Es cierto, el cooperante ha vendido al mundo para sufrir, o como decían las abuelas «a ganarse el cielo».
Por eso, no nos extraña que a mediados del año pasado, un medio digital diera cuenta de las penurias económicas del veterano Donato Ndongo-Bidyogo y añadía el propio entrevistado que «no hablemos ya de la cuantía, porque debería tener una pensión más elevada, pero la Agencia de Cooperación Internacional, la institución encargada de financiar al Centro Cultural Hispano-Guineano de Malabo y a la Agencia EFE, no cotizó a la seguridad social los 10 años que estuve trabajando en ambas instituciones. La Seguridad Social me envió una carta donde me decía que, sin una sentencia judicial firme, no me pueden reconocer esos años de trabajo...».
El Diario.es lo había adelantado unos días antes: «El opositor ecuatoguineano reside en la Región desde 1995 y denuncia que las presiones de la dictadura de su país en España lo han llevado a ser desahuciado de su casa».
Es una historia muy común; en el aluvión de cooperantes ochenteros iniciado por el Ministerio de Exteriores durante la administración Suárez -previo a la creación de una agencia de cooperación y preludio a lo que se llamó en el mundo académico como la cooperación de sustitución- se dejaron sin realizar aportes a la seguridad social del personal expatriado y del personal local durante década y media.
En esa época, en la que eran jóvenes, tal vez no se le dio importancia. Pero si tenemos en cuenta que durante un largo periodo la cooperación española, que asumía funciones de Estado en una multitud de sectores básicos, fue la principal fuente de empleo del país... la tragedia está garantizada.
Así, son recurrentes las experiencias de profesionales con historia ecuatoguineana que cuando tienen que hacer cálculos para su jubilación descubren un vacío vital en su vida laboral y se ven obligados a recurrir a la justicia (con resultados aleatorios y arbitrarios) o a demorar el ganado descanso para arañar unos años y mejorar la pensión.
Ayer publicaba The Objective: «El prestigioso historiador guineano Donato Ndongo, al borde del desahucio en Murcia (...) La amenaza de desahucio que hoy pende sobre su familia sería no sólo una muestra de desprecio hacia el propio Ndongo, sino un ejemplo más del abandono por parte de España a Guinea Ecuatorial. La sociedad democrática española debería movilizarse ahora a favor de Ndongo, como una forma de mostrar también solidaridad con la democracia en Guinea Ecuatorial».
Las redes sociales arden de solidaridad y contradicciones; desde quienes lamentan la desgracia del máximo responsable africano de las letras en español y eterno candidato al Princesa de Asturias de las letras, hasta quienes como Abuy Nfubea recuerdan cómo fue utilizado para eliminar al notario Antonio García Trevijano del tablero político español en beneficio de Felipe González.
Alberto Quintana, antiguo coordinador general de la cooperación española en Malabo lo recordaba en El despropósito Ecuatorial, citando al propio Donato Ndongo: «¿Podemos permitir que la persona que está asesorando a Macías -que mata a nuestros familiares y compatriotas y nos hace estar en el exilio- sea mañana el que mande en España? Y la respuesta fue clara: tenemos que decir quién es en realidad este señor. Y eso hicimos. El dossier Trevijano lo elaboré yo en mi casa con informaciones que me dieron muchos compatriotas y compañeros de lucha, algunos ya muertos. García-Trevijano anda diciendo que el PSOE me pagó un millón de pesetas y eso no es verdad, además de que en 1976 el partido socialista no tenía ese dinero.
El dossier se lo entregué yo personalmente a todos los partidos integrantes de la Platajunta. Lo dejé en el despacho de Gil-Robles, a su hijo porque él no estaba; en mano a Don Joaquín Ruiz Jiménez; se lo di a Ramón Tamames; también a Enrique Múgica y a Luis Yáñez, del PSOE. Los de este partido fueron los únicos que reaccionaron, por eso se llevaron el protagonismo en ese momento, no porque me pagaran a mí.
Efectivamente, la democracia y la libertad de la que disfruta España ahora se nos debe en parte a nosotros, no quiero personalizar. Fue un trabajo que hicimos un grupo de demócratas guineanos a los cuales se nos prometió que, cuando llegase la democracia a España, esos mismos políticos se ocuparían del tema de Guinea. Y aún sigo esperando».
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Donato Ndongo, entregando un recuerdo (escultura de Leandro Mbomío) a Cristina Almeida, tras una Tertulia en el Colegio Mayor Universitario “Nuestra Señora de África”. Madrid, 1983. |
En este paseo por la vieja calle 19 de septiembre de Santa Isabel, valoramos también cómo su empeño por investigar y documentar la conexión guineana de la Gürtel del gobierno de derechas de la II República, con un desconocido A. Lerroux a la cabeza, permite entender el quiebre institucional de 1936 con las derechas acusando de ilegítimo al gobierno frankenstein del Frente Popular, dando finalmente un golpe de Estado en julio.
Con o sin viejas historias, el caso es que el desalojo de la vivienda EJH 72/16 es más que probable que se vea practicado por una Comisión Judicial el 7 de Julio DEL 2025 a las 10:30H HORAS.
Diferentes colectivos como Espacio Afro han hecho público cuentas bancarias para recibir apoyos económicos.
Espacio Afro recalca en su comunicado: «Aunque el proceso administrativo del desahucio es inminente e imparable, es fundamental ofrecer a Donato y su familia una solución habitacional digna. Se trata de ayuda de emergencia por lo que, de momento, la solución más inmediata es recoger recursos con el objetivo de que puedan alquilar una vivienda. No obstante, a fin de solventar a largo plazo su situación, lo idóneo sería que tantos sus saberes como su trabajo se reconocieran y pudiera ser contratado en algún lugar donde le valoren como se merece.
Esta iniciativa surge desde una posición de reconocimiento del abandono institucional que Donato Ndongo ha sufrido durante años, un proceso de invisibilización y maltrato institucional con una enorme carga de violencia histórica».
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No es nuestra especialidad, pero sobre la dignificación profesional de los cooperantes en Guinea Ecuatorial tenemos una que otra entrada:
En recuerdo de los cooperantes fallecidos o en Que me muera de tétano.