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lunes, 29 de agosto de 2022

Llegada a Barcelona

Es cierto, no se trata de la guerra civil y sus consecuencias en el territorio ecuatorial.
Sin embargo, ¿quién mejor que Juan Juan Potous y Martínez permite conocer el entramado social del país?:

DE TETUAN A MANILA (crónicas de viaje)
LLEGADA A BARCELONA

Hoy, 16 de Julio, festividad de Nuestra Señora del Carmen, a las ocho de la mañana, apareció ante nuestro horizonte el famoso castillo de Montjuich y poco tiempo después divisábamos el inmenso bosque que en el puerto de Barcelona forman el infinito número de mástiles de los barcos aquí fondeados. El "Isla de Panay" avanza rápidamente, detiénese breves instantes para recoger al práctico que nos ha de guiar en la entrada y continúa su marcha en demanda del puerto exterior.Para celebrar la fiesta del día, Patrona de marineros y navegantes, todos los buques es- pañoles surtos en bahía, aparecen engalanados con banderas y gallardetes, llamando nuestra atención un hermoso vapor inglés de gran tonelaje, que también ha adornado sus mástiles y jarcias. Arriamos nuestra bandera saludando, al pasar junto al muelle donde se hallan atracados el viejo crucero nacional "Rio de la Plata" y el buque "Dédalo", el mas raro y antiestético de los barcos modernos, con su catavientos en forma de enorme cigarro en lo alto de su primer palo, con su extensa plataforma en popa para el lanzamiento de hidroplanos, de los cuales, dos de ellos se hallan en bahía próximos a su nodriza, pues asi puede calificarse el papel que desempeña el "Dédalo'', y con la inmensa variedad de artefactos, la mayor parte de ellos completamente desconocidos para mi, que adornan sus cubiertas. En el fondo del muelle dejamos al lindo vapor "Jaime I", que hace el servicio entre Barcelona y Mallorca, y deslizándose suavemente por las tranquilas aguas del puerto, el "Isla de Panay'' vá a buscar su sitio en el muelle de la Compañía Trasatlántica, amarrando la proa por la popa del magnífico vapor "Barcelona" de la Compañía Pinillos, que dentro de poco partirá en viaje para la América del Sur. Recibida la Sanidad y a libre plática el buque, empiezan las despedidas de los pasajeros que aquí quedan y comienza a disgregarse el extraño conglomerado que hemos formado desde Cádiz los viajeros del "Isla de Panay". Y a fé que no ha podido verse jamás una mezcla mas rara de tipos, profesiones y personas. Junto al hermano del Corazón de María que viene a España a reponer la salud perdida en diez años de estancia en las posesiones de Guinea, los cabos e individuos de la Guardia Colonial de Fernando Poó, luciendo el gorro colorado, que les dá apariencia de maduros "Botones''. Al lado del virtuoso párroco de Canarias, que llevado de su celo religioso, ha predicado un largo sermón en Valencia a los trabajadores del puerto que pronunciaban frases gruesas, la "cocotte" catalana con acento extranjero, que expulsada de Fernando Poó por sus escándalos viene en busca de su familia residente en la Ciudad Condal. En íntima amistad con el grueso y atildado inglés, ingeniero que planea un ferro-carril en la República de Liberia, el mestizo que posee haciendas de cacao en Santa Isabel y San Carlos. Todas estas extrañas figuras, mas los tres monos y las dos cotorras que la hetaira trae de África, nos abandonan, quedando únicamente abordo la familia del Cónsul de Portugal en Singapore, un alto empleado de la Compañía General de Tabacos de Filipinas y nosotros. Por la festividad del día no se trabaja en el puerto, y la quietud y la tranquilidad reinan abordo, pues además han desembarcado en Barcelona muchos de los tripulantes del "Isla de Panay" que allí tienen sus familias.


Crucero Isla de Panay. Conocido como el Barco de la Muerte, fue usado para transportar hacinadas a las tropas españolas asignadas a la guerra hispanoamericana en Cuba. Terminada la guerra fue reasignado por la Trasmediterránea al golfo de Guinea hasta su hundimiento, para cobrar el seguro, en Punta Europa: «Fue en la noche del 7 de Diciembre de 1929, tras embarrancar en un bajo llamado Los Primos entre Santa Isabel y San Carlos. Los supervivientes dijeron que serían casi las tres de la mañana cuando se oyó un ruido sordo debajo del barco, como si hubiese tropezado con un arrecife, y que al ir muy despacio evitó partirse por la mitad; comenzó a inclinarse lentamente y se hundió ante la vista de todos, posándose suavemente en el fondo. Allí debe de estar aún, junto a la conciencia del señor marqués».

lunes, 15 de agosto de 2022

El callejero y la memoria histórica deslocalizada

¿Recordáis la entrada de El callejero y la memoria histórica? o ¿La desconocida calle sobre la calle dedicada al gobernador Juan Fontán en Las Palmas?

No son la única: el gobernador Faustino Ruiz González es "Hijo Predilecto de la Ciudad" de San Fernando (Cádiz) en donde tiene dedicada una calle todavía a día de hoy. Al almirante se le recuerda -entre otras cosas- por la desaparición de Acacio Mañé.

El fallido intento por investigar el suceso y -eventualmente- procesar al gobernador lo recogíamos en El procesamiento a Don Faustino.

Y es que, en no pocas ocasiones olvidamos que la sombra del franquismo, sus normas y sus consecuencias, se proyectaron sobre territorios y poblaciones que hoy no forman parte del Estado español, quedando por fuera incluso de las reivindicaciones de memoria histórica.

Precisamente en "Memoria y frontera...", de María del Mar Fernández Pérez, se analiza:
En este periodo las fronteras del Estado eran diferentes, aunque en muchas ocasiones no se sea consciente de esto: no sólo territorios en Marruecos y el actual Sáhara ocupado eran posesiones españolas, también lo era Guinea Ecuatorial. 

Resulta llamativa esta falta de referencias a las colonias si tenemos en cuenta que el imaginario colectivo de la Guerra Civil está plagado de referencias al norte de África: allí se produjo el golpe de estado en un primer momento, de allí venía el ejército africano y la famosa y temida guardia mora. Esta guerra, tan importante para la historia europea, empezó en África, y allí se produjeron los primeros asesinatos de quienes permanecieron fieles a la legalidad republicana. Es muy difícil hablar de este periodo sin hacer referencia al protectorado y situados en el momento actual, habrá que afrontar el desarrollo de la Ley de Memoria Histórica en territorio extranjero.

Miguel Ángel López Moreno recoge la existencia de la calle dedicada al Almirante Faustino Ruiz en Las calles indecentes de San Fernando:

(...) Hay en San Fernando calles con nombres de alcaldes que colaboraron, abierta y decididamente, en la represión política y social que se desplegó en .la ciudad desde el 18 de julio de 1936. Fueron alcaldes que sirvieron a una dictadura militar de carácter fascista…

«…en origen, naturaleza, estructura y conducta general, el régimen de Franco es un régimen de carácter fascista, establecido en gran parte gracias a la ayuda recibida de la Alemania nazi de Hitler y de la Italia fascista de Mussolini».

Así lo definió y condenó la Asamblea General de las Naciones Unidas el 12 de diciembre de 1946, precisamente en los años en los que los alcaldes en cuestión actuaron. Estos mandatarios isleños fueron dirigentes políticos que colaboraron con un Estado ilegal. Las víctimas de la represión en esta ciudad (los asesinados y los perseguidos), que lo fueron bajo los mandatos de estos alcaldes, no merecen la afrenta de ver sus nombres rotulados en las calles. Su permanencia supone, en nuestra opinión, enaltecimiento del golpe militar de 1936, de la represión posterior y de la impunidad.

Permanecen en la ciudad calles con nombres de militares —fundamentalmente marinos— que participaron en el bando sublevado de la guerra civil española y que desarrollaron posteriormente una dilatada y brillante carrera militar, incluso regalaron a la ciudad una valiosa contribución política e intelectual. Todos esos militares tuvieron que demostrar inevitablemente su adhesión a la dictadura militar que se iniciaba el 18 de julio de 1936 y, con ella, acataron la cobertura ideológica de carácter fascista que adoptó el nuevo Estado. Aceptamos que un número indeterminado de ellos —nunca sabremos cuántos— se vieron arrastrados por la pulsión de sobrevivir y asumieron como inevitable la obediencia a una cadena de mando que traicionó la promesa de adhesión a la II República. Entendemos que esos militares se dejaron arrastrar por la supuesta obediencia debida a sus superiores, porque la mínima objeción habría implicado una ejecución inmediata y extrajudicial. Y en el mejor de los casos, un consejo de guerra sumarísimo en el que los militares rebeldes y traidores les acusarían precisamente de rebelión militar con pésimas consecuencias.

«Los militares que se opongan al Movimiento de Salvación iniciado serán pasados por las armas por los delitos de lesa patria y alta traición a España». [En el Decreto nº 2 de la Junta de Defensa Nacional. Burgos, 25 de julio de 1936]. (...)

Pero hubo militares que organizaron la sublevación y/o participaron conscientemente en la guerra posterior y, en consecuencia, asumieron las consecuencias de sus actos. Para fortuna de ellos, resultaron victoriosos y sus decisiones personales fueron recompensadas con una notable carrera militar y con reconocimientos en el ámbito municipal. Por eso algunas calles de San Fernando siguen dedicadas a militares que se alzaron contra el gobierno legítimo de la II República. Eligieron libremente colaborar con la sublevación y, por tanto, cometieron un evidente delito de rebelión contra la legalidad, delito que hoy día sigue impune. Esa decisión les hizo ser presuntos cómplices y/o tener responsabilidad en las detenciones ilegales, torturas y muerte de aquellos isleños susceptibles de oponerse al Movimiento Salvador de la Patria. Así mismo, pudieron ser responsables directos o indirectos de un número indeterminado de incautaciones de bienes, de cárcel, de exilio. Y como miembros de un plan general abiertamente criminal, son responsables en función de la punibilidad del plan…

«Líderes, organizadores, instigadores y cómplices que participen en la formulación o ejecución de un plan general o conspiración, para cometer cualquiera de los crímenes antes citados, son responsables de todos los actos realizados por cualquier persona que ejecute dicho plan…». [En Diligencias Previas Procedimiento abreviado 399 /2006 v, de 16 de octubre de 2008. Juez Garzón, citando el Estatuto de Nüremberg (8 de septiembre de 1945)]

En consecuencia, las carreras profesionales de estos militares parten de un comportamiento desleal e ilícito, es decir, parten de la máxima vergüenza que puede perpetrar un militar: quebrantar su promesa o juramento de acatar las leyes, en este caso promesa de fidelidad a la República para defenderla y servirla bien: «Prometo por mi honor servir bien y fielmente a la República, obedecer sus leyes y defenderla con las armas».

Todos los militares traidores habían prometido defender precisamente a la República, no a una esotérica Patria diseñada ad hoc para justificar cualquier acto de rebeldía. Posiblemente no hay mayor deshonor para un militar que levantar sus armas contra sus propios compañeros y contra los ciudadanos que le otorgaron su confianza. Estos últimos militares no caben en el callejero de San Fernando, lo dice la ley que emana de la voluntad popular, y mantenerlos sería justificar y dar cobertura a la barbarie que se desplegó en este pueblo a partir del 18 de julio de 1936. Es nuestro deber, si tenemos ese conocimiento, exponerlo.
Y aún existen calles dedicadas a personas que avivaron la traición de los militares insurrectos, entendieron las tropelías de la Falange y demonizaron a los republicanos como antiespañoles. Por tanto, justificaron lo que estaba pasando en la ciudad, es decir, justificaron el exterminio físico de los posibles opositores políticos y sociales al Glorioso Movimiento Nacional. Máxime cuando desde su pretendida ascendencia moral declamaban justificaciones vistiendo sotana o blandiendo la pluma con destreza. Consideramos que tales personajes tampoco deberían tener una calle en San Fernando.

En nuestra opinión, eliminar de nuestras calles los vestigios de la dictadura franquista «...representa un paso fundamental hacia la realización del derecho a la verdad de todas las víctimas de graves violaciones de derechos humanos…» que ocurrieron en San Fernando. Pero, sobre todo, será un acto de justicia y valentía política que nos acerque a la conclusión de un ciclo histórico.

Entre otras la calle Almirante Faustino Ruiz:



El 29 de septiembre de 1936, el crucero rebelde Canarias detectó a treinta kilómetros de distancia al destructor Almirante Ferrándiz, leal a la II República, que patrullaba en el Estrecho de Gibraltar tratando de impedir que el ejército sublevado de Marruecos llegara a la península. El Canarias lanzó una andanada de cuatro disparos contra el Ferrándiz que resultó larga, impactó en el mar a 1200 metros del objetivo. En ese momento, ante la inminente huida del destructor y la probabilidad cierta de quedar fuera de alcance, el Director de Tiro del buque rebelde tomó la arriesgada decisión de saltarse el manual artillero y proponer una única andanada de disparos que hizo blanco a 21.000 metros. El Ferrándiz se hundió con rapidez. El mar se cubrió de cadáveres y de náufragos, y el prestigio personal del Director de Tiro del Canarias tuvo alcance internacional. Muchas marinas de guerra se interesaron por el procedimiento que se utilizó para hundir el destructor republicano a esa distancia y sin disparos de aproximación. 

Unos meses después, en lo que se conoce tristemente como la desbandá, desde ese mismo barco se dispararía contra la población civil que huía de Málaga.  

El Director de Tiro del Canarias era el isleño y capitán de corbeta don Faustino Ruiz González que, después de la hazaña, tuvo una larga y fructífera carrera militar —bajo la cobertura del régimen dictatorial del general Franco, naturalmente— hasta llegar al empleo de almirante. Entre 1949 y 1962 fue gobernador general de la Guinea Ecuatorial Española, años en los que reprimió con decisión el incipiente movimiento nacionalista guineano. Y en estas estaba don Faustino cuando fue procesado por la detención, torturas y asesinato del líder nativo Acacio Mañé. Una historia muy fea y muy torpe, que no le impidió seguir adelante con su carrera y su prestigio. 

lunes, 8 de agosto de 2022

El último viaje del Fernando Póo

Fue un gran barco, si bien sus últimos meses fueron accidentados...

ABC, 24 de junio de 1936.
El mes previo al golpe de Estado, la tripulación se vio inmersa en una huelga, quedando bloqueados por días en el puerto de Barcelona, el 23 de junio de 1936, el diario Universal recogía la noticia de que «a última hora de la noche de ayer la Policía se personó a bordo del trasatlántico Fernando Poo cuya tripulación se declaró en huelga de brazos caídos, a consecuencia de unas diferencias con la Compañía. Los agentes practicaron la detención de los 80 tripulantes de la nave, que ingresaron detenidos en el Juzgado de guardia, donde de madrugada continúa el interrogatorio»

Todavía el 29 de junio, La Vanguardia recogía que «El correo de Fernando Póo sigue amarrado en el muelle de España sin tripulación a bordo y en espera de que la Compañía mande nueva tripulación, para substituir a la que llevaba. Después de la entrevista que los consignatarios y comerciantes de fruta de esta plaza celebraron con el delegado marítimo se procedió a la descarga de los huecales de plátanos y otras frutas que llevaba a bordo, terminando la descarga a las cuatro de la madrugada».

«Otro de los informadores le preguntó qué noticias tenía del vapor Fernando Poo, que, teniendo señalada la salida de este puerto, como vapor correo para la Guinea, el 17 de cada mes, aun no había salido.
El señor España explicó el proceso de este asunto diciendo que se trata de un conflicto que tiene dos partes: una, de la tripulación con la Compañía, y otra, de los obreros con el Estado. El primer aspecto, ya solucionado, puesto que interviene el delegado del Gobierno de Madrid, era que la tripulación quería cobrar viaje doble, por entender que hacia un viaje de los llamados intercóloniales, lo que da derecho a cotizar doble sueldo.
Mi intervención fue considerar viaje intercolonial el que hacía dicho buque alrededor de la isla de la Guinea, pero no viaje intercolonial el que hacía el buque desde la península a Fernando Poo y vuelta.
El segundo conflicto es que la tripulación cree que debe ser aumentada, y la Dirección General de Comunicaciones opina lo contrario. La Compañía, por estar subvencionada por el Estado, ha de someterse a lo que ordena la Dirección General de Comunicaciones.
Como el barco no salía y representaba una desobediencia, el delegado marítimo pidió fuerzas a la Delegación del Puerto y fueron conducidos al Juzgado los tripulantes de dicho buque, que ha quedado bajo la protección de las.fuerzas de la Armada.
Como ustedes ven, es un conflicto, en que no interviene el Gobierno de la Generalidad, sino el poder central, y está pendiente de solución. Tengo noticias -terminó diciendo- que el Juzgado ha libertado a los tripulantes que fueron puestos a su disposición».

Vaixell Fernando Poo, atracat al port de Barcelona.

Así que la Gobernación se vio obligada a intervenir... y tras muchas presiones se lanzaron nuevamente a la mar: el 30 se publicaba que «anoche, poco después de las diez, terminó la reunión celebrada en la consejería de Gobernación, bajo la presidencia del consejero don José María España, entre las representaciones designadas para encontrar una solución al conflicto planteado a bordo de varios buques surtos en nuestro puerto, al hacer causa común las tripulaciones de los mismos con la actitud adoptada por la de la motonave Fernando Póo. En virtud de los acuerdos tomados en dicha reunión, el conflicto dióse por terminado. A las once, o sea con dos horas de retraso de la señalada, salía de nuestro puerto el vapor correo Ciudad de Barcelona, para Palma de Mallorca, habiéndose reintegrado al trabajo sus tripulantes. Poco después se hacía a la mar el correo de Mahón, Ciudad de Tarragona. Se espera que sucesivamente, y a medida que se reintegran sus tripulantes, lo harán los demás vapores, cuya salida había sido imposibilitada por igual motivo, normalizándose totalmente las entradas y salidas en nuestro puerto».

Sorprendidos en pleno viaje por el golpe de 18 de julio, se posicionan. Conforme documenta Francisco Font Betanzos en La corta vida marinera del buque Fernando Poo de la Compañía Trasmediterránea, cuando se inicia el golpe de Estado del 18 de julio de 1936, el Fernando Poo navegaba en aguas de Guinea. La tripulación remite un telegrama de aliento y adhesión al presidente de la República:
En aguas Guinea tripulación buque Fernando Poo compuesta afiliados C.N.T. y U.G.T. protestan enérgicamente cobarde criminal levantamiento horda fascista, lamentando no estar Península para luchar unidos hermanos proletarios aplastar imperialismo. Doloridos por victimas reacción, nos ofrecemos Gobierno Frente Popular defender República.
Y, a su vuelta de la Guinea Española, recogía El Diluvio: diario político de avisos, noticias y decretos en su edición del 30 agosto 1936 que:
— Procedente de la Guinea ha llegado el buque «Fernando Póo», con importante cargamento. El Gobierno le había ordenado, mediante un radiotelegrama, que no hiciese escala en ningún puerto hasta llegar a Málaga. Captado de radio por los rebeldes, éstos ordenaron al buque que hiciera escala en Ceuta, amenazándole, si no lo hacia así, con que sería bombardeado por los aviones. El capitán, atendiendo a las órdenes del Gobierno legitimo, no hizo caso y ha hecho el viaje costeando y expuesto a encallar en cualquier playa, antes de someterse a los facciosos. Se encontraron con un destructor leal, que ha venido protegiéndolo durante el resto del viaje. El barco no descarga en este puerto, ya que tiene orden del Gobierno de llevar su carga a Valencia, de donde saldrá cuando lo disponga la superioridad.
El 6 de septiembre, los periódicos informarán que «el Comité de incautación de la Compañía Trasmediterránea comunica al comercio y al público en general que mañana, a las siete de la tarde, saldrá de este puerto [Barcelona] la motonave Fernando Póo, para Femando Póo y demás puertos de la Guinea, para los cuales admitirá carga y pasaje hasta las once de la mañana del mismo día de la salida...».

El desafortunado final de ese viaje, ya es historia: el 14 de octubre de 1936, faltando tres días para que el Fernando Poo cumpliera su primer año de vida es hundido en la bahía de Bata.


Como contábamos en La batalla y los Mártires y en La huida, se estiman en 17 los muertos anónimos en el hundimiento del Fernando Poo.
Están documentados sin muchos detalles tanto por la prensa republicana, como por la prensa del movimiento, ya que la propia Gaceta de Tenerife: diario católico de información, en su edición del 21 de noviembre de 1936, recoge el relato y fotografías del tercer comandante del Ciudad de Mahón: Ángel García Uzariaga cuenta que el Fernando Poo «rápidamente se hundió, pereciendo ahogados gran número de rojos, entre ellos el cabecilla de la subversión».

Cuenta Porcel en Guinea mártir: Narraciones, notas y comentarios de un condenado a muerte que «El 4 de noviembre y a bordo del Banfora, fueron embarcados para la península, vía Francia, los siguientes refugiados: Ramón Hernández; Antonio Gil; Juan Marti; Santiago Bosie; Francisco Córdoba; Juan Sil; Vicente Zaragoza; Félix Gutiérrez; Tomás Vil; Ricardo Follona; Juan Vázquez; Francisco Ruiz; José Teuler; Francisco Picó; Pedro Gutiérrez; Jesús Vázquez; Benito Pérez; Pedro Llabres; Antonio Villanueva; Joaquín Martín; Vicente Mancho; Tomás Contell; Eliseo Maciá; Manuel Fernández; Juan Calvo; Francico Carrasco; Emilio Ramos; Andrés Paz; Faustino Pereira; Juan Sanmartín; José Rodríguez; Antonio Vadell; Antonio Tari Quiles; Luis Rey Pereira. Estos treinta y cuatro repatriados pertenecían a la dotación del buque Fernando Poo y pudieron salvarse del hundimiento del mismo, a nado».

En cualquier caso, la compañía se desquitará con sus empleados -una vez hundido el barco- por los sucesos de reivindicaciones y huelga de junio. El Capitán Emilio Ley Arata, director de la Trasmediterránea, será muy explícito en sus declaraciones a La Prensa: «Los oficiales del barco casi todos son rojos. El oficial que se exceptúa de haber estado de parte de los marxistas es el señor Devesa, casado con una joven de Las Palmas, de familia muy conocida. El Capitán del Fernando Póo, don Antonio Pasaje Respeto (sic), estaba también de parte de los rojos. Resultó muerto en el accidente del Fernando Poo el primer maquinista Eduardo Selma, marxista».
Los supervivientes acabarán confinados en el campo de concentración del viejo Lazarero de Gando, tal y como recoge Juan Rodríguez Doreste en sus memorias: «Llevábamos algunos meses en Gando cuando llegaron los detenidos en la Guinea española, que procedían de la isla de Fernando Poo y del territorio del Río Muni, a los cuales se habían incorporado los tripulantes capturados del vapor de la Compañía Trasmediterránea, llamado precisamente el Fernando Poo, hundido en las aguas del puerto de Bata. Eran aproximadamente unos ciento cincuenta en total, entre tripulantes y coloniales. De los primeros salieron las bajas más importantes que causó la expedición conquistadora».