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lunes, 20 de mayo de 2024

El caso del Capitán del puerto

En su informe de 23 de septiembre de 1936, Ramírez Dampierre, habla de un total cuarenta detenidos en la noche del 18 al 19, que los días posteriores se irán incrementando con nuevos arrestos. Entre los mismos, el diplomático luso distinguía, además de tres portugueses, media docena de funcionarios de la Secretaría General del Gobierno, cuatro funcionarios de la Administración de Hacienda, tres de la Administración de Correos, dos negros, el capitán del puerto, y varios particulares.

No sabemos si el desaparecido sargento Núñez estuvo entre estos primeros detenidos, ya que no hay apenas nombres en el relato. En este paseo por la vieja calle 19 de septiembre de Santa Isabel hemos ido desgranando varios de ellos, y aunque nos sigue faltando el nombre del hombre de El Chiringuito (que recibió un tiro en la pierna esa noche), sí tenemos el del Capitán del Puerto.

Se trata de Miguel Morillo Martín-Pinilla, nacido el 18 de febrero de 1905, y que en 1923 opositó con éxito a la Escuela Naval Militar. Una década después -pese a sus deseos de establecerse en París o Londres por una temporada que le escribía a la poeta Mathilde Pomès- el joven alférez de navío de la Armada, de la dotación del cañonero Canalejas, acabó obteniendo la plaza de Ayudante de Marina y Capitán del puerto de Santa Isabel de Fernando Poo en sustitución de Ignacio Martell Viniegras:

«Como resultado del concurso convocado en la Gaceta de Madrid de fecha 7 de Noviembre próximo pasado, para la provisión de la plaza de Capitán de puerto de Santa Isabel de Fernando Poo, ha sido nombrado para desempeñarla el Alférez de Navío D. Miguel Morillo Martín-Pinilla. En previsión de que por cualquier circunstancia vacara de nuevo la referida plaza, se designa a D. Martín Ugalde Echevarría, Oficial primero del Cuerpo general de Servicios Marítimos y Subdelegado Marítimo de Laredo, a quien se confiere esta opción por el plazo máximo de seis meses.
Madrid, 22 de Diciembre de 1934.— El Inspector general, Antonio Nombela

Así, cuando se produce el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, se encuentra destinado en Fernando Póo. Y si bien no consta que se involucrara en la creación del Frente Popular local, la historiografía franquista no duda de su apoyo a la autoridad republicana ("Judas auténtico", dirá de él).

Narciso Jesús Nuñez Calvo, en su ponencia Guarnición militar y Fuerzas de Orden Público en Guinea, lo cuenta así: 

El Heraldo de Zamora,
14 de diciembre de 1936.
«En la bahía de Santa Isabel se encontraba fondeado desde el día 24 del mes anterior, el crucero Méndez Núñez, siendo su comandante el capitán de fragata Trinidad Matres García, quien al estallar el alzamiento militar recibió un radio del ministerio de Marina para que regresase a la metrópoli. Sin embargo cuando realizaba el viaje de regreso, ordenaron su vuelta a Santa Isabel, ya que si bien la colonia no se había sublevado contra el gobierno de Madrid la situación se había tornado muy tensa. 

Dado que el comandante del crucero no era de la confianza de la dotación pro‐republicana se procedió en la madrugada del día 29 de agosto a su destitución siendo desembarcado junto a la mayor parte de los oficiales. Recluidos inicialmente los oficiales desembarcados en el palacio del gobernador tuvieron que ser trasladados (...) hasta  una  finca  ubicada  en  Basakato [la de Teodomiro Avendaño]. La conducción se llevó a cabo por fuerzas de la Guardia Colonial bajo el mando del capitán de la Guardia Civil Enrique Pueyo del Val y acompañados del teniente de navío Miguel Morillo Martín, quien por aquel entonces estaba al servicio de la administración colonial».

Por contar con la autoridad y la confianza del Gobernador, probablemente él también es el responsable del cateo de la hacienda de Avendaño, descubriendo los explosivos que había facilitado su vecino de San Carlos, Maximiliano Jones, y las armas con que los oficiales planificaban tomar y destruir el Méndez Núñez.

Los hermanos Salvador y Fernando Moreno de Alborán y Reina le darán igualmente un valor decisivo en La guerra silenciosa y silenciada

«Mientras tanto, en Santa Isabel, el Comandante y los oficiales [del Méndez Núñez] habían hecho reiteradas gestiones reservadas para tratar de hacerse con el buque para la causa nacional con el concurso de un núcleo de civiles y la Guardia Colonial. Los resultados fueron siempre negativos; podía contarse con tres o cuatro civiles, pero nunca con la Guardia Colonial. El capitán de Puerto de Santa Isabel, teniente de navío Morillo, se mantenía fiel al Gobernador y no actuó ni pensaba actuar en favor del Comandante y oficiales del crucero. (...) Más tarde se supo que el entendimiento directo entre el comité del buque, presidido por el tercer maquinista Sierra y el Presidente del Consejo de ministros a través de radio Basile (...) era un hecho conocido por el Ayudante de Marina, teniente de navío Morillo quién mantenía informado al Gobernador. (...) Si en Fernando Poo, el Comandante del Méndez Núñez, capitán de fragata Matres, hubiera contado con el apoyo del teniente de navío Morillo y la Guardia Colonial, podía haberse resuelto el problema. Bastaba con llevar a cabo unas detenciones a bordo y embarcar un pelotón de guardias, para haber incorporado el crucero al Alzamiento y dominado la isla y el continente. Pero no fue así; no pudo contar con la Guardia Colonial y el teniente de navío Morillo era, además, confidente del Gobernador».

Y para que no hubiera dudas de su lealtad, tenía -además- la falta imperdonable de ser uno de los públicos contribuyentes a la donación de las 10.353,65 pesetas para la República, conforme a la Gaceta de Madrid del 5 Noviembre 1936.



Así, no es de extrañar que con el triunfo del golpe de Estado el 19 de septiembre, Luis Serrano Maranges le depusiera nombrando a José González Ramos en su lugar, y Morillo acabara arrestado y encerrado en el enorme barracón de cemento del puerto viejo.

Tuvo, de todo modos, mejor fortuna que el sargento Anastasio Núñez, que desapareció en los «practicamente incruentos "incidentes" de Santa Isabel».

Tras la caída de Bata, fue posteriormente detenido en el crucero auxiliar Ciudad de Mahón. En febrero de 1937 fue trasladado a la prisión militar del Castillo de Santa Catalina en Cádiz. Fue juzgado en Consejo de Guerra (Causa nº 131 de 1937) y condenado en mayo de 1938 a seis meses y un día de prisión, separación del servicio y baja de la Armada.

Mientras se produce su trasladado a Cádiz, y puesto que no está ni entre los 150 coloniales del campo de concentración de Gando, ni entre los repatriados a través de las fronteras con los territorios bajo administración francesa, el gobierno republicano infiere que se ha sumado a los sublevados e Indalecio Prieto decreta su baja definitiva en la Armada, con pérdida de empleo, sueldos, gratificaciones, derechos pasivos, honorarios, condecoraciones y demás prerrogativas o emolumentos que puedan corresponderle...

A pesar de ser la cara de "Judas auténtico" por su lealtad, según la historiografía franquista, en las décadas posterior hay trazos de que comparte actos sociales y eventos fraternos con sus viejos compañeros de promoción.

Finalmente, le perdemos la pista, hasta diciembre de 1978, ya con una nueva Constitución y muerto Franco, en que Gutiérrez Mellado firma la orden por la que se dispone el pase a la situación de "retirado", «con determinación de que, de haber continuado en activo, habría alcanzado, por antigüedad, el empleo de Capitán de Navío, y su retiro por edad le habría correspondido el 18 de febrero de 1969, quedando modificadas en este sentido la Orden Ministerial de 25 de mayo de 1938, que lo dio de baja en la Armada, y la Orden Ministerial número 1.079/77 (D) , de 25 de agosto (D. O. núm. 196) , que dispuso su pase a la situación de "retirado", habiendo perfeccionado catorce trienios de Oficial».

viernes, 5 de marzo de 2021

La Epopeya del “Méndez Núñez”

En el portal "La Flota Republicana Española", recogen La Epopeya del “Méndez Núñez”.
Os la compartimos por su interés:

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Características del buque y su dotación

El “Méndez Núñez” era un crucero de 4.800 tm. De desplazamiento, armado con seis cañones de 155, 4 antiaéreos de 45 m/m y 12 tubos de lanzatorpedos de 533 m/m en grupos triples. Fue entregado a la Marina el año 1922, en cuya época desarrollaba una velocidad de 29 nudos, reducida por su edad a unos 22 nudos en 1936. Su dotación la componían 450 hombres, que se dividían en 50 oficiales, unos 70 de clases y el resto marinería.

En el “Méndez”, existían algunos elementos anarquistas y varios masones, completamente al margen de la situación y desorganizados. El resto de la tripulación de marinería era, en su mayoría antifascistas, de procedencia campesina y pescadora. Las clases, completamente impregnadas de la educación recibida en las escuelas profesionales de la marina de guerra, se jactaban de su apoliticismo. La oficialidad se dividía en dos grandes grupos. Los oficiales del Cuerpo General procedentes de la aristocracia y burguesía eran, en general, fascistas, complicados en el levantamiento, como se pudo comprobar más tarde y, de otro lado, los demás oficiales, de máquinas e intendencia, antifascistas, más por odio al Cuerpo General que por convicción política. Ambos grupos luchaban encarnizadamente en el terreno de las reivindicaciones personales y corporativas lo que hacía débil la autoridad del mando y la disciplina, facilitando la labor revolucionaria.

El Mando del buque

El mando del buque lo componían: el Comandante, capitán de fragata, Trinidad Maties, conocido elemento fascista, candidato a diputado de la C.E.D.A, partido dirigido por Gil Robles, representante de los jesuitas. Hombre muy enérgico y capaz. Segundo Comandante, capitán de corbeta, José Cervera, sobrino del Ministro de Marina de la Junta de Burgos. Fascista peligroso por su simpatía entre la dotación. Jefe de Máquinas, comandante maquinista José Espín, hombre reaccionario, pero completamente incapaz de ninguna acción.

Desde el primer momento, los comunistas designados para llevar el trabajo del partido, organizaron la célula que se componía de tres camaradas: un fogonero, un marinero y un oficial de máquinas. Al llegar a la isla eran nueve, al estallar la sublevación 17. Al mismo tiempo, organizaron a los antifascistas bajo la bandera de la Unión Militar Antifascista (U.M.R.A) logrando arrastrar a ella a los anarquistas y masones, así como a muchos otros antifascistas hasta el número de 130. Todos los maquinistas, la mayoría de las clases, el médico, formaron con la marinería un bloque para la defensa de la República.[1]

19 y 20 de julio de 1936

El 19 y 20 de julio empezaron a conocerse en la isla las primeras noticias de la sublevación militar fascista que encabezaban altos mandos del ejército y la marina, pero tan confusas que no se podía formar juicio del alcance y la importancia de los hechos. Las 5.000 millas que nos separaban de Madrid impedían recabar notícias directas que hubieran facilitado formar juício y decidir las medidas concretas a tomar por los republicanos de la dotación del crucero, con relación al buque y a la isla. Solo en la noche del 22 fue posible saber que el Gobernador General Sánchez Guerra, se había puesto en comunicación con Madrid, ratificando su lealtad, solicitando le fuese renovada la confianza en su persona. A través de él, fueron conocidos los hechos que acontecían en la península por todas las autoridades y población de las islas.

Ante tal situación, conociendo la ideología de los altos mandos del buque, sus fuertes vínculos con lo
más reaccionario de las clases sublevadas en España y la seguridad de su adhesión al movimiento subversivo, el grupo antifascista del buque, presionado por los comunistas, acordó tomar dentro de la disciplina militar, las medidas de seguridad que hicieran imposible cualquier intento de traición.

1º. Apoderarse del armamento y repartirlo entre los hombres de confianza antifascistas.
2º. Prestar la guardia militar del buque con personal adicto.
3º. Servicio de vigilancia permanente, y cumplidas estas primeras medidas de seguridad y control, ejercer presión sobre el gobernador y comandante del buque para comunicar directamente con Madrid, dando seguridades al Gobierno de la República sobre la lealtad en el buque y las posesiones del Golfo de Guinea”.[2]

Orden misteriosa de salida a la mar.

El 24 de julio, el mando dispuso salir a la mar, cumpliendo órdenes del Gobierno, lo que se hizo a la mayor rapidez, no sin que el grupo leal se preparase a afrontar cualquier intento de traición por parte de los superiores.

Se inicia el regreso a la Península, haciendo escalas en Lagos y Freetown, para carbonear t adquirir víveres frescos.

A Dakar se llegó dos días después de lo debido, lo que motivo un incidente (que nadie a bordo ha sabido explicarse todavía) entre la Oficialidad y el Comandante, al manifestarle aquella su extrañeza por semejante tardanza, contestando el Jefe y diciendo, que como se le volviera a hacer otra advertencia semejante, ordenaría poner proa hacia alta mar, hasta que se agotase el último resto de combustible.

El día 7 de agosto, se recibió en Dakar, una orden del Gobierno, para regresar a Fernando Poó. Por cierto que al arribar a este puerto francés, sus autoridades andaban envueltas en un mar de confusión ante nuestra presencia, ya que, según pudimos enterarnos después, la actitud del buque respecto al movimiento sedicioso, no aparecía muy clara a sus ojos, ní ante los de la opinión pública como lo demuestra este telegrama del Comandante:

“Comandante “Méndez Núñez” 8-agosto-1936- . En prensa Dakar que yo solamente leo, se dice este barco fiel en poder de auxiliares y no de sus mandos naturales. Punto. Imposible evitar que la especie llegue conocimiento dotación en Fernando Póo y aún antes de llegar. Punto. Inútil encarecer peligro. Punto. Espero desmienta oficialmente de V.E, la posible urgencia. Comandante “Méndez Núñez”.[3]

La respuesta del Ministerio fue la siguiente:
“Ministro de Marina a Comandante y dotación “Méndez Núñez”- Dakar – 10-8-1936- Agradezco las manifestaciones de lealtad al Gobierno dadas por esa dotación de Comandante a último marinero y espero en la comisión se le confiere volviendo a Fernando Póo seguirán dando muestras de disciplina y amor a la República.”[4]

Tras muchas consultas y forcejeos, se nos permitió fondear en la dársena, fuera del puerto, prohibiendo saltar a tierra a la dotación y al Mando, permitiendo solo la visita a bordo del nuestro cónsul, que observó una conducta muy dudosa, ciertamente, pues únicamente hizo acto de presencia sobre cubierta al cabo de varios requerimientos, y cuando el Comandante, cansado de que no se nos facilitase combustible, ní víveres, dijo, que si persistían en tal actitud las autoridades francesas, se vería obligado a lanzar un S.O.S. Este telegrama fechado el 5 de agosto, pone de manifiesto la confusión de las autoridades francesas con respecto al “Méndez Núñez”:

“Del Comandante “Méndez Núñez”. – 5-agosto-1936- a 18h. continuo incomunicado con tierra y esperando resolución consulta Paria. Seguramente motivo recelo es radio cifrado recibido de las Palmas por conducto radio Dakar y al que no doy valor”.[5]

Después de la entrevista con del Comandante con el cónsul, se nos proveyó de víveres y agua, y también a los dos días de nuestra estancia, combustible.

La entrada en este puerto francés, se hizo en medio de todo un sistema de vigilancia por parte de las autoridades. En primer lugar se nos obligó a permanecer fondeados fuera del puerto comercial, bajo la amenaza de los cañones de defensa de costa. No se permitió durante 3 días el abastecimiento de víveres y agua, que nos obligó a pasar 24 horas sin beber, ya que por falta de combustible no podían prestar servicio los ventiladores del buque.

El representante del Gobierno de la República pudo conseguir que París comunicase con Madrid y al cuarto día se recibió la orden de concedernos 24 horas legales de permanencia en puerto neutral, para provisionarnos y reparar. Pero se prohibió nuestra comunicación con tierra, la entrada de periódicos, estableciéndose alrededor del buque y a lo largo del muelle, una severa vigilancia. De metro en metro, se hallaban en toda la longitud del muelle soldados coloniales armados.[6]

Adhesión por parte de la dotación al Gobierno.

Entretanto, el núcleo izquierdista del barco trabajaba. Fruto de esta labor, fue que los Auxiliares, en su gran mayoría, firmasen un documento de adhesión al Gobierno, de cuyo contenido se dio conocimiento a los cabos de rancho, para su traslado a la Marinería, trayendo éstos la conformidad de la misma a dicho documento.

Inmediatamente se nombró una comisión para que visitase al Comandante y recabase su autorización para cursar el mencionado documento, la cual subió a cumplimentar el encargo, siendo recibida por el 2º Comandante, quién manifestó que el Jefe se hallaba ya acostado (eran las once de la noche), pidiéndoles aguardasen hasta el día siguiente, aunque advirtiendo a los comisionados que el propio Comandante, adelantándose al propósito, había ya enviado al Gobierno la adhesión de todos, cosa que luego se comprobó inexacta.

Al otro día, el Jefe llamó, en vez de a la comisión, a todos los Axiliares de cargo, excepto al de Electricidad, don Juan Bautista, a los que previno contra las reuniones y actividades políticas que se notaban a bordo. Y para ganarse la confianza de todos exclamó:

“¡Soy el Comandante del crucero “Méndez Núñez”, y juró mi lealtad al Gobierno del Frente Popular!.

Después de estas palabras, la opinión de los interlocutores se dividió, aunque el Auxiliar Pedro, se mantuvo firme en sus demandas.

De nuevo, rumbo a Fernando Poó.

Cumpliendo la citada orden del Gobierno, a las díez de la noche del día 9 de agosto, el crucero volvía a hacerse a la mar rumbo a Fernando Poó.

A las 24 horas fuimos obligados a dejar Dakar y nuestra sorpresa no tuvo límites cuando observamos que poníamos rumbo al Sur. La dotación de máquinas abandonó sus puestos y con sus herramientas de trabajo se lanzó a cubierta. Los 400 hombres de la tripulación armados ocuparon las escalas, los pasillos, el puente, exigiendo saber el porqué de este itinerario. La oficialidad abandonó sus puestos, solo el puente, en el cuarto de derrota permanecían los mandos con aparente tranquilidad. Una comisión subió al puente. La impresión que desde sus alturas se recibía era inenarrable, el pueblo en armas, las masas en todo su poder, manifestaban su fuerza frente a la docena de hombres, que hasta allí con persecuciones, castigos y hambre, les encadenaban a su capricho, a su dominación de clase. La tranquilidad del mando era aparente, rogaba, suplicaba con la voz, con la mirada, se le perdonase su conducta, pues él fiel al gobierno, no hacía más que cumplir las órdenes recibidas. Efectivamente, nuestro genial Ministro de Marina Giral, había dado órdenes de regresar a Santa Isabel, pues temía que el buque se pasase al enemigo en Canarias, esto fue comprobado más tarde, a nuestro regreso.[7]

Durante la travesía, llamó mucho la atención de la gente lo poco que se dejó ver el Comandante. El arribo a la isla, causó la mayor sorpresa, pues ya se daba al barco como pirata. Entonces nos contaron allí que nuestra marcha días antes, al no haber obedecido a orden alguna del Gobierno – como en estos momentos se aclaró – se suponía lo fuera de la Junta de Burgos, cosa que por otra parte, no estaba desprovista de lógica.

La población y las autoridades, volvieron a obsequiarnos con sus mejores atenciones. Nuestra nueva estancia transcurrió apaciblemente.

El grupo democrático de la dotación, vio fortalecer sus posiciones.

En contacto con Madrid


El 26 de agosto fue discutida y aprobada por unanimidad una proposición para que por los medios que exigieran las circunstancias se obligara a la estación de radio de la isla, a ponernos en comunicación directa con Madrid para aclarar la situación. Se organizó a bordo un grupo armado de vigilancia en tierra para que contrarrestara en caso necesario las fuerzas armadas del gobernador.

En la tarde de ese día, de acuerdo con los dirigentes del Frente Popular, se puso un radio al Presidente del Consejo, comunicándole la situación y nuestros deseos, las características de la población de la isla y nuestras reservas sobre la conducta de Sánchez Guerra. El radio lo firmaba el presidente del frente Popular, que según él era conocido. Este radio no mereció la confianza de nuestro gobierno, las muchas traiciones que se sucedían en España, hacían que Madrid desconfiara de la veracidad de las comunicaciones. Estas conclusiones, que nos fueron aclaradas en España, a nuestro regreso, fueron las que ante el silencio de los dirigentes republicanos, acordásemos nosotros enviar el siguiente radio:

“Dotación republicana, que controla el crucero “Méndez Núñez” ruega a Vd. Haga gestiones para que se den créditos y órdenes para pronto regreso España, a fin de luchar al lado de sus hermanos para la libertad del pueblo español. La mayoría de la población de la isla simpatiza con el movimiento fascista, urgen medidas”.

El radio fue transmitido s diez destinatarios conocidos personalmente por el firmante y que eran influyentes en los diferentes partidos del Frente Popular. Estos fueron, José Díaz “Mundo Obrero”; Doctor Torres Fragas, redacción de “El Socialista”; Aselo Plaza, del Comité nacional de Unión Republicana; Sonozabal, del Comité nacional de Izquierda Republicana; Teniente Coronel Mangada; Antonio Parga, Ministerio de marina; Capitán Díaz Tendero, Ministerio de la Guerra; Director General de seguridad, Teniente Coronel Jiménez Orga y al Ministro de Marina.

Por su contenido, que demostraba la autenticidad de la firma, ya que en aquellas latitudes, nadie podía saber acerca de la organización de la U.M.R.A, ni conocer a sus dirigentes, el radio dio los frutos apetecidos y a las 48 horas, se recibió contestación firmada por el Director General de Seguridad, Jiménez Orga, en el que comunicaba que rápidamente se tomaban las medidas para satisfacer nuestros deseos y asegurar la tranquilidad de los territorios.

¡Elegid mando entre la dotación!


El 30 de agosto, y al mismo tiempo el Gobernador recibió instrucciones oficiales del Director de Colonias, D. Carlos Esplá, en las que se le comunicaba la salida de Barcelona del buque “Ciudad de Ibiza”, en el cual se trasladaba a Guinea a un Subgobernador General con instrucciones y medios de defensa. Respecto al buque, se le ordenaba investigar la significación política del mando y oficialidad consultando para ello con la tripulación del buque. Los tachados de indeseables, o que ofrecieran dudas, debían ser destituidos y detenidos, para ser trasladados a España en el buque mercante que venía de camino. Encarecía, que salvo comprobado delito de sublevación, se procurase respetar la vida de los destituidos, para que fueran los tribunales, los que decidieran su suerte. El crucero debía partir inmediatamente hacia Dakar, dónde recibiría órdenes. Para proveerse de víveres y combustible, se depositó en Lagos, un fondo de 14.000 libras esterlinas.

El Gobernador reunió a la dotación, dando lectura a la comunicación y por unanimidad se acordó desembarcar a la totalidad de la oficialidad del Cuerpo General y al Mando. Sólo se permitió la permanencia a bordo, al capitán médico, probado antifascista, al capitán de intendencia y dos oficiales del cuerpo general, los menos peligrosos, para que condujeran el buque. A fin de controlarlos, se nombró 2º Comandante al secretario general de la célula.

Se designó al Teniente de Navío don Ángel Bona, eligiéndose Oficial de derrota a don Manuel Guarch (Alférez de Navío). Eran los que menos desconfianza inspiraban.

“Con la aprobación de toda la dotación, a propuesta del 2º Comandante, fueron nombrados los jefes de cada servicio y demás cargos de responsabilidad, vacantes por el desembarco de mandos y oficiales. El teniente de navío del cuerpo general Bona, fue nombrado Comandante. Segundo Comandante y responsable político del buque el secretario general de la célula. Oficial de derrota el alférez de navío Guasch al que agregaron 4 auxiliares navales que conocían un poco la navegación. Jefe de máquinas al teniente maquinista Navarro, camarada del partido. Jefe de artillería al auxiliar 1º de artillería del buque, también militante del partido. Jefe de sanidad al capitán médico Loma, camarada del partido, que ya desempeñaba este cargo.
NOMBREGRADUACIÓNIDIOLOGÍA    CARGO
Angel BonaTte. NavíoFascistaComandante
PCE2º Comandante
Manuel GuaschAlférez de NavíoFascistaOficial de derrota
NavarroTte. MaquinistaPCEJefe de Máquinas
Aux. 1º ArtilleríaPCEJefe de Artillería
Manuel Loma[8]Capitán MédicoPCECapitán Médico





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Ficha Ministerio de Interior año 1957, Manuel de la Loma Fernández.

El buque quedó perfectamente organizado y dirigido por las personas más capaces y en general las más seguras políticamente”.[9]
Regreso a la Península. Nueva organización del buque.

El 30 de agosto, quedaron ultimados los preparativos del buque para asegurar el regreso. Durante 40 horas, todo el personal del buque, con entusiasmo sin límite, se dedicó a la reparación de sus aparatos. Cañones, máquinas, calderas, dobles fondos. Los artilleros organizaron la defensa antiaérea del buque a base de ametralladoras y fusiles, por la carencia de proyectiles para los cañones antiaéreos. Dos grupos de 25 hombres al mando de un auxiliar de artillería, se entrenaron para disparar de una manera simultánea, situados a proa y a popa. Las dotaciones de los 6 cañones del 12,2, acordaron cuidar sus piezas y se establecieron premios, para aquellos que consiguieran mayor número de blancos sobre el aparato de entrenamiento. Los fogoneros, se comprometieron a aumentar la velocidad de prueba, la marcha del buque, disminuyendo el consumo para conseguir menos escalas durante el viaje. Fue tal su trabajo, que se llegó a dar 26 millas por hora y se suprimió la escala de Freetown, dándose el salto de Lagos a Dakar. Los torpedistas-electricistas consiguieron que seis servicios respondieran en todo momento, a pesar de los 18 años de edad del buque, sin haber sido jamás reparado y faltándoles material.

Las reivindicaciones de la dotación, satisfechas

Para completar las medidas que asegurasen el feliz regreso, se pusieron en práctica las reivindicaciones más sentidas por las diferentes clases del buque. A los Auxiliares, se les mejoró, dentro de las posibilidades del momento, las condiciones de su alojamiento. A los marineros y fogoneros, se les mejoró la comida hasta el nivel general del resto de la tripulación y se organizaron los servicios para establecer la jornada de 8 horas en las guardias de mar, que hasta entonces eran de 12 horas.

Se abonaron los sueldos devengados y se les dio una conferencia donde se pusieron de relieve las medidas, que al llegar a España serían tomadas para asegurar a todos, la posibilidad de adquirir los conocimientos necesarios para poder ocupar todos los cargos del buque y aun de la marina. Respecto al buque, fueron cumplidas las promesas y se establecieron más tarde clases para todas las especialidades, de donde surgieron en la guerra, cabos, clases y oficiales.[10]

El 31 de agosto, emprendimos el viaje de retorno a España.

Nuestra llegada a Lagos

Nuevamente en Lagos, base naval inglesa y por ello habitada en su totalidad por marinos. Allí, nos enteramos de la fuga de los que habían quedado en San Carlos, mediante la complicidad ejercida por cierta autoridad.

El buque recibió a los ayudantes del Almirante jefe, con honores reglamentarios, dentro de un orden perfecto, que maravilló a aquellos oficiales, que conocedores de los acontecimientos de los últimos días y de las medidas revolucionarias tomadas por las dotaciones de los buques surtos en Cartagena, esperaban encontrar en el “Méndez Núñez”, el caos propio de la falta de dirección. Tal fue su asombro al comprobar el respeto con que la marinería les acogió y la disciplina que se conservaba, que rápidamente abandonaron el buque y volvieron acompañados del jefe de la Base para que comprobase de los que son capaces las masas guiadas por un ideal revolucionario.

Este viejo jefe de marina, a quién quiero rendir homenaje de agradecimiento en nombre de aquel puñado de héroes, tuvo al reacción propia de los hombres honrados, y nos ofreció los arsenales, los materiales, víveres y combustible, que nos fueran necesarios, negándose a cobrar lo que de su mando dependiera. Retiró toda vigilancia del muelle y permitió que nuestros hombres, paseasen por tierra libremente, así como el que la población blanca de la isla, sus esposas y familias, nos visitasen, de quienes recibimos obsequios de lo más variado y preciado, libros y prensa.[11]

Los ingleses, nos dieron facilidades para todo, advirtiendo que ningún puerto extranjero del trayecto podría ya favorecernos respecto a combustible y víveres.

Nuestros hombres supieron ser dignos de estas muestras de afecto, y pusieron de relieve su amor por la República, por su pueblo, dándose el caso de no embriagarse, ni un solo hombre. Unos a otros, se prohibían beber más de una botella de cerveza, ante la admiración de los ingleses, que reiteradamente les invitaban.

Nuestra permanencia en Lagos, será siempre inolvidable. Los blancos y los negros, en la medida de sus posibilidades, nos ofrecen su solidaridad moral y material.

El día 2, fue recibido abordo un radiograma, en el que se nos pedía la mayor rapidez en el regreso. Nuestro carboneo se hacía lentamente, dado que los nativos que trabajaban en el mismo, se encontraban en un estado extremo de debilidad. El imperialismo inglés, representado allí por los numerosos contratistas de carbón, tenían establecido con sus obreros un sistema casi esclavista, y las cuadrillas de negros al mando de un capataz, que poseía sus armas: látigo y pistola. En estas condiciones, realizaban el carboneo.

No se podía acelerar el trabajo, con aquellos hombres moribundos. El telegrama fue leído a la tripulación formada, pidiéndoles, a continuación ayudar con un grupo de voluntarios a aquellos hombres.

No se puede encontrar palabras, para expresar la espectacular visión de toda una dotación, jefes, oficiales, clases y marinería, como un solo hombre, arrancando de las manos de los camaradas trabajadores, los canastros, los palos, y en un emocionante esfuerzo, en 6 horas, fueron introducidas abordo 250 toneladas de carbón, ante la admiración y la emoción de aquellos camaradas de color, de los marinos ingleses, que no comprendían, como podían confundirse en aquel agobiante trabajo, la marinería azul, de nuestros heroicos soldados, y los relucientes galones de nuestros entusiastas oficiales, para acabar igualándose, en el polvo negro del carbón.. Sólo en los brillantes ojos de aquellos hombres, se podía leer la expresión de satisfacción, cuando se contaban en voz alta las toneladas de carbón que habían pasado a las carboneras.

Las maquinas fotográficas de los marinos y periodistas de aquella población, inmortalizaban el hecho, y los periódicos ingleses, supieron de la fuerza y energía del pueblo luchando por sus propios intereses. Supieron también de los escondidos sentimientos de sus hasta hoy esclavos, cuando llevados de su emoción, embriagados por los gritos de viva la libertad, viva la república, al comprobar la posibilidad de triunfo de los oprimidos, se arrojaban a los pies de los marineros besándolos, y pidiendo en mal pronunciado inglés, marchar con nosotros a luchar contra los sublevados en España. En sus miradas claramente el odio hacia sus opresores. Los espectadores ingleses, principalmente sus capataces, llenos de miedo se sumaban a las manifestaciones de adhesión, y los marineros no comprendían aquella transformación repentina, aquella energía en hombres agotados por la miseria. Sin verlo, es imposible creer en la vitalidad que produce en las masas, el entusiasmo revolucionario.

De nuevo en la mar

Durante los días de travesía, re realizaron ejercicios de tiro, que dieron magníficos resultados. Se prepararon los torpedos para el combate, y se entrenó a la dotación en los servicios de guerra, zafarrancho de combate, incendios, vías de agua, etc.

Al amanecer del día 9, estaba a la vista Dakar, nos habían sobrado 100 Tn. De carbón y reservas de víveres, para dos días.

El buque fue recibido, con toda el aparato militar de la vez anterior, cuatro días aislados, con las consiguientes gestiones de nuestro cónsul, para conseguir lo que por derecho internacional nos correspondía. Es decir, las 24 horas de estancia en puerto neutral. Afortunadamente, las libras esterlinas que nos remitió el gobierno, convencieron a los proveedores franceses del buen negocio que representaba tratarnos bien, y todo fueron facilidades comerciales. El buque fue aprovisionado para un mes y relleno de combustible, carbón y petróleo.

Entonces, nos enteramos de la constitución del Comité de No Intervención, por los obstáculos que nos pusieron al suministro, vencidos estos, gracias a que se tuvo en cuenta nuestra condición de barco en ruta con anterioridad a la entrada en vigor de dicho pacto.

Recibimos orden escrita del Ministro, dándonos las siguientes instrucciones:
“Salir de Dakar, hacia la parte occidental de las islas Canarias, para unirnos a unas 30 millas del Sur de las islas, con un buque carbonero, que se nos había enviado desde Inglaterra, y que el 12, debería estar esperándonos. Señalaba Málaga como puerto de incorporación a la Flota.”

El Comandante y el Oficial de Derrota desertan.


Cuando íbamos a hacernos a la mar, a las ocho de la mañana del día 11[12], notamos la falta del nuevo Comandante y del Oficial de derrota, habiéndose fugado ambos a tierra. Al parecer con la complicidad del cónsul y de las autoridades francesas. El cónsul, nos abandonó a nuestra suerte, y el Jefe de E.M de la base naval francesa, nos comunicó, que sí no se cumplían las órdenes dadas, el buque sería internado. Nuestra situación, faltando seis horas para cumplir el plazo de salida, se hizo difícil.

A las 9 de la mañana, se celebró una asamblea general de los activistas del partido, con los más caracterizados antifascistas del buque, para discutir y encontrar una solución al problema planteado. A las 10, habíamos resuelto el problema. Los cuatro auxiliares que habían ayudado en los días de viaje anteriores habían asimilado las reglas elementales de la navegación de estima. Se ofrece entonces para conducir el barco hasta España el Contramaestre de Víveres, D. Juan Montiel Cerdá[13], muy conocedor de aquellas costas en que estábamos, cuyos servicios se aceptan .El contramaestre, miembro de nuestro partido, que en su juventud fue pescador, aseguraba recordar aquellas aguas. Un escribiente, que tenía el título de piloto mercante, creía poder recordar, que se podía situar el buque en la carta por observaciones del sol, y un maquinista, gran matemático, aficionado a los estudios náuticos, también se ofreció para ayudar. Nuestro responsable político, fue nombrado Comandante y asumió la responsabilidad del viaje, infundiendo seguridad y confianza en nuestra capacidad. Se organizó enseguida, un grupo de estudios, con los 8 camaradas que entendían de la navegación. Se recogieron cuantos libros trataban de la materia.

A las 12, se hallaba trazada en la carta la derrota, hasta cabo Baraba, primer puerto escogido para comprobar la exactitud de nuestros cálculos. Como nuestra salida coincidía con la de un buque griego, que se dirigía al cabo de san Vicente, se hicieron gestiones a fin de recibir ayuda de uno de sus oficiales, hasta adquirir la suficiente seguridad, pero no fue concedida, prometiéndonos solamente ir durante unas horas delante de nosotros, en la misma derrota y que nos sirviera de comprobación.

En estas condiciones abandonamos el puerto de Dakar, ante el asombro de las autoridades francesas y la rabia de los agentes de Franco, que cerían fundadamente, que desistiríamos de salir y la República, perdería uno de sus cruceros. La dotación, se esforzaba eb aparentar tranquilidad, pero se notaba la desconfianza hacia sus improvisados oficiales de navegación.

Para los audaces navegantes, solo duró tres horas la incertidumbre en sus propios conocimientos. Nuestro buque, seguía exactamente las aguas del mercante y demostraba, que nuestras sumas eran exactamente aplicadas. Que la declinación y el desvío, se habían sabido utilizar adecuadamente, y al atardecer del día 16, ante la expectación de toda la dotación, apareció ante nuestra vista, a la hora anunciada de antemano, Cabo Barba. Ya podíamos considerar resueltos nuestros problemas. Teníamos navegantes, y la dotación con plena confianza, podía reposar tranquila.

Ahora comenzaba la etapa más importante de nuestro viaje. El enemigo actuaba en aquellas aguas. Sus aviones dominaban aquellas regiones. Nuestras informaciones, nos daban la posibilidad de situar exactamente la zona de acción de las fuerzas enemigas. Lo único que ignorábamos, eran las nuestras y su situación. Nuestra radio a la escucha, recogía información de Las Palmas, Cádiz, Ceuta y Tetuán. Se acusaba la presencia de buques enemigos al Norte de las Canarias. A las 8 de la noche fuímos descubiertos por la aviación enemiga.

Nuestra búsqueda del barco carbonero fue inútil, más tarde supimos que se había pasado al enemigo. Desde cabo Barba hasta Málaga, donde se nos comunicó estaba fondeada nuestra Flota, solo teníamos dos puntos de referencia seguros, Cabo Espartel y Punta Europa, uno en el territorio internacional de Tánger y otro en la posesión inglesa de Gibraltar, guirase para nuestro viaje por los faros y señales en manos del enemigo, hubiera sido suicida. Por eso se calculó, nuestra derrota a seguir partiendo del supuesto, de que seríamos atacados al paso de las Canarias y a la entrada y salida del Estrecho de Gibraltar, y precisamente en los caminos usuales que seguían los buques, pues el enemigo conociendo nuestra inexperiencia, acertadamente pensaría que recurriríamos, para mayor seguridad a navegar por las rutas más concurridas.

Por ello estudiamos nuestro plan a base de lo contario a lo que aconsejaba la lógica. Escogimos una ruta más difícil, la menos concurrida y la máxima velocidad del buque, pues dando 26 millas y no 20 – como el enemigo calculaba, podríamos al amanecer del día siguiente encontrarnos fuera del radio de acción, que conocíamos, de los aviones de las bases aéreas de la Palmeras, Larache, Tetuán, en Ifni y Cabo Gubi.

El recorrido más peligroso, era de cuatro horas entre las islas y el continente africano, que solo dejaba un paso de unas 20 millas y a 26 de velocidad en plena noche, con la palya baja, tan solo un pequeño error en nuestros cálculos, nos haría embarrancar. En zafarrancho de combate, con 100 ojos puestos en el horizonte, cruzamos sin novedad esta parte, y a las 5 de la mañana, cambiamos nuestra ruta hacia el oeste en busca de la alta mar que nos diera seguridad durante el día.

El día 17, se averió una de las máquinas, quedando el buque, inútil para navegar. El esfuerzo de las máquinas, había sido superior a su resistencia, y las tapas de los condensadores habían saltadao, pero una dotación que había recorrido mas de 10.000 millas, con aquel viejo barco y pasado los lugares más peligrosos, haciendo maravillas con su ingenio, aquel percance, no representaba preocupaciones y con tablones, cemento y entusiasmo, el día 19, quedó el buque dispuesto a repetir sus proezas en el paso por el Estrecho de Gibraltar.

A las 4 de la tarde, fuímos descubiertos por el dirigible alemán Graff Zepelin, que evolucionó a poca altura del buque. Una hora después, se nos comunicaba en nombre de franco, que entrásemos en Cádiz, para ponernos a las órdenes del Capitán General del Departamento. La dotación al conocer la comunicación, prorrumpió en vivas a la República y manifestaba sus deseos de ir a Cádiz, a liberarla de las manos fascistas.

Descubiertos, y sin tener noticia alguna de nuestra Flota, emprendimos la aproximación a la costa, para arribar al anochecer del día 22 frente a Cabo Espartel, al objeto de pasar el Estrecho durante la noche y entrar en Málaga al amanecer del día 24.

Paso del Estrecho de Gibraltar

Al amanecer del día 22, iniciamos la aproximación a la costa en busca del faro de Cabo Espartel, calculando el encuentro en plena oscuridad, al objeto de aprovechar la noche para cruzar a toda máquina, frente a las posiciones enemigas de Punta Carnero y Ceuta, que suponíamos artilladas por su situación estratégica.

El buque fue enmascarado, para confundir, en la medida de lo posible, a los observadores de los proyectores, principalmente al servicio inglés de Punta Tarifa. Se cambiaron las luces de situación más a popa del puente, y se buscó un buque extranjero que coincidiera en aspecto, nombre que más tarde fue dado al control inglés.

La derrota se estudió a base de los dos únicos puntos de apoyo que se podían utilizar en caso de avería o ataque del enemigo, Tánger y Gibraltar.

A las 8 de la tarde aproximadamente, nos encontrábamos a la vista de Cabo Espartel, sin haber encontrado durante el día ningún buque mercante, lo que en unión de las informaciones de nuestro servicio de enlace, nos daba la seguridad de no haber sido descubiertos, no obstante se preveía que desde los observatorios de Tánger, a la vista de nuestro buque, se avisaría al enemigo por lo numerosos agentes fascistas, que indudablemente servirían a Franco en aquel territorio, siempre saturado de elementos reaccionarios.

Con toda la dotación en sus puestos de combate, y más de 22 millas nos dirigimos a Gibraltar. La pericia de los timoneles, tenía cada momento que salvarnos de abordaje con los numerosos buques mercantes que en ruta encontrada buscaban las aguas del Atlántico.

Pero, el enemigo nos había descubierto, aunque un poco tarde, como lo demostraba la inexistencia de faros a lo largo del Estrecho, solo Tarifa, ya al amanecer, nos indicaba que habíamos resuelto con éxito la última difícil etapa de nuestro viaje, y nos dirigíamos hacia alta mar, huyendo lo máximo posible de Ceuta, y sin acercarnos demasiado a Málaga. La ausencia de buques republicanos a la salida del Estrecho, teniendo conocimiento de nuestra inminente llegada, unido a las comunicaciones de los radios enemigos, asegurando la toma de Málaga, nos tenía completamente desorientados.

A las 7 de la mañana, vimos la silueta en el horizonte, que parecía coincidir con la de uno de nuestros destructores. Cuando esperábamos que se aproximase, creyendo que vendría a protegernos, el destructor se dirigió hacia Ceuta, huyendo de nosotros. La dotación, nerviosa, pidió poner rumbo a Cartagena a toda máquina, pues se preveía un ataque enemigo por aire y mar. Málaga no contestaba a nuestras llamadas, más tarde se supo, que los radios de nuestra Flota no montaban servicio permanente de escucha.

A las 9 de la mañana, ya en aguas de Almería en dirección a Cabo de Gata, se comunicó abiertamente, por primera vez, después de más de tres meses con el Gobierno de la República. Nuestra estación de radio, transmitía:

“Crucero “Méndez Núñez” frente a Málaga, sin novedad en el personal, ni en el material, saluda al pueblo español. Viva la República”.

Después de una hora sin recibir contestación alguna. A las 10, el crucero “Libertad”, ordenaba la entrada a Málaga, firmaba el radio, Miguel Buiza, capitán de corbeta.

Pusimos proa a Málaga con todas las reservas, el firmante nos era desconocido, y en nuestras mentes no cabía el que no encontrasen en aquellas aguas destructores leales, en servicio de vigilancia. Solo la presencia de más de 10 buques fondeados en la bahía del puerto malagueño terminó la tensión nerviosa mantenida por el personal a lo largo de 24 días de navegación.

A marcha lenta, cruzando aquellos puntales de la República, seguras fortalezas victoriosas, si se hubieran utilizado en los primeros meses, el pueblo de Málaga, representante heroico del pueblo español, en lanchas, en el muelle, en los tejados de las casas, nos recibía saludando en un alarde de heroísmo, a sus hijos, que formados en cubierta, emocionados, recibían el homenaje que merecidamente habían conquistado.

Las sirenas de los buques atronaban el espacio y miles de marinos en las cubiertas de los buques, cantando la internacional, apagaban el ruido del bombardeo, que como recibimiento, para otorgarnos el honor del bautismo de sangre, nos hacía la aviación enemiga.

A las 12 de la mañana, las anclas del “Méndez” se agarraron fuertemente a la tierra española liberada, como promesa de ser fiel al pueblo, ignoraba que en realidad se habían acabado sus proezas, aquello era una flota de guerra solo aparentemente. Sobre sus entrañas, anidaba la traición, la incompetencia y la desorganización más absoluta.

La disciplina ejemplar del “Méndez Núñez” fue sustituida por orden del E.M y el Comité Central de la Flota en el caos. En vez de un cambio de impresiones o de un saludo a la dotación, se nos ordenó celebrar unas elecciones amañadas, que darían la dirección omnipotente del buque. El Comité de Gobierno inventado por la Federación Anarquista Ibérica. El voto no era igual, pues obligatoriamente debían ser elegidos de los 8 miembros que formaban el comité, 4 cabos que eran donde la organización anarquista tenía mayoría, un oficial, uno por las clases y dos marineros. Nuestra permanencia en Málaga, aunque sólo llegó a 8 horas echó por tierra toda la labor de organización, fue necesario separase de la Flota, aislarse en Cartagena, para reconstruir nuestro buque y crear las armas, que más tarde, habían de acabar con el predominio de los irresponsables y traidores anarquistas en la Flota de la República. El 24 de Septiembre el “Méndez Núñez” rindió viaje en la Base Naval de Cartagena. Sobre la Popa hondeaba la bandera de combate, homenaje del Pueblo.

[1] AHPCE. Sección de Tesis, Manuscritos y Memorias. Legajo 56/1.
[2] AHPCE. . Legajo 56/1. Sección de Tesis, Manuscritos y Memorias.
[3] N.C. 062.-1. 284/N. Crónica de Organización de la Marina Republicana. AGMAB. SHEMA 9720
[4] N.C. 062.-1. 284/K. Crónica de Organización de la Marina Republicana. AGMAB. SHEMA 9720
[5] N.C. 062.-1. 284/N. Crónica de Organización de la Marina Republicana. AGMAB. SHEMA 9720
[6] AHPCE. Sección de Tesis, Manuscritos y Memorias. Legajo 56/1.
[7] AHPCE. Sección de Tesis, Manuscritos y Memorias. Legajo 56/1.
[8] LOMA FERNÁNDEZ, Manuel, Capitán médico en el Méndez Núñez. Partidario de la República (Moreno, p.812, nota). “comisario médico” en el José Luis Díez en agosto 38 (Vanguardia) y embarcado por orden verbal en el Gravina el 5 de marzo de 1939 [Ruiz, 219]. Salió de Cartagena con la Escuadra el 5 de marzo de 1939 en el Gravina. Se fue a Rusia y ejerció como médico allí.
“Sin embargo, en algunas ocasiones la actuación de los médicos fue decisiva a la hora de decantar la adscripción del barco a uno u otro bando. Así, por ejemplo, en el caso del crucero «Méndez Núñez», que se encontraba en Guinea, es decisiva la actuación del capitán médico Manuel Loma Fernández, que es el único oficial que permanece fiel a la República y a bordo, cuando todos los demás son desembarcados. De los auxiliares de Sanidad, José Moreno Mesa, sigue con el capitán médico, mientras que Miguel Nieto desembarca en Guinea con el resto de los oficiales”. “La Sanidad en la Marina republicana”. Dr. Pedro Ferrer Córdoba. Estaba a bordo del “José Luís Díez” en su viaje de regreso a España. En el informe titulado “Comportamiento del personal en el viaje de regreso a España del destructor “José Luís Díez”, se describe su actitud de la siguiente forma: Capitán Médico. MANUEL LOMA.-Estuvo en su puesto y atendió con rapidez a los heridos. (Documentos e Informes del “J. L.Díez” AGMAB. SHEMA C.143-5)
[9] AHPCE. Sección de Tesis, Manuscritos y Memorias. Legajo 56/1.
[10] AHPCE. Sección de Tesis, Manuscritos y Memorias. Legajo 56/1.
[11] AHPCE. Sección de Tesis, Manuscritos y Memorias. Legajo 56/1
[12] Difiere las fechas día 13.
[13] MONTIEL CERDA, Juan, “Auxiliar 2º Naval, se hizo cargo de la derrota del crucero Méndez Núñez cuando fue abandonado por los oficiales Bona y Guarch, llevándolo hasta Málaga” (Cervera, p.381). Comandante del guardacostas V-11 desde Oct-38 hasta Ene-39 en que el guardacostas es hundido el 6-1-39 cerca de la medianoche, durante un bombardeo aéreo en el puerto de Tarragona. Antes de la retirada hunde el V16 que estaba en reparaciones. Aparentemente sale de España en el momento de la retirada.

miércoles, 23 de septiembre de 2020

La guerra del radiotelegrafista

Cuenta Daniel Suerio en "La Flota es roja: papel clave del radiotelegrafista Benjamín Balboa en julio de 1936" que:

Benjamín Balboa López
(Boimorto, La Coruña 1901
- México 1976
En el Méndez Núñez conocen el estallido del movimiento desde el día 19, cuando se encuentran en Santa Isabel, la capital de la isla de Fernando Poo, a donde ha acudido para calmar los ánimos y reforzar la autoridad española en los territorios de Guinea, en respuesta a una llamada del nuevo gobernador general, un hombre moderado como Luis Sánchez Guerra. La dotación del crucero no deja de advertir el interés y apasionamiento con los que los oficiales escuchan a bordo las noticias que al respecto emite Radio Basilé, la emisora de la isla, comentando sus incidencias y pormenores. Según comentaristas posteriores, “el comandante y la oficialidad son, como en la generalidad de la Flota, adictos a la causa de España; los subalternos, las clases y la marinería, en su mayor parte, están minados por el virus revolucionario”; fuentes que aseguran que el Méndez Núñez, “según radio de su comandante, promete unirse a las fuerzas nacionales en aguas de Canarias”. Lo ciertamente documentado es que el 21 el comandante del Méndez, capitán de fragata Trinidad Matres García, envía un radio al ministerio de Marina, a Madrid, comunicando su propósito de salir el día 23 con el Gobernador a recorre el territorio de las islas en viaje de una semana de duración; aprovecha la ocasión para pedir el envío de 300 toneladas de carbón que necesita. Los planes que la oficialidad pueda abrigar en relación con el destino de este barco se ignoran aún, aunque la estación de radio del crucero se encuentra absolutamente controlada por ella. La dotación parece inquieta y en actitud alerta. Un grupo de auxiliares, en el que llevan la voz cantante Juan Bautista Morales y Ramón Prado, consiguen sin grandes dificultades estableces contacto con los dirigentes del Frente Popular de Santa Isabel, “al que dieron cuenta de la situación a bordo”, y por este medio, utilizando de madrigada la emisora de la isla, se comunican con el Gobierno de Madrid, presumiblemente con el mismo Balboa. De improviso, ese mismo día 21, desde Madrid ordenan al Méndez Núñez el regreso a la península. El gobernador no alcanza a entender el momento que se está viviendo y protesta airadamente.

El barco no zarpa hasta el 24. Para entonces, el segundo maquinista Manuel Sierra Rivero, que se dibuja como cabeza de los auxiliares y cabos más politizados, ha conseguido hacer llegar a la central de la Ciudad Lineal el siguiente comunicado: “UMRA vigilante. Viva la República”. Pero lo que ni él ni sus seguidores saben es que desde Cádiz, vías Las Palmas (y seguramente a través de radios portuguesas), los insurgentes, por su parte, han hecho llegar el Méndez su propia versión de la situación y su consigna: “Ejército y Marina levantados patriota levantamiento salvador España 18 Julio alzamiento triunfante esperando caída Madrid hoy. Stop. Auxiliares Escuadra y flotilla destructores sublevaron buques, destituyendo jefes y oficiales, asesinado varios. Stop. Detengan personal radiotelegráfico y todos los auxiliares sospechosos, advirtiendo resto y cabos serán fusilados al menor intento, como lo han sido en Arsenal de la Carraca. Stop. No haga caso estación radio Ciudad Lineal, única en poder de los comunistas. Stop. Viva España”.

La travesía es lenta. Después de carbonear y hacer víveres frescos sucesivamente en Lagos (el día 25) y Freetown (el 28), llega a Dakar a primeros de agosto, entre el 5 y el 7. “A Dakar se llegó dos días después de lo debido -recordarán algunos d ellos hombres de la dotación,- lo que motivó un incidente (que nadie de a bordo ha sabido explicarse todavía) entre la Oficialidad y el Comandante, al manifestarle aquélla su extrañeza por semejante tardanza, contestando desabridamente el Jefe, diciendo que, como se le volviera a hacer objeto de otra advertencia semejante, ordenaría poner a proa hacia alta mar, hasta que se agotase el último resto de combustible”. Los nervios, cuando menos, estaban a flor de piel. Y la nueva orden que allí se recibe de Madrid no hace más que ponerlos a prueba: hay que regresar a Fernando Poo. Nadie se explica esa orden aparentemente insensata. Pero si es verdad que el comandante del Méndez había prometido unirse a las fuerzas franquistas en Canarias, la sospecha de que tuviera intención de hacerlo, encontrándose tan próximo como ya se encontraba de estas islas, sería la razón por la que Madrid le ordenó retornar. ¿Recibió, además el capitán de fragata Trinidad Matres otro cable del capitán general de Cádiz invitándole a seguir? Sea como fuera, opta por regresar al golfo de Guinea. Ya para entonces el levantamiento de los militares de Marruecos se ha convertido en una verdadera guerra civil que afecta a toda España, y en la que empiezan a intervenir además potencias extranjeras.

El destino del último braco de la Flota está a punto de jugarse. Estamos ya a mediados de agosto. el médico, Manuel Loma Fernández, el teniente de navío Ángel Bona Orbeta y el alférez de navío Manuel Guarchs Rojano: a estos dos últimos, por ser los que menos desconfianza despierta, se les entrega el mando; cuando días después se encuentran de nuevo en Dakar, se escaparán a nado, para reunirse con sus compañeros, en Las Palmas, el 23 de septiembre siguiente. Ése es el mismo día en que, por fin, arriba el viejo crucer Méndez a Cartagena, conducido por el contramaestre de víveres Juan Montiel Cerá y el segundo maquinista Sierra como oficial de derrota.
Auxiliares, cabos y marinería del Méndez Núñez firman a bordo una declaración de adhesión al Gobierno de la República. Comandante y oficiales dan largas para evitar que el comunicado sea radiado a Madrid, y en reuniones que mantienen con grandes propietarios de fincas de la colonia preparan la toma del barco. Sánchez Guerra llegará a tiempo con nuevas órdenes de Madrid, en el sentido de forzar al comandante y oficiales no afectos a que resignen el mando. Son desembarcados casi todos ellos y puestos a disposición del gobernador general: se fugarán pronto y con facilidad. A bordo quedan el contador, capitán de Intendencia Nicolás Jiménez Basso; el médico, Manuel Loma Fernández; el teniente de navío Ángel Bona Orbeta y el alférez de navío Manuel Guarchs Rojano: a estos dos últimos, por ser los que menos desconfianza despiertan, se les entrega el mando; cuando días después se encuentran de nuevo en Dakar, se escaparán a nado, para reunirse con sus compañeros, en Las Palmas, el 23 de septiembre siguiente. Ése es el mismo día en que, por fin, arriba el viejo crucero Méndez Núñez a Cartagena, conducido por el contramaestre del víveres Juan Montiel Cerdá y el segundo maquinista Manuel Sierra Rivero como oficial de derrota.

Los tripulantes del crucero "Mendez Núñez" saludando con el puño, después de llegar de Fernando Poo, para ponerse a las órdenes del bando republicano.

Razonaba José Luis Vila-San Juan en El curioso alzamiento en Guinea: "¡Si todos los militantes del Frente Popular hubiesen sido radiotelegrafistas quizá hubiesen podido ganar la guerra!".

lunes, 10 de agosto de 2020

El relato por Juan Medina Sanabria

Los hermanos Juan y Pedro Medina Sanabria son fuente de inspiración e información para este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel.

El Blog de Pedro Medina Sanabria | Memoria e Historia de Canarias hace un trabajo constante de difusión, por lo que merece la pena bucear un rato por sus páginas.

Juan, a su vez, es autor de varias publicaciones. Destaca el trabajo Isleta, Puerto de la Luz: campos de concentración. En él, le dedica todo un capítulo a los 150 del campo de concentración del viejo lazareto de Gando, y presenta una relación de penados y sentencias. Os compartimos un extracto de la contextualización y desarrollo del conflicto en el territorio de la Guinea española:

Crucero ligero "Méndez Núñez" (modernizado). Hasta mediado de Septiembre 1936 el desconocimiento de su situación a bordo en relación con el levantamiento militar genera una total incertidumbre en la navegación de las aguas de Canarias desde la Guinea al estrecho de Gibraltar.
Situación anterior al levantamiento militar

A pesar de la distancia que los separa de la metrópoli, se vive un ambiente parecido al resto de España, incluso el periódico "El Defensor de la Guinea", de tipo colonial y atento sólo a los negocios materiales, a partir de 1931 hace constante propaganda republicana, y desde Febrero 1936, se convierte en el vocero del Frente Popular.
De esta manera se crearon conflictos y problemas que nunca habían existido en los territorios, viéndose como las tibias primeras medidas tomadas por el Gobernador General no llegaban a surtir efecto, obliga a una reunión de la Junta de Autoridades el 5 Junio 1936. Se promulga un Bando por el que se declaraba el "estado de excepción", que permite a la expulsión de dirigentes del Frente Popular, a los que se deporta y se ponen a disposición de la Audiencia de Las Palmas.
Estas situaciones obligan al Gobierno de la República, en respuesta a una llamada del Gobernador, a enviar a la Guinea un buque de la Armada, para calmar los ánimos y reforzar la autoridad española en estas tierras. Se designa el crucero "Méndez Núñez" al mando del Capitán de Fragata Trinidad Matres García, con una tripulación de 320 hombres.
Poseía las siguientes características:
- 6.140 tons. de desplazamiento.
- seis cañones Vickers de 152 mm.
- un cañón de 47,
- un cañón Armstrong de 76,2.
- cuatro ametralladoras del 7 y
- 12 tubos lanzatorpedos. 
Al inicio del alzamiento militar, ya se encontraba navegando por aguas al sur de Dákar, con rumbo Santa Isabel de Fernando Poó, donde llega el Domingo 19 Julio 1936, conociéndose ya en los territorios y a bordo el estallido del movimiento nacional. A su llegada, la dotación del crucero capta el interés y apasionamiento que los Oficiales mostraban oyendo a bordo las noticias que al respecto emite la única emisora española en la zona: "Radio Basilé". Comentaban las incidencias y pormenores sobre la actuación republicana para sofocar el levantamiento. Se decía que el Comandante y la Oficialidad eran, como la generalidad en la Armada, adictos a la causa nacional; la mayoría de los Subalternos, las Clases y la Marinería, eran leales a la República, estando muy politizados e influidos por la línea establecida por el Frente Popular. Se aseguraba que el "Méndez Núñez", según radio de su Comandante, promete unirse a las fuerzas nacionalistas en aguas de Canarias. Lo ciertamente documentado, es que el 21 Julio el Comandante del "Méndez Núñez", envía un radio al Ministerio de Marina en Madrid comunicando su propósito de salir el día 23 Julio con el Gobernador General a recorrer el territorio de las islas en viaje de una semana de duración; aprovecha la ocasión para pedir el envío de 300 tons. de carbón que necesita. Los planes que la Oficialidad pueda abrigar en relación con el destino de este barco se ignoran aún, aunque la estación de radio del crucero se encuentra absolutamente controlada por ella. La dotación parece inquieta y en actitud alerta. Un grupo de auxiliares, en el que lleva la voz cantante Juan Bautista Morales y Ramón Prado, consiguen sin grandes dificultades establecer contactos con los dirigentes del Frente Popular de Santa Isabel: "al que dieron cuenta de la situación de a bordo", y por este medio, utilizando de madrugada la emisora de la isla, se comunican con el Gobierno en Madrid. De improviso, ese mismo día 21, desde Madrid ordenan al "Méndez Núñez" el regreso a la Península. El Gobernador General no alcanza a entender el momento que se está viviendo y protesta airadamente. El barco no zarpa hasta el 24 de Julio. Para entonces, el 2°. maquinista Manuel Sierra Rivero, que se dibuja como cabeza de los Auxiliares y Cabos más politizados, consigue hacer llegar a Madrid, el siguiente mensaje: "UMRA (Unión Militar Republicana Antifascista) VIGILANTE. VIVA LA REPÚBLICA". Pero lo que ni él ni sus seguidores saben que vía Las Palmas y desde Cádiz seguramente a través de radios portuguesas, los insurgentes, por su parte, hacen llegar al "Méndez Núñez" su versión de la situación y su consigna:
"EJÉRCITO Y MARINA LEVANTADOS PATRIOTA LEVANTAMIENTO SALVADOR ESPAÑA 18 JULIO ALZAMIENTO TRIUNFANTE ESPERANDO CAÍDA MADRID HOY. STOP. AUXILIARES ESCUADRA Y FLOTILLA DESTRUCTORES SUBLEVARON BUQUES, DESTITUYENDO JEFES Y OFICIALES, ASESINANDO VARIOS.STOP. DETENGA PERSONAL RADIOTELEGRÁFICO Y TODOS LOS AUXILIARES SOSPECHOSOS, ADVIRTIENDO RESTO Y CABOS SERÁN FUSILADOS AL MENOR INTENTO, COMO LO HAN SIDO EN ARSENAL LA CARRACA. STOP. NO HAGA CASO ESTACIÓN RADIO MADRID, ÚNICA EN PODER DE LOS COMUNISTAS. STOP. VIVA ESPAÑA."
La travesía es lenta. Después de carbonear y hacer víveres frescos sucesivamente en Lagos (el día 25) y Freetown (el 28), llega a Dákar a primeros de Agosto, entre el 5 y el 7. A Dákar se llegó dos días después de lo debido - recordarán algunos de los hombres de la dotación - lo que motivó un incidente, entre la Oficialidad y el Comandante, al manifestar aquélla su extrañeza por semejante tardanza, contestando desabridamente el Jefe, diciendo que, como se le volviera a hacer objeto de otra advertencia semejante, ordenaría poner la proa hacia alta mar, hasta que se agotase el último resto de combustible. Los nervios, cuándo menos, estaban a flor de piel y la nueva orden que allí se recibe de Madrid no hace más que ponerlos a prueba; hay que regresar a Fernando Poó y nadie se explica esta orden aparentemente insensata. Pero si es verdad que el Comandante había prometido unirse a las fuerzas franquistas en Canarias, la sospecha de que tuviera la intención de hacerlo encontrándose tan próximo como ya se encontraba de estas islas, sería la razón por la que Madrid le ordenó retornar a la Guinea. Ya para entonces el alzamiento de los militares de Marruecos se ha convertido en una verdadera guerra civil que afecta a toda España, y en la que empiezan a intervenir además potencias extranjeras. El destino del último barco de la Flota está a punto de jugarse. Estamos ya a mediados de Agosto. Auxiliares, Cabos y Marinería del "Méndez Núñez" firman abordo una declaración de adhesión al Gobierno de la República. El Comandante y Oficiales dan largas para evitar que el comunicado sea radiado a Madrid, y en reuniones que mantienen con grandes propietarios de fincas de la colonia, llega a prepararse hasta la toma del crucero. El Gobernador General Sánchez Guerra llegará a tiempo con nuevas órdenes de Madrid, en el sentido de forzar al Comandante (padeciendo fiebres palúdicas) y Oficiales no afectos al Gobierno Republicano que resignen el mando. Son desembarcados casi todos ellos y puestos a disposición de su Autoridad; se fugarán pronto y con facilidad. A bordo quedan el contador Capitán de Intendencia Nicolás Jiménez Basso, el médico Manuel Loma Fernández, el Teniente de Navío Ángel Bona Orbeta y el Alférez de Navío Manuel Guarchs Rojano. A estos dos últimos, por ser los que menos desconfianza despiertan, se les entrega el mando; cuatro días después se encuentran de nuevo en Dákar, donde los citados Oficiales se escapan a nado, para reunirse con sus compañeros, en Las Palmas de Gran Canaria, el 23 Septiembre 1936, el mismo día que, por fin, arriba el viejo crucero "Méndez Núñez" a Cartagena, conducido por el contramaestre de víveres Juan Montiel Cerdá y el segundo maquinista Manuel Sierra Rivero como Oficial de Derrota. Durante su paso por los territorios del Sahara Español, por la aviación destinada en Cabo Juby-Villa Cisneros, se estuvo vigilando la zona en su búsqueda, con resultado negativo. Cuando se confirma la llegada del crucero "Méndez Núñez" a Cartagena, desaparece la incertidumbre que había con este "peligro", dado que su estancia en aguas del golfo de la Guinea y canario-africanas así como estar casi toda la Flota bajo control de la República, tenían muchas actuaciones nacionalistas a la espera de la línea que iba a seguir este último buque de la Armada, que tarda más de dos meses en definirse a favor del Gobierno de Madrid. Un simple estudio cronológico de los documentos obtenidos y publicaciones editadas sobre los hechos acaecidos en los territorios de la Guinea Española durante esta etapa, indica que desaparecido el peligro del crucero "Méndez Núñez" las actuaciones se precipitan. En menos de un mes, estos ricos territorios se incorporan a la causa nacionalista, pasándose por las siguientes situaciones:

Zona de las islas

El 5 Septiembre 1936 el Gobernador General de los Territorios de la Guinea Española, solicita a Madrid ser cesado de su cargo, siendo aceptada su dimisión el día 17 siguiente, marchando al extranjero. Queda designado para relevarle el Coronel de Sanidad de la Armada Estanislao Lluesma García, que repetía en el cargo. Y como podrá verse a continuación, no llega siquiera a trasladarse a la Guinea. Se fraguaba en la isla de Fernando Poó un levantamiento militar, bajo la dirección del Teniente Coronel Luis Serrano Marangues, Jefe de la Guardia Colonial, que se pronuncia el 19 de Septiembre 1936, con la lectura y publicación de un Bando, donde establece de manera rotunda, como únicas órdenes a acatar, las emanadas por el Gobierno de Burgos, no produciéndose ningún hecho trágico en la isla. Al igual que en los lugares donde triunfaba en estos momentos el alzamiento castrense, se procede a la detención de individuos afiliados al Frente Popular y los considerados, por razón de sus actuaciones y conversaciones, desafectos con el nuevo régimen.

Por su lejanía y la detención de los posibles enlaces con el Gobierno de la República, esta nueva situación se mantiene totalmente en secreto, no llegando la noticia a Madrid, con quién se mantuvo la comunicación durante mucho tiempo sabiéndose de esta manera datos sobre la llegada del buque "Fernando Poó", que sólo traía 20 fusiles y unas cuántas pistolas. Se consigue también que se situase en Duala (Camerún) 119.648 francos, divisas muy necesarias para el desenvolvimiento de la colonia. Esa comunicación se rompe porque Madrid averiguó que las Autoridades de Santa Isabel estaban al mismo tiempo comunicándose frecuentemente con Canarias.

Zona continental

Sobre estos territorios se tenía la soberanía española desde las mismas fechas que "Fernando Poó" y demás islas, confirmándose un real dominio en las negociaciones llevadas a cabo en el Paris en 1900, siendo Embajador de España Fernando León y Castillo, que tras un laborioso regateo con las grandes potencias coloniales (Inglaterra, Francia, Alemania, etc.) que se aprovechan de la situación de España - había perdido la guerra de Cuba y todas las posesiones americanas y Filipinas-, logra que sea reconocida nuestra soberanía en unos 25.000 Kilómetros cuadrados de la zona continental, una de las tierras mas feraces del globo, aunque sometido a un clima terrible, casi insoportable para los europeos. León y Castillo obtiene con su intervención el título de Marqués del Muni. Una vez logrado el 19 Septiembre 1936 la incorporación de las islas de la Guinea al Gobierno de Burgos, desde Santa Isabel de Fernando Poó se ordena, primero por medio de radio-telegramas, el cese de los Autoridades de la zona Continental, designando a personas afectas al levantamiento militar como nuevas Autoridades. No acatada esta orden llega a Kogo una pequeña fuerza que inicia de esta manera el levantamiento militar en la zona, llegándose hasta enfrentarse con armas al encontrarse los dos bandos; sofocada esta situación huyen los desembarcados hacia los territorios extranjeros limítrofes. De esta manera se frustra la ocupación militar a favor del Gobierno de Burgos, quedando la zona Continental a las órdenes de la República. Después de estos incidentes el Gobierno de Madrid ordena al correo del mes de Septiembre m/n. "Fernando Poó" (había salido el día 15 de Barcelona), que se dirija directamente a Bata donde llega el 30 Septiembre, siendo recibido en olor de multitudes. Al comprobarse que solamente traía 6 fusiles y una pistola, se produce un gran desencanto; no obstante, el cargamento de arroz y otros comestibles, mitiga la ya preocupante escasez de muchos productos de primera necesidad. La tripulación del buque correo estaba compuesta por muchos ácratas de Barcelona (afiliados a la C.N.T.), muy influenciada por las directrices del Frente Popular. Estos individuos junto con residentes en Bata, de parecidas ideas, proceden a recorrer el territorio; destituyen al personal y detienen a particulares afectos al Gobierno de Burgos. Otra de las medidas fue el desmantelar los establecimientos religiosos y 17 Misioneros, 7 Monjas y otros prisioneros son trasladados, en la noche del 12 al 13 de Octubre 1936, al buque "Fernando Poó", poniéndose guardia armada a las entrada de los camarotes donde estaban los detenidos.

Llegada de la motonave "Ciudad de Mahón"

La m/n.Ciudad de Mahón que, una vez artillada en Las Palmas de Gran Canaria, llega a la Guinea Española y después de un combate se hace con la zona continental, hundiéndose la m/n. «Fernando Poó» a consecuencia de las averías producidas por los disparos de dicho buque.


Al inicio del Alzamiento Militar se encontraba en el puerto de La Luz (Las Palmas de Gran Canaria), la moderna motonave de la CIA. Trasmediterránea "Ciudad de Mahón", de 1.550 tons. de registro bruto y unos 14 nudos de velocidad. Fue construida en los astilleros de Echevarrieta de Cádiz en 1931. Requisada desde el primer momento conservaba su tripulación civil. El Sábado 26 Septiembre 1936, justo tres días después de llegar el crucero "Méndez Núñez" a Cartagena, y por tanto desaparecida esta amenaza en aguas canarias y de la Guinea, ordena que sea armado "en corso" la m/n "Ciudad de Mahón". Se inician estos trabajos el día 27 en los varaderos de la Gran Canaria por personal del Grupo de Ingenieros del Ejército, que desmontan un cañón de 101,6 mm. del cañonero "CANALEJAS" (se instala en la proa del buque) y otro de 75 mm. del guardacosta "ARCILA"(en la popa). Queda su instalación terminada, así como diversas obras de acondicionamiento del buque para su nuevo cometido, en la mañana del Sábado 3 Octubre siguiente. Es puesta la m/n. "Ciudad de Mahón" al mando del Teniente de Navío Balén y en la madrugada del 5 Octubre 1936, con un Batallón de soldados (unos 600 hombres) y marinos a bordo, a las órdenes del Comandante Gonzalo Gómez Abad, sale para la Guinea donde llega en la mañana del día 14 siguiente.

A unos 2.000 mts. del puerto de Bata iza bandera francesa, siendo detectada su llegada por la tripulación del buque "Fernando Poó", que se despreocupan de su presencia dado que se encontraban desembarcando el cargamento de arroz traído desde la Península. A unos 1.000 mts. del puerto se iza la bandera del Gobierno de Burgos, intimidándose al buque republicano a través de la radio para que se rindiera, no recibiéndose contestación alguna. Se observa como el buque "Femado Poó" leva anclas y el humo de la chimenea delata la maniobra de las máquinas. El "Ciudad de Mahón" dispara dos cañonazos, que fueron largos deliberadamente, desplegándose la tropa sobre la cubierta del buque. Ante el silencio del buque se empieza a disparar al bulto. Uno de los proyectiles da en el costado de estribor, a la altura de la línea de flotación, y otro unos sesenta centímetros más arriba. Por la primera brecha empieza a entrar agua, viéndose una gran confusión a bordo del "Fernando Poó", donde se dispara contra el buque atacante, incluso se iza hasta una bandera blanca. Se acerca el "Ciudad de Mahón" a su presa, cuando se observa como vuelve la chimenea a vomitar humo a borbotones, lo que indica que se aviva el fuego dándose avante toda, buscando el "Fernando Poó" el abordaje por su mayor porte, siendo repelida esta maniobra con fuego de cañón, dando en el puente de mando y diversos lugares. Se incendia el buque y un proyectil entra en la cámara donde habían prisioneros y causa tres muertos: el padre Rvdo. Acacio Ferraz; el hermano Rvdo. Ángel Roix y el empleado de la Casa Abascal Félix del Hoyo. La metralla llega igualmente al camarote contiguo, donde son heridos los religiosos, hermanos Rvdo.lsidoro Gil (se le amputa una pierna y muere en el Hospital de Santa Isabel días después) y Rvdo.Víctor Gutiérrez. También padece heridas leves los Rvdos.padres lturriza y Baiseda. Desde la popa del buque se vuelve a disparar diversas veces contra las lanchas de la fuerza expedicionaria, siendo otra vez castigada la zona con fuego de los cañones, hasta que se logra la rendición total del buque, pasando parte de las lanchas con tropa a ocupar el
Diario Falange de Las Palmas.
12 de octubre de 1938.
navío. Desde diversos edificios y lugares del puerto se hacía fuego de fusilería, que obliga otra vez a utilizar los cañones contra los mismos y se nota como la gente salía por carretera hacia los territorios franceses limítrofes. Sobre las 18:00 horas, una vez sofocada y desaparecida la actividad bélica en la zona, se ordena trasladar tropas a la ciudad, procediéndose a descolgar más botes de ambos buque. Al llegar al agua las lanchas del "Fernando Poó", se produce más desequilibrio en el ya dañado buque, que se inclina violentamente hacia estribor y se va a pique en muy pocos minutos, tan pocos, que no hubo tiempo para salvar a cinco tripulantes y cinco componentes de la tropa encargados de los prisioneros y vigilancia del buque, que mueren todos ahogados. No se ha podido obtener los datos de los cinco tripulantes de la m/n. "Fernando Poó" fallecidos.
Los cinco voluntarios canarios ahogados fueron: Sargento Luis Rodríguez. Soldados voluntarios Lorenzo Frías Cabrera; Juan Sánchez Martín; Fernando Santa Ana Bautista y Antonio Suárez Navarro.

En los siguientes días se continúa con la ocupación del territorio, y el día 15 llegan a Kogo y Rio Benito, donde estaban cargando madera de okumen el vapor noruego "Lagos". Se apoderan de este barco y de su rico cargamento, poniéndose a bordo una tripulación de presa, que días después lo traslada a Santa Isabel de Fernando Poó. El viejo e irreductible colono republicano, Alejandro Torres García, fusil en mano, es el último que hizo frente a las patrullas nacionales que se hacían cargo de la zona continental, hasta que agotada la munición una bala lo mata en la selva, lo que hace ascender a un total de quince fallecidos en la toma de los territorios de la Guinea Continental. En días siguientes queda todo el territorio ocupado por las tropas del Gobierno de Burgos y detenidos los desafectos del nuevo régimen que no huyen a las colonias extranjeras limítrofes. Quedan estas tierras como un arsenal de preciosos recursos naturales para los alzados en armas, que posteriormente nombran al Capitán de Navío de la Armada Manuel Mendívil, nuevo Gobernador General.