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miércoles, 15 de junio de 2022

Chacar & Adrián

El caso de Fernando Chacar Bru, es un misterio:

Con las fuentes de información accesibles es posible rastrear la presencia temprana de la familia Chacar en el territorio ecuatorial. Así, Miguel Chacar habría ido en 1903 comisionado a Monrovia para conseguir trabajadores. Hay incluso una finca Chacar en Basakato del Oeste (cruzada por el río Rupe) que con el paso del tiempo fue de la familia Ligero.

Suficiente arraigo familiar en la isla, como para que Fernando Chacar Bru fuera bautizado en la parroquia de Basile el 6 de marzo de 1900. Incluso en La Guinea Española recurren en 1944 al trabajo del «Sr. D. F. Chacar notable cronista de la casa [Bokoko]» para documentar un artículo sobre el origen de la antigua finca de Veiga y Avendaño.

Así con todo, fallecería en Barcelona el 13 de noviembre de 1936, a la de edad de 36 años y dejando una viuda de 26 años.

Aquí es dónde empieza el misterio, ya que su nombre (aunque baila entre Fernando y Frederic) estará entre lo que los apologetas del golpe de Estado del 36 llamarán el “genocidio” de ERC, «con más 8.500 personas asesinadas por Lluís Companys».

De las resoluciones de concesión de pensión a su viuda, la zaragozana Asunción Adrián Comerás, se deduce que éste sería un paisano militarizado con el rango reconocido de cabo de infantería.


Ficha de Asunción Adrián Comeras
en el Centro Documental de la Memoria Histórica

Sin embargo, pese a estar entre los muertos en territorio bajo administración republicana, la propia Asunción -viuda y pensionada- habría sido expedientada y sancionada en 1939 con «pena de multa, remisión o a disposición de otras autoridades» por el Tribunal Militar Territorial Tercero.

Y por esa sanción habría sido “redimida” en 2017 e incluida en la lista de reparación jurídica de víctimas del franquismo (1938-1978) de la Generalitat de Catalunya. Se decreta así la nulidad de su condena y se “restablece el honor, la dignidad y la memoria” de una víctima “injustamente procesada por los tribunales franquistas”.



Aunque igual la historia es más sencilla y cotidiana. Al fin y al cabo, puede ser una historia tan simple como la que relata Elsa López, escritora nacida en Fernando Poo, en El corazón de los pájaros: «El padre siempre decía "los nuestros" porque había sido alférez provisional durante la guerra civil española y tenía la costumbre de hacer suya la guerra; y los demás, incluida su esposa, que era republicana de pura sangre, eran "los otros", los contrarios, los enemigos. Lo de su mujer, según Florentino, era un raro accidente familiar sin importancia y además se lo reía como una gracia».

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