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sábado, 16 de noviembre de 2019

El farmacéutico de Bata

Vivienda familiar y Farmacia Lcdo Matamala en Bata.
Fotografía de noviembre de 1935
publicada en el twitter de D Matamala.
En este paseo por la calle 19 de septiembre de la vieja Santa Isabel ha surgido en varias ocasiones el nombre de Rafaél Matamala Baeza, el farmacéutico de Bata:

Podría haber surgido en más testimonios, ya que fue farmacéutico del Hospital de Santa Isabel, así como en el de San Carlos y en el de Elobey, precediendo en estos últimos puestos al poeta León Felipe. Siendo administrador y farmacéutico, asumió también funciones de gobierno, como la supervisión de la obra de comunicación terrestre de San Carlos a Santa Isabel, o la dirección del centro de salud, y -eventualmente- tareas de subgobernación del islote de Elobey.

A inicios de los años 30, prestando en ese momento servicio en la farmacia del Hospital de Santa Isabel la revista La Farmacia Moderna recoge su empeño por lograr el arraigo de la quina en la región como remedio contra el paludismo. Se trata de una encomienda del Comité Nacional del Quino, que se recibe con alegría «¡ya tenemos quinos nacidos en España!»: la malaria no se erradicó oficialmente en España hasta 1964, y la germinación de la semilla francesa y su cultivo eran fundamentales en el tratamiento, estando Matamala entre los pioneros tanto en el cultivo en estufa como en la identificación para aprovechamiento médico de posibles variantes locales.

Más avanzada la década, acabó teniendo su propia licencia farmacéutica en Bata.

En el artículo La casa del padre de Raquel Ilombe sobre el bombardeo de Bata por el Ciudad de Mahón, se recoge la narración de su hijo Gonzalo «...una vez en la bahía de Bata arriaron esta bandera [francesa] e izaron la bandera de los rebeldes (la actual) y sin previo aviso comenzaron a bombardear la ciudad y en especial muchos de los cañonazos fueron dirigidos hacía nuestra casa...», la huida y posterior repatriación a la España peninsular pasando por un breve exilio en Camerún. Precisamente en La huida, se incluye la relación de exiliados que desde Camerún remite Rodrigo Miralles 19 de octubre al Diario de Almería, en la que se encuentran:
Emilio Fontanet, Ángel García Villalba, Eugenio Domingo, Rafael Maciello, su señora y dos hijos; Antonio López y su señora; Toribio Villalobos, Juan Antonio Ortiz, Luis del Caso, Juan Notario Notario y su señora; Rafael Matamala, señora y dos hijos,...
Meses después, según Guinea mártir: Narraciones, notas y comentarios de un condenado a muerte de Pozanco -al que citamos reiteradamente- se anota que «con fecha 11 de enero y en el vapor Asia, vía Burdeos, marcharon, rumbo a la península».

En abril de 1936, La Guinea Española informaba del asentamiento de una nueva factoria «TriSeGal, formada por los Sres Trigo, Sevilla y Gala. Está situada en el edificio propiedad de D. Bernardo López y en el mismo lugar, que ocupó la farmacia del Sr. Matamala».

Por último, en la publicación del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas - 3 de abril de 1940 (I) recogíamos su condena a «dos años de destierro de estos Territorios y la multa de dos mil pesetas». Realmente 2.000 pesetas eran una gran cantidad para la época, pero -sobre todo- la sentencia marca políticamente al farmacéutico y permitía la expropiación de sus bienes para cubrir la multa... a pesar de haber fallecido tres años y medio antes (el 17 de diciembre de 1936) en acción de guerra en Teruel, como recoge su hijo Gonzalo en Recuerdos de mi primera infancia.
En 1957, tras años de ensañamiento, la maquinaria franquista le genera un expediente de indulto, más de dos décadas después su muerte.

Pero para conocer más sobre su vivencia, os recomendamos este hilo redactado recientemente por uno de sus nietos:

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