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viernes, 28 de marzo de 2025

El caso del secretario del Gobernador

Las leyes memorialistas, tanto la del 2007 como la del 2022, por las que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura, obvian que hay territorios en los que imperó el franquismo y sus normas durante décadas… y que hoy en día éstos quedan por fuera de las fronteras españolas.

Precisamente en "Memoria y frontera", de María del Mar Fernández Pérez, se analiza:

En este periodo las fronteras del Estado eran diferentes, aunque en muchas ocasiones no se sea consciente de esto: no sólo territorios en Marruecos y el actual Sáhara ocupado eran posesiones españolas, también lo era Guinea Ecuatorial.
Resulta llamativa esta falta de referencias a las colonias si tenemos en cuenta que el imaginario colectivo de la Guerra Civil está plagado de referencias al norte de África: allí se produjo el golpe de estado en un primer momento, de allí venía el ejército africano y la famosa y temida guardia mora. Esta guerra, tan importante para la historia europea, empezó en África, y allí se produjeron los primeros asesinatos de quienes permanecieron fieles a la legalidad republicana. Es muy difícil hablar de este periodo sin hacer referencia al protectorado y situados en el momento actual, habrá que afrontar el desarrollo de la Ley de Memoria Histórica en territorio extranjero.

Así, tenemos a los gobernadores Juan Fontán (callejero en Las Palmas), Faustino Ruiz (callejero de San Fernando) o al subgobernador Juan Vara Terán (callejero de Santa Cruz de Tenerife). Todos ellos con responsabilidad en la administración colonial, y vinculación tanto con la represión franquista como con 
el ejercicio de autoridad durante la dictadura.


Pero no todos fueron gobernadores... también hubo secretarios de Gobernador.
Contábamos en El callejero y la memoria histórica:

A veces olvidamos que el golpe de Estado de 1936, respondió también a lealtades personales, camaraderías cuartelarias, intereses económicos y vínculos familiares. Por ejemplo, el Capitán de complemento de artillería y abogado Francisco Hernández González (Franito): fue golpista, combatiente en la guerra civil... y cuñado de Juan Fontán Lobé. Fue Consejero del Cabildo entre 1936 y 1937, poco después de su cese, La Guinea Española recoge un viaje del gobernador Fontán con su esposa, acompañados por «el abogado don Francisco Hernández González, secretario particular del señor Fontán». Desde los 40 ejercerá como Concejal y Teniente Alcalde del Ayuntamiento de Las Palmas («el alcalde accidental de la ciudad, camarada Hernández González», dirán los periódicos de la época) y en 1945 será nombrado Alcalde, cargo que ocupará hasta 1953.


El camarada Franito (sic), además de cuñado de Juan Fontán (y su secretario, siendo éste Gobernador y Jefe de la FET y de las JONS del territorio ecuatorial), compartía con él la adscripción al cuerpo de artillería, ser excombatientes de la guerra civil, participaron en procesos de depuración y persecución, fueron procuradores en Cortes (Franito apenas unos meses después de que su cuñado cesara por fallecimiento), y ambos cuentan con calles dedicadas a su memoria en el municipio de Las Palmas. En el caso del gobernador Fontán, sería su propio cuñado el que aprobó ponerle el nombre en Sesión extraordinaria del 26 de julio de 1944, como Concejal y Teniente Alcalde del Ayuntamiento de Las Palmas («el alcalde accidental de la ciudad, camarada Hernández González», dirán los periódicos de la época).

Como curiosidad, quien le sustituyó como secretario del gobernador del territorio ecuatorial fue el capitán Luis Soraluce Irastorza.

Encontraréis ejemplos de la participación de Hernández González en el aparato represor del franquismo a través del imprescindible blog de Pedro Sanabria, incluyendo las causas contra los republicanos de Fernando Póo y Río Muni.

domingo, 2 de febrero de 2025

De lejía y censores

¿Recordáis la entrada sobre el Refugio ecuatorial?

Según Rafael de Mendizábal Allende en Misión en África. La descolonización de Guinea Ecuatorial (1968-1969), el territorio servía no sólo como castigo (como señalábamos en Desterrado... en Guinea), sino también como «refugio más o menos solapado...» de disidentes, pero también de aquellos que necesitaban distanciarse de conflictos.

Era el caso del coronel Félix Muedra Miñón, quien en la década de los cuarenta fue empleado por Teodomiro Avendaño, el sargento Paisa, como gerente de su empresa Bokoko: «Muedra, había sido un militar republicano asignado al Estado Mayor del Grupo de Ejércitos de la Región Central sobre quien siempre cayó la sospecha de connivencia con los franquistas (se le señaló reiteradamente como saboteador y quintacolumnista en el frente de Madrid)». Poco faltó para que le señalaran de casadista. En cualquier caso, sus afinidades con los golpistas no le salvaron de una condena de 30 años... de los que apenas cumplió un par. Finalmente acabó pasando unos anodinos años en Fernando Póo.

No fue sólo él, aunque algunos tuvieron más suerte. Es el caso de José Luis Soraluce Irastorza:

Los investigadores Javier de la Colina Menéndez y  Javier de la Colina Aranceta (padre e hijo) cuentan en “El informe Soraluce” cómo se gestó el levantamiento militar en Bilbao en julio de 1936, que fracasó porque el cuartel del ejército en Garellano no llegó a rebelarse.

Soraluce fue enmarcado dentro del Estado Mayor del Ejército Republicano del Norte, pero hizo todo lo posible por eludir su intervención en campaña. Muy al contrario, sí tomó parte activa en la Quinta columna, formó y administró el Socorro Blanco en Bilbao y ayudó a evadirse a numerosos militares afines al golpe. (...) 

Durante los once meses que Bilbao permaneció fiel a la República, llegaron a recaudar de 1500 a 2000 pesetas mensuales con las que sostuvieron a familiares sitiados por al hambre como consecuencia de las sacas y los coches fantasmas puestos en marcha por lo que ellos denominaban el dominio rojo separatistas.

César Estornes nos da más información «se quiso detener al capitán Luis Soraluce Irastorza pero por consideración a su delicada salud, solo fue arrestado bajo la vigilancia del coronel Andrés Fernández Piñerua. Soraluce es de tendencia fascista, pertenece a una familia de San Sebastián cuyos componentes son fervorosos monárquicos y estaba emboscado en la comandancia militar, en lugar de estar en los puestos activos como corresponde a su rango».

Soraluce fue juzgado con el resto de golpistas y dado de baja del Ejército de la República en el verano de 1937 por desafecto. De forma paralela, los franquistas también le enjuiciaron, encarcelaron y desterraron por haber estado integrado en las filas del ejército enemigo y no haberse posicionado de forma clara en su bando.
El capitán presentó pruebas documentales y se aseguró testimonios para demostrar que no era un traidor ni había eludido sus responsabilidades en la campaña rebelde. Desde su reclusión y confinamiento mantuvo un intenso intercambio epistolar con destacados militares franquistas, a quienes reclamaba su intercesión para revocar una sentencia que consideraba injusta. No obstante, no tuvo éxito y acabó pagando un alto precio por la postura que eligió. Su ambigüedad le dejó en entredicho y pasó la guerra en la retaguardia, intentando restaurar su honorabilidad en lugar de tomar parte en el frente para ascender de graduación.

La discreta tierra ecuatorial se perfila como el destino idóneo: En enero de 1940, La Guinea Española informa de su incorporación -en sustitución de Francisco Hernández González (camarada Franito), cuñado del gobernador- como secretario particular del gobernador general y Jefe provincial de FET y de la JONS, Juan Fontán, a quien había conocido en un servicio anterior como Comandante en Las Palmas.
E incluso en octubre de 1941 a marzo de 1942, en un ejercicio de confianza Soraluce será gobernador en funciones por ausencia de Fontán. Sin embargo, tras asumir Mariano Alonso Alonso como nuevo gobernador en 1942, Soraluce no retornará a las funciones secretariales y será  nombrado censor cinematográfico en la colonia.

Pareciera que podría haber acabado como el coronel Muedra, en Madrid en «una tiendecita donde le encontré despachando jabón y lejía», pero Soraluce pudo progresar en el ejército una vez terminó su servicio en Guinea: tuvo mejor fortuna (al fin y al cabo, fue compañero de armas de la trama canaria del golpe de Estado), y asumió funciones docentes en instituciones militares a su retorno a la península, progresando poco a poco en el escalafón y en responsabilidades. Pasó finalmente a la reserva en 1965.

martes, 14 de mayo de 2024

¿Qué fue de Ángel Miguel Pozanco?

Poco sabemos de Ángel Miguel Pozanco Barranco, periodista, escritor y abogado, "republicano intransigente" según la historiografía franquista, o como decía de forma aséptica la Gaceta de Madrid (1940), "natural de Sevilla, de 37 años de edad, hijo de Miguel y de Purificación, casado, oficial de secretaría judicial, domiciliado últimamente en Bata (Guinea), y en la actualidad en ignorado paradero".

Mientras permanecían en asilo temporal en Yaundé, Ángel Miguel Pozanco al igual que el subgobernador Hernández Porcel fueron condenados a muerte en ausencia.

Pero como es habitual, las sanciones se acumulaban por la vía militar, civil, administrativa...

Así, en diciembre de 1937, en Santa Isabel el Juez que instruye la causa número 630 de 1936 le llama a comparecer junto con otros ciudadanos "para notificarles el auto de procesamiento y tomarles la indagatoria y demás diligencias, bajo apercibimiento de ser declarados rebeldes, encareciendo a las Autoridades y sus Agentes la busca y detención de los citados, presentándolos en este Juzgado Militar, sito en Santa Isabel de Fernando Póo, cuartel de la Guardia Colonial, debidamente vigilados y custodiados." 

Y en 1939, el Auditor de Guerra de Canarias publica una requisitoria y en su nombre el Juez Militar eventual de Bata, para juzgarle por "auxilio a la rebelión y malversación de caudales públicos". 

Por si no hubiera dudas (que no las había) en su posicionamiento leal al gobierno republicano, Pozanco formaba parte del listado público de los contribuyentes a la donación de las 10.353,65 pesetas para la República, incluido en la edición de la Gaceta de Madrid del 5 Noviembre 1936.

En 1940, el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Santa Isabel le juzga en ausencia y es condenado a la pena de "quince años de destierro de estos territorios, inhabilitación especial durante el tiempo de la condena para el ejercicio de su profesión de oficial de Secretaría y pérdida total de sus bienes en la Colonia". No podía ser de otra forma, si -como él mismo relata- se significó como leal al gobierno republicano incluso evitando que el Fernando Póo cayera en manos de los golpistas: "Al final llegamos a Exoloba [en territorio francés], desde donde hicimos circular el siguiente radiograma : 'Capitán Comité República vapor español Fernando Poo. Os comunica Pozanco secretario subgobierno Bata para manifestaros orden Subgobernador Porcel que isla Fernando Poo declarose facciosa bajo mando teniente coronel Serrano. Ayer 23 barco pequeño desembarcaron Kogo Rio Benito, incautándose estación radio Bolondo aprisionando telegrafistas varios más, intentando dirigirse Bata, conteniéndoles tres kilómetros Bolondo. Advertidos nosotros movimiento anteriormente, declaróse estado guerra, cese capitán, tenientes, Guardia Colonial. Precisamos urgente auxilio vuestro, diríjanse toda máquina Bata'…"

Y todavía se reiterará la condena en 1941.

Curiosamente, en 1957 se tramitará de oficio su indulto.

¿Armamos el resto del puzle?; Huido tras la caída de Bata, el 15 de octubre llegó a Camerún en busca de asilo hasta que pudiesen regresar a zona republicana. Tras estos hechos, los sublevados aprovisionaron Guinea con material de guerra y especialistas alemanes. La nueva guardia marroquí controlaba todo y cometió toda clase de abusos incontrolados con los nativos, muchos de los cuales también migraron al Camerún. 

Finalmente se reincorporó al territorio republicano en Valencia vía Burdeos, siendo reintegrado a su categoría profesional el 16 de julio de 1937. Desde entonces Pozanco quedó adscrito a la Secretaría de la Presidencia de la República. En este cargo siguió en las sucesivas sedes del Gobierno en Valencia, Barcelona y Figueras (Gerona). Es mismo año publicó Guinea Mártir: narraciones, notas y comentarios de un condenado a muerte, además de numerosos artículos sobre la guerra y de denuncia al fascismo y su aliados. Se trata precisamente de un prolífico periodo en el que publicará -entre otras- libros como Ojos que no ven (dedicado a Mª Teresa León, esposa de Rafael Alberti, y al propio poeta con el que había compartido pupitre de escuela) y la novela tropical Esfinge roja; esfinge de ébano.

[Un inciso: entre los títulos de la biblioteca del presidente Negrín hay un ejemplar de Guinea Mártir. El ejemplar está dedicado a Juan Negrín en una fecha muy significativa, el 1º de mayo de 1938.]

Siendo reemplazo de 1924, fue llamado a filas por el Gobierno de la República el 12 de septiembre de 1938.
Iñaki Tofiño ha hecho seguimiento en su tesis a su producción narrativa durante ese periodo y constata que "Su presencia en prensa se cierra el 6 de enero de 1939, veinte días antes de la entrada en Barcelona de las tropas rebeldes, con la publicación de un anuncio de su libro en La vanguardia (6/1/1939). No publicará nada más, así que es probable que se uniera al éxodo republicano. A saber si consiguió rehacer su vida o acabó sus días en algún campo de prisioneros. Su nombre, eso sí, aparecerá en multitud de textos oficiales producidos por los tribunales del nuevo régimen."

Efectivamente, tras la derrota republicana acabó en territorio francés, solicitando la evacuación a México para él y para Enriqueta Villalba Evangelia, que había colaborado con él desde el Departamento de Cifra del Ministerio de Prensa y Propaganda, y con la que, tras una complicada peripecia jurídica (su primera esposa fue Joaquina Cayre de Llanes), se casaría posteriormente. En ese periodo, nacerá su hijo Víctor Enrique (1940) en Biarritz.


A los pocos meses, con la mediación de distintas organizaciones internacionales consiguió que ambos fuesen liberados del campo de concentración. Pero, tras un viaje de Enriqueta Villalba a España, para que la familia conociese al hijo de ambos, recién nacido, las autoridades españolas le negaron el salvoconducto para volver a Francia.

La información sobre Pozanco se difumina; su esposa e hijo vivirán en Barcelona, en donde fallecerá Enriqueta, mientras él vivirá exiliado en Venezuela.

Luis Monferrer completa algunos vacíos de su biografía: 

Durante la II Guerra Mundial, Pozanco realizó una cierta pero desconocida actividad en Francia para servicios de inteligencia. Finalmente, tras la victoria de los aliados, ante la imposibilidad de volver a España, se fue a Caracas (Venezuela), donde vivió hasta su muerte, acaecida el 6 de noviembre de 1971. Desde Venezuela se mantuvo en discreto y siempre complicado contacto epistolar con España y, muy especialmente, con su hijo Víctor, -nacido de la segunda esposa. En Caracas, Ángel Miguel Pozanco contrajo un tercer matrimonio con la francesa Paulette Velard, con quien tuvo cinco hijos -Marcel, Darío, Chantal, María y Marie-Paula-. A la vez, allí montó una academia de idiomas -una delegación de la Berlitz-, dedicándose a la enseñanza de idiomas y de otras materias. Hacia finales del franquismo, Ángel Miguel Pozanco estuvo a punto de regresar a España en 1969. El periódico Soria, Hogar y Pueblo incluso llegó a anunciarla como proyecto inminente, y publicó un pequeño artículo suyo titulado ‘Pintura más poesía’. Pero dicho proyecto se frustró ante los primeros síntomas de la enfermedad que acabaría con su vida dos años después.

Finalmente, se truncará su convicción de regresar algún día al territorio ecuatorial, ya que falleció en Caracas. 

En su recuerdo (2003, con motivo de su centenario) Víctor Pozanco convocará durante años el Premio de Poesía y Novela "Miguel Ángel Pozanco", y publicará los textos premiados en los cuadernos de la Biblioteca Ciencias y Humanidades (Biblioteca CyH) de Barcelona.

Y en 2012, su hijo -que también era escritor y poeta- publicará Memorias epistolares, recogiendo sus vivencias incluyendo "el padre emigrado que, desde tan lejos, se entera de la muerte de su esposa, nunca aclaradas las circunstancias reales del fallecimiento aunque el joven Víctor ni siquiera pueda compartir con él las sospechas que alberga para no comprometer la seguridad de su progenitor en el exilio caraqueño."

lunes, 25 de abril de 2022

La familia Cabanellas

¿Recordáis El exilio de Guillermo Cabanellas de Torres?

Reconocido jurista y escritor, en algún momento de su ejercicio profesional -durante la Segunda República- fue secretario del Gobierno General de la Guinea Española. Por lo que se trataría de uno de los ejemplos que dábamos en 80 años del exilio republicano español:
Es cierto que, al estar el territorio ecuatorial administrado por el Estado español, el mismo no pudo ser receptor de exiliados, como sí lo fue el territorio francés, mexicano o argentino, por ejemplo.
Se dan, sin embargo, diferentes situaciones: (...) Funcionarios que pasaron en algún momento por la administración colonial, y acabaron inhabilitados para el cargo público y se vieron forzados al exilio. Son casos como el del doctor Juan Bote, León Felipe, boticario y administrador del hospital de Elobey que falleció en el exilio en México, Joaquín Mallo, presidente del Consejo de Vecinos de Santa Isabel que falleció en el exilio en Francia, o Guillermo Cabanellas de Torres, exSecretario del Gobierno General de la Guinea Española que falleció en el exilio en Argentina. (...)
El general Miguel Cabanellas
inaugurando un busto del general Sanjurjo
tras su muerte, julio de 1936.
«Guillermo, el hijo díscolo del general golpista, antes de ser secretario de Gustavo de Sostoa había participado en la sublevación de Jaca, con Fermín Galán, Ramón Acín, Rafael Sánchez Ventura».... y Rafael Rodríguez Delgado.

Es cierto; si de ampliar conocimientos sobre la guerra civil y sus consecuencias se trata, el apellido "Cabanellas" no nos resultará desconocido...

Al fin y a cabo, el general Miguel Cabanellas fue el padre de Guillermo Cabanellas, y es recordado por ser uno de los cabecillas del golpe de Estado de 1936.
Fue de hecho uno de los militares de más alto rango que se sumaron a los golpistas, por lo que presidió el Directorio militar tras la muerte del general Sanjurjo.

De convicciones republicanas (era miembro de la masonería y había sido incluso diputado por el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux) pronto fue considerado un estorbo por Franco y su entorno, y reacomodado en puestos secundarios. 

Es célebre la frase premonitoria pronunciada por Cabanellas cuando Franco logró imponerse al resto de militares: «Ustedes no saben lo que han hecho, porque no le conocen como yo, que le tuve a mis órdenes en el ejército de África [...]. Si, como quieren, va a dársele en estos momentos España, va a creerse que es suya y no dejará que nadie le sustituya en la guerra ni después de ella, hasta su muerte».

El general no sólo llama nuestra atención en este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel por ser el padre de Guillermo Cabanellas, ya que en los primero días del golpe de Estado, Miguel Cabanellas participa en El caso del viejo Gobernador que murió descalzo.

Confiando precisamente en sus antecedentes republicanos y la pertenencia a la masonería, el exgobernador Núñez de Prado voló a Zaragoza en los días siguientes al golpe de Estado, para persuadir al general Cabanellas al mando de la V División Orgánica para que no se uniera a los sublevados. Fue retenido varios días, hasta que fue trasladado a Pamplona. Hacia el 23 o 24 de julio de 1936 fue encarcelado en el fuerte de San Cristóbal (Pamplona) y fusilado poco después por órdenes de Mola. 

¿Cómo sería la fallida negociación de Núñez de Prado con Cabanellas o con Mola?
Su asesinato fue ocultado durante años, imposibilitando a su viuda tramitar pensión y herencia, por lo que no hay forma de reconstruir sus últimos días.
En cualquier caso, la conversación no sería muy diferente de la que sostuvo el comandante de la Guardia Civil, José Rodríguez-Medel con Mola una semana antes:
R-M.: La Guardia Civil seguirá al lado del Gobierno. Ahora y siempre defenderé al Gobierno de la República como poder constitucional. Ésa es mi postura.
M.: Entonces ¿no le importa nada la salvación de España?…¿Qué haría si se implantase, dentro de unos días, el comunismo en nuestra patria?
R-M.: Cumpliría con mi deber.
M.: ¿Y cual es su deber?
R-M.: Obedecer las órdenes del poder constituido.
M.: Si, pues aténgase a las consecuencias.
A Rodríguez-Medel le dispararon por la espalda, y Núñez de Prado -recuerdan los testimonios recopilados- fue fusilado y enterrado descalzo tras haberle robado el calzado, acto que daba nombre a la correspondiente entrada del blog.