Esa situación de pánico y necesidad de buscar la distancia social ante la expansión de la enfermedad, no sólo desarticuló asentamientos organizados: también fue el origen de otros nuevos como el caso de Bososo. «De entre los bubis de Bososo murió el catequista, Vicente Biepa con todos los sacramentos y muchos infieles cuyo número hacía subir a 150 el jefe Ekobo» (...) Además de fallecer Biepa, el maestro-catequista, del que «corrió la voz que alguno de los hechiceros le habían puesto enfermo», falleció también de gripe en esas fechas Pilar Miria, natural de Basinóka, que se encargaba de enseñar a las niñas. «El pánico fue tan general que una vieja, al verse sola con su nietecita, se arrojó al mar. Otros fueron buscando desde Barépara un lugar más ventilado y sano. La situación entonces no agradó a todos los bubis, pero con el tiempo se fueron convenciendo que aquel paraje, por estar relativamente cercano al río y ofrecer buena ventilación y vista, era muy apto para establecerse definitivamente y así quedó constituido Bososo», asentándose los habitantes de la antigua Barépara y Basinoca en un pequeño repecho que hoy ha quedado entre la carreta del Esta de la isla y el mar.
La gripe española, había llegado con retraso a la isla: «Con el trote de una verdadera invasión hemos sentido
llegarse a ésta, aunque en formas benignas, la famosa afección gripal, que
tantos estragos hizo en días no lejanos en todo el mundo: nosotros hasta ahora
éramos una excepción y no sabemos por dónde se nos ha colado de tal manera el
atrevido huésped que apenas si hay casa en la población que no cuente con
varios atacados; ha sido cuestión de días, por no decir horas, su toma de posesión.
(…) Al aparecer una manifestación gripal debe aislarse al enfermo y ponerlo a
cuidadosa cura (…). La Directiva de la Cámara ha pasado una Circular
solicitando la cooperación de todos para hacer una limpieza estraordinaria en
la Población». Pese a todos los cuidados, hubo numerosos fallecidos, tanto entre los europeos como entre los africanos (población autóctona y braceros inmigrantes). «Si bien es cierto que la gripe no ha revestido los caracteres de gravedad
que hicieron histórica la enfermedad en Europa. Con todo no ha sido tan
inofensiva entre nosotros, registrándose numerosas defunciones entre los
elementos de color sobre todo», concluirá La Guinea Española.
Años después, el mismo diario recordará que visitando la zona continental «don Ángel Barrera y al Sr Loygorri, al adentrarse muchos kilómetros al interior cuando, al a travesar ellos cierta zona, se hallaban todavía los cadáveres insepultos de tantos como la gripe y la viruela habían consumido».
Así que los claretianos en 1921 ya lo tenían claro: #YoMeQuedoEnCasa
No lo dudes, en tiempos del COVID-19, #EsteVirusLoParamosUnidos
Si te interesa este tema, le hemos dedicado alguna entrada más en este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel:
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