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jueves, 28 de marzo de 2019

guerra civil española, claves de redacción

Con motivo del octogésimo aniversario del final de la guerra civil española, la FUNDEU propone una serie de claves para una adecuada redacción de los textos que versen sobre este acontecimiento histórico: 

1. Guerra Civil, en mayúscula, y guerra civil española, en minúscula

Las construcciones guerra civil y guerra civil española se escriben, en general, en minúscula por poseer un carácter descriptivo. Sin embargo, la primera de las expresiones puede escribirse en mayúscula (Guerra Civil) cuando, por antonomasia, se entienda que alude a un conflicto bélico concreto y específico que es conocido por los hablantes que comparten un mismo contexto, como ocurre en España con el que tuvo lugar entre 1936 y 1939. 

2. Fratricida, escritura correcta

La palabra fratricida, con la que se designa, según el diccionario académico, a la ‘persona que mata a su hermano’, presenta una r tanto en la primera sílaba (fra-) como en la segunda (-tri-). De esta manera, los términos fatricida y fraticida no resultan adecuados. 

3. La península ibérica, con ambos términos en minúscula

La expresión península ibéricaal igual que cordillera alpina o península itálica, se escribe en minúscula, tal y como señala la Ortografía de la lengua española

4. La Pasionariael Campesino y el Director, grafía adecuada

Los apodos, como la Pasionariael Campesino y el Director, con los que se conoce a Dolores Ibárruri, Valentín González y Emilio Mola, respectivamente, se escriben en mayúscula, sin comillas ni cursiva y con el artículo que los precede en minúscula. 

5.  Segunda República o II República, en mayúscula 

Para referirse al periodo de la historia de España que comenzó en el año 1931 y que finalizó con el levantamiento militar de 1936, pueden emplearse las expresiones Segunda República, con las dos palabras con mayúscula inicial, y II República, con números romanos.

6. Valle de los Caídos, con tilde en la i y con mayúscula 

La denominación Valle de los Caídos se escribe con mayúscula, exceptuando la preposición y el artículo, y con tilde sobre la i en la palabra caídos, puesto que esta vocal, cerrada y tónica, forma parte de un hiato.

7. Urbicidio, término válido

El sustantivo urbicidio es un término válido para referirse a la destrucción de algunas ciudades españolas que tuvo lugar durante la Guerra Civil.

viernes, 22 de marzo de 2019

Biznaga de Plata a de Enric Ribes

.¿Recordáis al Prisionero 5124: Grey Molay, el republicano negro?

Su hija Muriel ha participado en la producción de un documental (compartimos el
trailer):


GreyKey nace de la curiosidad y el miedo de Muriel Grey-Molay hacia su padre, fallecido cuando era pequeña. Mediante una fascinante selección de archivo, Muriel recorre el camino de su padre, un hombre que trabajaba de noche y temía la oscuridad y el silencio. Finalmente, a través de la voz Muriel y el proyecto de Enric Ribes, se consigue poner fin a las dudas sobre el enigmático carácter de Carlos Grey-Molay, un guineano superviviente del campo de concentración de Mauthausen.
Y éste ha ganado la Biznaga de Plata al mejor cortometraje documental en la Sección Oficial de Cortometrajes Documental del Festival de Málaga
Si quieres conocer más sobre Carlos Greykey, accede a

jueves, 21 de marzo de 2019

No sabe nada de lo ocurrido durante el bombardeo

Los hermanos Juan y Pedro Medina Sanabria son fuente de inspiración e información para este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel. Y el Blog de Pedro Medina Sanabria | Memoria e Historia de Canarias hace un trabajo constante de difusión, por lo que merece la pena bucear un rato por sus páginas.

U.4,917,616

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DON JUAN FONTAN LOBE, CAPITAN DE ARTILLERÍA Y JUEZ NOMBRADO PARA EL ESCLARECIMIENTO DE LOS HECHOS OCURRIDOS EN EL VAPOR «FERNANDO POO» EL 14 DE OCTUBRE DE 1936.

CERTIFICO: Que a mi presencia y actuando como Secretario Alfonso Manrique de Lara Fierro, Sargento del Batallón de Voluntarios de Las Palmas, se presenta la Camarera Rosa Grau Espí, de la tripulación del «Fernando Poo” que manifiesta lo siguiente:

Dice que no sabe nada de lo que ocurrió durante el bombardeo.-

Que al Barbero Caparrós lo vió con pistola que cree traía de tierra. – –

Y en prueba de conformidad firma el presente con S.S. y yo el Secretario que doy fé, en Santa Isabel a 2 de Noviembre de 1936.

[Firmas rubricadas de ROSA GRAU ESPÍ, JUAN FONTÁN LOBÉ, y firma abreviada de ALFONSO MANRIQUE DE LARA FIERRO].

Cfr.: Archivo del Tribunal Militar Territorial 5.- 9342-297-21.- Causa 24 de

1937.- Folio 27.

lunes, 18 de marzo de 2019

Riqueza para la nueva España

La Gaceta de Tenerife, en su edición del 17 de marzo de 1938, daría la razón a Ángel Miguel Pozanco en sus denuncias de El granero en la retaguardia y El frente africano sobre los intereses económicos del franquismo sobre el territorio: «Emporio de riqueza es, sin duda alguna, Santa Isabel de Fernando Póo, que hasta la gloriosa fecha del sagrado Alzamiento Nacional, solo había sido un nido de ambiciones y un modelo de mala administración. (...) Un suelo tan exuberante, una feracidad tan extraordinaria es el germen vital de una riqueza poderosísima que ahora, (…) sabrá encauzarse y explotarse en bien de la Patria y será en fecha no lejana un venero de florecimiento que consolidará la economía patria y nos facilitará además la posibilidad de nuestra autarquía económica».

 

sábado, 2 de marzo de 2019

El declive de un tirano de Gustau Nerín

Para conocer sobre África en general y sobre Guinea Ecuatorial en particular, no hay mejor guía que Gustau Nerín. Algunas entradas de este paseo por la Calle 19 de Septiembre, como por ejemplo el dedicado a La Sección Femenina, serían difíciles de entender sin su trabajo previo.
Y entre sus muchos textos, hay uno de referencia obligatoria: Un Guardia Civil en la selva.
Se trata del Teniente Ayala, al que ya se ha incluido en varias anotaciones del blog.
Merece la pena, sin embargo, dedicar especial atención al capítulo El declive de un tirano del libro de Gustau:

(...) La situación, en Guinea, era mucho más tranquila que en la convulsa metrópolis. Durante las primeras semanas de la guerra, Ayala colaboró con el Frente Popular. Su militancia, pese a todo, era más bien discreta: publicó un panfleto en defensa de la República, pagó 150 pesetas para ayudar a las familias de los republicanos perseguidos y, de vez en cuando, tomaba una copa con el jefe militar de las fuerzas leales (Ayala tenía un bar con terraza en Bata, cerca de la playa, donde se reunían los simpatizantes de la República). Pero, por otra parte, el comerciante y hostelero protegió a varios oficiales de la Guardia Colonial confinados por golpistas. El capitán Ayala fue distanciándose progresivamente de sus compañeros de partido, y en especial a partir de septiembre de 1936, cuando a Bata llegaron noticias de la sublevación de la Guardia Colonial en Santa Isabel y de que los franquistas controlaban la isla de Fernando Poo. Fue en aquel momento cuando los republicanos del Muni se radicalizaron. Los izquierdistas más extremos ganaron influencia y se endureció la persecución de religiosos y colonos sospechosos de apoyar el golpe. Ayala, que estaba en Bata, se enteró de que pretendían encarcelar a los claretianos de la misión de Nkué y les advirtió del peligro. A través de un guineano, les envió una nota muy concisa: «Situación terrible, márchense llevando sólo lo preciso». Un par de religiosos huyeron. Los demás decidieron quedarse en la misión. Al cabo de pocos días, los claretianos fueron arrestados y trasladados a una finca de Bata, primero, y luego a un barco anclado ante la ciudad. La radicalización no fue mucho más lejos; en el Muni no hubo colectivizaciones, ni combates callejeros, ni bombardeos aéreos, ni «paseos», ni milicianos en mono de trabajo… En Bata, con guerra o sin ella, reinaba el relajamiento tropical. Poco después, el propio Ayala huyó de Guinea. Se fue a Camerún sin levantar sospechas, porque solía hacerlo por motivos de negocios. Desde allí escribió una carta al jefe militar de los republicanos, un buen amigo suyo, para explicarle su postura: «Sólo digo que estando usted solo, muy bien, habría tranquilidad, después no». En otra carta insistía en ello: «La vida, desde que V. no tiene solo el mando, no es tranquila, ni es vida […] Ojalá no pase nada y todo acabe bien». En Camerún, al principio, Ayala adoptó una posición muy ambigua. Denunció ante las autoridades francesas a un alemán que supuestamente espiaba para Franco. Pero, simultáneamente, mantuvo contactos con un par de funcionarios coloniales reaccionarios que habían huido de Guinea. El 14 de octubre de 1936, mientras Ayala permanecía en Camerún, un barco artillado con fuerzas marroquíes y voluntarios franquistas atacó Bata. Sin previo aviso, agredió a cañonazos tanto la ciudad como el barco que había anclado ante su playa. Las bombas tan sólo acabaron con tres personas: unos misioneros cautivos en el buque. Los combates, en Guinea, no causaron muchas más víctimas mortales. Los blancos republicanos huyeron en masa de Bata a toda prisa, rumbo a Ebibeyín, para exiliarse en Camerún. Se iban a pie, en condiciones extremas, porque habían abandonado sus hogares lo más rápido posible. Según algunos guineanos, testigos de la huida, había incluso niños blancos desnudos. Prácticamente todos los colonos de izquierdas del Muni pudieron escapar a las vecinas colonias francesas. Sólo [Alejandro Torres García] un militante del Frente Popular se resistió al avance franquista; era un viejo colono que había destacado, años atrás, por sus críticas al autoritarismo de Núñez de Prado. Aquel hombre se atrincheró en un remoto destacamento del sur de Guinea y murió con el fusil en la mano, en pleno corazón de la selva ecuatorial. Cuando los franquistas controlaron el territorio, Touchard, que ya era capitán, fue nombrado subgobernador de Bata. Ayala no abandonó Camerún, sino que sondeó la situación para comprobar si era prudente volver a Guinea. Todavía no lo era. Algunos colonos republicanos habían sido ejecutados. Y varios refugiados que habían decidido regresar a la colonia española, porque no habían jugado ningún papel político destacado, sufrieron penas de cárcel. Un funcionario franquista fue detenido en Bata por el mero hecho de haberse entrevistado con el capitán Ayala en un viaje a Camerún. Al ver que su situación no mejoraba, el ex reclutador envió una carta a Touchard pidiéndole permiso para ir a Toledo a ver a su familia; le aseguraba que, tras saludar a sus parientes, se presentaría ante Franco para que «hicieran con él lo que quisieran: o mandarle al frente o que le mataran». Ayala aseguraba que «él había sido un equivocado, que él se sentía arrepentido y que por lo mismo sentía más deseos de ir a España a luchar para poder quedar limpio de sus culpas». Incluso le aseguró a Touchard que estaba dispuesto a alistarse en la Legión para luchar contra los republicanos como legionario de a pie. Pese a sus solemnes promesas, cuando Ayala constató que las cosas no acababan de quedar claras, lejos de marcharse a la metrópolis como legionario, se limitó, prudentemente, a pasar una temporada más en Camerún. La administración colonial le procesó in absentia. El instructor del caso era, precisamente, Eugenio Touchard, ex colaborador suyo en la época del reclutamiento forzoso. Durante el juicio, algunos colonos derechistas declararon en contra de Ayala, pero las pruebas que presentaron eran poco sólidas: antipatía por los religiosos, comentarios irreverentes, amistad con colonos de izquierdas… La única imputación seria era que de vez en cuando, durante la guerra, se había reunido con los líderes republicanos. La sentencia, al fin, fue condenatoria, porque Touchard no tuvo en cuenta lo que Ayala había hecho — muy poca cosa—, sino lo que no había hecho, que era mucho. En la sentencia se argumentaba que las clases de la Guardia Colonial habían demostrado sus sentimientos derechistas y que, si no se habían sumado a la rebelión militar, era porque Ayala no lo había hecho, ya que el capitán era todo un referente para las fuerzas del cuerpo. El documento dejaba constancia de que, si él hubiese querido, la colonia entera se habría revelado, aunque ya no fuese militar: «Poco trabajo le habría costado al capitán Ayala hacer decidir la suerte de la Guinea a favor de la causa nacionalista». Todos los bienes del capitán fueron requisados. Ayala no compareció ante el tribunal, pero seguía de cerca su procesamiento. Vivía en la ciudad camerunesa de Ambam, a veinticinco kilómetros de la frontera, con su mujer —la fang guineana— y dos hijos mestizos. Para ganarse la vida, regentaba la factoría de un comerciante griego instalado en otra localidad de Camerún. En aquel establecimiento, Ayala tenía como empleado a un ciudadano británico que vivía en Mikomeseng pero pasaba largas temporadas en Ambam. El inglés, al volver de Guinea, informaba detalladamente al factor a propósito de la evolución de sus asuntos legales. Con tal de que le devolvieran sus propiedades, Ayala se mantenía en estrecho contacto con las autoridades franquistas. No le resultaba complicado: muchos de los altos cargos designados por los militares golpistas habían colaborado anteriormente con el capitán. Ayala tenía cierta amistad con el nuevo administrador de Ebibeyín, un médico de la sanidad colonial; de vez en cuando, el ex reclutador viajaba hasta la frontera entre Guinea y Camerún para entrevistarse con él. Algunos responsables de la Administración camerunesa se mostraban inquietos por aquellas reuniones: sospechaban que Ayala se dedicaba al espionaje para las autoridades franquistas, con el objetivo de recuperar sus propiedades; otros funcionarios creían que estaba a sueldo de sus antiguos socios alemanes. Ni unos ni otros hallaron pruebas concluyentes; es probable que sus sospechas fueran infundadas. En julio de 1937 Ayala viajó a Francia. Se embarcó en Duala y abandonó el barco en Burdeos. Desde allí se dirigió al País Vasco francés, donde se entrevistó con algunos altos cargos franquistas y les solicitó la devolución de los bienes que se le habían requisado. Los responsables del Gobierno de Franco le indicaron que, para tramitar su petición, tenía que dirigirse a Burgos. Pero Ayala, prudente, no cruzó la frontera. Sabía que en España podía sufrir penas de cárcel o incluso ser ejecutado. Lo conveniente era esperar. Regresó a Ambam. Ayala, que había sido un potentado en Guinea, vivía ahora en Camerún de forma bastante miserable. Aun así, conservaba su proverbial habilidad para las relaciones públicas, que tan útil le había resultado en Santa Isabel. Llegó a ser muy amigo del jefe de la circunscripción. Solían cenar juntos a menudo. Según un alto funcionario francés, que llevó a cabo una gira de inspección por la región de Ambam, «Ayala es recibido en el hogar del administrador como si fuera el niño de la casa, y se habla delante de él abiertamente». El jefe de la circunscripción de Ambam no era el único que apreciaba al exiliado; al parecer, en aquella aburrida ciudad del sur de Camerún, el capitán no tardó en volverse muy popular: «Es el hombre imprescindible, el cuarto jugador en las partidas de bridge, o la pareja en el tenis…» El comerciante disponía del único vehículo particular de la ciudad y lo utilizaba para hacer favores a los blancos de la circunscripción: «Ayala es quien va a buscar pequeños regalos a Ebolowa o a Yaundé…» En una ocasión, a finales de 1938, llegó a alquilar su coche al administrador de Ambam, que debía ir al Muni en viaje «privado» (en realidad se trataba de una misión de espionaje). El estatus de Ayala en Camerún fue consolidándose poco a poco. En 1940, al ver que su regreso a Guinea aún podía retrasarse más, abrió una fonda en Ambam. En el establecimiento, mucho menos lujoso que el que le habían requisado en Bata, acogía a los españoles que salían del Muni rumbo a Duala o Yaundé. De ese modo, se mantenía puntualmente informado sobre la evolución política de la colonia española. No perdía, al parecer, la esperanza de regresar a sus dominios. Pero su situación distaba mucho de mejorar. En 1940, Ayala fue procesado de nuevo por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Canarias. Por los «delitos» políticos que había cometido durante la República y la Guerra Civil, fue condenado a pagar 300.000 pesetas; 100.000 al acto, y 200.000 en un plazo de cuatro años. Era una multa muy elevada para la época. Quienes la imponían, sin duda, disponían de información muy fiable sobre los bienes que poseía el ex reclutador. Además, el tribunal condenó al oficial a una pena de destierro de tres años y un día. La familia Ayala abonó enseguida el importe del primer pago. La madre del oficial, residente en Madrid, no tardó en presentar un recurso en el que solicitaba la anulación del resto de la sanción. Alegaba que Julián Ayala había abandonado Guinea por sus desavenencias con el régimen republicano y que nunca había destacado como izquierdista. Pero la apelación de su madre fue desestimada. El tribunal político argumentó que no veía motivo alguno para indultarle. Ayala siguió defendiéndose legalmente. A través de un intermediario, solicitó un permiso para volver al territorio del Muni ante el subgobernador de Bata que había relevado a Touchard. A partir de aquello, la pista de Ayala se pierde. Pero pronto volvemos a encontrarla: regresó a España durante los siguientes meses. El 28 de marzo de 1942, el hombre que había sido todopoderoso teniente en Mikomeseng murió en una clínica de Barcelona a causa de una crisis hepática. Tenía cuarenta y seis años y una larga estela de crímenes a sus espaldas. (…)

Casi un año antes, en mayo del 1941, un Consejo de Guerra de Oficiales Generales designado para ver y fallar la Causa instruida en el procedimiento sumarísimo contra el Capitán Ayala le condenó a 6 años de prisión, ya que "es evidente que se ausentó de Bata en víspera de la llegada de las Fuerzas Nacionales y una vez en el extranjero no hizo nada por unirse a dichas fuerzas como era su deber, no solo de honor, por el uniforme que vestía sino por estar obligado a ello por disposiciones emanadas de las Autoridades Nacionales que disponían la obligatoria presentación de todos los retirados extraordinarios y por tanto ha infligido sus deberes militares ejecutando actos que constituyen el delito de negligencia previsto y penado en el párrafo segundo del artículo doscientos setenta y siete del Código de Justicia Militar". Medio año después, en octubre, se publica un orden concediéndole la libertad condicional de la Prisión Militar Castillo de San Francisco del Risco, de Las Palmas de Gran Canaria.
Cuenta igualmente con sendos expedientes de indulto del Tribunal Nacional de Responsabilidades Políticas: el primero de 1942 de procedente de la Audiencia Provincial de Juzgado de Instrucción de Santa Isabel y el segundo de 1958, procedente Audiencia Provincial de las Palmas.

sábado, 23 de febrero de 2019

Ordenando formación de causa contra tripulación del Fernando Póo

Los hermanos Juan y Pedro Medina Sanabria son fuente de inspiración e información para este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel. Y el Blog de Pedro Medina Sanabria | Memoria e Historia de Canarias hace un trabajo constante de difusión, por lo que merece la pena bucear un rato por sus páginas.


El llmo. Señor Auditor de Guerra, de Canarias, en radiotelegrama número 1532 de fecha 3 del actual, me dice:

SIRVASE DISPONER LA FORMACION CAUSA POR REVELION TRIPULACION VAPOR FERNANDO POO SI NO SE HUBIESE HECHO SIRVIENDO DE CABEZA ATESTADO INSTRUIDO JUEZ DESIGNADO SOLICITARA NUMERO REGISTRO IGUAL PROCEDERA CON HECHOS ANALOGOS QUE HUBIESEN MOTIVO ATESTADO Punto  CONCLUSOS SUMARIOS AL REMITIRLOS ESTA AUDITORIA DISPONDRA TRASLADO PROCESADOS A PLAZA DE LAS PALMAS A DISPOSICION – – –

JUEZ SE DESIGNE PARA CONTINUACION PROCEDIMIENTO

Punto  DUDAS PUEDAN PARECERSE CONSULTE TELEGRAFO.

 

Lo que traslado a V. para que con el carácter de Juez Instructor y auxiliado como Secretario por la clase que V. designe, proceda a la formación de causa como en el citado radiograma se indica, sirviendo de cabeza el atestado instruido por el Capitán Don Juan Fontán al que con esta fecha se le oficia para que haga entrega del citado atestado.

Dios guarde a V. muchos años.

Santa Isabel, 7 de enero de 1937

EL GOBERNADOR MILITAR.-

[Sello elíptico en tinta del GOBIERNO GENERAL DE LOS TERRITORIOS ESPAÑOLES DEL GOLFO DE GUINEA y firma rubricada de LUIS SERRANO]

 

[Al pie]

Sr. Capitán de Artillería, Don José González Garcia.-

 

Cfr.: Archivo del Tribunal Militar Territorial 5.- 9342-297-21 Causa 24 de 1937.- Folio 1.

miércoles, 13 de febrero de 2019

Propagada bélica



En "Historia de la Cruzada Española" Joaquín Arrarás Iribarren le dedica un par de páginas al conflicto bélico en la Guinea española.

Acompaña el texto con ilustraciones de Carlos Saenz de Tejada y de Lezama, pintor, cartelista, figurinista, decorador e ilustrador español identificado con los golpistas de 1936.


Es un ejercicio propagadístico, para el que recure al costumbrismo y su habitual épica naturalista fascista.

En la lámina superior se describe la degradación moral a la que someten las autoridades republicanas a la población local.

No es casual la referencia al alcohol: como detalla Francisco Martos Avila, Juez de 1ª Instancia de los Territorios Españoles del Golfo de Guinea, en su artículo La educación de los indígenas de Guinea (1942): "los indígenas están divididos en emancipados y no emancipados, según el grado de cultura que han alcanzado, siéndoles permitido solamente a los primeros el beber alcohol en sus variadas, y más o menos nocivas formas. Los no emancipados sólo pueden ingerir cerveza o vino en los días de la Natividad del Señor". Es decir, la degradación de unos manipulables indígenas plasmada en la litogafía de Saenz de Tejada establece una relación entre la emancipación de la población local durate la etapa republicana, y la pérdida de valores al carecer de una tutela. 


Por contra, la segunda litografía es un pasaje idealizado de la escaramuza de Bolondó, a orillas del río Ecucu, cerca del Río Benito, en la que fallecieron dos soldados indígenas, cuyos nombres no parecen haberse conservado. Sí se conservan los de Bande y Olivera, líderes de ambos grupos.

jueves, 7 de febrero de 2019

El Batallón de Voluntarios Canarios

La llegada del Batallón de Voluntarios Patriotas de Las Palmas destinado a Guinea durante la guerra civil española (1936-1939) fue decisiva para romper el equilibrio entre los golpistas insulares y los leales a la República en el continente.

Daniel González (ULPGC) nos facilita más información sobre el mismo en su ponencia enmarcada dentro de las II Jornadas de Investigación en Islas Atlánticas, organizadas por La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), la Universidad de La Laguna (ULL), La Universidad de Azores (UAC), y la Universidad de Madeira (UMA) con la colaboración del Cabildo de Gran Canaria.




Estas Jornadas, celebradas los días 4 y 5 de septiembre de 2018 en la Casa de Colón de Las Palmas de Gran Canaria, se configuraron como un espacio para la puesta en común de la actividad investigadora realizada en el Programa de Doctorado de la ULPGC.

sábado, 26 de enero de 2019

Las ruinas de un imperio

En el blog de "Arqueología de la Guerra Civil", Alfredo González-Ruibal le dedica una entrada a Elobey Chico:

Ruinas de la misión claretiana de Elobey Chico
Las ruinas de la isla pertenecen sobre todo al período inmediatamente anterior a la Guerra Civil Española (el primer tercio del siglo XX), pero se relacionan de diversas maneras con algunos temas clave del blog: en primer lugar, se trata de arqueología del siglo XX; en segundo lugar, es una forma de arqueología del conflicto, pues si el colonialismo se caracteriza por algo es por la violencia. Finalmente, resulta interesante investigar las ruinas del colonialismo español contemporáneo por la relevancia que el imperio tuvo en el imaginario político franquista a partir de 1936.

Elobey Chico es una isla minúscula de 0,2 kilómetros cuadrados situada en la desembocadura del Muni, el caudaloso río que separa Gabón de Guinea Ecuatorial. Este fue el lugar elegido para establecer el subgobierno colonial del territorio de Río Muni en 1884. Desempeñó esta función hasta 1926, cuando el mencionado subgobierno se trasladó al continente, a la localidad de Kogo (entonces Puerto Iradier). A partir de entonces la selva se fue adueñando poco a poco de la isla.

Sin embargo, durante cuatro décadas florecieron en Elobey los negocios europeos: factorías inglesas, francesas, alemanas y españolas tenían aquí su sede y desde aquí comerciaban con las costas de Gabón y Guinea. Los claretianos fundaron una misión y las concepcionistas una escuela para niñas. Había edificios administrativos, viviendas, aljibes y pozos, un faro, muelles y un gran cementerio con muy pocas tumbas.

Aljibe.
Elobey Chico se convirtió en una pequeña ciudad europea a las puertas de un continente que España (al contrario que sus vecinos) no se atrevía a conquistar.

Las ruinas de Elobey Chico, como cualquier ruina, son ambiguas. Ante los hermosos edificios ocupados por las lianas y las ceibas es fácil sentir una cierta añoranza por un mundo perdido. "En Elobey Chico" -escribe un periodista de La Vanguardia el mismo año de la descolonización de Guinea (1968)- "he sentido profunda tristeza. O tal vez nostalgia de una época de brillantez y heroísmos". ¿Brillantez y heroísmos?

Entrada al cementerio colonial de Elobey Chico
La ideología colonial construida desde fines del siglo XIX hizo ver en la empresa una labor civilizadora de pueblos atrasados. Como modernas ONGs, las agencias coloniales parecían instituciones altruistas con miembros dispuestos a dejar su vida por el desarrollo intelectual, moral y material de los "salvajes" africanos. Un elemento básico en esta ideología fue la religión. Los misioneros aparecían presentados como mártires abnegados y heroicos. En algunos casos indudablemente los religiosos respondían a esta imagen, pero no, desde luego, en Guinea Ecuatorial. Los claretianos, como ha demostrado el historiador Gustau Nerín en sus libros, fueron, ante todo, empresarios sin escrúpulos dedicados a explotar las riquezas del país que pretendían evangelizar. Para dicha explotación necesitaban sujetos dóciles: las escuelas religiosas y las misiones se encargaban de fabricarlos.

La producción de sujetos colonizados (la denominada "civilización") no se lograba sólo mediante la disciplina de la escuela y de la fe. Un papel preponderante en la transformación de los africanos lo tuvo la introducción del consumo masivo de bienes europeos. Los comerciantes extranjeros consiguieron hacer a los indígenas dependientes de las importaciones occidentales y particularmente de dos elementos: el alcohol y el tabaco.

Basurero de Elobey Chico con botellas de ginebra alemanas (ca. 1890)
En los basureros de Elobey, como en las islas circundantes, lo que encontramos principalmente son cantidades ingentes de botellas de ginebra y vino barato, que contribuyeron a la desestructuración de las comunidades locales. El alcoholismo es un legado nefasto que hemos dejado en Guinea Ecuatorial: todavía hoy se fabrican en España alcoholes de pésima calidad exclusivamente para la clientela africana.

Las ruinas de Elobey Chico no representan un pasado brillante y heroico (el que ensalzaba la retórica franquista), sino más bien una empresa depredadora y fallida en la que se aliaron el catolicismo ultraconservador y el capitalismo salvaje.

domingo, 6 de enero de 2019

El caso de Armengol Nícol

Seguramente nunca oiste de Armengol Nícol, lo mismo que no conoces los nombres de los ecuatoguineanos fallecidos en la escaramuza de Bolondó, ni las bajas en los bosques de Kangañe... o los de los republicanos muertos en el hundimiento del buque Fernando Poo, ni tampoco podrás acceder a una relación de los 150 coloniales presos en el penal de Gando.

Pareciera ser un personaje de ficción, pero Francisco Martos Avila, Juez de 1ª Instancia de los Territorios Españoles del Golfo de Guinea, publicaba en 1942 un artículo bizarro en la Revista nacional de educación. Se trata de La educación de los indígenas de Guinea, en el que presenta un experimento a través del cual confirma su tesis de que el futuro de la educación de la población ecuatoguineana no pasa por becar a los jóvenes para que se formen en España, si no en generar en el territorio un adecuado sistema educativo, con centros de enseñanza media, profesional y técnica, con profesores bien preparados para esta misión.
Se trataría, en definitiva, de evitar traslados que corrompan a los jóvenes de la colonia.


A través del artículo sabemos de la retirada a Armengol de su condición de emancipado y que cuando "llega el Movimiento Nacional y al incorporarse la Isla de Fernando Póo a la Causa Gloriosa de Franco no hay más remedio que encarcelar a Armengol -único indígena que ha colaborado activamente con los frentepopulistas" (sic). 

Mientras que Lorenzo Bela, el otro participante del estudio "como todos los demás bubis está consternado al ver hasta una veintena de europeos detenidos -cosa nunca vista en la Colonia- y afirman con horror, presos de un incontenible pánico, presagiador de grandes males: «gran palabra tienen los blancos...»".

El caso es que Armengol habría disfrutado durante dos años de una beca del Patronato Indígena, para cursar los estudios de un peritaje en la península. 

Durante ese periodo, afirma Francisco Martos, "las noticias que se recibían en la Colonia eran contradictorias. Los informes oficiales eran satisfactorios; asistía con asiduidad a la Escuela especial; guardaba suma atención durante las explicaciones de los Profesores; era educado, sumiso, formal... Sus amigos, por el contrario, estaban informados de las diversiones de Armengol; iba diariamente al cine, asistía a muchos bailes, donde por su color y su destreza innata obtenía un éxito constante y su amistad era codiciada por lo exótico del caso".

Al final acabó regresando por motivos de salud, aunque el juez lo justifica por su paulatina degradación, física y moral. Ya que incluso "hicieron mella en su espíritu, blando como la cera, la propaganda del Frente Popular que entonces, durante la figurada estancia de Armengol en España, comenzaba a manifestarso en la Metrópoli".

A su vuelta, ese supuesto proceso degenerativo se vería acrecentado: en su malestar el exbecario "empieza a germinar el espíritu rebelde de un descontento, de un injustamente tratado, de un traidor...".

En definitiva, se le acabará retirando el reconocimiento de emancipado (lo que supone la muerte civil) y -tras la información de su arresto por apoyo al Gobierno republicano- se pierde su pista...


martes, 11 de diciembre de 2018

Tres escritores de Guinea en el penal de Gando

En "Cuadros del penal: memorias de un tiempo de confusión", Juan Rodríguez Doreste comparte su vivencia de confinamiento en el campo de concentración del viejo Lazarero de Gando con los represaliados de la Guinea republicana, Rafael Rodríguez, Luis Buelta Saura y Antonio Alfonso:

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"Llevábamos algunos meses en Gando cuando llegaron los detenidos en la Guinea española, que procedían de la isla de Fernando Poo y del territorio del Río Muni, a los cuales se habían incorporado los tripulantes capturados del vapor de la Compañía Trasmediterránea, llamado precisamente el Fernando Poo, hundido en las aguas del puerto de Bata. Eran aproximadamente unos ciento cincuenta en total, entre tripulantes y coloniales. De los primeros salieron las bajas más importantes que causó la expedición conquistadora. (...)

Imagen del campo de concentración del Lazareto de Gando en Gran Canaria
(Cortesía de Fernando Caballero Guimerá).
En "Los campos de concentración de Franco" de Carlos Hernández de Miguel.
Dos presos de Guinea se pasaban las horas muertas en nuestro cuarto: Rafael Rodríguez Delgado [presidente del Frente Popular en Santa Isabel] y Antonio Alfonso. Rafael es de los hombres más inteligentes, cultos y preparados que he conocido. Nos hablaba mucho de una teoría que estaba elaborando sobre lo que llamaba el matergón, síntesis de la energía y de la materia, premonición de recientes descubrimientos de la física nuclear, que identifica materia y energía como una misma cosa, con la apariencia variable que crea el radical fenómeno ondulatorio. Rodríguez Delgado tiene ahora muy trabajada, bajo luz filosófica, su vieja teoría, que llama el matergonismo, simbiosis operante del materialismo dialéctico y el materialismo histórico. Me redactaba en aquellos meses unos cuentos deliciosos para mi hijo Octavio, que tenía entonces cinco años, que ilustraban Carrillo y Felo Monzón y escribía con letras de acabada perfección Antonio Alfonso, que además de buen poeta era un extraordinario pendolista. Otro sensible poeta, antiguo jefe de Correos de Guinea, Luis Buelta, nos leía también sus composiciones líricas. Los cinco vates de la prisión —Luis Buelta, Antonio Alfonso, Luis Galvez, que estuvo preso en Tenerife, Rafael Rodríguez Delgado y José Antonio Rial,— que ha publicado en Venezuela sus memorias de la prisión de Fyffes bajo forma novelada— recogieron años después en un precioso tomito, cuidado y editado por Rafael con verdadero primor, algunos de sus poemas de presidiarios. Antonio Alfonso, olvidado de la poesía, se halla ahora en Caracas dedicado a la filatelia comercial. Rafael Rodríguez, tras muchas aventuras intercontinentales, que, entre otros destinos, lo llevaron a desempeñar durante doce años un importante puesto como Asesor jurídico en la Sección de Interpretación de Lenguas de la Organización de las Naciones Unidas, en Nueva York, vive ahora en Madrid, jubilado, escribiendo en Indice, con su mujer y sus dos hijos."


martes, 27 de noviembre de 2018

Consejo de vecinos de Santa Isabel

Consejo viejo en la plaza Shelly.
Edificio antiguo del Consejo de vecinos de Santa Isabel de Fernando Poo.
El 26 de noviembre de 1880 se establece el Consejo de vecinos de Santa Isabel para atender a la administración comunal. Éste estaba integrado por 5 ó 7 miembros, mayores de edad, con residencia en la isla, así como ejercer alguna industria o contar con propiedades rústicas o urbanas.

El 15 de Junio de 1929 se publica la Real Orden Núm. 242 reconociendo que "constituye una excepción entre los Consejos de vecinos de esas posesiones el de Santa, Isabel, cuya población, formada por un gran número de vecinos españoles, comerciantes y agricultores en su mayor parte, entre los cuales se halla altamente desarrollado el sentido de solidaridad en favor de los intereses del procomún" aprueba un nuevo reglamento por el que ha de regirse el Consejo de Vecinos de Santa Isabel.

Consejo viejo visto desde la costa.
Sello denominado "casa de nipa" de 1924,

reproduciendo la que entonces era la casa 
del Gobernador.
Han pasado los años, y el viejo Consejo de Vecinos de Santa Isabel ha dado paso a la Alcaldía de Malabo.

Pero... por asociación de ideas: ¿y si hablamos del Consejo de Residentes?


Los CREs tienen las funciones de asesorar al jefe de la Oficina Consular, encauzando hacia ésta el sentir y preocupación de la comunidad española, proponiendo medidas que puedan contribuir a mejorar la atención a ella y constituyendo un cauce abierto para que los españoles en el exterior puedan conocer las medidas de las administraciones públicas españolas que les afecten o exponer sus problemas

Frente a los 700 electores mínimos que establecía el Real Decreto 1339/1987, de 30 de octubre, sobre cauces de participación institucional de los españoles residentes en el extranjero, el actual Real Decreto 1960/2009, de 18 de diciembre, por el que se regulan los Consejos de Residentes Españoles en el Extranjero, establece un mínimo de 1.200 electores:

Artículo 2. Constitución.
1. En todas las circunscripciones consulares en cuyas listas del Censo Electoral de Residentes Ausentes se hallen inscritos, como mínimo, mil doscientos electores, se constituirá, por elección, un Consejo de Residentes Españoles como órgano consultivo de la respectiva oficina consular.
2. Sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 10.2 de este real decreto y a los solos efectos de este artículo, se consideran electores quienes figuren en la correspondiente lista del Censo Electoral de Residentes Ausentes en el último día del mes anterior al de la fecha de publicación de la convocatoria de elecciones.
¿Y cuántos residentes hay en Guinea Ecuatorial? Según datos del Instituto Nacional de Estadística, en agosto de 2018 se contabilizaron un total de 1.450 españoles inscritos en el Censo electoral de españoles residentes en el extranjero (CERA).

Países con un volumen similar de ciudadanos españoles como por ejemplo Nicaragua con 1.368, cuentan con su propio Consejo de Residentes. Así que ¿por qué no Guinea Ecuatorial?

sábado, 17 de noviembre de 2018

El crucero "Canarias" en 1936 y 1969

La historia es caprichosa, tiene giros insospechados, y un ejercicio de memoria histórica lo pone en evidencia:

¿Cómo sino el "Canarias", el mismo crucero que durante la Guerra Civil participó incesantemente en el traslado de tropas de Ceuta a Cádiz, y desde donde se masacró a la población civil en la "La Desbandá" (1936) acabó participando en la evacuación de los ciudadanos españoles del territorio ecuatoguineano en 1969?

O ¿cómo Faustino Ruiz González ocupó durante la guerra varios destinos, incluyendo el de director de tiro del crucero “Canarias”, posteriormente fue Gobernador de los territorios españoles del Golfo de Guinea durante trece años (1949-1962), y cuya administración es recordada por la represión que costó la vida -entre otros- a Acacio Mañé y Enrique Nvó?

Benito Sacaluga reflexiona en su blog sobre qué hacer con los elementos de la memoria histórica:
El pasado 30 de agosto Rubens Ascanio Gómez hace en Facebook las siguiente pregunta: “¿Y qué hacer con un recuerdo de un barco que participó en la masacre de entre 3.000 y 5.000 civiles en Málaga?”.
Desde aquí agradezco a Rubens su recuerdo a las víctimas de "La Desbandá" y la denuncia contra sus asesinos.
El barco en cuestión no es otro que el crucero “Canarias” de la Armada Española (1936 – 1975), uno de los buques franquistas que participó en el bombardeo de la población civil que en febrero de 1937 huían de Málaga por la carretera de Almería, tras la toma de la capital malagueña por las tropas franquistas. El número exacto de víctimas, hombres, mujeres y niños, no está claro pero se manejan cifras de muertos de entre 3.000 y 5.000, de los heridos no hay datos ni aproximados.
Nos sigue diciendo Rubens:
“La habrán visto un montón de veces de camino a Las Teresitas, apenas a unas pocas decenas de metros del monumento a Franco de Santa Cruz”. Y sigue: “Ya el compañero Julio Concepción comentó hace unas semanas la vergonzosa placa homenaje a este crucero ubicada en las paredes del Cabildo y avanzaba la existencia de este monumento".
"Triste ruta de la memoria y desmemoria la de la costa chicharrera, la misma que sirvió de sepultura marina de tantos, como el poeta Domingo Torres. Dónde está la antigua prisión de Paso Alto, en donde estuvo preso el último alcalde republicano de Santa Cruz. Donde el águila del franquismo todavía preside uno de los laterales del edificio de la Comandancia de Marina. En la que la escultura dedicada a Franco sigue marcando los días...”

¿Cómo responder a la pregunta de Rubens Ascanio? A mi modo de ver la respuesta es sencilla.

Acudamos a la historia:
El “Canarias”, un buque de guerra magnifico, entró en servicio en septiembre de 1936, al comienzo de la Guerra de España. Los sublevados se hicieron dueños de la Base de Ferrol el 18 de julio de 1936, estando el “Canarias” terminando su equipamiento y artillería tras su botadura, llevada a cabo esta el 28 de mayo de 1931, al inicio de la II República, se botó por tanto con bandera republicana. Durante toda su vida útil, y hasta su desguace, estuvo bajo bandera franquista.

Pocos fueron los combates navales en los que se vio inmerso el “Canarias”, todos ellos contra barcos de inferior categoría. En septiembre de 1936 el ministro de Marina de la República, Indalecio Prieto, ordenó que la Flota dejase las costas mediterráneas y se traslade al Cantábrico, dejando solo dos unidades menores para la vigilancia y control del Estrecho de Gibraltar, los destructores “Almirante Ferrándiz” y “Gravina”. El 29 de septiembre los cruceros sublevados “Canarias” y “Baleares” se encuentran ya en aguas del Estrecho. El “Canarias” avista al destructor “Almirante Ferrándiz”, el cual no ha sido advertido por la aviación republicana de la presencia de los cruceros enemigos en esas aguas. El “Canarias” lanza varias andanadas de sus cañones de 203/50 mm desde una distancia de entre 20.000 y 16.000 metros, dos de ellas alcanzan al “Ferrándiz” hundiéndolo sin prácticamente percatarse de la presencia del crucero.

Tarda el "Canarias" casi 90 días en participar en otro combate naval, en la Batalla de Cabo Machichaco. Un combate entre el crucero y varios “Bous”, (bacaladeros armados), de la Marina de Guerra Auxiliar de Euskadi. El saldo del combate fue el hundimiento del bou “Nabarra”. Eso sí, el “Canarias” no desaprovechó la ocasión para cañonear al mercante “Galdames”, apoderándose del mercante, ocasionando de paso la muerte de cuatro de sus pasajeros, una mujer y tres niños.

En abril de 1937, junto con el crucero Baleares, atacó a varios barcos de la Flota Republicana cuando esta regresaba a Cartagena procedente de Málaga. No hizo ningún blanco, y al poco optó por huir para evitar los disparos de los buques republicanos y los procedentes de las baterías costeras de Cartagena.
En marzo de 1938 participó en la Batalla del Cabo de Palos, en la que, después de que los buques republicanos hundieran a su gemelo el “Baleares”, huyó a toda máquina.
Finalmente, en agosto de 1938, junto a media docena de barcos más, intentó hundir al destructor republicano “José Luis Díez” en aguas de el Estrecho. Ni consiguieron hundirlo, ni apresaron al destructor, refugiándose este en Gibraltar.
Estos fueron los combates navales del “Canarias” durante la Guerra de España, y durante toda su existencia. No es precisamente un historial digno de homenaje alguno.
En el haber del “Canarias” solo hay hundido otro buque más, esta vez sin posibilidad alguna de combate, ya que se trataba de un mercante desarmado, el “Komsomol”, de bandera soviética, al que cañoneó frente a las costas de Orán en diciembre de 1936.
El resto de acciones navales de importancia en las que el “Canarias” utilizó su potente artillería fueron contra objetivos en tierra, sin ninguna oposición artillera digna de mención, más bien inexistente:
  • Cañoneo de la ciudad de Alicante.
  • Cañoneo de Almería
  • Cañoneo del puerto de Barcelona
  • Cañoneo de Rosas
  • Cañoneo de Palamós ...

Acabada la guerra participó en las siguientes misiones:
  • Cañoneo de la costa de Ifni
  • Zafarrancho de combate intimidatorio frente al puerto de Agadir
  • Evacuación de Guinea Ecuatorial
  • Maniobras hispano-francesas en aguas cercanas a Barcelona.
Según lo anterior hemos de convenir que el “Canarias” no es digno de homenaje alguno por sus acciones bélicas, y si alguien así lo considerase dicha consideración quedaría totalmente descalificada por las criminales actuaciones del crucero contra la población civil, muy especialmente en lo referente a lo sucedido en la carretera Málaga-Almeria, lo que popularmente es conocido por “La Desbandá”.
Antes de responder a la pregunta de Rubens Alcaine que cito al inicio, indicar que el “Canarias” es , o era, muy querido por parte de la población canaria, mas concretamente por parte de los habitantes de Santa Cruz de Tenerife. Ya en 1937 las autoridades tinerfeñas se ofrecieron a Franco para costear y entregar al “Canarias” su bandera de combate. La entrega se materializó en 1941, entre grandes festejos militares, civiles y religiosos, el coste de la enseña se sufragó mediante una suscripción popular, a base de la puesta a la venta de papeletas de 25 céntimos. Abundando en lo anterior, cuando el crucero fue dado de baja en la Armada (1975), las autoridades tinerfeñas solicitaron que el buque les fuera entregado para ser convertido en museo, no sé lo que hoy opinaran los tinerfeños sobre esto. Finalmente el crucero fue desguazado.
Bien, teniendo en cuentas los tiempos que corren, y las más que evidentes muestras de rechazo que gran parte de la sociedad española muestra ante la retirada de símbolos franquistas, ante el problema de la hélice del “Canarias” propongo la siguiente solución, una solución sencilla, de bajísimo coste y que además permitirá a los tinerfeños amantes del buque el seguir disfrutando de una de las tres hélices del crucero.
Mi propuesta es la siguiente (concluye Benito Sacaluga):
Conservar la hélice en su lugar, y sustituir la placa que existe actualmente por otra en la que conste en varios idiomas el historial del buque, por supuesto es imprescindible que se refleje con claridad el bombardeo de la carretera Málaga-Almería y el número de muertos civiles que provocó, así como el nombre del resto de poblaciones que fueron objeto del fuego de los cañones del crucero.
Si mi propuesta prosperase, cosa que sinceramente no creo que suceda, sería interesante conocer lo que pensarán los miles y miles de turistas extranjeros que visitan Tenerife cada año, al comprobar a que atrocidades se rinde homenaje en España.
Claro que a mi lo que me pide el cuerpo es que se funda la hélice, y que lo obtenido por la venta de su extraordinario bronce se done a la Asociación contra el Silencio y el Olvido por la Recuperación de la Memoria Histórica de Málaga, una asociación que ya lleva localizadas en fosas comunes a más de 2.800 personas asesinadas por el franquismo.

sábado, 10 de noviembre de 2018

Nos copian... un poquito

Es... curioso, ya que el artículo El delirio ultra: neonazis negros, falangistas «morenos» (La Felguera Editores) de Agente Provocador en parte se han inspirado en nuestras entradas:
Les compartimos el artículo:

El delirio ultra: neonazis negros, falangistas «morenos» - Doctor Peligro

En la Guinea española La Falange publicó el periódico Ébano, creó grupos de «flechas morenos» y compuso el himno del «falangista moreno». Décadas más tarde, los neonazis españoles llegaron a contar con una sección guineana

El 16 de junio de 1994 fue un día nefasto para Ignacio Alonso García, militante de Bases Autónomas y conocido neonazi madrileño. Fue detenido acusado de golpear con una barra de hierro a varios estudiantes de izquierdas de la asociación ADN Recalcitrante, muy activa en la universidad. No lo hizo solo. Le acompañaban varios ultraderechistas más. La universidad se convertía en foco de agitación. La «rata negra», símbolo fascista europeo con varias décadas de tradición, podía verse en pegatinas y carteles. La organización neonazi, Bases Autónomas, fundada en el otoño de 1983, se distribuía en un sinfín de grupúsculos y asociaciones como Disenso, Teoría y Praxis o Bernal Díaz del Castillo, entre otras, todas ellas propagadoras de la ideología «anarcofascista», como se decía comúnmente para referirse a los basistas y que ellos mismos se encargaban de proclamar.




MANIFESTACIÓN DE BASES AUTÓNOMAS EL 20 DE NOVIEMBRE DE 1988 EN LA PLAZA DE CHAMBERÍ DE MADRID

Según la policía, Alonso no era un recién llegado. Cinco años antes había sido detenido por participar en incidentes durante un acto electoral de CDS. Entonces, lo que hizo parece más ingenuo: lanzó huevos contra quienes intervenían, entre ellos el antiguo presidente Adolfo Suárez. Aquel nazismo disfrazado de social y revolucionario, relacionado con numerosos ataques y agresiones contra activistas, gays e inmigrantes era todavía más sorprendente: Alonso había nacido en Guinea Ecuatorial, la antigua colonia española y feudo del franquismo más rancio.

FASCISTAS GUINEANOS

«Yo soy moreno de la Guinea / que por España voy a luchar / contra los rojos que la mancillan / y que la tratan de destrozar»

Parecía un oxímoron: nazis guineanos y, aún más, una sección negra y africana ultraderechista. La historia del falangismo no reconocía ningún atisbo de «africanidad», pero eso fue antes de la Guerra Civil, cuando todo cambió. Un poco antes del golpe fascista, La Falange ya contaba con un grupo de Guinea, en Santa Isabel, organizado por Luis Ayuso Sánchez-Molero, capitán de la Guardia Civil. El estallido de la guerra tardó en manifestarse en la isla de Fernando Poo, que se sublevó contra el gobierno de la República, mientras que la zona continental se mantuvo por un tiempo fiel al gobierno. Finalmente, la llegada de tropas franquistas desde Canarias hizo que todo el territorio guineano quedase bajo el dominio fascista, sin prácticamente resistencia armada. Comenzaba la ocupación colonial.



CUARTEL GENERAL DE LA FALANGE EN SANTA ISABEL

«El antiguo sueño imperial parecía surgir de las cenizas. Incluso no tardaron en componer un himno de los “falangistas morenos”»

Los falangistas estaban exultantes. Maltrecho el orgullo patriota décadas antes con la pérdida de las colonias americanas, ahora España «resurgía». El antiguo sueño imperial parecía surgir de las cenizas. Incluso no tardaron en componer un himno de los «falangistas morenos»: «Yo soy moreno de la Guinea / que por España voy a luchar / contra los rojos que la mancillan / y que la tratan de destrozar / Nos manda Franco, invicto jefe / que a la victoria marcha triunfal / y aunque caigamos en la Cruzada / la nueva España resurgirá / Los falangistas morenos / por la patria a morir / los falangistas morenos / por la patria a luchar / ¡Arriba España!, bendita e inmortal / Lucharemos por nuestro Caudillo / y por la Falange, que es gran ideal».



LA GUINEA ESPAÑOLA (13 DE FEBRERO DE 1938)

Se crearon, al igual que en territorio peninsular, grupos de «Flechas», de juventudes y niños falangistas, que en el caso de Guinea se llamaron «flechas morenos». ABC, en su edición del 29 de septiembre de 1938, publicó una fotografía en la que se veía a un numeroso grupo de niños guineanos, pioneros «flechas», dirigidos por un falangista. En Fernando Poo la Milicia Falangista estaba compuesta por dos milicias de falangistas indígenas y cuatro de europeos. La Falange, desde 1939 hasta 1969, publicó su vocero Ébano, encargado de difundir sus ideas.



FALANGISTAS GUINEANOS



REVISTA ÉBANO, NÚMERO 5 (NOVIEMBRE DE 1939)

En el minuto 2:40 de este documental podéis ver un desfile del Frente de Juventudes “Moreno”:

EL PRINCIPIO DEL FIN

«Una humillada Guardia Civil decidió, antes de partir, desfilar por última vez por las calles de Santa Isabel, mientras una muchedumbre les increpaba y apuntaba con sus armas»


En 1968 terminaba el sueño colonial español en Guinea, a pesar de la oposición de Carrero Blanco, que intentó por todos los medios su perpetuación. La Guardia Civil inició una evacuación más o menos ordenada de los colonos españoles, aunque muchos se quedaron. Poco antes, Fraga Iribarne, el único representante español que se vio en los últimos días de la colonia, afirmó que lo que sucedería, con la independencia, sería el nacimiento de una nueva «hija de la Hispanidad», atribuyéndose el acontecimiento como un triunfo. Hasta el último momento España se comportó de forma desafiante y arrogante. Encerrados los guardias civiles en sus cuarteles, repartieron armas a los civiles españoles. Frente al puerto de Santa Isabel, el acorazado Pizarro apuntaba con sus cañones el palacio de Macías. Poco a poco fueron saliendo. Cuando solamente quedaban unos pocos centenares de españoles, se produjeron algunas manifestaciones de odio antiespañol. Hubo insultos y se pasearon grupos armados. Un grupo de las Compañías de Operaciones Especiales (COES) viajó hasta Guinea para rematar la operación, levantando rápidamente un pequeño muelle al lado del cuartel para proteger a los españoles de la ira de algunos anticolonialistas. Sin embargo, en un gesto del todo innecesario, una humillada Guardia Civil decidió, antes de partir, desfilar por última vez por las calles de Santa Isabel, mientras una muchedumbre les increpaba y apuntaba con sus armas.



DICTADORES COMBATIENDO A DICTADORES



ACTO ORGANIZADO POR FUERZA NUEVA EN APOYO DE UNA GUINEA ESPAÑOLA EN LA QUE INTERVINIERON ANTIGUOS CARGOS FRANQUISTAS DE LA COLONIA (FUERZA NUEVA, MARZO DE 1978)

El mundo, a finales de los sesenta y primeros setenta, estaba sacudido por luchas antiimperialistas y grupos armados de «liberación nacional». El franquismo, ante esto, no se quedó quieto. Conspiró de forma incansable para derrocar a Macías, el presidente, que instauró una dictadura. Dictadores combatiendo a dictadores. España acogió y financió a los grupos de la oposición, como Acción Nacional de Liberación de Guinea Ecuatorial (ANALIGE), sufragado por empresarios españoles con intereses en Guinea. Incluso estuvo cerca de lograr la caída de Macías, con un golpe fallido en diciembre de 1976. El grupo mantenía relaciones con el terrorismo de ultraderecha español y organizaciones como Guerrilleros de Cristo Rey o Fuerza Nueva a través de dirigentes como Antonino Masoco. También había otros opositores que campaban a sus anchas en el Madrid franquista, como el Partido Nacional para la Democracia. Desarrollo y Educación Cívica (PANDDECCA), fundado en Madrid en 1974 y donde militaban antiguos estudiantes universitarios del Colegio Mayor Virgen de África. Las autoridades miraban para otro lado cuando estos grupos, unidos a otros de carácter marcadamente fascista, conspiraban contra Macías. La acción más importante fue la toma simbólica de su Embajada en Madrid el 5 de marzo de 1978, aniversario del primer intento de golpe contra Macías. Varios militantes entraron en la embajada, donde se celebraba una fiesta en honor del presidente guineano. Leyeron una proclama y ocuparon el edificio durante unas horas. Luego se fueron sin mayores problemas. Un año después se inició la llamada «operación Leon», el golpe militar destinado a derrocar al anticolonialista Macías. Al frente de la intentona estaba Teodoro Obiang Nguema, sobrino de Macías y teniente coronel del ejército guineano, formado en la escuela militar de Zaragoza. El gobierno español conocía el plan y, por supuesto, lo apoyó. Obiang fue bendecido por España, que amparó su régimen.

LOS NEONAZIS NEGROS



PORTADA DEL NÚMERO 9 DE LA PESTE NEGRA (OCTUBRE-NOVIEMBRE DE 1986)

A finales de los ochenta, mientras Bases Autónomas practicaba un terrorismo callejero que puso en guardia incluso a sectores franquistas menos «radicalizados», llegando a celebrar un 20-N en honor del anarquista Buenaventura Durruti y reventar algunos actos falangistas, se publicaban fanzines y revistas, por lo general de escasa tirada, que recogían el ideario basista. Entre las más conocidas estaban Corrosión o La Peste Negra, entre otras. En algunos de sus números hicieron referencia a la Guinea antaño española, llegando a publicar una ilustración en la que se veía un brazo blanco unido a otro negro. La disparidad de personas que participaban en la organización era tal que incluso existió una sección guineana formada por negros guineanos que soñaban con un retorno del país al «Imperio».

La campaña por la vuelta al redil de Guinea sumó numerosos apoyos entre los nazis españoles y grupos guineanos, llegando a colaborar ambos, así como de los falangistas. La existencia de negros en el interior de Bases Autónomas no fue entendida por todos y generó tensiones. Muy pocos basistas, y menos aún los jóvenes ultras, conocían la histórica relación entre Guinea y España y las intentonas del franquismo por aplastar a Macías. En algunas manifestaciones ultras incluso se vivieron momentos de tensión cuando desfilaron algunos guineanos que reclamaban el retorno de una Guinea española, o se repartían panfletos a favor de los «falangistas morenos». Nadie, por entonces, cantaba ya su himno, ese que decía: «Los falangistas morenos / por la patria a morir / los falangistas morenos / por la patria a luchar».

viernes, 9 de noviembre de 2018

Los alemanes del Camerún

Ésta es un gran historia de cómo el territorio ecuatorial no permaneció ajeno a los grandes conflicto bélicos de la época. La Embajada de España en Malabo nos resume en un hilo el paso de los alemanes por el territorio como consecuencia de la I Guerra Mundial: