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miércoles, 23 de septiembre de 2020

La guerra del radiotelegrafista

Cuenta Daniel Suerio en "La Flota es roja: papel clave del radiotelegrafista Benjamín Balboa en julio de 1936" que:

Benjamín Balboa López
(Boimorto, La Coruña 1901
- México 1976
En el Méndez Núñez conocen el estallido del movimiento desde el día 19, cuando se encuentran en Santa Isabel, la capital de la isla de Fernando Poo, a donde ha acudido para calmar los ánimos y reforzar la autoridad española en los territorios de Guinea, en respuesta a una llamada del nuevo gobernador general, un hombre moderado como Luis Sánchez Guerra. La dotación del crucero no deja de advertir el interés y apasionamiento con los que los oficiales escuchan a bordo las noticias que al respecto emite Radio Basilé, la emisora de la isla, comentando sus incidencias y pormenores. Según comentaristas posteriores, “el comandante y la oficialidad son, como en la generalidad de la Flota, adictos a la causa de España; los subalternos, las clases y la marinería, en su mayor parte, están minados por el virus revolucionario”; fuentes que aseguran que el Méndez Núñez, “según radio de su comandante, promete unirse a las fuerzas nacionales en aguas de Canarias”. Lo ciertamente documentado es que el 21 el comandante del Méndez, capitán de fragata Trinidad Matres García, envía un radio al ministerio de Marina, a Madrid, comunicando su propósito de salir el día 23 con el Gobernador a recorre el territorio de las islas en viaje de una semana de duración; aprovecha la ocasión para pedir el envío de 300 toneladas de carbón que necesita. Los planes que la oficialidad pueda abrigar en relación con el destino de este barco se ignoran aún, aunque la estación de radio del crucero se encuentra absolutamente controlada por ella. La dotación parece inquieta y en actitud alerta. Un grupo de auxiliares, en el que llevan la voz cantante Juan Bautista Morales y Ramón Prado, consiguen sin grandes dificultades estableces contacto con los dirigentes del Frente Popular de Santa Isabel, “al que dieron cuenta de la situación a bordo”, y por este medio, utilizando de madrigada la emisora de la isla, se comunican con el Gobierno de Madrid, presumiblemente con el mismo Balboa. De improviso, ese mismo día 21, desde Madrid ordenan al Méndez Núñez el regreso a la península. El gobernador no alcanza a entender el momento que se está viviendo y protesta airadamente.

El barco no zarpa hasta el 24. Para entonces, el segundo maquinista Manuel Sierra Rivero, que se dibuja como cabeza de los auxiliares y cabos más politizados, ha conseguido hacer llegar a la central de la Ciudad Lineal el siguiente comunicado: “UMRA vigilante. Viva la República”. Pero lo que ni él ni sus seguidores saben es que desde Cádiz, vías Las Palmas (y seguramente a través de radios portuguesas), los insurgentes, por su parte, han hecho llegar el Méndez su propia versión de la situación y su consigna: “Ejército y Marina levantados patriota levantamiento salvador España 18 Julio alzamiento triunfante esperando caída Madrid hoy. Stop. Auxiliares Escuadra y flotilla destructores sublevaron buques, destituyendo jefes y oficiales, asesinado varios. Stop. Detengan personal radiotelegráfico y todos los auxiliares sospechosos, advirtiendo resto y cabos serán fusilados al menor intento, como lo han sido en Arsenal de la Carraca. Stop. No haga caso estación radio Ciudad Lineal, única en poder de los comunistas. Stop. Viva España”.

La travesía es lenta. Después de carbonear y hacer víveres frescos sucesivamente en Lagos (el día 25) y Freetown (el 28), llega a Dakar a primeros de agosto, entre el 5 y el 7. “A Dakar se llegó dos días después de lo debido -recordarán algunos d ellos hombres de la dotación,- lo que motivó un incidente (que nadie de a bordo ha sabido explicarse todavía) entre la Oficialidad y el Comandante, al manifestarle aquélla su extrañeza por semejante tardanza, contestando desabridamente el Jefe, diciendo que, como se le volviera a hacer objeto de otra advertencia semejante, ordenaría poner a proa hacia alta mar, hasta que se agotase el último resto de combustible”. Los nervios, cuando menos, estaban a flor de piel. Y la nueva orden que allí se recibe de Madrid no hace más que ponerlos a prueba: hay que regresar a Fernando Poo. Nadie se explica esa orden aparentemente insensata. Pero si es verdad que el comandante del Méndez había prometido unirse a las fuerzas franquistas en Canarias, la sospecha de que tuviera intención de hacerlo, encontrándose tan próximo como ya se encontraba de estas islas, sería la razón por la que Madrid le ordenó retornar. ¿Recibió, además el capitán de fragata Trinidad Matres otro cable del capitán general de Cádiz invitándole a seguir? Sea como fuera, opta por regresar al golfo de Guinea. Ya para entonces el levantamiento de los militares de Marruecos se ha convertido en una verdadera guerra civil que afecta a toda España, y en la que empiezan a intervenir además potencias extranjeras.

El destino del último braco de la Flota está a punto de jugarse. Estamos ya a mediados de agosto. el médico, Manuel Loma Fernández, el teniente de navío Ángel Bona Orbeta y el alférez de navío Manuel Guarchs Rojano: a estos dos últimos, por ser los que menos desconfianza despierta, se les entrega el mando; cuando días después se encuentran de nuevo en Dakar, se escaparán a nado, para reunirse con sus compañeros, en Las Palmas, el 23 de septiembre siguiente. Ése es el mismo día en que, por fin, arriba el viejo crucer Méndez a Cartagena, conducido por el contramaestre de víveres Juan Montiel Cerá y el segundo maquinista Sierra como oficial de derrota.
Auxiliares, cabos y marinería del Méndez Núñez firman a bordo una declaración de adhesión al Gobierno de la República. Comandante y oficiales dan largas para evitar que el comunicado sea radiado a Madrid, y en reuniones que mantienen con grandes propietarios de fincas de la colonia preparan la toma del barco. Sánchez Guerra llegará a tiempo con nuevas órdenes de Madrid, en el sentido de forzar al comandante y oficiales no afectos a que resignen el mando. Son desembarcados casi todos ellos y puestos a disposición del gobernador general: se fugarán pronto y con facilidad. A bordo quedan el contador, capitán de Intendencia Nicolás Jiménez Basso; el médico, Manuel Loma Fernández; el teniente de navío Ángel Bona Orbeta y el alférez de navío Manuel Guarchs Rojano: a estos dos últimos, por ser los que menos desconfianza despiertan, se les entrega el mando; cuando días después se encuentran de nuevo en Dakar, se escaparán a nado, para reunirse con sus compañeros, en Las Palmas, el 23 de septiembre siguiente. Ése es el mismo día en que, por fin, arriba el viejo crucero Méndez Núñez a Cartagena, conducido por el contramaestre del víveres Juan Montiel Cerdá y el segundo maquinista Manuel Sierra Rivero como oficial de derrota.

Los tripulantes del crucero "Mendez Núñez" saludando con el puño, después de llegar de Fernando Poo, para ponerse a las órdenes del bando republicano.

Razonaba José Luis Vila-San Juan en El curioso alzamiento en Guinea: "¡Si todos los militantes del Frente Popular hubiesen sido radiotelegrafistas quizá hubiesen podido ganar la guerra!".

lunes, 10 de agosto de 2020

El relato por Juan Medina Sanabria

Los hermanos Juan y Pedro Medina Sanabria son fuente de inspiración e información para este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel.

El Blog de Pedro Medina Sanabria | Memoria e Historia de Canarias hace un trabajo constante de difusión, por lo que merece la pena bucear un rato por sus páginas.

Juan, a su vez, es autor de varias publicaciones. Destaca el trabajo Isleta, Puerto de la Luz: campos de concentración. En él, le dedica todo un capítulo a los 150 del campo de concentración del viejo lazareto de Gando, y presenta una relación de penados y sentencias. Os compartimos un extracto de la contextualización y desarrollo del conflicto en el territorio de la Guinea española:

Crucero ligero "Méndez Núñez" (modernizado). Hasta mediado de Septiembre 1936 el desconocimiento de su situación a bordo en relación con el levantamiento militar genera una total incertidumbre en la navegación de las aguas de Canarias desde la Guinea al estrecho de Gibraltar.
Situación anterior al levantamiento militar

A pesar de la distancia que los separa de la metrópoli, se vive un ambiente parecido al resto de España, incluso el periódico "El Defensor de la Guinea", de tipo colonial y atento sólo a los negocios materiales, a partir de 1931 hace constante propaganda republicana, y desde Febrero 1936, se convierte en el vocero del Frente Popular.
De esta manera se crearon conflictos y problemas que nunca habían existido en los territorios, viéndose como las tibias primeras medidas tomadas por el Gobernador General no llegaban a surtir efecto, obliga a una reunión de la Junta de Autoridades el 5 Junio 1936. Se promulga un Bando por el que se declaraba el "estado de excepción", que permite a la expulsión de dirigentes del Frente Popular, a los que se deporta y se ponen a disposición de la Audiencia de Las Palmas.
Estas situaciones obligan al Gobierno de la República, en respuesta a una llamada del Gobernador, a enviar a la Guinea un buque de la Armada, para calmar los ánimos y reforzar la autoridad española en estas tierras. Se designa el crucero "Méndez Núñez" al mando del Capitán de Fragata Trinidad Matres García, con una tripulación de 320 hombres.
Poseía las siguientes características:
- 6.140 tons. de desplazamiento.
- seis cañones Vickers de 152 mm.
- un cañón de 47,
- un cañón Armstrong de 76,2.
- cuatro ametralladoras del 7 y
- 12 tubos lanzatorpedos. 
Al inicio del alzamiento militar, ya se encontraba navegando por aguas al sur de Dákar, con rumbo Santa Isabel de Fernando Poó, donde llega el Domingo 19 Julio 1936, conociéndose ya en los territorios y a bordo el estallido del movimiento nacional. A su llegada, la dotación del crucero capta el interés y apasionamiento que los Oficiales mostraban oyendo a bordo las noticias que al respecto emite la única emisora española en la zona: "Radio Basilé". Comentaban las incidencias y pormenores sobre la actuación republicana para sofocar el levantamiento. Se decía que el Comandante y la Oficialidad eran, como la generalidad en la Armada, adictos a la causa nacional; la mayoría de los Subalternos, las Clases y la Marinería, eran leales a la República, estando muy politizados e influidos por la línea establecida por el Frente Popular. Se aseguraba que el "Méndez Núñez", según radio de su Comandante, promete unirse a las fuerzas nacionalistas en aguas de Canarias. Lo ciertamente documentado, es que el 21 Julio el Comandante del "Méndez Núñez", envía un radio al Ministerio de Marina en Madrid comunicando su propósito de salir el día 23 Julio con el Gobernador General a recorrer el territorio de las islas en viaje de una semana de duración; aprovecha la ocasión para pedir el envío de 300 tons. de carbón que necesita. Los planes que la Oficialidad pueda abrigar en relación con el destino de este barco se ignoran aún, aunque la estación de radio del crucero se encuentra absolutamente controlada por ella. La dotación parece inquieta y en actitud alerta. Un grupo de auxiliares, en el que lleva la voz cantante Juan Bautista Morales y Ramón Prado, consiguen sin grandes dificultades establecer contactos con los dirigentes del Frente Popular de Santa Isabel: "al que dieron cuenta de la situación de a bordo", y por este medio, utilizando de madrugada la emisora de la isla, se comunican con el Gobierno en Madrid. De improviso, ese mismo día 21, desde Madrid ordenan al "Méndez Núñez" el regreso a la Península. El Gobernador General no alcanza a entender el momento que se está viviendo y protesta airadamente. El barco no zarpa hasta el 24 de Julio. Para entonces, el 2°. maquinista Manuel Sierra Rivero, que se dibuja como cabeza de los Auxiliares y Cabos más politizados, consigue hacer llegar a Madrid, el siguiente mensaje: "UMRA (Unión Militar Republicana Antifascista) VIGILANTE. VIVA LA REPÚBLICA". Pero lo que ni él ni sus seguidores saben que vía Las Palmas y desde Cádiz seguramente a través de radios portuguesas, los insurgentes, por su parte, hacen llegar al "Méndez Núñez" su versión de la situación y su consigna:
"EJÉRCITO Y MARINA LEVANTADOS PATRIOTA LEVANTAMIENTO SALVADOR ESPAÑA 18 JULIO ALZAMIENTO TRIUNFANTE ESPERANDO CAÍDA MADRID HOY. STOP. AUXILIARES ESCUADRA Y FLOTILLA DESTRUCTORES SUBLEVARON BUQUES, DESTITUYENDO JEFES Y OFICIALES, ASESINANDO VARIOS.STOP. DETENGA PERSONAL RADIOTELEGRÁFICO Y TODOS LOS AUXILIARES SOSPECHOSOS, ADVIRTIENDO RESTO Y CABOS SERÁN FUSILADOS AL MENOR INTENTO, COMO LO HAN SIDO EN ARSENAL LA CARRACA. STOP. NO HAGA CASO ESTACIÓN RADIO MADRID, ÚNICA EN PODER DE LOS COMUNISTAS. STOP. VIVA ESPAÑA."
La travesía es lenta. Después de carbonear y hacer víveres frescos sucesivamente en Lagos (el día 25) y Freetown (el 28), llega a Dákar a primeros de Agosto, entre el 5 y el 7. A Dákar se llegó dos días después de lo debido - recordarán algunos de los hombres de la dotación - lo que motivó un incidente, entre la Oficialidad y el Comandante, al manifestar aquélla su extrañeza por semejante tardanza, contestando desabridamente el Jefe, diciendo que, como se le volviera a hacer objeto de otra advertencia semejante, ordenaría poner la proa hacia alta mar, hasta que se agotase el último resto de combustible. Los nervios, cuándo menos, estaban a flor de piel y la nueva orden que allí se recibe de Madrid no hace más que ponerlos a prueba; hay que regresar a Fernando Poó y nadie se explica esta orden aparentemente insensata. Pero si es verdad que el Comandante había prometido unirse a las fuerzas franquistas en Canarias, la sospecha de que tuviera la intención de hacerlo encontrándose tan próximo como ya se encontraba de estas islas, sería la razón por la que Madrid le ordenó retornar a la Guinea. Ya para entonces el alzamiento de los militares de Marruecos se ha convertido en una verdadera guerra civil que afecta a toda España, y en la que empiezan a intervenir además potencias extranjeras. El destino del último barco de la Flota está a punto de jugarse. Estamos ya a mediados de Agosto. Auxiliares, Cabos y Marinería del "Méndez Núñez" firman abordo una declaración de adhesión al Gobierno de la República. El Comandante y Oficiales dan largas para evitar que el comunicado sea radiado a Madrid, y en reuniones que mantienen con grandes propietarios de fincas de la colonia, llega a prepararse hasta la toma del crucero. El Gobernador General Sánchez Guerra llegará a tiempo con nuevas órdenes de Madrid, en el sentido de forzar al Comandante (padeciendo fiebres palúdicas) y Oficiales no afectos al Gobierno Republicano que resignen el mando. Son desembarcados casi todos ellos y puestos a disposición de su Autoridad; se fugarán pronto y con facilidad. A bordo quedan el contador Capitán de Intendencia Nicolás Jiménez Basso, el médico Manuel Loma Fernández, el Teniente de Navío Ángel Bona Orbeta y el Alférez de Navío Manuel Guarchs Rojano. A estos dos últimos, por ser los que menos desconfianza despiertan, se les entrega el mando; cuatro días después se encuentran de nuevo en Dákar, donde los citados Oficiales se escapan a nado, para reunirse con sus compañeros, en Las Palmas de Gran Canaria, el 23 Septiembre 1936, el mismo día que, por fin, arriba el viejo crucero "Méndez Núñez" a Cartagena, conducido por el contramaestre de víveres Juan Montiel Cerdá y el segundo maquinista Manuel Sierra Rivero como Oficial de Derrota. Durante su paso por los territorios del Sahara Español, por la aviación destinada en Cabo Juby-Villa Cisneros, se estuvo vigilando la zona en su búsqueda, con resultado negativo. Cuando se confirma la llegada del crucero "Méndez Núñez" a Cartagena, desaparece la incertidumbre que había con este "peligro", dado que su estancia en aguas del golfo de la Guinea y canario-africanas así como estar casi toda la Flota bajo control de la República, tenían muchas actuaciones nacionalistas a la espera de la línea que iba a seguir este último buque de la Armada, que tarda más de dos meses en definirse a favor del Gobierno de Madrid. Un simple estudio cronológico de los documentos obtenidos y publicaciones editadas sobre los hechos acaecidos en los territorios de la Guinea Española durante esta etapa, indica que desaparecido el peligro del crucero "Méndez Núñez" las actuaciones se precipitan. En menos de un mes, estos ricos territorios se incorporan a la causa nacionalista, pasándose por las siguientes situaciones:

Zona de las islas

El 5 Septiembre 1936 el Gobernador General de los Territorios de la Guinea Española, solicita a Madrid ser cesado de su cargo, siendo aceptada su dimisión el día 17 siguiente, marchando al extranjero. Queda designado para relevarle el Coronel de Sanidad de la Armada Estanislao Lluesma García, que repetía en el cargo. Y como podrá verse a continuación, no llega siquiera a trasladarse a la Guinea. Se fraguaba en la isla de Fernando Poó un levantamiento militar, bajo la dirección del Teniente Coronel Luis Serrano Marangues, Jefe de la Guardia Colonial, que se pronuncia el 19 de Septiembre 1936, con la lectura y publicación de un Bando, donde establece de manera rotunda, como únicas órdenes a acatar, las emanadas por el Gobierno de Burgos, no produciéndose ningún hecho trágico en la isla. Al igual que en los lugares donde triunfaba en estos momentos el alzamiento castrense, se procede a la detención de individuos afiliados al Frente Popular y los considerados, por razón de sus actuaciones y conversaciones, desafectos con el nuevo régimen.

Por su lejanía y la detención de los posibles enlaces con el Gobierno de la República, esta nueva situación se mantiene totalmente en secreto, no llegando la noticia a Madrid, con quién se mantuvo la comunicación durante mucho tiempo sabiéndose de esta manera datos sobre la llegada del buque "Fernando Poó", que sólo traía 20 fusiles y unas cuántas pistolas. Se consigue también que se situase en Duala (Camerún) 119.648 francos, divisas muy necesarias para el desenvolvimiento de la colonia. Esa comunicación se rompe porque Madrid averiguó que las Autoridades de Santa Isabel estaban al mismo tiempo comunicándose frecuentemente con Canarias.

Zona continental

Sobre estos territorios se tenía la soberanía española desde las mismas fechas que "Fernando Poó" y demás islas, confirmándose un real dominio en las negociaciones llevadas a cabo en el Paris en 1900, siendo Embajador de España Fernando León y Castillo, que tras un laborioso regateo con las grandes potencias coloniales (Inglaterra, Francia, Alemania, etc.) que se aprovechan de la situación de España - había perdido la guerra de Cuba y todas las posesiones americanas y Filipinas-, logra que sea reconocida nuestra soberanía en unos 25.000 Kilómetros cuadrados de la zona continental, una de las tierras mas feraces del globo, aunque sometido a un clima terrible, casi insoportable para los europeos. León y Castillo obtiene con su intervención el título de Marqués del Muni. Una vez logrado el 19 Septiembre 1936 la incorporación de las islas de la Guinea al Gobierno de Burgos, desde Santa Isabel de Fernando Poó se ordena, primero por medio de radio-telegramas, el cese de los Autoridades de la zona Continental, designando a personas afectas al levantamiento militar como nuevas Autoridades. No acatada esta orden llega a Kogo una pequeña fuerza que inicia de esta manera el levantamiento militar en la zona, llegándose hasta enfrentarse con armas al encontrarse los dos bandos; sofocada esta situación huyen los desembarcados hacia los territorios extranjeros limítrofes. De esta manera se frustra la ocupación militar a favor del Gobierno de Burgos, quedando la zona Continental a las órdenes de la República. Después de estos incidentes el Gobierno de Madrid ordena al correo del mes de Septiembre m/n. "Fernando Poó" (había salido el día 15 de Barcelona), que se dirija directamente a Bata donde llega el 30 Septiembre, siendo recibido en olor de multitudes. Al comprobarse que solamente traía 6 fusiles y una pistola, se produce un gran desencanto; no obstante, el cargamento de arroz y otros comestibles, mitiga la ya preocupante escasez de muchos productos de primera necesidad. La tripulación del buque correo estaba compuesta por muchos ácratas de Barcelona (afiliados a la C.N.T.), muy influenciada por las directrices del Frente Popular. Estos individuos junto con residentes en Bata, de parecidas ideas, proceden a recorrer el territorio; destituyen al personal y detienen a particulares afectos al Gobierno de Burgos. Otra de las medidas fue el desmantelar los establecimientos religiosos y 17 Misioneros, 7 Monjas y otros prisioneros son trasladados, en la noche del 12 al 13 de Octubre 1936, al buque "Fernando Poó", poniéndose guardia armada a las entrada de los camarotes donde estaban los detenidos.

Llegada de la motonave "Ciudad de Mahón"

La m/n.Ciudad de Mahón que, una vez artillada en Las Palmas de Gran Canaria, llega a la Guinea Española y después de un combate se hace con la zona continental, hundiéndose la m/n. «Fernando Poó» a consecuencia de las averías producidas por los disparos de dicho buque.


Al inicio del Alzamiento Militar se encontraba en el puerto de La Luz (Las Palmas de Gran Canaria), la moderna motonave de la CIA. Trasmediterránea "Ciudad de Mahón", de 1.550 tons. de registro bruto y unos 14 nudos de velocidad. Fue construida en los astilleros de Echevarrieta de Cádiz en 1931. Requisada desde el primer momento conservaba su tripulación civil. El Sábado 26 Septiembre 1936, justo tres días después de llegar el crucero "Méndez Núñez" a Cartagena, y por tanto desaparecida esta amenaza en aguas canarias y de la Guinea, ordena que sea armado "en corso" la m/n "Ciudad de Mahón". Se inician estos trabajos el día 27 en los varaderos de la Gran Canaria por personal del Grupo de Ingenieros del Ejército, que desmontan un cañón de 101,6 mm. del cañonero "CANALEJAS" (se instala en la proa del buque) y otro de 75 mm. del guardacosta "ARCILA"(en la popa). Queda su instalación terminada, así como diversas obras de acondicionamiento del buque para su nuevo cometido, en la mañana del Sábado 3 Octubre siguiente. Es puesta la m/n. "Ciudad de Mahón" al mando del Teniente de Navío Balén y en la madrugada del 5 Octubre 1936, con un Batallón de soldados (unos 600 hombres) y marinos a bordo, a las órdenes del Comandante Gonzalo Gómez Abad, sale para la Guinea donde llega en la mañana del día 14 siguiente.

A unos 2.000 mts. del puerto de Bata iza bandera francesa, siendo detectada su llegada por la tripulación del buque "Fernando Poó", que se despreocupan de su presencia dado que se encontraban desembarcando el cargamento de arroz traído desde la Península. A unos 1.000 mts. del puerto se iza la bandera del Gobierno de Burgos, intimidándose al buque republicano a través de la radio para que se rindiera, no recibiéndose contestación alguna. Se observa como el buque "Femado Poó" leva anclas y el humo de la chimenea delata la maniobra de las máquinas. El "Ciudad de Mahón" dispara dos cañonazos, que fueron largos deliberadamente, desplegándose la tropa sobre la cubierta del buque. Ante el silencio del buque se empieza a disparar al bulto. Uno de los proyectiles da en el costado de estribor, a la altura de la línea de flotación, y otro unos sesenta centímetros más arriba. Por la primera brecha empieza a entrar agua, viéndose una gran confusión a bordo del "Fernando Poó", donde se dispara contra el buque atacante, incluso se iza hasta una bandera blanca. Se acerca el "Ciudad de Mahón" a su presa, cuando se observa como vuelve la chimenea a vomitar humo a borbotones, lo que indica que se aviva el fuego dándose avante toda, buscando el "Fernando Poó" el abordaje por su mayor porte, siendo repelida esta maniobra con fuego de cañón, dando en el puente de mando y diversos lugares. Se incendia el buque y un proyectil entra en la cámara donde habían prisioneros y causa tres muertos: el padre Rvdo. Acacio Ferraz; el hermano Rvdo. Ángel Roix y el empleado de la Casa Abascal Félix del Hoyo. La metralla llega igualmente al camarote contiguo, donde son heridos los religiosos, hermanos Rvdo.lsidoro Gil (se le amputa una pierna y muere en el Hospital de Santa Isabel días después) y Rvdo.Víctor Gutiérrez. También padece heridas leves los Rvdos.padres lturriza y Baiseda. Desde la popa del buque se vuelve a disparar diversas veces contra las lanchas de la fuerza expedicionaria, siendo otra vez castigada la zona con fuego de los cañones, hasta que se logra la rendición total del buque, pasando parte de las lanchas con tropa a ocupar el
Diario Falange de Las Palmas.
12 de octubre de 1938.
navío. Desde diversos edificios y lugares del puerto se hacía fuego de fusilería, que obliga otra vez a utilizar los cañones contra los mismos y se nota como la gente salía por carretera hacia los territorios franceses limítrofes. Sobre las 18:00 horas, una vez sofocada y desaparecida la actividad bélica en la zona, se ordena trasladar tropas a la ciudad, procediéndose a descolgar más botes de ambos buque. Al llegar al agua las lanchas del "Fernando Poó", se produce más desequilibrio en el ya dañado buque, que se inclina violentamente hacia estribor y se va a pique en muy pocos minutos, tan pocos, que no hubo tiempo para salvar a cinco tripulantes y cinco componentes de la tropa encargados de los prisioneros y vigilancia del buque, que mueren todos ahogados. No se ha podido obtener los datos de los cinco tripulantes de la m/n. "Fernando Poó" fallecidos.
Los cinco voluntarios canarios ahogados fueron: Sargento Luis Rodríguez. Soldados voluntarios Lorenzo Frías Cabrera; Juan Sánchez Martín; Fernando Santa Ana Bautista y Antonio Suárez Navarro.

En los siguientes días se continúa con la ocupación del territorio, y el día 15 llegan a Kogo y Rio Benito, donde estaban cargando madera de okumen el vapor noruego "Lagos". Se apoderan de este barco y de su rico cargamento, poniéndose a bordo una tripulación de presa, que días después lo traslada a Santa Isabel de Fernando Poó. El viejo e irreductible colono republicano, Alejandro Torres García, fusil en mano, es el último que hizo frente a las patrullas nacionales que se hacían cargo de la zona continental, hasta que agotada la munición una bala lo mata en la selva, lo que hace ascender a un total de quince fallecidos en la toma de los territorios de la Guinea Continental. En días siguientes queda todo el territorio ocupado por las tropas del Gobierno de Burgos y detenidos los desafectos del nuevo régimen que no huyen a las colonias extranjeras limítrofes. Quedan estas tierras como un arsenal de preciosos recursos naturales para los alzados en armas, que posteriormente nombran al Capitán de Navío de la Armada Manuel Mendívil, nuevo Gobernador General.


sábado, 18 de julio de 2020

La extraña guerra de Guinea

Afirma José Luis Vila-San Juan en El curioso alzamiento en Guinea: «Muy poco, casi nada, se ha escrito sobre lo ocurrido en Guinea en aquellas fechas de julio de 1936 que conmovieron a toda España. Y Guinea, aunque distante y en África, también era España».

Crónica de la Guerra Española de Codex (1966) es un texto de referencia al que se cita en diferentes entradas. Veamos el texto completo:

España poseía, como un último retazo de lo que fue su vasto imperio colonial de la Edad Moderna, un grupo de islas y un cuadrilátero de tierra continental en los aledaños del ecuador africano los territorios del Golfo de Guinea, hoy autónomos, cuya capitalidad reside en Santa Isabel, una bella ciudad anclada en el costado septentrional de la isla de Fernando Poo.

El alejamiento de la Península, la lentitud de los medios usuales de comunicación -un buque correo mensual que empleaba quince días de navegación desde Cádiz a Santa Isabel-, la especial configuración de su censo demográfico y las singularidades del modo de vivir colonial hacían de la Guinea española un mundo aparte en que parecía incongruente dar cabida a la pasión política. Los escasos 4.000 españoles que se repartían por su paisaje rabiosa y perennemente verde y soportaban los rigores de un clima de invernadero reconocidamente insalubre gozaban, por otra parte, de un standard de vida incompatible con cualquier reivindicación social. Establecido este cuadro, no es de extrañar que los españoles de Guinea permaneciesen durante los dos meses siguientes al 18 de julio en una actitud indefinida, ajenos realmente a la magnitud del drama que había empezado a desarrollarse en la Metrópoli, sin información clara de los hechos ni estímulos para tomar posiciones por sí mismos, y que solamente pequeñas minorías resueltas se decidieran, con evidente retraso, a entrar en acción.

Precisamente el hecho de que españoles de otras islas -las Canarias, apartadas por cierto del escenario de la guerra- interviniesen decisivamente en la toma final de posición de las colonias de Guinea ante el conflicto, así como la fecha en que esta definición empieza a producirse -el mismo día que se preparaba a salir de Mallorca la expedición nacional que iba a reconquistar Ibiza- justifican la inclusión en este capitulo de la crónica del curioso episodio ecuatorial de la guerra de España.

FERNANDO POO Y EL “MENDEZ NUÑEZ”

El ingeniero Luis Sánchez Guerra, gobernador general, asustado por el ambiente levantisco recién importado de la Metrópoli, declara el estado de excepción ya el 5 de junio de 1936 y pide
urgentemente un barco de guerra para calmar los ánimos. El 24 de junio llega a Santa Isabel el crucero Méndez Núñez.

La noticia de la sublevación fue comentada frívolamente el mismo 18 de julio en el bar “Chiringuito”, de Santa Isabel, donde los españoles residentes en la colonia solían reunirse a charlar ante unos vasos de whisky con soda.
El 21, Matres, comandante del Méndez Núñez, pide permiso a Madrid para efectuar, con el gobernador, un recorrido por las islas. Madrid ordena el regreso inmediato del crucero, cuya
marinería revuelta radia el día 23:

“UMRA vigilante. ¡Viva la República!”

El crucero hace escala en Lagos (Nigeria) el 25 de julio. Cuando reposta en Freetown (Sierra Leona) el 28, el comandante se encuentra con un telegrama de Canarias que le insta a incorporarse al alzamiento. El 5 de agosto, con el crucero en Dakar, Madrid se ha enterado de los planes de los oficiales y ordena la vuelta a Fernando Poo, donde se echan anclas el 14 de agosto.

Muy pronto se recibe la orden de entregar el barco a la marinería, que, ante un gobernador general fluctuante, elige como jefe al teniente de navío Bone, El resto de los oficiales son desembarcados y, el 30 de agosto, el barco emprende de nuevo el regreso a la Metrópoli.

Los oficiales desembarcados se fugan a Victoria (Camerún inglés) el 5 de septiembre, y al llegar a Las Palmas el 18, se encuentran allí con Bone, que se había escapado a nado del buque.
El 21 de septiembre, bajo el control de la marinería, el crucero atraca en Málaga y se incorpora a la flota del gobierno.

Mientras tanto, en la lejana colonia -islas y continente- reinaba la incertidumbre, pero no pasaba nada de particular. Por fin, ante la amenaza que suponía la llegada de Barcelona del vapor correo Fernando Poo con un cargamento de armas para el Frente Popular y una tripulación revolucionaria, el jefe de la Guardia Colonial, teniente coronel Luis Serrano, apoyado por un reducido grupo de conspiradores, declara el estado de guerra y se hace con la isla de Fernando Poo en la madrugada del 19 de septiembre.

En el muelle de Santa Isabel, en Fernando Poo, la colonia española en el África ecuatorial, una banda de música Interpreta el Himno de Riego, el himno oficial de la República. Pero la fuerza armada que desembarca y que al momento inicia el desfile no es gubernamental. Son voluntarios y soldados nacionales procedentes de Canarias, que acaban de Incorporar al alzamiento al territorio hermano de la Guinea continental española.

EN LA SELVA

En el territorio continental de la colonia la cosa no fue fácil. El subgobernador, del Frente Popular, se niega a unirse a los sublevados de la isla y el 22 de septiembre hay una escaramuza en plena selva entre los sublevados en Kogo, que avanzan sobre la capital, Bata, y un destacamento gubernamental que sale a su encuentro.
Son blancos contra blancos, ante los indígenas asombrados; pero los fusiles están también en manos de soldados negros. El 30 de septiembre llega a Bata el Fernando Poo, que ha eludido la habitual escala en la isla al ser advertido del triunfo del alzamiento en Santa Isabel. Su famoso envío de armas se reduce a seis fusiles y una pistola.
Pero el gobierno controla todavía la Guinea continental.

Inesperadamente, el 14 de octubre se presenta ante Bata el mercante nacional armado Ciudad de Mahón con una columna de desembarco integrada por 198 voluntarios de Canarias y fuerzas
de Tiradores de Ifni. Una “batalla naval" es necesaria para dominar al Fernando Poo, que, sin artillería, es incendiado y hundido por el Mahón. Y cuando el barco nacional, tras un breve
cañoneo sobre la capital, se disponía a poner rumbo a Santa Isabel, aparece una canoa, con una bandera enorme, desde la que un aragonés vitorea frenéticamente a la Virgen del Pilar. Las
noticias que trae sobre el abandono de la ciudad por los elementos gubernamentales deciden al mando de la columna, que desembarca y se apodera rápidamente de la colonia.

El 15 de octubre, el Ciudad de Mahón llega a la isla sublevada, que le recibe con evidente entusiasmo y con el Himno de Riego muy seriamente entonado.
Aunque no tardaron en surgir raros celos contra los expedicionarios de Canarias, algunos de los cuales acabaron por asentarse definitivamente en la colonia, los nacionales habían incorporado a su alzamiento los lejanos territorios de Guinea.

Salvo el incidente del Himno de Riego, todo sucede en Santa Isabel sin alteración de su calma habitual. Declarado el estado de guerra sin incidentes el 19 de septiembre, casi un mes más tarde la columna de voluntarios canarios que desfila ante el edificio del Gobierno General va a consolidar la alineación de la isla en favor del alzamiento, no sin despertar celos y suspicacias entre los residentes en Fernando Poo que la hablan sumado en su día a la causa nacional. 



viernes, 20 de diciembre de 2019

El caso del viejo Gobernador que murió descalzo

Éste es un caso especial: la Guinea española contó con un gobernador integrante de la masonería y que fue fusilado.

¿Recordáis al gobernador Núñez de Prado?: Fue miembro de la masonería con el nombre de «Lafayette» y -en el periodo republicano- se afilió a la Unión Militar Republicana Antifascista-UMRA (la misma organización que salvó al crucero Méndez Núñez de pasarse a los golpistas).

En 1926, como General de Brigada, es nombrado Gobernador Militar de los territorios españoles del Golfo de Guinea, en cuyo destino permanece hasta proclamada la II Republica.

Contábamos en 80 años del exilio republicano español, que también sufrieron el exilio «funcionarios que pasaron en algún momento por la administración colonial, y acabaron inhabilitados para el cargo público y se vieron forzados al exilio. Son casos como el del doctor Juan Bote, León Felipe, boticario y administrador del hospital de Elobey que falleció en el exilio en México, Joaquín Mallo, presidente del Consejo de Vecinos de Santa Isabel que falleció en el exilio en Francia, o Guillermo Cabanellas de Torres, exSecretario del Gobierno General de la Guinea Española que falleció en el exilio en Argentina». Pero no sólo sufrieron el exilio... hubo de todo, hasta fusilamientos como el de Fulgencio Rosique Maya, el de Restituto Castilla González o el del gobernador Miguel Núñez de Prado Susbielas.



Celebraciones en Santa Isabel con motivo
de la llegada del nuevo gobernador.

Gonzalo Álvarez Chillida le dedica un párrafo al gobernador en Los gobernadores de Fernando Póo (1858-1930):
Los escándalos de corrupción y de abusos en la recluta de mano de obra del continente paras las plantaciones de Fernando Poo, que estallaron en la prensa tras la caída del dictador [Miguel Primo de Rivera], salpicaron a Núñez de Prado, quien abandonó la colonia el 19 de abril de 1931, reclamado desde Madrid por el Gobierno provisional de la recién proclamada república. Tenía entonces 49 años, y era el único de los últimos gobernadores de Guinea que permanecía como militar en activo. En Madrid supo ganarse a las nuevas autoridades, a pesar de su pasado primorriverista y monárquico. Pese a sus buenas relaciones con los misioneros claretianos, fue el único de los gobernadores de los que se tiene constancia de haber pertenecido a la masonería. Se inició en ella en 1923, antes del golpe de Primo de Rivera, pero al poco debió suspender sus actividades en la misma, que debió renovar durante la república. Durante ésta desempeñó puestos militares importantes, como el mando de la 2ª División orgánica, la Inspección General del Ejército o la Dirección General de Aeronáutica. Cuando la sublevación militar de julio de 1936 se mantuvo leal al Gobierno hasta el punto de que accedió a ir a Zaragoza a intentar revertir la insurrección en la ciudad del general Cabanellas, aun sabiendo de sus escasas posibilidades de éxito.
Tal vez, el hecho de que tanto Cabanellas como Queipo de Llano hubieran -según Ramón Franco- participado del intento del golpe de Estado republicano de diciembre de 1930, le hicieran confiarse.

Sin embargo, fue fusilado pocas semanas después.

En El general Miguel Núñez de Prado y el comandante Francisco León, asesinados por los franquistas en Pamplona en 1936 por defender la legalidad republicana desarrollan más su trágico final:
A su llegada a Zaragoza el avión fue confiscado, y Núñez de Prado y sus acompañantes fueron capturados: el mecánico se pasó a los sublevados, el piloto sería fusilado meses más tarde, y el comandante ayudante fue cosido a tiros el 26 de noviembre de 1936 con el pretexto de que había intentado fugarse. El propósito de Núñez de Prado era persuadir al general Cabanellas al mando de la V División Orgánica para que no se uniera a los sublevados. Éste y sus jefes le retuvieron varios días, hasta que fue trasladado a Pamplona. Hacia el 23 o 24 de julio de 1936 fue encarcelado en el fuerte de San Cristóbal (Pamplona) y fusilado poco después por órdenes de Mola. Hugh Thomas sostiene que junto a Núñez del Prado también fue fusilado su ayudante el comandante de caballería Francisco León López. Otros autores creen que fueron asesinados.
Por último, concluye el artículo:
La Asociación de familiares fusilados de Navarra (AFFNA), creen tener localizado el lugar exacto que alberga sus restos mortales, según el testimonio de Ricardo Sola testigo directo en solitario y oculto del fusilamiento, en el cruce a Murugarren de la carretera Bearin a Abarzuza (Navarra). Hay pleno convencimiento de que los ejecutados en aquel lugar el 10 de agosto de 1936 fueron el general Miguel Núñez de Prado y su ayudante, el comandante de caballería Francisco León López. Verdugos y prisioneros, todos con ropas militares, llegaron en un coche. Los 2 fusilados calzaban botas rojas de buena calidad y los ejecutores, se las quedaron. “..Se metieron en la pieza, aquí, de estas flores, ocho metros para arriba, en este orillo y... a ver, quitaros los zapatos, las botas. Se quitaron las botas..¡daros media vuelta! Pun, pun, al agujero..se cayó y todo. Aquí mismo, yo estaba aquí. Ahí había una pared..”.

Sorprendente el detalle de las botas... que recuerda al relato del cónsul británico tras el bombardeo y toma de Bata: "los prisioneros del Ciudad de Mahón fueron llevados a tierra a la 1:30 pm, bajo el sol abrasador. La mayoría de ellos no tenía zapatos. A todos les habían afeitado la cabeza. Hoy comienza la corte marcial. Se esperaba que los prisioneros fueran llevados a Canarias para ser juzgados, pero el comandante del Mahón parece tener poderes muy amplios y podrían ejecutarse aquí mismo las sentencias."



Tras el fusilamiento del viejo Gobernador, a su viuda le negaron durante años (hasta 1944) la pensión por carecer de certificado de defunción. «Su mujer, que se encontraba en Barcelona, ​​vendió la colección de objetos de Núñez de Prado en el Ayuntamiento de Barcelona, ​​y fueron incorporados a la Sección de Etnografía del Museo de Arqueología, bajo el nombre de 'colección de Arte Negro, armas y vasijas de los indígenas de Fernando Poo'. Ésta fue una de las colecciones que constituyeron los fondos del Museo Etnológico de Barcelona, ​​1948».

lunes, 18 de julio de 2016

El curioso alzamiento en Guinea

Asodegue reproduce en el portal de su primera etapa "El curioso alzamiento en Guinea" de José Luis Vila-San Juan:


   José Luis Vila-San Juan publicó en 1974 en Ediciones Nauta el libro "Así fue? Enigmas de la guerra civil española" uno de cuyos capítulos (entre las páginas 175 y 188) trata de las condiciones del levantamiento militar de 1936 en Guinea Ecuatorial.

   El escrito de Vila-San Juan queda a medio camino entre el reportaje periodístico y el ensayo histórico. Refleja casi exclusivamente la visión de aquellos acontecimientos de una de las partes en conflicto: la de las personas que el autor califica como gente de orden. Faltan los otros. Los otros son, por una parte, las gentes del Frente Popular, a los que en términos de estricto franquismo se retrata unas veces como los fracasados de la colonia y otras como peligrosos revolucionarios; faltan también los ecuatoguineanos, a los que sólo se alude cuando se habla de los integrantes de las unidades de la Guardia Colonial.

   A pesar de todo, se trata (creemos) de un trabajo con interés y que, pese a los años, sigue siendo el único que trata de este tema.


EL CURIOSO ALZAMIENTO EN GUINEA



1.     — La Historia abandona a Guinea.

   En 1936, el actual territorio de la Republica de Guinea Ecuatorial era una colonia española formada por la isla de Fernando Poo (unos 2.000 km2, situada a 35 Km del continente), la propiamente llamada Guinea Continental (entre Camerún, Gabón y el golfo de Guinea, 26.000 km2) y las pequeñas islas de Annobõn (muy distante), Corisco, Elobey Grande y Elobey Chico. La capital de la isla de Fernando Poo, era, y es, Santa Isabel. La del continente, Bata.

   Muy poco, casi nada, se ha escrito sobre lo ocurrido en Guinea en aquellas fechas de julio de 1936 que conmovieron a toda España. Y Guinea, aunque distante y en África, también era España. Era mucho más España que Marruecos, porque Guinea era una colonia, mientras Marruecos (exceptuando las plazas de soberanía) era un protectorado. (1)

   Sin embargo, siempre que se habla de África en nuestra guerra, de oficiales africanistas, etc., los autores se refieren a Marruecos, y en todo caso, aunque en menor escala, al Sahara Español o Río de Oro, nunca a Guinea. Entre los vanos y múltiples trabajos que he estudiado sobre la Guerra Civil española, sólo he encontrado una breve referencia en Crónica de la Guerra de España (Edit. Códex) y aún en ella, hay algunos conceptos que no encajan con cuanto he indagado directamente de personas cuya veracidad me merece la más absoluta confianza. Estas personas a que aludo, no me permiten publicar sus nombres, dado que en la actualidad continúan manteniendo contactos comerciales, e incluso personales, con el territorio guineo, y cualquier palabra o frase, mal interpretada por el Gobierno del Presidente Macias, podría dar lugar a serios disgustos. Hoy, en la República de Guinea Ecuatorial no está el horno para bollos. Si la Historia ha abandonado a Guinea y se ha despreocupado por cuanto sucedió en Guinea el 36, no es menos cierto que España tampoco superó su paternidad respecto a los españoles que estaban en Guinea el 36 y el 68.



2.     — República, Gobierno del Frente Popular y 17 de julio

   —Los españoles que fuimos a Guinea —me dice uno de mis comunicantes— podíamos ser cualquier cosa, menos políticos... Yo llegue el 33. Aquellos españoles habían ido allí, sencillamente, por ambición. Por un correctísimo deseo de lucro: buenos sueldos (aunque dificilísimas condiciones de trabajo, habitabilidad, clima y salubridad), largos permisos o vacaciones retribuidas, posibilidades de ascensos y de independizarse, etc.

   Lógicamente, como en todo este tipo de emigración, se barajaban muy distintos caracteres: el trabajador formal, el vago, el aventurero, el que tiene suerte y el que no la tiene.

   —En los años 34 y 35, el Gobierno seguía preocupándose mucho y muy bien por la población de Guinea. Tanto por los nativos como por nosotros. Especialmente, en cuestiones de Sanidad colonial: uno de los grandes triunfos fue la batalla contra la mosca tse-tse, transmisora de la enfermedad del sueno que, al revés de lo que la gente cree, no produce sueño, sino que lo impide...

   —Hablemos más de política.

   —Esto era política.

   —Si claro, pero, había lucha entre los partidos políticos?

   —No. No es que hubiese o no lucha, es que no había partidos políticos.

   —Pero Vds. bien tendrían ideologías distintas...

   —Nosotros habíamos ido allí a trabajar y a luchar por ganar dinero. La Península, Madrid y el Congreso, quedaban muy lejos.

   La política empezó al final del periodo inmediatamente anterior al 17 de julio.

   La potencialidad económica de Guinea, en aquellos tiempos, era baja. Existían sólo cuatro o cinco Compañías fuertes. No podían dar buen trabajo a cuantos habían llegado allí en busca de un Eldorado. Quien no servia, quien no resistía, quien no se superaba en esfuerzo y en tesón, quedaba marginado. Entonces se empezó a hablar del Frente Popular. Se adherían los fracasados, los descontentos con su situación, que no habían sabido elevar.

   —En las elecciones de febrero de 1936, ¿qué resultados hubo?

   —No hubo elecciones.

   —¿No votaron Vds. o no se efectuaron allí elecciones?

   —No se efectuaron.

   El llamado Presidente del Frente Popular —único partido existente en Fernando Poo— había ido reclutando a sus adeptos casa por casa (como quien hace seguros), ya que en el Casino —una especie de club privado— sólo tenían entrada los propietarios y apoderados, lo que significaba que, aun en la eventualidad de que hubiera podido hacer allí su propaganda, poca clientela hubiese conseguido...

   —En total logró reclutar unos 150 hombres. Pero, nunca fueron extremistas. Era un Frente Popular muy moderado.

   De todas formas, el Gobernador General, Luis Sánchez Guerra, el 5 de junio declara el estado de excepción, que, prácticamente, ni se notó. Asimismo, solicitó a Madrid un barco de guerra, como medida preventiva. El crucero «Méndez Núñez» llega a Santa Isabel el 24.

   —El Gobierno, ¿era muy izquierdista?

   —Luis Sánchez Guerra era un caballero de arriba abajo. Ingeniero de Caminos, fue el quien había ya realizado el puerto de Alicante. Era hijo del ex ministro José Sánchez Guerra. (2)

El casino en 1936.
   El 14 de julio, la población de Guinea se enteró del asesinato de Calvo Sotelo. «Aquello» ya caus
ó cierto malestar en el Casino y entre la gente de orden. Sin embargo, cuando el 18 se anuncio el levantamiento en Marruecos, la noticia se comentó frívolamente, sin serle concedida la importancia y trascendencia que tendría.

   Tanto es así que, pese a los sucesos del «Méndez Núñez» que relataré a continuación, gente de orden (de los del Casino) me afirman unánimemente que, desde el 17 de julio hasta mediado agosto, la vida allí transcurrió dentro de la más absoluta normalidad.



 3.     — Desde el 18 de julio hasta el 18 de septiembre

   «En la Estación de Comunicaciones Radiotelegráficas de la Marina, instalada en Madrid, el radiotelegrafista Benjamín Balboa detuvo al Jefe de los Servicios, complicado en la sublevación, y consiguió establecer diálogo directo con los operadores de los buques, advirtiéndoles que vigilasen a sus mandos. Para impedir que se cerrasen las estaciones de radio y se aislase a la marinería, se dio a los Comandantes la orden de comunicar cada dos horas la situación geográfica de los barcos.» (3)

   A los radiotelegrafistas se les cursó el siguiente radio: «El Jefe de los Servicios de Comunicaciones del Ministerio de Marina ha sido detenido por complicidad con la rebelión. En su poder encontramos claves que también poseen los Comandantes de los buques. Desde este momento, y para que no seáis sorprendidos, si los conjurados alegan cumplir órdenes del Ministerio, no aceptéis ningún telegrama en clave. Todos los que partan de esta Nación serán transmitidos en lenguaje corriente. Considerad facciosos los que así no vayan.» (4)

   El 21 de julio, Matres, Comandante del «Méndez Núñez», pide permiso a Madrid para efectuar, con el Gobernador, un recorrido por las Islas. Pero Madrid le ordena el inmediato regreso a la Península. El 23, la marinería envía el siguiente mensaje: «U.M.R.A. vigilante. ¡Viva la Republica!» (5)

   «U.M.R.A.» son las iniciales de «Unión Militar Republicana Antifascista». El radio de Benjamín Balboa (6) había sido captado, y los marineros estaban a la expectativa, aunque, de momento, al observar que sus oficiales cumplían las órdenes del Gobierno de Madrid, se abstienen del uso de la fuerza. El crucero, en ruta de regreso a España, hace escala, el 28 de julio, en Freetown (Sierra Leona) para repostar. Allí, el Comandante recibe un telegrama de Canarias en el que se le propone unirse al Alzamiento. Pero la «U.M.R.A.» ha dicho que estaría vigilante, y lo está. ¿Por qué no se amotina? Quizá no tuviese seguridad en el triunfo. Posiblemente era una marinería más moderada que la de otros barcos, como después lo demostró. Pero está vigilante y avisa a Madrid. En el Ministerio, enterados de los probables planes de los oficiales de unirse a la sublevación, ordenan la vuelta a Fernando Poo. Es el 15 de agosto, y el crucero estaba ya en Dakar.

   El buque cumple, otra vez, las órdenes. Quizá, también, los oficiales eran más moderados que los de otros barcos.

   Anclan en Fernando Poo el 14 de agosto. Allí, la situación empieza a ponerse tensa. Eligen como Jefe al teniente de navío Bone, y destituyen al Comandante y a los demás oficiales. Planean un desembarco en Santa Isabel, pero el gobernador Sánchez Guerra, enterado, sube al buque, les arenga y consigue restablecer la calma.

   Todos los oficiales —excepto Bone— pueden bajar a tierra. Y el 30 de agosto el «Méndez Núñez» emprende de nuevo el regreso a la Península. Los oficiales desembarcados, de acuerdo con un agricultor simpatizante que se había puesto en contacto con un bananero alemán, se trasladan a él en una lancha, fugándose a Victoria (Camerún británico), y de allí a Las Palmas de Gran Canaria, «donde se encuentran con Bone que había conseguido escapar a nado.» (7)  (No tengo confirmación sobre este último detalle. Supongo que, de ser cierto, Bone se escaparía a nado cuando el barco estuviese anclado en algún puerto).


Milicias de F. E. de Santa Isabel (Guinea).
Meses antes del 18 de Julio existían milicias de Falange en Santa Isabel, organizadas por Luis Ayuso Sánchez-Molero, capitán de la Guardia Civil, las cuales apenas declarado el estado de guerra se presentaron correctamente uniformadas y equipadas en la forma que puede apreciarse en la figura.

   4.     — Sublevación en Fernando Poo: un tiro

   Según la Crónica de la Guerra de España, de Códex, la noticia de que el vapor «Fernando Poo» iba a llegar a Santa Isabel con un cargamento de armas para el Frente Popular y una tripulación revolucionaria, fue la que decidió la sublevación. Sin embargo, reconoce que cuando llegó (el 30 de septiembre, a Bata) únicamente portaba 6 fusiles y 1 pistola. O sea, la munición corriente de un mercante. Según las personas que vivieron aquellos días, que se sublevaron (también moderadamente) y que me han informado, la sublevación no tuvo relación alguna respecto a la llegada del «Fernando Poo».

   Todo lo contrario, pues el «Fernando Poo» arribó a Bata, en vez de a Santa Isabel que era su puerto de destino normal, precisamente por haberse insurreccionado la Isla.

   Como ya se ha indicado, la vida en Guinea había sido normal hasta mediado agosto. Por esas fechas, entre las idas y venidas del «Méndez Núñez» y su proceder respecto a la oficialidad, las escasas noticias que, con dificultad, se oían  por radio, el principio de escasez de suministros y el bloqueo de cuentas en los bancos (el único banco, el Exterior de España) impulsaron la tensión latente entre los dos bandos que, hasta aquellos momentos sólo había sido ligera incertidumbre.

—El Jefe de nuestra casa comercial —sigue informándome uno de mis comunicantes— había logrado huir de Barcelona y trasladarse a Lisboa. Desde allí nos explicó todo lo que significaba el Alzamiento: El terror impuesto en Barcelona por el proletariado dominante, y que aquello no era un pronunciamiento más., sino una verdadera guerra civil.

   El capitán Ayuso (de la Guardia Civil) propuso al teniente coronel Luis Serrano (de la Guardia
Colonial) la insurrección para ganar la isla a la causa nacional. Como el capitán Ayuso (que más tarde llegó a ser Director General de la Guardia Civil) era, entonces, Administrador Territorial en Santa Isabel, el mando militar, lógicamente, correspondía al teniente coronel Serrano, Jefe de la Guardia Colonial.

   —¿Era muy numerosa la Guardia Colonial? —pregunto.

   —Una compañía en Santa Isabel y dos en el continente. Estaba formada por soldados indígenas del continente (pamúes) en su casi totalidad. Los bubis (indígenas de la Isla), más instruidos, tenían, casi todos, ocupaciones  civiles o pequeños negocios; la mayoría eran propietarios agricultores.

   En estas condiciones, naturalmente, los dos militares tenían que contar con la gente de orden, aglutinándoles a favor de la sublevación pro-nacional.

   —La consigna fue presentarnos a las 12 de la noche del 18 de septiembre. Nos reunimos unos
cincuenta. Ninguno de nosotros pertenecía a ningún partido político. Pero el Frente Popular tampoco se había dormido, aunque siempre siguiendo la línea moderada que marca todo el proceso de la guerra en Fernando Poo. El mismo 18 de septiembre, destituye a Sánchez Guerra y nombra Gobernador a un medico-cirujano de mucho prestigio y potencialidad económica. Uno de los «triunfadores», no de los «fracasados», como hubiese sido lo lógico. (No me quieren dar su nombre. Yo lo he averiguado, pero quiero respetar el significativo silencio de mis comunicantes como correspondiente cortesía por los muchos otros datos que me han proporcionado.) El nuevo Gobernador ostentó su cargo sólo una noche (la del 18 al 19 de septiembre). Hoy es General de la reserva del Ejército español.

   —Se nos dio orden de detener, casa por casa, a los individuos del Frente Popular.

   —¿Hubo mucha resistencia?

   —No. Fue sencillísimo. ¿No ve que todos nos conocíamos?  Llamábamos,  entrábamos  y le  decíamos:   «Oye, Fulano,  quedas detenido;  tienes que venir conmigo.» El hombre se vestía y me acompañaba.

   —Así, ¿no se disparó ni un tiro?

   —Si. Se disparó un tiro. Sólo uno. Se hirió en la pierna a uno de ellos. Era uno que tenia un bar en la Plaza España (el «Chiringuito»). Más bien creo que fue un accidente.

   En la madrugada del 19, la isla de Fernando Poo ya es nacional. El teniente coronel Serrano se hace cargo del Gobierno y declara el estado de guerra, tal como habían hecho varios Generales dos meses antes. En realidad, era innecesario, puesto que el general Miguel Cabanellas, como Presidente de la Junta de Defensa Nacional, ya había firmado y proclamado en Burgos, el 28 de julio de 1936, un Bando cuyo articulo 1.° era:

   «El Estado de Guerra declarado ya en determinadas provincias, se hace extensivo a todo el territorio nacional.»

   Y sin embargo, inmediatamente, se viola el articulo noveno de ese mismo bando («Queda prohibido, hasta nueva orden, el funcionamiento de todas las estaciones radio-emisoras de onda corta o extracorta, considerándose a los infractores como rebeldes, a los fines del Código de Justicia Militar») precisamente para comunicar a Burgos la incorporación de la Isla al Bando nacional. Pero es que, naturalmente, ellos no conocían, todavía, tal Bando; y, aunque «el desconocimiento de la ley no exime el cumplimiento de la misma», la guerra es una cosa especial, Guinea es también algo especial, y la guerra en Guinea, como puede verse, fue extraordinariamente especial, Efectivamente, en contra del citado articulo noveno del Bando de Cabanellas, a uno de mis comunicantes se le ordenó el envío de un radio cifrado a Lisboa, al jefe de su casa comercial, informándole de los acontecimientos. Por mediación del Sr. Farina (más tarde Director del Banco de Crédito Local) que llevó el mensaje a Burgos, se enteraron allí de la victoria isleña.



 5.     — Fracaso de la sublevación en el continente

   En Bata, el Subgobernador (del Frente Popular) se negó a unirse a los sublevados de Santa Isabel. Quedaron, pues, incomunicados Isla y Continente. El 22 de septiembre hubo un pequeño intento de sublevación en Kogo (en plena selva) y se intentó una marcha sobre Bata, pero fue rechazada por las fuerzas gubernamentales. La mayoría de los madereros, sobre todo en las explotaciones forestales de Río Benito, huyeron al Camerún, y, muchos de ellos, desde allí se trasladaron a Santa Isabel en una lancha.

   Mientras tanto, el «Fernando Poo», buque de la Trasmediterránea que establecía el normal contacto comercial con la Península, se ha puesto en ruta hacia Santa Isabel.

   Y en Canarias, se ha constituido una fuerza de unos 200 voluntarios (8) que al mando del capitán Fontán, y como lugarteniente el capitán Hernández, se embarcan en un buque mercante, el «Ciudad de Mahón», al que se ha armado de un cañón. De estos dos hombres tan distintos, más tarde, el capitán Fontän será Gobernador de Guinea.
Voluntarios canarios en Fernando Poo.
Álbum familiar Casa Colón.



.6.     — Minibatalla naval

   Cuando, el 30 de septiembre, el «Fernando Poo» se encuentra en aguas intermedias entre la Isla y el Continente, no sabe a donde dirigirse, pues tanto desde Santa Isabel como desde Bata le están radiando que ellos son los gubernamentales y los otros los sublevados. Los primeros lo hacen con el propósito de apoderarse del barco (lo que de-muestra que no es cierta la circulación de la noticia de que iba a llegar con una tripulación revolucionaria bien armada, pues en tal caso seria suicida atraerlo) y los del Continente, porque era la verdad.

   En la duda, el radiotelegrafista del barco se comunica con Madrid, desde donde le aclaran la verdadera situación. (¡Si todos los militantes del Frente Popular hubiesen sido radiotelegrafistas quizá hubiesen podido ganar la guerra!)

   Ese mismo día, atraca en Bata. Y, al igual que el «Uruguay» en Barcelona, es destinado a prisión flotante. La habitarán unos pocos sacerdotes y otros sospechosos de «auxilio a la rebelión». En Santa Isabel han perdido la presa. Lo estaban esperando con la Guardia Colonial armada y un suplemento de bombas de fabricación casera. Pero el «Ciudad de Mahón», salido de Canarias, le ha seguido a distancia. Y se presenta a los pocos días (9) frente a Bata. Dispara contra el puerto y contra el «Fernando Poo». Los elementos gubernamentales huyen.

   El «Ciudad de Mahón» ha ganado la minibatalla naval.



 7.     — Dos desembarcos y dos sorpresas

   Al desembarcar los voluntarios canarios, toman fácilmente la ciudad, y liberan a los presos del «Fernando Poo». Sólo hay que lamentar la muerte de un sacerdote ahogado durante la breve lucha, probablemente al intentar escapar. La sorpresa se produce al día siguiente de la minibatalla. Alguien observa que el «Fernando Poo» está cambiando su silueta. Efectivamente, está escorando. En pocos momentos, se hunde. Había sido alcanzado en algún punto vital bajo la línea de flotación, pero nadie se había apercibido de la gravedad.

   El «Ciudad de Mahón» y sus voluntarios zarpan para Santa Isabel. Allí se les espera entusiasta y alegremente, no como liberadores (pues la isla ya es nacional y vive en paz, prácticamente sin problemas), sino como confraternizadotes de la causa común.

   Serrano como ya he dicho, se ha hecho cargo del Gobierno. Al ex gobernador Sánchez-Guerra se le ha embarcado en un barco holandés con destino a Europa, recomendándole:

   —Desde el sitio al que arribe, trasládese Ud. a Burgos y preséntese a las autoridades (lo cual cumplió al pie de la letra).

   Solo están custodiados algunos elementos del Frente Popular (de los que se entregaron sin resistencia el 19 de septiembre).

   En Santa Isabel, no hay tribunales de mayor instancia. Ni los había antes, porque a los  delincuentes se les enviaba a Canarias, ni los hay de nuevo cuño (ni tribunales populares, ni militares, ni de
represión, nada).

   La tranquilidad reina en la Isla.

   Hasta que llega el «Ciudad de Mahón».

   Desembarcaron airosos  los voluntarios canarios, uniformados con unos monos blancos.
Atracado de popa en Santa Isabel de Fernando Poo una vez finalizada su campaña bélica que acabó con el hundimiento de su compañero de flota Fernando Poo. 15 de octubre de 1936, brazo en alto, y la Falange predominando en el acto.

   —No recuerdo ni camisas azules ni boinas rojas. Tampoco uniformes del Ejército —me aseguran. Y en aquel momento, los canarios asimilan la segunda sorpresa guinea. Se les recibe con indiscutibles muestras de amistad y aplauso, pero con la bandera republicana, roja, amarilla y morada. Una banda
de música entona, solemnemente, el Himno de Riego. (10)



 8.     — La tercera sorpresa

   Dice «Cödex» (11) que «aunque no tardaron en surgir raros celos contra los expedicionarios de Canarias, algunos de los cuáles acabaron por asentarse definitivamente  en la colonia, los nacionales habían incorporado a su Alzamiento los lejanos territorios de Guinea».

   Es cierto lo de que «algunos acabaron por asentarse definitivamente». Respecto a la incorporación al Alzamiento, no puede negarse que, por lo menos en la Isla, ya había sido efectuada casi un mes antes.

   En cuanto a los «raros celos» hay que subrayar que los elementos de la fuerza expedicionaria, a los que se esperaba como amigos, se comportaron en líneas generales, como ocupantes.

   Inmediatamente después de una Misa de Campaña, que coincidió con la Fiesta de la Raza, el 12 de octubre de 1936, los canarios se hicieron cargo de cuanto significaba mando. Los presos, hasta entonces respetados, fueron maltratados y apaleados. Los que se habían sublevado (la gente de orden) tratados casi como «nacionales de 2ª clase» o «semirrojos».

   Nada me han dicho en contra del Jefe de la expedición (el capitán Fontán). Si, en cambio, respecto a otro oficial, al que apodaron «Mi caballo murió» pues siempre iba con una fusta de montar (¿o de pegar?) aunque no tenia caballo.

   Puede decirse que hubo represalia. No cruenta, no como la de Badajoz, pero si saliéndose algo de la línea moderada que hasta entonces había prevalecido.

   Esta tercera sorpresa fue, sobre todo, para los que se habían sublevado el 19 de septiembre. Aquellos hombres que querían trabajar en paz, que ninguno de ellos estaba afiliado a ningún partido político, pero que les gustaba el orden. Y, que al fin y al cabo, cuando aquella madrugada fueron, casa por casa, a buscar a los del Frente Popular, no sabían como iban a reaccionar estos. Y, sin embargo, a pesar de esta sorpresa, deciden, a través de la cámara Oficial Agrícola y Forestal de Bata y del Sindicato Maderero, donar el 20% del producto bruto realizado aquel año, a favor de 1a causa nacional. Esta aportación, en su lógica relatividad, fue de las más generosas (o la más) de las que pudieran contarse en otras provincias sublevadas.

   —Esta donación, ¿fue espontánea? —pregunto.

   —Totalmente.

   —¿No hubo coacción?

   —Ninguna, en absoluto.

   Como empezaban a escasear los víveres, se pidió aprovisionamiento a la Península (a la zona nacional, naturalmente). Les enviaron el buque «España nº 5» cargado entre otras vituallas de higos secos. Quizá no estaban previamente seleccionados o quizá se estropearon en ruta, pero hubo que tirarlos.

   Al poco tiempo, fue nombrado Gobernador, Manuel de Mendibil y Elío. Eficiente, de amplia nobleza y comprensivo, Guinea empezó, otra vez, a funcionar normalmente.

   Y los hombres que se habían sublevado y que habían conseguido la Isla para la nueva España, volvieron tranquilamente a su trabajo. Sin apetencias políticas que no les interesaban para nada. Estos son los que la Historia había abandonado. Estos, y otros, son los que allí estaban cuando España abandonó Guinea en 1968.

Desfile en Campo Yaundé de milicias de Falange ante las autoridades el domingo 27 de septiembre de 1936.

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(1)    En el intento de España para demostrar su descolonización, Guinea pasó a ser parte integrante de España, en 1959, dividida en dos provincias españolas (como Tarragona o Valladolid) que se denominaron Prov. de Fernando Poo y Prov. de Río Muni. Esto sirvió únicamente, para entorpecer, más de lo que estaban, las relaciones entre: españoles y guineos, entre guineos españolizantes y guineos independentistas, y entre españoles residentes en Guinea y burócratas españoles residentes en Madrid. Nueve años después, España no tuvo más remedio que conceder la independencia a Guinea. ¡Y así les fue a los guineos españolizantes y a los españoles guineos!
     De todas formas, esta transmisión de poderes se efectuó dentro de la más aséptica legalidad española. No así de los guineos. Caso más extraño, en cambio, es el de Marruecos del - que, oficialmente, aún no se ha notificado a los españoles que lo hemos perdido.
(2)    D. José Sánchez Guerra, ex ministro y ex Presidente del Consejo con Alfonso XIII, declaro en su mitin, en el teatro de la Zarzuela, de Madrid, el 27 de febrero de 1930: “Yo he sido siempre hombre monárquico, constitucional y parlamentario (...) No soy republicano, pero conozco el derecho que España tiene de serlo, si quiere." En resumen, repudia al Rey. No abraza claramente la Republica, ni se adherirá al "Pacto de San Sebastián" pero, prácticamente, se sitúa junto a Miguel Maura y Alcalá Zamora, quienes intentaban crear una Republica moderada.
(3)  D. Ibarruri y colabs., Guerra y Revolución en España; Edit. Progreso, Moscú 1967, tomo I, pág. 135.
(4) Manuel D. Benavides, La Escuadra la mandan los cabos; México 1944, pág. 135.
(5)  Crónica de la Guerra de España; Edit. Codex, II, 191.
(6)    Benjamín Balboa llegó a Subsecretario de Marina. ¡Buena carrera desde telegrafista! Más tarde, con motivo del hundimiento del Jaime I —y no siendo ya Subsecretario—, incluso se permitió destituir personalmente al contralmirante Valentín Fuentes, Jefe de la Base Naval de Cartagena, al que dio 24 horas para abandonar la plaza. (N. del A.)
(7)    Crónica de la Guerra de España; Códex II, 191.
(8)    Crónica..., de Códex, añade que también iban Tiradores de Ifni (Ejercito Regular). Mis comunicantes lo niegan. Los Tiradores de Ifni llegaron en 1940 (acabada ya nuestra guerra), cuando, al socaire de la II Guerra Mundial, se preveían posibles expansiones españolas colonialistas.
(9)    Crónica..., de Códex, dice "el 14 de octubre". No puede ser, porque el 12, Fiesta de la Raza, ya estaba en Santa Isabel, después de haber bombardeado Bata. (N. del A.)
(10) Este despiste, dadas las circunstancias de incomunicación, aunque en aquel momento pudiese extrañar a los expedicionarios, no es comparable con el sucedido a los voluntarios de la División Azul al llegar a Alemania en 1940. También les recibieron con el Himno de Riego, ¡cuatro años después de tener relaciones formales los gobiernos de Franco y de Hitler!
(11) Crónica...;  II, 192.