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viernes, 11 de abril de 2025

El calvario del abuelo

Hace un año, se instaló en acto público el "adoquín de la memoria" en Gijón, como homenaje y recordatorio del leal cartero de Bata. Se trata de Isidro Álvarez Martínez, que se significó en Río Muni por su lealtad al gobierno, integró el reconstituido Frente Popular del territorio ecuatorial, y como funcionario organizó la colecta de donaciones para apoyar a la República. Tras el bombardeo y caída de la ciudad de Bata, huyó al Camerón francés, desde donde se incorporó por barco al territorio bajo administración republicana. Con la derrota, se suma a la retirada al territorio francés iniciando su exilio, separado de su familia. Los siguientes años itinerará entre campos de refugiados, prisiones y de concentración, especialmente tras la invasión nazi de Francia. Finalmente, sus orígenes cubanos/estadounidenses (nació en Cuba, siendo en ese momento un territorio administrado por Estados Unidos) le permitió gestionar su liberación y volver a España en 1947. Pasó por las purgas e investigaciones (incluso por masonería) de rigor. El Ayuntamiento de Gijón recuerda: «El Fiscal especial de Correos que se ocupó del caso recopiló declaraciones de funcionarios, alcaldes y párrocos de diversas regiones en las que Isidro había servido entre 1920 y 1939, así como de la administración colonial en Guinea Ecuatorial. Todos los inquiridos coincidían en que era un hombre moderado, reservado y recto. Todos menos los que informaron desde Guinea Ecuatorial, quienes cargaron las tintas contra aquel administrador de Correos de Bata que se habría destacado en el microcosmos de españoles de la colonia como opuesto en acto y palabra al “Glorioso Alzamiento”. Estas vagas acusaciones desde Río Muni bastaron para que el juez sentenciara contra el regreso de Isidro Álvarez a la Administración».

"... se trata de una buena personal de la cual nadie tiene queja alguna."

Finalmente, y prácticamente a tiempo de jubilarse, logró ser reincorporado al cuerpo de correos.


Isidro Álvarez Martínez fue un funcionario de Correos que se despidió de su familia a finales de 1934 tras serle concedido el traslado a la colonia española de Guinea Ecuatorial. Iba a trabajar allí dieciocho meses y después tendría opción a un destino permanente y bien remunerado en Asturias. Sin embargo, lo que él no sabía es que no los volvería a ver hasta doce años más tarde. Todo le salió mal. Le pilló allí el golpe militar del 18 de julio de 1936, que era el año en el que tenía que volver a España. Afortunadamente, logró huir antes de caer en mano de los franquistas y se refugió en el país vecino, Camerún. De ahí se fue en barco hasta Marsella y, desde allí, pasó a España por Cataluña.

A comienzos de 1939 tuvo que exiliarse a Francia. Allí pasó por diversos campos de refugiados, como el de Bram, del que pudo salir al encontrar empleo en la construcción. Pero a finales de 1942 fue detenido por los alemanes e internado en el campo de tránsito de Compiègne (Francia). Después fue deportado a Sachsenhausen (Alemania) en enero de 1943 y, cuatro meses más tarde, en mayo, fue llevado a una prisión de la capital alemana y posteriormente a la cárcel de Laufen. Es probable que acabara allí por tener la nacionalidad cubana (sus padres emigraron a la isla y le nacieron ahí), aunque se hubiese criado desde los nueve meses en la gijonesa calle de los Moros. Con el fin de la Segunda Guerra Mundial , inició un periplo por numerosos campos de refugiados italianos: Cartago, Túnez, Nápoles, Aversa, Bari y Cine Città. Hasta que finalmente, gracias a una sentencia absolutoria del Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo, pudo regresar a España el 22 de febrero de 1947. «Nuestro abuelo vivió un calvario fuera de España y otro cuando volvió», recordó una de sus nietas, Carmen Jardón Álvarez, minutos antes de colocar el "stolpersteine" o "adoquín de la memoria" que, desde ayer, conmemora la figura de su abuelo como víctima del nazismo a la altura del número 2 de la calle de los Moros.

Pero si quieres saber más sobre Isidro Álvarez Martínez, revisa:

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