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sábado, 3 de junio de 2017

El granero en la retaguardia



Cuenta José Ángel Sánchez Asiaín en "Economía y finanzas en la guerra civil española, 1936-1939" que:

"… las posibilidades que ofrecía la banca española para canalizar las operaciones con el extranjero tenían como última instancia facilitar la búsqueda de recursos para ganar la guerra. El Banco Exterior fue utilizado así por el Gobierno republicano para realizar todo tipo de canjes y operaciones que generaran recursos a través de su red operativa, bien encargándose directamente de las operaciones que tenían en la exportación de cítricos al mediar entre el destinatario y el destinatario y el Consejo Levantino Unificado de Exportación Agrícola.

En la zona nacional el Banco Exterior se recompuso en Burgos a partir del 2 de junio de 1937, optando por pleitear contra la legitimidad de las operaciones del Banco Exterior republicano, mientras que de otro apostaba por profundizar en la explotación del mercado de los territorios españoles en Guinea [En el Consejo de Administración del 2 de junio de 1937 se planteó que sus objetivos pasaban por “controlar y dirigir aquellas sucursales (Guinea Española) y fomentar el desarrollo agrícola y comercial allí, tan interesante en esos momentos para la Patria, mayormente con productos susceptibles de exportación al extranjero, y de aquellos otros que puedan ser importados en España, reduciéndose de este modo la necesidad de comprar al extranjero, en beneficio de la balanza comercial”. Al tiempo manifestaban que “no tiene interés el Banco por las sucursales establecidas por los rojos en diferentes capitales europeas”].

El Banco Exterior nacional cubría también el papel de canalizador de divisas propiedad de otros bancos, por vía del clearing, y al tiempo que centralizaba la normalización monetaria en Guinea se introdujo en Fernando Poo por medio de su filial la Cía. Española de Seguros de Crédito y Caución (que entró a formar parte del Sindicato Maderero), convirtiéndose también en el abastecedor al Estado nacional de coloniales y aceite de palma. En esta escalada se instaló estratégicamente en Gran Canaria y en Santa Cruz de Tenerife, sustituyendo en el archipiélago el Bank of British West África. Una vez que el Banco Exterior controlaba Guinea, y asentado en Canarias, se instaló en Sidi Ifni a fines de 1937, donde su operatividad adquirió una notable dimensión."

Ángel Miguel Pozanco Barranco, iría incluso más allá: en su artículo Por las sendas del fascismo del Heraldo de Castellón del 9 de abril de 1938, aventuraba una próxima guerra mundial, en la que Guinea sería clave para el aprovisionamiento de materias primas para Alemania, "El África Occidental, base alemana importántísima para una futura conflagaración. Los buscadores de materias primas. Alemana, con su garra en la Guinea española, está cerca de su antigua colonia del Camerón."


O como recoge Manuel Hurtado en el dialogo entre Eugenio Montes y el inglés en "La librería del callejón":
-Unfortunately, allí estará Serrano Suñer, el más proclive al acuerdo para que España entre en guerra, el hombre que oculta intencionadamente a su cuñado la información sobre las victorias aliadas y amplifica, tanto como puede, los triunfos nazis.
Marvin podía tener razón. Franco acababa de cambiar el estatus de neutralidad por el de no beligerancia tras la invasión de Francia por los alemanes, lo que se interpretaba como un acercamiento evidente a las posiciones nazis.
-Nuestros servicios secretos han averiguado que Hitler tiene intención de pedir a Franco la cesión de una de las islas Canarias, de una base naval en Mogador o Agadir y de la isla de Fernando Poo, y que el general, además de nuestra colonia de Gibraltar, quiere que el Führer le prometa la cesión de Orán, Marruecos y la Guinea del imperio colonial francés. Esos arrogantes esquizofrénicos pretenden repartirse el mundo como si fuesen sus amos.

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