Cuenta Tamara García en El Diario de Cádiz: El premio de 'Negro limbo' ya lo tenemos, la declaración de Acacio Mañe como víctima de la represión
El realizador gaditano Lorenzo Benítez compite con su último documental en la sección Panorama Andaluz del Festival de Cine Europeo de Sevilla.
La película revela hechos relacionados con el pasado colonial español en Guinea Ecuatorial
“Emocionado, satisfecho y con muchas ganas de disfrutarlo con el equipo, con los protagonistas y, por supuesto, con el público en un marco fantástico”. Así de exultante, y no en vano, se mostraba el realizador gaditano Lorenzo Benítez horas antes de la puesta de largo en el Festival de Cine Europeo de Sevilla de Negro limbo o, lo que es lo mismo, del fruto de casi ocho años de investigación sobre unos sucesos silenciados durante más de 60 años que tienen que ver con el pasado colonial de España en África.
La historia de la desaparición en la entonces Guinea española (actual Guinea Ecuatorial) del líder fang Acacio Mañe, y el exilio del fiscal que intentó esclarecer los hechos que se produjeron en torno a 1959, cuando el dictador Francisco Franco mandaba con mano férrea país y colonias, guían el ánimo y el instinto del periodista de Canal Sur que se embarcó en esta obra tras el éxito de su anterior película, Madres invisibles.
De la historia de Acacio Mañe, sí, pero también la historia de cientos de líderes desaparecidos y exiliados de un país a punto de ser libre, de la vida de los colonos, de sus descendientes y de memoria va esta producción. De esa otra Memoria Democrática aún más enterrada, y ya es difícil, que la de las cunetas de la Piel de Toro.
“No ha sido fácil, no”, cuenta apuntando la frase con un intento de sonrisa que encierra un erial de permisos de rodaje (“nada fáciles de conseguir en un país donde la libertad de información está muy restringida”), de “búsqueda de contactos locales”, hasta de “una pandemia” que “casi tumba el proyecto” y de silencios, muchos silencios por romper. “Muchos de los testimonios que aparecen todavía hoy se siguen ocultando, hay personas que han hablado y que han fallecido durante la elaboración del documental, otros que han intervenido no sin vencer muchas reticencias, como pueden ser miembros de la Armada cercanos al entonces gobernador general, Faustino Ruiz, y luego también hemos tenido dificultades a la hora de acceder a archivos oficiales en España. De hecho, algunos de los documentos más relevantes los hemos encontrado más fuera de los archivos oficiales que dentro, como en la Fundación Franco o el archivo personal del que fue ministro de Asuntos Exteriores de Franco en aquella época, Fernando Castiella”, relata el director y productor.
Una “larga y laberíntica investigación” tan fragmentada, en cierta manera, como el tiempo, como la memoria, las memorias, a la que Negro limbo hace referencia y que tiene su reflejo en la propia imagen del cartel de la película, un collage. “Me pareció muy buena idea la metáfora del collage porque es un símbolo de cómo ha sido la investigación, de la memoria española en este ámbito e, iría más allá, de cualquier tipo de relato de la memoria colectiva, pues cuando intentas acercarte a un hecho después de que hayan pasado décadas, al final no deja de ser algo fragmentario”, reflexiona Benítez que en su película abraza “una trama policial y política muy compleja” que podría tener “muchísimas ramificaciones” que ha tenido que ir descartando en favor “de la narrativa y la agilidad de la película”.
Una historia que ha querido contar en el fondo y en la forma “de la manera más honesta posible”. Esto es, eligiendo un punto de vista muy concreto. “Hablamos de la historia de un movimiento de liberación en Guinea, pero que está contada por españoles, nosotros y los narradores principales, Mon Fernández-Dans, el hijo del fiscal que intentó en su momento investigar este caso que hemos retomado después de 60 años, y David Morello, que es el investigador nuestro que bucea en toda la trama y que está muy próximo a la ceguera total, que ha sido también un proceso que hemos seguido en paralelo durante la película y que, bueno, de forma casual ha servido también de metáfora de lo que estábamos investigando”.
Cartel del documental 'Negro limbo'. |
Con estos conductores, con la investigación hecha y con todas las piezas del puzzle ya sobre la mesa de estudio, Lorenzo Benítez pensó “mucho” en cómo abordar estructuralmente la obra para acabar resolviendo que “lo más honesto” era empezar el documental “por donde comenzó todo”, por la familia del fiscal que en su tiempo quiso investigar la desaparición de Acacio, “desde ahí pasar a los archivos oficiales, de ahí a los testigos que aún estaban vivos, tanto colonos como algunos de los miembros del antiguo movimiento de liberación de Guinea, y, finalmente, tras un proceso también muy largo de localización y de ponerse de acuerdo con ellos, dar voz a la familia de la víctima”, enumera.
Un camino que en la pantalla veremos “que empieza y termina en África” como una manera también “de equilibrar” la voz narrativa desde España (“somos nosotros haciendo una revisión de nuestro pasado colonial”) y el protagonismo del caso de Acacio Mañe.
Una figura central que, además, ha trascendido cualquier tipo de expectativa que su director pudiera tener sobre Negro limbo, que compite en la sección Panorama Andaluz del Festival de Cine Europeo de Sevilla, pero que ya tiene su mayor recompensa: “El premio ya lo tenemos y es que el documental ha servido para avalar la declaración oficial por parte del Gobierno español de Acacio Mañe como víctima de la represión política y colonial franquista. No es una reparación ni mucho menos, pero sí es algo bastante inédito y es el reconocimiento de que con este hombre se hizo un acto criminal”, aduce.
La película se estrenó el jueves 14 de noviembre en el Teatro Alameda de Sevilla y se puede ver este viernes 15 de noviembre en Odeon Multicines Plazas de Armas a las 17.00 horas. Además, cuenta Benítez, ya se está trabajando para que la película se pueda ver en Cádiz y, sobre todo, en San Fernando, una ciudad en la que la memoria del gobernador Faustino Ruiz está todavía muy viva.
La historia familiar de un amigo, el comienzo de todo
La memoria colonial de España tanto en África como en Latinoamérica, una parte de la historia de nuestro país apenas revisada, siempre ha interesado, “y mucho”, al periodista y cineasta Lorenzo Benítez. Quizás por ello cuando su amigo Mon le cuenta un día de forma casual que su familia “tuvo que salir de Guinea por motivos desconocidos y un tanto misteriosos y del que no se quería hablar mucho en la familia” al gaditano se le encendió una chispa.
“Me dio muchísima curiosidad, empezamos a tirar un poco del hilo y descubrimos que detrás de esa historia de la familia, su padre, José Antonio Fernández-Dans que fue el fiscal general de la colonia durante 14 años, había tratado de investigar el caso de la desaparición de un finquero, un hombre negro guineano que tenía cierta relevancia social en la colonia. Todo aquello mientras era gobernador de la colonia Faustino Ruiz, de San Fernando, donde hoy tiene todavía una calle y títulos de reconocimiento. Aquella investigación generó cierto ruido en su tiempo y acabó con la vuelta del padre de Mon. Todo aquello me hizo pensar que podía haber algo más detrás”, recuerda Benítez que junto al hijo de Fernández-Dans y otro amigo suyo, el investigador David Morello, emprendieron esta aventura.
Así, poco a poco, a lo largo de muchos años, sin prisas, pero con determinación apareció la historia de Negro limbo, una que no estaba en la cabeza de Benítez, pero que no soltó cuando la encontró. Porque el tiempo no es quien pone todo en su sitio, sino la voluntad de las personas.
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