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domingo, 25 de agosto de 2024

La caballerosidad que te roba las botas... y la calle

En agosto de 1936 fue asesinado Miguel Núñez de Prado, antiguo gobernador del territorio ecuatorial.

Su caso es peculiar, ya que era compañero y amigo de los principales líderes golpistas, pero probablemente por eso a ojos de Mola era imperdonable su lealtad republicana... o tal vez fuera su pertenencia a la masonería.

Contábamos en La caballerosidad que te roba las botas, que tras su detención en Zaragoza las fuerzas sublevadas hicieron valer su condición de director general de Aeronáutica, para amenazar con su fusilamiento en caso de producirse nuevos bombardeos sobre Cádiz. Seguirá un intercambio de mutuas amenazas a las que se sumará la Marina, y Franco responderá con un lacónico "Esperamos que la caballerosidad con que se ha portado siempre la Marina evite derramamiento de sangre."

Al final, como recogíamos en El caso del viejo Gobernador que murió descalzo, fue fusilado en el cruce a Murugarren de la carretera Bearin a Abarzuza (Navarra): "..Se metieron en la pieza, aquí, de estas flores, ocho metros para arriba, en este orillo y... a ver, quitaros los zapatos, las botas. Se quitaron las botas..¡daros media vuelta! Pun, pun, al agujero..se cayó y todo. Aquí mismo, yo estaba aquí. Ahí había una pared..."

Así que caballerosamente le robaron las botas, le fusilaron,... y le quitaron la calle.

¿La Calle? Correcto; como Hijo Predilecto de la ciudad de Montilla (Córdoba), igualmente contaba con una calle dedicada (inicialmente al "Coronel Núñez de Prado y Susbielas" y posteriormente al "General Núñez de Prado y Susbielas") en el barrio Sotollón, desde que 1925 la que anteriormente se conocía como calle "Fuente Álamo" cambió de nombre por decisión de la Comisión Municipal Permanente. Con la llegada de la República, las nuevas autoridades optaron el 13 de junio de 1931 por un cambio más; dedicando la calle a los "Generales Núñez de Prado", rindiendo así homenaje a padre e hijo (Miguel y Miguelito Núñez, como decían sus convecinos), ambos ilustres montillanos y generales de Caballería.


Calle Fuente Álamo en 1915.

Pero al igual que en Santa Isabel, en donde la calle "Libertad" fue anulada -literalmente- con un "19 de Septiembre", en Montilla la franquista Comisión Gestora Municipal hizo desaparecer la calle "Generales Núñez de Prado" con un rotundo "General Franco". 

Fueron ágiles en quitarle la calle: el 12 de septiembre de 1936 (no había pasado ni un mes de la desaparición del viejo gobernador) y -con las botas todavía calientes- ya se había formalizado el cambio. 

Y así se mantuvo hasta la muerte de Franco, volviendo el 24 de agosto de 1979 al nombre histórico de "Fuente Álamo".

Más suerte tienen Juan VaraJuan Fontán o Faustino Ruiz gobernadores coloniales del territorio ecuatorial con presencia en el callejero español y que pese a su innegable vinculación con la maquinaria represora del franquismo, cuentan décadas después de forma inamovible con sus respectivas calles en diferentes municipios españoles.



lunes, 4 de diciembre de 2023

Investigación sobre la colección de Miguel Núñez de Prado

Contábamos en El caso del viejo Gobernador que murió descalzo cómo tras su desaparición, su viuda y primera esposa se encontró en un kafkiano laberinto para certificar su defunción (pese a que la lógica de la Navaja de Ockham era perfectamente aplicable a este caso) y cobrar una eventual pensión de viudedad. Según la Real Academia de Historia: «Finalizada la guerra, su viuda Aurora Bermejo inició un auténtico peregrinaje tratando de determinar el estado legal de su esposo para, confirmada su desaparición o muerte, poder solicitar la pensión de viudedad, pero no lo consiguió. El Ejército, que siempre ha atendido a sus viudas de manera ejemplar, no cumplió con ésta, a la que entretuvo mareándola con respuestas e interminables trámites incoherentes y carentes de interés». 

Su segunda esposa Maria Luisa Baux, que con la anulación de la ley de divorcio carecía de respaldo legal para una hipotética pensión, el octubre del 1936 -antes de emprender el viaje al exilio- vendió el patrimonio familiar a la Generalitat de Cataluña para su inclusión en la sección etnológica del Museo de Arqueología de Cataluña. Posteriormente, el conjunto fue trasladado al Museo Etnológico y Colonial, creado al final del 1948 y precedente del actual Museu Etnològic i de Cultures del Món.


Tras el fusilamiento del viejo Gobernador, a su viuda le negaron durante años (hasta 1944) la pensión por carecer de certificado de defunción. «Su mujer, que se encontraba en Barcelona, ​​vendió la colección de objetos de Núñez de Prado en el Ayuntamiento de Barcelona, ​​y fueron incorporados a la Sección de Etnografía del Museo de Arqueología, bajo el nombre de 'colección de Arte Negro, armas y vasijas de los indígenas de Fernando Poo'. Ésta fue una de las colecciones que constituyeron los fondos del Museo Etnológico de Barcelona, ​​1948».

El pasado noviembre, el Museu Etnològic i de Cultures del Món, nos propone releer los antiguos fondos e investigar sobre la colección de Miguel Núñez de Prado.


Miguel Núñez de Prado en una finca de Sampaka (Bioko),
primera hilera, segundo por la izquierda.


Tal como informaba el diario La Humanidad del domingo 14 de julio de 1936 durante el día anterior el general Miguel Núñez de Prado había visitado en compañía de Lluís Companys y otras figuras principales del mundo político y militar el entonces todavía aeródromo del Prat del Llobregat. Nadie de los presentes debía de imaginar que poco más de un mes después, el general desaparecería entre los engranajes de la máquina represiva de los militares golpistas. Este final abrupto marca el inicio del periplo de uno de los conjuntos patrimoniales más interesantes que conserva lo MuEC.

Miguel Núñez de Prado y Susbielas había nacido a Montilla (Córdoba) en 1882 dentro de una familia de larga tradición militar y con ciertas aspiraciones nobiliarias. Integrado al ejército desde muy joven llegó a ocupar el grado de general de división y además, entre 1926 y 1931 el cargo de gobernador general de la entonces colonia de Guinea Española. Esta nueva denominación agrupaba la isla de Fernando Poo (actualmente Bioko), Annobon y Corisco con el territorio continental de Rio Muni, finalmente “pacificado” y efectivamente ocupado por los españoles en estas fechas. A lo largo de su mandato fue acumulando una amplia gama de objetos africanos y particularmente del pueblo fang.

Al poco de su asesinato, y a través de un itinerario que todavía hoy no se sabe con certeza, las piezas acabaron en manos de la Generalitat de Cataluña. Perdemos la pista de este conjunto de piezas guineanas hasta la fundación a final de 1948 del Museo Etnológico y Colonial. En este momento y con la intención de dotar de fondo museístico la nueva institución se realizaron una serie de depósitos provenientes de las colecciones africanas, filipinas y extraeuropeas en general que los museos barceloneses iban acumulando desde los fines del siglo anterior.
El MuEC inicia este proyecto de investigación sobre una parte de su colección como primer paso de un proceso de necesaria reflexión crítica sobre el origen y las formas de adquisición de las piezas que conservamos, así como de profundización en el conocimiento del contexto en que fueron fabricadas, utilizadas y finalmente extraídas. 

Releer este conjunto patrimonial nos obliga a repensar también el marco colonial de donde provienen. Al mismo tiempo, nos tenemos que interrogar sobre el papel de estos objetos en la trayectoria histórica del museo: si fueron obras exhibidas o si permanecieron cerradas en los almacenes o qué grado de protagonismo y reconocimiento lograron. La misma materialidad y forma de los objetos no puede de ser ninguneada. La demanda europea de toda dirige piezas “tribales” y obras “de arte negro” espoleó desde bien pronto una producción artística destinada a los extranjeros que en algunos casos, como el escultor ioruba Olowe de Ise y su escuela presente en la colección de Núñez de Prado, llegó a un alto grado de apreciación. Esta circunstancia deriva al cuestionar la autenticidad de las obras de nuestro fondo y también nuestra misma idea de autenticidad.
De toda esta reflexión esperamos poder ofrecer una lectura diversa y crítica de nuestra colección que contribuya a superar las permanencias coloniales de nuestra sociedad.

Y como curiosidad, el 4 de diciembre se informa que:

Posiblemente, los visitantes del museo habrán notado en los últimos días la ausencia de algunas piezas en la sala dedicada en el pueblo fang. Unos carteles en el interior de la vitrina suplen momentáneamente la presencia de tres eyema byeri. Durante este pequeño descanso, los objetos han sido trasladados a las dependencias del Centro de Restauración de Bienes Muebles de Cataluña (CRBMC) dónde serán objeto de una serie de estudios analíticos que nos ayuden a entender mejor su fabricación y sobre todo su trayectoria desde la elaboración hasta nuestros días.

Uno de los elementos del arte tradicional africano a que los expertos han prestado una mayor atención ha sido la pátina exterior de los objetos. Las características de la superficie exterior de los objetos, evidencia de su uso, a menudo se ha considerado la principal prueba en la hora de juzgar la autenticidad de una obra. Por esta razón, ya desde el inicio de la colonización europea se produjo una creciente demanda y apropiación de objetos tradicionales africanos por parte de los misioneros, militares y administradores blancos. A veces, la respuesta de los diversos pueblos africanos fue fabricar piezas que mediante la mezcla de tradición y novedad satisficieran el gusto europeo por el exotismo y pretendido primitivismo africano.

Los especialistas del CRBMC realizarán el fotografiado con luz rasante de las piezas y bajo luz ultravioleta, para identificar las posibles refacciones, repintados y restauraciones. También se harán radiografías así como la identificación de la madera utilizada y la composición química de las capas de las superficies.

domingo, 8 de agosto de 2021

La caballerosidad que te roba las botas

¿Recordáis la entrada de El caso del viejo Gobernador que murió descalzo, sobre el asesinato de Núñez de Prado? 

Desde el blog dedicado a la memoria del Teniente Coronel Benito Sacaluga nos comparten este intercambio de comunicaciones:


21 de julio de 1936

Desde Cádiz, los sublevados emiten por radio lo siguiente:

Jefe División a todos los Aeródromos y para general conocimiento.—
Manifiesto solemnemente que, en el mismo momento que sean bombardeados por algún aparato los cuarteles o edificios de esta ciudad de Cádiz, ordenaré inmediatamente fusilamiento del general Núñez de Prado, que se encuentra aquí detenido. ¡Viva España! ¡Viva la República!

El Mando de la Flota contestó de esta forma:
La Flota fiel al Gobierno a sediciosos Cádiz.—
Si Escuadra tiene conocimiento se procede fusilamiento general Núñez de Prado, fusilará 90 jefes y oficiales y un general del Cuerpo General que tiene prisioneros.

A la mayor brevedad, los rebeldes contestaban:
General Franco a Escuadra. —
Esperamos que la caballerosidad con que se ha portado siempre la Marina evite derramamiento de sangre.

Núñez de Prado fue trasladado a Pamplona y asesinado días después por orden de Mola.

Pero primero le robaron las botas... 


Para ilustrar esta comunicación, una fotografía ajena a la misma, pero con los protagonistas:
El teniente coronel Núñez de Prado, en primer término, dando explicaciones a varios generales.
Detrás, con barba blanca, se encuentra el general Cabanellas.


miércoles, 22 de abril de 2020

La Navaja de Ockham ecuatorial

Razonaba Patricio Nbe en su viejo blog que «nunca se ha hablado entre los colonos de las ejecuciones de blancos peninsulares y españoles por parte de sus homónimos que parece ser que hubo en los primeros días de la guerra, ni siquiera de las batallas de la guerra civil en Guinea».

Surgen así dudas de qué fue -por ejemplo- del cabo Núñez, del hombre del chiringuito, el exgobernador Núñez de Prado o del barbero Caparrós...
Son cuentas aisladas de un rosario sin nombres, y -por diferentes motivos- resulta difícil documentar su desaparición. No abundan los registros, y éstos no siempre son completos o accesibles, pero -en principio- éstos y otros muchos no constan entre la relación de huidos, ni entre los procesados. Tampoco se encuentran entre los depurados por los golpistas ni entre los que se incorporaron al ejército republicano....

Para el académico Max Liniger-Goumaz en su Diccionario Histórico de Guinea Ecuatorial,
 no habría duda: sí hubo ejecuciones tras el triunfo de los golpistas.

En el discutido diccionario biográfico de la Real Academia de Historia, Cecilio Yusta Viñas reflexiona sobre la "desaparición" del exgobernador Núñez de Prado:
El viernes día 24 de julio de 1936, el Heraldo de Aragón publicó en primera página la noticia del ingreso del general Núñez de Prado en la prisión de Pamplona y decía luego (pág. 4): «Pamplona, 22 (por teléfono). El general Núñez de Prado ingresa en la prisión de San Cristóbal de Pamplona. A las siete y media de la tarde ha llegado a esta ciudad en automóvil, procedente de Zaragoza, el General Núñez de Prado, acompañado por cuatro oficiales que le escoltaban. En calidad de prisionero ha ingresado en la ciudadela a disposición del general militar».
La mera publicación, en aquellos momentos y en una prensa sometida a la férrea censura militar, de que un jefe del Ejército se encontraba encarcelado en Pamplona, que era la sede del cerebro de la sublevación —el general Mola— que había difundido unas contundentes instrucciones de eliminar sin miramientos a los tibios que no estuvieran dispuestos a apoyar la sublevación, equivalía a una sentencia de muerte. Sin embargo, al ser la noticia periodística la última información que existe sobre el general Núñez de Prado y no haber aflorado prueba documental alguna que permita verificar su paradero vivo o su defunción, éste sólo puede ser declarado oficialmente en estado de desaparecido. Pero, si el general no fue objeto de abducción ni sometido a un proceso de sublimación y desaparición espontánea.
Supuesto que en el viaje por carretera de Zaragoza a Pamplona no sufrió daño irreparable y fue depositado en San Cristóbal, cabría esperar que fuera sometido a juicio sumarísimo y fusilado, procedimiento que, por su naturaleza, siempre deja algún rastro documental, como son las actas de la sentencia y fusilamiento. Pero esta vía de investigación está cegada porque, como se ha comprobado, no se localiza en los archivos militares indicio alguno de ello, aunque no se puede descartar que el juicio se celebrara y se ocultara o se hiciera desaparecer la documentación relativa a la causa, una maniobra que tampoco sorprendería a nadie.
Es difícil imaginar, tanto que le dejaran escapar como que el general consiguiera evadirse y que, a salvo en algún lugar seguro, no hubiera dado señales de vida. Es también posible que enfermara y muriese, o que se resbalara en la ducha y recibiera un golpe mortal y tampoco se puede descartar que se suicidara, pero su fallecimiento en estas circunstancias seguramente no hubiera sido silenciado. Analizadas todas las posibilidades, sólo quedan dos: que entregado a alguna cuadrilla de no tan incontrolados asesinos fuera “paseado”, o que fuera sometido a un suicidio asistido en la cárcel, ambos actos, por supuesto, discretamente realizados y oportunamente silenciados.
El principio de la navaja de Ockham establece que «en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable», por lo que conforme a la reflexión de Yusta, si en ausencia de una instrucción o sentencia que explique la desaparición del sargento Núñez, del hombre del chiringuito, del exgobernador Núñez de Prado o del barbero Caparrós -entre otros-, y si resulta improbable que ésta se explique porque alguno de ellos «se resbalara en la ducha y recibiera un golpe mortal», lo más probable es que fueran represaliados sin ni siquiera molestarse en armar un atrezo jurídico-administrativo.

viernes, 20 de diciembre de 2019

El caso del viejo Gobernador que murió descalzo

Éste es un caso especial: la Guinea española contó con un gobernador integrante de la masonería y que fue fusilado.

¿Recordáis al gobernador Núñez de Prado?: Fue miembro de la masonería con el nombre de «Lafayette» y -en el periodo republicano- se afilió a la Unión Militar Republicana Antifascista-UMRA (la misma organización que salvó al crucero Méndez Núñez de pasarse a los golpistas).

En 1926, como General de Brigada, es nombrado Gobernador Militar de los territorios españoles del Golfo de Guinea, en cuyo destino permanece hasta proclamada la II Republica.

Contábamos en 80 años del exilio republicano español, que también sufrieron el exilio «funcionarios que pasaron en algún momento por la administración colonial, y acabaron inhabilitados para el cargo público y se vieron forzados al exilio. Son casos como el del doctor Juan Bote, León Felipe, boticario y administrador del hospital de Elobey que falleció en el exilio en México, Joaquín Mallo, presidente del Consejo de Vecinos de Santa Isabel que falleció en el exilio en Francia, o Guillermo Cabanellas de Torres, exSecretario del Gobierno General de la Guinea Española que falleció en el exilio en Argentina». Pero no sólo sufrieron el exilio... hubo de todo, hasta fusilamientos como el de Fulgencio Rosique Maya, el de Restituto Castilla González o el del gobernador Miguel Núñez de Prado Susbielas.



Celebraciones en Santa Isabel con motivo
de la llegada del nuevo gobernador.

Gonzalo Álvarez Chillida le dedica un párrafo al gobernador en Los gobernadores de Fernando Póo (1858-1930):
Los escándalos de corrupción y de abusos en la recluta de mano de obra del continente paras las plantaciones de Fernando Poo, que estallaron en la prensa tras la caída del dictador [Miguel Primo de Rivera], salpicaron a Núñez de Prado, quien abandonó la colonia el 19 de abril de 1931, reclamado desde Madrid por el Gobierno provisional de la recién proclamada república. Tenía entonces 49 años, y era el único de los últimos gobernadores de Guinea que permanecía como militar en activo. En Madrid supo ganarse a las nuevas autoridades, a pesar de su pasado primorriverista y monárquico. Pese a sus buenas relaciones con los misioneros claretianos, fue el único de los gobernadores de los que se tiene constancia de haber pertenecido a la masonería. Se inició en ella en 1923, antes del golpe de Primo de Rivera, pero al poco debió suspender sus actividades en la misma, que debió renovar durante la república. Durante ésta desempeñó puestos militares importantes, como el mando de la 2ª División orgánica, la Inspección General del Ejército o la Dirección General de Aeronáutica. Cuando la sublevación militar de julio de 1936 se mantuvo leal al Gobierno hasta el punto de que accedió a ir a Zaragoza a intentar revertir la insurrección en la ciudad del general Cabanellas, aun sabiendo de sus escasas posibilidades de éxito.
Tal vez, el hecho de que tanto Cabanellas como Queipo de Llano hubieran -según Ramón Franco- participado del intento del golpe de Estado republicano de diciembre de 1930, le hicieran confiarse.

Sin embargo, fue fusilado pocas semanas después.

En El general Miguel Núñez de Prado y el comandante Francisco León, asesinados por los franquistas en Pamplona en 1936 por defender la legalidad republicana desarrollan más su trágico final:
A su llegada a Zaragoza el avión fue confiscado, y Núñez de Prado y sus acompañantes fueron capturados: el mecánico se pasó a los sublevados, el piloto sería fusilado meses más tarde, y el comandante ayudante fue cosido a tiros el 26 de noviembre de 1936 con el pretexto de que había intentado fugarse. El propósito de Núñez de Prado era persuadir al general Cabanellas al mando de la V División Orgánica para que no se uniera a los sublevados. Éste y sus jefes le retuvieron varios días, hasta que fue trasladado a Pamplona. Hacia el 23 o 24 de julio de 1936 fue encarcelado en el fuerte de San Cristóbal (Pamplona) y fusilado poco después por órdenes de Mola. Hugh Thomas sostiene que junto a Núñez del Prado también fue fusilado su ayudante el comandante de caballería Francisco León López. Otros autores creen que fueron asesinados.
Por último, concluye el artículo:
La Asociación de familiares fusilados de Navarra (AFFNA), creen tener localizado el lugar exacto que alberga sus restos mortales, según el testimonio de Ricardo Sola testigo directo en solitario y oculto del fusilamiento, en el cruce a Murugarren de la carretera Bearin a Abarzuza (Navarra). Hay pleno convencimiento de que los ejecutados en aquel lugar el 10 de agosto de 1936 fueron el general Miguel Núñez de Prado y su ayudante, el comandante de caballería Francisco León López. Verdugos y prisioneros, todos con ropas militares, llegaron en un coche. Los 2 fusilados calzaban botas rojas de buena calidad y los ejecutores, se las quedaron. “..Se metieron en la pieza, aquí, de estas flores, ocho metros para arriba, en este orillo y... a ver, quitaros los zapatos, las botas. Se quitaron las botas..¡daros media vuelta! Pun, pun, al agujero..se cayó y todo. Aquí mismo, yo estaba aquí. Ahí había una pared..”.

Sorprendente el detalle de las botas... que recuerda al relato del cónsul británico tras el bombardeo y toma de Bata: "los prisioneros del Ciudad de Mahón fueron llevados a tierra a la 1:30 pm, bajo el sol abrasador. La mayoría de ellos no tenía zapatos. A todos les habían afeitado la cabeza. Hoy comienza la corte marcial. Se esperaba que los prisioneros fueran llevados a Canarias para ser juzgados, pero el comandante del Mahón parece tener poderes muy amplios y podrían ejecutarse aquí mismo las sentencias."



Tras el fusilamiento del viejo Gobernador, a su viuda le negaron durante años (hasta 1944) la pensión por carecer de certificado de defunción. «Su mujer, que se encontraba en Barcelona, ​​vendió la colección de objetos de Núñez de Prado en el Ayuntamiento de Barcelona, ​​y fueron incorporados a la Sección de Etnografía del Museo de Arqueología, bajo el nombre de 'colección de Arte Negro, armas y vasijas de los indígenas de Fernando Poo'. Ésta fue una de las colecciones que constituyeron los fondos del Museo Etnológico de Barcelona, ​​1948».