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domingo, 30 de noviembre de 2025

El caso de Saturnino

La Auditoria de Guerra de la 5 Región Militar, nos cuenta de un juicio sumarísimo de urgencia por auxilio a la rebelión. El Consejo de Guerra Permanente nº 3. condena a 6 años y un día de prisión mayor en diciembre de 1939 a Saturnino Monteagudo Serrano vecino de Bata.
No se encuentra, por tanto, entre los 150 coloniales del Campo de concentración de Gando.

Os contamos un poco su caso:

Ya en 1926 "La Guinea Española" informa de la llegada del agricultor Saturnino Monteagudo, natural de Sotos (provincia de Cuenca), en el Isla de Panay.

Poco más hay sobre él, pero necesariamente se encontraba en Bata cuando se produjo el bombardeo desde el Ciudad de Mahón, ya que se cuenta entre los leales al gobierno republicano que se vieron obligados a cruzar la frontera hacia Gabón.

De hecho, Ángel Miguel Pozanco le incluye en sus memorias entre los "refugiados en Libreville  (Gabón), se dirigieron a España, también como todos los anteriores, vía Francia: ¡La conducta de estos compatriotas, marchando a España, contrasta con la de algunos que han preferido el exilio y sus consecuencias, a incorporarse a la defensa de su país!"

Así, en junio de 1937 es reincorporado al arma de artillería y desde Valencia (D . Saturnino Monteagudo Serrano, licenciado, reingresa con su empleo y antigüedad de 1-3-1922), Indalecio Prieto le asciende de brigada a teniente de ingenieros y en julio se incorpora al batallón de zapadores del IV Cuerpo de Ejército. En mayo de 1938, se le concede el empleo de capitán de ingenieros.

Tras el "Cautivo y desarmado el Ejército Rojo", en diciembre de 1939 un Consejo de Guerra sumarísimo de urgencia condena a Saturnino Monteagudo a 6 años y un día de prisión mayor por auxilio a la rebelión .

Como en otros casos, se acumulan sentencias, militares, civiles, administrativas,... con la finalidad de marcar social y políticamente, o incluso arropar "jurídicamente" la expropiación de bienes; en agosto de 1940 (estando ya cumpliendo los 6 años y un día de prisión), el Juez Instructor Provincial de Responsabilidades Políticas de Cuenca hace saber que por orden del Tribunal Regional de Albacete, se le está instruyendo un expediente. Dos años después, informará a sus posibles acreedores que "en el improrrogable término de treinta días hábiles, a contar del siguiente al en que tenga lugar la publicación de este edicto, apercibiéndole que si no lo verifican, cualquiera que sea la causa, quedarán definitivamente decaídos de su derecho y no podrán formular ulterior reclamación contra el Estado en ninguna jurisdicción". Por lo que se entiende que se ha procedido igualmente contra sus bienes y patrimonio.

Finalmente, su pena de prisión es conmutada por la Comisión Provincial de Examen de Penas de Soria, quedando en libertad provisional: en marzo de 1944, el periódico Jornada, informaba de su obligación de comparecer ante la Junta Provincial de Libertad Vigilada de Valencia, "dentro del plazo de 10 días, y horas de 4 a 7 de la tarde, advirtiendo a los interesados que la falta de presentación en el término indicado podrá llevar consigo la pérdida de los beneficios de libertad condicional y el reingreso en prisión".

En la misma página del periódico, el Director General de Prisiones arenga: "El Caudillo ha instituido el Servicio de Libertad Vigilada para que los que salen en libertad condicional, encuentren pronto en el seno de sus familias la paz, el trabajo y la venturosa confianza que les arrebató la vesania marxista. Todo cuanto se haga por instaurar en el alma de nuestros liberados condicionales la certeza de que forman parte en una comunidad nacional justa, próspera, y bien encaminada; todo lo que se haga por darles Justicia, aprovecho la ocasión para repetirles otra vez mi absoluta certeza de que su leal y entusiasta cumplimiento de la inequívoca voluntad de Franco, les será premiado con la mejor alegría a que aspira todo buen español: ver pronto a su Patria indisolublemente unida, trabajando y engrandeciéndose con el esfuerzo de todos, absolutamente de todos sus hijos. 
¡Viva Franco! ¡Arriba España!"

Y no volvemos a saber de él.

Aunque sí hay algún dato disperso de su familia, como en la Causa General del Partido Judicial de Cuenca sobre Darío Monteagudo Serrano, que "desempeñó el cargo de concejal [desde el 27 de febrero de 1936 hasta el 29 de abril de 1936] y desde el 12 de Junio de 1938 hasta el 29 de Marzo de 1939; fundo la C.N.T. después del glorioso Alzamiento Nacional y ejerció el cargo de Presidente; perteneció al Ayuntamiento en virtud de elección, es desafecte del régimen actual y reside actualmente en el pueblo [de Sotos]".

viernes, 21 de noviembre de 2025

La esquiva Malabo

Publicaba hace poco un medio digital que de las tres ciudades menos visitadas del mundo, una fue ciudad española hasta 1968:

La tercera ciudad menos visitada del mundo es una que perteneció a España hasta hace casi seis décadas: Malabo, la capital de Guinea Ecuatorial. En ella viven casi 300.000 personas y es el principal núcleo de población de la nación, aunque muy pocas personas se han decidido a visitarla debido a la escasa oferta turística que hay en el país. 

Esta urbe se ubica en la isla de Bioko, y al haber estado durante muchos años bajo soberanía española, en ella se pueden encontrar algunos edificios coloniales a orillas del Atlántico, mientras que en sus alrededores se extienden enormes selvas que acentúan esa sensación exótica que se tiene al recorrer sus calles.

Qué lejos queda aquella nota que documenta Patricio Nbe en su viejo blog:

 



«Me dirijo especialmente al turista español que después de tantos años de convivencia y contrastes históricos lamentablemente consentidos por ambos (Guinea Ecuatorial y España), sigue siendo la gran desconocida en África para los Españoles. (…) En el corazón de África Central, se habla español y los paisajes naturales se expresan en español, por lo que el turista español vuelve a su casa, se encontrara en casa, en el Parque Natural del Monte-Alén, sobre el puente Triana de Niefang, en la dehesa de Moka; las tortugueras de UREKA en el Pico de Basilé, desde donde el humo blanco desciende hasta las playas arenosas.

Venir hoy a Guinea ya no es cuestión de aventura. Lo bello, lo exótico, el encanto de sus hombres y mujeres, son las ofertas generosas con las que la nueva Guinea Ecuatorial te invita ¡Sean Bienvenidos a su Casa!»

Y si de turismo se trata, no te olvides de estos paseos por la calle 19 de Santa Isabel:

domingo, 16 de noviembre de 2025

La memoria de un niño

David Manzur Londoño (Neira, 14 de diciembre de 1929) es un pintor colombiano de origen libanés.

En 1934 su familia fue a vivir a Bata, en donde fue testigo con 6 años de edad del bombardeo de la ciudad por el Ciudad de Mahón

«Entre sus recuerdos tiene grabada una imagen de la infancia: "A los seis años me tocó ver hundir un barco, empezaba la Guerra Civil Española, estando en Bata, Guinea Ecuatorial. Se llamaba Mahón y hundió otro barco que se llamaba Fernando Poo"», «vi cómo se hundió un barco con 90 personas adentro. Esa imagen fue muy difícil de digerir a esa edad.»

David Manzur. Estudio para una transverberación en el mar, 1.

A punto de cumplir los 100 años, y con ganas de llegar a los 120, en su relato vital asoma la vivencia de la guerra (la española, la mundial y los conflictos colombianos).

Sobre el territorio ecuatorial, cuenta a la periodista Isabel López Giraldo en una de sus Historias de vida:

(...) Por razones de la depresión de la época y por el llamado de un cuñado de mi padre, durante mis primeros años viví especialmente en África y España. Lugares en los que recibí la influencia de la religión católica, de esa carga emocional arraigada en el concepto del pecado. Pero también aprendí sobre la vida de los santos.

La hermana de mi papá estaba casada con un hombre de negocios, muy rico [probablemente la familia David Nauffal de "Almacenes Madrid"]. Entonces mi papá decidió llevarnos con ellos a la Guinea Ecuatorial española, donde se encontraban. Para lograrlo, el primer paso fue llegar a la isla de la Gran Canaria. Aquí se dedicó a trabajar como comerciante de la mano de su cuñado. Yo tenía cinco años cuando viajamos, justo cuando estalló la guerra civil española. Recuerdo que me fascinó el viaje en barco: conocí el mar cuando fuimos al puerto de Barranquilla.

De Canaria fuimos a Guinea en un viaje que tomó doce días en El Domine. Este pertenecía a la compañía Trasmediterránea encargada del tránsito entre España y las colonias africanas. Era blanco, y me encantaba. Pero también me fasciné con las costas, con el mar, con los peces. El viaje me pareció mágico. Tenía seis años cuando estaba asimilando todo este esplendor.

  

Llegamos primero a Santa Isabel, la capital de lo que era Fernando Poo, actualmente conocido como Malabo, ubicado en el norte de Bioko. Aquí permanecimos una semana. Este es un lugar con encanto, con tortugas, con mariposas y con una densa selva tropical.

En 1934 pasamos al lugar continental de la Guinea llamado Bata, donde mi padre trabajaría. Estando allí bombardearon la Guinea Ecuatorial española, durante la guerra civil. Así fue como pasé cinco años de mi vida en medio del fuego.

Vivimos en una casa muy humilde a la orilla del mar. La casa, que más parecía una choza, tenía una seiba muy alta en el patio de atrás: creció más de treinta metros convirtiéndose en faro para los barcos. 

(...) Un día, temprano, sentí un enorme estruendo por una pared que salió volando de la casa. Cuando miramos hacia el mar, había un barquito negro junto a otro, compañero de El Domine. Por fascinación me puse a verlo, pero no me dieron tiempo porque salimos huyendo a un hospital a través del bosque.

Al regreso supe que, al Fernando Poo, de la misma compañía transmediterránea de El Domine, se le había acercado un barquito negro. Éste había disparado un cañonazo que cayó en la casa vecina, derrumbándola y afectando gravemente la nuestra. En mi inocencia infantil resultó una aventura muy divertida que me llenó de curiosidad. Al final de la tarde, ya casi anocheciendo, alcanzamos a ver la manera como este barco, blanco y lleno de gente, se hundía.

Me encontraba solo. Y miraba la manera cómo, lentamente, se hundía la embarcación dejando ver un pedacito de uno de sus bordes. Me asusté al sentir una mano que tocó mi hombro. Se trataba del padre Bruno, una figura muy importante de la Iglesia pues hizo parte de las misiones maristas de España en la Guinea. El padre Bruno era amigo de mamá. Mi mamá era amiga de todos los sacerdotes. Entonces el padre Bruno me dijo: "Recemos porque están muriendo varios mártires" (...).

Los hermanos David, Jaime (en brazos) y Sara Manzur en Bata.
Detrás, el persona de servicio -boy- asignado.

«...en 1939 estalló la guerra Mundial y me mandaron a las Canarias, pero volví a Santa Isabel, la capital de Guinea, y en el colegio de Claretianos estudiaba también un niño menor que yo, se llamaba Teodoro Obiang, hoy “presidente Obiang”. Dictador Férreo y cruel de un pequeño, pero poderoso País Petrolero». En otra entrevista completó «"pero Obiang es 13 años menor que yo, era de los chiquitos", recuerda entre risas».

Es un gran relato, no dejéis de leer la totalidad de la entrevista. Incluso tiene cabida la Operación Postmaster, a través de la memoria del escolar Manzur: 

(...) En Santa Isabel me encontré con el barco italiano Duchessa D'aosta, que en ocasiones nos permitía a los muchachos, también en pandilla, escaparnos del colegio para conseguir ciertas comidas que nos daban los marineros y que por la guerra no podíamos tener en la capital. Lo triste fue que, otra noche, por efectos de un bombardeo, el barco desapareció.

El Duchessa D'aosta en el puerto de Santa Isabel  (noviembre 1941),
 tomada desde el avión del Alfonso Alarcón.

O «La guerra tenía su encanto para él [Manzur] y sus compañeros. Durante muchos meses permaneció en el puerto el barco italiano Duchessa D'aosta. Algunas veces lograban escaparse del colegio, jugaban recorriéndolo y recibían chocolates de sus marinos. Una tarde se lo llevaron y la tristeza fue total porque con él le arrebataron los dulces y el único juego que lograba atraerle».

sábado, 8 de noviembre de 2025

Brigadistas ecuatoriales

La Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática establece, en su artículo 33, la posibilidad de:

la concesión de la nacionalidad española a los voluntarios integrantes de las Brigadas Internacionales y a sus descendientes que acrediten una labor continuada de difusión de la memoria de sus ascendientes y la defensa de la democracia en España.


Ésto es un paso más que el anterior Real Decreto 1792/2008, de 3 de noviembre, sobre concesión de la nacionalidad española a los voluntarios integrantes de las Brigadas Internacionales. Parece de justicia, al igual que lo fue el Real Decreto 39/1996, de 19 de enero, sobre concesión de la nacionalidad española a los combatientes de las Brigadas Internacionales en la guerra civil española, que le precedió.

Y así, recientemente el BOE recogía un decreto con 171 cartas de naturaleza para descendientes de brigadistas internacionales que acudieron a luchar en la Guerra Civil para defender la República. Esta decisión cumple el mandato de la Ley de memoria democrática. Son 54 hijos y 117 nietos y de países como Cuba, Estados Unidos, Albania, Polonia, Reino Unido, Australia, Italia o Francia, entre otros.
"Esta concesión producirá efectos con los requisitos, las condiciones y los plazos previstos en el Código Civil, no siendo de aplicación la exigencia de renuncia a su anterior nacionalidad conforme a lo establecido en el artículo 33.1 de la Ley 20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática."

Pero nos surge una duda... ¿los ecuatoguineanos (y sus descendientes) que lucharon por la República y que en 1968 perdieron su condición de súbditos españoles, podrían acogerse a ese beneficio? No son muchos... pero tampoco son pocos.

¿Los descendientes de ecuatoguineanos como José Carlos Grey Molay o José Epita Mbomo, que hicieron la guerra en las filas del ejército republicano, y que acabaron en el exilio (o incluso en campos de concentración nazis por ser españoles y republicanos), podrían acogerse a este beneficio o a los anteriores?




Al igual que pudiera hacerlo los descendientes del brigadista Otto Bruno Löbig, el relojero de Cartagena y comerciante en Fernando Póo, cuyo compromiso le garantizó el confinamiento en diferentes campos de concentración.

O ejercer el derecho de la ciudadanía a la reparación moral y a la recuperación de su memoria personal, familiar y colectiva, como hizo la familia de Acacio Mañe el año pasado.

Es una duda, pero hay tiempo para aclararla: no se ha previsto una fecha límite para la concesión de la nacionalidad española a los voluntarios integrantes de las Brigadas Internacionales y a sus descendientes que acrediten una labor continuada de difusión de la memoria de sus ascendientes y la defensa de la democracia en España.

En cualquier caso, la Ley de Memoria Democrática, al igual que su predecesora (y derogada) Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen medidas en favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura, tiene una deuda pendiente con la memoria colonial...

martes, 4 de noviembre de 2025

Pescado fresco

¿Qué pasó realmente con Acacio Mañé Elá? Donato Ndongo-Bidyogo cita dos testimonios esclarecedores:
  1. El gobernador Faustino Ruiz y su discurso -a lo Queipo de Llano- en Micomeseng «Esos que están ahora en las mazmorras, detrás de mi palacio en Santa Isabel, llorando como mujerzuelas, que creían que ya eran algo por saber las cuatro operaciones fundamentales,conocerán dentro de poco cuán peligrosos son ciertos juegos (…) mi puño no temblará para firmar la sentencia de muerte de ningún desgraciado que atente contra la dignidad de España; vista el hábito que vistiere, cualquiera que atente contra la españolidad de estas tierras lo mandaré fusilar».
  2. O el de Carrero Blanco «Hace poco tuve que venir a cortar la cabeza de una serpiente negra en el estuario del Muni».
Veíamos en El procesamiento a Don Faustino, cómo los ejecutores del asesinato de Acacio Mañe Ela habían mandado al Gobernador General un telegrama que decía «El pescado está fresco», indicando que Acacio Mañe Ela (o su cuerpo) había dejado de ser un problema. Siendo Santa Isabel un pueblo chico, habría llegado la noticia a Rafael Galbe Pueyo, presidente del Tribunal Superior de Justicia, por lo que éste convocó al fiscal Antonio Fernández Dans Rodríguez y al juez Juan de Miguel Zaragoza, para ver la posibilidad de procesar al Gobernador General Faustino Ruiz González. Pero, de acuerdo con el artículo 5 del Real Decreto del 13 de diciembre de 1858, el Gobernador General estaba «investido de todas las atribuciones discrecionales que la naturaleza del país o la urgencia de un suceso imprevisto pueda hacer necesarias»; o sea, gozaba de inmunidad, prerrogativa que eximía ser sometido a proceso judicial. Aunque el gobernador parecía que iba a superar a Barrera en su servicio ecuatorial, finalmente fue cesado un par de años después, aunque tal vez fue el sonrojante incidente de intentar ser nombrado botuku (motuku, según los papeles) en lugar de Moka, y no por la desaparición de Acacio Mañé. Tras su fallecimiento en 1969 fue declarado "Hijo Predilecto de la Ciudad" de San Fernando (Cádiz) en donde tiene dedicada una calle todavía a día de hoy.





Y Dans, como fiscal, humillado públicamente y destinado a anodinos puestos en la península. Galbe, que contaba con otros respaldos (era miembro fundador del Opus Dei -de los primeros 15 supernumerarios surgidos en las jornadas de Molinoviejo, al igual que Jesús Fontán Lobe-, e incluso había servido en el crucero Canarias, coincidiendo con el gobernador como director de tiro) fue respetado, y progresó profesionalmente hasta el cargo de Comisario general Adjunto de la Guinea Ecuatorial, y condecorado con la Cruz de Honor de San Raimundo de Peñafort y la Orden de África. Tras la independencia, terminó su carrera profesional en 1987 como presidente de la Sala de los Contencioso Administrativo de la Audiencia Territorial de Zaragoza.

¿Y con Acacio Mañé Elá?

Augusto Iyanga Pendi lo desarrolla más en "Historia de Guinea Ecuatorial":

«Pasados varios meses, se presentó en el despacho parroquial de Bata el Fiscal General de la Colonia con un secretario y pidieron al párroco que les contara la conversación que había mantenido con D. Acasio Mañé la tarde que desapareció. Les contó lo dicho anteriormente. Ellos le leyeron el acta y, estando de acuerdo con lo escrito, el párroco lo firmó.

Después, el Fiscal fue llamando a declarar a las principales autoridades: al Subgobernador de Bata, al jefe de policía, al capitán de la Guardia Territorial y al Capitán de la Marina. Para eso, estuvo en Bata casi un mes. Acabado el atestado, el Fiscal y su ayudante se fueron a Santa Isabel (actual Malabo). Nada se supo de las declaraciones de las autoridades ni del atestado del Fiscal.

Nada se habría sabido del caso si unos seis años después, el mismo Fiscal no se lo hubiese revelado al P. Nicolás Preboste. De vez en cuando, este Fiscal, excelente cristiano y amigo íntimo del P. Preboste, pasaba por el despacho del misionero, para tratar con él asuntos espirituales.

Un día, antes de despedirse, le dijo: "Usted, Padre, nunca me ha preguntado sobre la desaparición y muerte de Acacio Mañé". El P. Preboste le contestó: "Es verdad, y me gustaría mucho saberlo". Le contó que, al descender Acacio las escaleras de la casa del jefe de la policía, varios guardias civiles lo sujetaron y metieron en un jeep que lo llevó a la Guardia Territorial, sin que nadie lo viera. Al día siguiente, habría tenido lugar la llamada a la misión preguntando por un capellán castrense.

A los dos o tres días, lo bajaron de noche al puerto, lo metieron en la lancha del puerto de Bata y lo llevaron a alta mar. Es probable que le dieran un tiro (esto no se ha confirmado), y a continuación lo arrojaron al mar, atado a una piedra grande. Así murió Acacio Mañé, por el "crimen" de haber hecho campaña a favor de la independencia de su pueblo. Fuera de los implicados, nadie vio nada, nadie se enteró de nada. Hasta ahora no consta que se haya castigado a los culpables.

El atestado del Fiscal fue entregado en el juzgado de Malabo, y los jueces, al ver implicadas a las autoridades de Bata, se declararon incompetentes y lo remitieron a Madrid. Allí, vista la gravedad del asunto, se archivó como secreto de Estado en el Ministerio de Guerra o de Justicia.

Los que entonces vivíamos en Guinea sólo vimos que los mencionados altos cargos de Bata, al poco tiempo de los hechos, eran sustituidos por otros, sin llamar la atención».

«Esta otra información la tengo también del P. José María Viñas Bosch. El fiscal de colonias de la Región Continental, del Opus Dei, no recuerda su nombre, se dirigía espiritualmente con el P. Nicolás Preboste. Un día, después de sus charlas místicas, el fiscal le preguntó al P. Preboste: "Padre, usted nunca me ha preguntado por lo de la muerte de Acacio Mëñë". Éste, por la seriedad del problema, le respondió entre titubeos, "pues, pues no". El fiscal le respondió: "yo sí que sé quiénes mataron a Acacio Mëñë. Interrogué a todos los jefes españoles que tenían el mando en Guinea, empezando por el Gobernador General don Faustino Ruiz González. La conclusión que saqué era que todos estos fueron los que ordenaron la muerte de Acacio, y el señor Gobernador General como el primer inculpado. Como yo no podía decidir aquí mandé el expediente a Madrid. Silencio administrativo"».

Rosa Pardo Sanz -recurriendo al Fondo Marcelino Oreja Aguirre- afirmará en La política descolonizadora de Castiella que «El asesinato de A. Mañé fue reconocido por Castiella en su exposición (La Guinea Ecuatorial en la política exterior española, 1957-1967) a la Comisión Interministerial sobre el futuro de Guinea, en abril de 1967, y en Exposición del Ministro al Consejo de Ministros, 28-3-68 (en AC sin numerar). Al parecer se le aplicó una especie de ley de fugas; el caso se llevó a los tribunales (el juez instructor -R.Galbe- era en 1968 Subcomisario General) y se dio una pequeña pensión a la viuda para enterrar el asunto».



En el documento sellado como SECRETO de ese mismo fondo -sin entrar en detalles- se recoge cómo la provincialización y autonomía genera desasosiego en la población local y «produce una reacción de los sectores políticos guineanos y como consecuencia su represión por la fuerza por nuestras autoridades (…) quedando envuelta en el misterio la desaparición de Acacio Mañé, rico propietario de Bata». [El entrecomillado es nuestro, pero el subrayado es del documento original.]
En esa línea, resulta -cuando menos- curioso que Acacio Mañé, definido como "hombre de pocos escrúpulos", desapareciera apenas una semana después de la misteriosa muerte de Enrique Nvo, otro líder independentista guineano presuntamente asesinado por órdenes del gobierno colonial.


¿Cómo saber lo que realmente pasó? Lamentablemente, miembros de la Guardia Civil destacados en Guinea Ecuatorial, con el tiempo acabaron en Intxaurrondo y los tribunales españoles han considerado probado que se significaron en el llamado GAL Verde... por lo que no resulta difícil pensar que esa pauta de mano dura pudo iniciarse en el territorio ecuatorial.

El presidente Macías lo tenía claro; la bandera de la joven república incorporará «una franja roja que simboliza la sangre de nuestros mártires revolucionarios y anticolonialistas Acacio Mañe y Enrique Nvo» (Ébano, 15/10/1969) y en su acostumbrados exabruptos, clamará contra la Guardia Civil: «"Ahora, la única lucha que queda es para expulsar a la Guardia Civil. El nuevo Presidente de Guinea Ecuatorial no puede sentirse satisfecho si no se expulsa a la Guardia Civil que asesinó a Acacio Mañe". Macías grita como un energúmeno ante los micrófonos de radio Bata», recogerá Baleares: órgano de Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. en su edición de 9 de abril de 1969.

Dudas parte, en 2024 el español Ministerio de Política Territorial y Memoria Democrática a través de su Secretaría de Estado de Memoria Democrática resolvió la declaración oficial por parte del Gobierno español de Acacio Mañe como víctima de la represión política y colonial franquista, en aplicación del derecho al reconocimiento y la reparación integral por parte del Estado.


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