Recuerda Domingo Rodríguez en Pellagofio, edición de noviembre de 2013 de La Provincia que «En la escuela de
nuestra infancia
aprendíamos que, además de Ifni y el Sáhara,
España poseía en África las denominadas provincias de
Fernando Poo y Río Muni, colonias que con el paso del
tiempo pasarían a denominarse Guinea Ecuatorial.
Y de allí, de la Guinea, llegaban maderas. Y cacao. Y café. Y aceite de palma. Y plátanos, cocos y piñas "porque
son dos provincias de suelo fertilísimo"; nos decían los
maestros. Y así lo señalaba, además, la Enciclopedia de
Grado Medio, único libro de texto que utilizábamos en el
grupo escolar (además del Catecismo, claro).
Llegaban también muchos loros susceptibles de ser malcriados por chiquillos mataperros, capaces de enseñarles palabrotas y otras ordinarieces. No era raro observar cómo de un balcón o azotea salían
los sonidos inconfundibles de los papagayos, adquiridos a cambulloneros, traídos como regalo o como recuerdo de la estancia en la colonia africana
de muchos canarios que hicieron el servicio militar en aquella plaza. Como quienes aparecen en esta foto, entre los que se encuentra Tomás Pérez Sánchez, canario del Carrizal de Ingenio que cumplió parte de sus siete años de servicio militar en la antigua colonia española, viviendo el desarrollo de la
guerra civil desde aquel lugar tan alejado del campo de batalla peninsular, donde fue testigo directo del hundimiento de la motonave Fernando Poo».
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