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viernes, 28 de agosto de 2020

Falange del mar

Mientras en la península el sindicalismo vertical era omnipresente, las provincias del África ecuatorial carecían incluso de procuradores en Cortes por el tercio sindical.

La explicación pasará probablemente por las dinámicas productivas y de propiedad inherentes a una sociedad extractiva y colonial. Resulta, sin embargo, extraño que sólo los productores (los madereros) estén sindicalizados en un territorio con presencia temprana de Falange.

Todavía en 1964, Antonio Ribeiro Ebuera -en ese momento jefe regional de la Obra Sindical de Cooperación de la Guinea Ecuatorial- presentó una moción en el III Congreso Sindical, solicitando la creación de una estructura sindical en el territorio: «Concedido por Su Excelencia el Jefe del Estado la autonomía económico-administrativa a estas provincias de Fernando Poo y Río Muni, y aprobado el Plan de Desarrollo para las mismas, entendemos llegada la hora en que la Organización Sindical española tenga en las mismas la realidad de aquellas actividades que le son peculiares y puedan encajar dentro de las características y peculiaridades de nuestras provincias, siendo a la vez elemento activo que influya en el desarrollo de la vida económico social ríe nuestra región de igual forma que lo es en el resto de las provincias.
Entendemos que en el régimen laboral que tan directamente afecta no solamente a los trabajadores nativos de aquellas provincias, sino a los que habiendo nacido en otra de la Península están allí desplazados, debe la Organización Sindical intervenir de la manera y forma más conveniente y oportuna para que los beneficios de una legislación social que asombra al mundo les llegue también a ellos como elementos integrantes de la misma comunidad nacional y en donde la citada legislación tiene vigencia, dejando de constituir, como lo es en estos momentos, una excepción».
Ese mismo año, el tomo dedicado a Guinea Ecuatorial de la serie España en Paz publicada por los "XXV años de Paz" (festivo eufemismo para el aniversario de la Victoria de los golpistas de 1936), se recogía como un logro la paulatina creación de cooperativas en los poblados, anticipo de futuras estructuras sindicales: «No existen en Fernando Poo otras asociaciones que las de carácter religioso, deportivo, recreativo y cultural, así como una agrupación folklórico-tradicional para la conservación de las viejas tradiciones, como son los yangües, bailarines navideños de castizo sabor africano. Pueden ser citadas las Hermandades de la Pasión del Señor, entre las de carácter religioso, que agrupan fieles católicos, sin distinción de razas ni de color. La Sociedad del Tiro Nacional de Fernando Poo, o la del Club de Pesca Marítimo, entre las que se dedican a fines deportivos. Y la de ATAG (Agrupación Teatral y Artística de Guinea), para el fomento de la afición teatral y cultural, que cuenta con sus propios estatutos, local social, etc».

Fotos: Acto de la Cooperativa de San Carlos y banderines de cooperativas indígenas (cortesía de Crónicas de la Guinea Ecuatorial).




Coop. de Batete
Coop. de Bacaque

La acción sindical -seguirán en España en Paz- «no existe propiamente en la Región, ya que la mayor parte de los nativos españoles son propietarios y, como tales, socios de las respectivas Cámaras Agrícolas y de Comercio. A través de estas organizaciones se realizan, en cierto modo, la función sindical, representando los intereses de tales propietarios. Sin embargo, los días presentes abren una favorable perspectiva al nacimiento de la vida sindical en Fernando Poo. La integración de las cooperativas del Campo en la orgánica sindical, tuteladas y encauzadas por la Delegación de Asuntos Sociales, y sobre todo la participación de representantes autóctonos ecuatoriales en el Tercer Congreso Sindical y que entusiastas y espontáneamente pidieron al Ministro Secretario General del Movimiento la adopción del sindicalismo vertical en Guinea Ecuatorial, hacen prever, quizá para un futuro próximo, toda actividad emprendedora dinámica sindical, arraigando en las provincias ecuatoriales, a las que indudablemente favorecerá.»


Franco, recibiendo en audiencia a miembros de las cooperativas agrícolas de Fernando Poo.

Pero ¿realmente no hubo actividad del sindicato único en el territorio ecuatorial o sólo se limitó al cooperativismo?

Como sabemos, la información es escasa, sesgada y de difícil acceso. Por eso, os proponemos un ejercicio de cruce de datos para dar con algún indicador de su presencia.

Contextualicemos:

En Trasmeditarranea privatizada tras 24 años como compañía pública, constatamos el monopolio histórico de la compañía en el golfo de Biafra:
En 1921 consiguió la concesión para operar las denominadas "líneas de soberanía" -las que unen la Península con Baleares, Canarias y las plazas de Africa-, lo que le otorgó el monopolio de hecho en el transporte mercantil que mantuvo formalmente hasta 1998, cuando se liberalizó el sector.
Y que durante la guerra fue incorporada la Trasmediterránea a la Armada franquista, por decreto de 27 de octubre de 1936 y orden de 1º de noviembre, que ordenó la incautación por el Gobierno de nueve buques de Trasmediterránea, para su conversión en cruceros auxiliares.

Fue el caso, por ejemplo del "Ciudad de Mahón" que bombardeó la ciudad de Bata.

Pero ¿recordáis el nerviosismo del Gobernador Luis Sánchez-Guerra Sainz con la tripulación del Méndez Núñez por su relación con la población local y abierta simpatía frentepopulista?

No sería el único...: Durante la posguerra funcionó la Falange del Mar, creada para vigilar la conducta política de los marineros y oficiales de la Marina Mercante española y aportar información sobre el tráfico marítimo y la actividad de los puertos españoles y extranjeros.

Tampoco sería ajeno a ese proceso la discreta labor del Almirante Jesús Fontán Lobé (hermano del gobernador Fontán y primo de Franco) que fue por décadas presidente del Instituto Social de la Marina y del que los historiadores Xavier Casinos y Josep Brunet señalan como «tapadera de los servicios secretos especiales de los que era su jefe»: Estrecho colaborador de Carrero, a él se debe la concepción en plena guerra civil de la metodología de recopilación de información, elaboración de expedientes y difusión de oficio de los mismos con el fin de que se instruyeran las causas de responsabilidades políticas.
Pero esa ya es otra historia...

Ésta es la historia de la Falange del Mar:

Cuenta Francisco Blanco en Del final de la guerra civil (1939) a la desaparición de la Delegación Nacional del Servicio Exterior (1945), que
Otro núcleo de dependencia del Servicio Exterior lo constituían las Falanges del Mar. A principios de 1942 se nombraron unos Delegados Regionales de las JONS en la Marina en las cinco zonas en que quedaba delimitado el litoral español. Se establecieron delegaciones provinciales en Barcelona, Tarragona, Palma de Mallorca, Valencia, Castellón de la Plana, Alicante, Cartagena, Bilbao, Santander, Gijón, Pasajes, La Coruña, Vigo, Vivero, Cádiz, Huelva, Málaga, Sevilla y Las Palmas de Gran Canarias. El origen de esta nueva organización se encontraba en una orden de la Presidencia de la Junta Política para la creación de las JONS en la Marina mercante del 14 de Abril del 41, aunque la idea originaria de insertar a los marineros en el Servicio Exterior procedía de sus más remotos comienzos. Efectivamente, el apartado b del Art. 10 del Reglamento del Servicio Exterior Falange Española daba entre las competencias al Jefe del Servicio "La creación de JONS en toda clase de embarcaciones de la Marina Mercante como medio de expansión e independientemente de toda cuestión de trabajo a que estén afectos las tripulaciones de los mismos".

Se trataba de centralizar en esta organización bajo el mando del Servicio Exterior a los afiliados dispersos en las distintas Jefaturas Provinciales; éstas se veían obligadas a trasladar el expediente de los afectados por la disposición a la Delegación Nacional del Servicio Exterior de quien a partir de ahora dependerían. Para la difusión de estas originales organizaciones, que venían a ser una especie de Jefaturas locales de la Falange a bordo de los buques, el Servicio Exterior prepararía, a los pocos meses, unos actos de divulgación en zonas costeras. Esas agrupaciones marineras dieron lugar a las Falanges del Mar . En La Coruña se constituían en Mayo del 42 con actos celebrados en el Teatro Rosalía de Castro y donde Genaro Riestra, Salas Pombo (Jefe Provincial de La Coruña) o Enrique Llovet (Jefe de Propaganda del Servicio Exterior) anunciaban "una nueva era" para los hombres de la mar .

(...) Las Falanges del Mar vieron su reforzamiento por las necesidades de control que el Estado tenía en 1942 y para lo cual la Falange le venía a la medida. Además de la esperanza en el comienzo de "una nueva era" para los marineros, aquella nueva estructura respondía a dos graves motivos de preocupación: El que la entrada de material subversivo a territorio nacional se hacía sobre todo por las tripulaciones de los mercantes y entre los que se daban casos de deserciones y actitudes antirrégimen; y el que los intentos de las Jefaturas Provinciales de la Falange en zonas costeras habían fracasado en su captación de la marinería con niveles alarmantes de escasez. Está flaqueza en las JONS de la Marina Mercante era debida entre otras causas a que el proceso que se seguía de depuración del Partido había congelado las inscripciones de nuevos miembros, situación que resultaba preocupante para Ximénez de Sandoval, quien pedía al Secretario General normas excepcionales de afiliación para la marinería.
Desde la fundación de las Falanges del Mar y con la obligación de inscripción de toda la marinería a las mismas, se logró en un año el encuadramiento de 20.420 nuevos miembros, repartidos en 239 jefaturas locales a bordo de los buques.

El 1 de Diciembre de 1945 al borde de la desaparición del Servicio Exterior las Falanges del Mar fueron reorganizadas, dada la condición de miembros del Movimiento de sus integrantes, en el interior del Sindicato de Comunicaciones y Transportes.
Así que la respuesta es afirmativa. El sindicalismo vertical sí tuvo presencia en el territorio, como mínimo a través de la afiliación obligatoria de la tripulación de la monopolística Trasmediterranea al Sindicato de Comunicaciones y Transportes.





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