintura,  donde dormíamos ocho compañeros, yo era el blanco exclusivo de aquella  siniestra puntería. Pero fuimos muchísimos los que sufrimos sus escozores.  Todavía eran  pocos e  ineficaces los  insecticidas. El arma  única para combatirlas  era  el agua  hirviente. Cada vez que podía, Juan Mas,  nuestro amable cocinero jefe, nos facilitaba unos cacharros para escaldar todas las posibles madrigueras».

En 1940 se incluye a Mariano Juan Más entre los reclusos con penas ordinarias que habían sido sentenciados y condenados en la provincia de Las Palmas de Gran Canaria hasta el día 1 de marzo de 1940, cuyas penas fueron conmutadas

Y así, se pierde la pista al cocinero del Fernando Poo.

jueves, 11 de abril de 2019

No informa del cañoneo

Los hermanos Juan y Pedro Medina Sanabria son fuente de inspiración e información para este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel. Y el Blog de Pedro Medina Sanabria | Memoria e Historia de Canarias hace un trabajo constante de difusión, por lo que merece la pena bucear un rato por sus páginas.

U.4,917,618

58

DON JUAN FONTAN LOBE, CAPITAN DE ARTILLERÍA Y JUEZ NOMBRADO PARA EL ESCLARECIMIENTO DE LOS HECHOS OCURRIDOS EN EL VAPOR «FERNANDO POO» EL 14 DE OCTUBRE DE 1936.

CERTIFICO: Que a mi presencia y actuando como Secretario Alfonso Manrique de Lara Fierro, Sargento del Batallón de Voluntarios de Las Palmas, se presenta la Camarera Virtudes Torres Subirats, de la tripulación del “Fernando Poo”, que manifiesta lo siguiente:

No informa del cañoneo.- –

Que cuando el 1º cañonazo estaba en 3ª pasando inmediatamente al oficio de 2ª donde estaban Juan Ballesteros, David Sanz López y Mariano Juan Más.- –

Dice que Mariano Juan Más llevaba pistolas probándolas frecuentemente.- –

Dice que los más extremistas de abordo eran Francisco Caparrós, Agustín Martorell y Antonio Tarí.-

Que Nicolás Ors y Mariano Juan Más prestaban guardia en los Padres.- –

Y en prueba de conformidad firma el presente con S.S. y yo el Secretario que doy fé, en Santa Isabel a 2 de Noviembre de 1936.

[Firma no rubricada de VIRTUDES TORRES SUBIRATS, firma rubricada de JUAN FONTÁN LOBÉ, y firma abreviada de ALFONSO MANRIQUE DE LARA FIERRO].

Cfr.: Archivo del Tribunal Militar Territorial 5.- 9342-297-21.- Causa 24 de 1937.- Folio 58.

viernes, 22 de marzo de 2019

Biznaga de Plata a de Enric Ribes

.¿Recordáis al Prisionero 5124: Grey Molay, el republicano negro?

Su hija Muriel ha participado en la producción de un documental (compartimos el
trailer):


GreyKey nace de la curiosidad y el miedo de Muriel Grey-Molay hacia su padre, fallecido cuando era pequeña. Mediante una fascinante selección de archivo, Muriel recorre el camino de su padre, un hombre que trabajaba de noche y temía la oscuridad y el silencio. Finalmente, a través de la voz Muriel y el proyecto de Enric Ribes, se consigue poner fin a las dudas sobre el enigmático carácter de Carlos Grey-Molay, un guineano superviviente del campo de concentración de Mauthausen.
Y éste ha ganado la Biznaga de Plata al mejor cortometraje documental en la Sección Oficial de Cortometrajes Documental del Festival de Málaga
Si quieres conocer más sobre Carlos Greykey, accede a

jueves, 21 de marzo de 2019

No sabe nada de lo ocurrido durante el bombardeo

Los hermanos Juan y Pedro Medina Sanabria son fuente de inspiración e información para este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel. Y el Blog de Pedro Medina Sanabria | Memoria e Historia de Canarias hace un trabajo constante de difusión, por lo que merece la pena bucear un rato por sus páginas.

U.4,917,616

27

DON JUAN FONTAN LOBE, CAPITAN DE ARTILLERÍA Y JUEZ NOMBRADO PARA EL ESCLARECIMIENTO DE LOS HECHOS OCURRIDOS EN EL VAPOR «FERNANDO POO» EL 14 DE OCTUBRE DE 1936.

CERTIFICO: Que a mi presencia y actuando como Secretario Alfonso Manrique de Lara Fierro, Sargento del Batallón de Voluntarios de Las Palmas, se presenta la Camarera Rosa Grau Espí, de la tripulación del «Fernando Poo” que manifiesta lo siguiente:

Dice que no sabe nada de lo que ocurrió durante el bombardeo.-

Que al Barbero Caparrós lo vió con pistola que cree traía de tierra. – –

Y en prueba de conformidad firma el presente con S.S. y yo el Secretario que doy fé, en Santa Isabel a 2 de Noviembre de 1936.

[Firmas rubricadas de ROSA GRAU ESPÍ, JUAN FONTÁN LOBÉ, y firma abreviada de ALFONSO MANRIQUE DE LARA FIERRO].

Cfr.: Archivo del Tribunal Militar Territorial 5.- 9342-297-21.- Causa 24 de

1937.- Folio 27.

martes, 24 de julio de 2018

José Serra Companys en el penal de Gando

En "Cuadros del penal: memorias de un tiempo de confusión", Juan Rodríguez Doreste comparte su vivencia de confinamiento en el campo de concentración del viejo lazareto de Gando con uno de los represaliados de la Guinea republicana, José Serra Companys:

Se trata del primo del president de la Generalitat de Catalunya, Lluís Companys, y uno de los decididos defensores de Bata junto a Ángel Miguel Pozanco.

Tempranamente, para evitar tal especulación, el Gobernador General dispuso la creación de una Junta de Subsistencias, por medio de una ordenanza de 15 de agosto de 1936. Se trataba de un órgano cuyas funciones principales, según rezaba la misma disposición, eran: racionar los braceros disponibles entre los finqueros coloniales; controlar y regular los precios de los productos; y proponer cualesquier otras medidas que consideren «procedentes» para el mantenimiento de la estabilidad de la actividad económica colonial durante el curso de la guerra. Y en la Guinea continental, las funciones de la Junta de Subsistencia las desempeñaba un Comité compuesto por los señores: Toribio Villalobos (presidente), Serra Companys, Rafael Iranzo y Jose Lozano Alonso.

Posteriormente, el 1 de octubre -a instancias de la tripulación del vapor Fernando Poo- se habría elegido asambleariamente un Comité Central del Frente Popular en Río Muni (el de Fernando Poo, que era previo lo había disuelto el gobernador cesado), Serra el secretario de ese nuevo comité.

Tras el bombardeo y caída de Bata, se dio una huida general de los pobladores de la ciudad. Cundió la «desmoralización entre la mayoría y desde aquel momento la carretera de Bata a la frontera fué un desfile de camiones y coches cargados de gente. Fuimos muy pocos, no llegábamos a veinte, los que nos quedamos allí decididos a no permitir la entrada de los facciosos en Bata, pero al fin tuvimos que rendirnos y retroceder ante la mayoría de fuerzas y armas de los contrarios».
Entre los que se quedaron estuvo José Serra, por lo que fue arrestado tras el desembarco de las tropas franquistas y sometido posteriormente a diversos procedimientos judiciales.

Así, acabaría en prisión, siendo el último jefe de campo del viejo lazareto de Gando, precedido por Francisco Martínez Perdiguero, el propio Juan Rodríguez Doreste y Arístides Ferrer.

Explica Rodríguez Doreste que «el jefe de campo asumió la representación colectiva de la penitenciaria frente a nuestros guardianes. Se encargaba de recoger y distribuir la correspondencia, de vigilar la limpieza de patios y cuartos, de intermediar entre los reclusos y la dirección canalizando cualquier indispensable requerimiento relativo a la salud, a la higiene, a la alimentación, incluso a la disciplina interior de los detenidos. (...) La penitenciaría se organizó, pues, a la manera de un gran batallón lo que ahorraba trabajo a los oficiales y evitaba a los presos su  presencia continua y atosigante».

Así, «llevábamos algunos meses en Gando cuando llegaron los detenidos en la Guinea española, que procedían de la isla de Fernando Poo y del territorio del Río Muni, a los cuales se habían incorporado los tripulantes capturados del vapor de la Compañía Trasmediterránea, llamado precisamente el Fernando Poo, hundido en las aguas del puerto de Bata. Eran aproximadamente unos ciento cincuenta en total, entre tripulantes y coloniales. De los primeros salieron las bajas más importantes que causó la expedición conquistadora. (...)

El último jefe [de campo] que recuerdo fue el catalán Serra, preso de la Guinea, compañero en el cuarto de la pintura en la última etapa de nuestra prisión. Buen muchacho, muy catalán de acento y de esencia, cordial y abierto, yo solía decirle bromeando que tenía espíritu de tenedor de libros. Llevó su cargo con desembarazo, con el rigor de un buen contable, sin colisiones de ningún género. Bien es verdad que cogió el mejor periodo de nuestro encierro, cuando los militares habían sido parcialmente sustituidos y la Penitenciaría pasaba a la administración civil, con aquel bondadoso don Florencio, con aquel santo laico de don Guillermo, que hicieron muchísimo por aliviar la dureza y el quebranto de nuestra prisión, que ya duraba demasiado. (...)

Imagen del campo de concentración del Lazareto de Gando en Gran Canaria
(Cortesía de Fernando Caballero Guimerá).
En "Los campos de concentración de Franco" de Carlos Hernández de Miguel.
De José Serra, el catalán de la provincia de Barcelona, creo recordar que de Villanueva y Geltrú, venido de Guinea, que fue jefe de campo, (...) sus aptitudes artísticas se reducían a poseer una bella letra y hacernos para las clases de cálculo y contabilidad unos modelos de cuentas y balances que parecían impresos a máquina. Creo que llegó a nuestro cuarto para completar un hueco».

Conforme a la historiografía franquista, «el procurador Sierra Companys, primo del Presidente de la Generalidad, de Cataluña; el maestro nacional José Lozano; el agricultor Francisco Padrón y el industrial Enrique Brutinel» conformaron el Frente Popular en el territorio continental, con la anuencia del subgobernador Hernández Porcel y desoyendo el bando del 5 de junio de 1936.

Incluido en la Causa 537/36,  Juan Medina Sanabria resume en Isleta, Puerto de la Luz: campos de concentración:

«Juez Instructor Comandante Infantería Diego Figueroa Manrara, por el presunto delito de rebelión, contra los componentes de la Guardia Colonial, Brigada Sebastián Nacarino Romero, Sargento Joaquín Irles Pérez y Guardia indígena Simón N'Ganye Camerún y los paisanos José Serra Company, Jaime Andrés Sánchez, Martín Illeras Silbano y Ernesto Gómez García. El consejo de guerra se celebra el 4 Junio 1938, en el salón de actos del RIC-39 en La Isleta, y se efectúa para fallar dicha causa, sobre las actuaciones de dichos encausados en la Guinea Continental, donde actuaron como componentes del Frente Popular, haciendo servicios con armas dentro del territorio, destituciones con violencia y detenciones, administrar locales, etc. La sentencia es aprobada por la Autoridad Judicial con fecha 22 Junio 1938, destacando la absolución del Sargento Irles por falta de pruebas y el guardia Simón N'Ganye, por la circunstancia eximente de "obediencia debida" (le ordenaron desarmar a un Oficial que hizo ademán de defenderse antes de su detención, poniéndole el fusil en el pecho)».
Conforme a la ORDEN de 11 de julio de 1941 por la que se concede libertad condicional provisional a quinientos penados, José Serra Companys se encuentra entre los reclusos beneficiados de esa medida.

Estaría igualmente entre aquellos con penas ordinarias que habían sido sentenciados y condenados en la provincia de Las Palmas de Gran Canaria hasta el día 1 de marzo de 1940, y cuyas penas fueron conmutadas.