La figura de Juan Fontán ya la hemos tratado anteriormente, pero desconocemos al otro oficial (Edmundo Hernández Medina) que le acompañaba como lugarteniente en la toma de Bata.
... hay que subrayar que los elementos de la fuerza expedicionaria, a los que se esperaba como amigos, se comportaron en líneas generales, como ocupantes.
Inmediatamente después de una Misa de Campaña, que coincidió con la Fiesta de la Raza, el 12 de octubre de 1936, los canarios se hicieron cargo de cuanto significaba mando. Los presos, hasta entonces respetados, fueron maltratados y apaleados. Los que se habían sublevado (la gente de orden) tratados casi como "nacionales de 2ª clase" o "semirrojos".
Nada me han dicho en contra del Jefe de la expedición (el capitán Fontán). Sí, en cambio, respecto a otro oficial, al que apodaron "Mi caballo murió" pues siempre iba con una fusta de montar (¿o de pegar?) aunque no tenia caballo.
Puede decirse que hubo represalia. No cruenta, no como la de Badajoz, pero si saliéndose algo de la línea moderada que hasta entonces había prevalecido.
El gracejo popular recurrió en este caso a un conocido tango de moda en los años 30, muy festejado entre la tropa, para describir al capitán Edmundo Hernández Mediana ya que -según Donato Ndongo- «andaba siempre fustigando a su alrededor con un látigo, aunque no tenía caballo».
No hay mucha información sobre él, pero se entiende que había tomado parte activa del golpe de Estado en Canarias:
Así, por ejemplo participó en la sustitución de las autoridades republicanas, siendo designado el 4 de agosto por el Gobernador Civil franquista como presidente de la Cámara de Comercio y vicepresidente de la Junta de Obras del Puerto de Las Palmas [un inciso para entender la importancia de esta institución: ¿recuerdas el caso de Joaquín Masmano, y del comité de huelga del puerto, desaparecido en el viaje del 5 de septiembre del Dómine?].
Igualmente, en el portal de Pedro Medina Sanabria, se recoge el expediente de Alberto Hernández Suarez, brigada del Regimiento de Infantería Canarias número 39, en servicio de Jefe de la Guardia Municipal de Las Palmas en 1936.
En ese expediente, consta la declaración del propio Edmundo Hernández:
Que era el Jefe de las fuerzas, y, que obedeciendo ordenes de la comandancia Militar, se personó [el 30 de julio] en el domicilio del denunciante acompañado de varios subordinados.El brigada denunciante afirmaba en el expediente que la «biblioteca comunista» no era sino ejemplares de la colección Vida Nueva, y que en concreto un tomo «titulado el País de la bruma del autor Conan Doyle» tenía escondidas 5.000 pesetas de un premio de lotería, y que éstas le habrían sido robadas en el registro realizado «sin mandamiento judicial alguno» dirigido por «un paisano que tocándose con el gorro de cuartel ostentaba en el mismo las estrellas de Capitán».
Que previo consentimiento de la familia del mismo, y a presencia de ella se registraron minuciosamente todas las habitaciones.
Que en la sala de la casa se encontró una Biblioteca comunista; y que a presencia de la citada familia y de los subordinados que le acompañaban, se recogieron todos los tomos, se ataron con cuerdas, poniendo por fuera un papelito en que decían a quien pertenecían.
Y pese a ser acusado inicialmente por desobediencia, tras su denuncia del robo del dinero, su acusación se modificará a auxilio a la rebelión (ver: Denunciante transformado en Denunciado), acabando finalmente condenado a muerte por un consejo de Guerra.
El brigada fue fusilado a las dieciocho horas del día 3 de octubre de 1936, en el Campo de Tiro Militar de la Isleta. Y -al día siguiente del fusilamiento- el capitán Hernández embarcaba como oficial del Batallón de Voluntarios Patriotas de Las Palmas.
El brigada fue fusilado a las dieciocho horas del día 3 de octubre de 1936, en el Campo de Tiro Militar de la Isleta. Y -al día siguiente del fusilamiento- el capitán Hernández embarcaba como oficial del Batallón de Voluntarios Patriotas de Las Palmas.
Tras la caída de Bata, al igual que Fontán, asumirá la función de juez instructor en el encausamiento a los 150 coloniales (la tripulación del vapor Fernando Poo y los leales a la República en el territorio ecuatorial), hasta el traspaso de los expedientes a los tribunales Canarios y confinamiento en el campo de concentración del viejo Lazareto de Gando. Es el caso, por ejemplo, de la instrucción por "delito de rebelión" (sic) al guardia colonial Sebastián Nacarino Romero.
Nota social del diario Falange de marzo de 1938 |
Revisando la documentación accesible, su puesto en la gestora de la Cámara se mantenía todavía en mayo de 1938 (a su retorno de Fernando Poo), cuando se incorporaron nuevos miembros a la misma.
El boletín de la Cámara de Comercio resumirá el triunfo de la expedición canaria sobre la Guinea republicana con un lacónico «la tranquilidad es ahora absoluta».
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