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lunes, 18 de julio de 2016

El curioso alzamiento en Guinea

Asodegue reproduce en el portal de su primera etapa "El curioso alzamiento en Guinea" de José Luis Vila-San Juan:


   José Luis Vila-San Juan publicó en 1974 en Ediciones Nauta el libro "Así fue? Enigmas de la guerra civil española" uno de cuyos capítulos (entre las páginas 175 y 188) trata de las condiciones del levantamiento militar de 1936 en Guinea Ecuatorial.

   El escrito de Vila-San Juan queda a medio camino entre el reportaje periodístico y el ensayo histórico. Refleja casi exclusivamente la visión de aquellos acontecimientos de una de las partes en conflicto: la de las personas que el autor califica como gente de orden. Faltan los otros. Los otros son, por una parte, las gentes del Frente Popular, a los que en términos de estricto franquismo se retrata unas veces como los fracasados de la colonia y otras como peligrosos revolucionarios; faltan también los ecuatoguineanos, a los que sólo se alude cuando se habla de los integrantes de las unidades de la Guardia Colonial.

   A pesar de todo, se trata (creemos) de un trabajo con interés y que, pese a los años, sigue siendo el único que trata de este tema.


EL CURIOSO ALZAMIENTO EN GUINEA



1.     — La Historia abandona a Guinea.

   En 1936, el actual territorio de la Republica de Guinea Ecuatorial era una colonia española formada por la isla de Fernando Poo (unos 2.000 km2, situada a 35 Km del continente), la propiamente llamada Guinea Continental (entre Camerún, Gabón y el golfo de Guinea, 26.000 km2) y las pequeñas islas de Annobõn (muy distante), Corisco, Elobey Grande y Elobey Chico. La capital de la isla de Fernando Poo, era, y es, Santa Isabel. La del continente, Bata.

   Muy poco, casi nada, se ha escrito sobre lo ocurrido en Guinea en aquellas fechas de julio de 1936 que conmovieron a toda España. Y Guinea, aunque distante y en África, también era España. Era mucho más España que Marruecos, porque Guinea era una colonia, mientras Marruecos (exceptuando las plazas de soberanía) era un protectorado. (1)

   Sin embargo, siempre que se habla de África en nuestra guerra, de oficiales africanistas, etc., los autores se refieren a Marruecos, y en todo caso, aunque en menor escala, al Sahara Español o Río de Oro, nunca a Guinea. Entre los vanos y múltiples trabajos que he estudiado sobre la Guerra Civil española, sólo he encontrado una breve referencia en Crónica de la Guerra de España (Edit. Códex) y aún en ella, hay algunos conceptos que no encajan con cuanto he indagado directamente de personas cuya veracidad me merece la más absoluta confianza. Estas personas a que aludo, no me permiten publicar sus nombres, dado que en la actualidad continúan manteniendo contactos comerciales, e incluso personales, con el territorio guineo, y cualquier palabra o frase, mal interpretada por el Gobierno del Presidente Macias, podría dar lugar a serios disgustos. Hoy, en la República de Guinea Ecuatorial no está el horno para bollos. Si la Historia ha abandonado a Guinea y se ha despreocupado por cuanto sucedió en Guinea el 36, no es menos cierto que España tampoco superó su paternidad respecto a los españoles que estaban en Guinea el 36 y el 68.



2.     — República, Gobierno del Frente Popular y 17 de julio

   —Los españoles que fuimos a Guinea —me dice uno de mis comunicantes— podíamos ser cualquier cosa, menos políticos... Yo llegue el 33. Aquellos españoles habían ido allí, sencillamente, por ambición. Por un correctísimo deseo de lucro: buenos sueldos (aunque dificilísimas condiciones de trabajo, habitabilidad, clima y salubridad), largos permisos o vacaciones retribuidas, posibilidades de ascensos y de independizarse, etc.

   Lógicamente, como en todo este tipo de emigración, se barajaban muy distintos caracteres: el trabajador formal, el vago, el aventurero, el que tiene suerte y el que no la tiene.

   —En los años 34 y 35, el Gobierno seguía preocupándose mucho y muy bien por la población de Guinea. Tanto por los nativos como por nosotros. Especialmente, en cuestiones de Sanidad colonial: uno de los grandes triunfos fue la batalla contra la mosca tse-tse, transmisora de la enfermedad del sueno que, al revés de lo que la gente cree, no produce sueño, sino que lo impide...

   —Hablemos más de política.

   —Esto era política.

   —Si claro, pero, había lucha entre los partidos políticos?

   —No. No es que hubiese o no lucha, es que no había partidos políticos.

   —Pero Vds. bien tendrían ideologías distintas...

   —Nosotros habíamos ido allí a trabajar y a luchar por ganar dinero. La Península, Madrid y el Congreso, quedaban muy lejos.

   La política empezó al final del periodo inmediatamente anterior al 17 de julio.

   La potencialidad económica de Guinea, en aquellos tiempos, era baja. Existían sólo cuatro o cinco Compañías fuertes. No podían dar buen trabajo a cuantos habían llegado allí en busca de un Eldorado. Quien no servia, quien no resistía, quien no se superaba en esfuerzo y en tesón, quedaba marginado. Entonces se empezó a hablar del Frente Popular. Se adherían los fracasados, los descontentos con su situación, que no habían sabido elevar.

   —En las elecciones de febrero de 1936, ¿qué resultados hubo?

   —No hubo elecciones.

   —¿No votaron Vds. o no se efectuaron allí elecciones?

   —No se efectuaron.

   El llamado Presidente del Frente Popular —único partido existente en Fernando Poo— había ido reclutando a sus adeptos casa por casa (como quien hace seguros), ya que en el Casino —una especie de club privado— sólo tenían entrada los propietarios y apoderados, lo que significaba que, aun en la eventualidad de que hubiera podido hacer allí su propaganda, poca clientela hubiese conseguido...

   —En total logró reclutar unos 150 hombres. Pero, nunca fueron extremistas. Era un Frente Popular muy moderado.

   De todas formas, el Gobernador General, Luis Sánchez Guerra, el 5 de junio declara el estado de excepción, que, prácticamente, ni se notó. Asimismo, solicitó a Madrid un barco de guerra, como medida preventiva. El crucero «Méndez Núñez» llega a Santa Isabel el 24.

   —El Gobierno, ¿era muy izquierdista?

   —Luis Sánchez Guerra era un caballero de arriba abajo. Ingeniero de Caminos, fue el quien había ya realizado el puerto de Alicante. Era hijo del ex ministro José Sánchez Guerra. (2)

El casino en 1936.
   El 14 de julio, la población de Guinea se enteró del asesinato de Calvo Sotelo. «Aquello» ya caus
ó cierto malestar en el Casino y entre la gente de orden. Sin embargo, cuando el 18 se anuncio el levantamiento en Marruecos, la noticia se comentó frívolamente, sin serle concedida la importancia y trascendencia que tendría.

   Tanto es así que, pese a los sucesos del «Méndez Núñez» que relataré a continuación, gente de orden (de los del Casino) me afirman unánimemente que, desde el 17 de julio hasta mediado agosto, la vida allí transcurrió dentro de la más absoluta normalidad.



 3.     — Desde el 18 de julio hasta el 18 de septiembre

   «En la Estación de Comunicaciones Radiotelegráficas de la Marina, instalada en Madrid, el radiotelegrafista Benjamín Balboa detuvo al Jefe de los Servicios, complicado en la sublevación, y consiguió establecer diálogo directo con los operadores de los buques, advirtiéndoles que vigilasen a sus mandos. Para impedir que se cerrasen las estaciones de radio y se aislase a la marinería, se dio a los Comandantes la orden de comunicar cada dos horas la situación geográfica de los barcos.» (3)

   A los radiotelegrafistas se les cursó el siguiente radio: «El Jefe de los Servicios de Comunicaciones del Ministerio de Marina ha sido detenido por complicidad con la rebelión. En su poder encontramos claves que también poseen los Comandantes de los buques. Desde este momento, y para que no seáis sorprendidos, si los conjurados alegan cumplir órdenes del Ministerio, no aceptéis ningún telegrama en clave. Todos los que partan de esta Nación serán transmitidos en lenguaje corriente. Considerad facciosos los que así no vayan.» (4)

   El 21 de julio, Matres, Comandante del «Méndez Núñez», pide permiso a Madrid para efectuar, con el Gobernador, un recorrido por las Islas. Pero Madrid le ordena el inmediato regreso a la Península. El 23, la marinería envía el siguiente mensaje: «U.M.R.A. vigilante. ¡Viva la Republica!» (5)

   «U.M.R.A.» son las iniciales de «Unión Militar Republicana Antifascista». El radio de Benjamín Balboa (6) había sido captado, y los marineros estaban a la expectativa, aunque, de momento, al observar que sus oficiales cumplían las órdenes del Gobierno de Madrid, se abstienen del uso de la fuerza. El crucero, en ruta de regreso a España, hace escala, el 28 de julio, en Freetown (Sierra Leona) para repostar. Allí, el Comandante recibe un telegrama de Canarias en el que se le propone unirse al Alzamiento. Pero la «U.M.R.A.» ha dicho que estaría vigilante, y lo está. ¿Por qué no se amotina? Quizá no tuviese seguridad en el triunfo. Posiblemente era una marinería más moderada que la de otros barcos, como después lo demostró. Pero está vigilante y avisa a Madrid. En el Ministerio, enterados de los probables planes de los oficiales de unirse a la sublevación, ordenan la vuelta a Fernando Poo. Es el 15 de agosto, y el crucero estaba ya en Dakar.

   El buque cumple, otra vez, las órdenes. Quizá, también, los oficiales eran más moderados que los de otros barcos.

   Anclan en Fernando Poo el 14 de agosto. Allí, la situación empieza a ponerse tensa. Eligen como Jefe al teniente de navío Bone, y destituyen al Comandante y a los demás oficiales. Planean un desembarco en Santa Isabel, pero el gobernador Sánchez Guerra, enterado, sube al buque, les arenga y consigue restablecer la calma.

   Todos los oficiales —excepto Bone— pueden bajar a tierra. Y el 30 de agosto el «Méndez Núñez» emprende de nuevo el regreso a la Península. Los oficiales desembarcados, de acuerdo con un agricultor simpatizante que se había puesto en contacto con un bananero alemán, se trasladan a él en una lancha, fugándose a Victoria (Camerún británico), y de allí a Las Palmas de Gran Canaria, «donde se encuentran con Bone que había conseguido escapar a nado.» (7)  (No tengo confirmación sobre este último detalle. Supongo que, de ser cierto, Bone se escaparía a nado cuando el barco estuviese anclado en algún puerto).


Milicias de F. E. de Santa Isabel (Guinea).
Meses antes del 18 de Julio existían milicias de Falange en Santa Isabel, organizadas por Luis Ayuso Sánchez-Molero, capitán de la Guardia Civil, las cuales apenas declarado el estado de guerra se presentaron correctamente uniformadas y equipadas en la forma que puede apreciarse en la figura.

   4.     — Sublevación en Fernando Poo: un tiro

   Según la Crónica de la Guerra de España, de Códex, la noticia de que el vapor «Fernando Poo» iba a llegar a Santa Isabel con un cargamento de armas para el Frente Popular y una tripulación revolucionaria, fue la que decidió la sublevación. Sin embargo, reconoce que cuando llegó (el 30 de septiembre, a Bata) únicamente portaba 6 fusiles y 1 pistola. O sea, la munición corriente de un mercante. Según las personas que vivieron aquellos días, que se sublevaron (también moderadamente) y que me han informado, la sublevación no tuvo relación alguna respecto a la llegada del «Fernando Poo».

   Todo lo contrario, pues el «Fernando Poo» arribó a Bata, en vez de a Santa Isabel que era su puerto de destino normal, precisamente por haberse insurreccionado la Isla.

   Como ya se ha indicado, la vida en Guinea había sido normal hasta mediado agosto. Por esas fechas, entre las idas y venidas del «Méndez Núñez» y su proceder respecto a la oficialidad, las escasas noticias que, con dificultad, se oían  por radio, el principio de escasez de suministros y el bloqueo de cuentas en los bancos (el único banco, el Exterior de España) impulsaron la tensión latente entre los dos bandos que, hasta aquellos momentos sólo había sido ligera incertidumbre.

—El Jefe de nuestra casa comercial —sigue informándome uno de mis comunicantes— había logrado huir de Barcelona y trasladarse a Lisboa. Desde allí nos explicó todo lo que significaba el Alzamiento: El terror impuesto en Barcelona por el proletariado dominante, y que aquello no era un pronunciamiento más., sino una verdadera guerra civil.

   El capitán Ayuso (de la Guardia Civil) propuso al teniente coronel Luis Serrano (de la Guardia
Colonial) la insurrección para ganar la isla a la causa nacional. Como el capitán Ayuso (que más tarde llegó a ser Director General de la Guardia Civil) era, entonces, Administrador Territorial en Santa Isabel, el mando militar, lógicamente, correspondía al teniente coronel Serrano, Jefe de la Guardia Colonial.

   —¿Era muy numerosa la Guardia Colonial? —pregunto.

   —Una compañía en Santa Isabel y dos en el continente. Estaba formada por soldados indígenas del continente (pamúes) en su casi totalidad. Los bubis (indígenas de la Isla), más instruidos, tenían, casi todos, ocupaciones  civiles o pequeños negocios; la mayoría eran propietarios agricultores.

   En estas condiciones, naturalmente, los dos militares tenían que contar con la gente de orden, aglutinándoles a favor de la sublevación pro-nacional.

   —La consigna fue presentarnos a las 12 de la noche del 18 de septiembre. Nos reunimos unos
cincuenta. Ninguno de nosotros pertenecía a ningún partido político. Pero el Frente Popular tampoco se había dormido, aunque siempre siguiendo la línea moderada que marca todo el proceso de la guerra en Fernando Poo. El mismo 18 de septiembre, destituye a Sánchez Guerra y nombra Gobernador a un medico-cirujano de mucho prestigio y potencialidad económica. Uno de los «triunfadores», no de los «fracasados», como hubiese sido lo lógico. (No me quieren dar su nombre. Yo lo he averiguado, pero quiero respetar el significativo silencio de mis comunicantes como correspondiente cortesía por los muchos otros datos que me han proporcionado.) El nuevo Gobernador ostentó su cargo sólo una noche (la del 18 al 19 de septiembre). Hoy es General de la reserva del Ejército español.

   —Se nos dio orden de detener, casa por casa, a los individuos del Frente Popular.

   —¿Hubo mucha resistencia?

   —No. Fue sencillísimo. ¿No ve que todos nos conocíamos?  Llamábamos,  entrábamos  y le  decíamos:   «Oye, Fulano,  quedas detenido;  tienes que venir conmigo.» El hombre se vestía y me acompañaba.

   —Así, ¿no se disparó ni un tiro?

   —Si. Se disparó un tiro. Sólo uno. Se hirió en la pierna a uno de ellos. Era uno que tenia un bar en la Plaza España (el «Chiringuito»). Más bien creo que fue un accidente.

   En la madrugada del 19, la isla de Fernando Poo ya es nacional. El teniente coronel Serrano se hace cargo del Gobierno y declara el estado de guerra, tal como habían hecho varios Generales dos meses antes. En realidad, era innecesario, puesto que el general Miguel Cabanellas, como Presidente de la Junta de Defensa Nacional, ya había firmado y proclamado en Burgos, el 28 de julio de 1936, un Bando cuyo articulo 1.° era:

   «El Estado de Guerra declarado ya en determinadas provincias, se hace extensivo a todo el territorio nacional.»

   Y sin embargo, inmediatamente, se viola el articulo noveno de ese mismo bando («Queda prohibido, hasta nueva orden, el funcionamiento de todas las estaciones radio-emisoras de onda corta o extracorta, considerándose a los infractores como rebeldes, a los fines del Código de Justicia Militar») precisamente para comunicar a Burgos la incorporación de la Isla al Bando nacional. Pero es que, naturalmente, ellos no conocían, todavía, tal Bando; y, aunque «el desconocimiento de la ley no exime el cumplimiento de la misma», la guerra es una cosa especial, Guinea es también algo especial, y la guerra en Guinea, como puede verse, fue extraordinariamente especial, Efectivamente, en contra del citado articulo noveno del Bando de Cabanellas, a uno de mis comunicantes se le ordenó el envío de un radio cifrado a Lisboa, al jefe de su casa comercial, informándole de los acontecimientos. Por mediación del Sr. Farina (más tarde Director del Banco de Crédito Local) que llevó el mensaje a Burgos, se enteraron allí de la victoria isleña.



 5.     — Fracaso de la sublevación en el continente

   En Bata, el Subgobernador (del Frente Popular) se negó a unirse a los sublevados de Santa Isabel. Quedaron, pues, incomunicados Isla y Continente. El 22 de septiembre hubo un pequeño intento de sublevación en Kogo (en plena selva) y se intentó una marcha sobre Bata, pero fue rechazada por las fuerzas gubernamentales. La mayoría de los madereros, sobre todo en las explotaciones forestales de Río Benito, huyeron al Camerún, y, muchos de ellos, desde allí se trasladaron a Santa Isabel en una lancha.

   Mientras tanto, el «Fernando Poo», buque de la Trasmediterránea que establecía el normal contacto comercial con la Península, se ha puesto en ruta hacia Santa Isabel.

   Y en Canarias, se ha constituido una fuerza de unos 200 voluntarios (8) que al mando del capitán Fontán, y como lugarteniente el capitán Hernández, se embarcan en un buque mercante, el «Ciudad de Mahón», al que se ha armado de un cañón. De estos dos hombres tan distintos, más tarde, el capitán Fontän será Gobernador de Guinea.
Voluntarios canarios en Fernando Poo.
Álbum familiar Casa Colón.



.6.     — Minibatalla naval

   Cuando, el 30 de septiembre, el «Fernando Poo» se encuentra en aguas intermedias entre la Isla y el Continente, no sabe a donde dirigirse, pues tanto desde Santa Isabel como desde Bata le están radiando que ellos son los gubernamentales y los otros los sublevados. Los primeros lo hacen con el propósito de apoderarse del barco (lo que de-muestra que no es cierta la circulación de la noticia de que iba a llegar con una tripulación revolucionaria bien armada, pues en tal caso seria suicida atraerlo) y los del Continente, porque era la verdad.

   En la duda, el radiotelegrafista del barco se comunica con Madrid, desde donde le aclaran la verdadera situación. (¡Si todos los militantes del Frente Popular hubiesen sido radiotelegrafistas quizá hubiesen podido ganar la guerra!)

   Ese mismo día, atraca en Bata. Y, al igual que el «Uruguay» en Barcelona, es destinado a prisión flotante. La habitarán unos pocos sacerdotes y otros sospechosos de «auxilio a la rebelión». En Santa Isabel han perdido la presa. Lo estaban esperando con la Guardia Colonial armada y un suplemento de bombas de fabricación casera. Pero el «Ciudad de Mahón», salido de Canarias, le ha seguido a distancia. Y se presenta a los pocos días (9) frente a Bata. Dispara contra el puerto y contra el «Fernando Poo». Los elementos gubernamentales huyen.

   El «Ciudad de Mahón» ha ganado la minibatalla naval.



 7.     — Dos desembarcos y dos sorpresas

   Al desembarcar los voluntarios canarios, toman fácilmente la ciudad, y liberan a los presos del «Fernando Poo». Sólo hay que lamentar la muerte de un sacerdote ahogado durante la breve lucha, probablemente al intentar escapar. La sorpresa se produce al día siguiente de la minibatalla. Alguien observa que el «Fernando Poo» está cambiando su silueta. Efectivamente, está escorando. En pocos momentos, se hunde. Había sido alcanzado en algún punto vital bajo la línea de flotación, pero nadie se había apercibido de la gravedad.

   El «Ciudad de Mahón» y sus voluntarios zarpan para Santa Isabel. Allí se les espera entusiasta y alegremente, no como liberadores (pues la isla ya es nacional y vive en paz, prácticamente sin problemas), sino como confraternizadotes de la causa común.

   Serrano como ya he dicho, se ha hecho cargo del Gobierno. Al ex gobernador Sánchez-Guerra se le ha embarcado en un barco holandés con destino a Europa, recomendándole:

   —Desde el sitio al que arribe, trasládese Ud. a Burgos y preséntese a las autoridades (lo cual cumplió al pie de la letra).

   Solo están custodiados algunos elementos del Frente Popular (de los que se entregaron sin resistencia el 19 de septiembre).

   En Santa Isabel, no hay tribunales de mayor instancia. Ni los había antes, porque a los  delincuentes se les enviaba a Canarias, ni los hay de nuevo cuño (ni tribunales populares, ni militares, ni de
represión, nada).

   La tranquilidad reina en la Isla.

   Hasta que llega el «Ciudad de Mahón».

   Desembarcaron airosos  los voluntarios canarios, uniformados con unos monos blancos.
Atracado de popa en Santa Isabel de Fernando Poo una vez finalizada su campaña bélica que acabó con el hundimiento de su compañero de flota Fernando Poo. 15 de octubre de 1936, brazo en alto, y la Falange predominando en el acto.

   —No recuerdo ni camisas azules ni boinas rojas. Tampoco uniformes del Ejército —me aseguran. Y en aquel momento, los canarios asimilan la segunda sorpresa guinea. Se les recibe con indiscutibles muestras de amistad y aplauso, pero con la bandera republicana, roja, amarilla y morada. Una banda
de música entona, solemnemente, el Himno de Riego. (10)



 8.     — La tercera sorpresa

   Dice «Cödex» (11) que «aunque no tardaron en surgir raros celos contra los expedicionarios de Canarias, algunos de los cuáles acabaron por asentarse definitivamente  en la colonia, los nacionales habían incorporado a su Alzamiento los lejanos territorios de Guinea».

   Es cierto lo de que «algunos acabaron por asentarse definitivamente». Respecto a la incorporación al Alzamiento, no puede negarse que, por lo menos en la Isla, ya había sido efectuada casi un mes antes.

   En cuanto a los «raros celos» hay que subrayar que los elementos de la fuerza expedicionaria, a los que se esperaba como amigos, se comportaron en líneas generales, como ocupantes.

   Inmediatamente después de una Misa de Campaña, que coincidió con la Fiesta de la Raza, el 12 de octubre de 1936, los canarios se hicieron cargo de cuanto significaba mando. Los presos, hasta entonces respetados, fueron maltratados y apaleados. Los que se habían sublevado (la gente de orden) tratados casi como «nacionales de 2ª clase» o «semirrojos».

   Nada me han dicho en contra del Jefe de la expedición (el capitán Fontán). Si, en cambio, respecto a otro oficial, al que apodaron «Mi caballo murió» pues siempre iba con una fusta de montar (¿o de pegar?) aunque no tenia caballo.

   Puede decirse que hubo represalia. No cruenta, no como la de Badajoz, pero si saliéndose algo de la línea moderada que hasta entonces había prevalecido.

   Esta tercera sorpresa fue, sobre todo, para los que se habían sublevado el 19 de septiembre. Aquellos hombres que querían trabajar en paz, que ninguno de ellos estaba afiliado a ningún partido político, pero que les gustaba el orden. Y, que al fin y al cabo, cuando aquella madrugada fueron, casa por casa, a buscar a los del Frente Popular, no sabían como iban a reaccionar estos. Y, sin embargo, a pesar de esta sorpresa, deciden, a través de la cámara Oficial Agrícola y Forestal de Bata y del Sindicato Maderero, donar el 20% del producto bruto realizado aquel año, a favor de 1a causa nacional. Esta aportación, en su lógica relatividad, fue de las más generosas (o la más) de las que pudieran contarse en otras provincias sublevadas.

   —Esta donación, ¿fue espontánea? —pregunto.

   —Totalmente.

   —¿No hubo coacción?

   —Ninguna, en absoluto.

   Como empezaban a escasear los víveres, se pidió aprovisionamiento a la Península (a la zona nacional, naturalmente). Les enviaron el buque «España nº 5» cargado entre otras vituallas de higos secos. Quizá no estaban previamente seleccionados o quizá se estropearon en ruta, pero hubo que tirarlos.

   Al poco tiempo, fue nombrado Gobernador, Manuel de Mendibil y Elío. Eficiente, de amplia nobleza y comprensivo, Guinea empezó, otra vez, a funcionar normalmente.

   Y los hombres que se habían sublevado y que habían conseguido la Isla para la nueva España, volvieron tranquilamente a su trabajo. Sin apetencias políticas que no les interesaban para nada. Estos son los que la Historia había abandonado. Estos, y otros, son los que allí estaban cuando España abandonó Guinea en 1968.

Desfile en Campo Yaundé de milicias de Falange ante las autoridades el domingo 27 de septiembre de 1936.

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(1)    En el intento de España para demostrar su descolonización, Guinea pasó a ser parte integrante de España, en 1959, dividida en dos provincias españolas (como Tarragona o Valladolid) que se denominaron Prov. de Fernando Poo y Prov. de Río Muni. Esto sirvió únicamente, para entorpecer, más de lo que estaban, las relaciones entre: españoles y guineos, entre guineos españolizantes y guineos independentistas, y entre españoles residentes en Guinea y burócratas españoles residentes en Madrid. Nueve años después, España no tuvo más remedio que conceder la independencia a Guinea. ¡Y así les fue a los guineos españolizantes y a los españoles guineos!
     De todas formas, esta transmisión de poderes se efectuó dentro de la más aséptica legalidad española. No así de los guineos. Caso más extraño, en cambio, es el de Marruecos del - que, oficialmente, aún no se ha notificado a los españoles que lo hemos perdido.
(2)    D. José Sánchez Guerra, ex ministro y ex Presidente del Consejo con Alfonso XIII, declaro en su mitin, en el teatro de la Zarzuela, de Madrid, el 27 de febrero de 1930: “Yo he sido siempre hombre monárquico, constitucional y parlamentario (...) No soy republicano, pero conozco el derecho que España tiene de serlo, si quiere." En resumen, repudia al Rey. No abraza claramente la Republica, ni se adherirá al "Pacto de San Sebastián" pero, prácticamente, se sitúa junto a Miguel Maura y Alcalá Zamora, quienes intentaban crear una Republica moderada.
(3)  D. Ibarruri y colabs., Guerra y Revolución en España; Edit. Progreso, Moscú 1967, tomo I, pág. 135.
(4) Manuel D. Benavides, La Escuadra la mandan los cabos; México 1944, pág. 135.
(5)  Crónica de la Guerra de España; Edit. Codex, II, 191.
(6)    Benjamín Balboa llegó a Subsecretario de Marina. ¡Buena carrera desde telegrafista! Más tarde, con motivo del hundimiento del Jaime I —y no siendo ya Subsecretario—, incluso se permitió destituir personalmente al contralmirante Valentín Fuentes, Jefe de la Base Naval de Cartagena, al que dio 24 horas para abandonar la plaza. (N. del A.)
(7)    Crónica de la Guerra de España; Códex II, 191.
(8)    Crónica..., de Códex, añade que también iban Tiradores de Ifni (Ejercito Regular). Mis comunicantes lo niegan. Los Tiradores de Ifni llegaron en 1940 (acabada ya nuestra guerra), cuando, al socaire de la II Guerra Mundial, se preveían posibles expansiones españolas colonialistas.
(9)    Crónica..., de Códex, dice "el 14 de octubre". No puede ser, porque el 12, Fiesta de la Raza, ya estaba en Santa Isabel, después de haber bombardeado Bata. (N. del A.)
(10) Este despiste, dadas las circunstancias de incomunicación, aunque en aquel momento pudiese extrañar a los expedicionarios, no es comparable con el sucedido a los voluntarios de la División Azul al llegar a Alemania en 1940. También les recibieron con el Himno de Riego, ¡cuatro años después de tener relaciones formales los gobiernos de Franco y de Hitler!
(11) Crónica...;  II, 192.

... desde que la paz volvió a nuestra Patria

En octubre se cumplirán los 48 años de la joven república de Guinea Ecuatorial. Unos meses antes de la independencia, en pleno aniversario de golpe de Estado de 1936, Franco dirigió un mensaje a los Guineanos, a través de Manuel Fraga Iribarne: "En estos días en que se cumple un aniversario más de la gloriosa efemérides de nuestro Movimiento en la vida española (...) Vosotros, mejor que nadie, sabéis hasta qué punto España ha procurado, en todo momento, desde que la paz volvió a nuestra Patria, atender a vuestras necesidades presentes y prever vuestro futuro. De las provincias guineanas España ha sabido hacer un territorio ejemplar, que se compara favorablemente, en el orbe africano en que se halla inscrito, por el nivel de vida, por el estado sanitario, por el número de alfabetizados, por tantos datos que acreditan su progreso. Pero, sobre todos esos bienes, el Gobierno español os ha traído el más deseable de todos: el bien de la paz. En un continente convulsionado por las luchas raciales, tribales y sociales, en el que determinados pueblos han caído en ciertos momentos en niveles próximos a la anarquía, las provincias de Guinea han vivido en paz, en trabajo y en orden, en una línea constante de progreso y de confianza, sin los que todo intento de mejoramiento hubiese sido imposible".
Miliciana luchando en Barcelona,
julio de 1936.

¿Paz?

Entonces, ¿no hubo guerra civil en territorio ecuatoguineano?
Lo cierto es que sí: el territorio y sus pobladores no fueron ajenos ni al conflicto y ni a sus consecuencias.

Un 18 septiembre, la Guinea Española se acostó republicana.... y a la mañana siguiente, nada volvió a ser igual.

En este blog, te facilitamos algunas piezas para que puedas armar tu propio puzzle.

Acompáñanos en este paseo por la Calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel.

Franco, preparando su "mensaje para Guinea".

domingo, 17 de julio de 2016

Mensaje de Franco a los Guineanos en el aniversario de golpe de Estado de 1936

Sello conmemorativo
de los XXV Años de Paz
El 20 de julio de 1968, como parte de los actos de aniversario del golpe de Estado de 1936, Manuel Fraga Iribarne, ministro de Información y Turismo, lee el Mensaje de Franco a los Guineanos, durante el acto de inauguración de las instalaciones de Televisión Española en Guinea Ecuatorial:

"Guineanos y españoles todos: En estos días en que se cumple un aniversario más de la gloriosa efemérides de nuestro Movimiento en la vida española, me dirijo a vosotros en el momento en que se inauguran en vuestra región los servicios de la Televisión Española. Este nuevo lazo que une a estas tierras con la Península es, en cierta manera, un símbolo de la relación que ha existido siempre entre ambos; lejanía en el espacio, pero preocupación perenne del Gobierno y de la Administración Central por vuestros problemas y presencia constante de una labor de mejoramiento de vuestra vida material, de vuestra economía y de vuestra evolución cultural. España, a través de su Historia, ha sabido siempre entregarse sin reservas, con amor y con entusiasmo a las necesidades, a los afanes y a las ilusiones de aquellos pueblos a los que fue uniendo sus destinos. Desprovista de prejuicios raciales de ninguna clase, sintiendo profundamente el precepto cristiano de la igualdad de todos los hombres, ni España ni los españoles se sintieron nunca ajenos, indiferentes o superiores a aquellos pueblos con los que convivieron y a los que incorporaron a la civilización occidental y cristiana. Todo esto, que fue cierto siempre, lo está siendo aún más con el Estado que nació el 18 de julio, porque, participando de esas mismas ideas fundamentales de las que hace un momento os hablaba, supo poner al servicia de las mismas una más amplia visión política y una más eficaz acción administrativa. Vosotros, mejor que nadie, sabéis hasta qué punto España ha procurado, en todo momento, desde que la paz volvió a nuestra Patria, atender a vuestras necesidades presentes y prever vuestro futuro. De las provincias guineanas España ha sabido hacer un territorio ejemplar, que se compara favorablemente, en el orbe africano en que se halla inscrito, por el nivel de vida, por el estado sanitario, por el número de alfabetizados, por tantos datos que acreditan su progreso. Pero, sobre todos esos bienes, el Gobierno español os ha traído el más deseable de todos: el bien de la paz. En un continente convulsionado por las luchas raciales, tribales y sociales, en el que determinados pueblos han caído en ciertos momentos en niveles próximos a la anarquía, las provincias de Guinea han vivido en paz, en trabajo y en orden, en una línea constante de progreso y de confianza, sin los que todo intento de mejoramiento hubiese sido imposible. En esta línea de progreso hacemos llegar hoy a vosotros uno de los más poderosos instrumentos de comunicación social que la técnica moderna ha puesto en manos de los hombres: la televisión. Con ella podréis encontraros más cerca de la vida de España y más identificados con las actividades y con los acontecimientos de ella, pero podréis también conoceros mejor entre vosotros mismos, puesto que esa televisión que ahora empieza a funcionar entre vosotros no sólo difundirá programas peninsulares, sino también los que se realicen en vuestro propio territorio. Existe una palabra muy frecuente hoy en el mundo internacional que lleva consigo, a justo título, una valoración negativa: colonialismo. Vosotros sabéis que España no es ni ha sido nunca colonialista, sino civilizadora y creadora de pueblos, que es cosa bien distinta. El colonialismo es la explotación del débil por el fuerte, del ignorante por el avisado; es la utilización injusta de las' energías del país dominado para beneficiarse con ellas el país dominante. La labor civilizadora es, precisamente, todo lo contrario; es la ayuda del mejor situado al que lo está menos, para hacerle avanzar en la búsqueda de su propio destino. Por ello, ahora hemos llegado al momento de evolución material, moral y política en que nos encontramos, en el que el camino del porvenir está plenamente abierto para vosotros. España, compenetrada con su Historia de madre de pueblos y con el espíritu de nuestra época, ha sabido ser leal también a las recomendaciones de las Naciones Unidas. En vuestras manos está vuestro propio destino y éste será tanto más brillante cuanto más os hagáis dignos de él. Ese destino depende de vuestra laboriosidad, de vuestro, deseo de superación, de vuestro sentido de la solidaridad y de la convivencia, de vuestra prudencia política en suma. Ese destino que vosotros habéis de construir con vuestras manos y con vuestras inteligencias, el Gobierno español y los que aún son vuestros compatriotas lo contemplan llenos de fe y de optimismo. Haceos dignos de estas esperanzas que suscitáis y no olvidéis nunca que España, que tanto Os ha dado, seguirá vuestra marcha hacia el futuro con el mismo amor y la misma comprensión que, hasta ahora, os ha mostrado. Ayudaos y se os ayudará y si, en vuestra marcha hacia adelante, los lazos políticos y jurídicos que entre vosotros y España existen, se transforman en un porvenir inmediato, los lazos morales seguirán siendo los mismos y una estrecha hermandad, basada en la libre determinación y en la independencia mutua de los dos pueblos presidirá como ahora, nuestras relaciones. 

Guineanos y españoles todos: «¡Viva Guinea!» «¡Arriba España!»."

Franco, preparando su "mensaje para Guinea".

domingo, 5 de junio de 2016

Día Mundial del Medioambiente

sábado, 28 de mayo de 2016

Medidas compensatorias

SOBRE MEDIDAS COMPENSATORIAS A CIUDADANOS ESPAÑOLES EX RESIDENTES EN LA ANTIGUA COLONIA DE GUINEA ECUATORIAL. PRESENTADA POR EL GRUPO PARLAMENTARIO CATALÁN (CONVERGÈNCIA I UNIÓ). (Número de expediente 161/002474).

El señor PRESIDENTE: Pasamos al punto siguiente del orden del día, punto 5.º, proposición no de ley sobre medidas compensatorias a ciudadanos ex residentes en la antigua colonia de Guinea Ecuatorial, presentada por el Grupo Parlamentario Catalán de Convergència i Unió, para cuya defensa tiene la palabra el señor Xuclà. El señor XUCLÀ I COSTA: Paso a defender una proposición no de ley sobre un tema que, desgraciadamente, ya es clásico en esta Comisión de Asuntos Exteriores y que me gustaría que algún día dejara de ser objeto de nuestra atención y de los incumplimientos por parte de los Gobiernos de turno, de las mayorías y de los partidos de oposición de turno que apoyan lo que apoyan y que cuando llegan al Gobierno no cumplen con lo que han apoyado cuando estaban en la oposición. Señorías, en el mes de febrero de 1969 el Gobierno ordenó la evacuación urgente de todos los ciudadanos españoles residentes en Guinea Ecuatorial, antigua provincia que había accedido a la independencia el 12 de octubre de 1968. Tras de sí, estos ciudadanos dejaron todos sus bienes y como consecuencia de su marcha se interrumpió la explotación de las plantas de cacao y café de su propiedad. El 3 de agosto de 1974 se produjo un golpe de Estado en la República de Guinea Ecuatorial, alzándose con el poder el actual presidente, Teodoro Obiang Nguema, quien solicitó a los propietarios españoles, especialmente a los agricultores, que volvieran a Guinea y pusieran de nuevo en funcionamiento las plantaciones que se encontraban abandonadas. Algunos propietarios volvieron a ocupar sus fincas e invirtieron cantidades importantes de dinero para ponerlas en marcha. Sin embargo, este nuevo intento también terminó en fracaso por cuanto el café y cacao recolectado quedaba intervenido en su exportación por el Gobierno de Guinea Ecuatorial, quien liquidaba al propietario solo el 10% del valor en el mercado internacional, circunstancia que, al hacer inviable la explotación, supuso en la mayoría de los casos su abandono al cabo de unos años. Los ciudadanos españoles —la mayoría de los cuales, por cierto, catalanes— que abandonaron Guinea Ecuatorial, a diferencia de lo que sucedió con los antiguos residentes en otras excolonias, no recibieron ningún tipo de indemnización, más que una mínima cantidad en concepto de ayuda social, ni crédito que les permitiera, bien resarcirse en parte del perjuicio económico que padecieron por culpa del abandono del Gobierno de la época, bien reiniciar su vida en el territorio peninsular o insular. A lo largo de los años han sido numerosas las iniciativas parlamentarias que ha presentado este grupo parlamentario. Ya en el lejano 1993 –señorías, estamos hablando de hace veintiún años– este grupo parlamentario interrogó al Gobierno sobre la situación de los ex residentes en Guinea Ecuatorial, y posteriormente, el 5 de abril del año 1995, el diputado portavoz de este grupo en la Comisión de Asuntos Exteriores, el señor don Lluís Recoder, presentó una primera iniciativa, una primera proposición no de ley referida a este asunto. El objetivo de aquella proposición no de ley era resolver definitivamente, en 1995, el problema de las personas que abandonaron la excolonia como consecuencia del deterioro de las relaciones entre el Gobierno español y el Gobierno de Guinea. El año 1995 esta Comisión aprobó instar al Gobierno, por una parte, a elaborar en el plazo de seis meses el censo en relación con los españoles que tuvieron que abandonar la colonia, y por otra parte, se establecía que en el plazo de dos meses a contar desde la elaboración de dicho censo, se deberían concretar las medidas de compensación. Señorías, este censo que esta Comisión de Asuntos Exteriores mandó elaborar al Ministerio de Asuntos Exteriores el año 1995 existe, pero el Ministerio de Asuntos Exteriores nunca le ha dado luz, le ha dado carta de naturaleza. Este censo se lo puedo trasladar, existe, con lo cual hay una relación clara de personas afectadas con las cuales se tendría que afrontar una compensación, una reparación de carácter no estrictamente económico. Por esto, en junio de 2003, en julio de 2004 y en la última reunión de la Comisión de 22 de diciembre de 2005, este grupo parlamentario instó otra vez al cumplimiento de lo acordado el año 1995. Señorías, el último antecedente es del año 2009.
Les quiero recordar brevemente los tres puntos que aprobamos el año 2009. En primer lugar, comunicar de forma inmediata al Gobierno los trabajos realizados para la elaboración del censo de residentes y propietarios españoles en Guinea Ecuatorial. En este sentido, el embajador Elorza llegó a comparecer ante esta Comisión de Asuntos Exteriores cuando era secretario general en el Ministerio de Asuntos Exteriores, para dar cuenta de la elaboración de este censo; censo que nunca ha tenido una repercusión en forma de reparación de los residentes en Guinea Ecuatorial. El segundo punto aprobado, señorías, por última vez el año 2009 planteaba presentar un plan para la reparación económica de los propietarios españoles en Guinea Ecuatorial que perdieron sus bienes y derechos por la declaración de independencia del país, con el acuerdo —esta compensación— del Gobierno de España. Y en tercer y último lugar, el año 2009 también aprobamos en esta Comisión prestar asistencia consular a los antiguos residentes españoles en Guinea Ecuatorial que se vieron perjudicados en sus bienes y propiedades con motivo de los actos discriminatorios del Gobierno de aquel país y acudan a los tribunales ecuatoguineanos en defensa de sus intereses. Señoría, traigo a debate en esta Comisión un tema sobre el que todos los grupos presentan iniciativas, algunas de las cuales incluso han sido aprobadas, presentadas por otros grupos parlamentarios, pero para las que parece que nunca se encuentra una solución real y una solución más viable. Lo más grave de esta aparente imposibilidad de hallar una solución que corrija la injusta situación de quines abandonaron Guinea es que está vulnerando flagrantemente los derechos de estas personas, que no pueden acceder a una compensación por sus pérdidas económicas. Señorías, estamos hablando de un asunto de largo recorrido que se inició en el año 1993, que se aprobó en el año 1995, y quiero reiterar, señorías, señor presidente, que cuando el grupo del Gobierno ha estado en la oposición ha apoyado estas iniciativas, y cuando el grupo de la oposición actual ha estado en el Gobierno también ha apoyado estas iniciativas; y son muchas las cartas de actuales diputados o de exdiputados de esta Comisión de Asuntos Exteriores dirigidas a la comunidad de ex residentes en Guinea Ecuatorial apoyando las iniciativas, esta hoja de ruta de los tres puntos, que en su momento acordamos en esta Comisión de Asuntos Exteriores. Antes, y con esto termino, hablábamos de los errores del año 1975 en el Sáhara Occidental y de las consecuencias de los errores de los Gobiernos en un momento determinado. Pues bien, señorías, es evidente que en el año 1968, en el año 1969 y en el año 1974 se hicieron mal las cosas en Guinea Ecuatorial y que la reparación, no solo económica pero también económica, está pendiente, con un censo elaborado por el Ministerio de Asuntos Exteriores —sobre el cual les puedo trasladar copia— y una solución que está pendiente de la voluntad del Gobierno del momento. Es simplemente indignante esta inactividad, esta ausencia de iniciativa política por parte del Gobierno. Espero que esta tarde sea la excepción, espero esta tarde de todos los grupos, pero especialmente del grupo de la mayoría, una respuesta constructiva y una propuesta realista.

El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Socialista, tiene la palabra el señor Sáez.

El señor SÁEZ JUBERO: De entrada quiero decir que compartimos la oportunidad, el tono y el contenido de la iniciativa que ha presentado el Grupo Parlamentario de Convergència i Unió. Es cierto que en esta Comisión de Exteriores hoy ha querido la coincidencia que tratemos dos temas que tienen un punto de conexión, que son el proceso de descolonización y el abandono de los territorios que fueron parte del Estado español, como Guinea Ecuatorial y el Sáhara, además de que fue un proceso con muchos errores, con muchos agravios como hemos podido comprobar por el contenido de esta propia proposición no de ley, a los cuales el conjunto de los ciudadanos españoles parece que tiene en el absoluto olvido. Y para ello, desde esta Comisión de Exteriores de este Parlamento parece que tiene interés, aunque reproduzcamos debates que han tenido lugar periódicamente en esta Comisión y en los mismos términos, recordar las justas reclamaciones de los ciudadanos españoles que vivieron en Guinea Ecuatorial y que además han estado permanentemente en contacto con los grupos parlamentarios, para que puedan seguir reclamando justicia por aquellas propiedades que dejaron en el país, por las que hoy todavía están pendientes de ser indemnizados. Justa era la reclamación que hacía nuestra compañera Isabel Pozuelo también en el caso del Sáhara, y yo creo que tiene un punto de conexión, sobre las peticiones de nacionalidad española de los saharauis que por origen o residencia en España lo hubieran solicitado. Afecta a un colectivo muy pequeño. En el caso de Guinea Ecuatorial es verdad que afecta a un colectivo mayor, pero no se trata tampoco de cantidades indemnizatorias desorbitadas, aparte de que se trata de una cuestión de justicia. Es, como ha dicho el señor Xuclà, un debate recurrente en el que nuestro grupo ha fijado siempre una posición a favor de esta resolución, y así va a ser también en el día de hoy en la iniciativa que presentan. Debo recordar que los propietarios españoles que tenían propiedades en Guinea Ecuatorial únicamente recibieron, y por sentencia del Tribunal Supremo de 15 de febrero de 1993, una indemnización por los gastos de desplazamiento, auxilios de retorno y bolsa de viaje que los equiparaba a los repatriados del Sáhara, pero que nunca han visto recompensadas las propiedades que tenían en el momento de la descolonización. Es cierto que el Gobierno ha hecho esfuerzos; es cierto que incluso miembros de esta Cámara, miembros de esta Comisión de Exteriores, en su función de diplomacia parlamentaria, han tenido incluso ocasión de plantear esta cuestión directamente al presidente Obiang, —lo han hecho los ministros de Exteriores— para una solución negociada a esta cuestión, y que pese a alguna aceptación de esas reclamaciones nunca han tenido una solución. Por tanto, ni la vía diplomática ni la vía gubernamental han hecho que el Gobierno Obiang haya finalmente aceptado estas reclamaciones. Quiero también poner en valor, y es justo reconocerlo, el trabajo de la Asociación de Antiguos Residentes en Guinea Ecuatorial, muchos de ellos ya de edad avanzada, a los que les gustaría que este tema ya no se demorara más, porque aparte hay un afecto sobre el país, sobre Guinea Ecuatorial. Además, sería justo que algún día, en un periodo breve, pudieran ser indemnizados y reconocida su situación. Quisiéramos también poner de relieve —y para eso propondremos una enmienda in voce al grupo proponente— que esta situación también se reproduce en cierto modo después de la descolonización. Son bien conocidas situaciones de empresarios españoles que también han tenido problemas con el Gobierno; problemas que tienen que ver con situaciones de corrupción, que tienen que ver con la seguridad jurídica —o la inseguridad jurídica, para ser más exactos— y que también deben tener el acompañamiento del Gobierno en sus justas reclamaciones. Recordemos que en Guinea Ecuatorial todavía están viviendo aproximadamente 1.500 españoles y que hay muchos pequeños empresarios. Miembros de esta Cámara han podido conocer que hay empresarios españoles que se ganan la vida en Guinea, a veces en condiciones difíciles, que tienen actividad económica allí —hay una colonia importante— y que ahora precisamente que nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores está tan preocupado por la diplomacia económica y por la marca España, deben tener también el acompañamiento y el apoyo de nuestro Gobierno. Estamos fuera de los grandes contratos del Gobierno Obiang por otras razones, pero hay pequeñas pymes, algunas catalanas, otras de otros sitios de España, que tienen su actividad allí y que, por tanto, producen riqueza también para nuestro país. Les decía que me permito hacer dos aportaciones in voce a la proposición no de ley del Grupo Parlamentario de Convergència i Unió por si fueran aceptadas por el grupo proponente. En el punto número 3, el grupo proponente habla del derecho de indemnización y de que el Estado indemnice sin perjuicio del derecho de repetición después al Gobierno de Guinea Ecuatorial. A nosotros nos parecería más adecuado el acompañamiento en las reclamaciones al Gobierno de Guinea Ecuatorial, sin que significara ya automáticamente un derecho de indemnización a cargo de los Presupuestos Generales del Estado, y por tanto del Gobierno de España. Y luego quisiéramos añadir un cuarto punto que nos parece que redondea un poco esta iniciativa parlamentaria, que es instar al Gobierno a que se interese también ante el Gobierno de Guinea Ecuatorial precisamente por estos empresarios que por situaciones ajenas al mercado han visto perjudicados sus derechos económicos desde el año 1968, y que se exijan, si es legítimo y ajustado a derecho, sus correspondientes compensaciones o indemnizaciones.

El señor PRESIDENTE: Por el Grupo Parlamentario Popular, tiene la palabra el señor Márquez.

El señor MÁRQUEZ DE LA RUBIA: Lo primero que he de decir es que cuando recibimos la proposición no de ley del Grupo Parlamentario de Convergència i Unió y leímos su texto no pudimos por menos que experimentar un sentimiento de receptividad, plena receptividad a lo que se incluía tanto en el petitum como en la exposición de motivos. No puede ser de otra forma porque esto, como el propio señor Xuclà ha manifestado en su intervención, es una petición reiterada y que ha contado, por otra parte, con la aprobación o el beneplácito de unos u otros grupos, estando en la oposición o en el Gobierno, y hay que reconocerlo así en este momento, a lo largo de estos años, desde 2004, que creo que por otra parte fue la primera vez en que Convergència i Unió presentó una proposición de este tenor o de este cariz, o prácticamente igual a la que ahora se presenta. Y con esa receptividad hemos tomado, estudiado y tratado el asunto, evidentemente, solicitando los informes correspondientes al Gobierno, al cual se le presupone que debe tener algo que decir cuando se le insta a una cuestión como esta. También nos hemos reunido —es lo primero que hemos hecho, y así lo debo decir— con los afectados, los que todavía permanecen después de tantos años; nos hemos reunido con esa asociación que ya se ha mencionado en las intervenciones anteriores, la Asociación de Ex Residentes en Guinea Ecuatorial, personas evidentemente de avanzada edad todos ellos, y yo creo que ha sido una experiencia muy gratificante en ambos sentidos, porque es muy gratificante ver a personas que son capaces de mantener una reivindicación que consideran justa y legítima a lo largo del tiempo. En este momento de sus vidas, muy prolongadas, incluso habiéndose quedado muchos por el camino, sin embargo, entienden que es de justicia y de derecho seguir reclamando lo que consideran justo. Nosotros, desde el Grupo Popular, creemos que es importante reconocer la justicia de los hechos, y también es importante ser honesto en la contestación a las personas que lo reclaman, estando donde estemos, en la oposición o en el Gobierno. Como representantes del pueblo que somos, se nos supone honestidad en los planteamientos, y eso pretendo hacer yo aquí esta tarde: ser honesto en cuanto a la contestación a la reiterada petición que se manifiesta en esta proposición no de ley que presenta el Grupo Catalán de Convergència i Unió. Verán ustedes: los informes que nos presenta en este momento el Gobierno lo único que hacen es reiterar informes anteriores (por cierto, del anterior Gobierno) y que han sido puestos de manifiesto de una forma veraz e indubitada en escritos de miembros del Grupo Parlamentario Socialista. El último, por cierto, de la exministra de Asuntos Exteriores Trinidad Jiménez, en carta de mayo de 2013, hace exactamente un año, a la Asociación de antiguos residentes, en la cual les dice, y les dice con razón además, que se trata de un asunto complejo y de difícil solución, que no resulta exigible en términos jurídicos el reconocimiento de un supuesto derecho de indemnización pero que en la medida de lo posible los Gobiernos socialistas y ella se comprometen a intentar impulsar la situación. No podemos estar más de acuerdo con estas palabras, señor Sáez. No podemos estar más de acuerdo porque es, por otra parte, lo que nos dicen los informes: que parece difícil encontrar un camino jurídicamente aceptable al supuesto derecho de indemnización. Lo cual no quiere decir que no sea justa la petición; lo cual no quiere decir que no compartamos la veracidad de los hechos que estamos planteando esta mañana, y lo cual no quiere decir que el camino pueda terminar de esa manera. Sin embargo, creemos que esa petición que se hace, que por cierto, y debo decirlo, quizás es lo primero que tendría que haber dicho, ha sido cumplida en parte, ese censo está elaborado realmente, está y consta en el Ministerio de Asuntos Exteriores, se ha elaborado, no ahora sino anteriormente en el tiempo. Todo ello no quiere decir que no sea posible seguir impulsando una reclamación para ver si es que existe posibilidad de otras vías, no las jurídicas que parece que han terminado, no por voluntad política sino porque los tiempos y las decisiones de los tribunales son los que son. Reitero, y con ello concluyo: con la máxima receptividad, con la simpatía y cercanía a la asociación, y por tanto a sus miembros, y reconociendo la justicia de la reclamación como tal, no podemos votar a favor de una reclamación que no tiene un camino jurídicamente aceptable y por tanto sería no ser honesto dar una contestación que no fuera la que estamos dando en este momento.

El señor PRESIDENTE: Señor Xuclà, tiene la palabra.

El señor XUCLÁ I COSTA: El diputado señor Sáez ha presentado dos enmiendas in voce. Si le parece bien, puedo fijar mi posición al respecto. Sobre la primera, no la acepto, prefiero el redactado inicial del punto número 3. Y sobre la segunda enmienda in voce estoy absolutamente abierto, aunque no tenga nada que ver la situación de los empresarios actuales con los antiguos residentes, pero son dos causas de justicia y estoy absolutamente dispuesto a aceptarla si usted me plantea un redactado que podamos leer al final de la Comisión y haga llegar a la Mesa.

domingo, 15 de mayo de 2016

El hombre con remordimientos

Hubo un tiempo en el que Arturo Pérez-Reverte, el enfant terrible de las letras ibéricas fue enviado especial del diario Pueblo. «Cuando estaba en el diario Pueblo me iba a África, pasaba allí dos meses y a la vuelta decía: “Mira, tengo esto”, y lo ponían en primera. Pero eso se acabó». De ese período quedan las crónicas "Guinea Ecuatorial: ahora o nunca" y un rosario de relatos propios y ajenos, que -tal vez- algún día se puedan leer en un único tomo...

Mientras, disfrutemos de El marino que lloraba:

Alguna vez he hablado aquí de remordimientos. De lo poco que se llevan en los últimos tiempos, si es que alguna vez se llevaron. De la facilidad con que nos fabricamos, en el acto, excusas útiles para ignorarlos. El estado del bienestar incluye eso, imagino. El bienestar personal a toda costa. El no sentirse responsable, o culpable, de nada. Pero no siempre es así. A veces, el daño infligido a otros sigue presente en nuestra memoria y nos acompaña hasta el final, obligándonos a mirarlo cara a cara. No sé ustedes, pero en mi archivo personal tengo algunos remordimientos, o estragos que tienen mucho que ver con ellos. Fueron muchos años pisando caminos raros y cristales rotos. Y ninguna supervivencia es impune, claro. Algunos, con eso, hacemos novelas. O escribimos artículos como éste.

Era un niño cuando conocí al primer hombre con remordimientos. Alguna vez he dicho -hay días, maldición, en que me parece haberlo dicho casi todo- que crecí entre marinos mercantes, escuchando sus historias de singladuras, temporales y puertos. O al menos las que mi madre les permitía contar delante de una criatura. De todos ellos, incluso más que los capitanes de petroleros amigos de mi padre, mi marino favorito fue siempre mi tío Antonio, capitán de la Trasmediterránea. Solía reunirse con sus dos más queridos amigos, compañeros desde la escuela de Náutica, con los que permaneció unido toda su vida, incluso cuando los tres ya mandaban barcos. Se llamaban Salvador y Ginés. Yo era una especie de sobrino honorario de todos ellos y me gustaban mucho las historias del mar, así que era frecuente que me sentase en su compañía, escuchando mientras fumaban paquetes enteros de Players, bebían café y vaciaban botellas de whisky con etiquetas espectaculares al tiempo que hablaban de amarres en Veracruz, guardias nocturnas en el estrecho de Malaca, temporales en el Atlántico Norte o peleas en los bares de Rotterdam. Eran marinos de verdad. Amos de su barco después de Dios, e incluso antes. Marinos de toda la vida.

Salvador era flaco y moreno, muy afectuoso conmigo, y tenía una hija pequeña de la que yo andaba enamoradísimo. Durante la Segunda Guerra Mundial, con apenas veinte años, Salvador había estado navegando como alumno en un mercante que fue torpedeado en el Atlántico por un submarino alemán. Imaginen el efecto que eso me causaba, y la avidez con que escuchaba el relato cuando la historia surgía de nuevo: el barco navegando sin luces en la noche, la guardia en el puente, el desconcierto tras el impacto del torpedo, los hombres saltando al agua entre las llamas, los supervivientes amontonados en un bote y una balsa, sucios de petróleo, temblando de frío, algunos de ellos heridos. Y los días que pasaron a la deriva, sin comida ni agua, hasta que tuvieron la suerte de ser rescatados.

Era en ese punto donde la historia de Salvador se volvía aún más dramática; y prueba de la impresión que me causó es lo perfectamente que la recuerdo, cincuenta años después, en todos sus detalles. Los supervivientes, como digo, se hacinaban en un bote; y los que no cabían en él, entre ellos varios hombres heridos, iban detrás, en una balsa de madera unida al bote por un cabo. Había una fuerte marejada, con mar que rompía a veces, y los tirones del cabo de la balsa remolcada en la popa del bote hacían que éste embarcase mucha agua, poniéndolo en peligro de hundirse. Se desató a bordo una violenta discusión entre los partidarios de cortar el cabo y dejar la balsa a su suerte, y los que se negaban a abandonar a los compañeros. Quedó la cosa en mantener la balsa a remolque; pero, durante la noche, alguien del bote cortó el cabo. Los despertaron a todos las llamadas de angustia de los hombres que quedaban atrás, a la deriva, gritando en la oscuridad. Sus voces apagándose poco a poco hasta que dejaron de oírse. Y luego, sólo el sonido de las olas, la negrura del mar y el silencio de los hombres callados en el bote. Fueron rescatados tres días más tarde por un destructor inglés; pero de la balsa y sus ocupantes, nunca más se supo.

Oí contar a Salvador tres o cuatro veces aquella historia, y recuerdo muy bien su voz quebrándose al llegar a ese momento del relato. Sus silencios intermitentes y su modo de inclinar un poco la cabeza, mirando con fijeza el cigarrillo que le humeaba entre los dedos o el contenido de su vaso de whisky. «¡No nos dejéis aquí!», decía, recordando las voces que se alejaban en la noche. «¡No nos dejéis aquí!», insistía como si aún escuchara aquellas palabras. Y mientras las repetía una y otra vez, se le llenaban los ojos de lágrimas.

martes, 8 de marzo de 2016

La Gürtel del gobierno de derechas y Guinea

La "denuncia Nombela" o "Caso Tayá" es una historia vieja... el gobierno de derechas de la II Rpública tuvo su propia caja B, su respectivo conseguidor  y un desconocido A. Lerroux que acabó generando la caída del gobierno de derechas en la II República... caída inesperada para los partidos que integraban la coalición, y cuya frustración por la consecuente victoria del Frente Popular desencadenó la ruptura del 18 de julio de 1936.
La “denuncia Nombela” es un claro ejemplo de que, como otros episodios de la historia europea, las “lejanas realidades coloniales” influyen de modo decisivo en la política de la Metrópolis y en la vida de los colonizadores. Insuficientemente destacado por la historiografía, la gravedad de los hechos puestos en conocimiento de las Cortes en noviembre de 1935 por el Inspector General de Colonias precipitaría la ruptura de la coalición conservadora que gobernaba desde 1933, formada por la Confederación Española de Derechas Autónomas (CEDA), liderada por José María Gil-Robles, el Partido Radical de Alejandro Lerroux y grupos menores. La revelación por Nombela del entramado de corrupción que, por comisión u omisión, minaba las estructuras de los partidos políticos en el poder y a sus dirigentes, tuvo un profundo impacto en la opinión pública. El descrédito consiguiente de las instituciones republicanas fue causa determinante -junto a otras- en el hundimiento de aquel régimen, al precipitar las elecciones de febrero de 1936. La victoria del Frente Popular en un ambiente de máxima polarización sería el pretexto de la sublevación militar que desembocó en la Guerra Civil. Acontecimientos que, pese a los cortafuegos ideados durante la Transición tras la muerte del general Francisco Franco, siguen gravitando en la conciencia colectiva de España, condicionando su vida política hasta la actualidad.
Es un tema ampliamente estudiado, que merece la pena leerlo de la pluma de Donato Ndongo-Bidyogo en "Corrupción en la II República: el caso Nombela" o en "Guinea Ecuatorial durante la II República. El ‘escándalo Nombela’. Implicaciones de un caso de corrupción colonial".

Incluso entre la documentación elaborada por José Antonio Primo de Rivera en la prisión de Alicante, se incluye la referencia al "Asunto de Guinea..." como parte de su "síntesis moral" de los motivos que condujeron a la "rebelión" en julio de 1936.

Pero el escándalo guineano no sólo supuso la caída de la coalición de derechas, y la espiral de violencia de los años posteriores:
el escándalo de la Gürtel colonial de rebote deslegitimó al gobernador Luis Sánchez-Guerra, hermano de Rafael Sánchez-Guerra Sainz (Secretario General de la Presidencia de la República durante el mandato de Niceto Alcalá Zamora, del 11 de diciembre 1931 al 7 de abril de 1936), por lo que su posterior renuncia permitió el triunfo de los golpistas en la isla de Fernando Poo el 19 de septiembre de 1936.

Igualmente, se da la paradoja de que la euforia frenteamplista de los escasos republicanos de la Guinea Española con la caída del gobierno de la CEDA supuso la declaración del estado de excepción en la colonia el 5 de junio de 1936 y la aplicación del artículo 5º a éstos, encontrándose desterrados y confinados en Canarias cuando los golpistas se hicieron cargo de las cárceles en el archipiélago. Así, se verían acusado de rebelión... pese a estar privados de libertad durante el golpe de Estado del 36.

lunes, 22 de febrero de 2016

Los republicanos de Fernando Póo felicitan al Diario La Libertad


Como expresión de la euforia de los autodenominados "republicanos" en la Guinea Española ante la caída de la coalición de derechas por la Gürtel colonial del gobierno de derechas, el Diario "La Libertad" de Madrid recoge en su edición del 22 de febrero de 1936 el texto de un telegrama de apoyo por parte de los republicanos de Fernando Poo, deseando "grandes beneficios a España y Guinea" y felicitación al diario por su trabajo de investigación periodística de la trama.

Lo firman públicamente apellidos conocidos, los cuales meses después serán encausados por su lealtad republicana: Serrano, Roldán, Martínez Verdú, Gomáriz, Lirola, Gay, Vicente Gil, Santiago Gil, Moltó, Domínguez, Allende, García, Abenza, Borlet, Pallarés, Santacoloma, Montilla...

Tristemente los irás conociendo en este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel.

No son muchos: La historiografía franquista se referirá a ellos como «una docena de descontentos sin prestigio ni arraigo: un comerciante de Santa Isabel, don Jaime Gay Compte, hombre apasionado y violento; un contratista de Obras, José Serrano Roldán, aventurero procedente de Tánger, que había creado en la isla una logia llamada "Fernandina número 17", filial de otras de Valencia y Barcelona; un médico, Abelardo Lloret, y unos cuantos funcionarios de menor cuantía y colonos descalificados».

Aunque el informante de José Luis Vila-San Juan en "El curioso alzamiento en Guinea" afirmará que eran alguno más:
El llamado Presidente del Frente Popular —único partido existente en Fernando Poo— había ido reclutando a sus adeptos casa por casa (como quien hace seguros), ya que en el Casino —una especie de club privado— sólo tenían entrada los propietarios y apoderados, lo que significaba que, aun en la eventualidad de que hubiera podido hacer allí su propaganda, poca clientela hubiese conseguido...
—En total logró reclutar unos 150 hombres. Pero, nunca fueron extremistas. Era un Frente Popular muy moderado.
Estos 150 de Vila-San Juan... acabarán en su mayoría en el campo de concentración construido en el antiguo lazareto de Gando tras el golpe de Estado de la noche del 18 al 19 de septiembre de 1936.

martes, 16 de febrero de 2016

Guinea Lusitana

¿Recordáis cuando se modificó el parte meteorológico del telediario para que los españoles (y no sólo los escolares) dejaran de pensar que las islas Canarias eran mediterráneas y se ubicaban al sur de las islas Baleares?...

Pero eso no es nada..., ¡apiadaos de la generación que aprendió que Fernando Poo y Río Muni estaban a escasas millas al oeste de Lisboa o que el archipiélago filipino era mediterráneo y se ubicaba al sur de Baleares!




Título uniforme: [España. Mapas generales. 1877. ]
Título: España y Portugal [Material cartográfico] : para uso de las Escuelas / por D. José P. Morales
Datos cartográficos: Escala: 1:1.600.000
Autor: Morales, José Pilar, Imprenta de Gregorio Hernando
Fecha: 1877
Datos de edición: Madrid : Hernando (Madrid : Lit. de N. González)

lunes, 9 de noviembre de 2015

La selva siempre triunfa

Este paseo por la Calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel hace énfasis en el golpe de Estado de 1936 y sus consecuencias para el África ecuatorial.

Si quieres conocer un poco más te recomendamos la lectura del blog de Antonio M Carrasco especializado en la Novela colonial hispanoafricana:

NOVELAS DE LOS TERRITORIOS ESPAÑOLES DEL GOLFO DE GUINEA: LA SELVA SIEMPRE TRIUNFA de GUILLERMO CABANELLAS



CABANELLAS, GuillermoLa selva siempre triunfa (Editorial Ayacucho. Buenos Aires 1944. 295 páginas; Ediciones del Cobre. Barcelona 2009. 309 páginas).

El gobernador republicano Gustavo de Sostoa
La II República provocó algunos cambios en el régimen colonial español. Menos de los que pudiera esperarse, por falta de tiempo o de voluntad política. Porque cualquier intento de suavizar el dominio colonial era un paso para la independencia y la República no pretendió nunca la independencia de las colonias africanas. Esto sería consecuencia de la política internacional que España mantuvo. No obstante se hicieron algunos tímidos cambios, empezando por el de autoridades y funcionarios más señalados en Guinea y Marruecos. No todos los cambios fueron oportunos. Por ejemplo, en Marruecos se sustituyeron a los interventores militares del territorio –lo mejor formados de los militares africanistas y los que conocían los idiomas locales- por otros funcionarios que no tenían la preparación suficiente y se aumentó el impuesto llamado tertib que provocó un descontento general. En Guinea se intentó, y subrayo que tímidamente, cambiar algo el régimen de los indígenas. A la colonia tropical llegaron nuevos gobernadores (que yo no eran marinos militares) y algunos funcionarios con ideas nuevas y aires renovadores. Pero igualmente ajenos a la situación de la colonia. En España nunca hubo una escuela colonial en la que se formaran los funcionarios destinados a África. Llegaban allí atraídos por los buenos salarios y la calidad de vida, pero lo desconocían casi todo. No es de extrañar que los gobernadores de Guinea en el siglo XIX, en sus informes, pidieran abandonar la colonia cuando habían sido nombrados para lo contrario. Tampoco es de extrañar que en la bibliografía colonial española no se encuentren obras sobre antropología, etnografía o lingüística. Las pocas que hay son muy tardías.
Durante la II República llegaron a Guinea, como decía, una generación de funcionarios renovadores que plasmaron sus ideas en libros y opúsculos incendiarios. Si en Marruecos no encontramos verdadero anticolonialismo aunque haya antibelicismo, en la Guinea española si vemos un primer anticolonialismo español. Yo diría que el único en cuanto a África española se refiere. Fundamentalmente la crítica a la política colonial se concentra en cuatro publicaciones que enumero:

  1. Misioneros, negreros y esclavos de Emilio Carles (1932).
  2. ¡Esclavos! (Notas sobre el África negra) de Guillermo Cabanellas (1932).
  3. La Guinea incógnita. Vergüenza y escándalo colonial de Francisco Madrid (1933).
  4. Guinea mártir de Miguel Ángel Pozanco (1937).




Emilio Carles no es un anticolonialista declarado, al menos en lo que escribe, pero ataca con dureza la trato al indígena al que se obligada a trabajar y se reclutaba a la fuerza ya que consideraba que era una forma de esclavitud. También ponía su punto de mira en la falta de planes estatales (por ejemplo la educación se dejaba casi exclusivamente a los misioneros) lo que retrasaba el desarrollo de la colonia. El periodista Francisco Madrid se preguntaba si interesaba a la República mantener las colonias o si era una rémora al progreso. Y concluía que tenía dos opciones: o traspasarlas a  otra potencia o cambiar la política colonial. Era un convencido de que la colonia tenía un gran futuro si se cambiaban las estructuras sociales y productivas y confiaba en la labor del nuevo gobernador republicano, Gustavo de Sostoa. Ese gobernador que acabaría muerto en Annobón a manos de un sargento que perdió la cabeza. Pozanco, secretario del Gobierno general al empezar la guerra civil, dirge su censura a los nuevos administradores surgidos tras la guerra. Escribe un apasionado alegato desde su retirada en Camerún, huido para salvar la vida. Son autores que llegaron a la colonia con ideas distintas de las de los viejos coloniales que procuraban que las cosas no cambiaran.
   Pero el más radical de todos fue Guillermo Cabanellas de Torres. Llegó como secretario particular del Gobernador Sostoa. Era hijo del famoso general sublevado en la Guerra Civil y por eso nació en Melilla, sonde su padre estuvo destinado en 1911. Fue abogado y sintió pronto la atracción de la política. Hombre de izquierdas, militó en el bando contrario al de su padre y, terminada la guerra, acabó en el exilio en Paraguay y Argentina. Fue profesor de Universidad, periodista y abogado. Y autor de numeroso obras tanto jurídicas como libros de historia entre los que destacan La guerra de los mil días (1973) o Cuatro generales (1977). Es autor de un opúsculo  -¡Esclavos!- que sorprende por las ideas extremas que defiendo. En España en esa época no había nadie que abogara por la descolonización de Guinea, ni de África. Algunos autores, lo hemos visto, tenían ideas más avanzadas sobre la administración o el trato al indígena y eran muy críticos con la política africana de los gobiernos españoles.  No quería la colonización sino sólo una cooperación cultural y económica. La colonización era un modo de esclavitud. Cabanellas se atrevía a escribir: Va el mundo caminando rápidamente, y los siglos terminan en breves momentos, en los que desaparecen opresores y oprimidos, en una sola masa de hombres, de razas de ciudadanos y camaradas. Pero a ese fin no puede llegarse sin la violencia. La concepción de la violencia como un arma política más que llevó, entre otras cosas, a la guerra civil.

Busto del Dr Cabanellas
en la plazuela del costado Este del Parque España de Tegucigalpa,
entre las avenidas Alfonso XIII y Enrique Tierno Galván.

Cabanellas se sintió atraído por la novela y decidió narrar algunas de sus vivencias coloniales en la obra: La selva siempre triunfa que se publicó inicialmente en Buenos Aires en 1944 y que se reeditó en España en 2009. Pasados los años, Cabanellas no era tan radical y no se ve en la novela los elementos anticoloniales que reflejó anteriormente. Incluso elogia la labor de algunas de las personas que trabajaban allí. En cierta manera, el narrador es el mismo Cabanellas joven que llegó a Fernando Poo y observó muchas cosas que no le gustaron, en especial el trato al indígena. Los resumía en la tragedia de la mujer negra que se educó en Europa, que tenía una cultura superior a la de cualquier blanco, y que era sometía a una segregación mitigada pero que la hacía sentirse diferente. Historia que tenía un origen real y que acabó cuando la cobardía de un blanco que se había prometido con ella impidió la boda. La novela trata de dar una visión totalmente distinta a las novelas de plantación que se publicarán después. Mucho más realista y desprovista del falso pudor y la censura de escritores que le sucederían. Es un libro meditado con un argumento creíble y una fuerte carga de crítica social y política. Libro que pasó muchos años en el olvido, sólo recordado por los aficionados a la historia colonial, y que ha sido reeditado para facilitar su lectura.


Ficha de Guillermo Cabanellas
Centro Documental de la Memoria Histórica,
DNSD-SECRETARÍA,FICHERO,8,C0003368


lunes, 19 de octubre de 2015

Se levanta la materia reservada sobre Guinea


En 1976, un mes después del aniversario del triunfo del golpe de Estado en Santa Isabel, el Diario 16 publicaba:

SE LEVANTA LA MATERIA RESERVADA SOBRE GUINEA
MADRID, 19 (D16 y Europa Press).—Mañana será levantada la calificación de materia reservada que pesa sobre la información relativa a la República de Guinea Ecuatorial. Había sido dispuesta por el Gobierno en el año 1973, debido a que la aparición en la Prensa española de noticias en torno a esta República repercutiría desfavorablemente en la marcha de relaciones normales entre los dos países.
La calificación de materia reservada fue prorrogada en diversas ocasiones, lo que provocó malestar en la Prensa española que veía así cercada una libertad de expresión que está garantizada por la vigente ley de Prensa e Imprenta.
En la actualidad, las relaciones entre los Gobiernos de Guinea Ecuatorial y España se basan en acuerdos de cooperación y ayuda, con participación de técnicos españoles en los sistemas de comunicaciones y algunas obras públicas de la Joven república africana. La colonia española está formada por unas trescientas personas.
A Trevijano le parece bien
El abogado Antonio García Trevijano ha declarado que se alegra "muchísimo de esta medida, porque así el pueblo español tendrá la oportunidad de conocer lo que ha pasado en Guinea y saber la verdad sobre aquel país".
García Trevijano ha empezado a entregar a los medios informativos el "dossier" que obraba en poder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y en el que se recogen ciertos capítulos de su actuación en ei proceso descolonizaáor de Guinea. La existencia del "dossier" salió a relucir con ocasión de las últimas disputas entre el PSOE y García Trevijano en Coordinación Democrática.


lunes, 12 de octubre de 2015

En estos días en que se cumple un aniversario más de la gloriosa efemérides...

Sello conmemorativo
de los XXV Años de Paz
Hoy se cumplen los 47 años de la independencia de la joven república de Guinea Ecuatorial. Unos meses antes independizarte, en pleno aniversario de golpe de Estado de 1936, Franco dirige un mensaje a los Guineanos, a través de Manuel Fraga Iribarne: "En estos días en que se cumple un aniversario más de la gloriosa efemérides de nuestro Movimiento en la vida española (...) Vosotros, mejor que nadie, sabéis hasta qué punto España ha procurado, en todo momento, desde que la paz volvió a nuestra Patria, atender a vuestras necesidades presentes y prever vuestro futuro. De las provincias guineanas España ha sabido hacer un territorio ejemplar, que se compara favorablemente, en el orbe africano en que se halla inscrito, por el nivel de vida, por el estado sanitario, por el número de alfabetizados, por tantos datos que acreditan su progreso. Pero, sobre todos esos bienes, el Gobierno español os ha traído el más deseable de todos: el bien de la paz. En un continente convulsionado por las luchas raciales, tribales y sociales, en el que determinados pueblos han caído en ciertos momentos en niveles próximos a la anarquía, las provincias de Guinea han vivido en paz, en trabajo y en orden, en una línea constante de progreso y de confianza, sin los que todo intento de mejoramiento hubiese sido imposible".

¿Paz?

Entonces, ¿no hubo guerra civil en territorio ecuatoguineano?
Lo cierto es que sí: el territorio y sus pobladores no fueron ajenos ni al conflicto y ni a sus consecuencias.

Un 18 septiembre, la Guinea Española se acostó republicana.... y a la mañana siguiente, nada volvió a ser igual.

En este blog, te facilitamos algunas piezas para que puedas armar tu propio puzzle.

Acompáñanos en este paseo por la Calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel.

Franco, preparando su "mensaje para Guinea".

lunes, 28 de septiembre de 2015

Rutina laboral

Hubo un tiempo en el que Arturo Pérez-Reverte, el enfant terrible de las letras ibéricas fue enviado especial del diario Pueblo. «Cuando estaba en el diario Pueblo me iba a África, pasaba allí dos meses y a la vuelta decía: “Mira, tengo esto”, y lo ponían en primera. Pero eso se acabó». De ese período quedan las crónicas "Guinea Ecuatorial: ahora o nunca" y un rosario de relatos propios y ajenos, que -tal vez- algún día se puedan leer en un único tomo...

Mientras, disfrutemos de El paraguas de Malabo:

Ayer, ordenando papeles y fotos viejas, encontré la de un diplomático español en Guinea Ecuatorial con un paraguas multicolor, de ésos tipo arco iris, caminando por una avenida bordeada de palmeras. No se le ve el rostro, pues está de espaldas mientras marcha decidido, con la prestancia de un lord inglés, balanceando en la mano derecha, con ademán elegante, el paraguas cerrado. Se trata de un tipo alto, flaco y rubio, que en el momento en que le hice la fotografía debía de rondar los treinta y cinco años. Es una foto pintoresca, y el recuerdo que tengo de ella, como del personaje, es más pintoresco todavía. Al encontrar su imagen me ha venido a la boca una sonrisa nostálgica, divertida, pues recuerdo perfectamente el momento en que hice esa fotografía. También, aunque el protagonista se encuentra de espaldas, retengo su rostro de entonces: los ojos que me parece eran claros, el cabello pajizo corto y escaso, la barba rubia. He olvidado su nombre y quizá hoy no lo reconocería por la calle, pero el recuerdo que me dejó es magnífico. Aquella mañana lo fotografié porque lo admiraba. 

Cuando era reportero me relacioné poco con diplomáticos españoles. En los lugares donde trabajaba, mi presencia era para ellos una preocupación; y su injerencia, para mí, un engorro. Así que siempre mantuve las distancias. Sólo con un par de ellos tuve auténtica amistad, como fue el caso de Diego de Arístegui, a quien conocí en Nicaragua y al que luego mataron en el Líbano; o aquel secretario de embajada con el que, también en el Líbano, me emborrachaba en los puticlubs de allí mientras fuera caían cebollazos, cantando: Beirut, Beirut, Beirut, / cristianos, palestinos, yo y tú. / Un francotirador / pondrá fondo sonoro a nuestro amor. Etcétera. Pero éste de la foto ni siquiera era mi amigo. Y sin embargo...

Ocurrió en Malabo, en 1981. Yo estaba haciendo un reportaje sobre Guinea Ecuatorial. Aparqué mi Land Rover en la Cuesta de las Fiebres, bajé al puerto e hice unas fotos, sabiendo que estaba prohibidísimo. Pero ése era mi oficio. Al regreso, mala suerte, me pararon dos soldados de un puesto de control. Uno era un sargento con muy mala leche, y cuando en África un militar tiene mala leche, y además lleva el casco al revés, tiene amarillo el blanco de los ojos y huele a cerveza, la cosa puede ponerse jodida. Ahorrando detalles, al rato pude largarme con veinte dólares menos y sin los carretes fotográficos. Debía pasar por la embajada para otro asunto, así que allí, charlando con el secretario, referí el incidente. Sin darle mayor importancia, pues que te quitaran el carrete de fotos y no te dieran una paliza, en Guinea, era salir bien librado. Rutina laboral. 

Para mi sorpresa, el diplomático se lo tomó a pecho. ¿Te vieron hacer fotos?, preguntó. Dije que no, que sólo vieron las cámaras y decidieron quedarse con los carretes, por si acaso. Pues es intolerable, dijo. «Eres un periodista acreditado ante el gobierno del presidente Obiang, con todo en regla». Le dije que no tenía importancia, que las fotos no eran gran cosa, pero él insistió: «No son tus fotos, sino el principio. La dignidad. Como diplomático, no puedo consentir que traten así a un súbdito español». Y dicho eso, se ajustó el nudo de la corbata, se puso la chaqueta -había casi 50º húmedos a la sombra-, cogió un paraguas multicolor que tenía apoyado en la pared, dijo que lo acompañara y nos metimos en su coche. Para qué es el paraguas, pregunté. Y la respuesta no la he olvidado nunca: «Me conocen por este paraguas. Lo llevo siempre, porque es seña fácil de identidad. Es como pasear el pabellón. La bandera».

Y así fue. Paseando la bandera, o sea, el paraguas, tan digno y grave como si acudiera a una recepción en el palacio de Buckhingham, erguido, seguro de sí, aquel secretario de embajada bajó del coche ante el control de los soldados guineanos, y yendo hacia ellos con paso decidido y flema perfecta, balanceándolo con elegancia al caminar, les soltó una larga parrafada en claro y limpio español de Castilla. No sé lo que les dijo, porque me pidió que me quedara en el coche; pero de vez en cuando se volvía y me señalaba con el paraguas. Al rato vino y me entregó los carretes. «Lo de menos son tus fotos -repitió-. Es la dignidad de mi país, que es el tuyo. La España a la que represento». Y yo lo miré, admirado, con un respeto inmenso. La misma admiración y el mismo respeto que vuelvo a sentir ahora, treinta y cuatro años después, contemplando esa vieja fotografía. Un joven diplomático español digno y audaz, caminando entre palmeras hacia unos soldados borrachos, blandiendo con resolución un paraguas de colores.

Si te interesó este relato, no te pierdas ... y ¿tomar fotografías?