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jueves, 30 de enero de 2025

La poesía bajo sospecha

En "Cuadros del penal: memorias de un tiempo de confusión", Juan Rodríguez Doreste (senador y alcalde de Las Palmas) comparte su vivencia de confinamiento en el campo de concentración del viejo Lazareto de Gando. 
Recoge también la llegada de los represaliados de África: «Llevábamos algunos meses en Gando cuando llegaron los detenidos en la Guinea española, que procedían de la isla de Fernando Poo y del territorio del Río Muni, a los cuales se habían incorporado los tripulantes capturados del vapor de la Compañía Trasmediterránea, llamado precisamente el Fernando Poo, hundido en las aguas del puerto de Bata. Eran aproximadamente unos ciento cincuenta en total, entre tripulantes y coloniales. De los primeros salieron las bajas más importantes que causó la expedición conquistadora. (...) Y así un día aparecieron por Gando, derrotados, pálidos, con evidentes señales del estrago corporal que les había causado una reclusión que lindaba en infrahumana. Constituían un buen contingente, muy heterogéneo de composición, pero muy homogéneo en la solidaridad, en el buen espíritu».

Los presos, eran repartidos por afinidades, como una forma de hacer que el insalubre confinamiento y los maltratos tuvieran una mínima válvula de escape:

«Evoco el grupo de los coloniales, como les llamábamos, con particular simpatía. Compartí el alojamiento, primero, con Gonzalo Carrillo, abogado, pintor y caricaturista, y después, con Francisco Hinestrosa, alto funcionario de Hacienda, que era también excelente retratista. Los tres nos reunimos hasta nuestra liberación en el memorable cuarto de la pintura que en el último año de nuestra odisea fue algo así como la Academia del Penal, en estricto sentido ateniense».

Poco a poco, conformaban aulas/celdas que aglutinaban a los abogados, pintores, escritores...

Así que si veis que en la Guinea Ecuatorial actual, las autoridades van coleccionado escritores en las celdas, recordad que no es un invento nuevo: Franco ya lo hacía en el campo de concentración del viejo Lazareto de Gando. 

CC BY-SA 2.0
La poesía bajo sospecha


Se llama Hermelindo León Laurel, escritor, dramaturgo y empleado público de la biblioteca de la Embajada de España en Malabo, adscrita a la española Red de Bibliotecas de la Administración General del Estado-BAGE.


Recientemente, el colombiano Panorama Cultural recordaba refiriéndose a Guinea Ecuatorial que "Hay países en los que llegar a la cárcel, puede ser lo más parecido a una lotería nefasta. Una concatenación de situaciones incomprensibles, injustas, sin sentido y sin justificación".

Esta vez le ha tocado a Hermelindo, Dino para los amigos, tal y como recogía este fin de semana el digital Radio Macuto:
"El escritor Hermelindo León Laurel fue detenido de manera ilegal y sometido a torturas en la isla de Annobón, Guinea Ecuatorial, en lo que parece ser un nuevo capítulo de la represión sistemática contra los annoboneses por parte del régimen de Teodoro Obiang".


Se suma así al medio centenar acumulado en medio año desde que la población de la isla de Annobón envió una carta al Defensor del Pueblo ecuatoguineano pidiendo respeto medioambiental.

Entre éstos, el también escritor y empleado de la Embajada, Francisco Ballovera, privado de libertad desde que se acercó a la comisaría a entregarles agua y alimentos, y que sigue en prisión sin ningún motivo.

viernes, 24 de enero de 2025

Que me muera de tétano...

Hace unos meses publicábamos sobre un poeta de Santa Isabel que acabó en un campo de concentración... Hoy le toca a otro.

El portal Africanidad, nos recuerda el texto "Prisión" de Paco, en el artículo "Francisco Ballovera sigue en prisión sin motivo alguno":

«Hoy he sentido. He sentido en el fondo de mi alma la esencia de mi existencia en este mundo. He sentido y he visto que mi presencia en este mundo es una melancolía. Brutal y áspero para las flores de mayo y octubre. Dogma y sutil de Dios que vela por el espíritu que en mí prospera. He visto asimismo anidar búhos y murciélagos en los ojos y en la chaqueta del déspota. ¡Tírame!, tirano, de la lengua que me muera de tétano».
https://www.africanidad.com/2025/01/francisco-ballovera-sigue-en-prision.html



El texto es el siguiente:


Pero falta el relato de su propia vida: En diciembre la introducía la revista digital colombiana Panorama Cultural con un «La aterradora historia de Francisco Ballovera, un escritor que no sabe por qué está encarcelado en Guinea Ecuatorial Si ésta es la historia de un escritor, no hay mejor forma para ejemplarizarla que una novela: La vivencia de Francisco Ballovera Estrada es -cuando menos- kafkiana. En “El Proceso” de Franz Kafka, Josef K. es arrestado una mañana por una razón que desconoce. Así, el protagonista se ve inmerso en una pesadilla para defenderse de algo que nunca se sabe qué es y con argumentos aún menos concretos, experimentando en sus propias carnes la inaccesibilidad a la 'justicia' y a la 'ley'.

En el caso del escritor Francisco Ballovera, que es originario de la isla de Annobón, aunque ha pasado la mayor parte de su vida en la isla de Bioko; éste se acercó el pasado 22 de julio a la Comisaría Central de Malabo, conocida como Guantánamo, a llevar comida y agua a sus paisanos. Terminada la visita, sin previo aviso fue retenido en la salida y está preso desde entonces.

No es extraño que se acercara a la comisaria, ya que se tratan de sus vecinos y familiares, y como recuerda Daniel Janse -seguimos con la literatura- en su novela “Black Beach”, la comisaría de «Guantánamo está cerca de la ciudad, es fácil para los familiares y amigos de los prisioneros visitarla, trayendo comida, agua y cigarrillos».

Pero ¿Guantánamo? El nombre es una referencia popularmente asentada. Así, un año antes, elDiario.es publicaba cómo «la escritora y activista Trifonia Melibea Obono fue detenida por la policía de Guinea Ecuatorial (…), pero nadie se dio cuenta de ello. La ingresaron en la sede del Ministerio de Seguridad, un sitio con tan pocas garantías que allí todo el mundo la llama Guantánamo».

Son múltiples los relatos. El escritor y cooperante Alberto Quintana cuenta cómo al ir a indagar a finales del 2017 por la situación del dibujante Ramón Esono que había sido detenido arbitrariamente la tarde previa: «Cuando a la mañana siguiente regresamos a Guantánamo, como era fácil de prever, no nos permitieron verlo. Solo pudo pasar un momento su hermana para entregarle algo de comida. En el cuarto donde esperamos había un policía tumbado y vi pasar una rata grande. Después me preguntaron si no me había fijado en las manchas de la pared. Parece que eran de sangre, pero yo no reparé».

Sea por el infausto recuerdo de su homónimo cubano, sea por castiza aliteración sonora vinculado el nombre a la arraigada costumbre guineoecuatoriana de decir ‘aguantando’ cuando de salud quebrantada se trata… la sabiduría popular se refiere a la Comisaría Central como ‘Guantánamo’.

Pero como fuera, en el descenso a los infiernos hacia el viejo presidio colonial de Black Beach, el primer paso es hacer unas noches… en Guantánamo.

¿Seguimos con el kafkiano proceso de Francisco Ballovera? «Oh soledad, soledad… tan trágica y tremenda soledad» publicaba Francisco Ballovera en la revista chilena “Mal de Ojo” hace unos años. Pero lamentablemente, Ballovera no está solo:

Con su inesperada privación de libertad se suma al confinamiento de los annoboneses que, por firmar una nota solicitando el respeto medioambiental en las obras de la isla de Annobón, habían sido detenidos unos días antes. Precisamente a ellos es que había llevado agua y comida momentos antes de su detención.

Francisco Ballovera, además de escritor, es sindicalista de la española Unión General de Trabajadores, ya que es empleado de la Oficina de la Cooperación de la Embajada de España en Malabo. Es miembro también de Somos Más, un colectivo dedicado a generar conciencia ciudadana cuya movilización más significativa fue la organización de donaciones de alimentos durante el confinamiento en la pasada pandemia. Y, desde hace años, es igualmente responsable del área de Cultura e Integración Étnica en el partido opositor Convergencia para la Democracia Social. Pero sobre todo es un poeta enamorado de su isla, a la que evoca en gran parte de su obra, y que se define a sí mismo como artista de la palabra: «soy un poeta que libera su alma prisionera mediante infinitos vuelos y cantos».

¿Seguimos? La lista de detenidos se incrementó los días siguientes, empezando por Paysa Eló Ayeto, cabeza visible de Somos Más y Ángel Obama Obiang Eseng, el abogado de ambos. No se trata de la primera visita de Ayeto a Guantánamo… Alberto Quintana lo recuerda igualmente en su libro, citándole: «la primera vez que me torturaron, (…) me preguntaron sobre ‘el atentado de Obiang’. Me llevaron a la Brigada Judicial, conocida como Guantánamo y en el sótano me colgaron de un andamio con unas cuerdas y empezaron a golpearme con todo lo que tenían a mano».

En esta ocasión, Human Rights Watch reportaba cómo «Al día siguiente, la policía detuvo por 48 horas, sin presentar cargos, al abogado de Ayeto, Ángel Obama Obiang Eseng, líder del partido opositor CPDS. Eseng también es el abogado del poeta detenido Francisco Ballovera Estrada y de varios ciudadanos detenidos por asistir a protestas en la provincia de Annobón».

Quien conoce el carácter bonachón y colaborativo del escritor Ballovera, no puede evitar personalizar su situación, especialmente por lo incomprensible que hubiera sido someter a castigos al buen samaritano cuando socorre al apaleado. Pero siendo un mal de muchos, las protestas -tibias por la incertidumbre- saltan de uno a otro, o se diluyen en la anónima masa de detenidos.

Así, el 24 de julio Human Rights Watch pedía «la liberación inmediata de Francisco Ballovera Estrada y de todos los ciudadanos detenidos arbitrariamente en relación con las protestas pacíficas en la isla de Annobón». A su vez, los escritores aglutinados en PEN América retomaban ese reclamo; «PEN América se une a Human Rights Watch (HRW) para pedir a las autoridades de Guinea Ecuatorial que liberen inmediatamente al poeta Francisco Ballovera Estrada, detenido arbitrariamente y sin cargos hace más de una semana».

Igualmente, desde -la no siempre segura- lejanía de España, diferentes facciones de opositores o el autoproclamado gobierno annobonés en el exilio hacían sus públicas denuncias. En la isla de Bioko, el opositor Convergencia para la Democracia Social y el colectivo Somos Más también levantaron la voz… con el resultado de la detención de Ángel Obama Obiang Eseng y de Paysa Eló Ayeto.

En el caso del escritor Ballovera esa cautelosa apatía choca con su anterior experiencia con los tribunales; ésta se remonta a 2017, por participar en una huelga general del Servicio Exterior español (no hay que olvidar que Francisco es ¿o era? empleado público de la Cooperación Española) para pedir la actualización de sus salarios congelados desde la crisis del 2008. Pese a ser aquella una huelga legal, Ballovera junto a otros compañeros fue duramente sancionado por las autoridades españolas. Finalmente, sendas juezas españolas resolvieron que esas sanciones eran improcedentes, y que -además de improcedentes- habían sido «asombrosamente desproporcionadas». Cerraron sus sentencias recalcando los «exiguos salarios» de los empleados de la Administración pública española en Guinea Ecuatorial. Tras las sentencias, se sucedieron preguntas parlamentarias por Francisco y sus compañeros y las tres principales centrales sindicales (UGT, CCOO y CSIF) en la administración española exigieron el cese del entonces Director de la Cooperación Española en Madrid… que casualmente poco después pasó a ocupar un puesto en una cómoda embajada española del norte de Europa.

Tal vez algún día, Francisco Ballovera cuente ese incidente en un poema. Y por cierto, lo de los «exiguos salarios» no ha cambiado. Pero sorprende que, si en aquella ocasión toda una maquinaria se puso en marcha para corregir una injusticia, cómo es que en ésta permanece muda.

No solo faltan reclamos, también escasea la información: ¿dónde están los presos? ¿dónde está el poeta Ballovera? La familia intuye que a 400km de su hogar, con un océano de por medio. El dibujante Ramón Esono, que en su febril productividad está elaborando también un cómic que incluye a Ballovera, cuenta en una viñeta que «inicialmente lo enviaron a la prisión de Black Beach, en Malabo, (...) a inicios de AGOSTO a la prisión de Oveng Azem, en la ciudad de Mongomo, donde permanece en detención en espera». Coincide con Amnistía Internacional que recogía en el correspondiente llamado a ‘acción urgente’ cómo a su colega Joaquín Elo Ayeto «inicialmente lo enviaron a la prisión de Black Beach, en Malabo, antes de trasladarlo el 13 de agosto a la prisión de Oveng Azem, en la ciudad oriental de Mongomo, donde permanece en detención en espera de juicio.»

Sin juicio, ni sentencia, “The Guardian” recordaba hace un mes que «Once cautivos están recluidos en la prisión de Black Beach en Malabo, una instalación notoria con reputación de abandono sistemático y brutalidad con los reclusos. Otras veintiséis personas, entre ellas el poeta y opositor Francisco Ballovera Estrada, están recluidas en otra prisión de la ciudad oriental de Mongomo, dijeron dos fuentes, y según un activista se les ha negado el acceso a sus familiares y a sus abogados».

No es de extrañar: Alberto Quintana contaba refiriéndose a la experiencia del pintor Esono que «Para ser sincero, yo nunca creí que lo que fuera al final a liberar a Ramón fuese el procedimiento jurídico. ¿Cómo confiar en procedimiento jurídico en un Estado donde la justicia es una ficción legal y la única ley válida “lo que diga El Jefe”?». Premonitoriamente, en abril de 2010 Francisco Ballovera publicó “Prisión” en el primer número de la revista “Atanga” editada por la dupla de Centros Culturales de España en Guinea Ecuatorial:

«Hoy he sentido. He sentido en el fondo de mi alma la esencia de mi existencia en este mundo. He sentido y he visto que mi presencia en este mundo es una melancolía. Brutal y áspero para las flores de mayo y octubre. Dogma y sutil de Dios que vela por el espíritu que en mí prospera. He visto asimismo anidar búhos y murciélagos en los ojos y en la chaqueta del déspota. ¡Tírame!, tirano, de la lengua que me muera de tétano».

O tal vez no era profético… y tan sólo reproducía su vivencia personal en lo que Ramón Esono llamó «la cárcel más grande» al quedar en libertad tras medio año en la prisión de Black Beach.

sábado, 28 de diciembre de 2024

La aterradora historia

Hace unos meses publicábamos sobre un poeta de Santa Isabel que acabó en un campo de concentración...

Hoy le toca a otro, y su relato nos llega desde Colombia, con "La aterradora historia de Francisco Ballovera, un escritor que no sabe por qué está encarcelado en Guinea Ecuatorial" por Johari Gautier Carmona en Panorama Cultural:

La célebre obra “El proceso”, de Franz Kafka, se queda pequeña ante el caso de este autor africano. La realidad del país tropical no tiene compasión con sus ciudadanos, ni siquiera para los que propugnan el amor a las letras y hablan desde las ideas. Tampoco les ofrece una tregua para creer en algo mejor y esperanzador.


El relato es el siguiente:

Hay países en los que llegar a la cárcel, puede ser lo más parecido a una lotería nefasta. Una concatenación de situaciones incomprensibles, injustas, sin sentido y sin justificación. Guinea Ecuatorial podría ser un buen ejemplo y el escritor Francisco Ballovera el hombre desafortunado (y desoído) de esta historia. 

La célebre obra “El proceso”, de Frantz Kafka, se queda pequeña ante el caso de este autor africano. La realidad del país tropical no tiene compasión con sus ciudadanos, ni siquiera para los que propugnan el amor a las letras y hablan desde las ideas. Tampoco les ofrece una tregua para creer en algo mejor y esperanzador. La dictadura en la que está inmersa Guinea Ecuatorial es ciega, desalmada y terriblemente longeva.

El arresto de Francisco Ballovera Estrada se produjo el 22 de julio del 2024, cuando el poeta acudió a la Comisaría Central de Malabo –también conocida localmente como “Guantánamo”– para llevar comida y agua a unos protestantes encarcelados que habían firmado una carta en la que rechazaban explícitamente el uso de dinamita por parte de la empresa SOMAGEC en la isla de Annobón (para la construcción de una carretera a la cual se han opuesto numerosos habitantes debido al deterioro que han sufrido sus viviendas).

Francisco Ballovera realizó su visita en el periodo estipulado, sin ir en contra de las reglas de la institución, pero el escritor fue detenido ese mismo día por la Gendarmería Nacional sin que se aportaran mayores explicaciones. Enseguida, voces disidentes apuntaron al perfil sindicalista o político del arrestado. Ballovera es, efectivamente, miembro del Ejecutivo Nacional del partido “Convergencia para la Democracia Social” (CPDS), sindicalista de la organización española Unión General de Trabajadores, y empleado de la Oficina de la Cooperación de la Embajada de España en Malabo. Pero otras voces enfatizaron también su origen annobonés como motivo de su arresto. Es el caso reciente de la escritora Trifonia Melibea quien escribió el 15 de noviembre en sus redes sociales –coincidiendo con el Día Internacional del Escritor en Prisión (Writers Prison Day)–, que el escritor Francisco Ballovera “está encarcelado por ser annobonés (minoría étnica) y guineoecuatoriano consciente”.

La idea de una supuesta independencia de Annobón, promovida desde distintos círculos, ha sido motivo de tensión entre el gobierno central en Malabo y la isla de Annobón. Evidentemente, en un régimen como el de Guinea Ecuatorial, en donde la libertad de expresión es casi inexistente (según los informes de Amnesty International y Reporteros sin fronteras, Guinea Ecuatorial ocupa el puesto 120 de 180 países en temas de libre expresión), cualquier crítica o denuncia procedentes de territorios periféricos, como Annobón, pueden ser etiquetados como subversivos o malintencionados.

A nivel local, muchas detenciones pasan desapercibidas o se ven silenciadas por el miedo persistente y tenaz. Pocas se ven respaldadas a nivel internacional, como sucedió con el dibujante Ramón Esono en 2017 quien se benefició -en palabras de Amnistía Internacional[1]- de una “coalición mundial” compuesta por cientos de artistas, activistas y organizaciones dedicadas a proteger la libertad artística, la libertad de expresión y otros derechos humanos. 

En el caso de Francisco Ballovera, el ruido de su encarcelación llegó a mediatizarse gracias al pronunciamiento de Human Rights Watch que pedía «la liberación inmediata de Francisco Ballovera Estrada y de todos los ciudadanos detenidos arbitrariamente en relación con las protestas pacíficas en la isla de Annobón». Poco después, los escritores reunidos en PEN América retomaron ese reclamo y solicitaron su liberación: «PEN América se une a Human Rights Watch (HRW) para pedir a las autoridades de Guinea Ecuatorial que liberen inmediatamente al poeta Francisco Ballovera Estrada, detenido arbitrariamente y sin cargos hace más de una semana». Y, sin embargo, el silencio volvió a imponerse después de manera estruendosa.  

Preguntado acerca de estas últimas encarcelaciones del régimen de Guinea Ecuatorial, el escritor ecuatoguineano Donato Ndongo nos respondió con términos contundentes. “Por desgracia, no son únicos ni excepcionales los casos de Ramón Esono y Francisco Balloverra. El régimen no tolera ninguna discrepancia, por nimia o comedida que sea, sobre todo si proviene de los que ellos consideran "intelectuales". Como he recordado a menudo, el actual es mera continuación del régimen represor instalado en Guinea Ecuatorial desde la independencia en 1968. No olvidemos que Teodoro Obiang Nguema era, de hecho, el número dos del Francisco de Francisco Macías, su brazo ejecutor de cuantos crímenes se cometieron en la isla de Bioco. Los detalles están en mi libro Historia y tragedia de Guinea Ecuatorial.” 

Donato Ndongo, autor de obras literarias imprescindibles para conocer la Guinea Ecuatorial actual, ésa que nació con las independencias africanas y cayó en una deriva autoritaria que todavía sigue sin resolver, vive exiliado en España desde el año 1994 debido a su oposición al gobierno de Teodoro Obiang. Desde su llegada a la Península Ibérica, nunca ha dejado de denunciar la tiranía de un país que exporta forzosamente a quienes piensan diferente. “Yo mismo tuve que salir de mi país porque me amenazaron de muerte –explica Donato–. No se atrevieron a encarcelarme por ser más conocido internacionalmente y porque, en aquel momento, era delegado de la Agencia EFE. Desde la independencia, son incontables los casos de personas como Ramón y Paco, encarceladas o asesinadas injustamente: abogados, médicos, artistas, profesores, maestros... Desde el filólogo Manuel Castillo Barril (annobonés como Paco Ballovera) a médicos como Elías Maho Sicachá”.

Cinco meses después de su encarcelación, el ruido entorno al escritor Francisco Ballovera ha decrecido notablemente. La atención se ha difuminado. Y ese olvido también es sinónimo de sufrimiento. Sabemos gracias a las respuestas de unos allegados –que mantienen el anonimato bajo el nombre de “Colectivo Biafra”– que Francisco Ballovera ha pasado por tres instituciones carcelarias: la Comisaría central de Malabo en donde estuvo retenido durante un mes, luego, fue trasladado a la prisión colonial de Black Beach, y finalmente, llegó a la prisión Oveng Azem, donde permanece todavía hoy. Ese recorrido sin sentido, ambiguo e insensible, es el método que emplea el gobierno para mantener a los detenidos fuera de la atención pública, pero también con el fin de mantenerlo sumergido en un proceso inentendible, sin juicio al horizonte: al igual que “El proceso” de Kafka. Nadie sabe claramente por qué Ballovera está detenido. Ni siquiera él mismo, y esto se produce porque las autoridades saben jugar dolorosamente con los escenarios, los tiempos y los silencios.

Ninguno de los lugares mencionados nos permite augurar un buen trato. La Comisaría central de Guinea Ecuatorial se ha ganado el apodo de “Guantánamo” por el maltrato dado a los detenidos. En un informe de Amnistía Internacional del año 2021[2], se describe la prisión de Black Beach (o Playa Negra) en Guinea Ecuatorial como un “escondite” o “un agujero” en el que la humedad causada por la proximidad del mar hace que los prisioneros vivan en condiciones infrahumanas. Además, el hacinamiento y las torturas frecuentes la convierten en un auténtico infierno. El centro penitenciario Oveng Azem es el más reciente de los tres. Fue inaugurado con bombos y platillos en 2018[3], como si de una catedral o biblioteca nacional se tratara, para reforzar la imagen de un régimen inquebrantable. El jefe de Estado, Obiang Nguema, acudió a la ceremonia junto a su esposa y, en aquel entonces, la prisión construida por la empresa Blue Skies Word fue descrita como el centro penitenciario más moderno del mundo. A fecha de hoy, la modernidad de las instalaciones no se cuestiona, pero sí los tratos a los recluidos. Una de las más recientes denuncias de torturas y excesos que involucra a la cárcel de Oveng Azem se produjo en enero del 2023 con la muerte del opositor Julio Obama Mefuman[4], de 61 años, quien había sido secuestrado en 2019 junto a otros tres opositores en Sudán del Sur y llevado a la fuerza hasta Guinea Ecuatorial donde se denunciaron reiteradas torturas antes de su condena a prisión de por vida bajo la acusación de intento de golpe de estado y terrorismo. Se llegó a confirmar que un hijo del jefe de Estado estaba involucrado en la tortura[5].

Las circunstancias de este rapto siguen investigándose. Familiares de los otros secuestrados que acompañaban a Julio Obama y que siguen en vida, permanecen a la espera de noticias. De hecho, el periódico El País publicó un documental[6] en diciembre del 2024 que revela los métodos y engaños empleados por el régimen ecuatoguineano para acabar con los opositores. Los periodistas no dudaron en tildar esta persecución de “cacería criminal” orquestada por el dictador de Guinea Ecuatorial.

La situación carcelaria en Guinea Ecuatorial es explosiva y preocupante. En realidad, Guinea se ha convertido en una gran cárcel a cielo abierto. A modo de ilustración, la jurista y activista guineana Luzmila Ondo Bise explicó en una entrevista reciente que el uso desmedido de la represión afectaba particularmente a los hombres y era una clara forma de silenciar a familias y poblados enteros. Llegó incluso a expresar que: “Casi la mitad de la población masculina de Guinea Ecuatorial está encarcelada o ha tenido que huir del país”[7], como resultado de una política sistemática de silenciamiento.   

En este contexto, y dado el tiempo transcurrido, sólo podemos desear que el silencio se rompa y que el poeta Ballovera, al igual que los demás arrestados, puedan expresarse, contactar a sus seres queridos y defenderse. A Francisco Ballovera no le han dicho por qué permanece encerrado, aunque él intuye que fue por llevar comida y agua a sus paisanos presos. Pero entonces, ¿quién llevará comida y agua al propio Paco? ¿Quién se atreverá, en ese régimen del miedo, a preguntar por los motivos de su arresto?

Y también: ¿Cómo aportarle humanidad a este eterno “Proceso” que vive Guinea Ecuatorial?

 

Johari Gautier Carmona  

@JohariGautier

 

Nota del autor: En 2021, el escritor ecuatoguineano Francisco Ballovera publicó los cuentos “La rana camuflaje y la abuela Mémvè De Ôkêtê” y “La niña que soñaba con los ángeles” en PanoramaCultural.com.co. Tres años más tarde, en agosto y octubre 2024, el colectivo Biafra se puso en contacto con la redacción del periódico en busca de apoyo solidario. El correo recibido transmitía el desespero del autor encarcelado. A raíz de estos estos contactos, y viendo que la situación no parecía resolverse, realicé algunas entrevistas y una investigación que concluyeron con este reportaje.

 

Referencias: 


[1] Amnistía Internacional. “Guinea ecuatorial: Ramón Esono, excarcelado”. 8 de marzo del 2018. https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/noticias/noticia/articulo/guinea-ecuatorial-ramon-esono-excarcelado/

[2] Aministía Internacional. “El infierno viviente de los prisioneros desaparecidos de Guinea Ecuatorial y sus familias”. 23 de junio del 2021. Ver: https://www.amnesty.org/en/latest/campaigns/2021/06/the-living-hell-of-equatorial-guinea-missing-prisoners/ 

[3] PDGE. “El presidente inaugura el centro penitenciario de Oveng Ansem”. Guinea Ecuatorial. Julio 2018. Ver: https://www.pdge-guineaecuatorial.com/carcel-inauguracion-obiang-nguema-mbasogo/

[4] Euronews.com. “Guinea Ecuatorial | Muere en prisión un opositor español a la dictadura de Obiang” . Enero del 2023. Enlace directo: https://es.euronews.com/2023/01/16/guinea-ecuatorial-muere-en-prision-un-opositor-espanol-a-la-dictadura-de-obiang

[5] El País. “Muere uno de los opositores españoles a Obiang preso en una cárcel de Guinea Ecuatorial “. Madrid, España. Enero del 2023. Enlace directo: https://elpais.com/espana/2023-01-15/muere-uno-de-los-opositores-espanoles-a-obiang-preso-en-una-carcel-de-guinea-ecuatorial.html  

[6] El País. “OBIANG: La cacería criminal del dictador de Guinea Ecuatorial | Documental EL PAÍS”. Madrid, España. Diciembre del 2024. Enlace directo: https://www.youtube.com/watch?v=fJcL-7snWgA  

[7] Real Politik. “Luzmila Ondo Bise: "La mitad de la población masculina de Guinea Ecuatorial está encarcelada"”. Argentina. Diciembre del 2024. Enlace directo: https://realpolitik.com.ar/nota/62354/luzmila-ondo-bise-la-mitad-de-la-poblacion-masculina-de-guinea-ecuatorial-esta-encarcelada/

jueves, 19 de diciembre de 2024

Vamos a por medio año de prisión del escritor Francisco Ballovera...

Hace unos meses publicábamos sobre un poeta de Santa Isabel que acabó en un campo de concentración... Hoy le toca a otro:


Desde Chile, la revista "Mal de Ojo" publicaba meses atrás

Hace unos días nos llegó la noticia de que uno de nuestros colaboradores de Guinea Ecuatorial fue apresado cuando llevaba agua y comida sus paisanos detenidos en la Comisaría Central (conocida popularmente como Guantánamo) en Malabo.

 


Desde Colombia, difunden "La aterradora historia de Francisco Ballovera, un escritor que no sabe por qué está encarcelado en Guinea Ecuatorial" por Johari Gautier Carmona en Panorama Cultural:

La célebre obra “El proceso”, de Franz Kafka, se queda pequeña ante el caso de este autor africano. La realidad del país tropical no tiene compasión con sus ciudadanos, ni siquiera para los que propugnan el amor a las letras y hablan desde las ideas. Tampoco les ofrece una tregua para creer en algo mejor y esperanzador.

 

Rebelión,org, enfatizaba:

Hay países en los que llegar a la cárcel, puede ser lo más parecido a una lotería nefasta. Una concatenación de situaciones incomprensibles, injustas, sin sentido y sin justificación. Guinea Ecuatorial podría ser un buen ejemplo y el escritor Francisco Ballovera el hombre desafortunado (y desoído) de esta historia.

 

Incluso -tímidamente- Radio Macuto se atrevía a publicar desde su exilio: 

(...)

Ballovera, Paysa, Jeronimo, Andony mi GrandFrend, Anacleto y todos los de Annobon… Occidente indiferente

(...).


A su vez, el portal Africanidad, nos recuerda el texto "Prisión" de Paco, en el artículo "Francisco Ballovera sigue en prisión sin motivo alguno":

Hoy he sentido. He sentido en el fondo de mi alma la esencia de mi existencia en este mundo. He sentido y he visto que mi presencia en este mundo es una melancolía. Brutal y áspero para las flores de mayo y octubre. Dogma y sutil de Dios que vela por el espíritu que en mí prospera. He visto asimismo anidar búhos y murciélagos en los ojos y en la chaqueta del déspota. ¡Tírame!, tirano, de la lengua que me muera de tétano.

 

Y desde España, el noticiero de ASODEGUE recordaba hace un tiempo:

Y, así, Francisco Ballovera, que además de poeta es empleado de la Cooperación Española en el país y sindicalista de la española Unión General de Trabajadores (UGT), lleva meses de prisión por llevar agua y comida a sus paisanos.. 





lunes, 29 de julio de 2024

El franquismo como fuente normativa del derecho (II)

Lo recordábamos en una vieja entrada: En el franquismo como fuente normativa del derecho, veíamos cómo las leyes españolas son de aplicación subsidiaria en la República de Guinea Ecuatorial, sean leyes penales, civiles, mercantiles, administrativas, laborales y militares conforme regían hasta el 12 de octubre de 1968. 

Es decir, en ausencia de una norma propia, se aplica la española conforme a su desarrollo hasta el día de la independencia, dándose la paradoja espacio-temporal de que la normativa española (y franquista) sigue en vigor medio siglo después fuera del territorio español. Así, normas españolas como el decimonónico código civil, puede ser invocado por las autoridades ecuatoguineanas en su redacción del 23 de julio de 1960, mientras en la España actual la última modificación fue del 1 de marzo de 2023. Por eso (y otras cosas) Gustau Nerín habla del franquismo tropical, y la escritora Melibea Obono nos recuerda reiteradamente que en Guinea Ecuatorial «mantenemos la ley de vagos y maleantes de 1954, que castiga a  entre 12 y 24 meses de prisión a las personas homosexuales».

En Diario Rombe le dedican una entrada a esta aplicación subsidiaria, y concluyen: «Tenemos leyes básicas que contradicen lo previsto en la constitución, a saber: Código Civil (franquista). Código Penal (franquista), Ley de Enjuiciamiento Civil (franquista), Ley de Enjuiciamiento Criminal (franquista), Código de Justicia Militar de 1945 (de la segunda guerra mundial)».

¿Otro ejemplo? En 2017, el personal de servicio exterior de España (incluyendo a los empleados públicos de Malabo y de Bata) convocó una huelga general para pedir la actualización de sus salarios congelados desde la crisis del 2008. En Malabo, la huelga se saldó con 5 expedientes disciplinarios y varios despidos. Mientras el abogado del Estado esbozaba el dudoso argumento de que las huelgas están prohibidas en Guinea Ecuatorial, la defensa de los trabajadores afirmaba con contundencia que -siendo un derecho recogido en la Constitución ecuatoguineana- su no reglamentación quedaba compensada con la regulación española por derecho supletorio. Ponciano Mbomío Nvo, doctor en derecho por la UNED, obviaba que la ley supletoria involucrada era el Fuero del Trabajo, formulado por el Consejo Nacional de Falange Española Tradicionalista y de las JONS en plena guerra civil (1938), que consideraba la huelga como delito de lesa patria... 
Afortunadamente, el lapsus del veterano abogado defensor fue ignorado y el juicio siguió con normalidad. Como curiosidad, la jueza sentenció que las sanciones disciplinarias habían sido "asombrosamente desproporcionadas" y las anuló, a la vez que recalcó sus "exiguos salarios"; cayeron preguntas parlamentarias y las centrales sindicales UGT, CCOO y CSIF solicitaron el cese de Luis Tejada como director de la Agencia. Pero esa es otra historia.

Tal vez algún día, Francisco Ballovera cuente ese incidente en un poema...



Parece anecdótico, pero no se puede obviar que el recurso de las normas españolas preconstitucionales tiene consecuencias sociales y personales. El Salto nos comparte la historia de una malabeña que sufrió en sus propias carnes la inusual situación de que «hasta el año pasado, 2023, en Guinea Ecuatorial estaba en vigor el código penal de 1968, que otorgaba a los maridos el deber de corrección sobre la mujer»:

Claudia, nombre ficticio de una joven procedente de Malabo, Guinea Ecuatorial, mece en brazos a su hijo de dos meses y a la vez da de merendar a su hija de dos años, mientras cuenta las dificultades que la vida le ha puesto en su camino con tan solo 22 años. La joven vive con sus dos hijos, Ana y Pedro, en un piso de acogida que una fundación de Madrid ofrece para mujeres vulnerables y con hijos a su cargo o embarazadas que no tienen un ‘techo’ para vivir. En el inmueble, situado en la planta baja de un edificio del madrileño barrio de Puente de Vallecas, viven ocho mujeres, todas de diferentes países y con duras historias a sus espaldas. Conviven acompañadas de una trabajadora social y una monja que les ayuda con los niños, mientras estudian o se reincorporan al mundo laboral. Entre ellas realizan las tareas del hogar y se organizan para hacer menús diarios para todas. Se llevan bien, pero en ocasiones discuten por los temas cotidianos del día a día. Mientras comentan lo que hacen cada día, una de ellas de 19 años, prepara leche de avena para todas las que estamos en el salón. La joven, de nombre Niurka, está en el piso de acogida con su hijo de seis meses porque su pareja está en la cárcel por pertenencia a una banda organizada.

En la sala principal del piso, entre pañales, llantos y conversaciones sobre niños, Claudia comienza diciendo que sufrió violencia de género por parte de su pareja y padre de sus dos hijos cuando estaba en Malabo, Guinea Ecuatorial. ‘’Cada vez se ponía más agresivo, me pegaba, y cuando se dio cuenta que me quería venir a España con mi hija, nos rompió los pasaportes que tanto me costaron conseguir’’, cuenta Claudia tensa . “Le sentó tan mal que nos quisiéramos ir de su lado, que nos encerró a las dos en casa sin comida durante cuatro días, hasta que mi madre vino a salvarnos’’. ‘’Además, estaba embarazada de él’’, refiriéndose a su hijo.

Hasta el año pasado, 2023, en Guinea Ecuatorial estaba en vigor el código penal de 1968, que otorgaba a los maridos el deber de corrección sobre la mujer

Claudia no desistió y vendió todas sus cosas para volver a conseguir un pasaporte y huir a España porque estaba a punto de dar a luz a su hijo Pedro. ‘’Me vine a España sola con la niña y embarazada de nueve meses’’, dice la joven mientras sonríe al mirar al niño y llamarle “superviviente”. “Cuando mi pareja se enteró que estaba embarazada, me pegaba para que abortase’’, explica tajante. La joven cuenta que se tomó una pastilla para abortar, pero se puso muy enferma. Tras no mejorar, fue al hospital donde le comunicaron que la enfermedad era porque tenía una infección provocada por los restos que le quedaron del aborto cuando ingirió la pastilla. Pero para su sorpresa, en la ecografía también le vieron que tenía otra bolsa amniótica con un feto, es decir tuvo un embarazo múltiple. A pesar de que en el hospital de Guinea la intervinieron para sacarle los restos del aborto, fue operada por segunda vez cuando vino a España porque aún tenía infección. Semanas después nació Pedro y cuando le dieron el alta en el hospital se vino directamente a este piso de acogida. Claudia huyó del maltrato físico y psicológico de su pareja a pesar de que el hombre fue al aeropuerto detrás de ella antes de partir. Ahora, afirma que mantiene el contacto con él y le pasa fotos de los niños de vez en cuando.

Hasta el año pasado, 2023, en Guinea Ecuatorial estaba en vigor el código penal de 1968, que otorgaba a los maridos el deber de corrección sobre la mujer. Guinea, que fue colonia española hasta su independencia en 1968, está dirigida por el dictador militar Teodoro Obiang Ngema tras el golpe de estado de 1979, 45 años de régimen que hacen de este mandatario el más longevo del mundo. El país es uno de los más ricos en hidrocarburos de todo África, sin embargo, tres cuartos de la población sobrevive con menos de tres dólares al día.

 


Claudia no solo ha sido agredida por su pareja, también tiene otra niña de ocho años fruto de una violación que sufrió en Madrid antes de volver a Guinea. “Antes de marcharme a Guinea con mi madre, vivía y estudiaba en Madrid y cuando tenía 14 años me violó un conocido guineano’’, relata antes de apuntar que prefiere no seguir hablando de ello. La niña de ocho años se encuentra en un internado de monjas en Sevilla al no tener recursos económicos para cuidarla. ‘’Cuando mi madre se enteró que estaba embarazada me llevó con ella a nuestro país, Guinea, por vergüenza . Al cabo de los meses le conté con mucho esfuerzo que me habían violado, pero nunca me replanteé abortar porque sé que mi madre no me dejaría’’, añade la chica, que también denunció a su agresor, pero nunca lo encontraron, ella piensa que se libró porque tenía contactos con la policía.

“Las mujeres en Guinea no se atreven a denunciar si sufren malos tratos porque no hay ninguna ley que las ampare, existe inseguridad jurídica y no consta un proceso de formación en materia de género. Lo que sí se ha conseguido es que la violencia doméstica esté incluida en el Código Penal’’, afirma Anita Hichaicoto, una guineana de 31 años que actualmente reside en Bilbao (País Vasco), donde estudia un máster de Derechos Humanos como formación a su puesto de funcionaria en el Ministerio de Cultura de Guinea. Hichaicoto es escritora, funcionaria, feminista, directora de la ONG ‘Adave Motiva’, creadora de la plataforma sobre feminismo negro ‘Karityobo’, y activista que lucha por la igualdad entre hombres y mujeres en su país. En Guinea no hay ayudas para mujeres maltratadas, ni ayudas para ninguna mujer vulnerables mientras no haya trabajado y cotizado ella o su marido en la Seguridad Social. La falta de ayudas y la vida en matrimonio ha provocado un cambio en la composición social del país: hay cada vez más mujeres que tienen hijos solas.

El Instituto Nacional de Estadística de Guinea Ecuatorial (INEGE) publicó en noviembre de 2023 el Boletín de Estadística Trimestral. En el segundo trimestre de 2023, el número de nacimientos en los hospitales tanto públicos como privados fueron de 3.876. En cuanto al estado civil de las madres, el 56,4 % eran solteras, frente al 43,6 % casadas. “Para hablar sobre feminismo, hay que analizar la raíz del problema, en este caso, un país como Guinea Ecuatorial viene marcado por el contexto cultural y las tradiciones, además de por la religión’’, afirma la feminista guineana.

Revisando la tradición

Según la cultura, hay etnias de origen bantú como la fang, bubi, bisio, annobonesa y ndowé, y etnias no bantúes como los criollos y los fernandinos. El término bantú no define específicamente ni a una etnia ni a un lenguaje en particular, sino a un conjunto de más de 400 grupos étnicos que hablan lenguas bantúes. La etnia fang de cultura bantú es la mayoritaria en el país y representa un 80% de la población. Jimena Adugu es una activista que pertenece a esta etnia cuya estructura es patrilineal, es decir, tradicionalmente, se considera que los hijos del matrimonio están ligados a la familia paterna. “Nací en un estatus de poligamia, mi padre ha llegado a tener hasta cinco mujeres e ir con las amantes a casa. Esto no es normal, pero las mujeres lo tienen que aguantar’’, explica Adagu sentada en el sofá de la casa de un amigo en Leganés y rodeada de numerosos instrumentos musicales africanos.

“Mi padre conoció a mi madre como su alumna porque él es profesor, se llevan 24 años y es la segunda esposa de todas las que ha tenido mi padre a la vez. Cuando se casaron, la primera mujer fue a la boda de mis padres. En un estatus de poligamia siempre manda la primera mujer’’, describe la joven de 33 años. Mientras cuenta su día a día cuando vivía en Guinea Ecuatorial, Adagu sostiene en la mano el libro que termina de publicar, Autoestima en la mujer guineana: la mujer es la llave maestra. Además, también lleva puesta una camiseta verde con el título del libro. Durante estos meses, la joven escritora se encuentra haciendo la promoción de su libro e intentando vender el máximo número de ejemplares posibles porque no tiene trabajo. El único empleo al que puede optar es de media jornada, pues tiene un hijo de diez años que debe llevar y recoger del colegio y está sola en España.

‘‘Una de las tradiciones de Guinea es que la mujer no puede mantener relaciones sexuales mientras da el pecho al niño porque el semen puede pasar a la leche materna, de ahí al bebé y tras ello enfermar... Yo, sin embargo, cuando tuve a mi hijo, quise tener relaciones sexuales con mi pareja y pasé a darle el biberón’’. Estas tradiciones heredadas tienen consecuencias negativas para la pareja. Algunos hombres pueden llegar a tener relaciones sexuales con otras mujeres porque su pareja se encuentra amamantando al bebé.

El hijo de Adagu fue el motivo por el que ella se vino a España desde Guinea. El pequeño estaba enfermo y necesitaba medicación y el sistema sanitario en Guinea es deficiente y costoso. La mujer sostiene que su pareja y padre de su hijo le ha sido infiel cuando ella vino a España en 2020 con su hijo para ponerle en tratamiento. “Yo tomo medidas si me ponen los cuernos, pero en mi país, la mujer aguanta mucho, incluso soportan que las peguen’, he visto a hombres que llevan a rastras por la calle a sus mujeres y nadie dice nada’’, pero “la mujer guineana es fuerte y aguanta situaciones insostenibles’’. Para Adagu, esto ocurre porque la mujer en Guinea Ecuatorial acaba siendo un “objeto” por falta de conocimiento y dentro del matrimonio es utilizada como herramienta para cuidar a los niños e incluso ganar dinero a consta de vender su cuerpo: “Hay hombres que obligan a sus mujeres a quedarse embarazadas de otros hombres para que estos varones les paguen por participar en el adulterio de su mujer’’, explica antes de marcharse a su casa en Alcorcón para darle la medicación a su hijo.

Las mujeres guineanas tienen sus propias estrategias feministas para protegerse entre ellas y sobrevivir al patriarcado, explica Anita Hichaicoto

Otra de las etnias de cultura bantú en Guinea Ecuatorial es la bubi. Este grupo étnico es uno de los minoritarios en Guinea y representa cerca del 6,5% de la población total del país. Su origen está en la isla de Bioko y a diferencia de la etnia fang, es matrilineal, es decir los hijos pertenecen a la familia matera. Desde sus orígenes, las mujeres guineanas tienen sus propias estrategias feministas para protegerse entre ellas y sobrevivir al patriarcado, explica Anita Hichaicoto, desde su vivienda: “En el caso de los bubis encontramos prácticas como cuando la mujer terminaba de dar a luz, que no se le permitía al marido entrar a la habitación hasta dentro de unos siete días’’, detalla Ana. Estas formas de vida tradicionales para la mujer como la de no mantener relaciones sexuales mientras se amamanta al bebé, son a su vez discursos para proteger su integridad física. El hombre es consciente de que no puede mantener relaciones sexuales con su pareja porque tiene que proteger a su hijo y la mujer se aprovecha para recuperarse físicamente. Además, otra de las ventajas para la mujer en esta tradición es que, si no tiene relaciones sexuales en aproximadamente un año que amamanta a su hijo, no hay probabilidades de quedarse embarazada de nuevo, ‘’Guinea es un país en el que no existe educación sexual’’, recuerda.

Adagu explica que los feminismos son diversos: está el feminismo occidental, está el feminismo negro. Dentro de este grupo está el africano. ‘’Lo que realmente te hace ser africano es la identidad cultural, porque la realidad cultural que yo vivo no es la misma que la que vive una mujer afrodescendiente española o afroamericana’’. El feminismo africano tiene estrategias propias que las mujeres han adquirido con el fin de esquivar el patriarcado, ‘’por ejemplo, la cocina era un lugar sagrado para la mujer, era su espacio de confianza e incluso tenían una cama para dormir. Cuando llegaban otras mujeres eran ahí recibidas para que el ruido de los utensilios de cocina camuflase sus conversaciones’’, explica la joven.

Son numerosas las activistas guineanas como Mama Anastasia o Trifonea Melibea que luchan porque las mujeres algún día tengan los mismos derechos que los hombres en Guinea Ecuatorial, aunque esto suponga arriesgar sus vidas, recibir denuncias, insultos o ser detenidas en un país en el que no existe la libertad de expresión. La activista Melibea fue detenida el año pasado por la policía tras haber colaborado en la redacción de dos informes sobre represión al colectivo LGTBIQ+. La mujer, pionera en la lucha por los derechos LGTBI en el país, estuvo dos días privada de libertad e incomunicada en la sede del ministerio de la Seguridad Social, un sitio con tan pocas garantías que allí todo el mundo lo llama ‘Guantánamo’. Este mismo ministerio estuvo en el punto de mira en enero de este año cuando el secretario general de la seguridad nacional en Guinea, Santiago Edu Asama, violó en reiteradas ocasiones a una mujer que tenía contratada en su casa, además de abofetearla y patearla. El caso ha sido muy mediático en el país en las últimas semanas porque se publicaron imágenes de las heridas que sufrió la mujer y, también salió ella misma explicando lo ocurrido en un canal de televisión. “Nos hemos enterado de este caso porque ha llegado a las manos, si hubiese sido solo violencia psicológica no se habría publicado”, valora Adayu.

El trabajo de las activistas feministas consiste primero, en el estudio del contexto cultural del territorio, después visibilizar el problema y asesorar jurídicamente a la víctima para presionar de manera directa o indirecta a que el Estado garantice seguridad a las mujeres, y, por último, la divulgación mediante charlas y conferencias para la toma de conciencia por parte de la población. El pasado mes de marzo, con motivo del Día Internacional de la Mujer, Adayu preparó conferencias junto a mujeres feministas en su plataforma ‘Karityobo, feminismo negro’.

La violencia machista, así como la brecha de género y las barreras que aún obstruyen los derechos y libertades de las mujeres, es un problema social que a día de hoy continúa afectando a todas las sociedades. En el caso de España, 1.247 mujeres han muerto a manos de sus parejas o ex parejas por violencia de género desde 2003. 55 en todo el año 2023 y siete en lo que llevamos de 2024. Hay países como Guinea Ecuatorial, entre muchos otros del mundo, en los que además no existe ninguna ley que ampare a las mujeres y por tanto, bajo ningún concepto se publican cifras oficiales de víctimas mortales de violencia de género.


 

miércoles, 24 de julio de 2024

Buena cara

Apenas hace un par de días publicábamos sobre un poeta de Santa Isabel que acabó en un campo de concentración... 

Hoy le toca a otro:

Paco es una persona afable. Sólo le veréis apretar la quijada si percibe una injusticia. Incluso cuando vive un contratiempo en primera persona procura ser conciliador y con cierta resignación como el buenazo de Job.

Ayer, cuando llevaba comida y agua a sus paisanos y familiares annaboneses presos en Malabo, el gendarme de turno le retuvo y está detenido desde entonces. 

Peticiones de explicaciones, apelaciones a sus problemas de salud o las gestiones de su empleador (Paco trabaja para la Oficina de Cooperación de la Embajada de España) han sido infructuosas. 



¿Sabéis que Paco es escritor? Hace unos años escribía: «“…A mal tiempo buena cara…” ni leches y al que dijo eso, cariñosamente lo digo: que le jodan». No estaba pensando en la injusticia propia, sino en la ajena. Precisamente en la que lastra el crecimiento de las nuevas generaciones de Annobon.

Gutí-Fôgo Badjá Toib, que es el nombre de Francisco Ballovera Estrada en su lengua materna, está privado de libertad por dar de comer al hambriento. Veamos si le hacen un patético montaje como al dibujante Ramón Esono o le encierran sin cargos 365 días como a "Paysa", Joaquín Elo Ayeto, por contar un mal y escueto chiste en público... 




No olvidemos tampoco la vivencia de "Jamín Dogg", Benjamín Ndong, quien fue detenido por dedicarle una canción a los taxistas en huelga; tuvo suerte, ya que su prisión fue breve y prácticamente no le torturaron.

Para ser un país sin librerías, parece que le tienen ganas a los escritores... y si no, que le pregunten a Trifonia Melibea Obono.

Pero si queréis saber más sobre Paco, podéis adquirir su última obra aquí.