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domingo, 28 de noviembre de 2021

El procesamiento a Don Faustino

El gobernador y el alcalde de
Santa Isabel Carlos Fleitas (1957).
Recordábamos en El crucero Canarias en 1936 y 1969 que el gobernador «Faustino Ruiz González ocupó durante la guerra varios destinos, incluyendo el de director de tiro del crucero “Canarias”, posteriormente fue Gobernador de los territorios españoles del Golfo de Guinea durante trece años (1949-1962), y cuya administración es recordada por la represión que costó la vida -entre otros- a Acacio Mañé y Enrique Nvó». No hay forma de saber si participó de forma activa en el bombardeo (1936) de la desbandá desde el Canarias, pero sí hay algo más de documentación sobre su administración en el territorio ecuatorial.

Sobre este tema, José Menéndez Hernández -corresponsal de ABC y de TVE en la Guinea Española- en su libro Los últimos de Guinea: el fracaso de la descolonización, relata lo siguiente:

Allá por los años 1959 y 1960, cuando España todavía no estaba concienciada en conceder la independencia a la Guinea Ecuatorial, se produjo una molesta avulsión independentista en la persona de Acacio Mañe, que fue propalando por el Continente ideas (a juicio del Gobierno) subversivas. La situación devino incomoda, porque en muchos lugares se prestaba oídos a las arengas de Acacio Mañe.

Don Faustino Ruiz González, Almirante de la Marina Española y Gobernador General de la Guinea Ecuatorial, muy mal aconsejado, estimó que era preciso cortar por lo sano y se convino que había que hacer desistir a Acacio.

Se le aplicaría un tratamiento disuasorio. Pero a los ejecutores de la orden se les fue la mano y Acacio se les quedo en el sitio. Este resultado desafortunado provocó un cambio en las previsiones gubernamentales. Y se hizo necesario un expeditivo procedimiento.

Se organizó el modus operandi: cuando el Gobernador General recibiese un escueto telegrama, «El pescado está fresco», sería señal de que Acacio Mañé habría sido arrojado al océano, al modo como algunas repúblicas hispanoamericanas se deshacían de los disidentes, depositándolos en el mar con una pesada losa encadenada a los pies.

Don Faustino recibió el telegrama confirmatorio de la ejecución de Acacio Mañe en su despacho oficial. Se lo había pasado su ayudante...

Lo malo era que el telegrama dando cuenta de la ejecución de Acacio Mañe también llego a conocimiento de don Rafael Galbe Pueyo, Presidente del Tribunal Superior de Justicia de la Guinea. Y montó en cólera. Inmediatamente convocó al Fiscal y a los magistrados que tenían que constituir el tribunal.

Rafael Galbe era un hombre honesto, temperamental y vehemente; se decía que era miembro del Opus Dei. Estaba soltero y era de una gran rectitud moral.

El Fiscal era Antonio Fernández Dans. Muy alto y delgado, con un humor británico...

Juan de Miguel Zaragoza, Juez de carrera, igual que Rafael Galbe, era, por tanto, miembro natural del tribunal Superior. Pero para que este estuviera completo debían, según ley, formarlo tres magistrados.

Para los casos en que no hubiera suficientes jueces de carrera, el propio legislador había dispuesto que pudiera completarse el órgano jurisdiccional con magistrados suplentes. Y en tal condición se  incluían al notario -Sebastián Humanes López- y al registrador de la propiedad [José Menéndez Hernández, yo].

Sebastián Humanes, de pie a la izquierda, en el acto de firma de la escritura de un empréstito del Banco de Crédito Local al Ayuntamiento de Santa Isabel.

Rafael Galbe estaba excitado... Era necesario procesar a don Faustino, porque era la máxima autoridad responsable y porque, lógicamente, de él había partido la orden. Estábamos reunidos Rafael Galbe, como presidente del tribunal; Juan de Miguel, como Magistrado titular, el Fiscal y yo, que fui el último en llegar. A mí se dirigió Rafael Galbe. Me expuso todo lo que había ocurrido y resumió:
«Esto es un crimen y no podemos dejarlo impune. Ya he hablado con Juan y con Antonio y están de acuerdo conmigo en que es preciso procesar a don Faustino... No te oculto que formar parte del tribunal en un sumario como este te puede traer complicaciones y consecuencias desagradables...».

En los varios siglos de historia de la Guinea nunca se había producido una situación análoga. Un Gobernador General de Guinea era una especie de Virrey y resultaba insólito e inimaginable que alguien osara incriminarle.

El Gobernador podía fulminar a cualquiera… el Gobernador General podía decretar la expulsión inmediata de todo aquel que resultase "persona non grata"...

El revuelo que se formó en los ámbitos oficiales fue importante. El Gobernador no se resignaba a que un Juez y sus colegas, personas todas sujetas a su indiscutible autoridad, trataran de empapelarlo. Pero aquellos no cesaban e iniciaron las actuaciones. La respuesta de don Faustino no se hizo esperar.

Es cierto que la Historia se repite. Y la persecución ideada contra Rafael Galbe recordaba la que siglos atrás ordenaron los gobernantes de su tiempo contra Sócrates. También al Presidente del Tribunal se le quiso implicar en una trama de corrupción de menores de manifiesta homosexualidad, en unos tiempos en los que las experiencias gays eran fustigadas virulentamente.

En Guinea la experimentación sexual era facilísima en contraste con el rigor religioso moral que, por aquellos años, regia la conducta de las chicas peninsulares…

La permisividad de las jóvenes guineanas hacía estragos en los muchachos españoles, acostumbrados a la rigidez de costumbres de las españolas, muchas de las cuales no permitían ciertas familiaridades a sus oponentes a la hora de bailar y ponían un brazo entre ellas y su acompañante a modo de escudo para que aquel no se aproximase excesivamente…

Las miningas de catorce, quince, dieciséis y más años estaban receptivas a cualquier solicitud amorosa. Algunos quintos se aficionaban tanto a las morenitas o a las mulatas que terminaban prefiriéndolas a las blancas. Era una peculiaridad conocida y los amigos comentaban, «Fulano tiene el mal del ébano».

Tenía su explicación. El contacto de las razas aborígenes con la naturaleza muchos siglos se traduce en que tengan un físico envidiable. Los braceros, los “boys”…tienen unos pectorales, unos bíceps, unos tríceps…y en general una musculatura que recuerda las estatuas griegas, si bien la patina epidérmica exhibe mayor melanina.

Con las mujeres pasa lo mismo. En la adolescencia y en la primera juventud tienen unos cuerpos gloriosos, sin un átomo de grasa, y también parecen esculturas vivientes. Además la mayoría de las féminas no tienen vello en los brazos ni en las piernas y desconocen los sacrificios de la depilación. Por eso su pie les suave y como pulimentada, como una seda humana… También era cierto que se estropeaban mucho más rápidamente que las mujeres de las sociedades civilizadas porque se cuidaban menos y porque solían tener muchos hijos y desde muy jóvenes.

Galbe era consciente de la debilidad de los jóvenes militarizados frente a los encantos y condescendencias de las nativas. El ambiente era de gran facilidad. Los soldados tenían las tardes libres y no tenían que pernoctar en el cuartel. Y las chicas nadie les pedían cuenta de sus actos; tenían la misma libertad que los hombres para entrar, salir o quedarse a dormir donde quisieran.

Galbe, como miembro del Opus Dei, daba un gran valor a la pureza, que practicaba personalmente. Pertenecía a la austera generación de la posguerra y estaba educado en el vencimiento de las pasiones. Siguiendo sus firmes convicciones quiso hacer una labor proselitista con estos y otros jóvenes de la ciudad para evitar que se descarriasen.

Su labor apologética la realizaba en su residencia, situada en el mismo Palacio de Justicia. Allí se reunía con sus catecúmenos y trataba de disuadirlos de los fáciles encuentros con las miningas.

En el África negra (como ahora en los sectores progres de España) no se aprecia la virginidad de la mujer, ni una vida recatada. Cualquier adolescente femenina lleva una vida tan libre, tan desenvuelta como la de un chico. Hay poquísimas excepciones, como algunas alumnas de las oblatas que, por motivos religiosos, observan la castidad. Pero se pueden contar con los dedos de la mano. La regla general es la de la libertad de las mujeres solteras…

A estas chicas de costumbres libres que a veces se iban a vivir con carácter permanente con un blanco se las conocía en Guinea con el nombre de miningas…

En esa predisposición a redimir a la juventud de sus fáciles instintos, encontraron las covachuelas gubernamentales su talón de Aquiles. Por varios conductos (uno de ellos el Policía Jaime Rojas) se empezó a divulgar por la sociedad la especie calumniosa de que Rafael Galbe era homosexual y que se reunía con los efebos para realizar prácticas inconfesables y perversiones en grupo. Si el infundio prosperaba significaba la total descalificación del magistrado, puesto que se pretendía involucrar su pretendida desviación sexual con la causa criminal por asesinato. El argumento era tendencioso: Galbe había instrumentado la instrucción de un proceso para vengarse del Gobernador General que había descubierto sus insanas inclinaciones.

La reprobación moral contra Galbe hubiese alcanzado proporciones imprevisibles si este mismo no la hubiese abortado de una forma contundente.

Conocedor de que uno de los que propalaban la información calumniosa era el Policía Rojas, el Magistrado le convocó ante la sede del Tribunal. De entrada, como era posible, el miembro de la secreta negó los hechos.

Galbe impaciente, cortó por lo sano:
-Muy bien. Yo tengo pruebas concluyentes de tus infundios. Inmediatamente te voy a procesar por calumnia, con lo agravante que significa que el delito sea cometido por un funcionario público en el ejercicio de sus funciones. Lo siento, pero vas a arruinar tu vida.

Acto seguido llamó al Secretario Judicial.

En ese momento Rojas se derrumbó. Fue patético. Se puso de rodillas y alzó las manos, unidas en actitud suplicante.
-Por favor, te lo suplico. Tengo mujer e hijos. No sé qué va a ser de mi familia si me expulsan del Cuerpo. Yo obedecía órdenes. Te prometo que aclararé las cosas y que cesaran los rumores.
-Por el momento suspendo la iniciativa penal. Pero como las cosas no cambien, procederé con todo rigor.
-Yo te prometo…-farfulló Rojas.

El procesamiento de don Faustino no se hizo esperar. Y las reacciones sociales del Gobernador General, tampoco.

Coincidiendo con las fiestas de Santa Isabel, en el mes de no­viembre de 1960, se inauguró una exposición de pintura y escultura en la sede del Ayun­tamiento capitalino. Acudieron al evento todas las fuerzas vivas de la ciudad.
En el amplio salón del edificio municipal se iban formando grupúsculos que comentaban los aspectos más relevantes de la muestra. El Fiscal, Fernández Dans; el Presidente del Pa­tronato Indígena, Alzina de Boschi; el Secretario de dicho organismo, Morales; el Magis­trado Juan de Miguel Zaragoza y yo charlábamos animada­mente cuando se acercó al cír­culo el Gobernador General acompañado de su Ayudante, señor Matres. Deferentemente todos inte­rrumpieron sus opiniones para escuchar a don Faustino.
Don Faustino era alto y grueso, muy corpulento. Y ostensible­mente se puso delante del Fis­cal, con lo que físicamente anulaba su presencia. Fernán­dez Dans era delgado y eclip­sado por la corpulencia de don Faustino dejaba de ser visible.
Por ello se desplazó hacia la iz­quierda. Nuevo movimiento de don Faustino para situarse de­lante de él y ningunearle física­mente. Dans se aparta lateralmente hacia su iz­quierda otra vez. Y la escena se repite. Y así hasta cinco veces sucesivas. Viendo que el fiscal no se retiraba del grupo, don Faustino se volvió hacia Fer­nández Dans y le gritó en pre­sencia de todos: 

-¡Váyase, hombre, váyase! ¿No se ha dado cuenta de que no tolero su presencia? ¡Váyase, imbécil! 
Dans, educadamente y rojo como un pimiento, se retiró con un cortés «con permiso».

Don Faustino, conseguido su propósito, se volvió hacia los circundantes y estalló en una carcajada estentórea: 
-Ja, ja, ja... Un idiota que es­taba estorbando, que se lo he dado a entender repetidamente
y que no lo captaba. Ja, ja, ja. 

El Magistrado y yo nos queda­mos serios. Los otros contertu­lios sonrieron aduladora y cobardemente.
Al final todo se abortó y el qui­jotismo de aquél tribunal, notable en osadía, quedó en agua de borrajas... 

De la inventada homosexualidad de Galbe tampoco se volvió a hablar. .. La vida seguía, pero no para Aca­cio Mañé. Aunque ocho años después (y ya sin violencia alguna) se proclamarla la inde­pendencia de Guinea Ecuatorial. 

Fracasado el intento de procesarle, Don Faustino se retiró dos años después de la gobernación.
Tras su fallecimiento en 1969 fue declarado "Hijo Predilecto de la Ciudad" de San Fernando (Cádiz) en donde tiene dedicada una calle todavía a día de hoy.
Joaquín Bardavío en El reino de Franco: Biografía de un hombre y su época recoge una narración similar. 
Sin embargo, hace un par de años, Rafael de Mendizábal intentará rebatir este relato en Misión en África-La descolonización de Guinea Ecuatorial (1968-1969) con: «El 20 de noviembre de 1958 fue detenido Mañé. Se dijo que murió a manos de la Guardia Colonial en su campamento de Bata, cerca de la Misión Católica y que el cadáver había sido arrojado al mar. Así lo creyó siempre Francisco Macías. La realidad resultó ser distinta. Murió accidentalmente en uno de los navíos apostados allí, según me contó el capitán de fragata Mollá, convirtiéndose –como es lógico– en un mártir de la independencia. Nadie se merece la tortura de ser "pasado por la quilla". "Se les fue la mano". Era un idealista y un hombre honrado. En ese desgraciado episodio, sobre todo para el negro, pero también para España por ser no solo una crueldad gratuita y un crimen sino además un grave error político, aun cuando no deliberado, ninguna participación tuvo don Faustino y su responsabilidad no rebasaba el perímetro exclusivamente político. La jurisdicción naval instruyó el correspondiente procedimiento que resultó sobreseído libremente. Con arreglo al Código de Justicia Militar esta era la competente por razón de las personas y del lugar, e incluso del presunto delito. El Juez de Distrito, con funciones de instructor penal, no actuó en ningún momento, el Fiscal tampoco y menos aún el Tribunal de Justicia presidido a la sazón por un excelente magistrado, Rafael Galbe Pueyo».

Mendizábal es un interesante -pero también interesado- relator. De hecho, Rosa Pardo Sanz -recurriendo al Fondo Marcelino Oreja Aguirre- afirmará en La política descolonizadora de Castiella que «El asesinato de A. Mañé fue reconocido por Castiella en su exposición (La Guinea Ecuatorial en la política exterior española, 1957-1967) a la Comisión Interministerial sobre el futuro de Guinea, en abril de 1967, y en Exposición del Ministro al Consejo de Ministros, 28-3-68 (en AC sin numerar). Al parecer se le aplicó una especie de ley de fugas; el caso se llevó a los tribunales (el juez instructor -R.Galbe- era en 1968 Subcomisario General) y se dio una pequeña pensión a la viuda para enterrar el asunto».


En el documento sellado como SECRETO de ese mismo fondo -sin entrar en detalles- se recoge cómo la provincialización y autonomía genera desasosiego en la población local y «produce una reacción de los sectores políticos guineanos y como consecuencia su represión por la fuerza por nuestras autoridades (…) quedando envuelta en el misterio la desaparición de Acacio Mañé, rico propietario de Bata». [El entrecomillado es nuestro, pero el subrayado es del documento original.]
En esa línea, resulta -cuando menos- curioso que Acacio Mañé, definido como "hombre de pocos escrúpulos",  desapareciera apenas una semana después de la misteriosa muerte de Enrique Nvo, otro líder independentista guineano presuntamente asesinado por órdenes del gobierno colonial.


No te pierdas El callejero y la memoria histórica deslocalizada.

jueves, 15 de octubre de 2020

Colonialismo suave

Recordábamos el pasado 12 la célebre frase de «Pero, sobre todos esos bienes, el Gobierno español os ha traído el más deseable de todos: el bien de la paz».

Sobre este tema, resulta reveladora la entrevista El franquisme va intentar fer creure que el seu era un colonialisme suau a Celeste Muñoz que acaba de publicar Maria Mayayo Vallverdú en Ab Origine.

Merece la pena leerla con calma. Os incluimos tan sólo un párrafo:

Quina mena de càstigs s’aplicaven a Guinea durant el franquisme? Com diferia el codi penal de l’aplicat a la Península i quina era la seva duresa?

L’últim capítol de la tesi [de Celeste Muñoz] el dedico a fer un balanç punitiu d’aquest període. La sorpresa va ser que vaig poder trobar totes les dades estadístiques dels serveis de la policia governativa i de les presons, aspectes que no estaven tractats, i vaig elaborar una estadística sobre com havia augmentat la violència colonial en aquest període a partir de diversos indicadors: les detencions, la població penitenciària i els treballs forçats.

L’any 1941 hi hagué a Guinea 721 detencions; l’any 1955, catorze anys després, de mitjana n’hi va haver 5.495. Per tant, l’increment de les detencions al franquisme era constant. La població penitenciària entre el 1940 i el 1955 també es va multiplicar per quatre. Si es comparen les xifres de les detencions i de la població penitenciària de Guinea amb les del seu entorn geogràfic, s’observa que la mitjana d’empresonaments a la Guinea Espanyola és deu vegades superior a la mitjana africana i trenta vegades superior a la de l’illa. Com es dóna una resposta a aquesta dimensió punitiva que no té precedents en el seu context geogràfic malgrat partir de l’estesa idea que el colonialisme espanyol a Guinea era un colonialisme “light”? La principal hipòtesi que nosaltres estudiem és la de la relació entre els models de punició amb els models de producció. Què hi ha en aquest període que ens permeti explicar aquesta multiplicació tan elevada de les ràtios penitenciàries i de detencions? El franquisme, com ja se sap, tenia un model econòmic basat en l’autarquia. Fins llavors, com ja he assenyalat abans, no hi havia una centralitat econòmica de les colònies a l’economia espanyola; però des del moment en què el franquisme no tingué mercat exterior i depenia del mercat intern, hi hagué una gran inversió i intenció d’explotar al màxim els territoris colonials. Les exportacions de cacau o cafè de la Guinea Espanyola durant el franquisme es van multiplicar per quatre o per cinc. D’altra banda, la població colona tampoc va deixar de créixer i cada vegada hi havia més empreses. Per tant, hi hagué una gran explotació del territori perquè l’autarquia necessitava els seus territoris colonials, de la mateixa manera que necessitava la població del Marroc per consumir. El protectorat del Marroc absorvirà el 80% de les exportacions com a consumidor i Guinea en serà la principal productora.

Per crear tot aquest sistema extractivista va ser necessari crear un sistema de violència laboral, ja que aquest sistema no es creà d’un dia per l’altre. Aquí és on trobem l’explicació del perquè es passa d’una mitjana de 721 detencions anuals l’any 1941 a 5.495 l’any 1955. La mitjana de detencions i de població penitenciària de la colònia, com ja hem dit, era deu vegades superior a la resta de l’entorn geogràfic, però la de la regió de Río Muni realment era molt similar. És l’illa la que altera el panorama perquè té de mitjana 30 vegades més persones empresonades que no pas les colònies de l’entorn geogràfic. La ràtio diu que 5 de cada 100 habitants de l’illa estaven a la presó, sent aquesta una xifra molt elevada.

Aquests aspectes s’expliquen amb l’anàlisi del que ja havíem detectat en l’estudi de la justícia: gairebé tots els presos penals eren treballadors immigrants estrangers, els anomenats braceros. L’illa concentrava pràcticament totes les produccions i exportacions del territori però tenia poca població. Així doncs, hi havia una demanda constant de població nigeriana, la qual arribà a ser ⅔ parts de la població de l’illa. Per tant, els braceros, que no parlaven el castellà, superaven amb escreix la població local, patien una gran vulnerabilitat i exclusió. Evidentment, en l’emancipació i la punició hi havia un tema de classe; de la mateixa manera que no hi havia cap emancipado que fos bracero, gairebé totes les detencions i empresonaments eren contra els braceros. Aquesta població més subalterna, més exclosa socialment del sistema, formada per migrants estrangers que vivien en guetos, que no tenien cap empara legal (als seus països ni tan sols constaven en registres), etc. va ser sotmesa a una violència vinculada al sistema productiu. Podríem dir que la major part de la repressió centrada en les persones que els colons anomenaven españoles guineanos, de les ètnies locals, era una repressió molt més política i de caràcter cultural. Aquestes persones sí que interessava que es fessin ciutadanes espanyoles, motiu pel qual la seva assimilació violenta va ser molt gran en l’àmbit cultural.

Però pel que fa a la violència policial, penitenciària i laboral, fou la població estrangera la que patí una violència més extrema. Les migracions de nigerians a la Guinea espanyola suposen la migració africana més gran del període colonial entre dues potències que no estaven sota la mateixa sobirania: vora 60.000 persones van emigrar cap a la Guinea Espanyola. Així doncs, estem parlant d’una colònia que en el moment de màxima demografia tenia 190.000 persones, la major part de les quals vivien al continent. L’illa de Fernando Poo, per tant, tenia poca població i totes les persones migrants es dirigien cap a aquella regió.

Hem de tenir present que la majoria de condemnes de la colonial eren a treballs forçats. El braceros tenien un contracte laboral que, un cop finalitzat, els obligava a tornar al seu país. Aquests contractes, però, podien allargar-se una mica més, motiu pel qual la gent entrava en un circuit de reciclatge de mà d’obra a través del punitivisme: hi havia una estratègia basada en el fet que les persones, un cop acabaven el contracte, entressin a la presó per qualsevol delicte per, d’aquesta manera, optimitzar aquesta mà d’obra a partir dels treballs forçats. El col·lectiu migrant era, per tant, un col·lectiu molt castigat. També patia exclusió social i estigmes per part de la població local, que no els volia allà; la seva situació era molt delicada.

Cal destacar el camp de concentració d’Annobón, una illa de Guinea situada entre Sao Tomé i Príncipe. Era un territori apartat i sense infraestructures: el 1940 hi vivien 6 europeus en una població de menys de 1.000 persones, només hi arriba un vaixell cada tres mesos i no hi havia carreteres. En resum, era un lloc deixat de la mà de Déu. La relació dels europeus amb la població local també era diferent perquè hi tenien poc poder i poca capacitat d’intervenció. Durant la República es va intentar crear-hi un camp de concentració pensat per a europeus jutjats per la Ley de vagos y maleantes. Aquest projecte no s’arribà a desenvolupar mai però durant franquisme va reprendre’s, ja no per empresonar europeus sinó per allunyar del territori persones que eren reincidents al sistema penitenciari i que es consideraven perilloses, podent ser així agents d’aldarulls o d’agitacions socials. D’aquesta manera es va crear un camp de concentració amb brigades disciplinàries, treballs forçats… He recollit dades al respecte, com per exemple el tipus de tasques que s’hi realitzaven, els horaris, l’accés a missa, els freqüents serveis mèdics a causa dels elevats càstigs, testimonis sobre les tortures que s’hi aplicaven, etc. Aquestes eren realment dures; per exemple, feien dormir els presos lligats als cocoters després d’haver estat fuetejats, càstig que els provocava ferides que s’infectaven al passar la nit tocant l’arbre i amb els insectes que hi havia. Les taxes de mort per infecció eren molt altes. Pel que fa a les dones empresonades, les violacions eren sistemàtiques i, de fet, es registren diverses cartes de caps locals de la Guinea Espanyola que reclamaven que les dones que entraven a la presó deixessin de ser violades perquè sovint acabaven morint.
El camp d’Annobón és el que ha deixat més documentació d’aquestes tortures i violacions. L’ús polític d’aquest camp és important, ja que de la lluita antifranquista se n’ha exclòs els nacionalistes equatoguineans, que lluitaven contra el règim colonial, motiu pel qual no se’ls associa a la lluita antifranquista. Però aquestes persones van ser represaliades per les seves idees polítiques durant el franquisme i també hi van lluitar en contra encara que no se’l plantegessin com a tal sinó com el règim colonial en tot el seu conjunt. Van anar a la comissió dels Drets Humans de les Nacions Unides a denunciar el règim. Per exemple, un dels líders nacionalistes, Acacio Mañé, assassinat per la Guàrdia Civil tirant-lo al mar, no entra als còmputs de la repressió franquista tot i va patir repressió política del règim. Com ell, moltes persones foren assassinades i represaliades per les seves idees polítiques i són excloses de les víctimes del franquisme. S’ha de fer un exercici de memòria històrica. El camp d’Annobón servia per aprofundir en aquesta dimensió perquè moltes persones que van lluitar contra el règim colonial van ser deportades en aquest camp. Així doncs, aquest serví, parcialment, per a la reclusió de la dissidència política.

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viernes, 29 de noviembre de 2019

El caso Acacio Mañé: ‘Negro limbo’, la historia olvidada del colonialismo español en África

Tamara García nos cuenta en el Diario de Cádiz sobre la realización de un nuevo documental de Lorenzo Benítez:
  • El realizador gaditano Lorenzo Benítez comenzará el próximo año el rodaje de un documental sobre la desaparición de un líder negro en la Guinea española bajo el régimen franquista
Un fotograma del documental ‘Negro limbo' del realizador gaditano Lorenzo Benítez.
Tres años de investigación, meses y meses de trabajo en nuevas fórmulas narrativas e incontables horas en las que volcar todo el talento y la pasión por el audiovisual han convertido a Negro limbo en una realidad que cada vez está más cerca. Y es que el proyecto documental del realizador y periodista gaditano Lorenzo Benítez, con el que sacará a la luz la cara más desconocida, la historia olvidada, del colonialismo español en África, comienza su rodaje el próximo año.

“Estamos en un momento muy especial porque ya tenemos armada la estructura narrativa del largometraje y contamos con apoyos económicos, especialmente el de Diputación de Cádiz, para poder pensar ya en rodar de cara a 2020”, explica el director de la cinta desde el Festival Internacional de Documentales de Ámsterdam, uno de los más prestigiosos del sector, donde ha acudido con su equipo para completar la financiación de su proyecto y para reunirse con diferentes programadores de festivales interesados ya en Negro limbo.

Y es que el filme rescata uno de los episodios más desconocidos del colonialismo español en África durante el régimen franquista, “pues si todavía tenemos el capítulo abierto de la memoria histórica, de los muertos enterrados en cunetas en nuestro país, imagínate en qué situación de olvido se encuentra este tema en los territorios que fueron colonia como Guinea Ecuatorial”, reflexiona Benítez sobre el país en el que centra su película, actualmente, en fase de preproducción.

Así, la desaparición de un líder negro en la Guinea española durante la dictura franquista es el motor de una cinta donde se abordarán “los pactos de silencio” que se establecen “en las familias, las instituciones y la sociedad en general” para “esconder verdades incómodas”, adelanta.

De esta forma, Negro limbo situará al espectador en 1959, año en el que el continente africano hervía
“en procesos de independencia, más o menos violentos y, la mayoría, traumáticos”. África se convertía en el cruento escenario de la guerra fría, mientras que el régimen de Franco había logrado que España entrara en Naciones Unidas y procuraba ganar aliados en la diplomacia internacional para ir saliendo de la autarquía y el aislamiento internacional.

Con este telón de fondo nos encontramos con una Guinea española, actual Guinea Ecuatorial, como “granero de cacao, café y madera para la metrópoli” pero donde la mayoría de la población negra estaba tutelada como menor de edad, salvo una élite de hombres negros emancipados, finqueros y cazadores de elefantes, que empezaban a organizarse políticamente para reclamar la soberanía ante Naciones Unidas. Y en uno de esos hombres, un hombre cuya desaparición, sesenta años después, sigue sin resolverse, se fija Benítez en Negro limbo, “a partir de la investigación que inició entonces el Fiscal General de la colonia”, revela.

“Podríamos decir que en el documental se superponen dos capas, que lo recorren dos miradas, la de los nostálgicos de la época que tienen una visión idealizada de las colonias y otra visión más profunda y desconocida que se extrae de la propia investigación que se enmarcaría también en la memoria histórica de España”, valora su director.

Lorenzo Benítez, realizador del documental Madres invisibles (2016), es también productor de la cinta a través de Antonia Films –una casa productora de reciente creación en Cádiz orientada al cine documental creativo y que está impulsada por Benítez y la cineasta hispano-nicaragüense Mercedes Moncada– aunque también se cuenta con la producción de Izar Films (Guipúzcoa) y con la colaboración de 3boxmedia International Sales (Alemania) y la Diputación Provincial de Cádiz. Además, en el proceso de postproducción se sumará Elamedia Estudios (Madrid), gracias a un premio obtenido en el Mercado de Cine Documental de Tenerife Afrolatam 2019.

Además de este galardón, Negro limbo ha sido el único proyecto de documental creativo de los veinte seleccionados – entre más de 400– en el 17 Curso de Proyectos Cinematográficos Iberoamericanos organizado por Ibermedia, Fundación Carolina, Ministerio de Cultura, AECID, Fundación SGAE y EGEDA. Un curso, que finalizó la semana pasada y que tuvo como consultores de guión a Montxo Armendáriz y Michel Gaztambide, que ha dotado al realizador gaditano de “nuevas herramientas narrativas” provenientes del cine de ficción “con las que alimentar la estructura narrativa del documental”.

En el último año, el proyecto también ha participado en el laboratorio de proyectos de L’Alternativa Festival de Cine Independiente de Barcelona y en un taller de Sources2 Script Check de Europa Creativa Media Andalucía.

sábado, 17 de noviembre de 2018

El crucero "Canarias" en 1936 y 1969

La historia es caprichosa, tiene giros insospechados, y un ejercicio de memoria histórica lo pone en evidencia:

¿Cómo sino el "Canarias", el mismo crucero que durante la Guerra Civil participó incesantemente en el traslado de tropas de Ceuta a Cádiz, y desde donde se masacró a la población civil en la "La Desbandá" (1936) acabó participando en la evacuación de los ciudadanos españoles del territorio ecuatoguineano en 1969?

O ¿cómo Faustino Ruiz González ocupó durante la guerra varios destinos, incluyendo el de director de tiro del crucero “Canarias”, posteriormente fue Gobernador de los territorios españoles del Golfo de Guinea durante trece años (1949-1962), y cuya administración es recordada por la represión que costó la vida -entre otros- a Acacio Mañé y Enrique Nvó?

Benito Sacaluga reflexiona en su blog sobre qué hacer con los elementos de la memoria histórica:
El pasado 30 de agosto Rubens Ascanio Gómez hace en Facebook las siguiente pregunta: “¿Y qué hacer con un recuerdo de un barco que participó en la masacre de entre 3.000 y 5.000 civiles en Málaga?”.
Desde aquí agradezco a Rubens su recuerdo a las víctimas de "La Desbandá" y la denuncia contra sus asesinos.
El barco en cuestión no es otro que el crucero “Canarias” de la Armada Española (1936 – 1975), uno de los buques franquistas que participó en el bombardeo de la población civil que en febrero de 1937 huían de Málaga por la carretera de Almería, tras la toma de la capital malagueña por las tropas franquistas. El número exacto de víctimas, hombres, mujeres y niños, no está claro pero se manejan cifras de muertos de entre 3.000 y 5.000, de los heridos no hay datos ni aproximados.
Nos sigue diciendo Rubens:
“La habrán visto un montón de veces de camino a Las Teresitas, apenas a unas pocas decenas de metros del monumento a Franco de Santa Cruz”. Y sigue: “Ya el compañero Julio Concepción comentó hace unas semanas la vergonzosa placa homenaje a este crucero ubicada en las paredes del Cabildo y avanzaba la existencia de este monumento".
"Triste ruta de la memoria y desmemoria la de la costa chicharrera, la misma que sirvió de sepultura marina de tantos, como el poeta Domingo Torres. Dónde está la antigua prisión de Paso Alto, en donde estuvo preso el último alcalde republicano de Santa Cruz. Donde el águila del franquismo todavía preside uno de los laterales del edificio de la Comandancia de Marina. En la que la escultura dedicada a Franco sigue marcando los días...”

¿Cómo responder a la pregunta de Rubens Ascanio? A mi modo de ver la respuesta es sencilla.

Acudamos a la historia:
El “Canarias”, un buque de guerra magnifico, entró en servicio en septiembre de 1936, al comienzo de la Guerra de España. Los sublevados se hicieron dueños de la Base de Ferrol el 18 de julio de 1936, estando el “Canarias” terminando su equipamiento y artillería tras su botadura, llevada a cabo esta el 28 de mayo de 1931, al inicio de la II República, se botó por tanto con bandera republicana. Durante toda su vida útil, y hasta su desguace, estuvo bajo bandera franquista.

Pocos fueron los combates navales en los que se vio inmerso el “Canarias”, todos ellos contra barcos de inferior categoría. En septiembre de 1936 el ministro de Marina de la República, Indalecio Prieto, ordenó que la Flota dejase las costas mediterráneas y se traslade al Cantábrico, dejando solo dos unidades menores para la vigilancia y control del Estrecho de Gibraltar, los destructores “Almirante Ferrándiz” y “Gravina”. El 29 de septiembre los cruceros sublevados “Canarias” y “Baleares” se encuentran ya en aguas del Estrecho. El “Canarias” avista al destructor “Almirante Ferrándiz”, el cual no ha sido advertido por la aviación republicana de la presencia de los cruceros enemigos en esas aguas. El “Canarias” lanza varias andanadas de sus cañones de 203/50 mm desde una distancia de entre 20.000 y 16.000 metros, dos de ellas alcanzan al “Ferrándiz” hundiéndolo sin prácticamente percatarse de la presencia del crucero.

Tarda el "Canarias" casi 90 días en participar en otro combate naval, en la Batalla de Cabo Machichaco. Un combate entre el crucero y varios “Bous”, (bacaladeros armados), de la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi. El saldo del combate fue el hundimiento del bou “Nabarra”. Eso sí, el “Canarias” no desaprovechó la ocasión para cañonear al mercante “Galdames”, apoderándose del mercante, ocasionando de paso la muerte de cuatro de sus pasajeros, una mujer y tres niños.

En abril de 1937, junto con el crucero Baleares, atacó a varios barcos de la Flota Republicana cuando esta regresaba a Cartagena procedente de Málaga. No hizo ningún blanco, y al poco optó por huir para evitar los disparos de los buques republicanos y los procedentes de las baterías costeras de Cartagena.
En marzo de 1938 participó en la Batalla del Cabo de Palos, en la que, después de que los buques republicanos hundieran a su gemelo el “Baleares”, huyó a toda máquina.
Finalmente, en agosto de 1938, junto a media docena de barcos más, intentó hundir al destructor republicano “José Luis Díez” en aguas de el Estrecho. Ni consiguieron hundirlo, ni apresaron al destructor, refugiándose este en Gibraltar.
Estos fueron los combates navales del “Canarias” durante la Guerra de España, y durante toda su existencia. No es precisamente un historial digno de homenaje alguno.
En el haber del “Canarias” solo hay hundido otro buque más, esta vez sin posibilidad alguna de combate, ya que se trataba de un mercante desarmado, el “Komsomol”, de bandera soviética, al que cañoneó frente a las costas de Orán en diciembre de 1936.
El resto de acciones navales de importancia en las que el “Canarias” utilizó su potente artillería fueron contra objetivos en tierra, sin ninguna oposición artillera digna de mención, más bien inexistente:
  • Cañoneo de la ciudad de Alicante.
  • Cañoneo de Almería
  • Cañoneo del puerto de Barcelona
  • Cañoneo de Rosas
  • Cañoneo de Palamós ...

Acabada la guerra participó en las siguientes misiones:
  • Cañoneo de la costa de Ifni
  • Zafarrancho de combate intimidatorio frente al puerto de Agadir
  • Evacuación de Guinea Ecuatorial
  • Maniobras hispano-francesas en aguas cercanas a Barcelona.
Según lo anterior hemos de convenir que el “Canarias” no es digno de homenaje alguno por sus acciones bélicas, y si alguien así lo considerase dicha consideración quedaría totalmente descalificada por las criminales actuaciones del crucero contra la población civil, muy especialmente en lo referente a lo sucedido en la carretera Málaga-Almeria, lo que popularmente es conocido por “La Desbandá”.
Antes de responder a la pregunta de Rubens Alcaine que cito al inicio, indicar que el “Canarias” es , o era, muy querido por parte de la población canaria, mas concretamente por parte de los habitantes de Santa Cruz de Tenerife. Ya en 1937 las autoridades tinerfeñas se ofrecieron a Franco para costear y entregar al “Canarias” su bandera de combate. La entrega se materializó en 1941, entre grandes festejos militares, civiles y religiosos, el coste de la enseña se sufragó mediante una suscripción popular, a base de la puesta a la venta de papeletas de 25 céntimos. Abundando en lo anterior, cuando el crucero fue dado de baja en la Armada (1975), las autoridades tinerfeñas solicitaron que el buque les fuera entregado para ser convertido en museo, no sé lo que hoy opinaran los tinerfeños sobre esto. Finalmente el crucero fue desguazado.
Bien, teniendo en cuentas los tiempos que corren, y las más que evidentes muestras de rechazo que gran parte de la sociedad española muestra ante la retirada de símbolos franquistas, ante el problema de la hélice del “Canarias” propongo la siguiente solución, una solución sencilla, de bajísimo coste y que además permitirá a los tinerfeños amantes del buque el seguir disfrutando de una de las tres hélices del crucero.
Mi propuesta es la siguiente (concluye Benito Sacaluga):
Conservar la hélice en su lugar, y sustituir la placa que existe actualmente por otra en la que conste en varios idiomas el historial del buque, por supuesto es imprescindible que se refleje con claridad el bombardeo de la carretera Málaga-Almería y el número de muertos civiles que provocó, así como el nombre del resto de poblaciones que fueron objeto del fuego de los cañones del crucero.
Si mi propuesta prosperase, cosa que sinceramente no creo que suceda, sería interesante conocer lo que pensarán los miles y miles de turistas extranjeros que visitan Tenerife cada año, al comprobar a que atrocidades se rinde homenaje en España.
Claro que a mi lo que me pide el cuerpo es que se funda la hélice, y que lo obtenido por la venta de su extraordinario bronce se done a la Asociación contra el Silencio y el Olvido por la Recuperación de la Memoria Histórica de Málaga, una asociación que ya lleva localizadas en fosas comunes a más de 2.800 personas asesinadas por el franquismo.