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domingo, 8 de diciembre de 2019

Requeté tropical

Joaquín Coll y Astrell en Guinea.
Vimos anteriormente en Falangistas morenos o El Cejas en Bata, que la Falange contaba con presencia en el territorio ecuatorial: «meses antes del 18 de julio existían milicias de Falange en Santa Isabel, organizadas por Luis Ayuso Sánchez-Molero, capitán de la Guardia Civil (...), las cuales apenas declarado el estado de guerra se presentaron correctamente uniformadas y equipadas».

Pero ¿y el carlismo?

El carlismo tuvo presencia efímera en el territorio desde que a raíz de las fallidas guerras carlistas sus militantes fueran deportados a Filipinas y Fernando Poo.
De hecho, en 1876 hay censados «71 deportados carlistas, la mayoría ya indultados, adaptados al país».

Y aunque parezca anecdótico, el carlismo dejó su impronta en la Guinea Española: precisamente Iradier acabó en el golfo de Biafra, tras coincidir en 1873 con el explorador Stanley, que en esa época era corresponsal del New York Herald cubriendo el conflicto carlista.
Pero Iradier, como francmasón, es muy poco probable que fuera carlista.

Sí hay otros casos con vinculación real y mayor permanencia, especialmente entre algunos finqueros de origen catalán:

Es un buen ejemplo Joaquín Coll y Astrell, médico y periodista que dirigió la revista África y que poseía importantes propiedades en la isla de Fernando Póo, donde pasó bastantes temporadas. 

Pero si la última guerra carlista y los deportados son del siglo anterior, y el propio Coll falleció en 1910....  ¿qué fue del carlismo en la Guinea Española durante el golpe del 36?

Quien nos haya acompañado por este paseo a lo largo de la calle 19 de septiembre de la vieja Santa Isabel, no le resultará desconocido el nombre de Teodomiro Avendaño y del Hoyo, finquero y responsable de la fuga de los oficiales del crucero Méndez Núñez.

Según Historia del Tradicionalismo Español, en Fernando Poo existía un «núcleo carlista de prestigio dirigido por el hacendado don Teodomiro Avendaño». 

Y éste fue un actor clave en el triunfo de los golpistas en la isla.

Ya había tenido contradicciones anteriores con el gobernador por discrepar con las regulaciones laborales que estaba impulsando (se puso coto a la recluta de nativos realizada hasta entonces, siendo sustituida por bolsas de trabajo reglamentadas), ejerciendo Avendaño su oposición como presidente de la Cámara Agrícola.

Avendaño, entrevistado en octubre de 1932.

En el verano de 36, con el inicio del conflicto, asumirá nuevamente un rol protagónico entre los confabulados (el denominado sector clerical y lobby agrícola), canalizando las reuniones del casino y de la Cámara Agrícola.

Cuenta el diplomático Francisco Pascual de la Parte en Las Puertas del Paraíso que «una noche, tuvo lugar una reunión en el barracón de la Cámara. Allí estaban los hacendados, presididos por Teodomiro Avendaño, algunos mandos de la Guardia Civil, el jefe de la Guardia Colonial y su ayudante, (…). Avendaño comenzó la alocución patriótica que ya traía preparada. Siguieron intervenciones de los oficiales del Méndez Núñez que habían quedado en la isla tras el motín de la marinería. Su prestigio era alto y su nivel cultural muy superior al de todos los presentes, de modo que fueron escuchados con mucha atención. El principal objetivo de la reunión era confirmar la actitud que adoptarían las fuerzas del orden. Estas se hallaban compuestas por unos 500 hombres en total, que incluían efectivos de la Guardia Civil y seis compañías de la Guardia Colonial a las órdenes un teniente coronel llamado Luis Serrano Marangues. Para tranquilidad de los hacendados, en la reunión quedó claro que las simpatías de las fuerzas del orden, sin excepción alguna, se decantaban hacia el bando nacional».

Según "La guerra silenciosa y silenciada" de los hermanos Salvador y Fernando Moreno de Alborán y Reina, en el proyecto de hacerse con el crucero Méndez Núñez, pensaron incluso incluso en su voladura. A tal efecto, el finquero fernandino Maximiliano Jones, por mediación de su vecino Avendaño, facilitó la dinamita que fue transportada a pie por el teniente de complemento Velo desde San Carlos a Santa Isabel. El proyecto se frustró por haber llegado a oídos del propio Gobernador el cual ordenó registrar la casa del Sr. Avendaño donde se incautaron algunas de las armas que poseía.

En cualquier caso, estos preparativos fueron frustrados por la deposición de los oficiales del Méndez Núñez y su confinamiento en la hacienda de Avendaño en San Carlos. Y si bien esas reuniones fueron la base del posterior golpe del 19 de septiembre, la posterior fuga de los oficiales organizada por -y con- el finquero, le impidió participar en el mismo.

La información es escasa: Cuenta La Guinea Española en el obituario (falleció en 1962) de Avendaño, que éste les habría  acompañado hasta Canarias en la huida, y que regresó para participar  de la toma de Bata entre los voluntarios canarios del Ciudad de Mahón. En esa acción asumió el nombre de guerra de "sargento Paisa".
Tras el sometimiento de la zona continental, el "sargento Paisa" asume de forma interina la subgobernación de Bata, siendo recibido y festejado a los pocos días en la isla, para retornar poco después a la península, en donde participa en Salamanca de las negociaciones entre Franco y Salazar. Recalca el artículo que el finquero contribuyó además con su patrimonio personal al sostenimiento del bando franquista, hasta poner en riesgo su propia economía. 
Tras la guerra se valoró su nombre como gobernador general y Jefe Provincial de la recientemente unificada Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. en los Territorios Españoles del Golfo de Guinea, rechazando Avendaño el ofrecimiento, para volcarse en sus negocios y en la participación activa en la Cámara Agrícola.

Él fue quien dio empleo en la década de los cuarenta al coronel Félix Muedra como gerente de su empresa Bokoko (gestora de la finca Avendaño, antigua hacienda Jones). Muedra, había sido un militar republicano asignado al Estado Mayor del Grupo de Ejércitos de la Región Central sobre quien siempre cayó la sospecha de connivencia con los franquistas (se le señaló reiteradamente como saboteador y quintacolumnista en el frente de Madrid).

Pasadas las décadas -seguirá su obituario- las oxidadas armas que había reunido a escondidas para el alzamiento en Santa Isabel y que usó para secuestrar la lancha con la que huyó de la isla en el 36, generaron sospechas en una generación más joven de autoridades franquistas, por lo que los viejos compañeros de la guerra tuvieron que interceder por él para evitarle problemas.

Completamos su biografía con un par de detalles familiares: el sargento Paisa había nacido en Liendo (Cantabria) en 1896, en una familia indiana que había hecho fortuna en Cuba y Nueva Orleans. De hecho su tío Peregrino Avendaño había sido comandante confederado de la milicia española de esa ciudad.

Fragmento de Cuaderno de viaje a África de Mª de las Nieves Braganza Borbón.
Archivo de la familia Borbón-Parma, PARES.

No tiene que ver con esta historia... pero os dejamos un bonus track en forma de carta certificada de ¿1943? de un desconocido "T. Avendaño" desde Bokoko al capitán de artillería Luis Gil-Delgado Agrela en Madrid.




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