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viernes, 28 de julio de 2023

El proceso de exfoliación

En Las tinieblas de tu memoria negra, el profesor Donato Ndongo-Bidyogo nos cuenta:

«Pero, por encima de todo eso, en el primer banco delante a la derecha te sentías más cerca de la Verdad: con sólo levantar la vista un poco por encima de la bien peinada cabeza de don Ramón se topabas con la rectilínea mirada del General Más Joven de Europa, el Invicto Caudillo de España por la Gracia de Dios, a cuyo conjuro os permitían romper filas al entrar y al salir de la escuela. Sí. El Generalísimo me miraba directamente a los ojos, nunca olvidaré esa mirada severa pero llena de una bondad infinita, que no me dejaba otro remedio sino el de ser obediente y aplicado, la responsabilidad del primer banco delante a la derecha me obligaba a ser agradecido hacia Ese Hombre que nos habla traído la Verdadera Libertad que los sindiós nos quisieron arrebatar esclavizándonos con engaños y asechanzas materialistas, esos sindiós que formaban una raza especial de hombres malvados pintados de rojo y cuyo lenguaje sembraba la confusión de los ismos: el único ismo redentor es el catolicismo que predica la Única y Verdadera Religión y la igualdad entre los hombres ante la presencia del Señor el día del Juicio Final, y cuando me sentía con el valor suficiente para soslayar durante unos brevísimos segundos la escrutadora mirada del Caudillo Salvador de España, mis ojos se encontraban con los del Mártir Vilmente Asesinado, Joven Esperanza Truncada por las Balas Asesinas de los Enemigos de la Patria, como siempre decía don Ramón cuando se emocionaba demasiado contándonos su historia. Pero el Fundador no miraba directamente a mis ojos. Tenía una expresión tristona de contagiosa melancolía idealista, la cabeza ligeramente ladeada para que apreciáramos, y yo lo apreciaba, las bellísimas entradas que adoraban su bellísimo rostro, la camisa de amplias solapas abiertas que dejaban entrever el Impoluto pecho henchido de Generosidad.

Y entre ambos retratos destacaba un enorme crucifijo, y el bronce realzaba nítidamente la viril musculatura de los amplios brazos del Redentor, la cabeza reclinada sobre el pecho, las rodillas arqueadas, el desmesurado agujero del pecho del que colgaban gotas también de bronce reluciente, que don Ramón decía eran sangre…»

Rafael de Mendizábal Allende en Misión en África. La descolonización de Guinea Ecuatorial (1968-1969) relata como «en las primeras semanas, y algo más, hubo una tensión soterrada entre la nueva Administración y los funcionarios españoles, que simbólicamente se resistían a descolgar el retrato de Francisco Franco en sus despachos y sustituirlo por el de Francisco Macías. Era una actitud, psicológicamente comprensible. No se hacían a la idea de encontrarse en otro país, en un país extranjero y de la noche a la mañana dejar de ser, como habían sido hasta entonces los señores en una colonia disfrazada de provincia. En mi despacho había colgado la primera fotografía enmarcada del presidente hecha por Manolo López Padilla y cuando hablaba con alguno de mis compatriotas no me cansaba de recomendarles que hicieran lo mismo. Muchos de ellos nada tenían de franquistas y más de uno había llegado allí de rebote por no serlo pero reaccionaban como carpetovetónicos. De repente su corazón rebosaba adhesión inquebrantable al Caudillo...».

Resulta sugerente hacer un seguimiento al baile de fotografías en el territorio ecuatorial.

Cuenta Albert Sánchez Piñol en Payasos y monstruos, que «De lo que no cabe ninguna duda es de que el ego de Macías estaba sobredimensionado. En sus crecientes delirios de grandeza exigió su divinización. Obligó a colgar su retrato en todas las iglesias y en los servicios religiosos de todas las confesiones se tenían que utilizar las fórmulas: "Dios creó Guinea Ecuatorial gracias a Macías, sin Macías no hay Guinea" y "Nunca sin Macías, todo por Macías, abajo el colonialismo y todos los ambiciosos". En las escuelas los niños rezaban "en el nombre de Mesié, Nguema, Biyogo y Ñegue Ndong"».

En las siguientes fotografías, funcionarios coloniales sustituyen en 1968 la fotografía del que Francisco Macías Nguema llamaba su "colega" Franco, por la del propio Macías. 
Y en la segunda, un residente de Malabo destruye un cartel, el 13 de agosto de 1979, que mostraba a Macías.
Se trata del proceso habitual de exfoliación de símbolos en los relevos políticos.



Este baile de fotografías no es muy diferente del acostumbrado renombramiento del callejero, como por ejemplo la calle «19 de septiembre» en la vieja Santa Isabel. Antes se había llamado «O’Donnell» y «Libertad» sucesivamente, según el régimen político imperante en la península. Últimamente se la conoce como calle del «12 de Octubre» (por el día de la Independencia) y es un callejón absorbido casi en su totalidad por la explanada del Palacio del Pueblo.



martes, 18 de julio de 2023

El caso del radiotelegrafista de Río Benito

Hace tiempo nos cayó una consulta: «He estado buscando información relacionada con la construcción de la primera central eléctrica en Bata y su fundador durante los años aproximados 1932 y 1936 y no he encontrado nada. La cuestión es que el fundador de esta central también llego a ser gobernador provisional, pero no tengo documentación oficial y es que en España mucha información de la Guerra civil se "ha perdido" sobre todo cuando se trata de un republicano. (…) perteneció a la marina republicana española enviada a Guinea, luego dejó la marina para construir la central eléctrica. Me gustaría, que -si hay alguien que sabe de esto- me lo explicara o me diera bibliografía, ya que se trata de mi bisabuelo: Luis Martínez Moreno»

Lo intentamos en su día con el caso de Ramón López Nieto… ¿lo intentamos de nuevo con Luis Martínez Moreno?

Natural de Fuensanta, Albacete, de profesión radiotelegrafista (civil) 1ª clase y montador mecánico-electricista. Desde 1922 era igualmente piloto de aviación militar, sirviendo en el Dédalo, el primer buque portaaeronaves de la Armada Española, siendo merecedor de la medalla militar de Marruecos con los pasadores "Melilla" y "Tetuán".

De 1923 a 1936 trabajó en la compañía Marconi como radiotelegrafista y montador de radio. En 1928 montó en Río Benito (Guinea Española), por cuenta de la Dirección de Marruecos y Colonias, una estación de radio de la que fue jefe hasta el 14 de octubre de 1936, ya que con la caída de Bata se sumó a la huida republicana a los países limítrofes.

Esa ruptura es una vivencia que ya hemos relatado anteriormente: tras el hundimiento del barco "Fernando Póo" por el "Ciudad de Mahón" y el posterior bombardeo de la ciudad de Bata, se produce una estampida de europeos y población local que huye ante el desembarco de las tropas marroquíes y voluntarios canarios al mando de Juan Fontán. Se internarán en las zonas boscosas buscando las fronteras francesas de Camerún y Gabón: «se iban a pie -documenta Gustau Nerín-, en condiciones extremas, porque habían abandonado sus hogares lo más rápido posible. Según algunos guineanos, testigos de la huida, había incluso niños blancos desnudos».

¿Seguimos con el relato de Luis Martínez? Previamente, en 1935, había instalado una central eléctrica para suministro de alumbrado en Bata, así como otras instalaciones eléctricas de menor importancia efectuadas por cuenta de entidades privadas. Su familia recordará incluso que participó en la creación de un cine en la capital del Río Muni.

Llegado el golpe de Estado, mientras en Fernando Póo triunfan los golpistas el 19 de septiembre de 1936, en Río Muni cundía la incertidumbre al no tener claro qué pasaba en la isla. Mientras tanto, «una barcaza procedente de la isla de Santa Isabel y tripulada por unas diez personas desembarcó en Bolondo, ocupó la estación de radio e hizo prisioneros a todas las personas que allí nos encontrábamos -recuerda Ramón Martínez Monés- (...) El Jefe de la estación costera, Luís Martínez, así como el operador Vicente Gómez y sus familias, fueron considerados como rehenes y trasladados a Rio Benito (...). Al quedar incomunicada la Estación Costera con la capital, las fuerzas cívicas y militares de Bata, sospecharon lo peor. Cuando horas más tarde lograron comunicarse con las personas que habían ocupado la Estación, conocieron sus intenciones y que no eran otras de las de ocupar Bata (...), la reacción de las fuerzas vivas de Bata fue inmediata: detener a todas las personas adictas o sospechosas de simpatizar con el llamado Movimiento Nacional (...)».

Como sabemos, la situación se saldó con el emisario del subgobierno de Bata (Raimundo del Pozo, el finquero y padre de Raquel Ilombe) huido en el bosque, y dos muertos resultados del primer
enfrentamiento armado en el territorio. «Ante esta postura, los ocupantes de la Estación de Radio propusieron un canje de prisioneros y abandonar el intento de ocupación. El canje tuvo lugar (...), a las doce de la noche y se llevó a cabo en cayucos entre Rio Benito y Bolondo, cruzando la desembocadura del Rio Benito, de más de una milla de ancha, y con tiburones».

Quedando así libres Luis Martínez Moreno y familia; aunque como recogía Pozanco «nos hallábamos incomunicados de la península, porque la estación de radio de Rio Benito -Bolondo- había sido inutilizada por los radiotelegrafistas leales, al ocuparla los sediciosos».

Es asombroso contar con el privilegiado relato de primera mano de Ramón, uno de los hijos de Luis Martínez para armar las piezas de este puzzle.

La crónica franquista lo recoge de forma muy similar:

Emisarios del Frente Popular salen en automóviles requisados a recorrer las distintas demarcaciones y proceder al relevo de los administradores territoriales y jefes de puesto que inspiran sospechas. Se les sustituye por sargentos y cabos de la Guardia colonial.
En Akurean y en Niefang, adonde se dirige Alejandro Torres; en Ebinayon, que se ha confiado al sargento Cautó, y en Msork, que recibe la visita de Manuel Alaiz: no ocurre nada de importancia. La transmisión de mandos se efectúa pacíficamente. Los hechos graves se producen en Kogo y Rio Benito, adonde se había enviado a Raimundo del Pozo para que procediese a la sustitución del administrador Oliveda. Precisamente, en aquellos momentos llegaba a Kogo, en el vaporcito pesquero "Gergavic", un significado elemento de la colonia, el marqués de Elduayen, que era portador de una carta del teniente coronel Serrano para el jefe de la Guardia colonial del continente, capitán Morales, y para el Administrador territorial, Oliveda, dándoles instrucciones a fin de que secundasen el Alzamiento. Oliveda no espera más y declaró el estado de guerra en Rio Benito y Kogo, procediendo a la detención de los agitadores más peligrosos, que eran Esteban Cruz, Carlos Padrón y Laureano Rodríguez. Después, en compañía del jefe de los Servicios Forestales, Pedro Fuster, se dirigió a Bolondo y ocupó sin resistencia la estación de radio, poniendo presos a su encargado Vicente Gómez y a Luis Martínez, que habían llegado allí para tratar de comunicar con Madrid por la vía de Duala. Desde la estación llamó Oliveda a la de Bata, pidiendo que se pusiera al habla el capitán Morales o, en su defecto, Sáez Pichel. El radiotelegrafista José Lizcano, que recibió la comunicación, fué a dar cuenta al Subgobernador de aquel mensaje.
-¡No es posible!, comentó Porcel.
-A estas horas Oliveda debía de estar destituido y preso. ¿Qué ha hecho entonces Raimundo del Pozo?
Lo que había hecho, sencillamente, era escapar con grandes apuros de caer en manos de Oliveda. Porque a su llegada a Kogo, el alzamiento se había llevado ya a cabo, y para no quedar en su poder tuvo que abandonar el automóvil y ocultarse en el bosque. Por otros conductos se supo en Bata, al cabo de algún tiempo, lo que en Kogo y Rio Benito había sucedido, y la alarma cundió entre los frentepopulistas del continente.
Fontanet, en su condición de comandante militar, decretó la movilización de todos los elementos útiles y los proveyó de las armas de fuego de que disponía. A su frente puso a otro instructor de la Guardia colonial, el brigada Antonio Bande. Cuando se supo que los desembarcados en Kogo avanzaban sobre Bata, Bande formó su tropilla y salió a su encuentro.
Por primera vez en la historia de la colonia iban a enfrentarse españoles contra españoles, ante los ojos asombrados de los negros. Y lo que es aún peor, se iba a obligar a éstos a acometerse unos a otros, en nombre de intereses y de ideales que no comprendían (...).
Bande y Oliveda, al frente cada uno de su grupo, se encontraron en las orillas del río Ekuko, a tres kilómetros de Bolondo. En ambos bandos figuraban guardias coloniales negros. A las voces de ¡alto! que se dieron al reconocerse, y a los vivas a la República y al Frente Popular, y a la España y al Ejército, que las siguieron, sucedió el crepitar de los primeros tiros (...).
Se habla vertido la primera sangre. Las víctimas fueron dos negros de la Guardia colonial que habían seguido, por obediencia, a sus instructores.
El tiroteo no duró mucho. Al verterse la primera sangre se parlamentó. Bande hizo saber a Oliveda que tenía en su poder gran número de rehenes y que los fusilaría si no abandonaba el continente. Los elementos patriotas se rindieron ante la amenaza. Hubo un canje de prisioneros y los revolucionarios prometieron que dejarían salir del territorio a toda persona que lo deseara. Oliveda, con los que quisieron seguirle, buscó refugio en las colonias extranjeras del Camerón y Gabón, desde donde regresó, al cabo de algún tiempo, a Santa Isabel.
Los rehenes derechistas que fueron canjeados a consecuencia de este convenio ascendían a veintitrés, figurando entre ellos el capitán Morales y el teniente Sáez Pichel, (...).

Así con todo, una semana después -a instancias de la tripulación del vapor Fernando Poo- se habría elegido asambleariamente un nuevo Comité Central del Frente Popular en Río Muni (el de Santa Isabel lo había disuelto un mes antes el gobernador cesado), siendo Luis Martínez integrante de ese nuevo comité, al igual que lo había sido semanas antes del comité provisional presidido por Alejandro Torres García.

En las indagatorias posteriores que inicia Juan Fontán, se recoge la declaración de Francisco Pérez Rodriguez (2º radiotelegrafista del vapor Fernando Póo y presidente del "comité rojo" -sic- de abordo) con «manifiesta el procesado que uno de los domingos en ocasión de ir a dar un paseo por Bata en compañía de Enrique López Astudillo primer radiotelegrafista al pasar junto a la Guardia Colonial decidieron entrar en casa del Suboficial Fontanet para que los invitara a un wisky, no haciéndolo por encontrarse Fontanet ausente. Después se encontraron con un tal Martínez fugado, Radiotelegrafista de Bolondo, el cual les dijo que habían acordado enviar a bordo a los Padres Misioneros, he de hacer la aclaración que su acompañante López Astudillo se retiró, aun cuando insistió el procesado en que se acercara para oir la conversación, no haciéndolo. El declarante manifestó al llamado Martínez que le parecía muy mal el acuerdo tomado, pues temían que hicieran alguna faena a los Padres Misioneros, dada la calaña del personal que había a bordo».

14 días después de ser elegido Luis Martínez miembro de Comité Central, se producirá el hundimiento del Fernando Póo y el bombardeo de la ciudad de Bata, produciéndose la retirada al interior del continente y el posterior cruce de frontera.

En la huida, Luis Martínez participa en Ebibeyin de los consejos (integrados por 40 republicanos y comunistas, dirá la crónica franquista) en los que Porcel da por perdido el territorio, quedando electo Rafael Masiello Guerrero como último gobernador por quienes deciden hacer frente a las tropas marroquíes. Finalmente, la defensa será insostenible, viéndose empujados a cruzar la frontera con la cobertura -hasta el último cartucho- de Alejandro Torres.

En Guinea mártir: Narraciones, notas y comentarios de un condenado a muerte, Pozanco deja constancia de su exilio temporal y posterior repatriación con su familia: «En el vapor "Brassa", zarparon con rumbo a Dakar y de allí a España, los siguientes: José Lizcano Barco, Emilio Fontanet Monfort, Rafael Masiello Guerrero y familia y Luis Martínez y familia». 

Así, el 1 de diciembre de 1937, después de haber estado refugiado en Yaundé (Camerún), logró volver a España. En donde se presentará voluntario al Gobierno republicano, como clamaba Pozanco: «¡La conducta de estos compatriotas, marchando a España, contrasta con la de algunos que han preferido el exilio y sus consecuencias, a incorporarse a la defensa de su país!». Y a finales de 1937, Indalecio Prieto «al objeto de atender las necesidades que implica la creación de Transmisiones en el Arma de Aviación, (…) he resuelto cause alta en la misma, para mientras persistan las actuales circunstancias», movilizando a Luis Martínez Moreno como teniente. Posteriormente, es destinado al Arma de Aviación como jefe de varias estaciones de radio adscritas a los Servicios Secretos de la Defensa Aérea, entre ellas las del aeropuerto de Barcelona (Sabadell y Montjuich), hasta el día 6 de febrero de 1939, cuando obedeciendo órdenes superiores, atravesó la frontera francesa por Port-Pou.

Tras el inevitable paso por los campos de internamiento franceses, solicitará infructuosamente asilo en México, incluyendo en su solicitud que «durante los últimos meses de la guerra de España estudió y llevó a término un sistema de aparato radio-eléctrico aplicable a la guerra moderna, el cual por razones particulares construirá en América y lo ofrecerá previas ciertas condiciones, para la defensa de las democracias». 

Finalmente retornará a España con su esposa Dolores y sus tres hijos... pero esa ya es otra historia. Te la cuenta su familia en La vida al Prat, i la familia...

En cualquier caso, no se lo pusieron fácil: como afiliado de la UGT, integrante del Frente Popular del Río Muni y hermano de la francmasonería, los golpistas procederán contra él. Tenía, además, la falta imperdonable de ser uno de los públicos contribuyentes a la donación de las 10.353,65 pesetas para la República promovida por el jefe de Correos, Isidro Álvarez Martínez.

Así, en marzo de 1940, el Tribunal de Responsabilidades Políticas de Santa Isabel le condena -en ausencia- por unanimidad a 12 años de destierro del territorio ecuatorial y pérdida total de bienes, lo que incluirá los aportes a la central eléctrica de Bata o al cine que creó en esta ciudad.

Cuenta con sendos expedientes de indulto de 1947 y 1959 tanto del Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas de Bata como de Prat de Llobregat, Barcelona, por lo que casi con seguridad previamente había acumulado varias sentencias condenatorias en ausencia.

viernes, 7 de julio de 2023

Puerto del Rosario, el nuevo reto municipal

Contaba Eloy Vera hace un par de semanas en Acabar con la huella del franquismo en Puerto del Rosario, el nuevo reto municipal de El diario de Fuerteventura:

Puerto del Rosario continúa sin cumplir con la memoria histórica. El borrador del Catálogo de símbolos, calles, monumentos y menciones franquistas en Canarias, realizado por la Universidad de La Laguna a instancias del Gobierno de Canarias, recoge 200 símbolos franquistas en las ocho capitales canarias, y once de ellos se encuentran en Puerto del Rosario, donde aún se sigue exaltando a militares golpistas en calles y plazas.

El nuevo gobierno municipal deberá decidir si los borra del callejero o continúa perpetuando la huella franquista. El documento, al que ha tenido acceso Diario de Fuerteventura, señala que las distintas corporaciones municipales de Puerto del Rosario han mantenido una “resistencia continuada” frente a las obligaciones de los sucesivos textos normativos sobre memoria histórica hasta la actual Ley 20/2022.

(...) El catálogo de vestigios franquistas documenta once fichas que corresponden a nueve calles: Comandante Ramón Franco, Comandante Díaz Trayter, Caserío Colonia Rural García Escámez, calle García Escámez, Almirante Lallemand, Almirante Fontán Lobé, Ruiz de Alda, Calvo Sotelo y Gobernador García Hernández, además de dos distinciones, las de Francisco García-Escámez e Iniesta como Alcalde Honorario y al gobernador José García Hernández como Hijo Adoptivo e Hijo Predilecto. 

El artículo sigue desgranando las vicisitudes por las que han pasado las sucesivas leyes de memoria histórica en el municipio, y se detiene en un nombre que nos resulta familiar en este paseo por la vieja calle 19 de septiembre de Santa Isabel...:

Jesús Fontán. Hermano del militar Juan Fontán, en su juventud formó parte del entorno de Franco. Pasó a zona sublevada y participó en bombardeos a Gijón y en operaciones de bloqueo en el Mediterráneo. Fue ayudante de Órdenes de Franco, entre 1939 y 1946, y jefe de la Sección de Cinematografía del Consejo de la Hispanidad, vinculado a las tareas de Información antimasónica. En 1962 fue nombrado segundo jefe de la casa militar de Franco.

También fue director de la Delegación Nacional de los Servicios Documentales (1964- 1967), posteriormente llamada Sección de los Servicios Documentales de la Presidencia del Gobierno (1967-1977) y consejero nacional del Movimiento. Simultaneó estas ocupaciones con la presidencia del Instituto Social de la Marina (1967-1976). Algunos lo sitúan como jefe de las redes secretas de la información personal de Franco.

 Lo contábamos precisamente en El callejero y la memoria histórica:

Tanto Juan Fontán como su hermano Jesús pertenecieron a la casa militar de Franco, eran insaciables bibliófilos y fueron procuradores en Cortes, pero el Almirante Jesús Fontán Lobé cuenta con una escuela, calle o casa del mar en gran parte de las ciudades portuarias de España. Al fin y al cabo, además de jefe de los servicios secretos de Franco, fue presidente del Instituto Social de la Marina logrando el aprecio de los marineros durante su administración. Pese a que «los historiadores Xavier Casinos y Josep Brunet señalan que el almirante Fontán utilizaba el Banco Pesquero como tapadera de los servicios secretos especiales de los que era su jefe». Estrecho colaborador de Carrero, a él se debe la concepción en plena guerra civil de la metodología de recopilación de información, elaboración de expedientes y difusión de oficio de los mismos con el fin de que se instruyeran las causas de responsabilidades políticas.

Realmente, a ambos hermanos correspondería la organización de la Oficina de Información y Propaganda Anticomunista (OIPA) en sus primeros pasos, «La OIPA, dirigida por el arquitecto canario Laureano de Armas Gourié desde Salamanca, tuvo su bautismo en Vizcaya bajo la batuta de Manuel Maestro Maestro y Eduardo Galán Ruiz. Esta seguirá la metodología de incautación diseñada por el capitán de la Armada adscrito al Cuartel General de Salamanca, Juan Fontán Lobé, que en sus aspectos fundamentales, apenas varió durante el conflicto. Su esencia consistía en señalar dónde y cuándo se habían encontrado todos los documentos de interés, y conservar un número máximo de folletos, revistas o libros, destruyéndose el resto. A continuación deberían separarse los documentos relativos al personal, como eran las listas de afiliados que servían para elaborar fichas directamente, de aquellos otros que necesitaban un análisis más detenido, como la correspondencia o los libros de actas. De todos ellos, se elaborarían tres fichas de referencias por cada persona encontrada en la documentación y, por último, se comunicaría de oficio a los departamentos del Cuartel General cualquier datos de interés que apareciese en el material incautado» recordaba La Provincia-Diario de Las Palmas. Juan Fontán, como compulsivo bibliófilo y escrutador de archivos habría puesto sus conocimientos al servicio de la OIAP, hasta su nombramiento como gobernador, siguiendo su hermano Jesús esa tarea durante décadas en las diferentes evoluciones del servicio, director de la Delegación Nacional de los Servicios Documentales (1964-1967) y de la Sección de los Servicios Documentales de la Presidencia del Gobierno (1967-1977).

De todos modos, en el Centro Documental de la Memoria Histórica, que se crea a partir de la documentación que pasó por ese baile de siglas que iniciaron ambos hermanos a inicios de la guerra civil con la creación de la Oficina de Información y Propaganda Anticomunista (OIPA), lo tienen claro:


 Y no te pierdas:

lunes, 3 de julio de 2023

El sufragio femenino

Seguimos a vueltas con el periodo electoral...

Recientemente recogía Jordi Pascual Mollá las declaraciones de Trifonia Melibea Obono sobre que “Las mujeres podemos votar en Guinea Ecuatorial porque Clara Campoamor lo luchó en España” (Catalunya Plural):

La escritora, politóloga, investigadora y docente especializada en género y mujeres en África quiere dar a conocer su lucha: “En Guinea Ecuatorial tenemos una ley de orden público que penaliza la homosexualidad. Buscan sanciones, sobornos… Si no pagas, te llevan a una cárcel mayor. También mantenemos la ley de vagos y maleantes de 1954, que castiga a entre 12 y 24 meses de prisión a las personas homosexuales”.




(...) La igualdad entre hombres y mujeres a nivel político a priori está recogida legalmente en Guinea Ecuatorial, pero en la práctica es inexistente. ¿Cuáles son los pasos a seguir para hacerla efectiva?

Hay que reconocer a las mujeres como personas con derechos humanos. En la época de Franco, las mujeres no podían tener cargos. En Guinea Ecuatorial, como debía dar una apariencia de democracia y de derechos, se creó un mecanismo por el cual las mujeres ocupan escaños, pero no tienen poder… Cuando intentan incidir, se las cambia. Pero esto no debe ser sólo un compromiso sobre el papel, porque en estos momentos no hay ningún tratado sobre los derechos de las mujeres que Guinea Ecuatorial no haya ratificado. Son tratados que se quedan en Ginebra, sin cumplir requisitos y avances en Guinea.

Aunque Guinea Ecuatorial fue una colonia española, reconocida como provincia, en España se conoce poco su realidad. ¿Qué te encuentras cuando la explicas aquí?

Gente que me dice: “Ay, qué pena lo que ocurre en tu país. ¿En qué parte de África está?” [Ríe] Bien, también me encuentro la solidaridad de muchas mujeres feministas que saben qué pasa en Guinea. Cuando voy a las aulas me gusta preguntar si conocen el nombre de alguna feminista española, y generalmente no saben decirme ninguna. Creen que, dado que otras mujeres ya lucharon, ahora ya lo tenemos asegurado. Si preguntas qué españolas lucharon por el derecho a voto de las mujeres, terminan diciéndote que fueron las sufragistas inglesas. ¡Si no lo saben de España, ¿cómo lo van a saber de Guinea?! 

Esto responde también a la mirada paternalista de las antiguas fuerzas imperiales sobre sus ex colonias.

Sí, pero es una mirada que también se vive en Guinea Ecuatorial a la inversa, en contra de los blancos. Por ejemplo, la primera constitución guineana se aprobó en Madrid, porque al franquismo ya no le convenía la imagen de país con colonias y por eso quería deshacerse de Guinea. Era una condición de la Comunidad Económica Europea para la paulatina incorporación de España. España no quería dejar una herencia desastrosa en Guinea Ecuatorial por eso mismo. Las conquistas de las feministas de la Segunda República se reprodujeron en esa primera constitución guineana hecha por el franquismo: el derecho a la educación, al voto… Son los únicos derechos que hemos tenido las mujeres. Las conquistas de las feministas españolas llegan de rebote a Guinea. Si las mujeres podemos votar en Guinea Ecuatorial es porque Clara Campoamor lo luchó en España.

¡Lo más curioso es que os lo dio Franco!

¡Claro! [Ríe] ¡De hecho, el régimen autonómico empezó en Guinea Ecuatorial y siguió en España porque éramos una provincia! Todo porque debían dejar una ex colonia en forma de país democrático con una constitución propia. Ahora bien, dile a una chica negra de Guinea, con racismo hacia los blancos, que ella tiene derecho a voto gracias a que una blanca luchó por conseguirlo. (...)

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