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martes, 4 de noviembre de 2025

Pescado fresco

¿Qué pasó realmente con Acacio Mañé Elá? Donato Ndongo-Bidyogo cita dos testimonios esclarecedores:
  1. El gobernador Faustino Ruiz y su discurso -a lo Queipo de Llano- en Micomeseng «Esos que están ahora en las mazmorras, detrás de mi palacio en Santa Isabel, llorando como mujerzuelas, que creían que ya eran algo por saber las cuatro operaciones fundamentales,conocerán dentro de poco cuán peligrosos son ciertos juegos (…) mi puño no temblará para firmar la sentencia de muerte de ningún desgraciado que atente contra la dignidad de España; vista el hábito que vistiere, cualquiera que atente contra la españolidad de estas tierras lo mandaré fusilar».
  2. O el de Carrero Blanco «Hace poco tuve que venir a cortar la cabeza de una serpiente negra en el estuario del Muni».
Veíamos en El procesamiento a Don Faustino, cómo los ejecutores del asesinato de Acacio Mañe Ela habían mandado al Gobernador General un telegrama que decía «El pescado está fresco», indicando que Acacio Mañe Ela (o su cuerpo) había dejado de ser un problema. Siendo Santa Isabel un pueblo chico, habría llegado la noticia a Rafael Galbe Pueyo, presidente del Tribunal Superior de Justicia, por lo que éste convocó al fiscal Antonio Fernández Dans Rodríguez y al juez Juan de Miguel Zaragoza, para ver la posibilidad de procesar al Gobernador General Faustino Ruiz González. Pero, de acuerdo con el artículo 5 del Real Decreto del 13 de diciembre de 1858, el Gobernador General estaba «investido de todas las atribuciones discrecionales que la naturaleza del país o la urgencia de un suceso imprevisto pueda hacer necesarias»; o sea, gozaba de inmunidad, prerrogativa que eximía ser sometido a proceso judicial. Aunque el gobernador parecía que iba a superar a Barrera en su servicio ecuatorial, finalmente fue cesado un par de años después, aunque tal vez fue el sonrojante incidente de intentar ser nombrado botuku (motuku, según los papeles) en lugar de Moka, y no por la desaparición de Acacio Mañé. Tras su fallecimiento en 1969 fue declarado "Hijo Predilecto de la Ciudad" de San Fernando (Cádiz) en donde tiene dedicada una calle todavía a día de hoy.





Y Dans, como fiscal, humillado públicamente y destinado a anodinos puestos en la península. Galbe, que contaba con otros respaldos (era miembro fundador del Opus Dei -de los primeros 15 supernumerarios surgidos en las jornadas de Molinoviejo, al igual que Jesús Fontán Lobe-, e incluso había servido en el crucero Canarias, coincidiendo con el gobernador como director de tiro) fue respetado, y progresó profesionalmente hasta el cargo de Comisario general Adjunto de la Guinea Ecuatorial, y condecorado con la Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort y la Orden de África. Tras la independencia, terminó su carrera profesional en 1987 como presidente de la Sala de los Contencioso Administrativo de la Audiencia Territorial de Zaragoza.

¿Y con Acacio Mañé Elá?

Augusto Iyanga Pendi lo desarrolla más en "Historia de Guinea Ecuatorial":

«Pasados varios meses, se presentó en el despacho parroquial de Bata el Fiscal General de la Colonia con un secretario y pidieron al párroco que les contara la conversación que había mantenido con D. Acasio Mañé la tarde que desapareció. Les contó lo dicho anteriormente. Ellos le leyeron el acta y, estando de acuerdo con lo escrito, el párroco lo firmó.

Después, el Fiscal fue llamando a declarar a las principales autoridades: al Subgobernador de Bata, al jefe de policía, al capitán de la Guardia Territorial y al Capitán de la Marina. Para eso, estuvo en Bata casi un mes. Acabado el atestado, el Fiscal y su ayudante se fueron a Santa Isabel (actual Malabo). Nada se supo de las declaraciones de las autoridades ni del atestado del Fiscal.

Nada se habría sabido del caso si unos seis años después, el mismo Fiscal no se lo hubiese revelado al P. Nicolás Preboste. De vez en cuando, este Fiscal, excelente cristiano y amigo íntimo del P. Preboste, pasaba por el despacho del misionero, para tratar con él asuntos espirituales.

Un día, antes de despedirse, le dijo: "Usted, Padre, nunca me ha preguntado sobre la desaparición y muerte de Acacio Mañé". El P. Preboste le contestó: "Es verdad, y me gustaría mucho saberlo". Le contó que, al descender Acacio las escaleras de la casa del jefe de la policía, varios guardias civiles lo sujetaron y metieron en un jeep que lo llevó a la Guardia Territorial, sin que nadie lo viera. Al día siguiente, habría tenido lugar la llamada a la misión preguntando por un capellán castrense.

A los dos o tres días, lo bajaron de noche al puerto, lo metieron en la lancha del puerto de Bata y lo llevaron a alta mar. Es probable que le dieran un tiro (esto no se ha confirmado), y a continuación lo arrojaron al mar, atado a una piedra grande. Así murió Acacio Mañé, por el "crimen" de haber hecho campaña a favor de la independencia de su pueblo. Fuera de los implicados, nadie vio nada, nadie se enteró de nada. Hasta ahora no consta que se haya castigado a los culpables.

El atestado del Fiscal fue entregado en el juzgado de Malabo, y los jueces, al ver implicadas a las autoridades de Bata, se declararon incompetentes y lo remitieron a Madrid. Allí, vista la gravedad del asunto, se archivó como secreto de Estado en el Ministerio de Guerra o de Justicia.

Los que entonces vivíamos en Guinea sólo vimos que los mencionados altos cargos de Bata, al poco tiempo de los hechos, eran sustituidos por otros, sin llamar la atención».

«Esta otra información la tengo también del P. José María Viñas Bosch. El fiscal de colonias de la Región Continental, del Opus Dei, no recuerda su nombre, se dirigía espiritualmente con el P. Nicolás Preboste. Un día, después de sus charlas místicas, el fiscal le preguntó al P. Preboste: "Padre, usted nunca me ha preguntado por lo de la muerte de Acacio Mëñë". Éste, por la seriedad del problema, le respondió entre titubeos, "pues, pues no". El fiscal le respondió: "yo sí que sé quiénes mataron a Acacio Mëñë. Interrogué a todos los jefes españoles que tenían el mando en Guinea, empezando por el Gobernador General don Faustino Ruiz González. La conclusión que saqué era que todos estos fueron los que ordenaron la muerte de Acacio, y el señor Gobernador General como el primer inculpado. Como yo no podía decidir aquí mandé el expediente a Madrid. Silencio administrativo"».

Rosa Pardo Sanz -recurriendo al Fondo Marcelino Oreja Aguirre- afirmará en La política descolonizadora de Castiella que «El asesinato de A. Mañé fue reconocido por Castiella en su exposición (La Guinea Ecuatorial en la política exterior española, 1957-1967) a la Comisión Interministerial sobre el futuro de Guinea, en abril de 1967, y en Exposición del Ministro al Consejo de Ministros, 28-3-68 (en AC sin numerar). Al parecer se le aplicó una especie de ley de fugas; el caso se llevó a los tribunales (el juez instructor -R.Galbe- era en 1968 Subcomisario General) y se dio una pequeña pensión a la viuda para enterrar el asunto».



En el documento sellado como SECRETO de ese mismo fondo -sin entrar en detalles- se recoge cómo la provincialización y autonomía genera desasosiego en la población local y «produce una reacción de los sectores políticos guineanos y como consecuencia su represión por la fuerza por nuestras autoridades (…) quedando envuelta en el misterio la desaparición de Acacio Mañé, rico propietario de Bata». [El entrecomillado es nuestro, pero el subrayado es del documento original.]
En esa línea, resulta -cuando menos- curioso que Acacio Mañé, definido como "hombre de pocos escrúpulos", desapareciera apenas una semana después de la misteriosa muerte de Enrique Nvo, otro líder independentista guineano presuntamente asesinado por órdenes del gobierno colonial.


¿Cómo saber lo que realmente pasó? Lamentablemente, miembros de la Guardia Civil destacados en Guinea Ecuatorial, con el tiempo acabaron en Intxaurrondo y los tribunales españoles han considerado probado que se significaron en el llamado GAL Verde... por lo que no resulta difícil pensar que esa pauta de mano dura pudo iniciarse en el territorio ecuatorial.

El presidente Macías lo tenía claro; la bandera de la joven república incorporará «una franja roja que simboliza la sangre de nuestros mártires revolucionarios y anticolonialistas Acacio Mañe y Enrique Nvo» (Ébano, 15/10/1969) y en su acostumbrados exabruptos, clamará contra la Guardia Civil: «"Ahora, la única lucha que queda es para expulsar a la Guardia Civil. El nuevo Presidente de Guinea Ecuatorial no puede sentirse satisfecho si no se expulsa a la Guardia Civil que asesinó a Acacio Mañe". Macías grita como un energúmeno ante los micrófonos de radio Bata», recogerá Baleares: órgano de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. en su edición de 9 de abril de 1969.

Dudas parte, en 2024 el español Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática a través de su Secretaría de Estado de Memoria Democrática resolvió la declaración oficial por parte del Gobierno español de Acacio Mañe como víctima de la represión política y colonial franquista, en aplicación del derecho al reconocimiento y la reparación integral por parte del Estado.


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