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domingo, 1 de mayo de 2022

Creación del Frente Popular

¡1 de mayo! Aniversario de la creación del Frente Popular en Fernando Póo.

Realmente, fue efímero.
Pero forma parte de una historia apasionante, y poco conocida:

Cuando se repasa el desarrollo del conflicto del 36, el relato impuesto es el que reproduce Gerardo J. Cámara en La tierra amada. Aventura y Fe:
-Yolanda, en la Guerra Civil, ¿qué ocurrió en Guinea?
-Pasó con bastante tranquilidad -comento, no fue como en España. Los habitantes de Guinea no era políticos, eran trabajadores. Allí la política prácticamente no interesaba a nadie. La gente vivía pacíficamente. El gobernador de la colonia fue fiel al Frente Popular hasta que el 19 de septiembre de 1936, el capitán de la Guardia Civil y el teniente coronel de la Guardia Colonial de Fernando Poo le destituyeron en un pequeño golpe sin dar ni un tiro. No hubo derramamiento de sangre y la vida en la colonia continuó como siempre. Todo el mundo se conocía y nadie quería complicarse la vida.
-¿Qué ocurrió después de la Guerra Civil?
-Después de la guerra -continuó Yolanda- la colonia vivió una etapa floreciente (…).
Aunque sabemos que sí hubo tiros (y bombardeos), se trata de la construcción que ya veíamos con José Luis Vila-San Juan en El curioso alzamiento en Guinea:
-Los españoles que fuimos a Guinea -me dice uno de mis comunicantes- podíamos ser cualquier cosa, menos políticos... Yo llegue el 33. Aquellos españoles habían ido allí, sencillamente, por ambición. Por un correctísimo deseo de lucro: buenos sueldos (aunque dificilísimas condiciones de trabajo, habitabilidad, clima y salubridad), largos permisos o vacaciones retribuidas, posibilidades de ascensos y de independizarse, etc.
Lógicamente, como en todo este tipo de emigración, se barajaban muy distintos caracteres: el trabajador formal, el vago, el aventurero, el que tiene suerte y el que no la tiene.
-En los años 34 y 35, el Gobierno seguía preocupándose mucho y muy bien por la población de Guinea. Tanto por los nativos como por nosotros. Especialmente, en cuestiones de Sanidad colonial: uno de los grandes triunfos fue la batalla contra la mosca tse-tse, transmisora de la enfermedad del sueno que, al revés de lo que la gente cree, no produce sueño, sino que lo impide...
-Hablemos más de política.
-Esto era política.
-Si claro, pero, había lucha entre los partidos políticos?
-No. No es que hubiese o no lucha, es que no había partidos políticos.
-Pero Vds. bien tendrían ideologías distintas...
-Nosotros habíamos ido allí a trabajar y a luchar por ganar dinero. La Península, Madrid y el Congreso, quedaban muy lejos.
Fiesta republicana en Río Benito (1934):
«La colonia española en Río Benito (Guinea española)
festejó el aniversario de la proclamación de la República
que simboliza la niña María Luisa Domínguez,
a quién rodean en la foto varios indígenas».

Al fin y al cabo, en julio de 1931, el propio Alcalá-Zamora como presidente del gobierno provisional de la República, firmó un decreto exponiendo que «la modificación trascendental que en todo nuestro régimen jurídico supone el advenimiento de la República tenía que llegar, en su repercusión, al régimen colonial de los territorios que, formando parte integrante de la soberanía, están sitos en las islas y continente de Guinea». Sin embargo, y pese a que en el mismo establece que los derechos constitucionales serán de aplicación igualmente a los pobladores españoles y extranjeros del territorio, explicita que «será especial la legislación de orden público, las de reunión, asociación y Prensa», quedando la regulación de ese derecho fundamental entre las «adaptaciones que a propuesta del Gobernador se acuerden por el Gobierno».

Mientras tanto, de entre las diferentes contradicciones que experimenta la política española esos años, hay una que pese a su lejanía se vive con pasión en el territorio: se trata de la "denuncia Nombela" (por el ex inspector general de Colonias, Antonio Nombela) o "Caso Tayá", vinculada directamente con los intereses y la administración del territorio, y que acabó generando la caída del gobierno de derechas en la península. 

«¡Votad a España!, dicen, y los españoles votarán a España, a la España sin ladrones y sin encubridores, a la España libre de "Straperlos" y de "Golfos de Guinea", a la España digna del catorce de abril».

De hecho, tras las elecciones de febrero de 1936, concluirá Donato Ndongo-Bidyogo «La victoria del Frente Popular en un ambiente de máxima polarización sería el pretexto de la sublevación militar que desembocó en la Guerra Civil». Incluso entre la documentación elaborada por José Antonio Primo de Rivera en la prisión de Alicante, se incluye la referencia al «Asunto de Guinea...» como parte de su "síntesis moral" de los motivos que condujeron a la "rebelión" en julio de 1936.


Manzaneque, ex Gobernador de La Guinea,
momentos antes de jurar su declaración 
por al asunto Nombela ante la comisión parlamentaria el 4 de diciembre de 1935.

Volviendo al territorio ecuatorial, no son pocos los colonos y funcionarios que conocen personalmente a Nombela y que saben de primera mano de las arbitrariedades de las navieras con conocimiento cuando no colaboración de las autoridades de turno. En definitiva, muchos son los que festejen la denuncia y han seguido y alentado los avances del caso. Varios de ellos, redactarán y firmarán una nota de público agradecimiento para el Diario La Libertad, por ser a través de sus editoriales e investigación periodística los más visibles impulsores de que la "denuncia Nombela" no quedara olvidada en un cajón. Éstos firmantes, serán precisamente quienes tras esa euforia y alentados por el triunfo de las izquierdas en las elecciones (en las que no pudieron participar ni desde Fernando Póo, ni desde Río Muni), tomarán la determinación de constituir un estructura local del Frente Popular.
La política -seguirá el informante de Vila-San Juan- empezó al final del periodo inmediatamente anterior al 17 de julio.
La potencialidad económica de Guinea, en aquellos tiempos, era baja. Existían sólo cuatro o cinco Compañías fuertes. No podían dar buen trabajo a cuantos habían llegado allí en busca de un Eldorado. Quien no servía, quien no resistía, quien no se superaba en esfuerzo y en tesón, quedaba marginado. Entonces se empezó a hablar del Frente Popular. Se adherían los fracasados, los descontentos con su situación, que no habían sabido elevar.
En cualquier caso, contando con la necesaria anuencia del gobernador, constituyeron la organización y su primera actividad pública fue la celebración del 1 de mayo de 1936, con un comunicado que generó gran revuelo (gracias a Celeste Muñoz, os compartimos el texto):

 Agricultores, obreros, comerciantes, trabajadores todos de Fernando Póo y del Continente:

La primera agrupación de FRENTE POPULAR de Guinea, acaba de nacer en Santa Isabel de Fernando Póo, y se dirige a todos los que trabajan, en la histórica fecha del primero de Mayo, comenzando su acción pública en este día internacional de fraternidad.
Nosotros, haremos llegar hasta aquí el formidable impulso renovador que ha sacudido al pueblo español, y os aseguramos que haremos oir nuestra voz siguiendo el ejemplo magnífico de España, que en formidable esfuerzo se ha unido contra los saqueadores de las arcas públicas y del Tesoro Colonial.
Por estar lejos de la Metrópoli estos territorios, la intriga, la falta de organización y de moralidad, la arbitrariedad, están a la orden del día. Ni escapa, ni puede escapar a la Colonia a la fiscalización del pueblo. No es Guinea excepción honrosa que sea preciso destacar del bienio negro, como espejo de pureza. También aquí es necesario que lleguen nuevos aires y que soplen con fuerza sobre los emboscados que reniegan de las ideas que ayer sostuvieron, para conservar un puesto desde el que poder sabotear las tareas que se ha marcado el pueblo español, y que habrán de llegar hasta nosotros.
Durante el bienio negro, nos hemos visto asaltados por gentes encumbradas al rescoldo del favor político, ilegalmente nombradas para cargos de vital importancia, que continúan controlando los mandos y utilizándolos contra nosotros, contra el pueblo entero, contra los que representamos el nuevo movimiento del pueblo, derrocador de caciques y de capillitas de compadres.
Pero a pesar de esto, nada nos hará detenernos en nuestro camino. La agrupación de FRENTE POPULAR de Santa Isabel no ha nacido sin lucha y declara a la vez que ha nacido para la lucha.
Hemos de luchar, con toda energía y decisión, para obtener las siguientes reivindicaciones:
  1. Sustitución por elementos de izquierda de las autoridades políticas de la Colonia, nombradas durante el bienio de derechas.
  2. Derechos políticos y sociales de igual amplitud que os reconocidos en la Metrópoli.
  3. Ayuntamiento de elección popular.
  4. Delimitación de jurisdicciones y eliminación de los servicios inútiles con supresión o reforma radical de las Administraciones Territoriales y del Patronato de Indígenas.
  5. Sustitución total e inmediata de la enseñanza religiosa, pasando al Estado todas las escuelas, talleres y fincas detentados por las misiones y que son propiedad del pueblo.
  6. Reorganización de los servicios administrativos, con jornada legal del trabajo, imprimiendo mayor eficacia a la acción de todos.
  7. Revisión de los nombramientos de funcionarios efectuados durante los dos últimos años, con reconocimiento de sus derechos a los funcionarios coloniales.
  8. Fomento de la agricultura, apoyo a los pequeños agricultores y facilidades de crédito.
  9. Consejo Colonial y descentralización administrativa
  10. Modificación democrática del Estatuto Colonial.
  11. Protección eficaz del trabajo, tanto de los europeos como de los nativos.
  12. Elevación del nivel cultural y material de indígena.
POR EL FRENTE POPULAR DE SANTA ISABEL 
LA JUNTA DIRECTIVA 


¿Seguimos con el relato del monárquico Vila-San Juan?:

[El abogado Rafael Rodríguez Delgado,] el llamado Presidente del Frente Popular -único partido existente en Fernando Poo- había ido reclutando a sus adeptos casa por casa (como quien hace seguros), ya que en el Casino -una especie de club privado- sólo tenían entrada los propietarios y apoderados, lo que significaba que, aun en la eventualidad de que hubiera podido hacer allí su propaganda, poca clientela hubiese conseguido...
-En total logró reclutar unos 150 hombres. Pero, nunca fueron extremistas. Era un Frente Popular muy moderado.
De todas formas, el Gobernador General, Luis Sánchez Guerra, el 5 de junio declara el estado de excepción, que, prácticamente, ni se notó. Asimismo, solicitó a Madrid un barco de guerra, como medida preventiva. El crucero «Méndez Núñez» llega a Santa Isabel el 24.
-El Gobierno, ¿era muy izquierdista?
-Luis Sánchez Guerra era un caballero de arriba abajo. Ingeniero de Caminos, fue el quien había ya realizado el puerto de Alicante. Era hijo del ex ministro José Sánchez Guerra.


Según la historiografía franquista, la victoria del Frente Popular en 1936 tras el escándalo de la gürtel del gobierno de derechas, pone nervioso a los poderes fácticos coloniales y el gobernador «reúne a la Junta de Autoridades el 5 de junio y promulga un bando por el que se declara a la colonia en estado de excepción: "El modo de ser interpretado, por algunos, el derecho a la libre emisión de sus ideas, por primera vez reconocido en la Colonia durante el mando de este Gobernador General y el evidente estrago que a la causa de la colonización está ello ocasionando, obligan al Gobierno General, contra lo que fuera su deseo, si el freno del patriotismo hubiera sido suficiente, a adoptar las siguientes medidas,..."».


Con apenas un mes de existencia, la personería jurídica del Frente Popular quedará suspendida... y se expulsará a algunos de los agitadores como al comerciante Rafael Santos o al abogado Antonio Pérez, a los que por decisión del Gobernador General se les aplica el artículo 5 y se pone a disposición de la Audiencia de Canarias. Y así, sea como preso gubernativo de junio 1936 o como leales a la República en el territorio ecuatorial durante el golpe de Estado de julio, los fundadores del Frente Popular en la isla acabarán confinados en el campo de concentración del viejo lazareto de Gando, en donde recibirán al resto de presos coloniales conforme eran procesados en el territorio ecuatorial por las nuevas autoridades franquistas.

El golpe en la mesa del Gobernador General no pasó desapercibido: incluso el 11 de junio el diario uruguayo El bien público abría portada con un "Graves desórdenes en la Guinea Española":



Pero no hay constancia de esas revueltas... ni llegó el Blas de Lezo. Sí llegó por unos días el Méndez Núñez, que retornó a España conforme se apaciguaban los ánimos y se prolongaba inesperadamente en la península el golpe de Estado del 18 de julio.

Regresó de nuevo a mediados de agosto, ante el temor de que la oficialidad del buque se pasara a la armada sublevada en el trayecto a España. De nuevo en el puerto de Santa Isabel, y una vez depuesta la oficialidad y confinada en la hacienda de Teodoro Avendaño, la marinería permanecerá ociosa en la ciudad alentando el debate político e insuflando confianza a los militantes del disuelto Frente Popular.

Cuenta en sus informes Juan Ramírez Dampierre, Vicecónsul portugués en Fernando Póo, que esa presencia envalentonó al colectivo, el cual

dirigió una carta al Gobernador General que la consideró inconveniente e irreverente, castigando al presidente del Grupo del Frente Popular, su autor [Rafael Rodríguez Delgado], con una multa disciplinaria de quinientas pesetas. Como las condiciones financieras de éste fuesen precarias, se le embargaron algunos de sus bienes, retirados de su establecimiento, cuya venta de subasta judicial financiada para el 25 del mes corriente. Como no tuvo compradores se anunció una segunda subasta. 

Finalmente, el buque se retirará a finales de mes, quedando los frentepopulistas isleños sin su respaldo.

Pero veamos un detalle recogido por José Luis Bibang Ondo Eyang en La Guerra Civil en la Guinea española: Un episodio quizá insignificante, pero documentado

Para evitar la especulación [de alimentos], el GG, por medio de una ordenanza de 15 de agosto de 1936 (BOC de 15 de agosto de 1936), dispuso la creación de una Junta de Subsistencias, un órgano cuyas funciones principales, según rezaba la misma disposición, eran: racionar los braceros disponibles entre los finqueros coloniales; controlar y regular los precios de los productos; y proponer cualesquier otras medidas que consideren «procedentes» para el mantenimiento de la estabilidad de la actividad económica colonial durante el curso de la guerra. El presidente de la referida Junta era el Secretario General del Gobierno Colonial. Como vocales de la Junta, estaban: el presidente de la Cámara Agrícola Oficial de Comercio e Industria; el presidente de Consejo de Vecinos de Santa Isabel; el Curador Colonial; el Director de Sanidad; y el Administrador Principal de Hacienda y Aduanas. El Ayudante de la Marina actuaba como secretario de la Junta. En la Guinea continental, las funciones de la Junta de Subsistencia las desempeñaba un Comité de Subsistencias, compuesto por los señores: Toribio Villalobos (presidente), Serra Companys, Rafael Iranzo y Jose Lozano Alonso.

Obsérvese que en la zona insular se integra a representantes de instituciones... mientras que en la zona continental, los integrantes del comité procederán de -por así decirlo- la sociedad civil. 
Con el paso de los días, ese matiz será decisivo: Tras la partida del crucero Méndez Núñez, se generan  movimientos pro golpistas en la zona continental, por lo que los republicanos de Río Muni, solicitan al subgobernador que tome medidas de control de armas y revisión de jerarquías en función a la lealtad al gobierno de República. Solicitan igualmente la conformación de una milicia nacional, firmando la solicitud ciudadanos que posteriormente se verán forzados al exilio y sancionados por su posicionamiento.

El temor se confirma: unos días después, caerá Santa Isabel, y se sublevará Cogo.

Fue dado un "golpe de Estado", en la madrugada del sábado 19 del corriente (septiembre); reteniendo con respeto al Gobernador General que continúa ocupando su casa particular en el Palacio, detenido e incomunicado, esa mañana desde las seis, fueron hechos presos cuantos constituían el Grupo Político Frente Popular y sus simpatizantes, siendo las prisiones hechas por milicias nacionalistas, acompañadas cada una de tres soldados de la Guardia Colonial indígena, todos debidamente armados y equipados. Todo Esto ocurrió con el mayor orden y serenidad, alterado tan sólo con el paso constante de camionetas con tropas armadas en los puntos estratégicos de la ciudad e iban a las casas de los individuos que iban a hacer prisioneros.

La historiografía franquista contará que, tras la caída de Santa Isabel, se producirá una reunión urgente en la subdelegación del Gobierno en Bata: «Por la noche se celebra una reunión confidencial y secreta de elementos del Frente Popular, que presiden Porcel y Pozanco, y a la que asisten Alejandro Torres, Rafael Iranzo, el jefe de Correos, Isidro Álvarez y el brigada e instructor de la Guardia colonial Emilio Fontanet. En esta reunión se adoptaron graves acuerdos: proclamar el estado de guerra; destituir y arrestar al capitán y a los oficiales de la Guardia colonial y nombrar comandante militar de la colonia a Fontanet. Y, por último, sustituir a todos los administradores territoriales que no inspirasen confianza».

Y Alejandro Torres García junto con «el procurador Sierra Companys, primo del Presidente de la Generalidad, de Cataluña; el maestro nacional José Lozano; el agricultor Francisco Padrón y el industrial Enrique Brutinel» conformaron nuevamente el Frente Popular en el territorio continental, con el beneplácito del subgobernador Hernández Porcel y desoyendo el bando del 5 de junio de 1936 que había disuelto la organización en la zona insular.

Este Comité provisional del  Frente Popular en Río Muni permanecerá operativo hasta que la tripulación del vapor Fernando Poo llegó a puerto, y reclamó una asamblea el 1 de octubre, para elegir un nuevo Comité Central.
No es de extrañar esa exigencia: en opinión de la naviera, «los oficiales del barco casi todos son rojos», y de hecho la tripulación había pasado en verano por una huelga que conllevó incluso dormir en comisaría para 80 de ellos, se habían posicionado desde el primer momento a favor del gobierno republicano y contaba con un comité abordo. 

Nos comparte Celeste Muñoz: «Aquí tenim l'acta fundacional, la constitució del comitè central i una llista d'afiliats de la regió de Muni (AGA, caixa 81/15781). Segons la meva estimació el FPG va arribar a tenir entre 150 i 200 militants (tots de la comunitat colona, formada per unes 1000 persones llavors)».





Ese nuevo comité del Frente Popular apenas tendrá un par de semanas de vigencia: la mañana del 14 de octubre, del Ciudad de Mahón en una operación de falsa bandera se hará pasar por un barco extranjero llamado el Ciudad de Macao, sorprendiendo a la población de Bata. Como ya sabemos, la jornada terminará con el Fernando Póo hundido en la bahía, la ciudad bombardeada, y los pobladores huyendo desesperadamente hacia las fronteras más cercanas y zonas boscosas en las que esconderse: Ángel Miguel Pozanco, secretario del Subgobierno de Bata, concluye que «con dos cañonazos destruyó el Fernando Poo y atacó la sede del Subgobierno. En el ataque al Fernando Poo también murieron varios tripulantes y otros fueron hechos prisioneros. Soldados marroquíes bien armados, que fueron desembarcados en Bata, no respetaron nada ni a nadie». O Gustau Nerín que documenta la huida de los republicanos ante el bombardeo y desembarco en Bata, los cuales «se iban a pie, en condiciones extremas, porque habían abandonado sus hogares lo más rápido posible. Según algunos guineanos, testigos de la huida, había incluso niños blancos desnudos».

El último en caer será precisamente el agricultor Alejandro Torres García, que había sido efímero presidente del comité provisional del Frente Popular, y que permanecerá en solitario cubriendo la retirada de funcionarios y población civil. 

Seguirán castigos, juicios, confinamientos, destierros, fusilamientos, ensañamiento e incautaciones de bienes. Incluyendo el periódico El Defensor de Guinea, que con el tiempo había acabado identificándose abiertamente con el Frente Popular, y que una vez integrado en la prensa del movimiento, dio lugar al periódico Ébano.

Al final, el acumulado de días entre la organización del Frente Popular en Fernando Póo y en Río Muni, no alcanzaría ni tan siquiera 2 meses de existencia. Pero hoy... es el aniversario: ¡Feliz 1 de mayo!. 


miércoles, 22 de abril de 2020

La Navaja de Ockham ecuatorial

Razonaba Patricio Nbe en su viejo blog que «nunca se ha hablado entre los colonos de las ejecuciones de blancos peninsulares y españoles por parte de sus homónimos que parece ser que hubo en los primeros días de la guerra, ni siquiera de las batallas de la guerra civil en Guinea».

Surgen así dudas de qué fue -por ejemplo- del cabo Núñez, del hombre del chiringuito, el exgobernador Núñez de Prado o del barbero Caparrós...
Son cuentas aisladas de un rosario sin nombres, y -por diferentes motivos- resulta difícil documentar su desaparición. No abundan los registros, y éstos no siempre son completos o accesibles, pero -en principio- éstos y otros muchos no constan entre la relación de huidos, ni entre los procesados. Tampoco se encuentran entre los depurados por los golpistas ni entre los que se incorporaron al ejército republicano....

Para el académico Max Liniger-Goumaz en su Diccionario Histórico de Guinea Ecuatorial,
 no habría duda: sí hubo ejecuciones tras el triunfo de los golpistas.

En el discutido diccionario biográfico de la Real Academia de Historia, Cecilio Yusta Viñas reflexiona sobre la "desaparición" del exgobernador Núñez de Prado:
El viernes día 24 de julio de 1936, el Heraldo de Aragón publicó en primera página la noticia del ingreso del general Núñez de Prado en la prisión de Pamplona y decía luego (pág. 4): «Pamplona, 22 (por teléfono). El general Núñez de Prado ingresa en la prisión de San Cristóbal de Pamplona. A las siete y media de la tarde ha llegado a esta ciudad en automóvil, procedente de Zaragoza, el General Núñez de Prado, acompañado por cuatro oficiales que le escoltaban. En calidad de prisionero ha ingresado en la ciudadela a disposición del general militar».
La mera publicación, en aquellos momentos y en una prensa sometida a la férrea censura militar, de que un jefe del Ejército se encontraba encarcelado en Pamplona, que era la sede del cerebro de la sublevación —el general Mola— que había difundido unas contundentes instrucciones de eliminar sin miramientos a los tibios que no estuvieran dispuestos a apoyar la sublevación, equivalía a una sentencia de muerte. Sin embargo, al ser la noticia periodística la última información que existe sobre el general Núñez de Prado y no haber aflorado prueba documental alguna que permita verificar su paradero vivo o su defunción, éste sólo puede ser declarado oficialmente en estado de desaparecido. Pero, si el general no fue objeto de abducción ni sometido a un proceso de sublimación y desaparición espontánea.
Supuesto que en el viaje por carretera de Zaragoza a Pamplona no sufrió daño irreparable y fue depositado en San Cristóbal, cabría esperar que fuera sometido a juicio sumarísimo y fusilado, procedimiento que, por su naturaleza, siempre deja algún rastro documental, como son las actas de la sentencia y fusilamiento. Pero esta vía de investigación está cegada porque, como se ha comprobado, no se localiza en los archivos militares indicio alguno de ello, aunque no se puede descartar que el juicio se celebrara y se ocultara o se hiciera desaparecer la documentación relativa a la causa, una maniobra que tampoco sorprendería a nadie.
Es difícil imaginar, tanto que le dejaran escapar como que el general consiguiera evadirse y que, a salvo en algún lugar seguro, no hubiera dado señales de vida. Es también posible que enfermara y muriese, o que se resbalara en la ducha y recibiera un golpe mortal y tampoco se puede descartar que se suicidara, pero su fallecimiento en estas circunstancias seguramente no hubiera sido silenciado. Analizadas todas las posibilidades, sólo quedan dos: que entregado a alguna cuadrilla de no tan incontrolados asesinos fuera “paseado”, o que fuera sometido a un suicidio asistido en la cárcel, ambos actos, por supuesto, discretamente realizados y oportunamente silenciados.
El principio de la navaja de Ockham establece que «en igualdad de condiciones, la explicación más sencilla suele ser la más probable», por lo que conforme a la reflexión de Yusta, si en ausencia de una instrucción o sentencia que explique la desaparición del sargento Núñez, del hombre del chiringuito, del exgobernador Núñez de Prado o del barbero Caparrós -entre otros-, y si resulta improbable que ésta se explique porque alguno de ellos «se resbalara en la ducha y recibiera un golpe mortal», lo más probable es que fueran represaliados sin ni siquiera molestarse en armar un atrezo jurídico-administrativo.

miércoles, 30 de octubre de 2019

El último gobernador republicano

Hay datos que pasan desapercibidos en el anecdotario de la guerra civil...:

Así, no se recuerda que -tras la caída de los territorios del norte de África, Canarias, Fernando Poo y Río Muni- el último territorio africano fiel al Gobierno de la República será la isla de Annobón.

Igualmente tampoco se guarda memoria del nombre del último gobernador republicano en África. Se trata del abogado Rafael Masiello Guerrero, vinculado familiarmente a la Unión Patriótica, que sería -según la retórica de La Guinea Española- el administrador territorial "accidental" de Ebibeyin:

Cuenta la crónica franquista, que tras la caída de Bata se dio una estampida entre los pobladores de origen europeo, se da incluso «la fuga de Furundarena, administrador territorial de Ebibeyin, que abandona su puesto y se refugia en el territorio francés del Camerón (..). La calma queda rota y el Subgobernador y sus auxiliares empiezan a perder la tranquilidad. Al administrador fugitivo le sustituye un hombre incondicional: Rafael Masiello». Así, cuando se da el repliegue de los republicanos, «en Ebibeyin sale a recibirlos el administrador territorial, Rafael Masiello, nombrado por el Comité del Frente Popular para sustituir a Furundarena: consigo tiene los destacamentos de la Guardia colonial del poblado de Alén y de Mongomo. Está dispuesto a la resistencia».
El subgobernador Porcel resuelve cruzar la frontera en dirección a Yaundé, mientras el último grupo de republicanos se organiza al mando de Fontanet para defenderse en el área y -en asamblea- reconoce al administrador Masiello como último y máximo representante del gobierno, asumiendo éste de modo efímero las funciones de Gobernador General del territorio.

Al final, como sabemos, la posición resultaría indefendible y -tras sufrir bajas- se verán obligados a cruzar la frontera.

En Guinea mártir: Narraciones, notas y comentarios de un condenado a muerte, Pozanco deja constancia de su exilio temporal y posterior repatriación con su familia: «En el vapor Brassa, zarparon con rumbo a Dakar y de allí a España, lo siguientes: José Lizcano Barco, Emilio Fontanet Monfort, Rafael Masiello Guerrero y familia y Luis Martínez y familia».

En enero de 1937, el gobierno de la República readmite en puesto y derechos a varios funcionarios coloniales, incluyendo en la declaración a «D. Rafael Masiello Guerrero, Administrador territorial de Guinea Continental». El 2 de abril, se reiterará en La Gaceta su condición de «afecto al Gobierno legítimo de la República».

A partir de ahí, resulta complicado seguir la pista del último Gobernador republicano. Si bien hay constancia de un Rafael Masiello Guerrero, que igualmente era abogado y nacido en Madrid. Éste, había sido nombrado el 7 de abril de 1937 -por el gobierno republicano en Valencia- presidente del Jurado de Urgencia de Cuenca, para lo que previamente se le había nombrado Juez de Primera Instancia e  Instrucción interino. 

Mientras el Gobierno republicano le rehabilita, por su parte el Gobierno de Burgos le incluirá en la requisitoria del 12 de diciembre de 1937 (II Año Triunfal) en la que se informa de la acusación de «delito de rebelión» y «se ruega y encarga a todas las Autoridades y Agentes de la Policía Judicial de la Nación, procedan á la busca y captura de dicho procesado, el que de ser habido será puesto a la disposición de este Juzgado». Y el 23 de marzo de 1939 -casi tres años después del triunfo del golpe de Estado en el territorio ecuatoguineano-, formará parte de la Causa 630 de 1936 de Fernando Poo.

Probablemente, por los orígenes de Masiello en la Unión Patriótica, tras la caída de Bata clamaba La Guinea Española contra «Los anfibios, acomodaticios (...) como aquellos que en tiempos de la Dictadura se hicieron de la Unión Patriótica y al cabo de unos meses, los vimos en las filas del socialismo. (...) ¡ojo! nada de contemplaciones, que de esa cantera han salido los traidores. Los dudosos no deben ocupar puesto alguno en la administración, de la que se debe separar todo lo que sea podrido».

Finalmente, el 25 de abril de 1940 será condenado a «tres años y un día de destierro y la multa de dos mil quinientas pesetas» por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Santa Isabel. Y «requerimiento de pago en forma a dicho encartado, cuyo actual paradero se ignora» en junio de 1941.


Todavía en 1947 en La Guinea Española se referían a él como «el Abogado Sr. Masiello, [administrador territorial de Ebibeyin] durante el mes de revolución».

Con respecto al Masiello destinado en Cuenca, tras la victoria golpista en la provincia, será denunciado por la Falange y condenado a muerte por el procedimiento sumarísimo de urgencia en Consejo de Guerra el día 31 de marzo de 1939, por un delito de adhesión a la rebelión.
Fue fusilado en Cuenca el 2 de abril de 1939, y sus bienes expropiados.
En septiembre de 1940, por resolución del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Albacete, será condenado a una multa 1.000 pesetas que deberían pagar sus herederos cuyo paradero se desconocía:
Orden Señor Juez Especial de Sentencias de la Auditoría de Guerra de la 5ª Región Militar. Heridas por arma de fuego (5:30 horas) Sus dos hijos y su mujer, Joaquina Quintero Ramos Izquierdo, emigraron a Venezuela en los años 50 por las dificultades que entrañaba su vida en España.
Al poco común apellido traído de Calabria a España por su abuelo Pascual Masiello, se suma una razonable coincidencia de fechas (rehabilitación e incorporación a la función pública en la zona republicana), profesión y la edad. De ser la misma persona (y todo apunta que así es), tendríamos un nuevo republicano de la Guinea Española fusilado tras Luis González Peña (†1937), a los que se podrían sumar los de Fulgencio Rosique Maya (†1936) y Restituto Castilla González (†1940).
Así, junto con Miguel Núñez del Prado (†1936), serían dos los antiguos gobernadores fusilados.

Y en su caso -algo inusual entre los coloniales, ya que la mayoría la obtuvo después cumplir condena o incluso haber fallecido- no pareciera tampoco haber un expediente de indulto (lo hay de 1957 a nombre de Rafael Manzielle Guerrero), aunque sí tiene ficha en el Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo.

Su nombre está incluido en la lápida de homenaje en el Cementerio Municipal de Cuenca dedicada a los 500 represaliados.



domingo, 30 de junio de 2019

Los "Baena Tocón" del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Santa Isabel.

A raíz de la ocultación de la responsabilidad de Antonio Luis Baena Tocón en las purgas a escritores y periodistas como secretario del Juzgado Especial de Prensa de Madrid, surge de modo espontáneo en las redes sociales información sobre el alférez y su papel en el juicio que sentenció a muerte al poeta Miguel Hernández.
Pero ¿y en el territorio ecuatorial?

Igual.

Son diferentes las vías de ensañamiento con la población del territorio Ecuatorial; éstas se prolongan en el tiempo y son acumulables entre si. Os presentamos las más conocidas y accesibles:

En la noche del 18 de septiembre de 1936 se busca casa por casa a los sospechosos de ser frentepopulistas en la vieja Santa Isabel.

Con la caída de Bata, se incrementará la persecución, se instruirán expedientes y se depurará la función pública de desleales o tibios con los golpistas.
E igualmente, al amparo de la "La Ley de Responsabilidades Políticas"el 12 de febrero de 1940 se constituirá el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de los Territorios Españoles del Golfo de Guinea.

Se sucederán varios nombres, predominando Pedro Baena Martínez (Capitán de la Guardia Colonial) como presidente del Tribunal (y Carlos Roca y Antonio del Valle como suplentes), acompañándole como vocales Francisco  Martos Ávila y a José María Marxuach Doncos (por la FET y de las JONS). Así como al fiscal Fernando González Lavín (con Luis Rivas Barrios de suplente) y Manuel Comesaña Fonseca en calidad de Secretario y Francisco Eguillor Muniozguren como suplente de éste.

Igualmente, a la mayor parte de los perseguidos se les derivará a Canarias, en donde se les someterá a Consejo de Guerra.

En el caso de los 150 del campo de concentración del viejo lazareto de Gando, que pasaron por un Consejo de Guerra, inicialmente se pidió una sentencia de muerte y 11 perpetuas, siendo presidido el Tribunal por el coronel José de Rozas Fernández y actuó de vocal ponente el capitán del Cuerpo Jurídico, Ángel Doll Manera. La Ley Marcial estuvo representada por el alférez del citado Cuerpo, Ildefonso Salazar y del Hoyo.

Tan sólo a modo de ilustración, ya que no representa al Tribunal de Responsabilidades Políticas de los Territorios Españoles del Golfo de Guinea, una imagen del Tribunal de raza. Se trata de un fotograma de "Al pié de las banderas" de Manuel Hernández San Juan, documentado en "Epígono de la Hispanidad - La españolización de la colonia de Guinea durante el primer franquismo" de Gonzalo Álvarez Chillida.

Quedan por recopilar los juicios de los ciudadanos que se reincorporaron a la zona republicana tras un exilio temporal huyendo del bombardeo de Bata, y que fueron juzgados allí donde fueron apresados, o la población nativa que estaba sometida al Patronato Indígena.

sábado, 2 de marzo de 2019

El declive de un tirano de Gustau Nerín

Para conocer sobre África en general y sobre Guinea Ecuatorial en particular, no hay mejor guía que Gustau Nerín. Algunas entradas de este paseo por la Calle 19 de Septiembre, como por ejemplo el dedicado a La Sección Femenina, serían difíciles de entender sin su trabajo previo.
Y entre sus muchos textos, hay uno de referencia obligatoria: Un Guardia Civil en la selva.
Se trata del Teniente Ayala, al que ya se ha incluido en varias anotaciones del blog.
Merece la pena, sin embargo, dedicar especial atención al capítulo El declive de un tirano del libro de Gustau:

(...) La situación, en Guinea, era mucho más tranquila que en la convulsa metrópolis. Durante las primeras semanas de la guerra, Ayala colaboró con el Frente Popular. Su militancia, pese a todo, era más bien discreta: publicó un panfleto en defensa de la República, pagó 150 pesetas para ayudar a las familias de los republicanos perseguidos y, de vez en cuando, tomaba una copa con el jefe militar de las fuerzas leales (Ayala tenía un bar con terraza en Bata, cerca de la playa, donde se reunían los simpatizantes de la República). Pero, por otra parte, el comerciante y hostelero protegió a varios oficiales de la Guardia Colonial confinados por golpistas. El capitán Ayala fue distanciándose progresivamente de sus compañeros de partido, y en especial a partir de septiembre de 1936, cuando a Bata llegaron noticias de la sublevación de la Guardia Colonial en Santa Isabel y de que los franquistas controlaban la isla de Fernando Poo. Fue en aquel momento cuando los republicanos del Muni se radicalizaron. Los izquierdistas más extremos ganaron influencia y se endureció la persecución de religiosos y colonos sospechosos de apoyar el golpe. Ayala, que estaba en Bata, se enteró de que pretendían encarcelar a los claretianos de la misión de Nkué y les advirtió del peligro. A través de un guineano, les envió una nota muy concisa: «Situación terrible, márchense llevando sólo lo preciso». Un par de religiosos huyeron. Los demás decidieron quedarse en la misión. Al cabo de pocos días, los claretianos fueron arrestados y trasladados a una finca de Bata, primero, y luego a un barco anclado ante la ciudad. La radicalización no fue mucho más lejos; en el Muni no hubo colectivizaciones, ni combates callejeros, ni bombardeos aéreos, ni «paseos», ni milicianos en mono de trabajo… En Bata, con guerra o sin ella, reinaba el relajamiento tropical. Poco después, el propio Ayala huyó de Guinea. Se fue a Camerún sin levantar sospechas, porque solía hacerlo por motivos de negocios. Desde allí escribió una carta al jefe militar de los republicanos, un buen amigo suyo, para explicarle su postura: «Sólo digo que estando usted solo, muy bien, habría tranquilidad, después no». En otra carta insistía en ello: «La vida, desde que V. no tiene solo el mando, no es tranquila, ni es vida […] Ojalá no pase nada y todo acabe bien». En Camerún, al principio, Ayala adoptó una posición muy ambigua. Denunció ante las autoridades francesas a un alemán que supuestamente espiaba para Franco. Pero, simultáneamente, mantuvo contactos con un par de funcionarios coloniales reaccionarios que habían huido de Guinea. El 14 de octubre de 1936, mientras Ayala permanecía en Camerún, un barco artillado con fuerzas marroquíes y voluntarios franquistas atacó Bata. Sin previo aviso, agredió a cañonazos tanto la ciudad como el barco que había anclado ante su playa. Las bombas tan sólo acabaron con tres personas: unos misioneros cautivos en el buque. Los combates, en Guinea, no causaron muchas más víctimas mortales. Los blancos republicanos huyeron en masa de Bata a toda prisa, rumbo a Ebibeyín, para exiliarse en Camerún. Se iban a pie, en condiciones extremas, porque habían abandonado sus hogares lo más rápido posible. Según algunos guineanos, testigos de la huida, había incluso niños blancos desnudos. Prácticamente todos los colonos de izquierdas del Muni pudieron escapar a las vecinas colonias francesas. Sólo [Alejandro Torres García] un militante del Frente Popular se resistió al avance franquista; era un viejo colono que había destacado, años atrás, por sus críticas al autoritarismo de Núñez de Prado. Aquel hombre se atrincheró en un remoto destacamento del sur de Guinea y murió con el fusil en la mano, en pleno corazón de la selva ecuatorial. Cuando los franquistas controlaron el territorio, Touchard, que ya era capitán, fue nombrado subgobernador de Bata. Ayala no abandonó Camerún, sino que sondeó la situación para comprobar si era prudente volver a Guinea. Todavía no lo era. Algunos colonos republicanos habían sido ejecutados. Y varios refugiados que habían decidido regresar a la colonia española, porque no habían jugado ningún papel político destacado, sufrieron penas de cárcel. Un funcionario franquista fue detenido en Bata por el mero hecho de haberse entrevistado con el capitán Ayala en un viaje a Camerún. Al ver que su situación no mejoraba, el ex reclutador envió una carta a Touchard pidiéndole permiso para ir a Toledo a ver a su familia; le aseguraba que, tras saludar a sus parientes, se presentaría ante Franco para que «hicieran con él lo que quisieran: o mandarle al frente o que le mataran». Ayala aseguraba que «él había sido un equivocado, que él se sentía arrepentido y que por lo mismo sentía más deseos de ir a España a luchar para poder quedar limpio de sus culpas». Incluso le aseguró a Touchard que estaba dispuesto a alistarse en la Legión para luchar contra los republicanos como legionario de a pie. Pese a sus solemnes promesas, cuando Ayala constató que las cosas no acababan de quedar claras, lejos de marcharse a la metrópolis como legionario, se limitó, prudentemente, a pasar una temporada más en Camerún. La administración colonial le procesó in absentia. El instructor del caso era, precisamente, Eugenio Touchard, ex colaborador suyo en la época del reclutamiento forzoso. Durante el juicio, algunos colonos derechistas declararon en contra de Ayala, pero las pruebas que presentaron eran poco sólidas: antipatía por los religiosos, comentarios irreverentes, amistad con colonos de izquierdas… La única imputación seria era que de vez en cuando, durante la guerra, se había reunido con los líderes republicanos. La sentencia, al fin, fue condenatoria, porque Touchard no tuvo en cuenta lo que Ayala había hecho — muy poca cosa—, sino lo que no había hecho, que era mucho. En la sentencia se argumentaba que las clases de la Guardia Colonial habían demostrado sus sentimientos derechistas y que, si no se habían sumado a la rebelión militar, era porque Ayala no lo había hecho, ya que el capitán era todo un referente para las fuerzas del cuerpo. El documento dejaba constancia de que, si él hubiese querido, la colonia entera se habría revelado, aunque ya no fuese militar: «Poco trabajo le habría costado al capitán Ayala hacer decidir la suerte de la Guinea a favor de la causa nacionalista». Todos los bienes del capitán fueron requisados. Ayala no compareció ante el tribunal, pero seguía de cerca su procesamiento. Vivía en la ciudad camerunesa de Ambam, a veinticinco kilómetros de la frontera, con su mujer —la fang guineana— y dos hijos mestizos. Para ganarse la vida, regentaba la factoría de un comerciante griego instalado en otra localidad de Camerún. En aquel establecimiento, Ayala tenía como empleado a un ciudadano británico que vivía en Mikomeseng pero pasaba largas temporadas en Ambam. El inglés, al volver de Guinea, informaba detalladamente al factor a propósito de la evolución de sus asuntos legales. Con tal de que le devolvieran sus propiedades, Ayala se mantenía en estrecho contacto con las autoridades franquistas. No le resultaba complicado: muchos de los altos cargos designados por los militares golpistas habían colaborado anteriormente con el capitán. Ayala tenía cierta amistad con el nuevo administrador de Ebibeyín, un médico de la sanidad colonial; de vez en cuando, el ex reclutador viajaba hasta la frontera entre Guinea y Camerún para entrevistarse con él. Algunos responsables de la Administración camerunesa se mostraban inquietos por aquellas reuniones: sospechaban que Ayala se dedicaba al espionaje para las autoridades franquistas, con el objetivo de recuperar sus propiedades; otros funcionarios creían que estaba a sueldo de sus antiguos socios alemanes. Ni unos ni otros hallaron pruebas concluyentes; es probable que sus sospechas fueran infundadas. En julio de 1937 Ayala viajó a Francia. Se embarcó en Duala y abandonó el barco en Burdeos. Desde allí se dirigió al País Vasco francés, donde se entrevistó con algunos altos cargos franquistas y les solicitó la devolución de los bienes que se le habían requisado. Los responsables del Gobierno de Franco le indicaron que, para tramitar su petición, tenía que dirigirse a Burgos. Pero Ayala, prudente, no cruzó la frontera. Sabía que en España podía sufrir penas de cárcel o incluso ser ejecutado. Lo conveniente era esperar. Regresó a Ambam. Ayala, que había sido un potentado en Guinea, vivía ahora en Camerún de forma bastante miserable. Aun así, conservaba su proverbial habilidad para las relaciones públicas, que tan útil le había resultado en Santa Isabel. Llegó a ser muy amigo del jefe de la circunscripción. Solían cenar juntos a menudo. Según un alto funcionario francés, que llevó a cabo una gira de inspección por la región de Ambam, «Ayala es recibido en el hogar del administrador como si fuera el niño de la casa, y se habla delante de él abiertamente». El jefe de la circunscripción de Ambam no era el único que apreciaba al exiliado; al parecer, en aquella aburrida ciudad del sur de Camerún, el capitán no tardó en volverse muy popular: «Es el hombre imprescindible, el cuarto jugador en las partidas de bridge, o la pareja en el tenis…» El comerciante disponía del único vehículo particular de la ciudad y lo utilizaba para hacer favores a los blancos de la circunscripción: «Ayala es quien va a buscar pequeños regalos a Ebolowa o a Yaundé…» En una ocasión, a finales de 1938, llegó a alquilar su coche al administrador de Ambam, que debía ir al Muni en viaje «privado» (en realidad se trataba de una misión de espionaje). El estatus de Ayala en Camerún fue consolidándose poco a poco. En 1940, al ver que su regreso a Guinea aún podía retrasarse más, abrió una fonda en Ambam. En el establecimiento, mucho menos lujoso que el que le habían requisado en Bata, acogía a los españoles que salían del Muni rumbo a Duala o Yaundé. De ese modo, se mantenía puntualmente informado sobre la evolución política de la colonia española. No perdía, al parecer, la esperanza de regresar a sus dominios. Pero su situación distaba mucho de mejorar. En 1940, Ayala fue procesado de nuevo por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Canarias. Por los «delitos» políticos que había cometido durante la República y la Guerra Civil, fue condenado a pagar 300.000 pesetas; 100.000 al acto, y 200.000 en un plazo de cuatro años. Era una multa muy elevada para la época. Quienes la imponían, sin duda, disponían de información muy fiable sobre los bienes que poseía el ex reclutador. Además, el tribunal condenó al oficial a una pena de destierro de tres años y un día. La familia Ayala abonó enseguida el importe del primer pago. La madre del oficial, residente en Madrid, no tardó en presentar un recurso en el que solicitaba la anulación del resto de la sanción. Alegaba que Julián Ayala había abandonado Guinea por sus desavenencias con el régimen republicano y que nunca había destacado como izquierdista. Pero la apelación de su madre fue desestimada. El tribunal político argumentó que no veía motivo alguno para indultarle. Ayala siguió defendiéndose legalmente. A través de un intermediario, solicitó un permiso para volver al territorio del Muni ante el subgobernador de Bata que había relevado a Touchard. A partir de aquello, la pista de Ayala se pierde. Pero pronto volvemos a encontrarla: regresó a España durante los siguientes meses. El 28 de marzo de 1942, el hombre que había sido todopoderoso teniente en Mikomeseng murió en una clínica de Barcelona a causa de una crisis hepática. Tenía cuarenta y seis años y una larga estela de crímenes a sus espaldas. (…)

Casi un año antes, en mayo del 1941, un Consejo de Guerra de Oficiales Generales designado para ver y fallar la Causa instruida en el procedimiento sumarísimo contra el Capitán Ayala le condenó a 6 años de prisión, ya que "es evidente que se ausentó de Bata en víspera de la llegada de las Fuerzas Nacionales y una vez en el extranjero no hizo nada por unirse a dichas fuerzas como era su deber, no solo de honor, por el uniforme que vestía sino por estar obligado a ello por disposiciones emanadas de las Autoridades Nacionales que disponían la obligatoria presentación de todos los retirados extraordinarios y por tanto ha infligido sus deberes militares ejecutando actos que constituyen el delito de negligencia previsto y penado en el párrafo segundo del artículo doscientos setenta y siete del Código de Justicia Militar". Medio año después, en octubre, se publica un orden concediéndole la libertad condicional de la Prisión Militar Castillo de San Francisco del Risco, de Las Palmas de Gran Canaria.
Cuenta igualmente con sendos expedientes de indulto del Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas: el primero de 1942 de procedente de la Audiencia Provincial de Juzgado de Instrucción de Santa Isabel y el segundo de 1958, procedente Audiencia Provincial de las Palmas.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Artículo 5

Cuenta Carlos Fleitas Alonso en "Guinea: episodios de la vida colonial" una serie de incidentes que acabaron en aplicación del artículo 5° del Reglamento de Funcionarios en Guinea:
A Joao Buenaventura da Sousa se le conocía en la isla por al apodo de Palpan, y una mañana, cuando regresó a su casa después de un recorrido por los poblados, se encontró un sobre de la policía que contenía un escrito que decía más o menos «En virtud de las facultades que me otorga artículo 5º vengo en decretar la expulsión de...». En el escrito de la Jefatura de Policía se daba traslado de la orden del gobernador, que era inapelable. Y Palpan salió expulsado de Guinea por tener una concubina negra. También lo hubieran expulsado si la concubina hubiese sido blanca. La orden se comunicaba cuarenta y ocho horas antes de la salida del barco. Palpan vendió como pudo sus bienes, y quién sabe si al final logró llegar a Brasil.
El artículo 5° del viejo decreto de 1858 establecía que «El Gobernador de Fernando Póo, Annobon, Corisco y sus dependencias es el responsable de la tranquilidad de las islas cuyo gobierno se le confía; en este concepto, ademas de las atribuciones que se le designan en el presente Real decreto y de las que se le determinen en las disposiciones que en lo sucesivo puedan dictarse, queda desde luego investido de todas las atribuciones discrecionales que la naturaleza del país ó la urgencia de un suceso imprevisto pueda hacer necesarias».

Sobre éste, nos cuenta Antonio M. Carrasco en "El reino olvidado: Cinco siglos de historia de España en África" que «era un poderoso instrumento de poder gubernativo que se aplicaba, con discrecionalidad y sin recurso, a quienes quería el gobernador; a funcionarios y, por extensión, a los europeos residentes en la isla.
Con el paso de los años cambiará
el texto de la norma...
pero no la intencionalidad.


Era un mecanismo utilísimo para librarse de personas molestas, pues no se aplicaba a todo el mundo. Normalmente servía para castigar a las personas incómodas para el gobierno colonial que caían en concubinato, homosexualidad, alcoholismo, escándalo público, malos tratos a indígenas o cualquier otra actitud contraria al buen orden o la moral colonial».

A los ciudadanos leales a la República se les sancionó por diferentes vías y en este blog se pueden consultar diferentes ejemplos: multas, prisión, inhabilitación profesional, confiscación de propiedades, fusilamiento... y también el destierro (que no es lo mismo que el exilio, que también lo hubo). Y en este caso funcionó en dos sentidos, ya que a los residentes en los territorios ecuatoguineanos se les expulsaba de los mismos, y a los de Barcelona -por ejemplo- se les desterraba del territorio europeo y se les condenaba a rehacer su vida en la guinea española (con o sin prisión).
En cualquier caso, los represaliados podían acumular diferentes combinaciones de sanciones, como el caso de Miguel Hernández Porcel, sub-gobernador de Bata, al que diferentes tribunales le sumaron y aplicaron todas estas opciones, incluyendo la sentencia a muerte.

miércoles, 2 de mayo de 2018

Capitán de la Guardia Civil Julián Ayala Larrazábal condenado a 6 años

¿Recodáis al Tenienta Ayala?

El blog "Memoria e Historia de Canarias" de Pedro Medina Sanabria recoge diferentes y variados documentos. Entre otros:

ACTA DEL CONSEJO DE GUERRA CONTRA JULIÁN AYALA LARRAZABAL
ACTA DE CELEBRACION DEL CONSEJO DE GUERRA DE OFICIALES GENERALES


En Las Palmas de Gran Canaria a treinta y uno de mayo de mil novecientos cuarenta y uno.

Se extiende la presente en cumplimiento de lo preceptuado en el artículo 585 del Código de Justicia Militar para hacer constar:

Que en dicha fecha y siendo las once horas se reunió en la Sala de Justicia del Cuartel de San Francisco del Regimiento de Infantería Canarias número treinta y nueve de esta Plaza, el Consejo de Guerra de Oficiales Generales para ver y fallar la Causa instruida contra el Capitán de la Guardia Civil retirado extraordinario DON JULIAN AYALA LARRAZABAL, por el presunto delito de Auxilio a la Rebelión; dicho Tribunal se hallaba constituido por el Excmo. Señor Don Francisco García Escámez,  Gobernador Militar de esta Plaza como Presidente; por los Coroneles de Infantería Don José Baldellón Silva, Don Eduardo Rodríguez Couto, Teniente Coronel de Artillería Don Luis de Conde Figueroa, Teniente Coronel de Infantería Don Carmelo Guzmán González y Teniente Coronel de Ingenieros Don José Pinto de la Rosa como Vocales; con asistencia del Ministerio Fiscal, representado por el Teniente Coronel de Artillería Don Juan Mora Soto y del Capitán de Complemento de Artillería Don Francisco Hernández González como Defensor, no hallándose presente pero a la del Consejo el procesado.

Leído el Apuntamiento por el Juez Instructor, en que se dio cuenta de la Causa, en Audiencia Pública, la Defensa interesó se citara a comparecer ante el Consejo al Comandante de Infantería Don Natividad Calzada Castañeda quien a preguntas del mismo, manifiesta:  Que fue Subgobernador de la Guinea y que sabe que el Capitán  Ayala perteneció a la Guardia colonial y que no tiene ideas extremistas; que muchas personas de derechas se marcharon al Camerún, ya que corrió la voz de que el Tabor de Tiradores de Ifni, cometía toda clase de atropellos.

También a preguntas de la Defensa el Capitán de la Guardia Colonial, Don Agustín Cabrera Sánchez, manifiesta que la labor desarrollada en la Guinea Continental por el Capitán Ayala ha sido muy buena y que sabe que circularon unas listas en las que no decía que personas refugiadas en el Camerún podían volver al Continente y cuales nó.

A continuación hizo uso de la palabra el Señor Fiscal quien después de hacer un breve resumen de la los hechos sumariales, termina pidiendo, para el procesado como Autor responsable de un delito de abandono de destino y residencia previsto en el párrafo segundo del artículo 283 y penado en el 285 del Código de Justicia Militar solicitando se imponga al mismo una pena de SEIS AÑOS Y UN DIA de Prisión Militar mayor con pérdida de empleo y demás accesorias y sin responsabilidades políticas que exigir.

La Defensa en su informe solicitó para su patrocinado la libre absolución.

Llamado a presencia del consejo el procesado y preguntado por el Excmo. Sr. Presidente si tenía algo que exponer, contestó que no, quedando inmediatamente reunido el Consejo de Guerra en sesión secreta para deliberar y dictar sentencia, de todo lo cual doy fé, asimismo se hace constar que asistió al acto como Vocal Ponente el Auditor de Brigada Don Francisco Munilla.

[Firma de DIEGO FIGUEROA MANRERA, Coronel Juez Instructor].


          Vº Bº

EI Presidente del Consejo,

[Firma del General FRANCISCO GARCÍA ESCÁMEZ]

Cfr.: ATMTQ 13061-421-1.- Causa 360 de 1936.- Folio 276.

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CAPITÁN DE LA GUARDIA CIVIL JULIÁN AYALA LARRAZÁBAL CONDENADO A 6 AÑOS

S E N T E N C I A

En la Plaza de Las Palmas de Gran Canaria a treinta y uno de mayo de mil novecientos cuarenta y uno, reunido el Consejo de Guerra de Oficiales Generales designado para ver y fallar la Causa instruida en el procedimiento sumarísimo al Capitán de la Guardia Civil en situación de retirado extraordinario DON JULIAN AYALA LARRAZABAL, pro el presunto delito de Auxilio a la Rebelión Militar: Oída la Acusación Fiscal y la Defensa, las manifestaciones de los testigos  examinados ante el Consejo

RESULTANDO que el Capitán de la Guardia Civil DON JULIAN AYALA LARRAZABAL se encontraba en situación de retirado extraordinario al iniciarse el Alzamiento Nacional el día dieciocho de julio de mil novecientos treinta y seis, dedicado a sus asuntos propios en la Colonia Continental Española del Golfo de Guinea y principalmente en Bata, sin que antes de la indicada fecha aparezca en los autos actuación alguna del procesado Ayala que pueda calificarse como afecto a la política de izquierdas de la fenecida Republica; pero al hacerse dueño de la Colonia los elementos marxistas continuó en su habitual residencia sin ejecutar acto alguno de adhesión o auxilio a religiosos valiéndose de sus relaciones de amistad ellos sino que por el contrario favoreció a elementos de derecha, Oficiales y religiosos valiéndose de sus relaciones de amistad con los dirigentes, hasta que esperándose la llegada del barco Fernando Poo con fuerzas Nacionales con tripulación roja y convocada una reunión por los dirigentes rojos, para acordar la actitud que había de adoptarse ante aquel hecho, huyó al Camerún francés el día veinticuatro de Septiembre de mil novecientos treinta y seis para no tomar parte en la reunión y eludir la responsabilidad que pudiera caberle en los acuerdos que en aquella junta se tomara, permaneciendo en aquella colonia francesa hasta el cuatro de mayo de mil novecientos cuarenta en que se presentó en Ebebeyin a las Autoridades españolas.

CONSlDERANDO que como claramente se expresa en los hechos consignados anteriormente y que se estiman probados, no puede deducirse que el encartado Ayala estuviera adherido espiritualmente al ideal marxista con anterioridad al dieciocho de julio de mil novecientos treinta y seis, ni tampoco que ejecutara después actos que permitan suponer esa adhesión o auxilio a la causa roja; pero si es evidente que se ausentó de Bata en víspera de la llegada de las Fuerzas Nacionales y una vez en el extranjero no hizo nada por unirse a dichas fuerzas como era su deber, no solo de honor, por el uniforme que vestía sino por estar obligado a ello por disposiciones emanadas de las Autoridades Nacionales que disponían la obligatoria presentación de todos los retirados extraordinarios y por tanto ha infligido sus deberes militares ejecutando actos que constituyen el delito de negligencia previsto y penado en el párrafo segundo del artículo doscientos setenta y siete del Código de Justicia Militar, del cual es responsable en concepto de autor por participación directa y voluntaria el procesado Capitán retirado de la Guardia Civil DON JULIAN AYALA LARRAZABAL debiendo servirle de abono para extinguir la condena toda la prisión preventiva sufrida y sin que exista responsabilidades civiles que exigir

VISTO los preceptos legales aducidos y los de general aplicación del Código Penal y de Justicia Militar.

FALLAMOS que debemos condenar y condenamos al procesado DON JULIAN AYALA LARRAZABAL como autor del delito de negligencia apuntado a la pena de SEIS AÑOS de prisión militar correccional con la accesoria de separación del servicio y siéndole de abono para extinguir la condena todo el tiempo de prisión preventiva que ha sufrido como consecuencia de la tramitación de esta causa.

Así por esta nuestra sentencia lo declaramos y firmamos.


[Añadido este texto manuscrito:

Entre líneas “con tripulación roja” vale.

Lo tachado “con fuerzas nacionales” no vale

A renglón seguido vienen las firmas de FRANCISCO GARCÍA ESCÁMEZ, JOSÉ BALDELLÓN SILVA, EDUARDO RODRÍGUEZ COUTO, JOSÉ PINTO DE LA ROSA, LUIS DE CONDE FIGUEROA, CARMELO GUZMÁN GONZÁLEZ, y FRANCISCO MUNILLA.

Cfr.: A-TMTQ 13061-421-1.- Causa 630 de 1936.- Folio 177.

sábado, 21 de octubre de 2017

Libres de sospecha

jueves, 23 de marzo de 2017

Requisitorias en el III Año Triunfal

Una búsqueda sencilla en el Boletín Oficial del Estado permite acceder a, por ejemplo, las requisitorias del  Auditor de Guerra de Canarias y en su nombre el Juez Militar eventual de Bata dirigidas a Diego Ruiz Gardin (funcionario del Estado), Ángel Miguel Pozanco Barranco (Secretario Judicial) y José Lizano Barco (oficial de Correos), por los delitos de rebelión y malversación de caudales públicos.

Publicadas el 23 de marzo de 1939 (III Año Triunfal), casi tres años después del triunfo del golpe de Estado en el territorio ecuatoguineano, "al mismo tiempo se ruega y encarga a todas las Autoridades y Agentes de la Policía Judicial de la Nación, procedan á la busca y captura de dicho procesado, el que de ser habido será puesto a la disposición. de este Juzgado".

A su vez, en Santa Isabel, el Juez que instruye la causa número 630 de 1936 llama a comparecer a Julián Ayala Larrazábal (Capitán retirado de la Guardia Civil), Rafael Masiello Guerrero (Administrador Territorial), Laureano Vives Bonet, Ángel García Villalba Molíns (Ingeniero Agrónomo), Luis Mazo Muñoz, Angel Miguel Pozanco Barranco  (Secretario Judicial), Manuel Aláiz Plaza (maestro nacional) y Carlos Padrón Meliá, procesados todos ellos por delito de rebelión, "para notificarles el auto de procesamiento y tomarles la indagatoria y demás diligencias, bajo apercibimiento de ser declarados rebeldes, encareciendo a las Autoridades y sus Agentes la busca y detención de los citados, presentándolos en este Juzgado Militar, sito en Santa Isabel de Fernando Póo, cuartel de la Guardia Colonial, debidamente vigilados y custodiados."






jueves, 5 de enero de 2017

Causa 630 de 1936 de Fernando Poo

El blog "Memoria e Historia de Canarias" de Pedro Medina Sanabria recoge diferentes y variados documentos. Entre otros:

CAUSA 630 DE 1936 DE FERNANDO POO

COMANDANCIA GENERAL DE CANARIAS
Plaza de Santa Isabel de Fernando Poo    Juzgado Eventual Número 1
13061– 421 -1
CAUSA número 630 de 1.936
Delito : Rebelión
Procesados: Capitán retirado Don Julián Ayala Larrazábal. Don Angel María Pozanco, Don Luis Bazo, Don Luis Mazo, Don Angel Garcia Villalba, Don Rafael Massiello, Don Laureano Vives, Don Carlos Padrón Melian, Don Manuel Alaiz.
Dieron principio las actuaciones el 5 de Enero de 1.937.
En prisión preventiva el dia 9 de Agosto de 1.940
En libertad provisional el dia
JUEZ INSTRUCTOR
SECRETARIO
Capitán de Artillería, Don Juan Fontán Lobé.-Sargento del Batallón de Voluntarios Don Alfonso Manrique de Lara y Fierro
Otro.- Capitán de la Guardia Colonial Don Enrique Pueyo del ValOtro.- Suboficial de la Guardia Colonial Don Vicencio Garcia Blazo
Otro.- Teniente de la Guardia Colonial Don Antonio Varela ToinielOtro.- Cabo de la Guardia Colonial Gregorio Aparicio
Otro.- Capitán de Infantería Don Pedro Baena MartínezOtro.- Cabo movilizado Teofilo Jorge
Otro.- Teniente Coronel de Artillería Don Juan Mora SotoOtro.- Teniente de Artillería Don Francisco Díaz
Otro.- Coronel de Artillería Don Diego Figueroa ManraraOtro.- Teniente Provisional Don Francisco del Rio Falcón
Otro.- Idem idem idem
Don Rafael Fernández de Miranda
Cfr.: ATMTQ 13061–421-1.- Causa 360 de 1936.- Cubierta.

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En dicha Causa, cuyas actuaciones dieron principio el 5 de enero de 1937,  fueron encartados, además del Capitán de la Guardia civil JULIÁN AYALA LARRAZÁBAL, estos otros siete hombres:
1Ángel García Villalba,Ingeniero Agrónomo
2Ángel Miguel Pozanco BarrancoSecretario del Subgobernador
3Carlos Padrón Melián,Paisano
4Laureano Vives BonetJefe de Policía
5Luis Mazo Muñoz,Escribiente del Subgobierno
6Manuel Alaiz PlazaMaestro Nacional
7Rafael Masiello Guerrero,Administrador Territorial