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lunes, 1 de junio de 2020

La segunda oleada


Instructivo de La Guinea Española
para el uso de mascarillas.
En la entrada El #YoMeQuedoEnCasa de 1921, recordábamos cómo en el verano de 1921 la gripe asoló la isla, anulándose ese año los festejos patronales dedicados a Santiago en Baney. La gripe del 18 -conocida popularmente como española- había llegado con retraso, pero llegó.

«Con el trote de una verdadera invasión hemos sentido llegarse a ésta, aunque en formas benignas, la famosa afección gripal, que tantos estragos hizo en días no lejanos en todo el mundo: nosotros hasta ahora éramos una excepción y no sabemos por dónde se nos ha colado de tal manera el atrevido huésped que apenas si hay casa en a población que no cuente con varios atacados; ha sido cuestión de días, por no decir horas, su toma de posesión».

Banderín de la Cooperativa
Indígena del Campo
de Bacaque Grande
(creada en 1951).
Los primeros casos de agosto no generaron alarma, pero conforme avanzaba la expansión de la pandemia, la población local entró en pánico: se dispersaron comunidades enteras huyendo del contagio social. Y poblados como Bakake fueron abandonados y refundados al año siguiente en otros lugares con mejores garantías de salubridad, al igual que los pobladores de Barépara se mudaron al actual emplazamiento de Bososo. O como las familias de Bakoñá y Batuy que crearon una nueva población junto a la solitaria capilla de Bopa.

Años después, La Guinea Española recordará que visitando la zona continental «don Ángel Barrera y el Sr Loygorri, al adentrarse muchos kilómetros al interior cuando, al atravesar ellos cierta zona, se hallaban todavía los cadáveres insepultos de tantos como la gripe y la viruela habían consumido».

Así con todo, pasó la gripe y tras el correspondiente Bokottekotte, ceremonia religiosa que significa literalmente "estruendo" o "grande ruido", los malos espíritus fueron exorcizados y arrojados de los poblados, retornándose a la normalidad.

Contaba La Guinea Española que ese ritual «tiene lugar después que un pueblo ha sufrido por larga temporada una mortal epidemia o gran calamidad como la gripe o la viruela. El Bojiammo señala el día de la ceremonia, en el cual todos han de procurarse una ramita de palmera por nombre losala chiké. A la puesta del sol, el bojiammo cargadísimo de innumerables amuletos dice a grandes voces: "Biloppéé, obuí, obuí, obuí -Espíritus condenados salid de aquí, afuera, afuera-". En diciendo estas palabras y armado del basalachiké y un garrote da con todas sus fuerzas garrotazos por las paredes interiores y exteriores de su choza. Los vecinos que ya está preparados también con gruesos garrotes y basalachiké en oyendo el ruido de la choza del Bojiammo, ejecutan idéntica operación en las suyas repartiendo garrotazos a diestro y siniestro gritando a una: "Biloppéé, obuí, obuí". Con esto fácilmente se comprende el bullicio y alboroto y estruendo infernales que se producen en el poblado. Verificada la operación en el interior de las chozas, salen todos los hombres a la calle y capitaneados por el propio Bojiammo siguen golpeando las paredes exteriores de las chozas y dando las mismas voces. Así recorren todo el poblado hasta llegar a los arcos que hay en sus entradas. Llegados aquí dicen: "Ajo to lo poalesijé loe palam jalo -Hasta aquí os hemos arrojado, no entréis otra vez jamás en el poblado-", Dichas estas palabras dejan allí mismo las palmas y los garrotes y vuélvense a sus casas, creyendo muy firmememente que todos los espíritus perversos, han huido espantados, del pueblo sin atreverse a entrar más en él».

Sin embargo, unos meses después, en enero el periódico relataba que «Mal año comenzamos: sobre no hallar despejada la incógnita que nos legó el pasado, nos tememos que los males van a llover sobre mojado. No hemos lamentado lo bastante los destrozos causados entre los indígenas por la gripe y viruela, pero lo sensible es que cuando creíamos el mal vencido, vuelve a erguirse con nueva gallardía entre diferentes poblados indígenas y aún entre braceros de fincas. en Rebola, Baney, Bakoñá y otros pueblos del Este; como también en Zaragoza, Botenós y Basakato, ha habido bastantes casos de castigados (...) que se acentúan por la falta de aislamiento conveniente de los atacados. Mucho nos llama la atención por tratarse del tiempo de seca, el menos a propósito para la fecundación de los gérmenes...».

Es decir, hubo un rebrote que todavía se notaba avanzado el 1922 cuando pese a que ya no parecía haber gripe en el territorio ecuatorial, el vapor San Carlos fue puesto en cuarentena tras detectarse enfermos en su ruta de vuelta a la península.


El confinamiento de
los viajeros del San Carlos.


Así que, aunque desconfinemos y concluya el #YoMeQuedoEnCasa, tomemos precauciones ante el COVID-19.

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viernes, 17 de abril de 2020

Patrimonio en cuarentena

¿Recordáis el artículo Patrimonio en llamas? La restauración de la Catedral, al igual que otras urgencias, han quedado eclipsadas por la pandemia del COVID-19.

¿Y si unimos ambas inquietudes?

«El mejor templo levantado a la gloria de Dios en la costa occidental de África» había sido inaugurado en 1916, completándose las torres mellizas conocidas como Alfonsa y Claudia, así como la fachada en los años posteriores.

Si bien la construcción del tempo y palacio episcopal fue sufragado colectivamente, el gran financiador de la adaptación de la fachada había sido el marqués de Comillas.

En 1919, sin haber completado estas últimas obras, fallecieron enfermos de gripe varios familiares del marqués. Es probable, que fueran víctimas tardías de la conocida como gripe española.

Sabiéndose de los fallecimientos en la isla, se organizó un solemne funeral como solidario agradecimiento a uno de los principales mecenas de la construcción de la Catedral, así como vínculo personal con el arquitecto Antonio Gaudí cuya revisión de planos viabilizó la propuesta empírica del Padre Sagarra.

Por cierto, si en la entrada El #YoMeQuedoEnCasa de 1921 esbozábamos la repercusión de la gripe española en Fernando Póo, os completamos la información con la anécdota de que «el paño de lágrimas y consuelo de todos durante esta epidemia, lo ha sido el Rdº O. Superior, P. Luis Sagarra, el cual, a pesar de estar también él contagiado, ha tenido que visitar a los del pueblo [Batete] y a los de las fincas, saliendo a veces por la noche y teniendo que caminar por senderos ásperos y tortuosos…».

En cualquier caso, no olvidéis que estamos en pleno periodo de #YoMeQuedoEnCasa

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martes, 14 de abril de 2020

Una isla en cuarentena

En enero de 1959, La Guinea Española recogía la epidemia de gripe entre la población annobonesa, habiendo enfermado 300 de los dos mil habitantes de isla de "gripe asiática", llegada en esta ocasión al territorio continental a través de la frontera terrestre con Gabón.
Tan sólo unos meses antes casi el 50% de los pobladores había sufrido también la enfermedad. 

«Como todos los males, según creencia de estos naturales, vienen a la Isla con los barcos…» concluía el artículo.

Recuerda, en este periodo marcado por el COVID-19 #YoMeQuedoEnCasa
No lo dudes, en tiempos de pandemia, #EsteVirusLoParamosUnidos




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lunes, 6 de abril de 2020

El #YoMeQuedoEnCasa de 1921

El verano de 1921 la gripe asoló la isla, anulándose ese año los festejos patronales dedicados a Santiago en Baney. Fue general en casi todos los pueblos, y -todavía en 1949- en Bakake recordaban cómo los vecinos «se desparramaron por sus fincas, dejando abandonado el pueblo y la capilla. Al interrogar al jefe Boriesía por los fallecidos, puso ante mis ojos una cuerda con 38 nudos. Después de mucho bregar se volvieron a unir en un lugar cercano donde se hizo nueva capilla». El nuevo Bakake de 1922 y el abandonado en 1921 son lo que actualmente se conoce como los dos Bakake, Grande (Uake-ote) situado junto al río Soka y Pequeño (Uake-ekonno) junto al río Botoó.

Esa situación de pánico y necesidad de buscar la distancia social ante la expansión de la enfermedad, no sólo desarticuló asentamientos organizados: también fue el origen de otros nuevos como el caso de Bososo. «De entre los bubis de Bososo murió el catequista, Vicente Biepa con todos los sacramentos y muchos infieles cuyo número hacía subir a 150 el jefe Ekobo» (...) Además de fallecer Biepa, el maestro-catequista, del que «corrió la voz que alguno de los hechiceros le habían puesto enfermo», falleció también de gripe en esas fechas Pilar Miria, natural de Basinóka, que se encargaba de enseñar a las niñas. «El pánico fue tan general que una vieja, al verse sola con su nietecita, se arrojó al mar. Otros fueron buscando desde Barépara un lugar más ventilado y sano. La situación entonces no agradó a todos los bubis, pero con el tiempo se fueron convenciendo que aquel paraje, por estar relativamente cercano al río y ofrecer buena ventilación y vista, era muy apto para establecerse definitivamente y así quedó constituido Bososo», asentándose los habitantes de la antigua Barépara y Basinoca en un pequeño repecho que hoy ha quedado entre la carreta del Esta de la isla y el mar.

La gripe española, había llegado con retraso a la isla: «Con el trote de una verdadera invasión hemos sentido llegarse a ésta, aunque en formas benignas, la famosa afección gripal, que tantos estragos hizo en días no lejanos en todo el mundo: nosotros hasta ahora éramos una excepción y no sabemos por dónde se nos ha colado de tal manera el atrevido huésped que apenas si hay casa en la población que no cuente con varios atacados; ha sido cuestión de días, por no decir horas, su toma de posesión. (…) Al aparecer una manifestación gripal debe aislarse al enfermo y ponerlo a cuidadosa cura (…). La Directiva de la Cámara ha pasado una Circular solicitando la cooperación de todos para hacer una limpieza estraordinaria en la Población». Pese a todos los cuidados, hubo numerosos fallecidos, tanto entre los europeos como entre los africanos (población autóctona y braceros inmigrantes). «Si bien es cierto que la gripe no ha revestido los caracteres de gravedad que hicieron histórica la enfermedad en Europa. Con todo no ha sido tan inofensiva entre nosotros, registrándose numerosas defunciones entre los elementos de color sobre todo», concluirá La Guinea Española.

Años después, el mismo diario recordará que visitando la zona continental «don Ángel Barrera y al Sr Loygorri, al adentrarse muchos kilómetros al interior cuando, al a travesar ellos cierta zona, se hallaban todavía los cadáveres insepultos de tantos como la gripe y la viruela habían consumido».

En cualquier caso, tampoco el periódico quedó ajeno a la epidemia: a inicios de agosto, La Guinea Española publicaba un editorial disculpándose por la ausencia de la edición anterior, la cual «obedeció a una verdadera necesidad. Al declararse la gripe no creíamos en un principio fuera tan extensa y teníamos los originales en la imprenta; pero es el caso que desde los primeros principios invadió de tal manera nuestros talleres que fue necesario suspender todo trabajo de imprenta y cerrar más tarde todas las Oficinas de Banapá, pues era imposible continuar los trabajos a causa de la invasión gripal, afección que gracias a Dios no ha revestido gravedad, pero que ha sido lo suficientemente para introducir este desbarajuste…»


Así que los claretianos en 1921 ya lo tenían claro: #YoMeQuedoEnCasa
No lo dudes, en tiempos del COVID-19, #EsteVirusLoParamosUnidos

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domingo, 5 de abril de 2020

El catarro de Fernando Póo

En este inusual periodo de confinamiento con el #YoMeQuedoEnCasa es muy sugerente hurgar en los fondos digitalizados de la Biblioteca Nacional de España. Surge así esta curiosidad en la Colección de coplas escritas y cantadas por el actor a cuyo cargo estaba encomendado el desempeño del papel de Tiburón en la zarzuela bufa en tres actos Robinson, durante la temporada cómica de 1872 en el Teatro de Lope de Rueda en Sevilla:

«Tengo un catarro que no me deja ni hablar, y no lo vendo que lo voy á regalar; En el tren mixto que salga para Madrid, á un ministro se lo voy á remitir. Porque es seguro como lo vea el señor, con la cartera se embarca á Fernando Póo; Si en el camino se le vuelve pulmonar, se dará el caso de un ministro reventar.
Zonzin, zonzin - debéis venir,- y otros caribes veréis allí».

Fin de la copla

Y no lo dudes, en tiempos del COVID-19, #EsteVirusLoParamosUnidos

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