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martes, 11 de junio de 2019

El José Antonio negre


La historia es curiosa: aunque entre los "27 Puntos Doctrinales" de Falange Española de las JONS no había referencias a África, ésta es una presencia recurrente en la vida de José Antonio Primo de Rivera.

No podía ser de otra forma, ya que fue su tatarabuelo Joaquín Primo de Rivera y Pérez de Acal, uno de los 247 hombres, que partieron el 17 de abril de 1778 desde Montevideo, bajo el mando del brigadier Conde de Argelejo, para tomar posesión de los territorios en el golfo de Biafra. A la muerte de éste, el teniente coronel de Artillería Joaquín Primo de Rivera quedó al mando y asumió el título de gobernador.

Veíamos, incluso, en La Gürtel del gobierno de derechas que «entre la documentación elaborada por José Antonio Primo de Rivera en la prisión de Alicante, se incluye la referencia al "Asunto de Guinea..." como parte de su "síntesis moral" de los motivos que condujeron a la "rebelión" en julio de 1936».

O con la presencia testimonial en El Monumento a los Caídos
que cuenta todavía hoy con el clásico "José Antonio Primo de Rivera ¡PRESENTE!" en la vieja Punta Fernanda, actual Punta de la Unidad Africana».

«El único negro que conozco es Antonio [Gonzálvez] Pereira, que es afiliado, y tiene cariño especial o afecto a Ruiz de Alda» dirá José Antonio en su interrogatorio.

¿A dónde queremos llegar con esta introducción?

Estos días en los que se habla de tumbas y de la monumental fosa común de Cuelgamuros, parece sugerente contar la leyenda urbana alicantina sobre El Ausente, conforme a la cual tal vez José Antonio no esté enterrado donde dice la historiografía franquista.

Recoge Raquel Andrés Durà en
¿Está el Negre Yoma enterrado en el Valle de los Caídos en lugar de Primo de Rivera?:

Muchos debates está suscitando la exhumación del dictador Francisco Franco en el Valle de los Caídos, que eclipsan otra actuación prevista de forma simultánea en el mausoleo. 
Los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera, fundador de Falange Española, se reubicarán en un lugar no preeminente del recinto, porque el Ejecutivo de Pedro Sánchez lo considera una víctima de la Guerra Civil. Fue fusilado por las autoridades republicanas el 20 de noviembre de 1936 en Alicante, acusado de conspiración y rebelión militar. 
Este traslado ha despertado un singular interés en Alicante, donde es muy popular una leyenda urbana sobre esta sepultura. Según la rumorología popular, en la tumba de Cuelgamuros no yace realmente el falangista, sino un peculiar personaje local: el ‘Negre Yoma’. ¿Qué hay de cierto?
Su nombre real era John Moore y era norteamericano, aunque quizás por su fonética, fue conocido como Juan Mallol, John Back, John Bull y otros motes como Seneque, ‘el Negro del Muelle’ o el ‘Negre Yoma’. Cocinero superviviente de un petrolero belga que se incendió frente al puerto de Alicante en 1915, la experiencia le traumatizó tanto que no quiso volver a enrolarse en una embarcación y vivió como un vagabundo, de la caridad ciudadana. Era conocido por su gran estatura, afición al alcohol y al juego y a acosar a las mujeres.
Era habitual verle pasear por la Explanada, borracho y acosando a mujeres
Hoy todavía se puede escuchar la dicha “eres más vago que el Negre Yoma”, porque al parecer no aceptaba donativos que le obligaran a agacharse. Solía pasear desgarbado por la Explanada de Alicante y, aunque protagonizó varios altercados (peleas y acosos sexuales, según la prensa del momento), los cronistas subrayan que era bastante querido por los alicantinos.
Un día apareció muerto, solo, a las afueras, en el barrio de Vistahermosa. Algunos historiadores como Luis Miguel Pérez Adán, cronista oficial de Cartagena, sitúan el hallazgo en la madrugada del 20 de noviembre de 1936. En aquellas mismas horas, pero en otro lado de la ciudad –concretamente, en los actuales Juzgados de Alicante–, fusilaban a José Antonio Primo de Rivera. Y, por ello, se llegó a escribir que ambos acabaron en la misma fosa común. Un espacio que hoy, por cierto, luce una tumba recubierta con los colores de La Falange y es punto de encuentro y homenaje al fascismo en Alicante.

Al fin de la Guerra Civil, los dirigentes falangistas viajaron a Alicante para recuperar los restos de Primo de Rivera y llevarlos a Madrid a hombros para darle una “sepultura digna” (fue posible entre cinco mil personas). Según Pérez Adán, algunas crónicas del momento aseguran que los restos fueron “perfectamente identificados”, mientras que otras sostienen que se llevaron al cocinero borracho en vez de al abogado y político fusilado.
Fruto de la épica falangista, se cuenta que los primoriveristas sentenciaron que los huesos a trasladar debían ser aquellos de mayor envergadura. Fuese como fuese, los rumores afloraron y la leyenda ya estaba creada.
Se dice también que al paso de la comitiva fascista, los vecinos murmuraban: “Ahí va el Negre Yoma”. 

No estuvieron enterrados en la misma fosa común
Otros autores, como Raúl Álvarez Antón, datan como fecha de defunción del sintecho americano el 31 de octubre, casi un mes antes del asesinato del falangista. La asociación cultural Alicante Vivo zanja que es “una leyenda urbana”, a raíz de una investigación de Álvarez en 1992 en el Registro General de Enterramientos del Cementerio de Alicante.
Descubrió que John Moore no figuraba por ningún lado, y en cambio, sí encontró a un tal Juan Mallol, con iniciales que coinciden y cuya licencia de enterramiento saca de dudas: “La defunción de Juan Mallol natural de Norteamérica de 46 años de edad, que se halla domiciliado en Alicante, en el Hospital Civil, ocurrida ayer a las catorce horas a consecuencia de alcoholismo crónico, según certificación facultativa, se procederá a dar sepultura a su cadáver en este cementerio, transcurridas que sean las veinticuatro horas del fallecimiento. Alicante 1º de noviembre de 1936. El juez”. Álvarez averiguó, así, que Primo de Rivera y el Negre Yoma estuvieron enterrados en una fosa común, pero no en la misma. 
El Negre Yoma espera su calle en Alicante
A día de hoy el Negre Lloma es un personaje que se sigue recordando con cierta regularidad en las Hogueras de Alicante y que da nombre a una peña del Hércules CF. De hecho, se dice incluso que es el protagonista laureado que aparece en el escudo de este club de fútbol… Aunque de nuevo, no son más que rumores.
El vagabundo norteamericano llegó a tener una calle efímera en pleno centro de Alicante en noviembre de 2016, a las puertas del Ayuntamiento, donde estaba el Capitán Meca, por el cambio del callejero en cumplimiento de la ley de Memoria Histórica y llevado a cabo por el malogrado tripartito de izquierdas.
Sin embargo, un recurso del PP y la consiguiente resolución judicial anuló las modificaciones y el Negre Yoma perdió su cartel. Hoy está a la espera de que le den una calle, que previsiblemente será en un espacio con menos relevancia. 
En cualquier caso, y sin pruebas forenses concluyentes, la leyenda del Negre Lloma perdura en Alicante y con las inhumaciones en el Valle de los Caídos suscita más chascarrillos que nunca.

miércoles, 5 de junio de 2019

El aficionado a los toros de Santa Isabel

Recoge Javier Rodrigo en La guerra fascista. Italia en la Guerra Civil española, 1936-1939 que Queipo de Llano «declara ante la legación italiana en noviembre de 1937 que tras la guerra los españoles no se convertirían, y que en consecuencia había "que librarse de esta gente. Hay que seguir fusilando, o crear grandes campos de concentración en las Canarias o en Fernando Po [sic]"». Pese a ese explícito posicionamiento, no se llegó a construir un gran campo de concentración en Fernando Poo. Se recurrió, eso sí, -como veíamos en Gran palabra tienen los blancos- al confinamiento de la población autóctona en Annobón, mientras los colonos desafectos al golpe de Estado acabarían en el campo de concentración del viejo lazareto de Gando, en Canarias.

Precisamente, cuenta Juan Rodríguez Doreste sobre su vivencia de confinamiento en ese campo de concentración que «Llevábamos algunos meses en Gando cuando llegaron los detenidos en la Guinea española, que procedían de la isla de Fernando Poo y del territorio del Río Muni, a los cuales se habían incorporado los tripulantes capturados del vapor de la Compañía Trasmediterránea, llamado precisamente el Fernando Poo, hundido en las aguas del puerto de Bata. Eran aproximadamente unos ciento cincuenta en total, entre tripulantes y coloniales. De los primeros salieron las bajas más importantes que causó la expedición conquistadora. (...) Creo que llegó a nuestro cuarto [de "los pintores"] para completar un hueco. Gonzalo Carrillo, en cambio, anterior compañero en el recinto de los abogados, dibujante, acuarelista, caricaturista, pintor de paisajes tropicales, negras fenomenales y toreros en acción, vino por derecho propio. Por derechos de aptitud y de fecundidad, pues nadie pudo superarle en incansable laboriosidad. Utilizaba para sus pinturas unos esmaltes que se caban pronto y puedo afirmar que ni uno solo quizás de los mil y pico presos que por entonces quedábamos en Gando se fue para su casa sin llevarse una obra de Gonzalo, en cualquiera de los muchos registros plásticos que tocaba».

El Ministerio Fiscal había solicitado cadena perpetua contra Gonzalo Carrillo Riera, condenándole finalmente a diez años (más lo que le cayera por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas). Al fin y al cabo, tenía la imperdonable falta de ser uno de los públicos contribuyentes a la donación de las 10.353,65 pesetas para la República, conforme a la Gaceta de Madrid del 5 Noviembre 1936.

Apunte de Gonzalo Carrillo Riera 
que representa al brigada Martín
"en un día bueno".
«La llegada de los dos nuevos huéspedes de Guinea [a la celda de "los pintores"] alteró un poco la calma monocorde de nuestras horas. Gonzalo Carrillo, vivo, hablador, ocurrente, con labia de andaluz, de familia riojana, había nacido casualmente en Las Palmas y se titulaba en broma, con mote taurino, Chiquito del Puerto. Introdujo en nuestros diálogos temas inéditos: los problemas de la colonia y de la negritud -aunque todavía Leopoldo Senghor no había acuñado el término- la narración de las aventuras de su frustrada fidelidad republicana, etc. Pero, sobre todo, los inagotables comentarios de su entrañada taurofilia. Tenía en aquellos años facha y hechura de torero: alto, espigado, estrecho de caderas, piernilargo.

Lo menos taurino era su traza epidérmica, rubia y pálida, con blancura que la larga reclusión había acentuado hasta términos de transparencia.

Yo había sido algo aficionado a la fiesta nacional. En mis tiempos de estudiante conviví con un señorito andaluz, tronado, borrachín a salto de mata ca da vez que pillaba un duro, de fluyente simpatía, que había frecuentado capeas y becerradas, y que con una toalla, ayudada en su caso por una pata de silla desvencijada a guisa de estoque, me enseñó prácticamente todas las suertes del toreo, de capa y muleta: verónicas y medias verónicas, gaoneras, chicuelinas, molinetes, pases naturales y de pecho, ligados, ayudados por alto y bajo, etc. Y las suertes de matar, recibiendo, al volapié, la estocada tendida, hasta las cachas, etc.
Gonzalo Carrillo, que también había toreado becerrillos, completó mi erudición. Llegué a saber los nombres de los mejores diestros y sus especialidades. Entonces era rey de los ruedos El Niño de la Palma, rondeño de estilo y naturaleza, padre del que después fuera el grande y famoso matador Antonio Ordóñez. Me instruí también entonces en las características de las distintas escuelas, cada una de las cuales ha poseído un astro mayor, suerte de pontífice, revestido de específicas cualidades que son como la pauta ideal, la escala valorativa, raramente alcanzada en las cimas de la perfección, de las hazañas de los respectivos epígonos: el toreo alegre de Joselito, el estatuario de Belmonte, el de fugaces ráfagas geniales de Rafael El Gallo, el temerario de Granero, etc. Carrillo casi acabó haciendo torear a todos los abogados de su cuarto. Su contagiosa jovialidad, la gracia de sus imitaciones y caricaturas, porque era certero y suelto dibujante, nos desarrugó muchas veces el ceño en aquellos meses en que los desalentadores reveses de nuestra causa en el exterior se sumaban a las incomodidades y molestias de nuestro estado.
Gonzalo Carrillo se representa a si mismo como
"Chiquito del Puerto" dando un muletazo.
(...) Gonzalo Carrillo la nota más aguda, nunca chirriante, siempre afinada en el tono más hilarante, más divertido, más adecuado para desentumecer y alejar el tedio nostálgico que muchas veces, inevitablemente, ganaba nuestros ánimos. Ya expliqué que, aunque oriundo de la Rioja, donde ahora vive, trabaja en su profesión y patrocina festivales taurinos sin cuento, nació en Las Palmas en una escala de su madre hacia la Guinea, donde su padre, don David, fue muchos años Curador colonial. Un canario gracioso y salado, con humor bien distinto del nuestro, que es habitualmente más irónico y socarrón».







Correspondencia de Gonzalo Carrillo, enviada desde el campo de concentración del viejo Lazarero de Gando, recogida en "Memorias de Contrabando":

«Las escasas obras literarias y artísticas conservadas se erigen en auténticas crónicas del sufrimiento y el horror vividos: poemarios como Lo imprevisto, de López Torres y Ortiz Rosales; los poemas, cuentos y dibujos de la Antología de musas cautivas elaborados por presos de Gando y Fyffes, o las pinturas, dibujos y caricaturas creadas en el cuarto de la pintura del Lazareto de Gando por Felo Monzón o Gonzalo Carrillo, entre otros.
Estas y otras expresiones artísticas y literarias son parte importante de la memoria histórica de la represión durante y después de la Guerra Civil en Canarias y dan testimonio de la lucha por la dignidad, la supervivencia, la resistencia y el compromiso político de los represaliados».
 «Utilizaba para sus pinturas unos esmaltes que secaban pronto y puedo afirmar que ni uno solo quizás de los mil y pico presos que por entonces quedábamos en Gando se fue para su casa sin llevarse una obra de Gonzalo, en cualquiera de los muchos registros plásticos que tocaba».

Falleció a finales de 2000, y de él afirma su nieto, el escritor y abogado logroñés Andrés Pascual, en Aquellos silencios del abuelo:
«No concibo mi vida sin los toros de la misma manera que me es imposible entender mi existencia sin la figura de mi abuelo Gonzalo» (...). En realidad el autor riojano asegura que todo lo que es está en relación con sus cuatro abuelos, que fallecieron mayores y con los que tuvo «mucho tiempo para poder compartir sus sueños y vivencias». Y el que le introdujo los toros en el corazón fue el inolvidable Gonzalo Carrillo, abogado, pintor y cronista taurino durante muchas temporadas en Radio Nacional de España: «Él me dio la alternativa también como abogado, ya que me inoculó la pasión por el derecho durante tantas horas que me permitió asistir a sus consultas. Él tenía el despacho en su casa de Nájera y yo deambulaba por toda las habitaciones, incluyendo la sala de espera y sus relaciones con los clientes».
Andrés Pascual recuerda a Gonzalo como una persona que tenía «la virtud de convertir en algo mágico todo lo que le rodeaba. Por ejemplo los paseos por la playa de Peñíscola, donde gracias a él aparecían piratas, contrabandistas y princesas cautivas; o por las choperas de Nájera, en las que unos días los protagonistas de sus relatos eran indios y vaqueros y al día siguiente guerreros de las cruzadas o caballeros templarios. Así era él y con los toros sucedía exactamente lo mismo». Por eso, para Andrés Pascual las corridas de toros no «eran un mero festejo al que acudíamos para ver un buen muletazo». «Era un universo que comenzaba desde por la mañana cuando me cogía yo a su pantalón porque me encantaba estar con él en la plaza para el apartado y ver aquellos increíbles animales que eran los toros. A mi escala eran como inmensos mamuts, gigantes, retadores, inmortales. A su vera para un niño como era yo estar a su lado significaba aventurarse por una ventana ante unos mundos fascinantes», recuerda.
Pero había más, «porque en casa antes de comer hacía unos cuadrantes increíbles para colocar a la gente en sus entradas, la contrabarrera del 2, éste o aquel tendido... Después de las corridas llegaba a casa y todos esperábamos a que le llamaran de la radio y comenzara con su mítico: buenas noches, aquí Gonzalo Carrillo desde Logroño para Radio Nacional de España. Aquello me parecía como un sueño. Entonces, con aquella voz de doblador de cine contaba la corrida con su mirada y yo me daba cuenta hasta qué punto era capaz de ver cosas que para muchos pasaban inadvertidas. En realidad no las miraba con los ojos, su acento tenía que ver con los latidos de su corazón», afirma.
El corazón y el alma
Y qué quedaba de todo aquello en la mente de Andrés Pascual cuando era niño: «Lo que respiraba era épica y un inmenso respeto. Él, con todo lo que sabía, se mostraba ante la fiesta y ante cada uno de sus protagonistas con semejante humildad que te hacía, sin darte cuenta, formar parte de ella como uno más. ¿Cómo tiene que ser esto para que el abuelo dedique semejantes silencios?, me preguntaba. Él no era nada hablador en las corridas, él escuchaba la música del toreo y no me refiero a los pasodobles, sino a la respiración de los matadores, los latidos acompasados del animal y del hombre y todos esos sonidos que se generan en un coso. Aquello me impresionaba y es lo que más grabado se ha quedado en mi espíritu y además, lo mantengo».
18 de julio de 1942 en Santa Isabel

Lamentablemente, Carrillo -el aficionado a los toros de Fernando Poo- nunca pudo disfrutar de ellos en la isla tras su destierro y confinamiento, ya que la primera lidia tuvo lugar en los años 40. Como diría Agustín de Foxá en su artículo "Toros en Fernando Poo" de 1945: «No son los de América los únicos festejos taurinos que exigen días y días de mar para que los españoles los presencien. Como en todos los lugares donde asomó la influencia ibérica, allá en la lejanía caliente del Golfo de Guinea también se oye, en las vísperas de las fiestas tradicionales -Día de la Raza, 18 de Julio, fechas de la liberación de Bata o de Santa Isabel-, charlar apasionadamente del temple de un natural imaginario o del efecto de una estocada todavía en potencia. La fiesta llega al Ecuador, y en los “chiringuitos” que se adelantan al mar entre palmeras, en el "Negresco" de Bata o en el Casino de Santa Isabel, la conversación taurina fluye, sustituyendo por unas horas el eterno comentario, que gira siempre sobre el precio del café, la holgazanería del bracero o el cuidado de la finca de cacao».



miércoles, 29 de mayo de 2019

Inauguració de l’exposició ‘Guinea: el franquisme colonial’

Un trabajo más de Gustau Nerin:

Inauguració de l’exposició ‘Guinea: el franquisme colonial’

Aquesta mostra explica com el regim franquista va imposar a la colònia de Guinea Equatorial la ideologia nacional-catòlica. En aquest territori la dictadura franquista va veure agreujada uns situació marcada pel racisme.

Data: 29.05.2019 - 17.11.2019
On: Memorial Democràtic, Peu de la Creu, 4 - Barcelona

La Guinea Espanyola va ser colònia d’Espanya del 1858 al 1968. Va patir, doncs, la repressió inherent a la dictadura franquista, com la resta de territoris de l’Estat. Les poblacions de la Guinea van estar sotmeses a un règim antidemocràtic: se’ls va imposar la ideologia nacional-catòlica, se’ls va sotmetre al domini dels militars, no se’ls va permetre estar representats a les institucions... Però la dictadura franquista, a la Guinea, es va veure agreujada pel fet colonial.
Els guineans, com gairebé tots els africans, van ser sotmesos al domini europeu. Fins i tot durant la República van patir de falta de drets. El franquisme va agreujar una situació marcada pel racisme, que conduïa a la discriminació, als maltractes, a l’explotació econòmica, a la despossessió de les comunitats locals.

Si quieres saber más sobre la presencia catalana en el África ecuatorial, consulta #catalanes en Calle 19 de Septiembre.

miércoles, 22 de mayo de 2019

La biodiversidad africana

lunes, 20 de mayo de 2019

El cementerio musulmán de Musola

En la católica España el núcleo urbano de la capital de Fernando Poo, compuesto por dos
ayuntamientos, se puso bajo la advocación de “Santa Isabel de Hungría" al asentamiento de los colonos europeos y bajo la de “San Fernando Rey” al poblado indígena (actual barrio de Elá Nguema de Malabo). Lo cual no dejaba de ser un guiño misionero y patriótico a los Reyes Católicos.

De hecho,  la Constitución de 30 de junio de 1876 -promulgada por Alfonso XII-, en su artículo 11 establecía:
«La Religión Católica, Apostólica, Romana, es la del Estado. La Nación se obliga a mantener el culto y sus ministros.
Nadie será molestado en territorio español por sus opiniones religiosas, ni por el ejercicio de su respectivo culto, salvo el respeto debido a la moral cristiana.
No se permitirán, sin embargo, otras ceremonias ni manifestaciones públicas que las de la religión del Estado.»

El periodo republicano supuso una excepción con una Constitución de la República Española de 9 de diciembre de 1931 que estableció el régimen de separación entre la Iglesia y el Estado, al decir en su artículo 3.0 que «el Estado español no tiene religión oficial».

El franquismo acabará de facto con esa aconfesionalidad y lo recogerá en el artículo 6.° del Fuero de los Españoles -ley de 17 de julio de 1945-, que decía nuevamente que:
«La profesión y práctica de la Religión Católica, que es la del Estado español, gozará de la protección oficial.
Nadie será molestado por sus creencias religiosas ni el ejercicio privado de su culto. No se permitirán otras ceremonias ni manifestaciones externas que las de la Religión Católica.»

Procesión en la festividad de la Inmaculada Concepción de 1936, frente a la catedral de Santa Isabel.
El paso con la imagen está escoltado por falangistas uniformados con la camisa azul mahón de rigor, pantalón blanco, zapatos negros, correaje y fusil con bayoneta.
En la fila delantera se reconoce a José García Vidal (primero por la derecha), y Manuel Mendoza la Llave (primero por la Izquierda). En la segunda fila a José Novo Mediano (segundo por la derecha), junto al paso de la virgen, Ramón Cerdá Rovira (tercero por la derecha), al otro lado del paso.

De hecho, Francesc Tur en España en Guinea Ecuatorial: ¿Una colonización ‘Light’? nos recuerda que «La primera norma local emanada del Gobierno general de Guinea bajo control de los franquistas está referida a la toma de medidas contrarreformistas y se limitaba a aplicar lo dispuesto en la real orden 482, de 26 de julio de 1928, en relación a la obligatoriedad de la enseñanza religiosa en las escuelas y la exhibición de símbolos religiosos».

¿Pero era católica la población de Fernando Poo?

Aparte de las creencias autóctonas, Gonzalo Álvarez Chillida aclara en Misión católica y poder colonial en la Guinea española bajo el gobernador general Ángel Barrera (1910-1925) que «desde la década de 1840, estaban establecidos en Fernando Poo los misioneros baptistas británicos, sustituidos desde 1870 por los metodistas, y en la costa continental los presbiterianos estadounidenses. Estos últimos lograron establecer pequeñas pero sólidas comunidades, dirigidas en su mayoría por pastores nativos, y los metodistas hacían progresos entre los bubis, mientras que en la capital la mayoría de los criollos fernandinos era protestante. Desde su llegada, los claretianos intentaron que se prohibieran las misiones protestantes y lograron que se cerraran sus escuelas y no se les permitiera usar campanas».

El monopolio católico igualmente estaba cuestionado por la presencia de musulmanes en el territorio. Ilustración Popular en su edición del 22 de febrero de 1936 le dedica un artículo a los Haussas y Yaundes: «En 1916, durante la gran guerra, cuando el ejército colonial y la población civil blanca del Camerún alemán, cruzando el río Campo, se refugiaron en nuestro territorio ante el empuje arrollador de las huestes senegalesas y sudanesas que operaban por cuenta de los aliados, llegaron a Fernando Póo los primeros haussas, unos atraídos por el buen negocio que podían hacer con los diecinueve mil fugitivos, y otros acompañando simplemente a los oficiales alemanes a cuyo servicio estaban».
La comunidad hausa crecía paulatinamente, y como recuerda Fernando el Africano «en los años 1942, el rey Hausa de la ciudad paseaba por la ciudad con un caballo protegido con un mosquitero».
Sara Núñez Torres lo recoge igualmente en La tierra de Bisila: «En Santa Isabel había todo un barrio hausa, de hombres morenos, de negro negrísimo, altos, escuálidos, vestidos con ropajes blancos o azules que llegaban hasta el suelo, y tocados con un bonetillo de tela bordada. Todos ellos profesaban la religión musulmana y se dedicaban a la compraventa de artículos de ébano y marfil, traídos desde el continente».

Pero estamos en la Calle 19 de Septiembre, y nos interesa especialmente la historia de las tropas indígenas traídas del norte de África con motivo del golpe de Estado de 1936:

Como ya se ha tratado anteriormente, en el Ciudad de Mahón que bombardeó Bata y hundió el Fernando Poo el 14 de octubre de 1936, viajaba un Tabor de Tiradores de Ifni (310 hombres, de los que 302 eran moros, según J. Ramírez Copeiro en “Objetivo África”). Y éste permaneció en el territorio hasta mayo de 1937.

Poco después, el 18 de marzo de 1942, tras el incidente de la Duchessa d’Aosta en el puerto de Santa Isabel, y ante el temor de entrar en guerra, desembarcaron del Dómine dos compañías del 6º Tabor de Tiradores de Ifni, constituidas por 100 europeos y 330 marroquíes. Con el tiempo, se incrementarían hasta los 2.100 hombres (1.300 europeos y 800 moros).

Esta cantidad de musulmanes supuso incluso la creación de un cementerio musulmán en Musola, aprobado el 20 de diciembre de 1943 por el subgobernador Rufino Pérez Barrueco.

«Los soldados moros -cuenta J. Ramírez Copeiro- fallecidos y enterrados con arreglo al rito musulmán, podrían ya disponer de un recinto totalmente cerrado con murete de piedra y una mezquita de bella cúpula a la entrada. El viernes 25 de febrero de 1944, el nuevo gobernador, Juan Mª Bonelli Rubio, visitó el Campamento de Musola para saludar a las fuerzas del Tabor de Ifni allí acampadas y hacerse cargo del cementerio musulmán, ante la próxima repatriación de la unidad. De estilo puramente árabe, el cementerio se alzaba en el monte situado a la izquierda de la entrada al campamento, destacando su blanca silueta del verde frondoso del bosque y sobresaliendo de su mezquita un esbelto minarete coronado en su cúpula por tres bolas, en la última de las cuales se mantenía erguida en el aire la media luna del islam. Dentro del recinto, en blancas sepulturas, reposaban los cuerpos de los 8 soldados moros fallecidos del Tabor».

martes, 14 de mayo de 2019

El santoral ecuatoguineano

La guerra civil no sólo marcó el calendario de festivos con su propia festividad local de "19 de Septiembre" o los consabidos "Día del Caudillo" y "Día del Alzamiento Nacional", celebrados en toda España. Igualmente supuso -décadas después- la trágica ampliación del santoral local.

Es un proceso que se ha prologado hasta fechas recientes: a algunas de las víctimas del conflicto en España se les ha reconocido la condición de beatos, y de éstas hay varias que dedicaron gran parte de su vida a la labor misionera en los territorios españoles del golfo de Guinea.

Así como en su día fue importante para los fieles nicaragüenses la beatificación de la salesiana María Romero o en Guatemala la del franciscano Pedro de San José Betancur, igualmente son significativas estas beatificaciones para el contexto ecuatoguineano.

Hno. Antonio Vilamassana
CMF
Los Misioneros del Corazón Inmaculado de María, de san Antonio María Claret, han contribuido al santoral ecuatoguineano con:
  • Andreu Feliu Bartomeu, trabajó en estas tierras africanas de 1903 a 1934. Beatificado en 2013.
  • Pau Castellà Barberà, destinado en las misiones de Fernando Poo desde 1893 a 1908. Beatificado en 2013.
  • Antoni Vilamassana Carulla, destinado 30 años en Guinea Ecuatorial. Beatificado en 2013.
  • Cirilo Montaner Fabré, párroco de Santa Isabel de 1904 a 1915. Beatificado en 2017.
  • Josep Ros Nadal, de 1904 a 1907, su centro principal de operaciones fue Annobón. Beatificado en 2017.
  • Pere Vives Coll, de 1908 a 1918, su primer destino fue Banapá, luego Basilé y finalmente San Carlos. Beatificado en 2017.
  • Manuel Font Font, misionero en Fernando Póo de 1904 a 1905. Beatificado en 2017.
  • No forman parte de esta relación, los religiosos fallecidos -Acacio Ferraz Latorre (por quien llevó el nombre Acacio Mañe), Angel Roig Barcelis e Isidoro Gil Barrio- en el hundimiento del buque "Fernando Poo" el 14 de octubre de 1936: «Algunas semanas después llegó a Bata el Ciudad de Mahón, barco de guerra enviado desde Canarias para apoyar la sublevación, el cual bombardeó el puerto y el Fernando Poo, hundiéndolo con los prisioneros dentro. El franquismo consideró a aquellos ahogados mártires de la Cruzada, aunque solía olvidar, habitualmente, que había sido él mismo el que los había enviado al fondo del mar».
  • Tampoco integra el santoral ecuatoguineano el padre Tomás Ribé Comas, capellán de la Trasmediterránea asignado al correo Fernando Póo, al cual Juan Fontán daba inicialmente como muerto por la tripulación en las indagatorias tras la caída de Bata.

Es una larga lista de misioneros beatificados, que inicia un siglo antes con Jerónimo Mariano Usera y Alarcón. El padre Usera fue integrante de la primera expedición misionera católica en Clarence (1845-1846): «Deberé decir, para los que no me conozcan, que hace tiempo me he consagrado por entero a los derechos de la raza negra a la que amo en Jesucristo, que es el mejor y más desinteresado amor. (...) Ni las distancias, ni los mares, ni el rigor de los trópicos, junto a los grandes quehaceres que me proporcionaba el gobierno del Arzobispado de Cuba, del cual me hice cargo al poco tiempo de mi arribada a aquella isla, pudieron entibiar en mí el entusiasmo a favor de mis queridos isleños del golfo de Guinea».
Desde hace varios años se trabaja en el proceso de su beatificación, el cual se halla en Roma esperando la última decisión del Vaticano. El 28 de junio de 1999 fue declarado venerable por el papa Juan Pablo II: «Certifico que el Siervo de Dios Jerónimo Mariano Usera y Alarcón, sacerdote y Fundador de las Hermanas del Amor de Dios, vivió en grado heroico las virtudes teologales Fe, Esperanza y Caridad hacia Dios y hacia el prójimo, así como las virtudes cardinales de Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza y las demás virtudes anexas, para que surta efecto en relación con la Causa en cuestión».

Tras el fracaso del padre Usera, llegó diez años después la segunda expedición misionera de Miguel Martínez y Sanz, cura párroco de Chamberí, que tuvo la idea de fundar la congregación de las Siervas de María Ministras de los Enfermos, para la asistencia de éstos a domicilio. A finales de 1855 se crea la prefectura apostólica de Annobón, Corisco y Fernando Poo, siendo elegido como primer prefecto, por lo que a principios de 1856, Miguel Martínez marchó a Guinea con 39 misioneros, incluyendo un grupo de Siervas de María. Antes de partir, sienta las bases de la casa-colegio La Africana en Aranjuez para albergar una treintena de niños -de 8 a 14 años- de Fernando Póo, Annobón y Corisco. Finalmente, no habiendo tenido éxito en su misión africana, se encomendó la labor misionera a los jesuitas, y el viejo párroco de Chamberí regresó a España en 1859, ejerciendo allí diversos cargos eclesiásticos. En España, sus actividades a favor de los necesitados le hicieron ganarse el título de "padre de los pobres", pero a su muerte no fue santificado. Recayó ese reconocimiento en Soledad Torres Acosta, cofundadora con él de las Siervas de María.

Cómo curiosidad, tanto al padre Usera como a Martínez su estadía en Fernando Póo les dio tiempo de pergeñar sendos rudimentarios diccionarios de la lengua bubi

Mención a parte merece la postulación como beato de Claudio López Bru, segundo marqués de Comillas:

Como recoge Fernando Ballano en Los negros negocios del beato Marqués de Comillas, «uno no es responsable de lo que hayan hecho sus antepasados, pero sí de aprovecharse de los frutos de esos actos. Antonio López López, primer marqués de Comillas y padre de Claudio López Bru, hizo buena parte de su fortuna traficando con esclavos con destino a Cuba cuando la ilegalización de dicha actividad a partir de 1817 hizo subir los precios. Posteriormente consiguió la exclusiva del transporte de tropas y sus correspondientes municiones de boca y guerra entre España y Cuba. (...) Claudio López Bru fundó la naviera Trasatlántica. Continuó con el transporte de tropas y suministros a Cuba. Entre 1895 y 1898 llevó a 220.285 soldados (240.000 según otras fuentes). En el conflicto murieron 55.078 –2.000 por heridas de guerra y el resto por enfermedades–. Tras la rendición, EE.UU. le pagó a Comillas 100 pesetas por soldado repatriado. En 1919, 20 años después, un pasaje en buenas condiciones para ese recorrido sólo costaba 70 pesetas. A pesar del buen precio cobrado, Comillas les trajo en tan malas condiciones que en el trayecto murieron 4.000. Pero volvieron cantando porque ya se había acabado la pesadilla: hay gente que sabe sacar beneficio hasta de las derrotas.

Crucero Isla de Panay. Conocido como el Barco de la Muerte, fue usado para transportar hacinadas a las tropas españolas asignadas a la guerra hispanoamericana en Cuba. Terminada la guerra fue reasignado por la Trasmediterránea al golfo de Guinea hasta su hundimiento, para cobrar el seguro, en Punta Europa: «Fue en la noche del 7 de Diciembre de 1929, tras embarrancar en un bajo llamado Los Primos entre Santa Isabel y San Carlos. Los supervivientes dijeron que serían casi las tres de la mañana cuando se oyó un ruido sordo debajo del barco, como si hubiese tropezado con un arrecife, y que al ir muy despacio evitó partirse por la mitad; comenzó a inclinarse lentamente y se hundió ante la vista de todos, posándose suavemente en el fondo. Allí debe de estar aún, junto a la conciencia del señor marqués».
Antes de que terminara el conflicto cubano, en 1887, se le concedió a la Trasatlántica la línea Barcelona-Santa Isabel (capital de Fernando Póo), lo que permitió que el cacao de la colonia Póo llegara a Barcelona en lugar de a Inglaterra. Comenzaron a establecerse allí muchas empresas catalanas, pero la más importante fue la Trasatlántica, que, a sus actividades marítimas, unió las agrícolas y comerciales. El problema fundamental de Fernando Póo era la mano de obra. Los nativos bubis eran pocos, entre 10.000 y 20.000 según las fuentes, pero estaban escondidos en la selva y no querían trabajar en las plantaciones de cacao, por lo que se llevaba mano de obra engañada desde Liberia a los que se denominaba krumanes (por proceder de una región costera llamada Kru). Claudio se lanzó también a este negocio trasladando esos trabajadores forzados desde esta república a la isla de Fernando Póo en barcos subvencionados por el gobierno. Además supo aliarse en la colonia con el poder fáctico de los misioneros claretianos...»

Cierra esa información El País con un «Claudio López, amigo de Gaudí y protector del extravagante mosén Jacint Verdaguer, (...) regaló a los jesuitas la imponente Universidad de Comillas y, entre otras ostentaciones de religiosidad, fletó decenas de barcos para llevar a Roma a 18.000 obreros -todos asalariados suyos- para rendir pleitesía a León XIII con motivo de un aniversario de aquel largo pontificado. El proceso de santificación, que llegó a Roma en 1948, incluso contó con el impulso del dictador Franco en carta a Pío XII de 1954, centenario del nacimiento de rico y, de momento, fallido probeato».

«Fue el marqués de Comillas el fundador de la Acción Católica en España», aseguraba Francisco Franco en la carta postulatoria que dirigió a Pío XII. «Su alteza de miras y elevado patriotismo al frente de las empresas que dirige, han dado a su personalidad tal relieve, que constituye, en el mundo social y político, una de las figuras más salientes y populares. Contribuye a ello su labor constante en materias sociales, su espíritu caritativo, y su actuación en el partido católico. Ferviente y entusiasta defensor de la política social cristiana, ha podido ser a un tiempo su propagandista y su ejecutor, aplicándola a las empresas que dirige, donde ha establecido, mucho antes de ser prescritos por las leyes, todos los beneficios de pensiones, retiros, mutualidad,...».

Por último, el caso de José Si Esono, "el guardián del ara", del  que el seminario Catalunya Cristiana informaba el 28 de enero de 1993 que «Ja s'han començat a donar els primers passos per incoar la seva causa de beatificació».
Fallecido en 1941, sigue siendo a día de hoy un referente entre los animadores de las parroquias rurales de Guinea Ecuatorial.
Incluso Gustau Nerin, le dedica un par de párrafos, como  objeto de la furia del teniente Ayala: «José Si Esono, un catequista al que los guineanos consideran un auténtico santo, no pudo escapar a las vejaciones de Ayala. José Si Esono se negaba atrabajar en las obras públicas, ya que, argumentaba, no podía abandonar la predicación de la palabra de Dios para dedicarse a tareas mundanas. Ayala le citó en Mikomeseng y le exigió que le explicara por qué no podía trabajar como los demás. El catequista le respondió que estaba al servicio de Dios y de la humanidad. El teniente le contestó que, como se resistía a trabajar, él le enseñaría a servir a la humanidad. Le ordenó cargar con los blancos que viajaran de Mikomeseng a Akonangui, una distancia de unos cien kilómetros.Los europeos iban cómodamente sentados en una silla que se sostenía sobre dos palos y que un par de negros cargaban a sus espaldas. Aunque Si Esono era de constitución muy endeble, parece ser que llevaba a cabo tan ardua labor con mucha dignidad; él aseguraba que Dios le ayudaba y que, cuando rezaba, los blancos pesaban menos. Ayala, al ver que Si Esono, gracias a su fe, resistía el cumplimiento de la sanción, prolongó la duración del castigo».


Autoridades y fieles asistiendo en la Real Basílica de San Francisco el Grande (Madrid) a la «consagración del primer Obispo indígena de La Guinea Ecuatorial Española, Monseñor Rafael María Nzeabuy» (sic) el domingo 13 de diciembre de 1965.



Y si os interesa el tema religioso, no os perdáis:
También es interesante la historia del cura Galeote.

sábado, 11 de mayo de 2019

El primo del president

lunes, 6 de mayo de 2019

El caso del cocinero

Ésta es una historia breve, pero importante.

Al cocinero le sentenciaron a «doce años y un día de reclusión menor» en el Consejo de Guerra contra el personal del Fernando Poo.

Está entre los siete castigados con mayor rigor (y tuvo suerte... ya que otros simplemente desaparecieron, como es el caso del barbero, o murieron en el proceso). Al fin y al cabo, en los testimonios recogidos le señalaban como peligroso:

«Ha oído decir que Mariano Juan Más amenazó a los Padres con una pistola», manifestó el Médico Antonio Fuertes Villavicencio, de la tripulación del “Fernando Poo” durante el interrogatorio. O incluso «Ha oído decir que Mariano Juan Más a había disparado», según el Tercer Oficial Jacinto Devesa Paredes.

O el Tercer Maquinista Manuel de Dios y del Aguila que «como elementos más extremistas señala al barbero Caparrós y dice que Mariano Juan Más se dejaba manejar por Caparrós; que tenía pistola y que ha oído decir que amenazó con ella a los Padres (…) Vio a Mariano Juan Más con un mosquetón en la mano en el momento del bombardeo».

Y ese «ha oído decir», pese a los contradictorios careos, debió ser especialmente decisivo, ya que como reconocía el Capitán Emilio Ley Arata, director de la Trasmediterránea, el 12 de noviembre de 1936 en artículo de La Prensa: «Los oficiales del barco casi todos son rojos. El oficial que se exceptúa de haber estado de parte de los marxistas es el señor Devesa, casado con una joven de Las Palmas, de familia muy conocida».

Tal vez puede que pesara el que fuera herido en el asalto aunque el propio cocinero tan sólo se definiera como «aturdido», pero el caso es que a Mariano Juan Mas, «de veinte y nueve años de edad, natural de Palma de Mallorca, domiciliado en Barcelona, de estado soltero, de oficio cocinero, que sabe leer y escribir, siendo su Padre Antonio Juan Fiol y su madre Concha Más Juan, y que no ha estado procesado por Tribunal alguno», le cayeron los 12 años y un día.

Con el tiempo, ese castigo fue la salvación de sus compañeros, ya que conforme a los diferentes relatos tanto de la prisión de Fyffes y como del campo de concentración del viejo Lazareto de Gando, «La alimentación era escasa y, en ocasiones, se servía en mal estado. Los testimonios orales  recuerdan ver flotar suelas de zapatos en el rancho, el novelista José Antonio Rial afirma en su novela que los calderos de comida no contenían “alimento para humanos” y Francisco García recuerda las comidas como “bazofias” e “inmundicias”».

El 2 Diciembre 1939 la Jefatura Provincial de Sanidad, emite un informe dando cuenta al Gobernador Civil sobre la situación en los recintos penitenciarios existentes en Gran Canaria. Es muy exhaustivo, por lo que resaltamos que «Actualmente hay en la prisión mil ochenta y nueve (1089) presos, de los cuales novecientos veintiocho (928) cumpliendo condena, 134 sujetos a sumario y 27 pendientes de resoluciones gubernativos (...) El agua que posee el establecimiento es impotable según análisis practicado en el Instituto Provincial de Sanidad, escasa e impropia incluso para el aseo personal. La comida es francamente insuficiente, sin las calorías necesarias compuesta de un rancho del que algunos solo llega un cazo del caldo donde se cocieron las legumbres. Es completamente inadecuada, incluso en la llamada de sobrealimentación, para enfermos especialmente los diabéticos, ulcerosos, etc., y desde luego no hay leche para los que la necesitan».

Cuenta Rial que «una noche toda la prisión se sintió atacada por agudos dolores de vientre y corrió hacia los ocho evacuatorios únicos. Al momento una cola que engrosaba sin tregua se había formado por el patio, y los centinelas azules gritaban desde su observatorio, ordenando a la multitud que se disolviera. En vez de esto, uno de los presos rompió la fila y se lanzó a satisfacer su necesidad en el  patio, y toda la fila siguió el ejemplo. La noche continuó así. Los centinelas dispararon algunos tiros y terminaron dejando hacer y envueltos en los vapores que subían del callejón lleno de hombres rugientes por los retortijones de la colerina. Se creyó en un envenenamiento. A veces había alpargatas nadando en el rancho y otras porquerías de gran tamaño, pero no se protestaba porque el preso era un fuera  de la ley. A la mañana siguiente del ataque de diarrea, el patio y todo Fyffes era un mar de  excrementos, y los presos sometidos a aquel vivir en cloacas sentían la humillación con más encono que el odio, o que el diezmo de las noches de ronda».

Imagen del campo de concentración del Lazareto de Gando en Gran Canaria
(Cortesía de Fernando Caballero Guimerá).
En "Los campos de concentración de Franco" de Carlos Hernández de Miguel.
Incluye Juan Rodríguez Doreste en su vivencia de confinamiento en el campo de concentración del viejo Lazarero de Gando que «Llevábamos algunos meses en Gando cuando llegaron los detenidos en la Guinea española, que procedían de la isla de Fernando Poo y del territorio del Río Muni, a los cuales se habían incorporado los tripulantes capturados del vapor de la Compañía Trasmediterránea, llamado precisamente el Fernando Poo, hundido en las aguas del puerto de Bata. Eran aproximadamente unos ciento cincuenta en total, entre tripulantes y coloniales. De los primeros salieron las bajas más importantes que causó la expedición conquistadora».

Fue una llegada providencial, ya que «pasados los meses del miedo empiezan a preocuparse de cosas más materiales como la alimentación. Juan Mas, cocinero del barco Fernando Poo, mejora la calidad del rancho».

Recalca en otro momento que «amontonados en unos barracones, en condiciones climáticas tan desfavorables, con servicios higiénicos y sanitarios apenas elementales, desprovistos de ejercicio y de adecuada alimentación, la salud de los presos comenzó a quebrantarse, su estado físico a descaecer visiblemente. Y así un día aparecieron por Gando, derrotados, pálidos, con evidentes señales del estrago corporal que les había causado una reclusión que lindaba en infrahumana. Constituían un buen contingente, muy heterogéneo de composición, pero muy homogéneo en la solidaridad, en el buen espíritu. Venían funcionarios caracterizados: el tesorero de Hacienda, el jefe de Correos, el jefe de la Policía gubernativa, el comisario López García, pintoresco personaje, realmente detenido por error, pues no era ni chicha ni limonada, dependientes de la Curaduría, algunos profesionales, cultivadores y finqueros, escritores, un excelente poeta, etc. y la totalidad de la tripulación del Fernando Poo, desde el capitán, pundonoroso marino, que fue de los primeramente liberados, al cocinero mayor, el inolvidable Juan Mas, que a fuerza de ingenio culinario logró tornar ligeramente más apetecibles aquellas equívocas cocciones que nos servían bajo especie de rancho».

Repartiendo el rancho en el patio común.
Fotografía publicada por la revista francesa
L´Illustration en 1937.
«La presencia de Juan Mas, el cocinero del Fernando Poo, mejoró sensiblemente la apetecibilidad de nuestros ranchos. Aquello fue el verdadero banco de prueba de sus excepcionales aptitudes culinarias. Pero a veces se estrellaban sus bien contrastadas habilidades ante la intrínseca condición de la materia prima que le suministraban.»

O ante la invasión de insectos: «No hicimos  más que instalarnos y de todos los rincones, al  olor y al calor de la sangre  humana, de los quicios de puertas y ventanas, de los zócalos de madera,  de las grietas de las tablas  del piso, de los desconchones de las paredes, incrustadas  rápidamente en las cajas y cajones de nuestros efectos personales, de  las vigas de los techos, incluso de los de la cocina -yo he visto cadáveres de hemípteros  flotando  en  el  magma  grasiento  de  nuestras  pociones alimenticias-, de todos lados,  como un  aluvión reptante, como esas columnas  de hormigas gigantes, avasalladoras,  de las novelas de Mayne Reid, se abatió  sobre nosotros un ejército nocturnal e invisible. Para los que teníamos la  piel dulce, la epidermis entomológicamente suculenta, comenzó un nuevo, lento  e implacable martirio.  Durante bastantes meses, especialmente cuando vivía  en el cuarto de la pintura, de que luego hablaré y que fue mi última mansión,  para poder dormir los compañeros me enrollaban en mi manta, como a una  alfombra, me cerraban el hueco de los pies con una toalla y me cubrían la cabeza,  para  dejarme respirar, con un gran pañuelo. Mi posición yacente recordaba  muy  de  cerca,  por  su  inmovilidad y  rigidez, la de una  momia guanche. Desvelado, a la luz indecisa del cuarto, que dejábamos siempre encendida,  veía trepar  por  las paredes las hordas salvajes, alcanzar el techo y cuando  estaban estratégicamente situadas sobre sus presuntas víctimas, dejarse  caer con pericia y precisión de acróbatas. Lo curioso es que, en el cuarto de la  pintura,  donde dormíamos ocho compañeros, yo era el blanco exclusivo de aquella  siniestra puntería. Pero fuimos muchísimos los que sufrimos sus escozores.  Todavía eran  pocos e  ineficaces los  insecticidas. El arma  única para combatirlas  era  el agua  hirviente. Cada vez que podía, Juan Mas,  nuestro amable cocinero jefe, nos facilitaba unos cacharros para escaldar todas las posibles madrigueras».

En 1940 se incluye a Mariano Juan Más entre los reclusos con penas ordinarias que habían sido sentenciados y condenados en la provincia de Las Palmas de Gran Canaria hasta el día 1 de marzo de 1940, cuyas penas fueron conmutadas

Y así, se pierde la pista al cocinero del Fernando Poo.

sábado, 27 de abril de 2019

Indagatoria de Manuel Tarí Quiles

Los hermanos Juan y Pedro Medina Sanabria son fuente de inspiración e información para este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel. Y el Blog de Pedro Medina Sanabria | Memoria e Historia de Canarias hace un trabajo constante de difusión, por lo que merece la pena bucear un rato por sus páginas:

DECLARACIÓN INDAGATORIA DEL PROCESADO MANUEL TARI QUILES

En Santa Isabel a veinte y ocho de enero de mil novecientos treinta y siete.

Ante el Señor Juez y a mi presencia compareció el procesado anotado al margen, a quien se le hizo saber que queda relevado del juramento prestado en su primera declaración y que podía ampliar o rectificar dicha declaración en la forma que creyese conveniente, exhortándole a decir verdad, y después de prestar juramento nuevamente fue preguntado y dijo llamarse como queda al margen expresado, de treinta y seis años, natural de Alicante, domiciliado en Valen

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cia, de estado soltero, de oficio camarero, que sabe leer y escribir //malamente, siendo su Padre Antonio Tarí García y su madre Gertrudis Quiles Blanco, difunto el padre, y que no ha estado procesado por Tribunal alguno.

PREGUNTADO si se afirma y ratifica en su primera declaración obrante al folio sesenta y ocho vuelto de la que se le dá lectura integra dijo; que se afirma y ratifica en su contenido. – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – – –

PREGUNTADO si tiene algo más que decir dijo: que no. – – – – – – – –

En este estado S. Sª dió por terminada la presente declaración indagatoria, sin perjuicio de ampliarla si lo estimara pertinente y leída por el declarante se afirma y ratifica en su contenido y en el juramento prestado y la firma con el Señor Juez de lo que yo el Secretario doy fé. Salvado entre líneas dice “malamente”, vale doy fé.

[Firmas rubricadas de MANUEL TARÍ QUILES, JOSÉ GONZÁLEZ GARCÍA, y LEON HERNÁNDEZ BENÍTEZ].

Cfr.: Archivo del Tribunal Militar Territorial 5.- 9342-297-21.- Causa 24 de 1937.- Folios 132 a 133. 


miércoles, 24 de abril de 2019

Declaración de Francisco Pérez Rodríguez

Los hermanos Juan y Pedro Medina Sanabria son fuente de inspiración e información para este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel. Y el Blog de Pedro Medina Sanabria | Memoria e Historia de Canarias hace un trabajo constante de difusión, por lo que merece la pena bucear un rato por sus páginas.

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A.0.026,756*

DECLARACIÓN INDAGATORIA DEL PROCESADO FRANCISCO PÉREZ RODRÍGUEZ

En Santa Isabel a veintisiete de Enero de mil novecientos treinta y siete.

Ante el Señor Juez y a mi presencian compareció el procesado anotado al margen, a quien se le hizo saber que queda relevado del juramento prestado en su primera declaración y que podía ampliar o rectificar dicha declaración en la forma que creyese conveniente, exhortándole a decir verdad, y después de prestar juramento nuevamente fue preguntado y dijo llamarse como queda al margen expresado, de treinta y cuatro años de edad, natural de Culla de Basa, provincia de Granada, domiciliado en Barcelona, de estado casado, de profesión Radiotelegrafista, que sabe leer y escribir, siendo su Padre Manuel Pérez Rodríguez y su madre Petra Rodríguez Asencio, difunta la madre, y que nunca ha sido procesado por Tribunal alguno.

PREGUNTADO si se afirma y ratifica en su primera declaración obrante al folio sesenta y tres vuelto de la cual se le dá lectura integra dijo: que se ratifica en ella, y que respecto a que el llamado Dieste/ dijo que había que tirar al Cura al agua, no se refiere al Padre Ribé, sino al Padre José Ausejo en el viaje anterior al de estas actuaciones.

PREGUNTADO si tiene algo más que decir dijo: manifiesta el procesado que uno de los domingos en ocasión de ir a dar un paseo por Bata en compañía de Enrique López Astudillo primer radiotelegrafista al pasar junto a la Guardia Colonial decidieron entrar en casa del Suboficial Fontanet para que los invitara a un wisky, no haciéndolo por encontrarse Fontanet ausente. Después se encontraron con un tal Martínez fugado, Radiotelegrafista de Bolondo, el cual les dijo que habían acordado enviar a bordo a los Padres  Misioneros, he de hacer la aclaración que su acompañante López Astudillo se retiró, aun cuando insistió el procesado en que se acercara para oir la conversación, no haciéndolo. El declarante manifestó al llamado Martínez que le parecía muy mal el acuerdo tomado, pues temían que hicieran alguna faena a los Padres Misioneros, dada la calaña del personal que había a bordo.

Por otra parte nadie del Comité, mejor dicho los representantes de los Oficiales, ordenaron que se hiciesen guardia a los Padres Misioneros, que seguramente sería orden de Antonio Tarí o de Francisco Caparrós; que el día antes de llegar a Dakar se ordenó por el comité a los Delegados de los diversos departamentos dieran una relación de armamento que existiera a bordo, presentándose Antonio Tarí y Caparrós con las listas al día siguiente de la llegada a Dakar que figuraban doce o catorce nombre de los pertenecientes a cubierta y ocho o diez del personal de fonda; que durante la estancia enBata Antonio Tarí y Caparrós requisaron pistolas que repartieron a bordo.

En este estado el Señor Juez dio por terminada la presente declaración, sin perjuicio de ampliarla si lo estimara pertinente y leída por el procesado se afirma y ratifica en su contenido y en el juramento

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prestado de lo que yo el Secretario doy fé. Entre líneas dice : “dijo que”, debe leerse, vale. Doy fé.

Y en prueba de conformidad firma con S.S y yo el Secretario que doy fé, en Santa Isabel a 1º de Febrero de 1937.

[Firmas rubricadas de JOSÉ GONZÁLEZ GARCÍA, FRANCISCO PÉREZ RODRÍGUEZ, y LEON HERNÁNDEZ BENÍTEZ].

Cfr.: Archivo del Tribunal Militar Territorial 5.- 9342-297-21.- Causa 24 de 1937.- Folios 128 a 129.


Incautaciones de bienes a Joaquín Mallo

En El exilio de Joaquín Mallo contábamos la historia de Joaquín Mallo Castán, diputado,  exAlcalde de Santa Isabel, exPresidente de la Cámara de Comercio, fundador e integrante del Comité Sindical del Cacao (junto a Teodomiro Avendaño) y cofundador de la finca Sampaka..
Natural de Chía, casa Presin. Hacia 1908 emigra a Guinea Ecuatorial o Española, donde su familia tenía una importante explotación de cacao, dedicada a la transformación y exportación de ese producto. En 1918, Joaquín Mallo, fue elegido Presidente del consejo de vecinos de Santa Isabel, cargo equivalente al de alcalde en la península. (Santa Isabel hoy Malabo, capital de la isla de Fernando Poo, hoy Bioko).
Hacia 1922 retorna a la península y se instala en Barcelona, desde donde dirige sus negocios coloniales, al tiempo que se implica en la actividad política integrado en el Partido Republicano Radical de Alejandro Lerroux, fue elegido diputado por Huesca en las tres elecciones legislativas del periodo republicano: las constituyentes de 1931, las segundas en noviembre de 1933, también por el partido Radical, -aunque lo abandonó el 30 de septiembre de 1934-, por estar en desacuerdo con el nuevo rumbo que ha tomado el partido al no actuar en esa línea de paz y concordia entre todos los republicanos (..) y dejar de ser un grupo político que aspiraba a representar en todo momento el equilibrio. En definitiva a causa del pacto del Partido Radical con la Confederación Española de Derechas Autónomas CEDA.
Permaneció desde esa fecha como diputado independiente, hasta las elecciones de 1936, en las que se presentó por Unión Republicana, partido integrado en el Frente Popular. El estallido de la Guerra Civil lo lleva a exiliarse en Francia, país en el cual falleció en 1938.

Ah! y por supuesto, Joaquín Mallo (tanto da si fue el padre o el hijo) a tenía la imperdonable falta de ser uno de los públicos contribuyentes a la donación de las 10.353,65 pesetas para la República, conforme a la Gaceta de Madrid del 5 Noviembre 1936.

El 23 de abril de 1938, el Boletín Oficial del Estado recoge el Edicto del Juzgado Instructor Especial de Incautaciones de Bienes.



domingo, 14 de abril de 2019

Festividades locales

El 14 de abril de 1940, el semanario Ébano publica el calendario oficial de festividades:
El Consejo de Vecinos de Santa Isabel de acuerdo con Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S. y la Cámara Oficial Agrícola del Comercio e Industria de Fernando Póo, con el fin de señalar de una vez los días festivos a guardar, formuló la siguiente nomenclatura la cual, previa aprobación del Excmo Sr. Gobernador General de estos Territorios, da a conocer para general conocimiento y cumplimiento...
Se respeta el calendario oficial de aplicación en la península (incluyendo Día del Alzamiento Nacional y el de los Caídos, con su correspondiente ofrenda floral en la Cruz de Punta Fernanda) y se incluyen dos festividades locales de aplicación a jornada completa: el día de Santa Isabel de Hungría, patrona de la ciudad, y el 19 de Septiembre, en conmemoración de la derrota del gobierno de la República en la isla de Fernando Poo.

Se consolidan así los «Acuerdos laudables» recogidos en la primera edición de noviembre de 1936 de La Guinea Española: «Nuestro Consejo de Vecinos y con buen sentido ha tomado los acuerdos en firme de decretar días Festivos el 19 de septiembre en conmemoración del golpe Salvador dado con toda felicidad y sin derramamiento de sangre en Santa Isabel y que fue secundado por toda la Isla, Benito y Kogo, y el 19 de noviembre festividad de Santa Isabel Patrona de la Ciudad, fecha que fue muy típica en los años robustos de nuestra colonización y que recuerdan con satisfacción los antiguos fernandinos. Muy bien por los ediles.

Otro acuerdo importante ha tomado el Consejo de Vecinos cual ha sido el cambio de nombres de algunas calles; y así, la calle de Galán y García Hernández, se llamará del General Franco; la de Alcalá Zamora, se llamará Alcázar de Toledo y la de la Libertad, calle del 19 de septiembre». 

Monumento a los Caídos en Punta Fernanda

Así, la festividad de septiembre pasará a ser parte de las tradiciones y costumbre insulares, con «la ermita adornada con banderas esperando las fiestas de septiembre» como recuerda Valeria -la protagonista de El corazón de los pájaros de Elsa López- de su infancia en Santa Isabel.

jueves, 11 de abril de 2019

No informa del cañoneo

Los hermanos Juan y Pedro Medina Sanabria son fuente de inspiración e información para este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel. Y el Blog de Pedro Medina Sanabria | Memoria e Historia de Canarias hace un trabajo constante de difusión, por lo que merece la pena bucear un rato por sus páginas.

U.4,917,618

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DON JUAN FONTAN LOBE, CAPITAN DE ARTILLERÍA Y JUEZ NOMBRADO PARA EL ESCLARECIMIENTO DE LOS HECHOS OCURRIDOS EN EL VAPOR «FERNANDO POO» EL 14 DE OCTUBRE DE 1936.

CERTIFICO: Que a mi presencia y actuando como Secretario Alfonso Manrique de Lara Fierro, Sargento del Batallón de Voluntarios de Las Palmas, se presenta la Camarera Virtudes Torres Subirats, de la tripulación del “Fernando Poo”, que manifiesta lo siguiente:

No informa del cañoneo.- –

Que cuando el 1º cañonazo estaba en 3ª pasando inmediatamente al oficio de 2ª donde estaban Juan Ballesteros, David Sanz López y Mariano Juan Más.- –

Dice que Mariano Juan Más llevaba pistolas probándolas frecuentemente.- –

Dice que los más extremistas de abordo eran Francisco Caparrós, Agustín Martorell y Antonio Tarí.-

Que Nicolás Ors y Mariano Juan Más prestaban guardia en los Padres.- –

Y en prueba de conformidad firma el presente con S.S. y yo el Secretario que doy fé, en Santa Isabel a 2 de Noviembre de 1936.

[Firma no rubricada de VIRTUDES TORRES SUBIRATS, firma rubricada de JUAN FONTÁN LOBÉ, y firma abreviada de ALFONSO MANRIQUE DE LARA FIERRO].

Cfr.: Archivo del Tribunal Militar Territorial 5.- 9342-297-21.- Causa 24 de 1937.- Folio 58.