CB

Mostrando entradas con la etiqueta religión. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta religión. Mostrar todas las entradas

lunes, 3 de junio de 2024

La herencia del padre Juanola

¿Recuerdas al padre Juanola? Su tumba y monumento se encuentra en el viejo cementerio de San
Fernando, actual barrio de Ela Nguema.

La historiografía le atribuye haber retenido la isla de Annobón frente a las pretensiones anexionistas alemanas:

«La bandera nacional ondeaba bien visible en la isla, lo que no fue obstáculo para que produjera el incidente con el buque alemán Ciclope 2, que otorgó al padre Juanola una notable celebridad. A los pocos meses de la llegada de nuestros misioneros a la isla hizo su aparición en su playa dicho buque germano, cuyo comandante, sospechando que estaba abandonada, quiso usar a favor de su patria del derecho concedido por la Conferencia de Berlín, de que las potencias podían apoderarse de las tierras de nadie. Para efectuarlo hizo bajar a tierra a unos marineros de la dotación para que cortasen árboles, a fin de preparar mástiles en que poder izar la bandera de Alemania.
El padre Juanola, muy ajeno de sospechar las intenciones del comandante alemán, se dirigió al Ciclope en compañía del padre Vila, no sin antes enarbolar en la misión, como siempre que llegaba un barco, la bandera española». Ese gesto fue decisivo.

En el acta de defunción del Padre Juanola hay un escrito que dice, dirigiéndose al Comandante del Ciclope que pretendía ocupar la Isla de Annobón: «Si quiere ocupar esta Isla que es española, tendrá que pasar por encima de esta Bandera y después por encima de mi cuerpo».

Su monumento funerario resume su vida y obra en 4 mármoles ilegibles: «La colonia de la Guinea española agradecida a los beneficios recibidos del R. P. Joaquín Juanola Misionero del Corazón de María que permaneció en estas posesiones 27 años consecutivos hasta que falleció en la Paz del Señor 2 de Abril 1912 le dedica este monumento. Visitó antes que otro europeo los valles y residencia de Moka y trató con el Jefe superior de los bubis que se decía invisible, haciéndole reconocer la soberanía española. Defendió la Isla de Annobón contra ocupación extranjera enarbolando la bandera española y fué mediador entre el Gobierno y los pueblos de Bau, Rebola y otros. Escribió la primera Gramática Bubi. Poseyó numerosas lenguas y fué intérprete y consejero universal en estos Territorios.»


   


Precisamente, su gramática bubi es la que motiva esta parada en el paseo por la vieja calle 19 de septiembre de Santa Isabel. Se trata de un trabajo interesante para conocer más sobre la lengua bubi, tal vez sólo precedido por el limitado diccionario misional del padre Usera.

Recientemente, la Real Academia de la Lengua Española ha dejado accesible la consulta de sus fondos históricos digitalizados, y -entre otros- es posible acceder íntegramente al "Primer paso á la lengua bubí ó sea ensayo á una gramática de este idioma: seguido de tres apéndices. 1º Sobre el lenguaje bubí de Concepción, 2º Sobre el de San Carlos, 3º Sobre unas cuantas notas de sintáxis por el Rdo. P. Joaquín Juanola."





Puedes consultar el "pequeño diccionario de las voces más comunes y usuales del idioma" en el texto Memoria de la Isla de Fernando Poo por Jerónimo de M. Usera y Alarcón en el Ateneu Barcelonès.
Hay otra copia digital accesible en la Biblioteca Nacional.



Y la Gramática de la lengua bubi por Joaquín Juanola Rovira en los fondos digitalizados de la Real Academia de la Lengua Española.






Pero si quieres algo más actual (por lo menos, más cercano al siglo XXI), en el Fondo Digital de Guinea Ecuatorial de la Cooperación Española podrás acceder al Curso de lengua bubi por Justo Bolekia Boleka.



martes, 18 de abril de 2023

Roma versus Masonería

Hoy publica Jesús Colina en El Debate, África es el nuevo campo de batalla entre la masonería y la Iglesia católica:

Ante la expansión de la masonería en África, obispos de varios países del continente están multiplicando pronunciamientos y decisiones para mostrar de la manera más clara posible la incompatibilidad entre el catolicismo y la pertenencia a una logia. Algunos pastores incluso alertan ante los peligros de infiltración masónica en la misma Iglesia.
Uno de los últimos casos más sonados se ha vivido en Togo, donde monseñor Nicodème Anani Barrigah-Bénissan, arzobispo de Lomé, anunció en una carta, fechada el 13 de marzo, la imposibilidad para la Iglesia de celebrar los funerales de Ignace Anani Kokouvi Clomegah, conocido como el Gran Maestro de los masones del país, al tiempo que se consideraba como feligrés de la parroquia Cristo Resucitado de Hedzranawoé. (...) El episcopado togolés recuerda que «desde el 28 de abril de 1738, cuando el Papa Clemente XII condenó la masonería, la posición de la Iglesia no ha cambiado».

Pero esta es una historia que ya nos suena conocida en los paseos por la vieja calle 19 de septiembre de Santa Isabel:

En la dialéctica local, era tradicional que los claretianos señalaran como masones a los gobernadores con los que entraban en contradicción. Así, identificaban al gobernador José Barrasa Fernández de Castro como masón grado 33 (sic) por su empeño en crear la escuela pública en el territorio, «Barrasa se opuso a que las religiosas se estableciesen en Elobey y no permitió que hubiese más de tres en el colegio ya fundado de Corisco, añadiendo que, si de él dependiera, no habría ninguna. Para mayor sinceridad y lealtad a la masonería, sin permiso de la metrópoli, abrió una escuela laica…», al igual que lo hicieron también con José de la Puente Bassave, «rabiosamente sectario y con indudables pintas de masón», o incluso con Ángel Barrera y Luyando. 

Además de ser un socorrido recurso dialéctico, en el territorio ecuatorial sí hubo masonería (desde los primeros colonos británicos incluyendo a Sir Richard Burton, miembro de Hope Lodge n°337 de Karachi, o exploradores como Manuel Iradier y Bulfy, que fue francmasón y secretario de la logia Victoria n°134 de Vitoria). 

E incluso en Fernando Póo se contó con una logia local de origen hispánico... que fue perseguida por los ganadores de la guerra civil. Se trata de la Logia Fernandina (no confundir con las agrupaciones tradicionales de los criollos fernandinos) constituida en 1929. De hecho, Julian Arija -colono y periodista- señalará a los fernandinos como «protestantes y francmasones en gran mayoría, afiliados a logias inglesas», organizaciones locales en las que -según Gustau Nerín- «se hermanaban blancos y negros».

Bando publicado por el periódico claretiano 
La Guinea Española en noviembre de 1936.

En el caso de los masones, el ensañamiento fue doble, ya que no sólo se aplicaban las consabidas sanciones por la vía administrativa, civil y/o militar: los acusados de pertenecer a la masonería están expuestos tanto a las arbitrariedades del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas como a otro específico, el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, creado más tarde. No podría ser de otra forma, si incluso Franco -bajo el seudónimo de J. Boor- afirmaba en el artículo El gran secreto (1948), que «de origen masónico fueron todos los movimientos revolucionarios que en siglo y medio se suceden en nuestro territorio, y los de secesión de nuestros territorios de América, y masones los gobernantes y generales comprometidos en todas las traiciones que mutilaron nuestra Patria. Masón era Morayta y los que con él desde España alentaron la insurrección cubana, y masones los que en las Cortes, y a espaldas de aquel Ejército, los traicionaron para la renuncia y la rendición...».

Y en Sombreros de copa en Fernando Póo ya os contamos algunos casos. Así que no es tan novedosa esa fijación con los talleres africanos. 

Pero si de religión va el tema... no te pierdas:

viernes, 14 de abril de 2023

Primer aniversario

El artículo La II República, ¿o la llegada de un mesías para los olvidados territorios españoles del Golfo de Guinea? de José Luis Bibang Ondo Eyang relata cómo fue la adhesión del territorito ecuatorial a la II República:

Por la tarde del 14 de abril de 1931 se proclamó en España la República. Si no insólito (ya que se trataba de la II República), sí se trató de un hecho histórico que no dejó impasible a nadie. En la misma tarde, el presidente del Gobierno Provisional, Don Niceto Alcalá Zamora, envió un radiograma al gobierno colonial, resaltando el clima y el ambiente pacífico en que se habían desarrollado los hechos: «Presidente de la República a Gobernador de Guinea. -Tengo el honor de participar a V.E. que el gobierno de la República sin el menor incidente, con el aplauso entusiasta del pueblo y la cooperación leal y respetuosa del ejército, guardia civil y fuerza de orden público, se ha posesionado del poder en esta tarde sin choque alguno con el régimen a extinguir, antes bien previa cordial conferencia con el anterior ministro de Estado, que representaba a aquel [...]». Las autoridades coloniales, en tanto que funcionarios públicos, tenían pocas opciones ante el radio del gobierno metropolitano. O acataban el nuevo régimen o dimitían. Al día siguiente, a las 13:30 p.m., la Junta de Autoridades coloniales se reunió en una sesión extraordinaria en la que se adoptó un comunicado manifestando su adhesión al nuevo régimen en los siguientes términos: «Recibido radiograma V.E. nº 25. -Reunida la Junta de autoridades acordó unánimemente respetar y acatar el nuevo régimen, enviando a V.E. gobierno atento y respetuoso saludo y un ofrecimiento leal colaboración, felicitándole de que trascendental suceso se haya realizado sin luchas ni violencias, por acto legal voluntad popular». Dos días después, en una concentración pública organizada en la ciudad de Santa Isabel a tal efecto, Don Pedro Amilivia, entonces presidente del Consejo de Vecinos de la capital, leyó un escrito que concluía con las siguientes palabras: «Yo espero que así seguirá [refiriéndose al ambiente de paz en que se han desenvuelto los hechos en la metrópoli] hasta su completo término la evolución y recordando que el nuevo régimen tiene por bandera la libertad, es su culto la justicia y como norma los derechos del hombre, estudiará los problemas coloniales con todo cariño, con toda voluntad, cooperando todos para conseguir una colonia rica y espléndida, trozo de una patria espléndida y más rica» (...).

Además de las declaraciones de las altas autoridades, todos los Jefes de Servicios y oficiales debieron prestar “voluntariamente” una promesa de adhesión a la República. Se utilizó la fórmula siguiente: «Prometo por mi honor servir bien y fielmente a la República, obedecer sus leyes y defenderla con armas».

Sobre las reacciones, expectativas y contradicciones entre la población local merece la pena repasar el resto del artículo de Bibang.

Pero con respecto a la aparente tranquilidad y consenso entre los colonos, además del indicador de ausentarse el obispo de la colonia en la sesión extraordinario de la Junta de Autoridades Coloniales, de la que era miembro nato por su condición de presidente del Patronato de Indígenas, tan sólo una anécdota en el primer aniversario de la República:

Cuenta Tomás L. Pujadas en La Iglesia en la Guinea Ecuatorial, Fernando Poo que

El primer aniversario del advenimiento de la república coincidió con el día de viernes santo y naturalmente fue necesario celebrar una recepción oficial en el palacio del gobierno con su inevitable servicio de bocadillos anticlericales, es decir, de jamón en día de abstinencia.

Las señoras más detallistas, cayeron pronto en la cuenta y se contentaron con beber gaseosas u horchata. Los caballeros, más despistados o más cobardes religiosamente hablando, tomaron gentilmente su respetable bocadillo.

Pero he aquí que a un republicano de los presentes, seguro de la autoridad que le daba su antiguo reconocido republicanismo, se sacó del chaqué un carnet republicano con borla de oro y dijo con suficiente voz para que lo pudiesen oír todos los come-jamones: "En toda España sólo somos cuarenta los que tenemos esta clase de carnet, entre ellos Azaña; los republicanos de primera hora. Pues bien, sepan que yo guardo abstinencia sin que mis convicciones republicanas se resistan”. Bastó esto para que muchos de los que ya estaban mordisqueando el bocadillo lo echaran disimuladamente debajo de la mesa, para que se lo comieran los gatos, los cuales no estaban obligados a la ley de la abstinencia.

Aunque Pujadas se lía con las fechas, ya que el 1er aniversario no cayó en Viernes Santo... (ese año Viernes Santo fue un 25 de marzo, fue en el segundo aniversario en el que coincidió), en cualquier caso, tan sólo unos días antes del aniversario, La Guinea Española aleccionaba a los come-jamones publicando un fragmento de una canción popular:

Vengo a acusarme, mi Padre, 
De que he comido jamón
¿Será por tener la Bula?
No que fue con tenedor.

Días después del supuesto incidente, cerraría un extenso artículo con un lapidario «y cuando oigáis o leáis que la Misión Católica quiere acapararlo todo, Junta de Autoridades, Patronato, Consejo de Vecinos, etc, tened compasión y lástima de esos pobrecillos que no saben lo que hablan, ni entienden lo que escriben; de lo contrario tendríamos que llamarlos embusteros con el diccionario de la Academia Española».

Todo ello precedido por un debate entre El Defensor de Guinea y La Guinea Española tras la publicación por ésta última de una reflexión de cómo Managua quedó arrasada en 1931 por un terremoto como castigo divino por las políticas laicaizantes, especialmente en el ámbito educativo.

En cualquier caso, sirva la anécdota como ejemplo de cómo la tranquilidad ecuatorial era sólo aparente, y había un soterrado pulso. También lo visibiliza José Luis Vila-San Juan en El curioso alzamiento en Guinea, cuando años más tarde se encontraría «la población, al decir de las izquierdas, dividida en laicos y clericales, es decir, los pertenecientes al Frente Popular y los "terratenientes del Casino"».

Y... ¿quién sería ese republicano de primera hora? Dos históricos del republicanismo hubo en el territorio ecuatorial que participaron en la sublevación de Jaca: Rafael Rodríguez Delgado, primer presidente del Frente Popular en Fernando Póo, y Guillermo Cabanellas, Secretario del Gobierno General de los Territorios Españoles del Golfo de Guinea. 

Tal vez hubo incluso un tercero; el capitán de corbeta Servando Marenco, responsable de la sublevación en Lérida y amigo personal de Fermin Galán, participó en la operación postmaster en el puerto de Santa Isabel durante la II Guerra Mundial. Pero esa es otra historia. 

Por fechas... y por capacidad de generar esa reacción dentro de un acto en palacio, probablemente fue Guillermo Cabanellas.


Fiesta republicana en Río Benito (1934):
«La colonia española en Río Benito (Guinea española)
festejó el aniversario de la proclamación de la República
que simboliza la niña María Luisa Domínguez,
a quién rodean en la foto varios indígenas».

domingo, 9 de abril de 2023

¿Hace una ronda de procesiones?

Es curioso: nuestra reciente publicación en redes sociales ha generado múltiples reacciones, pese a su sencillez.. Incluyendo preguntas del tipo de «No se hacen procesiones ya en G.E.? Creía que si. La población es católica». 

Una lógica que suena un poco al comentario de Estaban Bilbao y Eguía aleccionado a los procuradores en Cortes«Luego les explicó la fórmula de juramento, el cual no tendrá para ellos ninguna variación, puesto que todos son católicos,… ».

Así, que ¿hace una serie de fotografías de procesiones obtenidas en las galerías de 'Crónicas de la Guinea Ecuatorial' antes de que colapsara?



Procesión de la Virgen del Pilar en Zaragoza (Sampaka) 1944.

Santa Isabel (Guinea Ecuatorial): (sin fecha, década de los 60). Fieles durante la procesión del Domingo de Ramos, se dirigen a la Catedral de Santa Isabel.

Procesión del Cº de María por las calles de Santa Isabel


Procesión en la festividad de la Inmaculada Concepción de 1936, frente a la catedral de Santa Isabel. El paso con la imagen está escoltado por falangistas uniformados con la camisa azul mahón de rigor, pantalón blanco, zapatos negros, correaje y fusil con bayoneta.

Procesión, al fondo la iglesia de metal que sustituyó temporalmente la jesuítica de San José (quemada en 1888), hasta la construcción de la actual catedral de Santa Isabel de Hungría.

Y si de religión va el tema... no te pierdas:

lunes, 25 de julio de 2022

El cura Galeote

Recreación del asesinato del
obispo Martínez Izquierdo.
¿Recordáis el asesinato del gobernador Sostoa a manos de Restituto Castilla?

Es una historia vieja, pero no fue el primer magnicidio vinculado al territorio ecuatorial.

Os rescatamos la historia del cura Galeote, que fue sacerdote castrense en Fernando Poo, y el asesinato del obispo Martínez Izquierdo, primer obispo de la diócesis de Madrid-Alcalá:
El presbítero Cayetano Galeote Castillo, por motivos que iremos viendo y estudiando, el día 18 de abril de 1886, Domingo de Ramos y cuando entraba en la Iglesia Catedral de San Isidro de Madrid, para celebrar la misa solemne, se dirigió a él con el templo abarrotado de fieles y le disparó tres tiros de revólver a quemarropa por la espalda, exclamando: "¡Ya estoy vengado!". Seguidamente trató de suicidarse disparándose con la misma arma, lo que pudieron impedir los que le rodeaban entregándole a los inspectores de policía que le llevaron a la Prevención de la Calle de Juanelo, teniéndole que arrancar de las manos del público que le quería linchar.
Dos médicos que se encontraban en la iglesia dieron una primera asistencia a Monseñor Martinez Izquierdo para después ser revisado por los Dres. Creus, Cárceles, Bueno y Moreno Pozo que le practicaron la primera cura.
Según observaron estos facultativos "el Obispo presentaba una herida en el hipocondrio derecho, habiendo atravesado la bala el borde inferior del hígado, lesionando o produciendo conmoción en la médula, a juzgar por las falta de movimiento de los miembros inferiores y carencia en ellas de sensibilidad. La falta de paralelismo de los bordes del trayecto de la herida hizo infructuosa la exploración con el estilete, ignorándose realmente la implantación y hasta la dirección del proyectil.
"Además, presentaba otra herida en el muslo derecho, entrando el proyectil por la aparte posterior, siguiendo la dirección de abajo arriba y de atrás adelante, quedando implantado en la parte anterior del muslo, el cual se extrajo haciéndole una incisión de 4 cm de longitud por un centímetro de profundidad.
"En el brazo derecho presentaba una contusión. No perdió el conocimiento en ningún momento ni exhaló una sola queja durante las operaciones que sufrió."
El canario Benito Pérez Galdós le dedicó una serie de artículos recopilados en el libro "El crimen de la calle Fuencarral. El crimen del cura Galeote". Éste, tras visitarle dirá de él que «Galeote parece una fiera enjaulada, balanceándose con un movimiento semejante al de los cuadrúpedos aprisionados».

Pero ¿quién era el cura Galeote?

Su historia está documentada por el de Museo de Antropología Médico-Forense Paleopatología y Criminalística en el portal del panameño Instituto Conmemorativo Gorgas, entre los artículos dedicados a la temática del magnicidio:
El cura Galeote en el manicomio de Leganés
(Heraldo de Madrid, 15/2/1912).
Era natural de Vélez Málaga, provincia de Málaga, donde vivían sus padres con otros seis hijos. Cuando cometió el atentado contra el Obispo, Monseñor Izquierdo, tenía 47 años, era delgado, alto de color cetrino. Ya desde niño tuvo un carácter irascible, quizás procedente de un defecto físico que tenía. Era sordo por haber padecido otitis bilateral que en aquellos tiempos no podía ser debidamente tratada y le dejó con una audición muy escasa. A pesar de todo, terminó su carrera sacerdotal, siendo destinado a Madrid donde estuvo en diversas iglesias. Marchó luego a Puerto Rico donde vivió cinco años. También fue cura castrense en Fernando Poo.
El año 1880 regresó a Madrid en compañía de su ama, Doña Tránsito Durda y Cortés de 33 años, natural de Marbella a la que llamaba "sobrina" y con la que vivía amancebado.
Desde 1884 Galeote estuvo adscrito a la Iglesia de la Encarnación con un sueldo de 2.50 pts por decir misa.. En 1881 pasó a la capilla de los Irlandeses con 3 pts de sueldo y más tarde a la capilla del Cristo de la Salud donde cobraba 18 reales diarios. Los frecuentes cambios de Parroquia se debían a dos motivos: quería ganar más y chocaba por su carácter con sus colegas. En cierta ocasión encontrándose en una barbería, como alguien intentó llevarle la contraria en lo que se comentaba le quiso tirar por la ventana.
Desde 1880 a 1884 su domicilio fue cambiando desde la calle de La Abada, calle del Reloj, calle Mayor y por último en el Arco del Triunfo nº 61, siempre acompañado de su "sobrina", que era quien figuraba como la inquilina y el huésped o pupilo era el Cura Galeote. Por motivos de su genio, se dejó crecer la barba y el pelo enmarañados hasta el día que cometió el atentado en que se afeitó.
El Progreso de Santa Cruz de Tenerife, 7/06/1906
El Obispo de Madrid-Alcalá D. Narciso Martínez Izquierdo, primer Obispo de Madrid-Alcalá había nacido en Rueda, partido de Molina de Aragón, diócesis de Sigüenza el 129 de octubre de 1831, muriendo en Madrid el 19 de abril de 1886. Fueron sus padres D. Andrés Domingo Martínez Vallejo y Doña Angela Izquierdo, modestos labradores. Estudió en el Colegio de Molina de Aragón y luego en el Seminario Conciliar de Sigüenza y más tarde en la Universidad de Madrid hasta alcanzar el grado de Doctor en Teología. Siendo estudiante aún, desempeñó en Sigüenza una Cátedra de Lengua griega y más tarde fue Catedrático de Religión y encargado de las Biblioteca de Sigüenza.
El 1º de abril de 1857 fue ordenado de Presbítero y en 1864 obtuvo por oposición una Canonjía Penitenciaria en la Catedral de Sigüenza. Más tarde hizo oposiciones a la Canonjía Magistral de la Metropolitana de Granada siendo nombrado Arcediano desempeñando interinamente la Secretaría del Arzobispado de Granada, encargándole el Arzobispo la dirección del Seminario Central de la Diócesis y luego el Arcedianato de la Catedral.
En 1871 fue elegido Diputado por la primera vez por el Distrito de Molina de Aragón, tomando asiento en las Cortes durante el periodo revolucionario, figurando en el grupo de los carlistas.
Reelegido en las Cortes de 1873, siendo Castelar Presidente de la República, le propuso para Obispo de Salamanca, siendo preconizado el 2 de enero de 1874, y consagrado pocos días después el 31 de enero en la Iglesia de la Encarnación. El 21 de febrero tomó posesión de su Obispado y en 1876 fue elegido Senador por la provincia de Guadalajara, participando activamente en el Proyecto de la Constitución de 1876.
La provincia eclesiástica de Valladolid le eligió de nuevo en 1881, combatiendo la Ley del Matrimonio Civil, retirándose como protesta del Senado después de haber pronunciado un excelente discurso. Fue un gran orador, aunque la política no le agradó nunca. Protegió a las Ordenes religiosas de su diócesis, implantando la disciplina eclesiástica que estaba muy relajada, y restauró los edificios religiosos como la catedral y el Seminario.
La implantación de la disciplina eclesiástica le acarreó muchos enemigos. Fueron tales sus méritos y su carácter y virtudes que fue propuesto para la nueva diócesis sufragánea de Madrid-Alcalá, donde implantó en el clero una fuerte disciplina.
Cuando la epidemia de cólera de 1885 hizo una excelente labor visitando y ayudando a los enfermos coléricos de las barriadas más pobres y ayudándoles económicamente.
Y el día 18 de abril de 1886, festividad del Domingo de Ramos, cuando subía las escaleras de la Catedral de San Isidro, recibía la muerte en forma de tres disparos hechos por la espalda de manos del Cura Galeote.
El asesino tuvo que ser aislado porque el pueblo quería hacer un escarmiento en él. Fue trasladado a la Cárcel Modelo donde ocupó la celda nº 11. Desde el principio se negó a comer y beber, tomando sólo tazas de café, lo que le produjo una mayor agitación.
El Juzgado se presentó en la casa donde habitaba Galeote donde hizo un minucioso registro en el que colaboró el ama Doña Tránsito con las autoridades. Doña Tránsito Durdal y Cortés era una mujer de buen aspecto, de 36 años, alta, ligeramente gruesa, ojos grandes, negros como el pelo, labios gruesos y abultados. La casa estaba alquilada a su nombre, pequeña y pobremente amueblada. Doña Tránsito se sobresaltó cuando el Juzgado se incautó de un retrato de ella que figuraba en un álbum al lado de otro del presbítero.
El Obispo no había muerto, pero estaba ya en su casa donde empeoraba por momentos. Había recibido las condolencias del Gobierno, Ministros, altos funcionarios y un enviado de la propia Reina. Viendo su muerte cercana pidió a su confesor que le escuchara en confesión. Perdonó a su asesino de todo corazón. El Nuncio le envió la bendición de S.S. el Papa y a su lado permanecía el Cardenal Arzobispo de Sevilla. Cuando llegaba el Nuncio para darle la bendición papal, expiró dulcemente al tiempo que el Cura de Sta. Cruz rezaba las últimas preces. Así fallecía al día siguiente del atentado, el 19 de abril de 1886.
El Proceso (Puede verse en la Gaceta de Juzgados y Tribunales)
El Fiscal D. Luis Lamas Vázquez Varela, presentó dos cartas que el cura Galeote había dirigido al periódico El Progreso en las que manifestaba su sincero arrepentimiento por el mal que había hecho. El Abogado defensor presentó un testigo que había conocido a Galeote en Puerto Rico y que aseguró "que había presenciado en Galeote accesos de locura positiva, real y manifiesta".
Galeote pidió que se le permitiera permanecer cerca del Relator durante la lectura del proceso porque era bastante sordo. El Fiscal presentó una serie de cartas dirigidas por Galeote al Obispo y a D. Nicolás Vizcaíno, Rector de la Congregación de la Capilla del Cristo de la Salud, a la prensa y a algunos Ministros. En ellas reclamaba que el Rector P. Vizcaíno comenzó a manifestar por él cierta frialdad y no le saludaba. Y un día le dijo que podía marcharse, lo que el reo consideró una injusticia y una ofensa a su honor. Reclamó al Obispo y éste no le hizo mucho caso. Pensó entonces disparar contra el P. Vizcaíno, pero al considerar que el Obispo no le había tratado como le correspondía, decidió disparar contra él.
Al preguntarle el Fiscal dónde había conseguido aquel revólver, contestó que en Puerto Rico donde se lo había comprado a un amigo que se encontraba necesitado.
Después de la lectura del Sumario, el Fiscal formuló su escrito de calificación que resumimos:
"Los hechos que se han relatado constituyen los delitos de asesinato y atentado. El acusado ha tenido en estos hechos la participación de autor. Concurriendo la circunstancia calificativa de alevosía y la agravante genérica de premeditación, sin ninguna atenuante ni menos eximente. Por tanto, el procesado D. Cayetano Galeote ha incurrido en la pena de muerte".
El Interrogatorio del procesado
"D. Cayetano Galeote Cotilla, de 47 años de edad, célibe, nacido en Vélez Málaga, provincia de Málaga, con domicilio en unas casa de huéspedes en Mayor nº 61. Hacía seis años y medio que vivía en Madrid. La dueña de la casa donde vivía se llamaba Doña Tránsito Durda y Cortés, a quien conoció en Málaga y se vino aquí por no poder ganarse la vida. "Yo la conocí y me convenía vivir en casa de ella porque me asistía muy bien".
"Cuando llegué a Madrid, dice Galeote, empecé a decir misa en la Capilla del Santísimo Cristo de San Ginés. Allí me daban dos pesetas por cada misa, como a todos los sacerdotes forasteros y transeúntes. Así estuve cuatro años. Estaban conmigo muy contentos y satisfechos, no solamente porque cumplía con exactitud, sino porque me tenían siempre dispuesto a asistencias gratis. De esta manera vivía bien, porque estaba libre e independiente. El P. Vizcaíno era el Rector con quien me llevaba bien, incluso me prestó 50 duros para socorrer a mi familia cuando hubo un terremoto. Luego hubo varios incidentes cuando me quitaron la misa. Aquello fue una bofetada para mí. Ví mi honra y dignidad hollada porque no se me daban explicaciones sobre mi separación. Yo le pedí una orden por escrito para quejarme a mi Prelado. Fui a ver al Señor Obispo explicándole que tenían el propósito de echarme de la Capilla. Advertí que diría misa en el Altar Mayor o promovería un escándalo.
"Tuve la idea de darle un tiro al P. Vizcaíno. Pero como el Obispo no me hizo caso, le hice responsable a él, así que me fui del Norte con mi revólver a ver si pasaba el coche en que iba el Obispo. Pero no le encontré. Llegó el Domingo de Ramos y me fui a la Catedral. Llegó el Obispo, me apoyé en una columna, aparté a la gente, saqué el revólver y sin apuntar, pin...pin...pin, le disparé por la espalda. Luego me quise matar con el mismo revólver, pero me cogieron por los brazos y me llevaron a la cárcel."
Insistió el Fiscal y le preguntó: "¿Por qué ha matado Usted al Obispo, cuando el resentimiento era contra el P. Vizcaíno?"
A lo que contestó Galeote: "Porque ya el Sr. Vizcaíno no tenía nada que ver ni era responsable de nada. El responsable era el superior, porque en sus manos estaba el asunto de mi honra... Me trató como a un perro...Yo quería ser atendido".
Preguntó el Fiscal si había tenido remordimientos. Galeote contestó: "No, no he tenido remordimientos". Esa misma pregunta le hizo el abogado defensor D. Rafael Villar y Rivas, y le contestó: "Cuando divisé el coche, como arrastrado por una fuerza irresistible, me abrí paso, llegué hasta el Obispo y disparé sobre él maquinalmente dos o tres veces sin advertir lo que pasó después".
Intervención de los médicos forenses
Los médicos forenses que hicieron la autopsia del Obispo fueron el Dr. Gregorio Sáez Domingo, el Dr. Bibiano Escribano y el Dr. Joaquín Sicilia que presentaron el siguiente informe:
Después comparecieron los Drs. D. León Corral y Maestre, D. Manuel Fernández Cárceles, D. Francisco Blanco y D. Adolfo Moreno Pozo.
El Dr. Corral dijo que se hallaba ándose cerca de la Iglesia de San Isidro cuando se oyeron los tiros. Le dijeron que estaba herido el Obispo, al cual atendió como médico auxiliándole en los primeros momentos hasta que llegó el Dr. Moreno Pozo a quien como médico de la casa, cedió el puesto.
El Dr. Corral consideró que la herida parecía grave, pero no mortal de necesidad. Las otras heridas parecían graves, la que afectó a la médula también era grave. Había producido una paraplejia. Hubo hemorragia interna que no se pudo detener en aquel momento.
Luego hubo una discusión entre los médicos sobre el tratamiento que siguió.
Seguidamente intervino otro testigo, el perito armero Leoncio del Caño que confirmó que el revólver que se le presentaba era el mismo que él había estudiado. Tenía tres balas cargadas y tres descargadas.
En relación con la distancia a que fue descargado calcula que fue a bocajarro por el agujero que tenía en la capa pluvial, por ser ésta de seda, cuya tela opone resistencia. Por lo de más el revólver podía alcanzar lo mismo a diez o doce metros.
Siguen otros testigos; D. Manuel López Oliva que presenció el suceso declarando que fueron tres tiros y que el Obispo estaba en la escalera. El policía urbano Mariano Miguel que ayudó a detener a Galeote y que evitó que la multitud le linchara. Le ayudó Julián Hernández, otro guardia de Orden Público que iba detrás del Obispo sirviéndole de custodia.
El Secretario del Obispo declara que estaba en la puerta con la Comisión del Cabildo para recibir al Prelado. Oyó los disparos, vió al Obispo tambalearse. Corrió en su ayuda, pero ya había personas que le estaban cuidando. Conoció a Galeote por haber conversado con él en el Obispado. Galeote fué por el tema que había hablado con el Obispo sobre su entrada en la Capilla del Santísimo Cristo de la Salud. Parece que el Sr. Vizcaíno no quería admitirlo en la capilla. Había hablado con Vizcaíno interesándose por Galeote y éste le dijo que no convenía por su carácter. Como llevaba muy poco tiempo de Secretario, no pudo conocer muy bien el problema de Galeote. El carácter de Galeote había sido ya observado por otras personas y todos coincidían en que era violento. Había oído a algunas personas que Galeote estaba loco. Galeote le había dicho que sólo servía para Sacristán. También había escrito algunas cartas amenazadoras al Obispo. Siempre tenía palabras de conmiseración para él. Cree el Sr. Almaraz que Galeote no está cuerdo al actuar como lo hizo.
Otro testigo, D. Enrique Perchín auxilió al Obispo. No puede añadir más. La declaración del P. Gabino Sánchez, Confesor del Obispo, hombre de 77 años, pequeño de estatura, con barba blanca, despertó muchas simpatías. Dijo que le apenaba mucho la muerte del Obispo pero también ver a un sacerdote en el banquillo de los acusados. Ignora si Galeote ha padecido accesos de locura. El había hecho gestiones a favor del acusado para que lo repusieran en la Capilla del Santísimo Cristo de la Salud. Recibió de él una carta pidiéndole colocación. Termina diciendo que si Galeote se hubiese dirigido al Obispo de otra manera, le habría atendido.
Declara el Presbítero D. Francisco Hernando Bocos y dice que conocía a Galeote por haberle ofrecido un trabajo en la Iglesia de Cuatro Caminos, pero lo rechazó porque era sordo. Tenía un carácter fuerte y el Obispo ya se lo había advertido diciéndole que tratase de "encauzarlo".
Declaran varios Presbíteros y todos coinciden en que Galeote era "nervioso" e "irritable".
D. Jaime Agustí que le había conocido en Puerto Rico y que le había visto en Madrid con barba le había recomendado que se la quitara. Le recomendó al Obispo pero éste le dijo que estaba loco, no eras bueno para decir misa.
Después declaró el P. Vizcaíno, clérigo joven de 34 años, Rector de la Capilla del Cristo de la Salud en la Plaza de Antón Martín, junto a la Iglesia de San Juan de Dios. Dice que le había admitido en marzo de 1884 para decir misa. Lo hacía puntualmente. Un buen día recibió una carta en la que le decía que estaba enojado con él y que no iría al día siguiente. Llamó a otro cura. Y se presentó Galeote y le dijo diciéndole de muy malos modos que él iba a decir la misa. Le dijo que se marchase y se puso hecho una fiera, diciéndole palabras ofensivas. La Congregación decidió que Galeote no recibiese estipendios. Resumiendo, dice el P. Vizcaíno que la conducta de Galeote es anómala y sus repetidas amenazas le hacían peligroso.
Cuando declaró Doña Tránsito hubo un fuerte murmullo en la sala. Declaró que vino a Madrid concertando con Galeote que sería su pupilo y pagaría él los gastos. Confirma que tenía mal carácter y era sordo por lo que ella tenía que traducirle cuando alguien venía. Confirmó que se ofendió por lo que le hizo Vizcaíno. Cuando estaba arrebatado, ella procuraba calmarle. A veces le parecía que estaba loco. A la pregunta del Fiscal de qué hacía para calmarle, contestó: "Le calmaba dándole lo que él deseaba" (El público estalló en risas estrepitosas, lo que obligó al Presidente D. Juan Manuel Romero a dar un fuerte campanillazo). El propio Galeote le dijo varias veces que "estaba loco". Se enteró de la muerte del Obispo cuando esperándole para almorzar, se presentó un guardia que venía de la Cárcel Modelo a la que había sido llevado Galeote y le dijo que quería que fuese. Había estado muy nervioso durante varios días, llorando y entrando y saliendo de casa. Cuando el guardia le dijo que había matado al Obispo no loe podía creer.
Mientras tanto, Galeote en el banquillo de los acusados había interrumpido tantas veces al Fiscal, y a los testigos que el Presidente del Tribunal le había llamado la atención repetidas veces amenazándole con hacerle salir de la sala. Al oír esto, exclamó con voz fuerte: ""¡Protesto, protesto, no me dejan hablar, yo quiero contender con ellos. Esto no me gusta. Esto es una pantomima!". Mientras declaraba Doña Tránsito, el Cura Galeote se volvió a los periodistas y les dijo: "¿"Qué tal pico tiene Doña Tránsito, eh?".
El Sr. Malagarriga, Redactor Jefe de "El Progreso" afirmó que de sus conversaciones con Galeote dedujo que estaba Loco.
El Sr. D. Antonio María de Prida, Magistrado del Supremo y Presidente de la Congregación del Santo Cristo de la Salud, señaló que los motivos de disgusto entre el cura Galeote y el P. Vizcaíno es que éste no le había saludado en varias ocasiones.
Al escuchar la lectura de alguna de las 24 cartas que se presentaron como pruebas en las que se mencionaba a su padre prorrumpía en sollozos gritando: "¡Señor Presidente, Sr. Presidente!, ¡Justicia, Justicia! ¡Pobre padre mío!". El Presidente trató de tranquilizarle.
Entre los testigos que presentó la Defensa, uno de ellos fue José María Palacios, presbítero y condiscípulo de Galeote señaló que desde niño Galeote tenía un carácter muy raro y cierta incoherencia en sus facultades mentales. Tuvo un hermano que enloqueció y murió loco y una hermana también loca.
D. Salvador Padilla de Vélez Málaga declara que varios sacerdotes compañeros de Galeote, le dijeron que estaba "chiflado".
D. Eduardo Moreno, Comandante de la Guardia Civil, nacido en Vélez Málaga, conocía a Galeote hacía muchos años, aunque también hace muchos años que no le ve. Unos sacerdotes compañeros de él le dijeron que se había dejado la barba, andaba de paisano y tenía alterada la razón. Tenía dos hermanas con la razón perturbada.
Declaró la hermana de Galeote Doña Ana Galeote Cotilla, que iba de riguroso luto, y al ver a su hermano intentó abrazarle, pero éste la rechazó diciendo: "¡Quita! ¡Quita!". Para que el reo no pudiera oir su declaración, se acercó al estrado. Dijo que su hermano tuvo siempre mal carácter, se irritaba por cualquier contrariedad. Sin embargo, todos los ahorros que trajo de Puerto Rico que fueron 40.000 reales los repartió entre la familia quedándose sin nada para él. En la familia un hermano había muerto demente. El mayor estaba loco y había varios epilépticos en la familia. Fue ella quien aconsejó a Doña Tránsito acompañar a su hermano a Madrid para cuidarle habiendo quedado huérfana y sin familia. Sufrió un síncope emocionada Doña Ana. Al verlo Galeote, exclamó: "¡Ahora sí que mataba yo aunque fueran 14 Obispos!".
Comparece otro hermano de Galeote vestido de Guardia Civil. Declaró que un hermano suyo murió loco y otros dos hermanos y hermana están medio locos. Su hermano el cura siempre tuvo carácter brusco, sobre todo desde que padeció unos "derrames de sangre". Doña Ana había dicho que arrojó sangre por la boca.
Fue llamado como testigo D. José Navarrete, médico residente en Vélez Málaga que había enviado al periódico "El Progreso" un comunicado sobre la salud del Cura Galeote y las influencias que las enfermedades habían podido tener en la alteración de sus facultades mentales.
D. José García, Capitán de Caballería, cuyo uniforme viste, declara que conoce a Galeote desde la infancia. Que cuando regresó de América dio todo su dinero a la familia. Su hermano Gabriel estaba loco y Daniel murió demente. Un individuo de la familia por parte de madre está en estado de "idiotismo" y le llaman "El tonto Cotilla".
Reanudada la sesión el 4 de octubre de 1886, Galeote abandonó precipitadamente su asiento y con un papel en la mano exclamó con fuerte voz: "¡Protesto contra todo!" y seguidamente dio copia a todos los periodistas de su protesta. En ella exponía su deseo de aclarar muchas cosas, de carearse con los testigos y dejarle hablar para explicarlo todo.
El Presidente le ordenó que se calmase y se sentase.
A continuación presentaron sus informes los médicos psiquiatras, el primero fue el Dr. Luis Simarro Lacabra. Tenía una gran experiencia en este tipo de informes primero por ser Jefe Facultativo del Manicomio de
Leganés y después por su práctica ya que había intervenido en numerosos
Juicios estudiando a criminales o presuntos criminales. Había estudiado en París con el gran psiquiatra y neurólogo Charcot. Sus informes médico-legales eran verdaderas piezas extraordinarias no sólo por la profundidad de sus conocimientos sino por la meticulosidad de sus estudios. Aquí tenemos una muestra de lo que era capaz de hacer, en este caso sobre la mente del Cura Galeote. Es una auténtica joya de la Psiquiatría Forense.
Seguidamente presentó su informe el Dr. Escuder que tiene un gran interés antropológico, siguiendo las directrices de aquella época. Y a continuación el informe del Dr. Vera, otro de los psiquiatras que estudiaron el caso Galeote.
A continuación declararon dos peritos forenses, el Dr. Lozano Caparrós que no estuvo de acuerdo con los psiquiatras afirmando que Galeote era un apasionado, pero no un loco. Por su parte el otro perito forense, Dr. Bustamante, que era uno de los forenses más reputados de Madrid durante aquel tiempo, basándose en los signos somáticos y psíquicos dijo que Galeote era "un candidato a la locura", pero dijo a continuación que Galeote "dejó de ser candidato, porque reúne todas los elementos necesarios para dar credencial de loco Pueden figurar entre los que padecen delirio persecutorio y sufre una paranoia primitiva persecutoria que generalmente dan ocasión a los crímenes más horrendos".
El Fiscal, no obstante la exposición de los peritos psiquiatras consideró que Galeote "era responsable". Terminó su discurso diciendo que "calificaba los hechos como constitutivos de asesinato y atentado a la autoridad, con la cualificación de alevosía y la agravante de premeditación solicitando se le impusiera la pena de muerte".
La defensa que hizo Galeote de sí mismo fue algo inenarrable, lloró, rabió, se le salían los ojos de las órbitas, amenazó a todos, en su furia insana se mordía los puños, retorcía sus manos...
El Juez, después de escuchar al Abogado Defensor quien expuso que Galeote era un demente, anunció que estaba listo para sentencia.
La sentencia fue pronunciada el 9 de octubre de 1886: "Pena de muerte". La Sala Segunda del Tribunal Supremo ratificó esta sentencia con fecha de diciembre de 1887 y declaró no haber lugar al recurso de casación.
A pesar de todo fue tal el revuelo que se organizó por la Prensa que se solicitó a la Real Academia de Medicina un nuevo informe que emitió esta Ilustre Corporación el 3 de diciembre de 1887.
Como consecuencia de este informe, Galeote fue declarado loco e ingresado en el Manicomio de Leganés, después de dos años de numerosos incidentes.
Galeote ingresó por lo tanto en el Manicomio de Leganés el 15 de marzo de 1888 y falleció en dicho Manicomio el 3 de abril de 1922. El Certificado de Defunción llevaba como diagnóstico: "Consunción orgánica".
Falta en esta crónica la anécdota de su fuga en 1898, descolgándose por una ventana de manicomio
de Carabanchel, y su posterior detención en la estación del Mediodía, en donde «Galeote habla hecho comprar otro billete de segunda clase para Alicante. Su propósito era dirigirse desde dicha capital a Cartagena, donde debía embarcarse para Orán».
En cualquier caso, este cura castrense de Fernando Poo ha  pasado a la historia como el primer condenado en España a quien conmutaron la pena de muerte por reclusión a perpetuidad en un manicomio. Concluirá Benito Pérez Galdos, que «tenemos pues, a Galeote sometido, no a una corrección penitenciaria, sino a un tratamiento médico. Supongamos que este es tan hábil que el enfermo cura. Pues bien; restablecido Galeote de la enfermedad que le impulsó a dar muerte al obispo, no hay ley ninguna que le pueda retener en la clausura del manicomio (...). A esta serie de consideraciones hipotéticas se contesta que Galeote debe ser encerrado en un manicomio a perpetuidad; pero no hay manicomios penitenciarios. La justicia moderna, aliada con la frenopatía, debe empezar por crearlos. Y si los crea, ¿no es absurdo que se tenga encarcelado a un hombre después de haber recobrado la razón? Si se sostiene la necesidad de los manicomios penales, se reconoce que hubo responsabilidad en el loco que cometió un crimen, pues de otro modo no sería justa la reclusión perpetua».

Sobre el asunto del otro magnicidio vinculado con el territorio ecuatorial, le hemos dedicado anteriormente un par de entradas en este paseo por la vieja calle 19 de septiembre de Santa Isabel:
Y sobre el cura Galeote, ya teníamos una anotación previa en Sombreros de copa en Fernando Poo.

martes, 10 de noviembre de 2020

Un català d’Urgell venerat a Malabo

¿Recordáis la entrada El santoral ecuatoguineano? y ¿La nostra Guinea?

Pues nos acabamos de tropezar con un viejo artículo que os compartimos:

Un català d’Urgell venerat a Malabo

La historia de Guinea Ecuatorial está muy marcada por la labor de los claretianos, la congregación fundada por el catalán San Antonio María Claret, que con su labor evangelizadora hicieron un gran bien a aquellos pueblos hermanos. El año 1883 llegaba a Guinea la primera expedición de 12 Misioneros Claretianos. A esta primera expedición seguirían otras, sin interrupción, de tal suerte que en poco más de 2 años se encontraban trabajando incansablemente en aquellos territorios un total de 64 claretianos y habían fundado 8 misiones: 4 en la isla de Fernando Poo, la actual Bioko, una en la isla de Annobón, otra en la de Corisco, una en la isla de “Elobey Chico” y la octava en la zona continental de “Cabo San Juan”. Con la fundación de una misión se fundaba siempre un colegio.



El padre Armengol Coll fue el primer obispo de la orden de los claretianos, y una de las figuras claves en los primeros años de historia de Guinea Ecuatorial. Nacido en Ibars de Urgel en 1859, llegó a Malabo (entonces Santa Isabel), en el año 1890. Durante su larga estancia allí recorrió todas las islas, así como la zona continental; se relacionó con todas las etnias del país y aprendió sus distintas lenguas y culturas. En 1909 dio un paso trascendente con la creación de un instituto religioso femenino, que fue además la primera congregación religiosa autóctona africana, y que llevaría el nombre original de “Auxiliares de las Misiones”, hoy “Misioneras de María Inmaculada”. Más tarde, en 1914, fundó en Riaba el primer seminario para la formación de clero indígena.

No es de extrañar que los restos del obispo Armengol Coll -el Padre Grande de Guinea- reposen en la Catedral de Malabo, donde son venerados por los fieles ecuatoguineanos, agradecidos por el inmenso bien recibido de este hijo de la comarca de Urgell. (...)






viernes, 17 de abril de 2020

Patrimonio en cuarentena

¿Recordáis el artículo Patrimonio en llamas? La restauración de la Catedral, al igual que otras urgencias, han quedado eclipsadas por la pandemia del COVID-19.

¿Y si unimos ambas inquietudes?

«El mejor templo levantado a la gloria de Dios en la costa occidental de África» había sido inaugurado en 1916, completándose las torres mellizas conocidas como Alfonsa y Claudia, así como la fachada en los años posteriores.

Si bien la construcción del tempo y palacio episcopal fue sufragado colectivamente, el gran financiador de la adaptación de la fachada había sido el marqués de Comillas.

En 1919, sin haber completado estas últimas obras, fallecieron enfermos de gripe varios familiares del marqués. Es probable, que fueran víctimas tardías de la conocida como gripe española.

Sabiéndose de los fallecimientos en la isla, se organizó un solemne funeral como solidario agradecimiento a uno de los principales mecenas de la construcción de la Catedral, así como vínculo personal con el arquitecto Antonio Gaudí cuya revisión de planos viabilizó la propuesta empírica del Padre Sagarra.

Por cierto, si en la entrada El #YoMeQuedoEnCasa de 1921 esbozábamos la repercusión de la gripe española en Fernando Póo, os completamos la información con la anécdota de que «el paño de lágrimas y consuelo de todos durante esta epidemia, lo ha sido el Rdº O. Superior, P. Luis Sagarra, el cual, a pesar de estar también él contagiado, ha tenido que visitar a los del pueblo [Batete] y a los de las fincas, saliendo a veces por la noche y teniendo que caminar por senderos ásperos y tortuosos…».

En cualquier caso, no olvidéis que estamos en pleno periodo de #YoMeQuedoEnCasa

Si te interesa este tema, le hemos dedicado alguna entrada más en este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel:

sábado, 18 de enero de 2020

Patrimonio en llamas

Fotografía de la catedral vieja (de hierro),
gentileza Crónicas de la Guinea Ecuatorial
Estos días la noticia del incendio en la Notre Damme ecuatoguineana acapara titulares en los medios de comunicación.

Tal y como recoge el comunicado del recientemente conformado Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, se trata de «un monumento emblemático que forma parte del patrimonio y de la historia conjunta de Guinea Ecuatorial y España al haberse inaugurado en 1916, con la participación, entre otros, del renombrado arquitecto Antonio Gaudí».

El incendio -dirán los medios- se habría generado durante las obras de mantenimiento de la catedral, afectando a la estructura de madera entre las bóvedas y sobrecubierta, recorriendo el fuego el techo y crujías de madera de la nave hasta encontrar la salida a modo de chimenea por la esfera del reloj luminoso y el rosetón alojado entre las torres mellizas conocidas como Alfonsa y Claudia. El daño parece focalizarse en la cubierta y bóvedas del transepto y ábside, sin afectar a los nervios de los arcos ojivales laterales. La imaginería religiosa no se habría visto afectada, por haber sido retirada con anterioridad con motivo precisamente de las obras. Y el archivo diocesano, otra joya del patrimonio (documental, en este caso), estaría custodiado en la casa parroquial colindante, que no fue alcanzada por el incendio.

No es la primera vez que el fuego se ceba con la seo de Malabo: la construcción original de los jesuitas se incendió en 1888, por lo que fue reemplazada por otra temporal de hierro, fabricada en Europa y ensamblada en Santa Isabel.

La actual, de estilo neogótico, fue concebida por el padre Luis Sagarra y supervisada por Antonio Gaudí. Su construcción corrió a cargo de los propios claretianos y de los aprendices de su Colegio de artes y oficios de Banapá, siendo sufragada con aportes colectivos de la sociedad civil y administración pública. Contaba José Carlos Muñoz en su desaparecido Rincón Histórico que «Los gastos de la construcción y ornamentación, que superaron las 500.000 pesetas, contribuyeron varios indígenas de la colonia, incluso protestantes, así como individuos y casas comerciales nacionales y extranjeras radicadas en la colonia. El gobierno español dio 20.000 pesetas para la Iglesia y 25.000 para la terminación de las torres».

«La primera piedra del nuevo templo -relata La Guinea Española- se bendijo solemnemente ante un público inmenso el 19 de marzo de 1899, festividad de San José, a quien habían estado dedicadas las dos iglesias anteriores. Hizo de padrino el Gobernador General Excmo Sr. D. José Rodríguez de Vera y bendijo la primera piedra el Ilsmo P. Armengol Coll con gran satisfacción de su alma. Los documentos referentes al acto fueron guardados en una botella que fué colocada junto con la primera piedra en el ángulo S.E. de la catedral».
Desfile en honor del gob. gral Latorre Alcubierre

En sus más de 100 años de existencia acumula historia y anécdotas, como su forzosa desacralización en la década de los setenta, al ser incorporada al complejo presidencial por Macías y usada de almacén.

Y hoy, vuelve a tener un futuro incierto, por diferentes circunstancias...

No es ajeno a esta situación la carencia de una ley de patrimonio en vigor en Guinea Ecuatorial.
Es cierto, que en determinados supuestos, las regulaciones españolas son fuente normativa del derecho ecuatoguineano. En teoría se podrían aplicar -de forma subsidiaria- en el ámbito patrimonial y monumental las leyes de protección imperantes en el territorio hasta el 12 de octubre de 1968, al igual que se aplican sin ningún rubor en otros ámbitos sociales y económicos.

Lamentablemente, cuando en España se realizó con el Gobierno provisional de la República el primer gran ejercicio nacional de protección patrimonial, en la relación de 798 bienes incorporados al Tesoro Artístico Nacional (decreto de 3 de junio de 1931) no incluyeron ningún monumento histórico-artístico ubicado en territorio africano (ni si quiera de las islas Canarias, Ceuta o Melilla). Adoleciendo nuevamente de esa carencia el posterior Inventario publicado en 1967.

Catedral vista desde el patio del desaparecido (2018) colegio de los claretianos, reconvertido hasta su demolición en el hotel Sofitel Presidente.
Fotografía gentileza de Crónicas de la Guinea Ecuatorial

Torres de la Catedral al fondo de la vieja calle 19 de Septiembre
Sí hay algunos artefactos antropológicos de origen ecuatoguineano que -por formar parte de otras colecciones en España- cuentan con reconocimiento y protección, pero la centenaria catedral ubicada en la vieja plaza de España (actual plaza de la Independencia) al inicio de la avenida del General Mola (actual avenida de la Independencia) carece siquiera de ese tipo de protección legal subsidiaria, al igual que la carecía el viejo ayuntamiento derruido en 2006


Así, mientras que -por ejemplo- los toros de Osborne son "patrimonio artístico y cultural" en España (desde 1994)... en la joven república éstos languidecieron hasta desaparecer, ante la mirada indiferente de las autoridades.

Plaza Correos de Bata
Es probable, que el único sitio patrimonial que hubiera contado con esa protección supletoria hubiera sido el parque nacional de Monte Alén, ya que si bien el golpe de estado de 1936 le privó de la aplicación de los compromisos derivados de la Conferencia para la Protección de la fauna y de la flora en África de 1933, éste podría haber estado protegido por la limitada regulación del Reglamento de Caza en Guinea de 1954.
En su caso, la aprobación de las áreas protegidas (Ley n° 8/1988)​ en el país y posteriormente con la creación del parque nacional (Ley n° 3/1997) convierte esa posibilidad en una ociosa elucubración.

En definitiva, hace falta un ley del patrimonio.





Por último, os compartimos un par de históricas imágenes con las torres Alfonsa y Claudia, de 40 metros de altura, como protagonistas.

«Los T6 eligieron un pase precioso entre las torres de la catedral», se relata en Crónicas de la Guinea Ecuatorial.

Imagen del vuelo del hidroavión de la Patrulla Atlántida, finales de 1926/enero de 1927.

  • Si te ha llamado la atención la fotografía del hidroavión de la Patrulla Atlántida surcando el cielo en dirección a Bata..., sigue las actualizaciones de este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel, ya que pronto le dedicaremos una entrada.