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jueves, 17 de octubre de 2024

‘Negro limbo’, la historia olvidada

Es recurrente en este paseo por la vieja calle 19 de septiembre de Santa Isabel, acordarnos del gobernador Faustino Ruiz y su calle dedicada en San Fernando (pese a su más que probable participación en el bombardeo a la desbandá de Málaga desde el crucero Canarias o la desaparición de Acacio Mañé, entre otros).

Curiosamente, nos acordamos del verdugo... y no de la víctima.

En el 2019, os contábamos de El caso Acacio Mañé: ‘Negro limbo’, la historia olvidada del colonialismo español en África:

El filme rescata uno de los episodios más desconocidos del colonialismo español en África durante el régimen franquista, “pues si todavía tenemos el capítulo abierto de la memoria histórica, de los muertos enterrados en cunetas en nuestro país, imagínate en qué situación de olvido se encuentra este tema en los territorios que fueron colonia como Guinea Ecuatorial”, reflexiona Benítez sobre el país en el que centra su película, actualmente, en fase de preproducción.

Así, la desaparición de un líder negro en la Guinea española durante la dictadura franquista es el motor de una cinta donde se abordarán “los pactos de silencio” que se establecen “en las familias, las instituciones y la sociedad en general” para “esconder verdades incómodas”, adelanta.

Y ayer, la XXI edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla, que se celebrará entre el 8 y el 16 de noviembre, informaba que acogerá 22 estrenos nacionales, de los que diez serán estrenos internacionales, la mayor parte de ellos en la sección Panorama Andaluz, ya que el festival pretende destacar la industria cinematográfica andaluza en esta edición. 
Y entre esos 22 estrenos se incluye ‘Negro limbo’, el segundo largometraje documental de Lorenzo Benítez, que ahonda en los secretos de Estado y la impunidad en la antigua Guinea española.


«Tres amigos investigan un crimen cometido en la Guinea española en 1959. Uno es hijo del fiscal general de la colonia africana. Otro es casi ciego y el tercero el cineasta que los filma. La víctima es Acacio Mañé, primer negro (fang) que intentó reclamar la soberanía ante la ONU. (...) Los secretos y la impunidad de la dictadura franquista en la antigua Guinea española continúan presentes en democracia. El franquismo consiguió ocultar sus crímenes y torturas contra el Movimiento Nacional de Liberación de Guinea Ecuatorial a finales de los años 50. Uno de sus líderes, Acacio Mañe, fue detenido y hecho desaparecer. Ahora su familia reclama justicia y reparación desde África. Solo nos ha llegado el relato idílico de los viejos colonos. »

viernes, 16 de agosto de 2024

Ministerio de la Guerra Sucia

No siempre sale Guinea Ecuatorial en una película... y pocas veces sale tan mal. Entre otras cosas, porque el "Ministerio de la Guerra Sucia" está basado en una historia real, que prácticamente no se reconoce: la noche del 14 al 15 de enero de 1942, un comando británico, apoyado por republicanos españoles y el servicio de inteligencia del Consejo Vasco en el exilio, dieron un golpe de mano en el puerto de Santa Isabel, dejando claro que la supuesta neutralidad del puerto español no podía servir para que italianos y alemanes tuvieran un campamento base con el que operar en la zona.

Lo hemos tratado en varias ocasiones en este paseo por la vieja calle 19 de septiembre de Santa Isabel.

Es especialmente interesante la perspectiva del Partido Nacionalista Vasco, que esperaba que evidenciando la complicidad de la España franquista con el eje italo-alemán, podría provocar que los aliados arremetieran contra Franco. En algún momento, el PNV hasta soñó con liberar Río Muni e imponer a "Dios y la Ley Vieja" en el territorio con el Lehendakari como administrador temporal.

Te lo contábamos en varias entradas:

Al final, quedó todo en una rabieta diplomática, los alemanes e italianos culpando a los españoles de la perdida... los escasos tripulantes italianos (y un annabones) presos durante el resto de guerra confinados en una remota granja africana, y aunque en Fernando Póo se cortaron un poquito, los puertos españoles del mediterráneo y Canarias siguieron siendo tan receptivos para los nazis como siempre.

Y a Ian Fleming, oficial a cargo del operativo desde Londres, le sirvió como inspiración para crear el personaje ficticio de James Bond unos años después..



Y como daño colateral, la publicación de la noticia supuso la destitución del director del diario Arriba, Xavier de Echarri. La crónica le acarreó igualmente al articulista una multa de suspensión de empleo y sueldo por espacio de una semana -sanción que se extendía al director del periódico-, así como la prohibición de publicar artículos con su firma a lo largo de un mes. A los censores que habían revisado el texto se les impuso dos días.

«Punto final a la impunidad», titulaba Arriba, el 17-I-1942. El texto denunciaba la acción filibustera cometida en el puerto de Santa Isabel, de Fernando Poo, por un comando británico, «con la alevosía más repugnante», en la noche del 14 al 15 de enero de 1942. La unidad se había hecho con el control de tres buques del Eje (dos alemanes y uno italiano) refugiados en ese momento en la Guinea española. El comando logró sacar los barcos capturados del puerto, aprovechando que las exiguas fuerzas navales españolas se hallaban en territorio continental (Río Muni). La Operación Postmaster fue concebida por el Almirantazgo para evitar que estas naves fueran utilizadas para abastecer a los sumergibles alemanes y supuso, a fin de cuentas, la violación de la soberanía de un no beligerante que permitía al editorialista -Herráiz- invocar el Convenio de La Haya para que le fueran restituidos al neutral buques y tripulaciones. Puesta la posición española en tela de juicio por el Eje, el editorial concluía con una severa advertencia: «La repugnante tropelía de Fernando Poo ha puesto punto final a las injerencias y a las tolerancias corteses. España se compromete solemnemente ante el mundo a impedir hasta la última gota de su sangre a que semejantes agresiones puedan ser realizadas de una manera impune. Decimos, simplemente, que ante un nuevo intento contra la no beligerancia española nuestras armas harán fuego en defensa de sus indeclinables obligaciones».

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Definitivamente, la película no es fiel al relato original: en el operativo real, se necesitó un trabajo previo prolongado, orquestado desde el consulado británico, con republicanos españoles de necesarios colaboradores, y personal del Consejo Vasco en el exilio participando en el golpe de mano. Fue una operación limpia, sin muertos. Igual, no tiene desperdicio: convertir Turquía en el África ecuatorial requiere mucha imaginación, y las escuálidas palmeras mediterráneas no dan el pego. Si añadimos soldados del Afrikakorps patrullando la ciudad, un puerto ajeno a la particular orografía volcánica de la isla, las instalaciones del oficial de la Gestapo y comerciante Heinrich Lühr, reubicadas en el puerto. Fernandinos y yorubas (en vez de igbos nigerianos), mano a mano, superando las divisiones sociales. Arquitectura inusual para la ciudad. El Casino sale de punta Cristina y se reubica en una suerte de fuerte colonial en las afueras, y -sorprendentemente- dejando de ser exclusivo para blancos. Los depósitos de combustible de Carboneras reubicados en pleno puerto, mapas históricos de fantasía... 
Lo dejamos así; realmente no hay que tomarse el film como un ejercicio documental.

Kriegsmarine en el puerto de Santa Isabel

Bandera alemana al costado de la capitanía del puerto. Al fondo, soldado del Afrikakorps.

Barracón Lühr/Sede de la Gestapo

Casa Lühr

Fiesta cervecera para marinería y tropa

Fiesta en el casino

Explosión en la central eléctrica de Santa Isabel

Explosión en depósitos de combustible

miércoles, 22 de junio de 2022

Los elefantes de la calle Pinto

Contaba ayer Juan Tomás Ávila Laurel en FrontraD sobre La historia de los diez mil elefantes y los nombres
borrados del colonialismo

En estos días los promotores del proyecto que lleva por título Diez mil elefantes (Reservoir Books, 2022)  fueron protagonistas de alharacas mediáticas porque su ansiado proyecto vio la luz. En efecto, anunciado con la antelación necesaria, se produjo finalmente la  presentación en público del referido cómic,  obra de la que se dice que un cronista español y un dibujante guineoecuatoriano aunaron sus esfuerzos para crear un producto que iba a ser una sensación. Pero lo curioso del asunto es que ninguno de los que acogieron la noticia con inocultable entusiasmo reparó en el hecho de que sí parecía que lo natural hubiera sido al revés, que fuera el guineano el que aportara la historia, por estar destinada a conocerla mejor, y el español el que la fijara con sus dibujos.

Y no solamente pasó inadvertido para ellos aquella inversión de los roles, sino que, por ser quienes eran, debían saber que parte de la verdad se ocultada con aquel asunto. Actuaron, además, como si hubieran recibido la consigna de huir hacia adelante. Pero para asentar esta historia en sus cauces cabales y así facilitar la compresión de las aseveraciones aquí hechas, aclararemos que cerca del año del Señor de 2008 recibimos el encargo del actual «cronista español», uno de los autores del cómic en cuestión, de escribir una historia a propósito de un colono español que se había empecinado en vivir la experiencia de encontrarse con diez mil elefantes. Para animarnos en aquella empresa nos facilitó una decena de fotos de la colección del cineasta también colonial Manuel Hernández (1915-2008), de quien se hizo precisamente divulgador y tras recuperar cientos de fotos que aquel hiciera en Guinea bajo los auspicios del régimen franquista allá a mediados de los años 40. Para aquella tarea de redacción hubo la pertinente correspondencia económica, esto que el cronista alude como «compra». Aclaremos inmediatamente que debido al hecho de que aquellos dineros no provenían de la bolsa de un desinteresado y aquijotado filántropo, sino de una financiación pública, aquel entendimiento se llamaría «colaboración», pues no vale sostener la idea de la compra si hubo mediación de unas fotos para que el autor se haga una idea de las personas sobre las que escribiría. La realidad fue que aquella propuesta era un lanzarle a uno los guantes en toda regla; o sea, un reto mayúsculo, pues aquellas fotos nunca constituirán ningún material para coser una historia.

Hemos de decir también que de aquella colección de fotos, debidamente restituidas, se hizo una selección que el mismo recogió en un voluminoso libro titulado Mbini, cazadores de imágenes (Altair, 2006). Supimos que aquel nombre le vino inspirado por nuestra novela corta La carga, (Editorial Palmart, 1999), ambientada en el Río Benito de la época colonial, localidad costera de Río Muni que luego pasó a llamarse Mbini. Curiosamente, y sin que pareciera venir a ningún cuento, esta novela corta se menciona en la información facilitada en el cómic Diez mil elefantes, cuyos autores son presuntamente los señores ya mencionados. Creemos que esta mención es debida a un irreprimible remordimiento de conciencia por un hecho que ya tiene asentada una tradición: el esfuerzo continuado por silenciar las voces africanas y, en particular, las guineanas. Precisamente sobre este hecho centré mis palabras en un acto que tuvo lugar en el Instituto Cervantes de Madrid en el mes de octubre del pasado año, en el marco del II Encuentro de hispanistas África-España. Para abundar en la idea de este esfuerzo silenciador diremos que de las miles de fotos de la colección de Hernández San Juan no hay ninguno de los fotografiados al que se pudiera identificar con un nombre, todos eran meros cuerpos, caras, rostros anónimos, aunque estuvieran embarcados en la actividad más llamativa. Es decir, para el colonialismo, que de aquello se trataba, no es importante conocer los nombres de nadie, sobre todo de los nativos.

Precisamente contra esto queremos luchar. En nuestra mencionada novela corta La Carga, ambientada precisamente en los tiempos en que aquellas fotos fueron tomadas, los protagonistas sí tienen nombres. Y siguieron teniéndolos en el relato registrado posteriormente como Elefantes en la luna y del que primero se hizo una película de animación deliciosa, Un día vi 10 mil elefantes, (dirigida por Álex Guimerá y Juan Pajares, 2015) donde sí se da crédito a un servidor como autor del relato en que se basa y luego el cómic por el que hemos salido hoy a la palestra. En este empeño por poner nombres a los protagonistas de nuestras historias no hemos necesitado, además, a ninguna antropóloga, como sí le ha ocurrido al cronista y autor del cómic.

Cuando tratamos en privado el asunto de cómo hemos sido, otra vez, silenciado en un asunto en que deberíamos ocupar un lugar central, dijimos que nuestro amigo, el cronista español, se ha pegado un tiro en el pie. Que este tiro no se convierta en una historia de mayor calado pasaría porque nuestro nombre, el mío, fuera restituido en la portada del libro, así como las relaciones económicas que exigen el caso. Lo contrario de este hecho sería la historia de un señor que, amparado en el desconocimiento resultante del ocultamiento sistemático de los nombres guineanos, se hiciera autor de una obra que no ha escrito, por más que estuviera en los inicios de su concepción, haciendo el encargo de que se escribiera. Esto, lo saben, es un fraude, y mencionarlo ahora es hacerle un flaco favor. Es decir, lo del tiro en el pie se queda corto.

viernes, 29 de noviembre de 2019

El caso Acacio Mañé: ‘Negro limbo’, la historia olvidada del colonialismo español en África

Tamara García nos cuenta en el Diario de Cádiz sobre la realización de un nuevo documental de Lorenzo Benítez:
  • El realizador gaditano Lorenzo Benítez comenzará el próximo año el rodaje de un documental sobre la desaparición de un líder negro en la Guinea española bajo el régimen franquista
Un fotograma del documental ‘Negro limbo' del realizador gaditano Lorenzo Benítez.
Tres años de investigación, meses y meses de trabajo en nuevas fórmulas narrativas e incontables horas en las que volcar todo el talento y la pasión por el audiovisual han convertido a Negro limbo en una realidad que cada vez está más cerca. Y es que el proyecto documental del realizador y periodista gaditano Lorenzo Benítez, con el que sacará a la luz la cara más desconocida, la historia olvidada, del colonialismo español en África, comienza su rodaje el próximo año.

“Estamos en un momento muy especial porque ya tenemos armada la estructura narrativa del largometraje y contamos con apoyos económicos, especialmente el de Diputación de Cádiz, para poder pensar ya en rodar de cara a 2020”, explica el director de la cinta desde el Festival Internacional de Documentales de Ámsterdam, uno de los más prestigiosos del sector, donde ha acudido con su equipo para completar la financiación de su proyecto y para reunirse con diferentes programadores de festivales interesados ya en Negro limbo.

Y es que el filme rescata uno de los episodios más desconocidos del colonialismo español en África durante el régimen franquista, “pues si todavía tenemos el capítulo abierto de la memoria histórica, de los muertos enterrados en cunetas en nuestro país, imagínate en qué situación de olvido se encuentra este tema en los territorios que fueron colonia como Guinea Ecuatorial”, reflexiona Benítez sobre el país en el que centra su película, actualmente, en fase de preproducción.

Así, la desaparición de un líder negro en la Guinea española durante la dictura franquista es el motor de una cinta donde se abordarán “los pactos de silencio” que se establecen “en las familias, las instituciones y la sociedad en general” para “esconder verdades incómodas”, adelanta.

De esta forma, Negro limbo situará al espectador en 1959, año en el que el continente africano hervía
“en procesos de independencia, más o menos violentos y, la mayoría, traumáticos”. África se convertía en el cruento escenario de la guerra fría, mientras que el régimen de Franco había logrado que España entrara en Naciones Unidas y procuraba ganar aliados en la diplomacia internacional para ir saliendo de la autarquía y el aislamiento internacional.

Con este telón de fondo nos encontramos con una Guinea española, actual Guinea Ecuatorial, como “granero de cacao, café y madera para la metrópoli” pero donde la mayoría de la población negra estaba tutelada como menor de edad, salvo una élite de hombres negros emancipados, finqueros y cazadores de elefantes, que empezaban a organizarse políticamente para reclamar la soberanía ante Naciones Unidas. Y en uno de esos hombres, un hombre cuya desaparición, sesenta años después, sigue sin resolverse, se fija Benítez en Negro limbo, “a partir de la investigación que inició entonces el Fiscal General de la colonia”, revela.

“Podríamos decir que en el documental se superponen dos capas, que lo recorren dos miradas, la de los nostálgicos de la época que tienen una visión idealizada de las colonias y otra visión más profunda y desconocida que se extrae de la propia investigación que se enmarcaría también en la memoria histórica de España”, valora su director.

Lorenzo Benítez, realizador del documental Madres invisibles (2016), es también productor de la cinta a través de Antonia Films –una casa productora de reciente creación en Cádiz orientada al cine documental creativo y que está impulsada por Benítez y la cineasta hispano-nicaragüense Mercedes Moncada– aunque también se cuenta con la producción de Izar Films (Guipúzcoa) y con la colaboración de 3boxmedia International Sales (Alemania) y la Diputación Provincial de Cádiz. Además, en el proceso de postproducción se sumará Elamedia Estudios (Madrid), gracias a un premio obtenido en el Mercado de Cine Documental de Tenerife Afrolatam 2019.

Además de este galardón, Negro limbo ha sido el único proyecto de documental creativo de los veinte seleccionados – entre más de 400– en el 17 Curso de Proyectos Cinematográficos Iberoamericanos organizado por Ibermedia, Fundación Carolina, Ministerio de Cultura, AECID, Fundación SGAE y EGEDA. Un curso, que finalizó la semana pasada y que tuvo como consultores de guión a Montxo Armendáriz y Michel Gaztambide, que ha dotado al realizador gaditano de “nuevas herramientas narrativas” provenientes del cine de ficción “con las que alimentar la estructura narrativa del documental”.

En el último año, el proyecto también ha participado en el laboratorio de proyectos de L’Alternativa Festival de Cine Independiente de Barcelona y en un taller de Sources2 Script Check de Europa Creativa Media Andalucía.

miércoles, 23 de octubre de 2019

El libro como artículo de lujo


No es sólo porque lo diga Juan Tomás Ávila Laurel, el libro ha sido siempre un artículo de lujo en la tierra ecuatorial.

Escribía Miguel de Unamuno (Salamanca 1920) en el prólogo a El país de los bubis de José Más que:
«nos cuenta casos y cosas de países salvajes, un largo pasaje sobre la primera caja de libros que llegó, para la venta, a Fernando Poo, pasaje que más de una vez tendremos que recordar. Los anteriores colonos de la isla tropical africana no tenían libros; "nos aburre la lectura", le decían a José Más, pero éste, a quien fué la lectura la que le lanzó a los doce años a su vida aventurera, deseaba libros para alimentar su fuente de acción. Porque él vivía y los otros se dejaban vivir, él era un emigrado, los otros emigran- tes. Escribió a su casa pidiendo libros y le enviaron unas cuantas novelas de Julio Verne y del capitán Mayne Reid.
"¡Oh, cómo gocé -exclama- con aquellos cuadernos de portada azul; con aquellas hojas agarbanzadas, a dos columnas, de letra menuda; con aquellos ingenuos grabados en madera, donde adquirían vida real los personajes y las descripciones!"
Recordamos nuestra edad de los doce años, cuando, Quijotes casi infantiles, eran esas mismas novelas de Julio Verne y Mayne Reid nuestros libros de caballerías. Y aquel amigo que trastornado por su lectura estudió náutica y se embarcó de piloto para experimentar un naufragio. Y por cierto lo experimentó y no quiso volver a embarcarse. Lo que nos sugirió el primer pareado de unas aleluyas que escribimos por entonces, y que decía : "Le gusta naufragar, y se hace una vez al mar"».
«No, no olvidaré nunca aquel momento -escribió José Más-. Excuso decir que entre Pedro Gay y mi insignificante persona quedaron repartidos casi todos los libros. Sólo se pusieron a la venta los que venían repetidos. La compra de libros me costó el sueldo de un mes. Pero ¿qué importaba? ¡Si yo hubiera dado por ellos toda mi fortuna!».

Así, esa caja sería el origen de la primera venta de libros en el país:

Diario La Libertad, 7 de mayo de 1935.
«Más nos cuenta cuál fué la primera carga de libros que llegó para la venta a Fernando Poo, casi todos novelas extranjeras en traducciones de la Casa Maucci -era la casa misma, en efecto, la que traducía, y son traducciones industríales-, y cómo el primer volumen que se vendió fué el que incluye El jugador y Las noches blancas, de Dostoyeuski, y lo compró un oficial de infantería de marina. ¡Leer Las noches blancas en una noche negra de Fernándo Poo, no lejos del Ecuador! O en una de aquellas noches de las que Más nos dice que "la luna era un sudario que se extiende sobre las olas muertas" y "es todo como una inmensa tumba donde hubieran sepultado al mar, al cielo y a la tierra"».
Un hito, lo suficientemente inusual como para que años después, en la Feria del Libro de 1935 en Madrid, José Más diera una conferencia sobre «cómo se vendió el primer libro en Fernando Poo».

Propuesta de 1871 para la creación de
bibliotecas populares en Puerto Rico y Fernando Poo.




Otra cosa sería el endeble sistema bibliotecario en el territorio... Por años el monopolio del saber estuvo en las órdenes religiosas, que custodiaban los escasos libros de la isla, como pudo constatar un bibliófilo empedernido como el gobernador Fontán.

Ya en una etapa temprana (1871), desde la gobernación se había solicitado infructuosamente la incorporación del África ecuatorial al modelo de bibliotecas populares desarrollado en las provincias peninsulares.

Pero no es hasta 1939, en que siguiendo el modelo de "Lecturas para el Soldado" se desarrolla el servicio de "Lecturas para el marino", disponiendo bibliotecas de a bordo instaladas en los buques en armarios portátiles y de bibliotecas depósito situadas en los puertos españoles y «cuya misión es ir canjeando los fondos de aquellas, a la llegada de los barcos». Seguro que la instruida tripulación de la Trasmediterránea disfrutó de amena lectura con el paternal apoyo de la empresa.

Sin embargo, es en 1942, cuando para conmemorar la Fiesta del Libro, el Ministerio de Educación Nacional crea la biblioteca municipal de Santa Isabel en el edificio del Instituto Cardenal Cisneros: «Es la Biblioteca un depósito de energías vitales, una cantera de renovación de los conocimientos y un hogar donde el lector encuentra los medios adecuados para la formación y perfeccionamiento de su cultura. Son estos medios los libros, que llevan con­sigo la memoria de los siglos, contie­nen y encierran las emociones y la ciencia de la humanidad y abarcan hasta limites que parecían inverosími­les el saber de los hombres.
Con su actividad, la Biblioteca in­fluye poderosamente en el desarrollo y transformación de la individualidad religiosa, política, social, literaria, ar­tística, científica o profesional de su público; y fomentar su difusión es una de las más trascendentales misiones que competen a este Ministerio».

Fue inaugurada en 1944 con una sucursal en Bata y dos bibliotecas circulantes en Annobón y San Carlos. En 1951 se proyecta extender el servicio bibliotecario a nuevos territorios, en Santa Isabel: la Biblioteca del Patronato de Indígenas, dedicada a éstos exclusivamente, y la Biblioteca del Hospital General. Y en Guinea continental: en Niefang Ebebiyin, Mikomeseng, Río y Kogo.

Reglamento de la biblioteca pública de 1944.
Pero eso... ya es historia vieja: realmente la primera biblioteca pública de Santa Isabel tuvo una vida efímera, y décadas después el panorama no es mucho mejor.

martes, 30 de julio de 2019

España partida en dos

En 1987, Pascual Cervera dirige la serie documental "España en Guerra" para RTVE.

El capítulo 6., titulado "España partida en dos" incluye una breve descripción sobre el conflicto en la Guinea Española:



  • Guinea: período de indecisiones
  • Sublevación del jefe Guardia Colonial en Septiembre
  • En Bata el subgobernador sigue fiel a la República
  • Octubre: tropas de Canarias hunden "Fernando Poo", se ocupa Bata y territorio de Guinea
  • Recursos económicos (madera y cacao) incorporados a los rebeldes
  • Los partidarios del Gobierno huyen a Camerún y Gabón

Contaba El País, cuando se estrenó "España en Guerra", que se trataba de:
Una serie sobre la guerra civil española en 30 capítulos de una hora. El programa, España en guerra: 1936-1939, ha sido dirigido por Pascual Cervera, con guiones y asesoría de un equipo de 11 historiadores."Partimos de un texto, escrito y consensuado por el equipo de historiadores, sobre el que organizamos y montamos las imágenes, en vez de utilizar el procedimiento inverso, más habitual en la televisión", afirma Pascual Cervera. La producción fue emprendida hace unos años por Ricardo Blasco, como continuación de la serie Memoria de España: medio siglo de crisis, emitida entre abril y noviembre de 1983 Entre el material de archivo se incluyen imágenes de filmaciones compradas expresamente por TVE -alrededor de 80.000 metros de película- en fondos alemanes, británicos, franceses, soviéticos y norteamericanos. Se trata de unas valiosas fuentes que, según los responsables del programa, "conforman hoy en TVE lo que podríamos considerar como la concentración documental filmada más importante del mundo sobre la guerra civil española".

El equipo de asesores, que se reúne en Madrid al menos durante dos jornadas completas al mes, está integrado por las siguiente personas: Josep Benet, Antonio María Calero, Gabriel Cardona, Alfons Cucó, José Manuel Cuenca Toribio, Fernando Fernández Bastarreche, Fernando García de Cortázar, Gregori Mir, Alberto Reig Tapia, Manuel Tuñón de Lara y Ángel Viñas.
"Me he encontrado con el problema de que los textos estaban escritos como si se tratara de libros, y hemos tenido que ir adaptando el material a un lenguaje más directo. Hemos procurado que el resultado final sea ecuánime, sin apasionamientos. Las discusiones entre los miembros del equipo van más por el lado historiográfico que por el ideológico", comenta el director.
De hecho, los 11 asesores han escrito igualmente un texto de presentación en el que afirman que las posturas individuales" han sido limadas" precisamente porque el texto de la serie "no responde a factores emotivos individuales, sino a una rigurosa depuración de datos, hechos y métodos. El resultado, creemos, se atiene estrictamente a criterios profesionales".
La serie excluye otro de los recursos habituales -y cómodos para el realizador- en este tipo de programas, la recogida de opiniones de testigos. Cervera ha optado por dar paso a los historiadores cuando no existan imágenes de los hechos que se cuentan, y en algunos casos se ha efectuado una reconstrucción mínima de las circunstancias en que se produjeron.

viernes, 22 de marzo de 2019

Biznaga de Plata a de Enric Ribes

.¿Recordáis al Prisionero 5124: Grey Molay, el republicano negro?

Su hija Muriel ha participado en la producción de un documental (compartimos el
trailer):


GreyKey nace de la curiosidad y el miedo de Muriel Grey-Molay hacia su padre, fallecido cuando era pequeña. Mediante una fascinante selección de archivo, Muriel recorre el camino de su padre, un hombre que trabajaba de noche y temía la oscuridad y el silencio. Finalmente, a través de la voz Muriel y el proyecto de Enric Ribes, se consigue poner fin a las dudas sobre el enigmático carácter de Carlos Grey-Molay, un guineano superviviente del campo de concentración de Mauthausen.
Y éste ha ganado la Biznaga de Plata al mejor cortometraje documental en la Sección Oficial de Cortometrajes Documental del Festival de Málaga
Si quieres conocer más sobre Carlos Greykey, accede a