Crucero Isla de Panay. Conocido como el Barco de la Muerte, fue usado para transportar hacinadas a las tropas españolas asignadas a la guerra hispanoamericana en Cuba. Terminada la guerra fue reasignado por la Trasmediterránea al golfo de Guinea hasta su hundimiento, para cobrar el seguro. |
José Manuel Pedrosa razona en Trotski y el vapor de Fernando Poo (1916) que «de aquella breve y accidentada estancia (en la que lo mejor que le pasó a Trotski fueron sus visitas al Museo del Prado) dejó el revolucionario ruso unos apuntes autobiográficos que fueron traducidos al español y publicados en 1929 (con prólogo hecho para aquella edición por el propio Trotski) por Andrés (o Andreu) Nin, un dirigente comunista que años después, en 1937, en plena Guerra Civil, sería asesinado por agentes de Stalin. Entre sus notas hay algunas que tienen cierto interés para los interesados en la historia de Guinea Ecuatorial, ya que se refieren al vapor Cataluña, que en aquel agitado año de 1916 estaba cubriendo la ruta de Cádiz a Fernando Poo (por entonces, Póo solía escribirse con acento), que era como se conocía a la actual isla de Bioko».
Así, en el capítulo Fiestas y espectáculos: Trotski recoge sus apreciaciones sobre el transporte a Fernando Poo:
«Llegó de Fernando Poo (litoral occidental de África, este resto de las colonias españolas) el vapor Cataluña. Durante el viaje fallecieron cinco personas (¡muertos al agua!), atacadas de fiebre amarilla, quedando 42 enfermos a bordo. El barco parece, más que otra cosa, un hospital. En Fernando Poo hay ahora muchos alemanes de los Camarones. La población ha pasado de 7000 a 10.000 habitantes. El lugar es insalubre; hay fiebre. Los soldados y los empleados reciben haberes dobles.
Las epidemias se ceban en los navíos, que ahora no se desinfectan. El tiempo es oro: es algo más preciado que los barcos. No solamente no se practican inspecciones sanitarias, sino que ni siquiera técnicas. Hundióse ayer cerca de Canarias un gran buque mercante de la Compañía Penidión. Salváronse 18 personas de la tripulación, y el resto -20 hombres- pereció sin novedad. La Compañía recibe el costo del barco -¡asegurado!-, y el personal y las mercancías son facturados con reserva. La guerra simplifica las relaciones y… las cuentas».
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