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viernes, 8 de diciembre de 2017

El frente africano

Ángel Miguel Pozanco Barranco avanzaba en su artículo Por las sendas del fascismo de El Heraldo de Castellón del 9 de abril de 1938, que en una próxima guerra mundial, Guinea sería clave para el aprovisionamiento de materias primas para Alemania, "El África Occidental, base alemana importantísima para una futura conflagaración. Los buscadores de materias primas. Alemana, con su garra en la Guinea española, está cerca de su antigua colonia del Camerón."

Emilio Carles sostenía lo mismo en su análisis sobre la cuestión colonial en La Vanguardia:

La cuestión colonial y nosotros 
Audaz, inteligente y en extremo oportuna para su causa, es la petición formulada por Hitler de las colonias que Alemania poseía antes de perder la guerra europea. Al iniciarse aquella conflagración, el Reich ejercía el dominio sobre extensas y ricas regiones africanas: Togo, Camerún, Sur-Oeste africano alemán y África oriental alemana. Ambicionaba más, pero sus afanes expansionistas no contaban con ningún apoyo, puesto qué.su aliado, el Imperio austro-húngaro- era exclusivamente europeo, y se estrellaban ante la tenaz resistencia de Francia e Inglaterra que, al tiempo que defendían sus colonias africanas, no permitían que Bélgica y Portugal, sus aliados y protegidos de entonces, perdieran un palmo de las suyas. En la época de la anteguerra las posesiones alemanas en el Continente negro tenían el considerable valor de sus riquezas naturales y de su magnífica situación estratégica; pero nada más. Si ahora, o dentro de unos pocos años, aquellas zonas africanas volvieran al dominio de la antigua Metrópoli, su valor económico, político y estratégico, sería inmensamente superior al que entonces tenían. Y esto es precisamente lo inquietante del intento de reivindicación que en este momento formula el tercer Reich. Durante los últimos años ha cambiado la situación interna de algunas colonias africanas, particularmente del Norte; se ha consumado la usurpación de Etiopía por el fascismo italiano, se han alterado las relaciones entre las potencias colonizadoras y se ha producido la guerra de España. Portugal ha dejado de ser el criado sumiso de Inglaterra; respeta y teme a su antiguo dueño, pero, eterno satélite, ahora refleja la luz que recibe de Roma y Berlín, y Portugal ejerce el dominio sobre los archipiélagos de las Azores, Madeira y Cabo Verde, que pueden interceptar las rutas que, de las colonias inglesas y francesas del África occidental y central, conducen a los puertos atlánticos de sus Metrópolis. Portugal posee los extensos territorios de Angola y Mozambique, cuyas fuerzas unidas a las que los nazis pudieran establecer en el Suroeste africano y el África oriental, amenazarían el dilatado Dominio inglés de El Cabo. Con Abisinia bajo el yugo de Italia quedan Egipto y el Sudán oriental entre la tenaza que forma el antiguo Imperio del Negus y Libia, el desierto fascista; y si Alemania consiguiera su intento, el curso alto del Nilo y el África oriental inglesa quedarían aprisionados entre Abisinia y el bloque germanoportugués oriental. Pero lo que acusa la torcida intención de la actitud nazi a; plantear en este momento la cuestión de una nueva distribución del África, es su intervención predilecta en aquellas zonas de nuestro territorio, ahora en poder de los rebeldes, que una política continuada de errores ha apartado del conocimiento del pueblo. Si Franco ganara la guerra, que no la ganará, a pesar de los esfuerzos de las democracias occidentales para que nosotros la perdamos, Alemania habría recorrido la tercera parte del camino que la conduciría al dominio de! África. Todo indica que, a cambio de no estorbar el control italiano en las Baleares, ejercerían los teutones la soberanía de hecho sobre la zona de Marruecos, el Archipiélago canario, Ifní, Sahara español y territorios españoles de Guinea. Nuestra zona marroquí, las Islas Canarias y la cuña de Ifní, serían los polos de una acción contra Argelia y Marruecos francés, donde los agentes nazis ya hace tiempo realizan una sorda propaganda entre los indígenas contra Francia. La Guinea española sería, bajo el control alemán, una excelente base para penetrar en el Camerún, actualmente: bajo el mandato de Francia, y la isla llamada de Fernando Póo (nombre exótico, que deberíamos cambiar) se convertiría en el centinela fascista del Golfo de Guinea, desde el Gabón a la desembocadura del Niger. Las cautelosas potencias democráticas, acostumbradas a ver cómo, por obra de nuestra ridícula colonización, sólo perturba la paz selvática de las bahías españolas de Biafra la presencia de algún cayuco de negros o la lancha de algún aventurero, serían las primeras sorprendidas si algún día se enterasen de la presencia en el fondeadero de Santa Isabel de docenas de avienes y submarinos tripulados por hombres rubios de cabeza cuadrada. Si la torpeza o el miedo, o las dos cosas a la vez, de quienes deben velar por su seguridad, ceden ante el engreimiento hueco del fascismo y permiten el retorno a Alemania de la más insignificante de sus antiguas colonias africanas; si mientras se rearman siguen atándonos las manos y nos impiden que arrojemos.de todos, absolutamente todos, los territorios de la República a los invasores extranjeros y a los traidores indígenas, pronto verán cómo los Estados totalitarios se adueñan del África y se erigen en señores de la Europa central y occidental, incluso las islas, sin que pueda impedirlo el rearme inglés, cuya lenta gestación tanto vigilan sus desorientados políticos. Sólo este nuestro pueblo quijotesco, dotado del sentido de lo descomunal, puede salvar a Europa y al Mundo de la barbarie fascista, y lo conseguirá a pesar de la incomprensible ofuscación de las naciones que no quieren comprender que luchamos tanto por su libertad como por nuestra independencia.

jueves, 23 de marzo de 2017

Requisitorias en el III Año Triunfal

Una búsqueda sencilla en el Boletín Oficial del Estado permite acceder a, por ejemplo, las requisitorias del  Auditor de Guerra de Canarias y en su nombre el Juez Militar eventual de Bata dirigidas a Diego Ruiz Gardin (funcionario del Estado), Ángel Miguel Pozanco Barranco (Secretario Judicial) y José Lizano Barco (oficial de Correos), por los delitos de rebelión y malversación de caudales públicos.

Publicadas el 23 de marzo de 1939 (III Año Triunfal), casi tres años después del triunfo del golpe de Estado en el territorio ecuatoguineano, "al mismo tiempo se ruega y encarga a todas las Autoridades y Agentes de la Policía Judicial de la Nación, procedan á la busca y captura de dicho procesado, el que de ser habido será puesto a la disposición. de este Juzgado".

A su vez, en Santa Isabel, el Juez que instruye la causa número 630 de 1936 llama a comparecer a Julián Ayala Larrazábal (Capitán retirado de la Guardia Civil), Rafael Masiello Guerrero (Administrador Territorial), Laureano Vives Bonet, Ángel García Villalba Molíns (Ingeniero Agrónomo), Luis Mazo Muñoz, Angel Miguel Pozanco Barranco  (Secretario Judicial), Manuel Aláiz Plaza (maestro nacional) y Carlos Padrón Meliá, procesados todos ellos por delito de rebelión, "para notificarles el auto de procesamiento y tomarles la indagatoria y demás diligencias, bajo apercibimiento de ser declarados rebeldes, encareciendo a las Autoridades y sus Agentes la busca y detención de los citados, presentándolos en este Juzgado Militar, sito en Santa Isabel de Fernando Póo, cuartel de la Guardia Colonial, debidamente vigilados y custodiados."






lunes, 9 de noviembre de 2015

La selva siempre triunfa

Este paseo por la Calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel hace énfasis en el golpe de Estado de 1936 y sus consecuencias para el África ecuatorial.

Si quieres conocer un poco más te recomendamos la lectura del blog de Antonio M Carrasco especializado en la Novela colonial hispanoafricana:

NOVELAS DE LOS TERRITORIOS ESPAÑOLES DEL GOLFO DE GUINEA: LA SELVA SIEMPRE TRIUNFA de GUILLERMO CABANELLAS



CABANELLAS, GuillermoLa selva siempre triunfa (Editorial Ayacucho. Buenos Aires 1944. 295 páginas; Ediciones del Cobre. Barcelona 2009. 309 páginas).

El gobernador republicano Gustavo de Sostoa
La II República provocó algunos cambios en el régimen colonial español. Menos de los que pudiera esperarse, por falta de tiempo o de voluntad política. Porque cualquier intento de suavizar el dominio colonial era un paso para la independencia y la República no pretendió nunca la independencia de las colonias africanas. Esto sería consecuencia de la política internacional que España mantuvo. No obstante se hicieron algunos tímidos cambios, empezando por el de autoridades y funcionarios más señalados en Guinea y Marruecos. No todos los cambios fueron oportunos. Por ejemplo, en Marruecos se sustituyeron a los interventores militares del territorio –lo mejor formados de los militares africanistas y los que conocían los idiomas locales- por otros funcionarios que no tenían la preparación suficiente y se aumentó el impuesto llamado tertib que provocó un descontento general. En Guinea se intentó, y subrayo que tímidamente, cambiar algo el régimen de los indígenas. A la colonia tropical llegaron nuevos gobernadores (que yo no eran marinos militares) y algunos funcionarios con ideas nuevas y aires renovadores. Pero igualmente ajenos a la situación de la colonia. En España nunca hubo una escuela colonial en la que se formaran los funcionarios destinados a África. Llegaban allí atraídos por los buenos salarios y la calidad de vida, pero lo desconocían casi todo. No es de extrañar que los gobernadores de Guinea en el siglo XIX, en sus informes, pidieran abandonar la colonia cuando habían sido nombrados para lo contrario. Tampoco es de extrañar que en la bibliografía colonial española no se encuentren obras sobre antropología, etnografía o lingüística. Las pocas que hay son muy tardías.
Durante la II República llegaron a Guinea, como decía, una generación de funcionarios renovadores que plasmaron sus ideas en libros y opúsculos incendiarios. Si en Marruecos no encontramos verdadero anticolonialismo aunque haya antibelicismo, en la Guinea española si vemos un primer anticolonialismo español. Yo diría que el único en cuanto a África española se refiere. Fundamentalmente la crítica a la política colonial se concentra en cuatro publicaciones que enumero:

  1. Misioneros, negreros y esclavos de Emilio Carles (1932).
  2. ¡Esclavos! (Notas sobre el África negra) de Guillermo Cabanellas (1932).
  3. La Guinea incógnita. Vergüenza y escándalo colonial de Francisco Madrid (1933).
  4. Guinea mártir de Miguel Ángel Pozanco (1937).




Emilio Carles no es un anticolonialista declarado, al menos en lo que escribe, pero ataca con dureza la trato al indígena al que se obligada a trabajar y se reclutaba a la fuerza ya que consideraba que era una forma de esclavitud. También ponía su punto de mira en la falta de planes estatales (por ejemplo la educación se dejaba casi exclusivamente a los misioneros) lo que retrasaba el desarrollo de la colonia. El periodista Francisco Madrid se preguntaba si interesaba a la República mantener las colonias o si era una rémora al progreso. Y concluía que tenía dos opciones: o traspasarlas a  otra potencia o cambiar la política colonial. Era un convencido de que la colonia tenía un gran futuro si se cambiaban las estructuras sociales y productivas y confiaba en la labor del nuevo gobernador republicano, Gustavo de Sostoa. Ese gobernador que acabaría muerto en Annobón a manos de un sargento que perdió la cabeza. Pozanco, secretario del Gobierno general al empezar la guerra civil, dirge su censura a los nuevos administradores surgidos tras la guerra. Escribe un apasionado alegato desde su retirada en Camerún, huido para salvar la vida. Son autores que llegaron a la colonia con ideas distintas de las de los viejos coloniales que procuraban que las cosas no cambiaran.
   Pero el más radical de todos fue Guillermo Cabanellas de Torres. Llegó como secretario particular del Gobernador Sostoa. Era hijo del famoso general sublevado en la Guerra Civil y por eso nació en Melilla, sonde su padre estuvo destinado en 1911. Fue abogado y sintió pronto la atracción de la política. Hombre de izquierdas, militó en el bando contrario al de su padre y, terminada la guerra, acabó en el exilio en Paraguay y Argentina. Fue profesor de Universidad, periodista y abogado. Y autor de numeroso obras tanto jurídicas como libros de historia entre los que destacan La guerra de los mil días (1973) o Cuatro generales (1977). Es autor de un opúsculo  -¡Esclavos!- que sorprende por las ideas extremas que defiendo. En España en esa época no había nadie que abogara por la descolonización de Guinea, ni de África. Algunos autores, lo hemos visto, tenían ideas más avanzadas sobre la administración o el trato al indígena y eran muy críticos con la política africana de los gobiernos españoles.  No quería la colonización sino sólo una cooperación cultural y económica. La colonización era un modo de esclavitud. Cabanellas se atrevía a escribir: Va el mundo caminando rápidamente, y los siglos terminan en breves momentos, en los que desaparecen opresores y oprimidos, en una sola masa de hombres, de razas de ciudadanos y camaradas. Pero a ese fin no puede llegarse sin la violencia. La concepción de la violencia como un arma política más que llevó, entre otras cosas, a la guerra civil.

Busto del Dr Cabanellas
en la plazuela del costado Este del Parque España de Tegucigalpa,
entre las avenidas Alfonso XIII y Enrique Tierno Galván.

Cabanellas se sintió atraído por la novela y decidió narrar algunas de sus vivencias coloniales en la obra: La selva siempre triunfa que se publicó inicialmente en Buenos Aires en 1944 y que se reeditó en España en 2009. Pasados los años, Cabanellas no era tan radical y no se ve en la novela los elementos anticoloniales que reflejó anteriormente. Incluso elogia la labor de algunas de las personas que trabajaban allí. En cierta manera, el narrador es el mismo Cabanellas joven que llegó a Fernando Poo y observó muchas cosas que no le gustaron, en especial el trato al indígena. Los resumía en la tragedia de la mujer negra que se educó en Europa, que tenía una cultura superior a la de cualquier blanco, y que era sometía a una segregación mitigada pero que la hacía sentirse diferente. Historia que tenía un origen real y que acabó cuando la cobardía de un blanco que se había prometido con ella impidió la boda. La novela trata de dar una visión totalmente distinta a las novelas de plantación que se publicarán después. Mucho más realista y desprovista del falso pudor y la censura de escritores que le sucederían. Es un libro meditado con un argumento creíble y una fuerte carga de crítica social y política. Libro que pasó muchos años en el olvido, sólo recordado por los aficionados a la historia colonial, y que ha sido reeditado para facilitar su lectura.


Ficha de Guillermo Cabanellas
Centro Documental de la Memoria Histórica,
DNSD-SECRETARÍA,FICHERO,8,C0003368