Ésta es una situación curiosa:
La "Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura", conocida como
Ley de Memoria Histórica, obvia que hay territorios en los que imperó el franquismo y sus normas durante décadas… y que hoy en día quedan por fuera de las fronteras españolas.
Precisamente en "
Memoria y frontera...", de María del Mar Fernández Pérez, se analiza:
En este periodo las fronteras del Estado eran diferentes, aunque en muchas ocasiones no se sea consciente de esto: no sólo territorios en Marruecos y el actual Sáhara ocupado eran posesiones españolas, también lo era Guinea Ecuatorial.
Resulta llamativa esta falta de referencias a las colonias si tenemos en cuenta que el imaginario colectivo de la Guerra Civil está plagado de referencias al norte de África: allí se produjo el golpe de estado en un primer momento, de allí venía el ejército africano y la famosa y temida guardia mora. Esta guerra, tan importante para la historia europea, empezó en África, y allí se produjeron los primeros asesinatos de quienes permanecieron fieles a la legalidad republicana. Es muy difícil hablar de este periodo sin hacer referencia al protectorado y situados en el momento actual, habrá que afrontar el desarrollo de la Ley de Memoria Histórica en territorio extranjero.
Ya lo hemos tratamos brevemente en la entrada
Calle 19 de septiembre, pero ¿qué pasa cuando las
«medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil
» atañen a actos que se realizaron fuera del territorio actual de España?
El norte de África tiene numerosos testimonios documentados, y más por documentar, pero sobre los territorios españoles del golfo de Guinea -el gran desconocido-… no hay apenas información accesible.
Unas once calles de Las Palmas de Gran Canaria tienen nombres franquistas en la actualidad, según un listado provisional del Consejo Asesor de la Memoria Histórica, mientras que el Ayuntamiento elegirá los nuevos nombres para estas vías con la ayuda de los vecinos.
Así lo indica el Consistorio capitalino en un comunicado en el que explicó que este cambio de denominación será una medida que pretende cumplir con la aplicación de la Ley de Memoria Histórica de España.
Las calles Jesús Ferrer Jimeno, Doctor García Castrillo, General Más de Gaminde, Batalla de Balaguer, Batalla de Brunete, Batalla de Teruel, José Calvo Sotelo, Alférez Provisional, Mario César, Juan Saraza Ortiz y María Paz Sanz Tejera, son las once vías que inicialmente han sido propuestas para la modificación de su nombre en la reciente reunión mantenida por el Consejo.
Para mejor ubicación... la calle Juan Fontán de Las Palmas de Gran Canaria une la plaza Schamann (anteriormente plaza Primo de Rivera) con el Colegio de Educación Infantil y Primaria (CEIP) timplista José Antonio Ramos (
anteriormente general Francisco García Escámez).
Tal vez no le recuerden en Canarias, aunque en su
obituario desde
La Falange se resaltara que «fue colaborador de Franco desde la hora inicial del Alzamiento en Canarias.
Participó en los trabajos de la madrugada histórica» y que incluso en el periodo republicano «creó una milicia ciudadana que había de oponerse a los desmanes de los que se llamaban republicanos», milicia que según
ABC creó en 1933 y con la que se sumó «el mismo día 18 de julio de 1936».
Sobre esa participación en el golpe de Estado en Canarias,
El Diario de Burgos le entrevista en septiembre de 1938: «...El capitán don Juan Fontán, de tan activa participación en la iniciación del Glorioso Movimiento Nacional, ha rehusado darnos detalles de su abnegada intervención en aquellos gloriosos días, se ha limitado a decirnos que siendo compañero de promoción del Generalísimo -en el arma de Artillería- y amigo devoto y leal del Caudillo, puso todo su celo y entusiasmo en cumplir al pie de la letra las instrucciones que le fueron transmitidas.
Pero nosotros decíamos que el señor Fontán es persona de gran amistad del Generalísimo, por ser compañero suyo de infancia; que era jefe de "Acción Popular" de Las Palmas y fue uno de los primeros que prestaron fuerzas de su organización al entonces gobernador militar de Las Palmas, General Franco, y que con muchachos de la J.A.P. vestidos de soldados, tomó el señor Fontán parte en la conquista de los primeros edificios oficiales y de los cuarteles de la isla, lo cual decidió con otros esfuerzos, la feliz iniciación del Movimiento Nacional.
Y, por fin, que, si importante fue su actuación en aquellos días históricos, no lo es menos la que actualmente lleva a cabo en fiel cumplimiento de la misión imperial [en los territorios africanos] de España, a la orden del Caudillo».
Pero puede que sólo le conozcan como dueño y director del periódico
Acción, presidente del partido Acción Popular (integrado en la CEDA), bibliófilo y
prolífico escritor sobre temas africanos durante su etapa como Director General de Marruecos y Colonias, así como efímero
procurador en las Cortes franquistas que prácticamente falleció en el escaño.
A su vez, los coleccionistas de anécdotas de la II Guerra Mundial, probablemente asociarán su nombre al fallido intento por evitar el
secuestro nocturno del vapor italiano Duchessa d'Aosta y las lanchas alemanas
Likomba y
Bibundi por un comando británico una noche de 1942.
Y tal vez, incluso puede que algunos historiadores le señalen como autor del dossier con el que Franco negociaba el apoyo a las potencias del Eje a cambio de beneficios en el continente africano.
Decía el BOE tras su fallecimiento: «Reincorporado al Ejército desde el primer instante del
Movimiento Nacional, liberó nuestras Posesiones de Guinea, tomando posesión de
ellas después de derrotar al barco enemigo Fernando Poo. Fue Gobernador general
de aquellos Territorios desde 1937 a 1942, afrontando y venciendo, durante toda
esa etapa, obstáculos impuestos por lo excepcional de las circunstancias
conjugadas de tiempo y lugar. Abarcó, sin que aquéllos lo estorbaran, las
complicadas facetas de la vida colonial, dando extraordinario impulso a todos
los órdenes de su economía. Su capacidad de iniciativa acometió y consiguió
simultáneamente amplias reorganizaciones, en todos los aspectos de la Administración
pública colonial, con palpables mejoramiento en sus distintos ramos».
Así, su paso por Guinea se pierde en el pacto de silencio tras la independencia.
Pero tan solo rascando superficialmente… se obtiene información inquietante:
- En "La guerra que vino de África", Gustau Nerín nos recuerda que «En
Canarias la revuelta fue a cargo de Franco, con el apoyo de su primo Pacón, del
general Orgaz y del también africanista Juan Fontán (que durante la guerra ocuparía
el Gobierno General de Guinea). Pacón dirigió la represión contra los izquierdistas
que se resistían al golpe. Posteriormente Franco viajó a Marruecos en compañía de su
primo para asumir el mando del ejército del protectorado. Orgaz se quedó
controlando Canarias», y Juan Fontán -el cual, según el historiador Ricardo de la Cierva, también estaba emparentado con Franco (ambos descienden del matrimonio conformado por Manuel Tomás Franco de la Madrid y Maria de Viñas Freire de Andrade, en el caso de Francisco Franco por vía paterna y en el de Juan Fontán por la materna)-... zarpó con los voluntarios canarios al golfo de Biafra.
- Fue uno de los oficiales con mayor rango de la expedición de Voluntarios canarios que invadió el territorio ecuatorial: «Fue designado -publicará en su obituario Falange- en septiembre 1936 para dirigir la expedición a Fernando Poo, con objeto de que en aquellas posesiones no mandaran los rojos», y por su desempeño el Exmo. Cabildo Insular de
Gran Canaria le concedió en 1943 la Medalla del ex Combatiente Canario.
- Como capitán de artillería, con mando en la expedición, no es probable que sea ajeno al hundimiento a cañonazos del buque civil Fernando Poo, con una veintena de muertos. Acción
de guerra realizada contra un buque civil desarmado y cobijándose -el Ciudad de Mahón- bajo falso pabellón de un tercer país. Miguel Valverde Espín, en Los cruceros auxiliares en la Armada nacional. 36-39, razona que ese hundimiento «fue un disparate (...) pues se trataba de una moderna y espléndida motonave recién incorporada al servicio, carente de defensas de ningún tipo (...). Supongo que el Comandante del Ciudad de Mahón no recibiría ninguna felicitación por ello, ya que realizó lo más fácil. Si todos los buques de la Armada Nacional hubieran procedido igual, la Marina Mercante
española habría desaparecido».
- Tras el hundimiento del Fernando Poo se produjo el bombardeo de la ciudad de Bata, población civil y carente de defensas.
- Luis Vila-San Juan recoge el relato de un viejo colono que afirma: «los canarios se hicieron cargo de cuanto significaba mando.
Los presos, hasta entonces respetados, fueron maltratados y apaleados. Los que
se habían sublevado (la gente de orden) tratados casi como “nacionales de 2ª
clase” o “semirrojos”. (…) Puede decirse que hubo represalia. No cruenta, no
como la de Badajoz, pero sí saliéndose algo de la línea moderada que hasta
entonces había prevalecido». O como resume Luis Eugenio Togores, académico y declarado falangistas franquista, «se produjo una ligera represión y un cambio total de en los cargos dirigentes de la colonia». Francisco Sánchez Ruano, por el contrario, afirmará que tras la caída de Bata «los prisioneros españoles y guineanos que hicieron los canarios fueron fusilados en su mayoría». Independientemente de la virulencia de la represión (de difícil documentación) que se pudiera ejercer tras la caída del territorio, sí se puede acceder a la labor de Juan Fontán como Instructor en 1936 de las Causas contra los leales a la República, que acabó con 150 coloniales y tripulación del Fernando Poo en el campo de concentración del viejo lazareto de Gando: «Llevábamos algunos meses en Gando cuando llegaron los detenidos en la Guinea española, que procedían de la isla de Fernando Poo y del territorio del Río Muni, a los cuales se habían incorporado los tripulantes capturados del vapor de la Compañía Trasmediterránea, llamado precisamente el Fernando Poo, hundido en las aguas del puerto de Bata. Eran aproximadamente unos ciento cincuenta en total, entre tripulantes y coloniales. De los primeros salieron las bajas más importantes que causó la expedición conquistadora». Entre los casos de más fácil documentación se identifican fallecimientos como el de Manuel Pérez Teira (Santa Isabel 1936) durante la prisión preventiva, el de Jaime Gay Compte (Las Palmas 1939) durante el cumplimiento de condena -o con motivo de su paso por ella como es el caso de Sebastián Nacarino Romero (Valencia 1943)- e incluso fusilamientos como el del practicante de Bata (Las Palmas 1937). En cuanto a la represión que sufrió la población local... es una tarea ímproba y por realizar.
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A la izquierda, cartelera electoral con la candidatura de J. Fontán por Acción Popular en febrero de 1936 y nombramiento como Jefe Provincial de FET y de las JONS en agosto de 1938. |
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- Tras la expedición al golfo de Guinea, Juan Fontán fue ascendido a Teniente Coronel de Artillería y nombrado gobernador del Territorio por el gobierno de Burgos, pasando posteriormente a la Dirección General de Marruecos y Colonias. Y a él correspondió, como Gobernador General y Jefe Provincial de la Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. (de octubre de 1937 a enero de 1942) implementar la creación del Tribunal de Responsabilidades Políticas en el Territorio. Las sentencias del Tribunal de Santa Isabel se sumaban a las que pudiera haber instruido por la vía civil, militar y administrativa, quedando constancia en el BOE del ensañamiento con el patrimonio y la memoria de los ciudadanos leales a la República.
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«Un día de junio de 1937, la voluntad del Caudillo me designó para un cargo de gran responsabilidad y, desde luego, enormemente superior a mi preparación. En los últimos días de diciembre de 1937 tomaba posesión del Gobierno General de nuestra última colonia del África ecuatorial, y la tomaba bajo la impresión de la vehemencia con que el Caudillo me hablaba de sus preocupaciones por los habitantes de aquellos territorios, de su afán por civilizarlos, por mejorar su vida espiritual y material.
Allí permanecí cerca de cinco años, ...».
Fragmento de la conferencia "La etnología y la política indígena" pronunciada por J. Fontán en la Facultad de Medicina de San Carlos (Madrid) el 26 de mayo de 1943.
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Desde la Dirección General de Marruecos y Colonias destacaban de la vida de Juan Fontán en Bibliografía colonial: contribución a un índice de publicaciones africanas que «rescatara al frente de una tropa expedicionaria para la buena España el florón de las tierras guineanas».
En este paseo por la
vieja calle 19 de septiembre de Santa Isabel resulta difícil precisar cuándo se aprobó el nombre de esa calle en Las Palmas. Pero tenemos nuestra hipótesis: la parcelación inicial de la finca familiar que inició en los años 30 Alfredo Schamann en la meseta alta de Las Rehoyas del desaparecido Ayuntamiento de San Lorenzo quedó truncada con la guerra. Al final de la primera mitad de los años cuarenta, después de la creación del Mando Económico de Canarias, la familia Schamann se anticipa a los propósitos de expropiación de suelo ofertándolo al ayuntamiento. Se inicia así el proceso de consolidación del barrio con la construcción pública de las primeras 56 viviendas unifamiliares del llamado grupo Generalísimo Franco que se entregarían en 1944. A veces olvidamos que el golpe de Estado de 1936, respondió también a lealtades personales, camaraderías cuartelarias, intereses económicos y vínculos familiares. Por ejemplo, el Capitán de complemento de artillería y abogado Francisco Hernández González (Franito): fue golpista y combatiente en la guerra civil... y cuñado de Juan Fontan Lobé. Consejero del Cabildo entre 1936 y 1937, poco después de su cese, la
Guinea Española recoge en 1938 un viaje del gobernador Fontán con su esposa, acompañados por «el abogado don Francisco Hernández González, secretario particular del señor Fontán» en sustitución de
Gabriel de Armas Medina. Posteriormente, desde los 40 ejercerá como Concejal y Teniente Alcalde del Ayuntamiento de Las Palmas («el alcalde accidental de la ciudad, camarada Hernández González», dirán los periódicos de la época) y finalmente en 1945 será nombrado Alcalde, cargo que ocupará hasta 1953. Eso ya nos da una horquilla temporal.
Por su parte, pese a que tanto la capital de Río Muni como la de Fernando Póo dedicaron sendas calles a las fechas en que se adhirieron al golpe de Estado (
14 de octubre y
19 de septiembre, respectivamente), en la liberada ciudad de Bata (Río Muni), el Consejo de Vecinos no tuvo a bien dedicar una calle a su libertador.
Al contrario, que el de Santa Isabel (Fernando Poo), que rebautizó en honor al gobernador la calle Extremadura, o el del ayuntamiento de Batete de Claret (Distrito de San Carlos) cuya calle principal pasó a llamarse «Calle Gobernador Fontán».
En el caso de Santa Isabel, ese honor fue retirado años después por las autoridades de la Alcaldía de Malabo, rebautizando la «Calle Juan Fontán» como «Calle Abilio Balboa», en honor del alcalde de Santa Isabel Abilio Balboa Arkins, que al igual que Fontán también había sido
procurador en las Cortes franquistas.
Si las autoridades ecuatoguineanas le retiraron la calle a Juan Fontán, ¿por qué Las Palmas habría de mantenérsela?
Aunque para homenajeado, su hermano...: tanto Juan Fontán como su hermano Jesús pertenecieron a la casa militar de Franco, eran insaciables bibliófilos y fueron procuradores en Cortes, pero el Almirante Jesús Fontán Lobé cuenta con una escuela, calle o casa del mar en gran parte de las ciudades portuarias de España. Al fin y al cabo, además de jefe de los servicios secretos de Franco, fue presidente del Instituto Social de la Marina logrando el aprecio de los marineros durante su administración. Pese a que «los historiadores
Xavier Casinos y Josep Brunet señalan que el almirante Fontán utilizaba el Banco Pesquero como tapadera de los servicios secretos especiales de los que era su jefe». Estrecho colaborador de Carrero, a él se debe la concepción en plena guerra civil de la metodología de recopilación de información, elaboración de expedientes y difusión de oficio de los mismos con el fin de que se instruyeran las causas de responsabilidades políticas.
Realmente, a ambos hermanos correspondería la organización de la Oficina de Información y Propaganda Anticomunista (OIPA) en sus primeros pasos, «La OIPA, dirigida por el arquitecto canario Laureano de Armas Gourié desde Salamanca, tuvo su bautismo en Vizcaya bajo la batuta de Manuel Maestro Maestro y Eduardo Galán Ruiz. Esta seguirá la metodología de incautación diseñada por el capitán de la Armada adscrito al Cuartel General de Salamanca, Juan Fontán Lobé, que en sus aspectos fundamentales, apenas varió durante el conflicto. Su esencia consistía en señalar dónde y cuándo se habían encontrado todos los documentos de interés, y conservar un número máximo de folletos, revistas o libros, destruyéndose el resto. A continuación deberían separarse los documentos relativos al personal, como eran las listas de afiliados que servían para elaborar fichas directamente, de aquellos otros que necesitaban un análisis más detenido, como la correspondencia o los libros de actas. De todos ellos, se elaborarían tres fichas de referencias por cada persona encontrada en la documentación y, por último, se comunicaría de oficio a los departamentos del Cuartel General cualquier datos de interés que apareciese en el material incautado» recordaba
La Provincia-Diario de Las Palmas. Juan Fontán, como compulsivo bibliófilo y escrutador de archivos habría puesto sus conocimientos al servicio de la OIAP, hasta su nombramiento como gobernador, siguiendo su hermano Jesús esa tarea durante décadas en las diferentes evoluciones del servicio, director de la Delegación Nacional de los Servicios Documentales (1964-1967) y de la Sección de los Servicios Documentales de la Presidencia del Gobierno (1967-1977).
Pero esa.... ya es otra historia.