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domingo, 25 de agosto de 2024

La caballerosidad que te roba las botas... y la calle

En agosto de 1936 fue asesinado Miguel Núñez de Prado, antiguo gobernador del territorio ecuatorial.

Su caso es peculiar, ya que era compañero y amigo de los principales líderes golpistas, pero probablemente por eso a ojos de Mola era imperdonable su lealtad republicana... o tal vez fuera su pertenencia a la masonería.

Contábamos en La caballerosidad que te roba las botas, que tras su detención en Zaragoza las fuerzas sublevadas hicieron valer su condición de director general de Aeronáutica, para amenazar con su fusilamiento en caso de producirse nuevos bombardeos sobre Cádiz. Seguirá un intercambio de mutuas amenazas a las que se sumará la Marina, y Franco responderá con un lacónico "Esperamos que la caballerosidad con que se ha portado siempre la Marina evite derramamiento de sangre."

Al final, como recogíamos en El caso del viejo Gobernador que murió descalzo, fue fusilado en el cruce a Murugarren de la carretera Bearin a Abarzuza (Navarra): "..Se metieron en la pieza, aquí, de estas flores, ocho metros para arriba, en este orillo y... a ver, quitaros los zapatos, las botas. Se quitaron las botas..¡daros media vuelta! Pun, pun, al agujero..se cayó y todo. Aquí mismo, yo estaba aquí. Ahí había una pared..."

Así que caballerosamente le robaron las botas, le fusilaron,... y le quitaron la calle.

¿La Calle? Correcto; como Hijo Predilecto de la ciudad de Montilla (Córdoba), igualmente contaba con una calle dedicada (inicialmente al "Coronel Núñez de Prado y Susbielas" y posteriormente al "General Núñez de Prado y Susbielas") en el barrio Sotollón, desde que 1925 la que anteriormente se conocía como calle "Fuente Álamo" cambió de nombre por decisión de la Comisión Municipal Permanente. Con la llegada de la República, las nuevas autoridades optaron el 13 de junio de 1931 por un cambio más; dedicando la calle a los "Generales Núñez de Prado", rindiendo así homenaje a padre e hijo (Miguel y Miguelito Núñez, como decían sus convecinos), ambos ilustres montillanos y generales de Caballería.


Calle Fuente Álamo en 1915.

Pero al igual que en Santa Isabel, en donde la calle "Libertad" fue anulada -literalmente- con un "19 de Septiembre", en Montilla la franquista Comisión Gestora Municipal hizo desaparecer la calle "Generales Núñez de Prado" con un rotundo "General Franco". 

Fueron ágiles en quitarle la calle: el 12 de septiembre de 1936 (no había pasado ni un mes de la desaparición del viejo gobernador) y -con las botas todavía calientes- ya se había formalizado el cambio. 

Y así se mantuvo hasta la muerte de Franco, volviendo el 24 de agosto de 1979 al nombre histórico de "Fuente Álamo".

Más suerte tienen Juan VaraJuan Fontán o Faustino Ruiz gobernadores coloniales del territorio ecuatorial con presencia en el callejero español y que pese a su innegable vinculación con la maquinaria represora del franquismo, cuentan décadas después de forma inamovible con sus respectivas calles en diferentes municipios españoles.



sábado, 18 de noviembre de 2023

El capellán del Fernando Póo

En Inicio de causas contra los tripulantes del vapor "Fernando Poo" contábamos cómo un confuso incidente con el capellán del barco acabó siendo parte de las indagatorias realizadas por Juan Fontán y Lobe, juez nombrado para el esclarecimiento de los hechos  tras la caída de Bata.

Retomamos el relato:

Sobre el padre Tomás Ribé, que al igual que Eduardo Selma, había sido superviviente del naufragio en 1932 del vapor Teide en aguas del golfo de Guinea, corría el rumor de que habría sido asesinado por la tripulación del correo Fernando Póo, reforzándose esa creencia al no aparecer entre los supervivientes del 14 de octubre de 1936, ni encontrarse su cuerpo en aguas de la bahía de Bata.

Y esa convicción fue incluida en la indagatoria, por lo que en las transcripciones de Pedro Medina Sanabria es posible recopilar varias declaraciones sobre este tema por parte los encausados durante los interrogatorios del 1936 y 1937.

Salta la alarma cuando, iniciadas las indagatorias el 9 de noviembre -poco después de la caída de Bata-, el tercer maquinista Manuel de Dios y del Águila declara que «presentó la dimisión de su cargo del Comité de abordo, a la llegada a Bata y, que en Valencia la presentó irrevocablemente, por tener disgustos con los demás, con motivo de su oposición a entregar el [ilegible] de a bordo a los rojos». 

En diciembre de 1936, La Guinea Española publicará un artículo lamentado cómo la tripulación del capitán Antonio Pasajes Repeto había asesinado a «aquel cura bajito, regordete, colorado, calvo, de andar y hablar pausado, simpático y sin enemigos posibles».
A modo de folletín, dramatizaba el asesinato a tiros en la escalera, a la puerta de su casa, tras recibir el padre Tomás Ribé Comas a los marineros con un «¡Hola, chiquets! ¿Qué tal? Entren, que tomarán alguna cosa».

Iniciado 1937, los interrogatorios del 12 de enero seguirán registrando esa inquietud. Tanto el segundo radiotelegrafista Francisco Pérez Rodríguez como el panadero Juan Munar Lladoz serán preguntados sobre el supuesto asesinato:

  • «PREGUNTADO quienes eran los más peligrosos del vapor dijo: entre los peligrosos que considera el declarante son Manuel Tarí y Antonio Dieste; y Dieste fue uno de los que decía que había que tirar al Cura al agua.
    PREGUNTADO respecto al comentario habido en el barco acerca del Padre Ribé dijo que no sabe nada», responderá el radiotelegrafista.
  • «PREGUNTADO respecto a la muerte del Capellán del Fernando Póo Padre Ribé dijo; que oyó el comentario de que se lo habían llevado del barco donde estaba él y que no asegura donde lo oyó si fue en el muelle de Barcelona o en el mismo vapor», declarará el panadero.

En las siguientes declaraciones se irá aclarando el tema, ya que el 27 de enero, el mismo radiotelegrafista aclarará que «respecto a que el llamado Dieste, dijo que había que tirar al Cura al agua, no se refiere al Padre Ribé, sino al Padre José Ausejo en el viaje anterior al de estas actuaciones».

A su vez, el tercer maquinista Manuel de Dios y del Águila matizará su declaración inicial de noviembre sobre las consecuencias personales de su resistencia a entregar al padre, por lo que «en Málaga en el anterior viaje llevaron a la presencia del Comité de Tierra al procesado [Manuel de Dios], con objeto de recriminarle por haber influido en dejar al Padre en Dakar, siendo llamada la atención al primer oficial y al procesado». 

Ese primer oficial al que también se llamó la atención por defender al capellán era Rafael Muñoz García, y sobre él manifestará Bartolomé Garcia Carrasco, Jefe del Campamento Nacionalista de Santa Isabel, que en un viaje que realizó de España a Santa Isabel, en el buque Fernando Poo, comprobó que era (junto con el electricista León Mercader Navarro, el médico Antonio Fuertes Villavicencio y el capitán Antonio Pasajes Repeto) uno de los tripulantes que se puede considerar como simpatizante del fascio.

Precisamente el capitán Antonio Pasajes Repeto respaldaría la afirmación de Manuel de Dios y del Águila, aclarando que él «entregó al Capellán en Dakar por mediación del Cónsul y que en esto influyó Manuel de Dios el cual pertenecía al comité».

No se trataría, por tanto del Padre Tomás Ribé Comas, sino del Padre José Ausejo Castillo (párroco de Igueste de San Andrés en Santa Cruz de Tenerife y capellán de la Trasmediterránea desde abril de 1931) el cual habría sido dejado en Dakar durante el viaje anterior, para frustración de los más radicales de la tripulación, generándose reclamos mutuos y comentarios al respecto.

Finalmente, el auto de procesamiento a la tripulación del Fernando Póo no incluirá alusión al padre Ribé ni a Ausejo, ni parece haberse tenido en cuenta en la Sentencia del Consejo de Guerra contra el personal del Fernando Poo.

Así, pese a estas acusaciones reflejadas en la indagatoria, tres años después de publicar la dramática narración de diciembre de 1936, La Guinea Española rectificará la noticia publicando que el capellán realmente estaba vivo:


Queda, por tanto, excluido del santoral y martirologio ecuatoguineano.

Con todo, Guillermo Portilla recoge en El derecho penal bajo la dictadura franquista: Bases ideológicas y protagonistas cómo años después de esa rectificación, en noviembre de 1942 «El Consejo Supremo de Justicia Militar condenó a muerte por un delito de adhesión a un sujeto que formó parte del Comité revolucionario a bordo del Fernando Póo e intentó entregar al capellán, sigue la sentencia, a las autoridades rojas de Málaga, lo que finalmente no consiguió (Sentencia de 18/11/1942 RJA. 1394)».

Nos falta averiguar quién sería ese "sujeto" condenado a muerte...:

Como sabemos, el auto de procesamiento a la tripulación del Fernando Póo detallará que el “Comité Rojo” estaba «formado por el 2º radiotelegrafista Francisco Pérez Rodríguez, como Presidente; Secretario, el 4º Maquinista Vicente Filló Places; Vocales, Francisco Seguí Darder, Segundo Oficial; Domingo López Santos, engrasador; Antonio Tarí Quiles, Ayudante gambucero y Juan Calvo, marinero (estos dos últimos huidos durante la operación), así como también del 3er Maquinista Manuel de Dios y del Águila».

De estos dos "desaparecidos", ambos están entre los retornados a España a bordo del Banfora a través del territorio francés, si bien en 1947 sale Antonio Quiles en libertad condicional (y liberación del destierro) de la Prisión Central de San Miguel de los Reyes, mientras que de Juan Calvo hay un oportuno requerimiento en fechas previas a esta sentencia...

jueves, 20 de abril de 2023

El caso del perito agrícola

Contábamos en Los condenados a muerte de Fernando Poo sobre las cuatro sentencias de muerte, por el delito de auxilio a la rebelión en la causa 537/36, a los civiles Generoso Rey García, Gregorio Álvarez Alonso, Vicente Moreno Cancho y Esteban Sánchez Navarro. El consejo de guerra se celebró el 3 Noviembre 1938, en el salón de actos del RIC-39, en La Isleta, donde se condenó a muerte a cuatro de los implicados, siendo aprobada esta sentencia por el Capitán General Vicente Valderrama, con fecha 23 Noviembre 1938. Dada cuenta la sentencia al Cuartel General del Jefe del Estado, con fecha 3 Octubre 1939, la misma es conmutada por la inferior en grado, pasando las penas de muerte a la de reclusión perpetúa.

Finalmente, esa conmutación de la pena de muerte se redujo a reclusión perpetua, posteriormente a 30 años de prisión. Ésta a su vez fue reducida paulatinamente, incluyéndoles en sucesivas resoluciones de libertad preventiva y reducción de pena en la década posterior. 

En cualquier caso, el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas igualmente les condenó a la pérdida total de bienes en la Colonia y al destierro de la misma. Y a Vicente Moreno Cancho, siendo éste funcionario desde 1933, además a la pérdida de empleo:

Boletín Oficial del Estado.-Burgos 16 de diciembre de 1937


Como consecuencia de su intervención directa en actos contrarios al Glorioso Movimiento Nacional, el Gobierno General de los Territorios Españoles del Golfo de Guinea acordó la separación definitiva del Servicio Colonial del Perito Agrícola del Estado don Vicente Moreno Cancho, habiendo sido confirmada esta Sanción por la Presidencia de la Junta Técnica del Estado. En consecuencia con lo expuesto, esta Presidencia ha dispuesto que el mencionado don Vicente Moreno Cancho sea dado de baja en el escalafón del Cuerpo de Peritos Agrícolas del Estado. Lo que comunico a V. S. para conocimiento y efectos. 
Dios guarde a V. S. muchos años.
Burgos. 13 de diciembre de 1937.- II Año Triunfal.-El Presidente, Eufemio Olmedo. 
Señor Jefe de Personal de la Comisión de Agricultura y Trabajo Agrícola-Burgos

La inhabilitación para la función pública fue una pauta más de ensañamiento, que se sumaba a las sentencias de los tribunales militares, así como a las sanciones del Tribunal de Responsabilidades Políticas.

A finales de 1943, se le concede la libertad condicional y se le libera igualmente de la sentencia de destierro, por lo que abandonó la prisión provincial de Las Palmas.

Todo un calvario: Sentenciado inicialmente a muerte, posteriormente a cadena perpetua, finalmente a 30 años..., indultado en 1943, inhabilitado para la función pública, desterrado... y sanciones económicas aparte. ¿Cuál fue el pecado de Vicente Moreno Cancho?

Básicamente, el haberse significado como leal a la república, solicitando por escrito como junto a otros "frentepopulistas y simpatizantes" al subgobernador que -tras la fuga del finquero Avendaño con los oficiales del Méndez Núñez- depusiera de mando a las autoridades desleales, protegiera las permeables fronteras continentales y conformara una guardia de voluntarios a la par que "declaran su absoluto acatamiento [al Gobierno legítimo de la República] hasta derramar su última gota de sangre".

Encabezará esa carta la firma Alejandro Torres, agricultor y presidente del comité provisional del Frente Popular en Río Muni. Le seguirán otras cartas, como la del día 15, solicitando el control de armas y  si bien esa ya no la firmará Vicente Moreno, éste acabará presidiendo el Comité de Intervención y Control Económico del Frente Popular y constará como afiliado del mismo en los listados recabados durante la instrucción generada tras la caída de Bata.

En cualquier caso, éstas notas serán premonitorias, ya que -como sabemos- el 18 de septiembre, Santa Isabel se acostó republicana... y el 19 se despertó bajo la obediencia al gobierno golpista de Burgos. Incluso las peticiones de cese de los militares desleales y control de fronteras acabará demostrándose que eran medidas prudentes.

No cruzó la frontera de Camerún en la huida generalizada, por lo que su nombre se encuentra en la relación de "presos y expulsados que serán conducidos por el crucero auxiliar Ciudad de Alicante hasta Las Palmas" a inicios de 1937.

Así, sancionado y desterrado, tras su liberación rehizo su vida en Canarias en donde contrajo matrimonio. Todavía en 1946, el Juez de Primera Instancia de Baltanás publicaba una citación como parte interesada en una herencia y añadía "últimamente residente en Canarias, sin que se sepa el punto fijo de residencia".
Falleció en Las Palmas a la edad de 78 años.

lunes, 26 de septiembre de 2022

Mi caballo murió

Razonábamos en El funcionario de Naciones Unidas que «no se trata de hurgar en viejas historias, sino de conocer mejor lo que pasó en el territorio ecuatorial. Y para eso... es esclarecedor conocer a sus protagonistas».

La figura de Juan Fontán ya la hemos tratado anteriormente, pero desconocemos al otro oficial (Edmundo Hernández Medina) que le acompañaba como lugarteniente en la toma de Bata

A través de El curioso alzamiento en Guinea del monárquico José Luis Vila-San Juan sabemos que:
... hay que subrayar que los elementos de la fuerza expedicionaria, a los que se esperaba como amigos, se comportaron en líneas generales, como ocupantes.
Inmediatamente después de una Misa de Campaña, que coincidió con la Fiesta de la Raza, el 12 de octubre de 1936, los canarios se hicieron cargo de cuanto significaba mando. Los presos, hasta entonces respetados, fueron maltratados y apaleados. Los que se habían sublevado (la gente de orden) tratados casi como "nacionales de 2ª clase" o "semirrojos".
Nada me han dicho en contra del Jefe de la expedición (el capitán Fontán). Sí, en cambio, respecto a otro oficial, al que apodaron "Mi caballo murió" pues siempre iba con una fusta de montar (¿o de pegar?) aunque no tenia caballo.
Puede decirse que hubo represalia. No cruenta, no como la de Badajoz, pero si saliéndose algo de la línea moderada que hasta entonces había prevalecido.
El gracejo popular recurrió en este caso a un conocido tango de moda en los años 30, muy festejado entre la tropa, para describir al capitán Edmundo Hernández Mediana ya que -según Donato Ndongo- «andaba siempre fustigando a su alrededor con un látigo, aunque no tenía caballo».



No hay mucha información sobre él, pero se entiende que había tomado parte activa del golpe de Estado en Canarias:

Así, por ejemplo participó en la sustitución de las autoridades republicanas, siendo designado el 4 de agosto por el Gobernador Civil franquista como presidente de la Cámara de Comercio y vicepresidente de la Junta de Obras del Puerto de Las Palmas [un inciso para entender la importancia de esta institución: ¿recuerdas el caso de Joaquín Masmano, y del comité de huelga del puerto, desaparecido en el viaje del 5 de septiembre del Dómine?].

Igualmente, en el portal de Pedro Medina Sanabria, se recoge el expediente de Alberto Hernández Suarez, brigada del Regimiento de Infantería Canarias número 39, en servicio de Jefe de la Guardia Municipal de Las Palmas en 1936.

En ese expediente, consta la declaración del propio Edmundo Hernández:
Que era el Jefe de las fuerzas, y, que obedeciendo ordenes de la comandancia Militar, se personó [el 30 de julio] en el domicilio del denunciante acompañado de varios subordinados.
Que previo consentimiento de la familia del mismo, y a presencia de ella se registraron minuciosamente todas las habitaciones.
Que en la sala de la casa se encontró una Biblioteca comunista; y que a presencia de la citada familia y de los subordinados que le acompañaban, se recogieron todos los tomos, se ataron con cuerdas, poniendo por fuera un papelito en que decían a quien pertenecían.
El brigada denunciante afirmaba en el expediente que la «biblioteca comunista» no era sino ejemplares de la colección Vida Nueva, y que en concreto un tomo «titulado el País de la bruma del autor Conan Doyle» tenía escondidas 5.000 pesetas de un premio de lotería, y que éstas le habrían sido robadas en el registro realizado «sin mandamiento judicial alguno» dirigido por «un paisano que tocándose con el gorro de cuartel ostentaba en el mismo las estrellas de Capitán».
Y pese a ser acusado inicialmente por desobediencia, tras su denuncia del robo del dinero, su acusación se modificará a auxilio a la rebelión (ver: Denunciante transformado en Denunciado), acabando finalmente condenado a muerte por un consejo de Guerra.

El brigada fue fusilado a las dieciocho horas del día 3 de octubre de 1936, en el Campo de Tiro Militar de la Isleta. Y -al día siguiente del fusilamiento- el capitán Hernández embarcaba como oficial del Batallón de Voluntarios Patriotas de Las Palmas.

Tras la caída de Bata, al igual que Fontán, asumirá la función de juez instructor en el encausamiento a los 150 coloniales (la tripulación del vapor Fernando Poo y los leales a la República en el territorio ecuatorial), hasta el traspaso de los expedientes a los tribunales Canarios y confinamiento en el campo de concentración del viejo Lazareto de Gando. Es el caso, por ejemplo, de la instrucción por "delito de rebelión" (sic) al guardia colonial Sebastián Nacarino Romero.

Nota social del diario Falange de marzo de 1938
Mientras tanto, en Canarias -ante la ausencia de su presidente Edmundo Hernández-, la Cámara de Comercio de Las Palmas aplazaba las elecciones para renovar reglamentariamente su directiva. 

Revisando la documentación accesible, su puesto en la gestora de la Cámara se mantenía todavía en mayo de 1938 (a su retorno de Fernando Poo), cuando se incorporaron nuevos miembros a la misma.

El boletín de la Cámara de Comercio resumirá el triunfo de la expedición canaria sobre la Guinea republicana con un lacónico «la tranquilidad es ahora absoluta».

lunes, 25 de abril de 2022

La familia Cabanellas

¿Recordáis El exilio de Guillermo Cabanellas de Torres?

Reconocido jurista y escritor, en algún momento de su ejercicio profesional -durante la Segunda República- fue secretario del Gobierno General de la Guinea Española. Por lo que se trataría de uno de los ejemplos que dábamos en 80 años del exilio republicano español:
Es cierto que, al estar el territorio ecuatorial administrado por el Estado español, el mismo no pudo ser receptor de exiliados, como sí lo fue el territorio francés, mexicano o argentino, por ejemplo.
Se dan, sin embargo, diferentes situaciones: (...) Funcionarios que pasaron en algún momento por la administración colonial, y acabaron inhabilitados para el cargo público y se vieron forzados al exilio. Son casos como el del doctor Juan Bote, León Felipe, boticario y administrador del hospital de Elobey que falleció en el exilio en México, Joaquín Mallo, presidente del Consejo de Vecinos de Santa Isabel que falleció en el exilio en Francia, o Guillermo Cabanellas de Torres, exSecretario del Gobierno General de la Guinea Española que falleció en el exilio en Argentina. (...)
El general Miguel Cabanellas
inaugurando un busto del general Sanjurjo
tras su muerte, julio de 1936.
«Guillermo, el hijo díscolo del general golpista, antes de ser secretario de Gustavo de Sostoa había participado en la sublevación de Jaca, con Fermín Galán, Ramón Acín, Rafael Sánchez Ventura».... y Rafael Rodríguez Delgado.

Es cierto; si de ampliar conocimientos sobre la guerra civil y sus consecuencias se trata, el apellido "Cabanellas" no nos resultará desconocido...

Al fin y a cabo, el general Miguel Cabanellas fue el padre de Guillermo Cabanellas, y es recordado por ser uno de los cabecillas del golpe de Estado de 1936.
Fue de hecho uno de los militares de más alto rango que se sumaron a los golpistas, por lo que presidió el Directorio militar tras la muerte del general Sanjurjo.

De convicciones republicanas (era miembro de la masonería y había sido incluso diputado por el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux) pronto fue considerado un estorbo por Franco y su entorno, y reacomodado en puestos secundarios. 

Es célebre la frase premonitoria pronunciada por Cabanellas cuando Franco logró imponerse al resto de militares: «Ustedes no saben lo que han hecho, porque no le conocen como yo, que le tuve a mis órdenes en el ejército de África [...]. Si, como quieren, va a dársele en estos momentos España, va a creerse que es suya y no dejará que nadie le sustituya en la guerra ni después de ella, hasta su muerte».

El general no sólo llama nuestra atención en este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel por ser el padre de Guillermo Cabanellas, ya que en los primero días del golpe de Estado, Miguel Cabanellas participa en El caso del viejo Gobernador que murió descalzo.

Confiando precisamente en sus antecedentes republicanos y la pertenencia a la masonería, el exgobernador Núñez de Prado voló a Zaragoza en los días siguientes al golpe de Estado, para persuadir al general Cabanellas al mando de la V División Orgánica para que no se uniera a los sublevados. Fue retenido varios días, hasta que fue trasladado a Pamplona. Hacia el 23 o 24 de julio de 1936 fue encarcelado en el fuerte de San Cristóbal (Pamplona) y fusilado poco después por órdenes de Mola. 

¿Cómo sería la fallida negociación de Núñez de Prado con Cabanellas o con Mola?
Su asesinato fue ocultado durante años, imposibilitando a su viuda tramitar pensión y herencia, por lo que no hay forma de reconstruir sus últimos días.
En cualquier caso, la conversación no sería muy diferente de la que sostuvo el comandante de la Guardia Civil, José Rodríguez-Medel con Mola una semana antes:
R-M.: La Guardia Civil seguirá al lado del Gobierno. Ahora y siempre defenderé al Gobierno de la República como poder constitucional. Ésa es mi postura.
M.: Entonces ¿no le importa nada la salvación de España?…¿Qué haría si se implantase, dentro de unos días, el comunismo en nuestra patria?
R-M.: Cumpliría con mi deber.
M.: ¿Y cual es su deber?
R-M.: Obedecer las órdenes del poder constituido.
M.: Si, pues aténgase a las consecuencias.
A Rodríguez-Medel le dispararon por la espalda, y Núñez de Prado -recuerdan los testimonios recopilados- fue fusilado y enterrado descalzo tras haberle robado el calzado, acto que daba nombre a la correspondiente entrada del blog.


jueves, 21 de octubre de 2021

El caso del mecanógrafo

El portal Víctimas de la Dictadura en Castilla-La Mancha recoge la ficha de: Juan Die Pascual de Bonanza (de profesión mecanógrafo), que era natural de San Juan (Alicante):

Hijo de Victorio Die Die y de Clara Pascual de Bonanza y Pardo, siendo Juan el noveno (1-2-1905) de 11 hermanos. Durante un tiempo su familia vivió en Argentina, si bien acabaron regresando a Alicante de donde eran originarios.

Al igual que su bisabuelo Étienne Dye Jouvene adaptó a la sonoridad alicantina su nombre y apellidos -a Esteban Die Juvena- cuando llegó con sus hermanos desde Saint-André-d'Embrun (Francia) en 1768, Juan Die Pascual de Bonanza asumió el nombre de Juan Diez Bonanza durante la militancia en la FAI. Tal vez (entramos en el mundo de las teorías) porque los apellidos familiares le delataban como integrante de una de las grandes familias alicantinas, vinculadas además políticamente con el antiguo régimen.

Regreso tras la tradicional "Paraeta", una paradita durante 
la Romería de la Santa Faz en Alicante, 
acompañada con rosquillas de anís y mistela en la finca "Lo de Die".
La "Paraeta", instaurada por su bisabuelo en 1804, se mantiene en la actualidad.

¿Seguiemos con el relato? 

Entre 1928 y 1931 residió en Fernando Poo, donde era archivero bibliotecario del Servicio Agronómico. 

En julio de1931, fue declarado cesante en la administración colonial ya que «habiendo transcurrido con exceso el tiempo necesario para reintegrarse a su destino, para lo que le fue concedido pasaje por orden de 13 de noviembre anterior, y en vista de las noticias recibidas del Gobierno general de los territorios españoles del Golfo de Guinea, en telegrama núm. 227, de 7 de Diciembre último, en que se comunica haberse usted desembarcado del vapor correo oficial que lo conducía a la Colonia, en uno de los puertos de tránsito, sin que hasta el presente se tenga noticias de su paradero, por lo que sobradamente puede considerarse el abandono del destino que desempeñaba».

Todavía el 16 octubre 1936, la republicana Gaceta de Madrid publica la separación definitiva por denuncia de otro español, el cual -aprovechando su ausencia y cese- ambiciona un terreno de 35 hectáreas de Ebelebu (Río Congue) asignada a Juan Die durante su ejercicio profesional.

En cualquier caso, tras regresar a España trabajó con unos parientes suyos en Valencia, en comisiones y representaciones, hasta que en el mes de junio de 1935 marchó a Venezuela, residiendo en Caracas. Regresó en noviembre de aquel año, buscando trabajo como minero en León, al no encontrarlo se dirigió a Valladolid, sin éxito igualmente, trasladándose a Madrid. Con ayuda de su madre se estableció como reparador de máquinas de escribir por distintos pueblos de la Línea Madrid-Albacete, poco antes de producirse la sublevación. Durante los primeros días de la guerra se ocupó de organizar una columna de milicianos formada por elementos de la FAI llamada "España libre", que marchó a la provincia de Valencia, de donde regresó inmediatamente Juan Die por la responsabilidad de sus cargos, de todos los cuales cesó en septiembre de 1937 para marchar a Alcaraz. Fue uno de los principales dirigentes de esta organización en Albacete. Contrajo matrimonio canónico con Josefa Solbes Huertas en diciembre de 1936, con quien tuvo un hijo, Juan, durante la guerra. Al final de la misma fue internado en el campo de concentración de Sueca, al salir del cual, en 1941, permaneció bajo la identidad falsa de Francisco García del Valle en Madrid, donde trabajó en la redacción del periódico "El Alcázar" (desde enero de 1943), que usa como tapadera para trabajar en favor de su organización desde la clandestinidad, en contacto con Eusebio Azañedo, José Ballestero, Abraham Guillén y Martín Cañella. Fue declarado en rebeldía en 1946, situación en la que permaneció hasta su detención en diciembre de 1954.

Fue juzgado y condenado a pena de muerte, conmutada por la de 30 años de reclusión mayor

El 13 de septiembre de 1957, desde el Pazo de Meiras «Su Excelencia el Jefe del Estado, que Dios guarde, ha tenido a bien conceder el beneficio de libertad condicional», por lo que quedaría en libertad del internamiento en la Prisión Central de San Miguel de los Reyes (Valencia).


 

Edad: 48
Sexo: Hombre
Estado civil: Casado/a
Residencia: Valencia
Partido: FAI
Filiación sindical: CNT (desde agosto de 1936)



Cargo público: Secretario del Frente Popular de Albacete desde agosto de 1936. Consejero Provincial de Hacienda. Concejal y Gestor de la Diputación. Cesó en todos sus cargos en septiembre de 1937.

Actividad en la guerra: Secretario General del Sindicato Mercantil de la CNT hasta septiembre de 1937. Miembro del Comité de Defensa de la CNT-FAI
Lugar de muerte o condena: Prisión Celular de Valencia / Prisión Provincial de Madrid / Prisión Provincial de Albacete / Prisión Central de San Miguel de los Reyes (Valencia) desde el 19 de agosto de 1956
Inicio de la condena: 21/10/1954
Circunstancias: Se celebró el consejo de guerra el 25 de abril de 1956, haciéndose firme la sentencia el 21 de mayo siguiente. Dejaría extinguida la pena el 18 de octubre de 1984. Se le denegó el indulto que solicitaba ateniéndose al Decreto de 9 de octubre de 1945 en junio de 1956. Condenado por el Juzgado Especial de Espionaje y Comunismo de la 1ª Región Militar (Causa nº 122.477) a 3 años de prisión, que sumada a la anterior, hacen que quede extinguida la pena el 15 de agosto de 1986.
Delitos: Adhesión a la rebelión
Tribunal: Causa nº 53-55 (Albacete)
Sentencia: Pena de muerte. Conmutada por la de 30 años de reclusión mayor

Fuentes: Archivo General e Histórico de Defensa, caja 14420/13 / Archivo Histórico Provincial de Albacete, caja 13079; legajo 145, Expediente 63
Investigadores: Lucía Crespo Jiménez / Alfonso Salvador Ferrer

jueves, 26 de agosto de 2021

Restablecimiento de la pena de muerte

 El blog "Memoria e Historia de Canarias" de Pedro Medina Sanabria recoge diferentes y variados

documentos. Entre otros la transcripción de la siguiente Ley RESTABLECIENDO LA PENA DE MUERTE EN ESPAÑA:

La ley que a continuación se promulga es de las que no requieren explicación ni justificación, porque es la propia realidad la que la impone y la dicta. De ello dan testimonio bien expresivo las leyes penales de la casi totalidad de las Naciones, incluso de las que creen decorarse con el título de democráticas.Por un sentimentalismo de notoria falsía y que no se compagina con la seriedad de un Estado fuerte y justiciero fué cercenada la “Escala’ general de penas” eliminándose de ella en el Código penal de la nefasta República la de muerte. Por la presente Ley se restaura en su integridad la susodicha escala y se prevee la aplicación de dicha pena a casos gravísimos, sin perjuicio de las, modificaciones que habrán de introducirse muy en breve en la ordenación de la legislación penal del nuevo Estado español.

En consecuencia y previa la deliberación del Consejo de Ministros,

D I S P O N G O

Artículo primero.- El articulo veintisiete del Código penal común queda redactado en esta forma:

Las penas que se pueden imponer con arreglo a este Código y sus diferentes clases son las que comprende la siguiente:

“Escala general – Penas graves: Muerte. Redusión mayor. Reclusión menor. Presidio mayor. Prisión mayor. Presidio menor. Prisión menor. Arresto mayor. Extrañamiento. Confinamiento. Destierro. Represión pública. Inhabilitación absoluta. Inhabilitación especial para cargo público, derecho de sufragio activo y pasivo, profesión u oficio. Suspensión de cargo público, derecho de sufragio activo y pasivo, profesión u oficio.

“Penas leves: Arresto menor. Represión privada. Penas comunes a las dos clases anteriores. Multa, Caución.

“Penas accesorias: Interdicción civil. Pérdida o comiso de los instrumentos y efectos del delito”.

Artículo segundo.-·Sin perjuicio de las disposiciones legales que agravan las sanciones determinadas en los Títulos primero, segundo y tercero del Libro segundo del Código penal común, se establecen las siguientes normas:

A) El delito definido en el artículo cuatrocientos once de aquel Cuerpo legal, será castigado con la pena de reclusión mayor en su grado máximo a muerte. ‘

B) Los delitos definidos en los artículos cuatrocientos doce y ciento noventa y cuatro, número primero del mismo, serán castigados con la pena de reclusión mayor a muerte.

Artículo tercero.- Las Leyes de once de octubre de mil novecientos treinta y cuatro y veinticinco de junio de mil novecientos treinta y cinco, continúan en vigor.

Así lo dispongo por la presente Ley, dada en Burgos a cinco de julio de mil novecientos treinta y ocho.- II Año Triunfal.

FRANCISCO FRANCO.

Cfr.: Página 90 del Boletín Oficial del Estado número 7 publicado el 7 de Julio de

1938.

JEFATURA DEL ESTADO

Habiéndose padecido error en la publicación de los artículos segundo y tercero de la LEY de 5 de julio modificando el artículo veintisiete del Código penal común y restableciendo la pena de muerte (B. O. núm. 7. Fecha 7 de- julio de 1938, pág- 90) se reproducen a continuación, dichos artículos. debidamente rectificados:

Artículo segundo.- Sin perjuicio de las disposiciones legales que agravan las sanciones determinadas en los TítuIos primero, segundo y tercero del Libro segundo del Código penal común se establecen las siguientes normas:

A) El delito definido en el artículo cuatrocientos once de aquel Cuerpo legal será con la pena de reclusión mayor en su grado máximo a muerte.

B) Los delitos definidos en los artículos cuatrocientos doce y cuatrocientos noventa y cuatro, número primero del mismo, serán castigados con la pena de reclusión mayor muerte.

Artículo tercero.- Las Leyes de once de octubre de mil novecientos treinta y cuatro y veinte de junio de mil novecientos treinta y cinco continúan en vigor.

Así lo dispongo por la presente Ley dada en Burgos a cinco de julio de mil novecientos treinta y ocho.- II Año Triunfal.

FRANCISCO FRANCO.

Cfr.: Página 368 del Boletín Oficial del Estado número 25 publicado el 25 de Julio de

1938.

* * * * * * * * * * *

Antes de este decreto, ya se sentenciaba a pena de muerte, como prueban fusilamientos como los del practicante de Bata (Las Palmas 1937) y el del guardia civil Fulgencio Rosique (Granada 1936). 

Concluye Pedro Medina Sanabria:
  • La pena de muerte en España se aplicó hasta el 27 de septiembre de 1975.
  • Fue abolida mediante la ley orgánica 10/1995, de 27 de noviembre de 1995, publicada en el BOE 281 de 24/11/1995.

domingo, 8 de agosto de 2021

La caballerosidad que te roba las botas

¿Recordáis la entrada de El caso del viejo Gobernador que murió descalzo, sobre el asesinato de Núñez de Prado? 

Desde el blog dedicado a la memoria del Teniente Coronel Benito Sacaluga nos comparten este intercambio de comunicaciones:


21 de julio de 1936

Desde Cádiz, los sublevados emiten por radio lo siguiente:

Jefe División a todos los Aeródromos y para general conocimiento.—
Manifiesto solemnemente que, en el mismo momento que sean bombardeados por algún aparato los cuarteles o edificios de esta ciudad de Cádiz, ordenaré inmediatamente fusilamiento del general Núñez de Prado, que se encuentra aquí detenido. ¡Viva España! ¡Viva la República!

El Mando de la Flota contestó de esta forma:
La Flota fiel al Gobierno a sediciosos Cádiz.—
Si Escuadra tiene conocimiento se procede fusilamiento general Núñez de Prado, fusilará 90 jefes y oficiales y un general del Cuerpo General que tiene prisioneros.

A la mayor brevedad, los rebeldes contestaban:
General Franco a Escuadra. —
Esperamos que la caballerosidad con que se ha portado siempre la Marina evite derramamiento de sangre.

Núñez de Prado fue trasladado a Pamplona y asesinado días después por orden de Mola.

Pero primero le robaron las botas... 


Para ilustrar esta comunicación, una fotografía ajena a la misma, pero con los protagonistas:
El teniente coronel Núñez de Prado, en primer término, dando explicaciones a varios generales.
Detrás, con barba blanca, se encuentra el general Cabanellas.


jueves, 6 de mayo de 2021

El caso de Rogelio

Razonaba Patricio Nbe en su viejo blog que «nunca se ha hablado entre los colonos de las ejecuciones de blancos peninsulares y españoles por parte de sus homónimos que parece ser que hubo en los primeros días de la guerra, ni siquiera de las batallas de la guerra civil en Guinea».

Es cierto... los datos son escasos y parciales.

En Crónicas de la Guinea Ecuatorial se insinúa el caso de "Rogelio", por lo que lo recogemos en este paseo por la calle 19 de Septiembre:


«Rogelio: Antes de la guerra civil. Cuando volvió a Bilbao lo fusilaron por sus ideas liberales.»

Rogelio, cazando elefantes.





lunes, 15 de marzo de 2021

¿Qué fue de Anastasio Núñez?

Razonaba Patricio Nbe en su viejo blog que «nunca se ha hablado entre los colonos de las ejecuciones de blancos peninsulares y españoles por parte de sus homónimos que parece ser que hubo en los primeros días de la guerra, ni siquiera de las batallas de la guerra civil en Guinea».

En ese sentido, Luis Vila-San Juan recoge el relato de un viejo colono que afirma: «los canarios se hicieron cargo de cuanto significaba mando. Los presos, hasta entonces respetados, fueron maltratados y apaleados. Los que se habían sublevado (la gente de orden) tratados casi como “nacionales de 2ª clase” o “semirrojos”. (…) Puede decirse que hubo represalia. No cruenta, no como la de Badajoz, pero sí saliéndose algo de la línea moderada que hasta entonces había prevalecido». O como resume Luis Eugenio Togores, académico y declarado falangista franquista, «se produjo una ligera represión y un cambio total de en los cargos dirigentes de la colonia». Francisco Sánchez Ruano, por el contrario, afirmará que tras la caída de Bata «los prisioneros españoles y guineanos que hicieron los canarios fueron fusilados en su mayoría».


Juan Ramírez Dampierre, Vicecónsul portugués en Fernando Poo, cuenta en sus comunicaciones: «... hay media docena de funcionarios de la Secretaría General del Gobierno, cuatro de la Administración de Hacienda, tres de la Administración de Correos, incluyendo el propio Administrador y varios particulares, algunos sin importancia, además de dos negros. También el capitán del Puerto se encuentra entre ellos, señalado como Gobernador Central comunista. (...) El número de presos políticos o sospechosos, continúa creciendo y algunos que habían sido puestos en libertad, poco después, por considerarlos inofensivos, fueron de nuevo capturados al hacerse nuevos registros en sus domicilios o por haber nuevas denuncias contra ellos». Y a esos... se sumarían los detenidos tras la caída de Bata.

La represión tomó diferentes formas, pero en lo que a muertes se refiere..., entre las de más fácil documentación se identifican la de Manuel Pérez Teira (Santa Isabel 1936) durante la prisión preventiva, la de Jaime Gay Compte (Las Palmas 1939) durante el cumplimiento de condena -o con motivo de su paso por ella como es el caso de Sebastián Nacarino Romero (Valencia 1943)- e incluso fusilamientos como los del practicante de Bata (Las Palmas 1937) y el del guardia civil Fulgencio Rosique (Granada 1936). Y en cuanto a la represión que sufrió la población local... es una tarea ímproba y por realizar.

Pero.... ¿hubo desaparecidos en el territorio ecuatorial?

Es complicado, ya que al monopolio de la información del franquismo se le suma el pacto de silencio de la transición, el cierre informativo tras la independencia de Guinea Ecuatorial... y el desapego institucional por los archivos de la saliente administración española por parte de la joven república.
De hecho, la crónica franquista nos habla vagamente de «el hombre del chiringuito», del que se informa que recibió un tiro en la pierna en la madrugada del 19 de septiembre de 1936, pero del que no hay constancia del nombre. Nos cuenta igualmente que un número indeterminado (los medios de la época hablaban de 17) de republicanos se ahogaron en el hundimiento del buque Fernando Poo, de entre los que sólo hemos rescatado el nombre del primer maquinista Eduardo Selma, y hay referencias a muertos anónimos en las escaramuzas de Bolondó y Kangañe o en el bombardeo a Bata... y una ambigua alusión a un barbero sin nombre de pila.

Pongamos tan sólo un ejemplo que surge analizando la información dispersa en este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel:

Mientras en la crónica franquista lo que predomina es la despersonalización y el anonimato de los republicanos, nos encontramos de pronto con el nombre del sargento Anastasio Núñez, ya que «cuando el propósito de rebelarse transcendió, se les incorporaron los elementos que habían conspirado con Avendaño y con los oficiales del crucero [Méndez Núñez], y entre ellos el cabo de la Guardia colonial Gregorio Aparicio, que logró la adhesión de casi todos los componentes de la Guardia, a excepción de unos pocos, como el sargento Anastasio Núñez».

Basilé, años 30. Al fondo se ve la antena de la radio salvada
por el cabo Aparicio en la madrugada de 19 de septiembre (fondo claretiano).

El sargento tiene, además, la imperdonable falta de ser uno de los públicos contribuyentes a la donación de las 10.353,65 pesetas para la República, conforme a la Gaceta de Madrid del 5 Noviembre 1936.

Cuenta La Guinea Española, que la actuación del cabo Aparicio en la madrugada del 19 era merecedora de una condecoración, ya que «fué un elemento decisivo habiéndose ganado de antemano todos los Guardias indígenas; se apoderó de la Radio de Basilé y al mismo tiempo aseguró el polvorín contra todo evento; fué uno de los que más de cerca siguió observando las manipulaciones tenebrosas del extinguido Frente Popular y porque conocía sus tramas fué quien con más calor y decisión se lanzó a la refriega; por eso aquella entidad lo tenía fichado. Siempre en pie para toda obra de verdadero patriotismo desbarató los planes subversivos del sargento Anastasio Núñez que deseaba hacerse con la guardia indígena para sus combinaciones con el Frente Popular entonces pujante».

De hecho, Anastasio Núñez es el único nombre de los detenidos en esa jornada que quedó recogido en las crónicas públicas.

Pero del sargento Núñez y su «locura furiosa» (sic), no se vuelve a saber nada: se carece de rastros de él en las fuentes accesibles como son los expedientes del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Santa Isabel, o en las causas que condujeron a la prisión de los 150 coloniales del campo de concentración de Gando, al igual que en las resoluciones de inhabilitación del gobierno de Burgos, en las esquelas o incluso en las resoluciones de reincorporación al ejercito republicano.

Recordemos que el 17 de octubre de 1936, el vicecónsul británico en Santa Isabel informaba del inicio de la corte marcial a los presos de Rio Muni y Fernando Poo, pese a que la previsión era que se remitieran a éstos a Canarias para ser juzgados: «parece que las sentencias también podrían resolverse aquí. Temo que se tomen medidas muy drásticas en muchos casos».

¿Qué fue del sargento Anastasio Núñez?

La respuesta probablemente esté en La Navaja de Ockham ecuatorial.

martes, 5 de enero de 2021

Los condenados a muerte de Fernando Poo

Razonaba Patricio Nbe en su viejo blog que «nunca se ha hablado entre los colonos de las ejecuciones de blancos peninsulares y españoles por parte de sus homónimos que parece ser que hubo en los primeros días de la guerra, ni siquiera de las batallas de la guerra civil en Guinea», y a su vez, Francisco Sánchez Ruano afirmaba en Islam y Guerra Civil Española: moros con Franco y con la República que tras la caída de Bata «los prisioneros españoles y guineanos que hicieron los canarios fueron fusilados en su mayoría».

Para el académico Max Liniger-Goumaz en su Diccionario Histórico de Guinea Ecuatorial,
 no habría duda: sí hubo ejecuciones tras el triunfo de los golpistas.

Están documentadas muertes extrañas como la del barbero Caparrós, ahogados en el hundimiento del Fernando Poo como el primer maquinista Eduardo Selma, detenidos de los que no se vuelve a saber como el sargento Anastasio Núñez, un accidental tiro en la pierna del dueño del chiringuito en la plaza España, y hay referencias a muertos anónimos en las escaramuzas de Bolondó y Kangañe o en el bombardeo a Bata.... y ante la duda, la lógica nos dice que apliquemos el principio de la Navaja de Ockham ecuatorial; Pero ¿hubo fusilamientos?, ¿cómo saberlo con el paso de los años y las limitaciones informativas propias del territorio?

La memoria histórica en la península ha recaído en gran parte en familiares y vecinos: 
En lo que a los europeos se refiere, la mayoría de los afectados en Guinea carecían de familia y los vecinos estaban comprometidos por un pacto de silencio. Y en cuanto a los ecuatoguineanos... ésa es una tarea ardua por hacer.


El nombre de Fulgencio Rosique Maya se encuentra entre
los 4.000 del muro de la memoria en el cementerio de Granada.

En cualquier caso, fusilados vinculados en algún momento con el territorio ecuatorial hay -lamentablemente- varios. En este paseo por la vieja Calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel, hemos recogido algunos de ellos, como el del antiguo gobernador Núñez de Prado en Navarra (-se cree- † 10.09.1936), la del guardia civil Fulgencio Rosique en Granada († 05.08.1936) o la del ex-subgobernador en Annobón Restituto Castilla en Madrid († 08.04.1940). 

Y hay mas... ¿pero con vinculación directa con el golpe de Estado en Santa Isabel y Bata? Alguno hay debidamente documentado que hacen creer que Patricio Nbe y Sánchez Ruano no están desencaminados:

Sí hay constancia, por ejemplo, del fusilamiento del practicante de Río Muni Luis González Peña en Las Palmas († 23.04.1937), al cual -cuatro años después- el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas le condenó a una multa de 5.000 pesetas el 3 de abril de 1940, posteriormente -años después del fusilamiento y multa- fue indultado. O el fusilamiento del abogado Rafael Masiello Guerrero († 02.04.1939) en Cuenca.

O de las cuatro sentencias de muerte por el delito de auxilio a la rebelión en la causa 537/36 a los civiles Generoso Rey García, Gregorio Álvarez Alonso, Vicente Moreno Cancho y Esteban Sánchez Navarro. 
Juan Medina Sanabria, resume en su trabajo Isleta, Puerto de la Luz: campos de concentración:
La Causa contó con el Juez Instructor Comandante de Artillería Antonio Lucena Gómez, y se instruyó para enjuiciar a los anteriormente citados, Directivos del Movimiento rebelde rojo F.P. y ejecutores de actos de violencia en la Guinea Continental, realizadores de incautación del armamento y municiones a los europeos, asaltos a mano armada, apoderándose de vehículos privados, detención de los Misioneros y Religiosas, disparando en la playa contra el buque "Ciudad de Mahón" y las lanchas de expedicionarios que intentaban desembarcar en Bata, etc.
El consejo de guerra se celebra el 3 Noviembre 1938, en el salón de actos del RIC-39, en La Isleta, donde se condena a muerte a cuatro de los implicados, siendo aprobada esta sentencia por el Capitán General Vicente Valderrama, con fecha 23 Noviembre 1938. Dada cuenta la sentencia al Cuartel General del Jefe del Estado, con fecha 3 Octubre 1939, la misma es conmutada por la inferior en grado, pasando las penas de muerte a la de reclusión perpetúa. 
La conmutación de la pena de muerte quedó en 30 años de prisión, la cual fue reducida paulatinamente, incluyéndoles en sucesivas resoluciones de libertad preventiva y reducción de pena en la década posterior. En cualquier caso, el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas igualmente les condenó a la pérdida total de bienes en la Colonia y al destierro de la misma. Y en el caso de Vicente Moreno, la inhabilitación.

Peor suerte tuvo el comerciante Jaime Gay Compte, incluido en la causa 521/36, para quien el fiscal solicitaba la petición de pena de muerte por el delito de rebelión. 
Resumía Francisco Sánchez Ruano:
Presidido por el coronel José de Roas Fernández, actuando como capitán jurídico Ángel Dolla y fiscal Ildefonso Salazar y del Hoyo, quien solicitó una pena de muerte (...). Empero la sentencia rebajaría notablemente estas peticiones (…). El principal beneficiado de la reducción, respecto a la petición fiscal sería el ingeniero Jaime Gay quien vio disminuida su grave situación. Sin embargo no le serviría mucho pues moriría pocos años después víctima de los malos tratos carcelarios.
Así, su pena quedó en 30 años de prisión, que no llegó a cumplir por fallecer durante el complimiento de la misma. Eso sí, cuenta con el habitual expediente de indulto una década después de su muerte en Las Palmas  († 16.04.1939).

Y hubo otros, como Manuel Pérez Teira, tripulante del Fernando Poo, fallecido en prisión preventiva en Santa Isabel († 01.12.1936) que no llegaron a ser juzgados, o como el brigada Sebastián Nacarino Romero que falleció en Valencia († 20.12.1943) tras su paso por prisión.
Y Nacarino, al igual que otros conciudadanos, cuenta con un expediente de indulto posterior a su muerte.

Pero ante la duda... repasa La Navaja de Ockham ecuatorial.