¿Recuerdas el relato "El byeri de Núñez de Prado" que recogíamos en El caso del viejo Gobernador que murió descalzo? "Al poco de su asesinato, y a través de un itinerario que todavía hoy no se sabe con certeza, las piezas acabaron en manos de la Generalitat de Cataluña. Perdemos la pista de este conjunto de piezas guineanas hasta la fundación a final de 1948 del Museo Etnológico y Colonial. En este momento y con la intención de dotar de fondo museístico la nueva institución se realizaron una serie de depósitos provenientes de las colecciones africanas, filipinas y extraeuropeas en general que los museos barceloneses iban acumulando desde los fines del siglo anterior.", recordábamos en Investigación sobre la colección de Miguel Núñez de Prado.
Relicarios, bieris, y restos óseos contaban con una función en la sociedad tradicional. Los claretianos lo tenían claro, cuando combatían la custodia de estos materiales en los hogares, mientras incluían reliquias de santos en los altares.
Tal vez no sólo en la sociedad tradicional...
El escritor y diputado Javier Nart nos da un poco más de luz en uno de los capítulos de su libro "Nunca la nada fue tanto":
Macías no había sido simplemente la cabeza rectora, directora de un aparato represivo, de muerte. Macías fue una imponente capacidad de imposición que aplastaba literalmente a su pueblo. La soldadesca, los carniceros, torturadores de la milicia, policía, «Juventudes en Marcha con Macías», solamente eran la prolongación de su poder.
Y, sobre todo, Macías «tenía tigre». Lo mantuvo hasta su muerte.
Un «tigre» consecuencia tanto de su propio fuego interior como de la legitimidad heredada de los jefes tribales fang esangui... y por la posesión de los cráneos de sus ancestros como maestro que era del bieri.
Años más tarde Leandro Mbomio, ya ministro de Cultura en el gobierno de Teodoro Obiang, me encargó una gestión aparentemente inocua pero cuyo significado comprendí inmediatamente:
-Javier, consigue que el Ayuntamiento socialista de Barcelona nos devuelva los cráneos de los «reyes» fang que se guardan en el Museo Etnológico de Montjuich. Comprende que es como si nosotros tuviéramos las tumbas de los reyes de Aragón en un baúl. Para nosotros es una humillación nacional.
No era tan cándida la razón de Leandro, que en realidad era la de Teodoro Obiang. Esos cráneos afianzaban la legitimidad de Teodoro Obiang, gracias a la «comunión» con ellos. Tenerlos significaba recibir la fuerza de aquellos notables ya muertos. Y ésa fue mi advertencia a la Comisión de Relaciones Internacionales del PSOE:
-Atención, si entregamos los cráneos estaremos afianzando el régimen de Teodoro.
No entendieron una palabra, así que las calaveras fueron entregadas al «demócrata» dictador. Su primera pregunta al delegado del Ayuntamiento de Barcelona que los llevó al Palacio Presidencial en Malabo significativamente fue:
-¿Cree usted que han perdido su poder?
El munícipe se quedó más seco que los huesos que devolvía.
Nuestro historiador de referencia, Gustau Nerín, nos facilita una versión más académica de esta restitución en ¿Espíritus de vuelta a casa? La primera restitución española, en 1982, como parte del proyecto (Tr)african(t)s, de la Universitat de Barcelona y la Fundació UB, financiado por la Agència Catalana de Cooperació al Desenvolupament; no te la pierdas.
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