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miércoles, 31 de agosto de 2016

La pugna por el Méndez Núñez contada por el Vicecónsul portugues en Fernando Poo

Manuel Burgos Madronero, recoge en "Crónicas Portuguesas de La Guerra Civil de Espana. Los Informes Del Vicecónsul Portugués En Fernando Poo (14 de Agosto-31 de Octubre de 1936).” diferentes documentos que describen los días de conflictos en la Guinea Española. Advierte, eso sí, que «no he podido averiguar las circunstancias personales de Juan Ramírez Dampierre, Vicecónsul portugues en Fernando Poo. Por supuesto que nunca escribe en portugués; sus escritos muestran descaradamente simpatía por el bando sublevado; debió ser un industrial o comerciante con influencia y poder allí en Fernando Poo, como delata de alguna manera su "sonoro" apellido»:

Proceso 28/1. 
Informe número dos de los políticos y sociales y Fernando Poo 31 Agosto de 1936. Arquivo do Ministeri dos Negocios Estrangeiros. Lisboa Mago A8M2. 

El 14 de Agosto fondeó de nuevo en este puerto de Santa Isabel el crucero español "Méndez Núñez, habiendo desistido de su viaje a España, llegando hasta Dakar. Se sabe que su regreso fue motivado por el Comandante y oficiales superiores del mismo barco de guerra, que eran partidarios del Movimiento del General Franco y el Gobierno de Madrid no tener confianza por la actitud del barco, ordenó su regreso para aquí. Con la permanencia aquí de dicho navío, se reanimaron los ánimos de los núcleos del Frente Popular (de Fernando Poo) que comenzaron después a inquietarse. A su regreso del continente (Río Muni o Guinea) e Isla de Anno Bon, se dirigió una carta al Gobernador General que la consideró inconveniente e irreverente, castigando al presidente del Grupo del Frente Popular, su autor, con una multa disciplinaria de quinientas pesetas. Como las condiciones financieras de éste fuesen precarias, se le embargaron algunos de sus bienes, retirados de su establecimiento, cuya venta de subasta judicial financiada para el 25 del mes corriente. Como no tuvo compradores se anunció una segunda subasta. Entretanto se soliviantaba el citado grupo político, animado con la presencia del barco de guerra, cuyos marineros y oficiales subalternos estaban de acuerdo con ellos; en tierra, por todas partes de la ciudad, en los bares, en las calles, con la tolerancia del Gobernador General en cuanto el pueblo se alarmaba de posibles graves acontecimientos; no obstante la tripulación, alegan que no les importaba los asuntos de la colonia, pero sí los de España, para donde insistían enérgicamente en ir, en cuanto el comandante estaba gravemente enfermo, durante varios días, a bordo del barco. De Madrid, no cesaban nuevas instrucciones para que el navío siguiese inmediatamente a la Península, hasta que en virtud de los diferentes sentimientos políticos de su tripulación, el Sr. Gobernador General, que sabe ejercer su cargo con imparcialidad política, dirigióse la noche del jueves 27 y después de hablar con la oficialidad, mandó formar toda la tripulación, a la que habló, sugiriendo a todos la idea de ir a la Península por la Patria amenazada y que si por ventura existían a bordo elementos contrarios a la política del gobierno Central, convenía que éstos se declararan para que fuesen desembarcados y destituidos de sus cargos. Este discurso que produjo excelente efecto en todos, calmó el ánimo de los marineros, resultando del mismo que en la mañana del día siguiente fueron desembarcados diez y siete oficiales superiores, incluyendo al Comandante, que acto seguido fueron transportados para la villa de San Carlos, que dista de esta capital unos cincuenta kilómetros por carretera, donde fueron acogidos y hospedados en una casa particular. Pero entre los que quedaban a bordo, no había nadie para tomar cuenta del barco y conducirlo a la Península, lo que obligó a nuevas intervenciones del Gobernador General para que un Teniente de marina, señalado por los marineros quedara a bordo, sacrificándose por la patria, por los compañeros y por la Colonia, amenazada de ser bombardeada.
Editorial de Jaime Gay Compte en
El Defensor de Guinea,
según La Guinea Española.
Este brioso militar bastante contrariado, después de reflexionar, dijo estar dispuesto a sacrificar su vida quedando con ellos, haciendo muestra una vez más de su patriotismo. En la media noche del sábado, abrumado por el paso dado y arrepintiéndose, se dice que intentó suicidarse, a lo que se opusieron los marineros, garantizándole que nada malo le pasaría; después de varias diligencias del Gobernador General, que recelaba por la presencia del navío por causa de los movimientos y combinaciones de los grupos políticos en tierra que contaban con la marinería, fue señalada la salida del puerto, del crucero para el domingo 39 (Agosto) a las dos de la tarde. Además, el sábado pensaron los marineros, que su intención inmediata ir a bombardear las Palmas, que entre los oficiales que se quedaban o fueran desembarcados, estaba el mejor artillero del barco, cuyo servicios consideraban imprescindibles. En ese sentido hicieron nuevas tentativas junto al Gobernador General, el cual telefoneó al Delegado del Gobierno en la villa de San Carlos, en el sentido de que el oficial indicado embarcase en una lancha inmediatamente para Santa Isabel y se incorporara al barco, siguiendo con ellos el viaje a España, el domingo por la tarde. De San Carlos, informaban después que la lancha en que el referido oficial había embarcado para Santa Isabel, había dejado el puerto en la madrugada del domingo. Y eran casi las cuatro de la tarde, cuando aún no había llegado aquí, haciéndose esta travesía normalmente en cuatro horas. Fue mandada una lancha de un ciudadano portugués, Antunes, a buscarlo por todos los puntos del camino hasta llegar a San Carlos y habiendo cumplido la misión encomendada, hasta el punto de dirigirse a la casa donde estaban los restantes oficiales, con lo cual les dijo, que había hablado; sin recibir noticia alguna de la lancha que buscaban y tampoco del oficial de referencia, que realmente había salido en la madrugada de ese día en la lancha; entre tanto estaban cortados los servicios telefónicos entre San Carlos y Santa Isabel. 
A las cuatro de la tarde, salía del puerto el crucero Méndez Núñez, en medio de una ansiedad pública, esperando encontrarse por el camino, cuya dirección era la de su ruta, el imprescindible oficial para sus hazañas en las Palmas. Después de la salida del barco, divulgóse por la ciudad que los individuos del grupo "Frente Popular" y sus afiliados, contando con la presencia del barco y del apoyo de la marinería, pretendían asesinar a algunos individuos, entre ellos al Obispo y al Secretario General, quemar la magnífica Iglesia Catedral, la Misión Católica, el edificio del Tribunal de Justicia y el Registro de la Propiedad, etc, etc.. a lo que enérgicamente se opuso el Gobernador General, en conferencia con los cabecillas del referido grupo y del marinero Sierra, Jefe de los comunistas a bordo del crucero. Santa Isabel de Fernando Póo. 31 agosto de 1936. El Vicecónsul interino. Por el bien de la Nación. Fdo. Juan Ramírez de Dampierre. 

En el archivo fotográfico del ABC, conservan esta espectacular fotografía:

Los tripulantes del crucero "Méndez Núñez" saludando con el puño,
después de llegar de Fernando Poo, para ponerse a las órdenes del bando republicano.

Fecha: 1937Ref.: 4400217
Palabras clave: Zona RepublicanaMarinaCartagena,CrucerosMurciaMéndez Núñez
Autor: Hermanos Izquierdo
Tipo: FOTOGRAFÍAS NEGRO



El crucero Méndez Núñez se encontraba lejos de las Costas Españolas al comienzo de la Guerra Civil, la marinería hizo desembarcar a los oficiales en Fernando Poo, y se puso a las órdenes del gobierno de la República. 
Los Tripulantes de dicho crucero, saludando al Pueblo a su llegada a la península Ibérica.

Si bien su pie de foto original (el actual de la fototeca del periódico difiere un poco) decía «El crucero Méndez Núñez, otro de los barcos ganados para la República por el heroísmo de la marinería que desembarcó en Fernando Poo a los jefes y oficiales sublevados» (ABC 10/09/1936).

martes, 30 de agosto de 2016

En el crucero “Méndez Núñez“

El Sol, 13 de septiembre de 1936.
Los números 74 y 75 del Semanario La Armada, del 23 y 30 julio de 1938 recogen la narración en
primera persona de los sucesos del Méndez Núñez:

Visita a nuestros barcos: en el crucero Méndez Núñez

En Junio, el buque se encontraba en Cádiz, para limpiar fondos, de donde salió, como cabeza de la flotilla de destructores, hacia Tánger, en cuya población se iba a regalar una bandera al “Tofiño”.

Se pasó, luego, a Ceuta, en la cual se hizo víveres para seis meses, corriendo el rumor entre la dotación de que se partía seguidamente rumbo a Fernando Póo, donde al parecer existía cierto desorden. En efecto, enseguida partió hacia allá el viejo crucero, haciendo su primera escala en Puerto de la Luz (Islas Canarias), siguiendo a Dakar, a donde se llegó el día 11, visitándose a nuestro cónsul, reponiendo víveres, adquiriendo salacots y demás cosas propias del viaje que se hacía. E1 14 de dicho mes, se entró a carbonear en Freetown, lo que también se hizo posteriormente en Lagos, el día 21, continuando marcha a Santa Isabel, donde se arribó el 25.

Nada anormal se notó a la llegada. Al contrario. Fernando Póo era presa de la mayor quietud. Tanto las autoridades como el resto de la población isleña, hicieron objeto a las marinos de las mejores atenciones, invitándoseles constantemente a bailes y diversiones mil. Por consiguiente, la estancia transcurría agradablemente, en lo que cabe, lejos de la Península y de las familias.


Así las cosas, el día 19 de julio, Radio Basilé -la emisora de la isla- anunció a los cuatro vientos el estallido del movimiento sedicioso en Marruecos y parte de España, siendo de notar que los oficiales de a bordo apenas se separaban un momento de la radio del buque, escuchando atentamente las incidencias y pormenores de la sublevación.

Bueno será indicar que, desde el triunfo electoral del 16 de febrero, existía a bordo una relación estrecha entre un pequeño grupo de gente de izquierda, siendo elementos significados de dicho grupo democrático los Auxiliares D. Juan Bautista Morales y D. Ramón Prados, todos los cuales tenían algunas reuniones en el pañol bajo de contramaestres, lejos de la vigilancia de los oficiales, en su gran mayoría derechistas. Este grupo, inmediatamente de ser conocida la sedición militar, estableció contacto con el Frente Popular de la isla, al que dieron cuenta de la situación de abordo. Producto de ese contacto, fue que se lograse comunicar con el Gobierno, sin conocimiento del mando del crucero, del cual se dudaba, lo que se hacía durante la madrugada, a través de la emisora de la isla, horas a las que no había peligro alguno fuese captada la comunicación por la estación receptora del buque, controlada desde el primer instante, como decimos, por la oficialidad.

En este interregno, tuvo lugar algo que puso en guardia a la dotación. Fue la orden en virtud de la cual, con la excusa del pintado de varios sollados, se mandó dormir a tierra a dos brigadas del barco. Entonces nació en todos la natural sospecha de que lo que se pretendía con tal medida era, de acuerdo con el personal desafecto al régimen republicano, apoderarse el mando y oficiales del crucero, para secundar el movimiento.

El día 24 de Julio, el mando dispuso salir a la mar, cumpliendo órdenes del Gobierno, lo que se hizo a la mayor rapidez, no sin que el grupo leal se preparase a afrontar cualquier intento de traición por parte de los superiores.

Se inicia el regreso a la Península, haciendo escalas en Lagos y Freetonwn, para carbonear y víveres frescos. A Dakar se llegó dos días después de lo debido, lo que motivó un incidente (que nadie de a bordo ha sabido explicarse todavía) entre la oficialidad y el comandante, al manifestarle aquélla su extrañeza por semejante tardanza, contestando desabridamente el Jefe, diciendo que, como se le volviera a hacer objeto de otra advertencia semejante, ordenaría poner proa hacia alta mar hasta que se agotase el último resto de combustible.

El día 7 de Agosto, recibióse, en Dakar, una orden del Gobierno, para que se regresase a Fernando Póo. Por cierto que, al arribar a este puerto francés, sus autoridades andaban envueltas en un mar de confusiones ante la presencia nuestra, ya que, según pudimos enterarnos después, la actitud del buque respecto al movimiento sedicioso estallado,.no aparecía muy clara a sus ojos ni ante los de la opinión pública. Luego de muchas consultas y forcejeos, se nos permitió fondear en la dársena, fuera del puerto, prohibiendo saltar a tierra a la dotación y al mando, permitiendo solo la visita a bordo del cónsul nuestro, que observó una conducta muy dudosa, ciertamente, pues unicamente hizo su presencia sobre cubierta al cabo de pedírselo varias veces, y cuando el Comandante, cansado de que no se nos facilitase combustible ni víveres, dijo que, si persistía en tal actitud por parte de las autoridades francesas y por todos los demás, se vería obligado a lanzar el S.O.S.

Después de la entrevista del cónsul con el comandante, hubo víveres y agua, y también, a los dos días de estancia en el lugar, combustible.

Entretanto, el núcleo izquierdista del barco trabajaba. Fruto de esta labor, fue que los Auxiliares, en su gran mayoría, firmasen un documento de adhesión al Gobierno, de cuyo contenido se dió conocimiento a los cabos de rancho, para su traslado a la marinería, trayendo éstos la conformidad de la misma al documento suscrito. Inmediatamente se nombró una comisión para que visitase al comandante y recabase su autorización para cursar el repetido documento, la cual subió a cumplímentar el encargo, siendo recibida por el segundo comandante, quien manifestó que el Jefe se hallaba ya acostado (eran las once de la noche), pidiéndoles aguardasen hasta el día siguiente, aunque advirtiendo a los comisionados que el propio comandante, adelantándose al propósito, había ya enviado al Gobierno la adhesión de todos, cosa que luego se comprobó inexacta.

Al otro día, el Jefe llamó, en vez de a la comisión de referencia, a todos los Auxiliares de Cargo, excepto al de Electricidad, don Juan Bautista, a los que previno contra las reuniones y actividades políticas que se notaban a bordo. Y, para ganarse la confianza de todos, exclamó: “¡Soy el Comandante del crucero “Méndez Núñez”, y juro mi lealtad al Gobierno de Frente Popular ! ”. Luego de tales palabras, la opinión de los interlocutores se dividió, resaltando entonces la firmeza del Auxiliar Prados.

Cumpliendo la citada orden del Gobierno, a las diez de la noche del día 9 de Agosto, el crucero volvía a hacerse a la mar rumbo a Fernando Póo. Durante la travesía, llamó mucho la atención de la gente lo poco que se dejó ver el comandante. El arribo a la isla, causó la mayor sorpresa, pues ya se daba el barco como pirata. Entonces nos contaron allí que nuestra marcha de días antes, al no haber obedecido a orden alguna del Gobierno - como en esos momentos se aclaró - se suponía lo fuera de la Junta de Burgos, cosa, por otra parte, no desprovista de lógica. La población y las autoridades, volvieron a obsequiarnos con sus mejores atenciones. Nuestra nueva estancia transcurría apaciblemente. El grupo democrático de la dotación, vio fortalecer sus posiciones.

El 30 de agosto, recibióse un radio del Gobierno, indicando que eligiésemos, entre nosotros mismos, nuevo mando del buque y se destituyese a todo aquél que no fuese fiel a la República. Sánchez Guerra, el Gobernador General de la isla, nos dio cuenta de tal despacho ministerial, Previamente, se había reunido con la oficialidad, quienes, según nos comunicó aquel, le habían prometido fidelidad a la República y al Gobierno.

Sánchez Guerra nos informó sobre el carácter de la guerra iniciada, así como de su transformación en lucha de independencia nacional, terminando diciéndonos que se imponía regresar inmediatamente a la Península, apenas se nombrase por todos nuevo comandante, sugiriéndonos recayese el nombramiento en un oficial de confianza.

Se designó al Teniente de Navío don Ángel Bona, eligiéndose Oficial de Derrota a don Manuel Guasch (Alférez de Navío). Eran los que menos desconfianza inspiraban. Fueron desembarcados, el Comandante, el Segundo y demás Oficiales, menos el Médico y el Contador. Quedaron a disposición del Gobernador, en San Carlos.

La Epopeya del Méndez Núñez

El día 31 de Agosto, emprendimos el viaje de retorno a España. Nuevamente, en Lagos, donde nos enteramos de la fuga de los quedados en San Carlos, mediante la complicidad de cierta autoridad. Los ingleses, nos dieron facilidades para todo, advirtiendo que ningún puerto extranjero del trayecto podría ya favorecernos respecto a combustible y víveres.

Tocamos, de nuevo, en Freetown. Y en Dakar, el 9 de Septiembre, permaneciendo allí dos días, al segundo de los cuales hicimos combustible. Entonces, nos enteramos de la constitución del Comité de No Intervención, por los obstáculos que nos pusieron al suministro, vencidos gracias a que se tuvo en cuenta nuestra condición de barco en ruta con anterioridad a la entrada en vigor el pacto no intervencionista.

Cuando íbamos a hacernos a la mar, a las ocho de la mañana del día 11, notamos la falta del nuevo Comandante y del Oficial de Derrota. Se fugaron ambos a tierra. Se ofrece entonces para conducir el barco hasta España el Contramaestre de Víveres D. Juan Montiel, muy conocedor de aquellas costas en que estábamos, cuyos servicios se aceptan. Pero, no obstante, se gestiona el embarque de un piloto de un buque griego surto en el puerto. Más el amor propio de españoles se sobrepone a todo, y, a las doce de la noche de dicho día, proseguimos nuestro viaje portando la numeral del buque griego en cuestión, cedida al efecto.

A los dos días de navegación, a la altura de Cabo Blanco, se cruzó con nosotros un avión, que llevaba rumbo a Canarias, sin más incidencia. La madrugada del 21 de septiembre, con las luces de situación cual si fuéramos barco mercante, atravesábamos el Estrecho, siendo descubiertos por el proyector de Gibraltar, desde donde se nos pidió la numeral, dándole la griega, lo que causó en los ingleses la natural extrañeza, pues los primeros claros del día permitían ya ver la clase de nuestro barco, por lo que insistieron en la petición. Nosotros continuamos la marcha, sin responderlos, quedando pronto atrás el Peñón.

Málaga se nos ofreció a las pocas horas. A las nueve y media de la mañana, estábamos en su puerto, donde toda la Flota Republicana, allí concentrada ese día, nos hizo objeto del más apoteósico recibimiento, al que vino a sumarse la población.

Del crucero “Libertad” (buque insignia), se requirió nuestra presencia, marchando al mismo una comisión, que fue recibida por el Jefe de la Flota, D. Miguel Buiza, acompañado por el Comité Central de la misma, recogiendo los comisionados las instrucciones pertinentes. Aquel mismo día, a las cuatro de la tarde, salimos para Cartagena, donde se nos tributó idéntico recibimiento que en Málaga. En este trayecto, se precedió a nombrar el Comité de a bordo.

En el archivo fotográfico del ABC, conservan estas espectaculares fotografías:
El crucero Méndez Núñez. Durante la Guerra Civil la marinería hizo desembarcar a los oficiales en Fernando Poo, y se puso a las órdenes del gobierno de la República.
El pie de foto original (ABC 10/09/1936) decía: "El crucero Méndez Núñez, otro de los barcos ganados para la República por el heroísmo de la marinería, desembarcó en Fernando Poo a los jefes y oficiales sublevados."

Fecha: 1936
Ref.: 1202281199
Palabras clave: Guerra civil española 1936-1939Cruceros (Barcos)Autor: Fustero

Acciones navales del "Méndez Núñez" durante la Guerra de España, periodo 1936-1938.

En honor a la verdad, forzoso es decir que el viejo crucero cuenta en su haber una lucida campaña a lo largo de estos dos años de guerra. Y podríamos indicar que ninguna de las acciones sobresalientes de la lucha ha escapado a su intervención.

Con el grueso de la Flota, participó en la acción sobre la costa de Motril, cosechando blancos tan magníficos como la destrucción de un importantísimo puente y una fábrica de azúcar.

Junto con los destructores “Sánchez Barcáiztegui” y “Gravina”, tomó parte en la operación de Pollensa, en las Islas Baleares. Más tarde, le cupo el honor de figurar en 1os magnos combates de Cherchel y Cabo de Palos. Todo ello, amén de los innumerables servicios de convoyes realizados.

Regreso del Méndez Núñez


En el archivo fotográfico del ABC, conservan esta espectacular fotografía:

Los tripulantes del crucero "Mendez Núñez" saludando con el puño, después de llegar de Fernando Poo, para ponerse a las órdenes del bando republicano.

Fecha: 1937Ref.: 4400217
Palabras clave: Zona RepublicanaMarinaCartagena,CrucerosMurciaMéndez Núñez
Autor: Hermanos Izquierdo
Tipo: FOTOGRAFÍAS NEGRO

viernes, 5 de agosto de 2016

El fusilamiento de Fulgencio Rosique Maya

Tan sólo, un ejemplo de aquellos que -vinculados a Guinea Ecuatorial- fueron víctimas de la represión:

Como es habitual entre los represaliados por el franquismo, no hay mucha información de Fulgencio Rosique Maya.

Fulgencio nació en el territorio insular español del golfo de Guinea e ingresó en la guardia civil en 1934. Leal al gobierno, le sorprendió el golpe de Estado en Granada, por lo que el 5 de agosto de 1936, a las dos semanas del mismo, fue sentenciado a muerte en Consejo de Guerra.

José Ignacio Barrera Maturana recoge en Grafitos y memoria histórica: la tapia del cementerio de Granada:

«Desde el primer momento de la sublevación, ante el cerco que sufría la ciudad y para evitar posibles focos de insurgentes, se instauró un régimen represor de terror, con la idea de someter a la población no adepta al movimiento golpista. Se trataba de “la eliminación del adversario bien por el silencio, bien por la eliminación física, mediante el asesinato”. A las primeras detenciones selectivas de las autoridades republicanas (Alcalde, Concejales, Gobernador Civil, líderes de los partidos marxistas y organizaciones sindicales socialistas y anarquistas), siguieron masivas detenciones de simples militantes, obreros y profesionales (abogados, maestros, catedráticos, médicos…) que se habían opuesto de una forma u otra al golpe militar, o manifestaron en algún momento su lealtad o simpatía por la República (...).

En un principio, a los presos más relevantes se les sometió a consejos de guerra y a juicios sumarísimos, carentes de garantías jurídicas. Después, los juicios ya no se llevaron acabo, y miles de presos serian ejecutados directamente. Cada noche en la cárcel, se leían públicamente las listas de los presos que habían sido condenados a muerte. Luego, unas horas antes del amanecer, eran llevados en camiones hasta las tapias del cementerio donde serían fusilados. Merece la pena relatar algunos de los testimonios que nos han llegado de estos terribles hechos. El primero procede del diario de Robert Neville, cronista del New York Herald Tribune, publicado íntegramente en ese periódico. Neville, llegó a Granada el 18 de julio de 1936 y permaneció en la ciudad hasta el 12 de agosto:
“Ya hemos desentrañado la significación de la ráfaga de disparos que oímos cada mañana al amanecer y cada tarde al anochecer. También hemos podido relacionarlo con los camiones de soldados que suben por el Washington Irving unos pocos minutos antes de que se oigan los disparos y que bajan otros minutos después. Hoy cuatro de nosotros jugábamos al bridge en una habitación de la segunda planta del hotel cuando pasaron dos camiones. Desde abajo habría parecido que todos los hombres en aquellos enormes camiones fuesen soldados, pero hoy los vimos desde arriba y observamos que en el centro de cada camión había un grupo de paisanos. El camino que pasa por el Washington Irving va al cementerio. No va a otro sitio. Hoy los camiones subieron con aquellos paisanos. En cinco minutos oímos los disparos. A los cinco minutos bajaron los camiones, y esta vez no había paisanos. Aquellos soldados eran el pelotón y aquellos paisanos iban a ser fusilados”
La segunda noticia la ofrece la escritora norteamericana Helen Nicholson, en su libro Death in the Morning, publicado en Londres en 1937. En julio de 1936, veraneaba en una casa situada en el Camino del cementerio:
“Desde hacía bastante tiempo las ejecuciones habían ido aumentando a un ritmo que alarmaba y asqueaba a toda la gente ponderada. El guardián del cementerio, que tenía una pequeña y modesta familia de 23 hijos, nada menos, le rogó a mi yerno que le encontrara algún sitio donde su esposa, y sus 12 hijos más pequeños, que todavía vivían con ellos, pudiesen recogerse. Su casa en la portería –situada en la misma entrada del cementerio- les resultaba ya intolerable. No podían evitar el oír los tiros y a veces otros sonidos –los lamentos y los quejidos de los agonizantes – que hacían de su vida una pesadilla, y temía el efecto que pudiesen producir en sus niños más pequeños”. 
Pero los asesinados no eran sólo los presos mandados desde la cárcel de Granada, que maniatados y transportados en los “camiones de la muerte” cruzaban la ciudad por la Gran Vía y subían por la Cuesta de Gomérez para enlazar con el Camino del cementerio, sino también, aquellas personas que la “Escuadra Negra” (facciosos adeptos al golpe militar) secuestraba directamente, los llamados “paseos”, y eran conducidos en coches ligeros hasta las tapias del cementerio.».

Así, Fulgencio Rosique Maya fue fusilado a los 21 años de edad y enterrado en el cementerio de Granada.

El nombre de Fulgencio Rosique Maya se encuentra entre
los 4.000 del muro de la memoria en el cementerio de Granada.
Datos del Registro del Cementerio de Granada publicados por E. MOLINA FAJARDO: Los últimos días de García Lorca (Plaza & Janés, 1983). R. Gil Bracero y Mª Isabel Brenes "Jaque a la República (Granada 1936-1939)" Ediciones Osuna.2009.
Recopilados por la iniciativa Todos los nombres.