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lunes, 3 de agosto de 2020

Aniversario de Ébano


lunes, 1 de junio de 2020

La segunda oleada


Instructivo de La Guinea Española
para el uso de mascarillas.
En la entrada El #YoMeQuedoEnCasa de 1921, recordábamos cómo en el verano de 1921 la gripe asoló la isla, anulándose ese año los festejos patronales dedicados a Santiago en Baney. La gripe del 18 -conocida popularmente como española- había llegado con retraso, pero llegó.

«Con el trote de una verdadera invasión hemos sentido llegarse a ésta, aunque en formas benignas, la famosa afección gripal, que tantos estragos hizo en días no lejanos en todo el mundo: nosotros hasta ahora éramos una excepción y no sabemos por dónde se nos ha colado de tal manera el atrevido huésped que apenas si hay casa en a población que no cuente con varios atacados; ha sido cuestión de días, por no decir horas, su toma de posesión».

Banderín de la Cooperativa
Indígena del Campo
de Bacaque Grande
(creada en 1951).
Los primeros casos de agosto no generaron alarma, pero conforme avanzaba la expansión de la pandemia, la población local entró en pánico: se dispersaron comunidades enteras huyendo del contagio social. Y poblados como Bakake fueron abandonados y refundados al año siguiente en otros lugares con mejores garantías de salubridad, al igual que los pobladores de Barépara se mudaron al actual emplazamiento de Bososo. O como las familias de Bakoñá y Batuy que crearon una nueva población junto a la solitaria capilla de Bopa.

Años después, La Guinea Española recordará que visitando la zona continental «don Ángel Barrera y el Sr Loygorri, al adentrarse muchos kilómetros al interior cuando, al atravesar ellos cierta zona, se hallaban todavía los cadáveres insepultos de tantos como la gripe y la viruela habían consumido».

Así con todo, pasó la gripe y tras el correspondiente Bokottekotte, ceremonia religiosa que significa literalmente "estruendo" o "grande ruido", los malos espíritus fueron exorcizados y arrojados de los poblados, retornándose a la normalidad.

Contaba La Guinea Española que ese ritual «tiene lugar después que un pueblo ha sufrido por larga temporada una mortal epidemia o gran calamidad como la gripe o la viruela. El Bojiammo señala el día de la ceremonia, en el cual todos han de procurarse una ramita de palmera por nombre losala chiké. A la puesta del sol, el bojiammo cargadísimo de innumerables amuletos dice a grandes voces: "Biloppéé, obuí, obuí, obuí -Espíritus condenados salid de aquí, afuera, afuera-". En diciendo estas palabras y armado del basalachiké y un garrote da con todas sus fuerzas garrotazos por las paredes interiores y exteriores de su choza. Los vecinos que ya está preparados también con gruesos garrotes y basalachiké en oyendo el ruido de la choza del Bojiammo, ejecutan idéntica operación en las suyas repartiendo garrotazos a diestro y siniestro gritando a una: "Biloppéé, obuí, obuí". Con esto fácilmente se comprende el bullicio y alboroto y estruendo infernales que se producen en el poblado. Verificada la operación en el interior de las chozas, salen todos los hombres a la calle y capitaneados por el propio Bojiammo siguen golpeando las paredes exteriores de las chozas y dando las mismas voces. Así recorren todo el poblado hasta llegar a los arcos que hay en sus entradas. Llegados aquí dicen: "Ajo to lo poalesijé loe palam jalo -Hasta aquí os hemos arrojado, no entréis otra vez jamás en el poblado-", Dichas estas palabras dejan allí mismo las palmas y los garrotes y vuélvense a sus casas, creyendo muy firmememente que todos los espíritus perversos, han huido espantados, del pueblo sin atreverse a entrar más en él».

Sin embargo, unos meses después, en enero el periódico relataba que «Mal año comenzamos: sobre no hallar despejada la incógnita que nos legó el pasado, nos tememos que los males van a llover sobre mojado. No hemos lamentado lo bastante los destrozos causados entre los indígenas por la gripe y viruela, pero lo sensible es que cuando creíamos el mal vencido, vuelve a erguirse con nueva gallardía entre diferentes poblados indígenas y aún entre braceros de fincas. en Rebola, Baney, Bakoñá y otros pueblos del Este; como también en Zaragoza, Botenós y Basakato, ha habido bastantes casos de castigados (...) que se acentúan por la falta de aislamiento conveniente de los atacados. Mucho nos llama la atención por tratarse del tiempo de seca, el menos a propósito para la fecundación de los gérmenes...».

Es decir, hubo un rebrote que todavía se notaba avanzado el 1922 cuando pese a que ya no parecía haber gripe en el territorio ecuatorial, el vapor San Carlos fue puesto en cuarentena tras detectarse enfermos en su ruta de vuelta a la península.


El confinamiento de
los viajeros del San Carlos.


Así que, aunque desconfinemos y concluya el #YoMeQuedoEnCasa, tomemos precauciones ante el COVID-19.

Y si te interesa este tema, le hemos dedicado alguna entrada más en este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel:

lunes, 6 de abril de 2020

El #YoMeQuedoEnCasa de 1921

El verano de 1921 la gripe asoló la isla, anulándose ese año los festejos patronales dedicados a Santiago en Baney. Fue general en casi todos los pueblos, y -todavía en 1949- en Bakake recordaban cómo los vecinos «se desparramaron por sus fincas, dejando abandonado el pueblo y la capilla. Al interrogar al jefe Boriesía por los fallecidos, puso ante mis ojos una cuerda con 38 nudos. Después de mucho bregar se volvieron a unir en un lugar cercano donde se hizo nueva capilla». El nuevo Bakake de 1922 y el abandonado en 1921 son lo que actualmente se conoce como los dos Bakake, Grande (Uake-ote) situado junto al río Soka y Pequeño (Uake-ekonno) junto al río Botoó.

Esa situación de pánico y necesidad de buscar la distancia social ante la expansión de la enfermedad, no sólo desarticuló asentamientos organizados: también fue el origen de otros nuevos como el caso de Bososo. «De entre los bubis de Bososo murió el catequista, Vicente Biepa con todos los sacramentos y muchos infieles cuyo número hacía subir a 150 el jefe Ekobo» (...) Además de fallecer Biepa, el maestro-catequista, del que «corrió la voz que alguno de los hechiceros le habían puesto enfermo», falleció también de gripe en esas fechas Pilar Miria, natural de Basinóka, que se encargaba de enseñar a las niñas. «El pánico fue tan general que una vieja, al verse sola con su nietecita, se arrojó al mar. Otros fueron buscando desde Barépara un lugar más ventilado y sano. La situación entonces no agradó a todos los bubis, pero con el tiempo se fueron convenciendo que aquel paraje, por estar relativamente cercano al río y ofrecer buena ventilación y vista, era muy apto para establecerse definitivamente y así quedó constituido Bososo», asentándose los habitantes de la antigua Barépara y Basinoca en un pequeño repecho que hoy ha quedado entre la carreta del Esta de la isla y el mar.

La gripe española, había llegado con retraso a la isla: «Con el trote de una verdadera invasión hemos sentido llegarse a ésta, aunque en formas benignas, la famosa afección gripal, que tantos estragos hizo en días no lejanos en todo el mundo: nosotros hasta ahora éramos una excepción y no sabemos por dónde se nos ha colado de tal manera el atrevido huésped que apenas si hay casa en la población que no cuente con varios atacados; ha sido cuestión de días, por no decir horas, su toma de posesión. (…) Al aparecer una manifestación gripal debe aislarse al enfermo y ponerlo a cuidadosa cura (…). La Directiva de la Cámara ha pasado una Circular solicitando la cooperación de todos para hacer una limpieza estraordinaria en la Población». Pese a todos los cuidados, hubo numerosos fallecidos, tanto entre los europeos como entre los africanos (población autóctona y braceros inmigrantes). «Si bien es cierto que la gripe no ha revestido los caracteres de gravedad que hicieron histórica la enfermedad en Europa. Con todo no ha sido tan inofensiva entre nosotros, registrándose numerosas defunciones entre los elementos de color sobre todo», concluirá La Guinea Española.

Años después, el mismo diario recordará que visitando la zona continental «don Ángel Barrera y al Sr Loygorri, al adentrarse muchos kilómetros al interior cuando, al a travesar ellos cierta zona, se hallaban todavía los cadáveres insepultos de tantos como la gripe y la viruela habían consumido».

En cualquier caso, tampoco el periódico quedó ajeno a la epidemia: a inicios de agosto, La Guinea Española publicaba un editorial disculpándose por la ausencia de la edición anterior, la cual «obedeció a una verdadera necesidad. Al declararse la gripe no creíamos en un principio fuera tan extensa y teníamos los originales en la imprenta; pero es el caso que desde los primeros principios invadió de tal manera nuestros talleres que fue necesario suspender todo trabajo de imprenta y cerrar más tarde todas las Oficinas de Banapá, pues era imposible continuar los trabajos a causa de la invasión gripal, afección que gracias a Dios no ha revestido gravedad, pero que ha sido lo suficientemente para introducir este desbarajuste…»


Así que los claretianos en 1921 ya lo tenían claro: #YoMeQuedoEnCasa
No lo dudes, en tiempos del COVID-19, #EsteVirusLoParamosUnidos

Si te interesa este tema, le hemos dedicado alguna entrada más en este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel:

lunes, 23 de marzo de 2020

No es necesario ir a los bosques del Muni para vivir aventuras

Contaba Juan Rodríguez Doreste en su vivencia de confinamiento en el campo de concentración del viejo Lazarero de Gando que «Llevábamos algunos meses en Gando cuando llegaron los detenidos en la Guinea española, que procedían de la isla de Fernando Poo y del territorio del Río Muni, a los cuales se habían incorporado los tripulantes capturados del vapor de la Compañía Trasmediterránea, llamado precisamente el Fernando Poo, hundido en las aguas del puerto de Bata. Eran aproximadamente unos ciento cincuenta en total, entre tripulantes y coloniales. De los primeros salieron las bajas más importantes que causó la expedición conquistadora. (...) Y así un día aparecieron por Gando, derrotados, pálidos, con evidentes señales del estrago corporal que les había causado una reclusión que lindaba en infrahumana. Constituían un buen contingente, muy heterogéneo de composición, pero muy homogéneo en la solidaridad, en el buen espíritu. Venían funcionarios caracterizados: el tesorero de Hacienda, el jefe de Correos, el jefe de la Policía gubernativa, el comisario López García, pintoresco personaje, realmente detenido por error, pues no era ni chicha ni limonada, dependientes de la Curaduría, algunos profesionales, cultivadores y finqueros, escritores, un excelente poeta, etc. y la totalidad de la tripulación del Fernando Poo».

Entre sus vivencias, incluye la visita de un despistado geólogo británico que llegó paseando a la prisión y fue maltratado por los sorprendidos custodios.

La historia concluyó con un rescate consular y un relato de viaje en el que la víctima recomendaba frecuentar al penal para vivir experiencias extremas sin necesidad de recorrer más mundo:

«Deducimos en seguida que el autor era el zurrado ingeniero. Lo que allí se refería, con verdadera y fina sorna humorística, sin pizca de indignación, puede resumirse grosso modo de esta manera:

Si quieren ustedes, amigos, gozar emociones fuertes, sentir auténticos escalofríos, recibir un genuino “shock” espiritual y traumático, no vayan a cazar tigres a la India, ni leones a las sabanas del Sudán, ni cocodrilos al río Zambeze, ni tiburones al Mar Caribe, y seguía enumerando otras proezas cinegéticas arriesgadas; yo he descubierto recientemente un lugar privilegiado para los que aman la aventura, el peligro, la exposición, las sorpresas, las conmociones, los lances azarosos, los dramáticos zarandeos. Facilitaba después la receta mágica para alcanzar el lugar de las maravillas:

Tome usted en Londres un barco de la Union Castle de los que van a Capetown. Desciendan ustedes en una estación del camino que se llama el puerto de Las Palmas, y una vez en tierra adéntrese en la isla siguiendo la ruta de unos cercanos volcanes costeros. Como por ensalmo se encontrará de pronto en un vasto campo de concentración de presos políticos donde le saldrán al paso unos seres con aspecto de cuadrumanos. Fortalezca el corazón y déjese hacer... La realidad quedará muy por encima de vuestra expectativa.

Describía luego en términos cómicos lo que le aconteciera y apostillaba finalmente: No les miento a ustedes si les digo que, entre otras cosas, se les caerá el pelo. Todavía a mí no me ha acabado de salir y presumo que ya nunca lo tendré completo».


jueves, 11 de julio de 2019

Difusión de Calle 19 de Septiembre

«Calle 19 de septiembre. Elementos para conocer la guerra civil española en los antiguos territorios españoles del golfo de Guinea. Actual Guinea Ecuatorial. (...) Este cuaderno virtual está dedicado al estudio y la difusión de la Guerra Civil española y el exilio en los territorios de la actual Guinea Ecuatorial, antigua colonia española. Ofrece materiales textuales y visuales originales muy desconocidos…»

El proyecto Historia y Memoria Histórica on line. Retos y oportunidades para el conocimiento del pasado en Internet ha sido financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) con referencia HAR-2015-63582-P MINECO/FEDER para el periodo 2016-2018. La base de datos del proyecto está incluida en el portal Hispana y en el mapa interactivo Mapping Historical Dialogue del Institute for the Study of Human Rights de la Columbia University.

domingo, 9 de septiembre de 2018

La Prensa: La Guinea Española y El Defensor de Guinea

Bando de 19 de septiembre de 1936,
publicado en La Guinea Española.
El 1 de abril de 1903,  aparece la revista quincenal La Guinea Española, editada e impresa por los misioneros Hijos del corazón de María (Claretianos). Esta revista que duró más de medio siglo, hasta unos meses después de la proclamación de la independencia (1969). Las últimas ediciones cambio la cabecera por La Guinea Ecuatorial.

Tras el golpe de Estado de 1936 e iniciada la guerra civil, la publicación se posiciona entre los medios leales a la República. Poco después, con el triunfo de los golpistas el 19 de septiembre en la vieja Santa Isabel, La Guinea Española modificará su línea editorial. Tan sólo dos días antes, el semanario publicaba noticias como "La fuerzas leales tomaron hoy el pueblo de Olvera, en la provincia de Cádiz. Aunque la lucha fue intensa, el empujo de los leales arrolló al enemigo y los facciosos tuvieron que huir".

La revista se estuvo editando sin interrupción hasta agosto de 1940, cuando se ve obligada la editorial a interrumpir su edición por falta de papel, motivado ello por la guerra civil.

Puedes consultar la mayoría de los números en la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica del MCU, así como en la digitalización del fondo claretiano en Raimonland.

En paralelo, y con menor duración, surge El Defensor de Guinea: en mayo de 1930 se autoriza a los funcionarios de correos en territorio guineano la edición de un periódico y ese mismo año y mes ve la luz el bisemanal El Defensor de Guinea, cuya cabecera permanecerá sin cambios hasta el 19 de septiembre de 1936, cuando habiéndose iniciado la guerra civil (1936-1939) y como consecuencia de la adhesión en esas fechas de la Guinea española al bando golpista pasa a denominarse inicialmente El Nacionalista - Órgano de milicias nacionalistas de las Posesiones Españolas del Golfo de Guinea y ya en el año 1937 Frente Nacional - Semanario Colonial de la España Nueva el cual editaba diariamente una Hoja Informativa con noticias de guerra.

Nota de La Guinea Española
en la edición de enero de 1933.
Como la propia revista La Guinea Española relataba en su edición del 21 de mayo de 1939, "llegó afortunadamente en 19 de septiembre de 1936 el alzamiento nacional en esta isla, y los Sres. Buelta, Gay, Robles y demás comparsa del Frente Popular fueron retirados de la circulación; y por tanto, muerto y sepultado EL DEFENSOR DE GUINEA, y la imprenta del Sr. Robles incautada por el nuevo Estado, que es la que ha salido a subasta como al principio dijimos ["motivo de la subasta de la imprenta del rojo y comunista Sr. Robles...", sic].
Era natural, que al que se llamaba pomposamente DEFENSOR DE GUINEA y que otros llaman OFENSOR DE GUINEA le sucediera un verdadero adalid de la Causa Nacional y así vio la primera luz EL NACIONALISTA, cuyos primeros números salieron de nuestra imprenta, mientras se organizaba la que fue del Sr. Robles; a ella se trasladó luego El NACIONALISTA, cambiando más tarde en EL FRENTE NACIONAL..."

En octubre de 1939, tomará Ébano - Semanario de la Guinea Española, Órgano de la Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S., el relevo a El Frente Nacional.

El portal opensourceguinea.org documenta el artículo de Francisco G. González, ‘Reportaje Sobre La Expedicion a la Guinea española’, publicado en El Nacionalista, el 5 de octubre de 1936: