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sábado, 16 de noviembre de 2019

El farmacéutico de Bata

Vivienda familiar y Farmacia Lcdo Matamala en Bata.
Fotografía de noviembre de 1935
publicada en el twitter de D Matamala.
En este paseo por la calle 19 de septiembre de la vieja Santa Isabel ha surgido en varias ocasiones el nombre de Rafaél Matamala Baeza, el farmacéutico de Bata:

Podría haber surgido en más testimonios, ya que fue farmacéutico del Hospital de Santa Isabel, así como en el de San Carlos y en el de Elobey, precediendo en estos últimos puestos al poeta León Felipe. Siendo administrador y farmacéutico, asumió también funciones de gobierno, como la supervisión de la obra de comunicación terrestre de San Carlos a Santa Isabel, o la dirección del centro de salud, y -eventualmente- tareas de subgobernación del islote de Elobey.

A inicios de los años 30, prestando en ese momento servicio en la farmacia del Hospital de Santa Isabel la revista La Farmacia Moderna recoge su empeño por lograr el arraigo de la quina en la región como remedio contra el paludismo. Se trata de una encomienda del Comité Nacional del Quino, que se recibe con alegría «¡ya tenemos quinos nacidos en España!»: la malaria no se erradicó oficialmente en España hasta 1964, y la germinación de la semilla francesa y su cultivo eran fundamentales en el tratamiento, estando Matamala entre los pioneros tanto en el cultivo en estufa como en la identificación para aprovechamiento médico de posibles variantes locales.

Más avanzada la década, acabó teniendo su propia licencia farmacéutica en Bata.

En el artículo La casa del padre de Raquel Ilombe sobre el bombardeo de Bata por el Ciudad de Mahón, se recoge la narración de su hijo Gonzalo «...una vez en la bahía de Bata arriaron esta bandera [francesa] e izaron la bandera de los rebeldes (la actual) y sin previo aviso comenzaron a bombardear la ciudad y en especial muchos de los cañonazos fueron dirigidos hacía nuestra casa...», la huida y posterior repatriación a la España peninsular pasando por un breve exilio en Camerún. Precisamente en La huida, se incluye la relación de exiliados que desde Camerún remite Rodrigo Miralles 19 de octubre al Diario de Almería, en la que se encuentran:
Emilio Fontanet, Ángel García Villalba, Eugenio Domingo, Rafael Maciello, su señora y dos hijos; Antonio López y su señora; Toribio Villalobos, Juan Antonio Ortiz, Luis del Caso, Juan Notario Notario y su señora; Rafael Matamala, señora y dos hijos,...
Meses después, según Guinea mártir: Narraciones, notas y comentarios de un condenado a muerte de Pozanco -al que citamos reiteradamente- se anota que «con fecha 11 de enero y en el vapor Asia, vía Burdeos, marcharon, rumbo a la península».

En abril de 1936, La Guinea Española informaba del asentamiento de una nueva factoria «TriSeGal, formada por los Sres Trigo, Sevilla y Gala. Está situada en el edificio propiedad de D. Bernardo López y en el mismo lugar, que ocupó la farmacia del Sr. Matamala».

Por último, en la publicación del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas - 3 de abril de 1940 (I) recogíamos su condena a «dos años de destierro de estos Territorios y la multa de dos mil pesetas». Realmente 2.000 pesetas eran una gran cantidad para la época, pero -sobre todo- la sentencia marca políticamente al farmacéutico y permitía la expropiación de sus bienes para cubrir la multa... a pesar de haber fallecido tres años y medio antes (el 17 de diciembre de 1936) en acción de guerra en Teruel, como recoge su hijo Gonzalo en Recuerdos de mi primera infancia.
En 1957, tras años de ensañamiento, la maquinaria franquista le genera un expediente de indulto, más de dos décadas después su muerte.

Pero para conocer más sobre su vivencia, os recomendamos este hilo redactado recientemente por uno de sus nietos:

domingo, 29 de noviembre de 2020

El exilio del farmacéutico de Bata

Lo cuenta su hijo Gonzalo Matamala en su blog Memorias:
[...]
Por aquellos tiempos España había entrado en guerra consigo misma , al haberse producido el día 18 de julio el alzamiento franquista contra el gobierno de la República , en Guinea las cosas se polarizaron de la siguiente manera: la Isla de Fernando Poo se puso a favor de los sublevados mientras que en el continente se siguió fiel al gobierno legitimo; ello motivó que en ambos territorios de la colonia solo surgiese algún incidente sin importancia de ser destacado hasta que desde Santa Isabel decidieron someter a la parte del Muni, para lo que recurrieron al engaño y a la traición como demuestra el hecho de que se presentara un barco de pasajeros armado con un cañón bajo bandera legal, luego una vez en la bahía de Bata arriaron esta bandera e izaron la bandera de los rebeldes (la actual) y sin previo aviso comenzaron a bombardear la ciudad y en especial muchos de los cañonazos fueron dirigidos hacía nuestra casa, ya que al parecer la confundieron con un centro oficial como la sede del Subgobierno, esta confusión se debió a que en días anteriores se había celebrado en nuestra casa un recepción para celebrar el aniversario de la instauración de la república, y por ello habían puesto frente a la misma banderas y gallardetes; al parecer el hecho de que este evento de celebrase en nuestra casa era el haber sido elegida por ser uno de los pocos edificios edificados de ladrillos al igual que las casas de Europa, también por se la única que en aquel tiempo tenía un salón lo suficiente amplio (el hall de la farmacia) con aforo suficiente para la celebración de estos eventos, puesto que la sede del subgobierno carecía de un local que reuniera las condiciones para ello.
Ese día sobre las seis de la mañana comenzaron a bombardear como antes he expuesto por lo que salimos de casa con apenas lo puesto y siguiendo los consejos de mi padre nos reunimos una cantidad de personas y salimos en coche camino del Camerún con el fin de no caer en manos de aquellos que querían adueñarse de la ciudad y que según mi madre no habrían dudado en matar a todos aquellos que no fueran adictos al gobierno dictatorial Fascista por lo que huimos a la mencionada colonia francesa después de toda una noche por la selva y caminos prácticamente meras sendas llegamos a Duala y de allí fuimos a Yaundé, donde se nos unió nuestro padre que se había quedado en Bata haciendo frente al desembarco de tropas en la playa y el con otros siete españoles impidieron que este se llevara acabo durante tres días con apenas armas ya que solo disponían de una ametralladora, desde Yaundé nos trasladamos al Gabón dirigiéndonos a Libreville donde tomamos un barco francés llamado Asia , desde el que comenzamos un nuevo periplo.
Cuando llegamos al Camerún sin apenas tener nada por que como he dicho salimos precipitadamente de nuestra casa sin tiempo siquiera para recoger nuestras pertenencias mas imprescindible fuimos atendidos por las autoridades francesas no así por la misión católica la cuál decía a los negros de ese país les dijeron que éramos demonios que queríamos matar a los cristianos, en cambio no fue así por parte de los protestantes que en verdad nos ayudaron en todo cuanto pudieron.

Desde Libreville comenzamos un periplo agotador ya que desde ese puesto nos partimos a Lagos y de allí fuimos a Fritao y Dakar y de allá fuimos a Burdeos , yo recuerdo que en el puerto de Libreville cuando comenzábamos a embarcar ví en la cubierta del barco a un niño que se llamaba Ferandito que también era refugiado, pues bien yo me empeñe en que quería ir donde aquel niño que era mayor que yo por lo que cogí una enorme rabieta a lo que mis padres se opusieron. Esta rabieta se me pasó una vez que embarcamos , también tengo algunos recuerdos de nuestra permanencia en el barco como del comedor así como de una tienda en la que mi padre me compró un juguete consistente en un pato de un material de pasta parecida al plástico y que flotaba en el agua, tampoco he podido olvidar como arrojaban los desperdicios al mar desde una de las cubiertas.
Cuando llegamos a Burdeos tomamos el tren con destino a España; todavía tengo en mi memoria la estación de ferrocarril que me parecía enorme y recuerdo que era metálica ese recuerdo lo tengo grabado en mi mente como si ayer hubiese ocurrido.

Poco después llegamos a España entrando por Port-Bou dirigiéndonos a Barcelona donde al ser refugiados nos internaron en el estadio de Montjuit...

La narración de su vivencia en ese exilio puedes leerla íntegra en la entrada de su blog Recuerdos de mi primera infancia.

Instrucción sobre la caída de Bata, recogiendo la declaración de Rafael Matamala.
Fotografía del twitter de su nieto D Matamala.

En el Boletín Oficial del Estado del 30 de julio de 1940, el TRIBUNAL REGIONAL DE RESPONSABILIDADES POLÍTICAS DE LOS TERRITORIOS ESPAÑOLES DEL GOLFO DE GUINEA publica la siguiente sentencia:


Rafael Matamala Baeza (Droguero)Dos años de destierro de estos Territorios y la multa de dos mil pesetas
Una forma más de perseguir castigar al derrotado... ya que Rafael Matamala había fallecido tres años y medio antes, el 17 de diciembre de 1936, en acción de guerra en Teruel.

Después de años de ensañamiento, incluso tras su muerte, en 1957 se anota en su expediente que ha sido indultado.

viernes, 21 de junio de 2019

La casa del padre de Raquel Ilombe

Pocos días después de la caída de Bata, La Guinea Española narraba que «la toma de Bata fue una jornada feliz; se abordó al [buque de pasaje y carga] "Fernando Poo", que al resistir fue echado a pique pereciendo el Comité Comunista y bastante tripulación; se bombardeó el centro de Bata, la Casa del Sr. Del Pozo de donde partían agresiones y fue maltrecha: después de cuatro horas, Bata estaba en paz. (...) Hermosa jornada de ese día que libró a nuestro Continente de la tiranía de unos cuantos malvados coloniales y de la fiereza de unos soviéticos que se anidaban en el Fernando Poo».

La "casa del Sr. Del Pozo" antes del bombardeo.
Fotografía de 1940, en segundo plano la casa del "Sr. Del Pozo", y en el mar -a su derecha- se distinguen los restos del buque Fernando Poo.

Es una descripción escueta, al igual que la que remite Rodrigo Miralles al Diario de Almería desde su exilio en Camerún: «Después de bombardear el barco, el "Ciudad de Mahón" empezó a disparar sobre Bata, sin tener en cuenta que es una población indígena y que los negros están al margen de toda lucha entre nosotros. Poco podíamos hacer con nuestro medio centenar escaso de roñosos mosquetones contra los cañones y ametralladoras del "Ciudad de Mahón"...». 
Juan Cuesta, nieto de Juan Cuesta Milvain, capitán de la Trasmediterrénea abordo del Ciudad de Mahón concreta que «como no se rindieron, dieron un cañonazo de aviso a la chimenea que pasó por alto abriendo un boquete en un edificio, respondieron con fusiles, bajaron el tiro y el segundo cañonazo dió en la linea de flotación hundiendolo...».

Y así, como daño colateral de un disparo de advertencia al  buque "Fernando Poo",  inició el bombardeo a Bata.

Lo cuenta también Gonzalo Matamala, el hijo del farmacéutico de Bata, en la entrada "Recuerdos de mi primera infancia" de su blog Memorias: «una vez en la bahía de Bata arriaron esta bandera [francesa] e izaron la bandera de los rebeldes (la actual) y sin previo aviso comenzaron a bombardear la ciudad y en especial muchos de los cañonazos fueron dirigidos hacía nuestra casa, ya que al parecer la confundieron con un centro oficial como la sede del Subgobierno, esta confusión se debió a que en días anteriores se había celebrado en nuestra casa un recepción para celebrar el aniversario de la instauración de la república, y por ello habían puesto frente a la misma banderas y gallardetes; al parecer el hecho de que este evento se celebrase en nuestra casa era el haber sido elegida por ser uno de los pocos edificios edificados de ladrillos al igual que las casas de Europa, también por ser la única que en aquel tiempo tenía un salón lo suficiente amplio (el hall de la farmacia) con aforo suficiente para la celebración de estos eventos, puesto que la sede del subgobierno carecía de un local que reuniera las condiciones para ello.

Ese día sobre las seis de la mañana comenzaron a bombardear como antes he expuesto por lo que salimos de casa con apenas lo puesto y siguiendo los consejos de mi padre nos reunimos una cantidad de personas y salimos en coche camino del Camerún con el fin de no caer en manos de aquellos que querían adueñarse de la ciudad y que según mi madre no habrían dudado en matar a todos aquellos que no fueran adictos al gobierno dictatorial fascista por lo que huimos a la mencionada colonia francesa después de toda una noche por la selva y caminos prácticamente meras sendas llegamos a Duala y de allí fuimos a Yaundé,...». Gustau Nerín documenta la huida de los republicanos ante el bombardeo y desembarco en Bata, los cuales «se iban a pie, en condiciones extremas, porque habían abandonado sus hogares lo más rápido posible. Según algunos guineanos, testigos de la huida, había incluso niños blancos desnudos».

El vice-consul británico en Santa Isabel, reportó que el Ciudad de Mahón «pasó a bombear dos edificios en el pueblo donde se estaba haciendo resistencia. Estos edificios fueron de las oficinas de la "compañia Trasmediterranea" y las oficinas del "Banco Exterior de España". Se reporta que ambos edificios están muy dañados». Si bien en otra nota añadirá días después que «el daño sufrido por el edificio del Banco en Bata no ha sido tan grande como se reportó anteriormente». Rodrigo Miralles desde Camerún remitirá al Diario de Almería una carta narrando la situación que han vivido, señalando que «cinco fueron los cañonazos que dispararon sobre el Banco Exterior de España, próximo a la playa, en el momento que estábamos sacando el dinero el cajero del Banco y yo».

Ángel Miguel Pozanco, secretario del Subgobierno de Bata, concluye que «con dos cañonazos destruyó el Fernando Poo y atacó la sede del Subgobierno. En el ataque al Fernando Poo también murieron varios tripulantes y otros fueron hechos prisioneros. Soldados marroquíes bien armados, que fueron desembarcados en Bata, no respetaron nada ni a nadie». 


La "casa del Sr. Del Pozo" tras sufrir varios impactos.
Imágenes gentileza de Crónicas de la Guinea Ecuatorial

«...los cañoncitos del siete y medio que artillaban al Ciudad de Mahón también iniciaron un diálogo con la ciudad aún roja. El edificio del Banco Exterior de España, edificio éste el de mayores dimensiones de Bata, apuntó el blanco. En su mismo centro, un pepinazo abrió una gran boca negra. Un erupto de humo y polvo prologó el silencio de aquella casa, donde hasta hacía unos segundos, asomaban fusiles por las ventanas».

En la consiguiente desbandada, Pozanco describirá cómo «…Preparase asimismo el salvamento de la documentación oficial del Sub-gobierno. En una camioneta que iba a corta distancia del coche oficial, con el Subgobernador y familiares y una señora y un niño que aquel recogió. Al pasar por la playa, frente al edificio del Banco Exterior de España, una bomba destruyó la camioneta y su contenido…».


Pero... ¿quién era el Sr. Del Pozo del que el redactor de La Guinea Española hace mención expresa?

Por los prólogos de Benita Sampedro y Baltasar Fra a la edición póstuma de Ceiba II de Raquel Ilombe, sabemos que se trata de Raimundo del Pozo Ariznavarreta, riojano llegado a los territorios españoles del Golfo de Guinea el 2 de marzo de 1918, a bordo del vapor San Carlos: «adquirió tierras y bienes inmuebles en Guinea, y en especial una casa que resultaría emblemática, hasta que la Guerra Civil española lo sorprendió en la ciudad de Bata. Sus simpatías republicanas hicieron que tuviera que huir hacia Camerún, cruzando la frontera desde su finca en el distrito de Nkimi (Río Muni). Sancionado por responsabilidades políticas tras la guerra civil con expulsión de la colonia, obtuvo permiso para una última estancia de cuatro meses en Guinea, entre junio y octubre de 1944, tras lo cual, enfermo de filariosis, se instaló definitivamente en Madrid, (…) hasta su muerte en 1945».

En la primera estrofa del poema El triángulo de Raquel Ilombe su ausencia queda recogida con un:
Padre, te fuiste
como se marcha el río,
ruido de remolinos
fueron tus últimos suspiros.

Raquel Ilombe comparte igualmente en su poema a su hermano Víctor el impacto que le produce ver el estado de la casa cuando, décadas después, regresa a Guinea Ecuatorial y recupera las propiedades familiares:

Cómo he llorado,
hermano mío.
Cuánto daño me ha hecho
ver deshecho
el interior de mi casa.
La fachada está sucia y despintada,
las ventanas arrancadas,
los cristales que quedan
asemejan cuchillos y espadas
recordando la tragedia
de estos años pasados.


Raimundo del Pozo Ariznavarreta al lado del río que rodea su finca, situada en el distrito de Nkimi, Río Muni.

Vista desde el mar en la década de los 70, de la casa construida en 1929 por Raimundo del Pozo Ariznavarreta.

En Los mundos de Papá Luis, Almudena González-Vigil nos aporta más información a través de la biografía del pintor Luis Royo del Pozo, Papá Luis, quien «pinta en un marco incomparable: un amplio y luminoso estudio con un enorme balcón, siempre abierto, que se despliega al Atlántico, con vistas hasta Río Campo (la frontera guineo-camerunesa). Entre estos muros, cargados de pinturas, no sólo se respira arte, sino también historia. Su señorial casa, de planta baja y tres pisos -hasta hace poco la más alta de la ciudad de Bata- perteneció a su abuelo materno, Raimundo del Pozo Ariznavarreta, un conocido republicano español de cuya relación con una mujer de Corisco, Esperanza Epita Bianbuja, nació la poeta Ilombe, madre de Luis.

"Imagenes de mi terraza sobre el paseo marítimo de Bata"
(apunte del natural) de Papá Luis.

Al comienzo de la Guerra Civil española, en 1936, la casa albergaba el Subgobierno colonial de Río Muni, por lo que recibió algunos cañonazos del buque artillado Ciudad de Mahón, enviado por el General Franco para conquistar la ciudad.

Desfile de Falange un 18 de julio de los años 50,
frente a la subdelegación del Gobierno en Bata.

Más tarde, la planta del edificio fue ocupada por la Factoría Dumbo, donde muchos guineanos recuerdan haber comprado sus primeros libros y sus primeros discos».

Construida en 1929, con vistas al mar, la "casa del Sr Del Pozo" es actualmente uno de los escasos edificios centenarios que se conservan en Bata; está integrado en el paseo marítimo (antigua Avenida Calvo Sotelo), alberga el popular restaurante Casa Marcial y tiene a la par el Centro Cultural de la Embajada de España.

lunes, 18 de abril de 2022

León Felipe guineo y boticario

Farmacia del Hospital de San Carlos
 (actual Luba), en 1929.
El 29 de septiembre de 1922, La Guinea Española informa de la llegada de varios pasajeros en el vapor correo Ciudad de Cádiz. Entre los llegados está Felipe Camino Galicia, el poeta conocido como León Felipe.
Hacía unos meses había sido nombrado administrador y farmacéutico del Hospital de San Carlos (en los territorios de la Guinea Ecuatorial española, actual Luba), aunque a petición del jefe de Sanidad el gobernador general decidió reubicarle en la isla de Elobey.

En ambos puestos fue precedido por Rafael Matamala, acompañante de este paseo por la calle 19 de septiembre de la vieja Santa Isabel. Y, al igual que Matamala, como administrador le correspondió la dirección del centro de salud de Elobey y -eventualmente- la subgobernación de la isla.

Poco sabemos del paso de León Felipe por el territorio ecuatorial. Nos queda, eso sí, su poesía:
...He dormido muchas noches, años, en el África Central,
allá, en el Golfo de Guinea,
en la desembocadura del Muni,
acordando el ritmo de mi sangre
con el golpe seco, monótono y tenaz
del tambor prehistórico africano
de tribus indomables.
He visto a un negro desnudo
recibir cien azotes con correas de plomo
por haber robado un viejo sombrero de copa
en la factoría del Holandés.
Vi parir a una mujer
y vi parir a una gata.
y parió mejor la gata;
vi morir a un asno
y vi morir a un capitán.
y el asno murió mejor que el capitán.
Y ese niño,
¿por qué ha llorado toda la noche ese niño?
No es un niño, es un mono —me dijeron.
Y todos se rieron de mí.
Yo fui a comprobarlo
y era un mono pequeño en efecto,
pero lloraba igual que un niño,
más desgarrada, más dolorosamente que todos los niños
que yo había oído llorar en el mundo.
El Sargento me explicó:
—Anoche en el bosque matamos al padre y a la madre,
y nos trajimos al monito.
¡Cómo lloraba el monito!
(...) 
Se trata de un fragmento de “Escuela” del libro ¡Oh este viejo y roto violín!.
En el mismo deja testimonio de la situación de la población local, y la dureza del trato, no dejándole indiferente.

Cuenta Gustau Nerín en Un guardia civil en la selva: «el poeta León Felipe explicaba que, cuando llegó a la colonia como farmacéutico, detectó que hasta entonces habían estado desviándose las partidas presupuestarias destinadas a sanidad. En vez de continuar con las prácticas corruptas de sus predecesores, denunció los hechos ante Barrera, que quedó tan impresionado por la honradez del poeta farmacéutico que le impuso una condecoración. Le aseguró que era el primer funcionario honrado que llegaba a la colonia en muchos años».

Allí permanece tres años para volver a España, haciéndose efectivo su cese en septiembre de 1923.  Al poco tiempo, parte hacia América, invirtiendo todo lo ahorrado en Guinea, quinientas pesetas, en adquirir un pasaje de tercera, en la bodega, entre los más humildes emigrantes.

Al estallar la guerra civil española en 1936 vuelve a su tierra, totalmente identificado con el gobierno republicano y constitucional amenazado entonces por el levantamiento militar del general Franco. Su experiencia es desgarradora. En 1938 huye del bando nacional y se exilia definitivamente en México. Es cuando escribe "Español del éxodo y del llanto":
¡España, España!
todos pensaban
-el hombre, la Historia y la fábula-,
todos pensaban
que ibas a terminar en una llama...
y has terminado en una charca.
Después de una larga vida enfrentándose a la injusticia a través de su verbo, fallece exiliado en México en 1968.

León Felipe es uno de los ejemplos que dábamos en 80 años del exilio republicano español:
Es cierto que, al estar el territorio ecuatorial administrado por el Estado español, el mismo no pudo ser receptor de exiliados, como sí lo fue el territorio francés, mexicano o argentino, por ejemplo.
Se dan, sin embargo, diferentes situaciones: (...) Funcionarios que pasaron en algún momento por la administración colonial, y acabaron inhabilitados para el cargo público y se vieron forzados al exilio. Son casos como el del doctor Juan Bote, León Felipe, boticario y administrador del hospital de Elobey que falleció en el exilio en México, Joaquín Mallo, presidente del Consejo de Vecinos de Santa Isabel que falleció en el exilio en Francia, o Guillermo Cabanellas de Torres, exSecretario del Gobierno General de la Guinea Española que falleció en el exilio en Argentina. (...)


Esa es la historia de quien llamaba Gerardo Diego: "León Felipe, guineo y boticario".
Si quieres saber más, no dudes en consultar León Felipe, en Guinea Ecuatorial de Vicente Granados.


martes, 3 de abril de 2018

Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas - 3 de abril de 1940 (II)

En el Boletín Oficial del Estado del 11 de octubre de 1941, el TRIBUNAL REGIONAL DE RESPONSABILIDADES POLÍTICAS DE LOS TERRITORIOS ESPAÑOLES DEL GOLFO DE GUINEA publica las siguientes sentencias:

CONDENA

1Andrés Artieda Mentón o Metón (Industrial)dos años de destierro de estos territorios y la multa de cinco mil pesetas
2Rafael Matamala Baeza (Droguero)dos años de destierro de estos territorios y la multa de dos mil pesetas
3José Manuel Vilella Sánchez (Comerciante)tres años de destierro y el pago al Estado de la multa de setenta y cinco mil pesetas
4Luis González Peña (Practicante)multa, de cinco mil pesetas

miércoles, 15 de enero de 2020

De Arganda a Las Palmas

Una vez más, el incansable Pedro Medina Sanabria nos facilita información a la que de otra forma sería difícil llegar...
Así, en la entrada Teniente Rodrigo Miralles, evadido de zona roja de su blog se recoge el inicio en Canarias del consejo de guerra al teniente Miralles por auxilio a la rebelión pese a su deserción del ejercito republicano en Arganda.

Pero... ¿remitido a Canarias desde Arganda? ¿auxilio a la rebelión habiendo desertado?

Y ahí es donde entran los sucesos del territorio ecuatorial:

De hecho, Rodrigo Miralles es citado recurrentemente en este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel. Según El Liberal de 6 noviembre de 1936, tras el bombardeo de Bata y tras la salida intempestiva del subGobernador Hernández Porcel, Miralles habría intentado infructuosamente junto otros 19 ciudadanos evitar el desembarco del Ciudad de Mahón, y ante la superioridad numérica y armamentística del enemigo, se habría replegado igualmente hacia la frontera: «más tarde, y en un camión, se dió también a la fuga Rodrigo Miralles, acompañado por diecinueve individuos». Según la declaración de Fernando Barba Macero -cocinero del Fernando Poo- realizada ante el capitán y juez instructor Juan Fontán, gracias a la gesta de eso 20 últimos defensores de la playa de Bata parte de la marinería del Fernando Poo pudo llegar a tierra firme: «estaba preparando el almuerzo, tirándose luego a la motora y llegando a tierra donde se encontró a la familia Miralles, recogió a los chicos, huyendo al bosque, y que en la motora iban el cocinero Antonio Villanueva, el marmitón Benito Pérez que embarcó en Barcelona, el Ayudante de cocina Paulino Olivares y el declarante; y que en la motora llevaba un fusil un tal Córdoba, no recordándo el nombre».

Estos 20 últimos defensores, son igualmente los que en la retirada se llevaron consigo las setecientas  cincuenta mil pesetas del Banco Exterior, que custodiaba el cajero Luis Cruz, y lo entregaron a la República una vez que llegaron a tierras valencianas.

Desde su exilio en Camerún, Miralles redactó notas y correos denunciando la desproporcionada virulencia de la toma de Bata y la precipitada huida del subGobernador. Precisamente en La huida, recogemos la carta que desde Camerún remite Rodrigo Miralles el 19 de octubre al Diario de Almería, en la que se relata el suceso: «sin previo aviso, y con la bandera francesa enarbolada, disparó [el Ciudad de Mahón, pintado de negro,] dos cañonazos sobre dicha motonave, destruyendo el puente de mando de la mismas y parte de la popa; seguidamente, y al mismo tiempo que arriaba la bandera francesa e izaba la monárquica española abrió un nutrido fuego de ametralladoras sobre los españoles que tripulaban la motonave y sobre los indígenas que trabajaban en la carga y descarga. Debido a la sorpresa y a que en la motonave no se contaba con más que con seis fusiles, el pánico fue enorme y la desmoralización completa. (...) Los habitantes de Bata, al darnos cuenta de la traición, nos reunimos en la playa, y con los pocos fusiles que contábamos rompimos fuego protegiendo a los tripulantes que venían a nado y que eran ametrallados sin compasión por el Ciudad de Mahón; nada pudimos hacer para salvar el barco; al poco rato ardía por los cuatro costados. Se dio orden de que las mujeres y los niños salieran de Bata y se trasladaran lo más cerca posible de a la frontera: contábamos con poquísimas armas, pero decidimos vengar salvajismo tan grande y los que teníamos fusiles nos parapetamos en la playa decididos a evitar todo intento de desembarco a pesar de que las ametralladoras del barco lanzaban una lluvia de balas sobre nosotros.
Después de bombardear el barco, el Ciudad de Mahón empezó adisparar sobre Bata, sin tener en cuenta que es una población indígena y que los negros están al margen de toda lucha entre nosotros. Poco podríamos hacer con nuestro medio centenar escaso de roñosos mosquetones contra los cañones y ametralladoras...».

Unos meses después, según Guinea mártir: Narraciones, notas y comentarios de un condenado a muerte de Pozanco -al que citamos también reiteradamente- se anota que «con fecha 11 de enero y en el vapor Asia, vía Burdeos, marcharon, rumbo a la península».

Una vez repatriado a la zona republicana peninsular, cruzando datos se podría reconstruir que -al igual que Francisco SaézRafael Matamala, el farmacéutico de Bata y compañeros de exilio en Camerún- habría ingresado unos meses después al Instituto de Carabineros.
Ambos -Matalama y Miralles- alcanzaron la graduación de tenientes por tener estudios universitarios, si bien en el caso de Miralles, con mayor fortuna (el farmacéutico fallecería en acción de guerra a finales del 37), hasta su deserción de la zona republicana en abril de 1938.

Y -como al resto de "coloniales" leales al gobierno de la República- tras su detención habría sido remitido a los tribunales canarios en donde fue juzgado tras tres años de prisión preventiva.
Se habría privado, eso sí, de la vivencia de confinamiento en el campo de concentración del viejo Lazareto de Gando, cuyos reclusos ya habían sido desconcentrados y reubicados en 1940.

Finalmente, el 12 de marzo de 1942, se publica la Orden por la que se concede libertad condicional a ochenta y seis penados, saliendo así de la prisión de Las Palmas.

Por la hemeroteca se pude entrever, que -una vez en libertad- se asentó con su familia en Canarias.

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TENIENTE  MIRALLES MILLÁN EVADIDO DE ZONA ROJA
7101 – 223 – 17
 CAPITANIA  GENERAL DE  CANARIAS
 = = = = = = = = = = = = = = == = = = =  =
GOBIERNO MILITAR DE GRAN CANARIA JUZGADO EVENTUAL NUMERO 3
C A U S A  NUMERO 142  DE  I.938
 = = = = = = = = = = = = == = = = =  =
INSTRUIDA CONTRA EL EX – TENIENTE DEL EJERCITO ROJO, RODRIGO MIRALLES MELIAN, por el delito de AUXILIO A LA REBELION.
Dieron principio las actuaciones el día 14 de Mayo de 1.938
Prisión preventiva el 14 de Mayo de 1.938
JUEZ INSTRUCTOR
SECRETARIO
EL OFICIAL HONORIFICO DEL C.J.M.
CABO DE INFANTERIA
DON PEDRO PADRON QUEVEDO
DON EDUARDO DIAZ GORDILLO.
Cfr.: A-TMT5 7101-223-17.– Causa nº 142 de 1938.- Cubierta.
* * * * * * * * * * * * * * * * * * * *
RODRIGO MIRALLES MILIÁN, se había pasado voluntariamente desde la zona roja, por el sector de Arganda, en 19 de abril de 1938, sólo y con una pistola, presentándose a fuerzas de la 17 División.
Declarando que prestaba sus servicios como ayudante del Jefe de la división, con la graduación Teniente de Carabineros.
Hecho prisionero, sería traído a Gran Canaria, quedando ingresado en la prisión de Las Palmas, el 27 de diciembre de 1938.
Casi tres años después de su evasión de las filas rojas y entrega voluntaria a las fuerzas nacionales, en nueve de abril de 1941 sería sometido a Consejo de Guerra, presidido por el Teniente Coronel de Artillería RAMÓN RÚA-FIGUEROA BIAVA, reunido en la sala de justicia del cuartel de San Francisco del regimiento de infantería 39.
En la ceremonia de este consejo, el fiscal MATÍAS VEGA GUERRA solicitaría para el procesado RODRIGO MIRALLES MILLÁN la imposición de la pena de TREINTA años reclusión mayor, con las accesorias legales correspondientes.

martes, 23 de marzo de 2021

El caso del aduanero de Bata

Cuenta La guerra civil en las colonias españolas del áfrica occidental que tras la caída de Bata, «una parte de los leales al gobierno pudieron huir hacia la vecina colonia francesa del Camerún, desde donde pasarían a Francia y posteriormente a la zona republicana. Sirva de ejemplo el caso del maestro nacional Manuel Alaiz Plaza que trabajaba en Bata como aduanero y que tras la intervención del Ciudad de Mahón pasó a Burdeos y desde allí a la zona gubernamental, incorporándose al Ejército Popular». Lo que coincide con la lista de Pozanco, que incluía a «Andrés Alonso, Manuel Aláiz Plaza, Pablo Gallo Alcántara, Vicente Gómez, Francisco Azpiri y Goitia, Gabriel López Cano, Rafael Masiello Guerrero, Luis Martínez, Emilio del Arca Ruiz, Rafael Iranzo Muñoz, José Lozano Alonso, Rafael Matamala Baeza» como los 12 repatriados que viajaban con sus familias.

Tras el triunfo del golpe de Estado en Santa Isabel, el subgobernador de Bata se había apoyado en los frentepopulistas de confianza para transmitir el relevo de las autoridades de lealtad dudosa por subalternos de incuestionables antecedentes republicanos. Al aduanero, como parte del núcleo duro, le había correspondido ser portador desde Ebebiyin de las órdenes del subGobernador a la administración civil y militar de Nsork, cesando al teniente del Valle. 
Tenía, además, la imperdonable falta de ser uno de los públicos contribuyentes a la donación de las 10.353,65 pesetas para la República, recogida en la Gaceta de Madrid del 5 Noviembre 1936.

En el II Año Triunfal, a finales del 1937, el Juzgado Militar de Santa Isabel de Fernando Póo le requiere a través del Boletín Oficial del Estado junto a:
Julián Ayala Larrazábal, Capitán retirado de la Guardia Civil, natural de Toledo, de 41 años de edad, hijo de Mariano y de Ascensión, domiciliado últimamente en Bata (Guinea). Rafael Masiello Guerrero, natural de Madrid, de 37 años de edad, hijo de Pascual y de Lorenza, con domicilio últimamente en Bata (Guinea). Laureano Vives Bonet, natural- de Tarragona, de 37 años de edad, hijo de Bartolomé y de Francisca, soltero, del comercio, con domicilio últimamente en Bata (Guinea). Ángel García Villalba Molín, natural de Murcia, de 33 años de edad, hijo de pedro y Consuelo, domiciliado últimamente en Bata (Guinea). Luis Mazo Muñoz, natural de Canillejas (Madrid), de 27 años de edad, hijo de Juan y de Petra, domiciliado últimamente en Bata (Guinea). Ángel Miguel Pozanco Barranco, natural de Sevilla, de 34 años de edad, hijo de Miguel y de Purificación, domiciliado últimamente en Bata (Guinea). (...). Carlos Padrón Meliá, natural de Las Palmas, de 31 años de edad, hijo de Francisco y de Concepción, domiciliado últimamente en Bata (Guinea).
Están todos ellos procesados por el «delito de rebelión» y se solicita en el requerimiento que las autoridades procedan a su busca y detención.

Desde Burgos, el Boletín Oficial del Estado del 7 de febrero de 1938 requiere nuevamente su comparecencia:
Alaiz Plaza, Manuel, vista volante de Aduanas de estos territorios, cuyo último domicilio fué en Río Benito, procesado en sumario num. 18 de 1937, sobré malversación de caudales públicos, comparecerá dentro dél término de sesenta días ante el Juzgado de Instrucción de los territorios españoles del Golfo de Guinea, para notificarle el procesamiento, ser indagado y reducido a prisión, previniéndole que si no comparece será declarado rebelde y deparará el perjuicio que hubiere lugar. Santa Isabel, 9 de octubre de 1937.
—II Año Triunfal.
==El Juez Instructor (ilegible).
==El Secretario Lcdo Juan de Mata G, de Carriazo
Acosado por diferentes vías, Manuel Alaiz Plaza es requerido en esta ocasión por «malversación de caudales públicos» (sic), un año antes había sido incluido en la Causa 360 de 1936 por delito de rebelión y el nueve de febrero de 1939 sería condenado «como políticamente responsable de hechos leves a la pena de dos años de destierro de estos Territorios y al pago de mil quinientas pesetas de multa» por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas.
Alaiz, «de treinta y dos años de edad, hijo de Atanagildo y de Carmen, casado, empleado, natural de Albacete y en la actualidad ausente en ignorado paradero» se encontraba en ese momento huido del territorio guineano, y se habría reincorporado al servicio activo del Gobierno de la República por resolución del 29 de marzo de 1937.

De hecho, «ciento cuatro republicanos serían en cambio detenidos y trasladados a Las Palmas de Gran Canaria para ser procesados en dos Consejos de Guerra. Un consejo juzgaría a los civiles, en el cuál destaca la petición de pena de muerte para Jaime Gay Compte, acusado del delito de rebelión. El otro procedería contra la tripulación del vapor Fernando Poo. En el primero, presidido por el coronel José de Roas Fernández, actuando como capitán jurídico Ángel Dolla y fiscal Ildefonso Salazar y del Hoyo, quien solicitó una pena de muerte y otras 17 de numerosos años de prisión. Empero la sentencia rebajaría notablemente estas peticiones (…). El principal beneficiado de la reducción, respecto a la petición fiscal sería el ingeniero Jaime Gay quien vio disminuida su grave situación. Sin embargo no le serviría mucho pues moriría pocos años después víctima de los malos tratos carcelarios. El segundo Consejo sería presidido por el Coronel Luis Mateos Álvarez-Rivera y actuarían el mismo vocal ponente y fiscal que en el anterior. Se juzgaría por adhesión a la rebelión a veinte inculpados, dictándose diversas penas de prisión, aunque ninguna condena a muerte.
No acabaría sin embargo aquí la exigencia de responsabilidades por estos sucesos, pues a medida que los que habían logrado huir a zona republicana fueron capturados se les traía a Canarias para ser juzgados, como por ejemplo el citado Manuel Alaiz Plaza, incurso en la causa 630/40 por rebelión militar, su sentencia sería finalmente absolutoria pues obró en su favor el haber permitido en Guinea la huida de algunos rebeldes, así como el haber mantenido una actitud pasiva, en el Ejército Popular».


Así, La Guinea Española informará en la edición de julio de 1940 de su regreso (cumplidos los dos años de destierro fijados por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas) en el vapor Río Francolí y en 1941 ya se documenta su inserción en las rutinas propias de la colonia.


miércoles, 27 de mayo de 2020

Condena a Francisco Saez Hernández

El portal Víctimas de la Dictadura en Castilla-La Mancha recoge la ficha de:
Francisco Saez Hernández (de profesión jornalero), natural de Casas Ibáñez.

Acusado por su militancia y por sus cargos. Estaba en Fernando Poo cuando estalló el conflicto bélico y se desplazó hasta la España republicana.

Según Guinea mártir: Narraciones, notas y comentarios de un condenado a muerte de Pozanco, Francisco Sáez estaría entre «los refugiados en Libreville (Gabón), [que] se dirigieron a España, también como todos los anteriores, vía Francia, (...) ¡La conducta de estos compatriotas, marchando a España, contrasta con la de algunos que han preferido el exilio y sus consecuencias, a incorporarse a la defensa de su país!».

Una vez repatriado a la zona republicana peninsular, cruzando datos se podría reconstruir que -al igual que Rafael Matamala, el farmacéutico de BataRodrigo Miralles, exiliados tras la toma de Bata,- habría ingresado unos meses después al Instituto de Carabineros.

El consejo de guerra del 27 de mayo de 1940 le condenó a seis años y un día de prisión. Salió en libertad condicional el 7 de junio de 1941 y en definitiva el 28 de marzo de 1945, tras redimir 84 días de pena por trabajo.
Edad: 34
Sexo: Hombre
Estado civil: Casado/a
Residencia: Pozo Lorente
Filiación sindical: UGT
Cargo público: Presidente de la Casa del Pueblo
Inicio de la condena: 22/06/1939
Fin de la condena: 07/06/1941
Delitos: Auxilio a la rebelión
Tribunal: Causa 4575-39 (Casas Ibáñez)
Sentencia: Seis años y un día
Fuentes: Archivo General e Histórico de Defensa 14951/2
Investigadores: Julián Vadillo Muñoz

domingo, 16 de octubre de 2016

La huida

Cuenta Gemma Mañá Delgado en "La voz de los náufragos: la narrativa republicana entre 1936 y 1939" respaldado con fragmentos de "Guinea Mártir - Narraciones, notas y comentarios de un condenado a muerte" escrito por Ángel Miguel Pozanco que:

"Con intromisiones de ciudadanos alemanes, el 14 de octubre de 1936, llegó frente a Bata el vapor faccioso Ciudad de Mahón, pintado y camuflado como barco de una naviera alemana. Con dos cañonazos destruyó el Fernando Poo y atacó la sede del Subgobierno. En el ataque al Fernando Poo también murieron varios tripulantes y otros fueron hechos prisioneros. Soldados marroquíes bien armados, que fueron desembarcados en Bata, no respetaron nada ni a nadie.

Caparrós, del comité de a bordo, fue asesinado por los facciosos cuando el Ciudad de Mahón se dirigía a Santa Isabel:
Nos contaron la manera inhumana con que llevaron a efecto este asesinato los fascistas. Un moro, al conjuro de las palabras "éste, incomunicado", le segó la cabeza de un golpe de alfanje, después de haberle martirizado horrorosamente (p. 165).
Sin armas, el 14 de octubre de 1936, Hernández Porcel ordenó evacuar Bata hacia Ambán y Ebebeyín -en la frontera con el Camerún-. Otros republicanos huyeron a Gabón a través de la selva.
Los europeos leales a quienes sorprendió el desembarco sobre el sur continental y aún algunos rezagados involuntariamente por causa de enfermedad, hubieron de abandonar el territorio adentrándose en Gabón. El éxodo de éstos resultó algo inenarrable: a través del bosque desconocido e impenetrable, acechados por las fieras de la selva, alimentándose de comida indígena no siempre encontrada, pernoctando en poblados alejados poco frecuentados por europeos, con la constante amenaza de verse perseguidos, adquirió dramatismo que enerva el ánimo mejor templado. Así, tras un recorrido que consumió para algunos varias semanas, llegaron a Gabón los últimos; varios de ellos dando un largo rodeo se dirigieron al Camerún; unos y otros atacados por el paludismo, enfermos, a punto e pagar con la vida su inquebrantable voluntad de seguir denominándose españoles...
Algunos aún querían resistir sin armas, por lo que depusieron a Hernández Porcel.

El brigada Fontanet decidió resistir en Ebebiyin, último puesto antes de pasar a Camerún, produciéndose un enfrentamiento con la columna nacional, resultando con varias bajas los republicanos.

El 15 de octubre llegaron a Camerún en busca de asilo hasta que pudiesen regresar a zona republicana. Tras estos hechos, los sublevados aprovisionaron Guinea con material de guerra y especialistas alemanes. La nueva guardia marroquí controlaba todo y cometió toda clase de abusos incontrolados con los nativos, muchos de los cuales también migraron al Camerún. En Burgos, el subgobernador Hernández Porcel y Ángel Miguel Pozanco fueron condenados a muerte en ausencia."

El 19 de octubre, Rodrigo Miralles desde Camerún remite al Diario de Almería una carta narrando la situación que han vivido y en la que se encuentran:

Relación de españoles refugiados en el Cameroun
Emilio Fontanet, Ángel García Villalba, Eugenio Domingo, Rafael Maciello, su señora y dos hijos; Antonio López y su señora; Toribio Villalobos, Juan Antonio Ortiz, Luis del Caso, Juan Notario Notario y su señora; Rafael Matamala, señora y dos hijos, Gabriel López Cano, señora y dos hijos; José Cazorrán; José Cuervo y señora; señora de Garriga; Fidel Miralles; Juan Bernat; Antonio Tinoco; José Martínez y señora; José Navarro; Enrique Ghofre; Martin Rmestoy; Julián Cortés y señora; Francisco Camps; Miguel Riestra; Alejo Cuadra; Inocencio Ferro; Daniel Martínez; Catalino Gómez, su señora y dos hijos; Domingo González; José Garrido; Raimundo del Pozo; Rafael Bauchaud; señora de Molina, su madre y su hija; Luis Martínez, su señora y tres hijos; Arturo Lemus; Severino Carnaval; Rufino Martínez; Juan González; Francisco Ruiz; José González y un hijo; Vicente Urigen; Juan de la Iglesia; Andrés Artieda; Rodrigo Miralles; Francisco Azapiri y señora; Manuel Vázquez; Francisco Picó; Juan Manuel Vilella; José Correa; Isidro Álvarez; Anselmo Mínguez; Alejandro Blanco; José Lozano, su señora y su hija; Miguel Ruiz Ramírez; Diego Ruiz Gardyn; Eduardo Ruiz Gardyn; Luis Cruz; señora de Iranzo y su hija; señora de Sánchez; Luis Mazo; Antonio Martínez, su señora y un hijo; Ernesto Ruiz; Luis Santos; Enrique Méndez; Eugenio Martin; Marcelino Seuva; Jaime Menkara; Emilio del Arca, su señora, el padre y cinco hijos; Juan José López; Manuel Feneiro; Juan Ferreiro; Gerardo de las Herras; Narciso Colell; Luis Abaunza; Federico Guardón; Anselmo Herráiz; Pedro Emvid; Juan Munné, Higinio Mazorra. Además de los anteriormente citados, se han refugiado por la parte del Gabón y Kribi bastantes españoles, y se cree que casi todos estamos a salvo. Hay que lamentar la muerte y desaparición de muchos de los tripulantes del barco. La mayoría de ellos embarcarán dentro de unos días para España y se cree que hay algunos más, refugiados en los bosques. Hago constar que todas las familias que tenían parientes en Bata deben tener confianza hasta el último momento, porque los que se refugiaron en los bosques tardarán varios días en aparecer y no sabemos aún la lista y total de los refugiados en otras partes del Cameroun.



El mismo 15 de octubre se cesa, por rebeldía, a los funcionarios del continente que habían huido a Camerún y se incautan sus bienes.

La Vanguardia recoge esta nota en su edición del 28 de abril del 1937 referente a la llegada a Burdeos del funcionario.
El diario La Libertad de 4 de febrero de 1937 recoge la noticia "El paquebote «Asie» ha llegado a Burdeos, trayendo a bordo 53 españoles embarcados en Doala (Camerún). Estos pasajeros eran funcionarios republicanos o colonos de Bata. Entre ellos se encuentran Miguel Ruiz, Ramón Almirez, alcalde de Bata, y Rafael Iranzo Núñez, comandante del puerto. Los pasajeros han declarado que el día 14 de Octubre, el «Ciudad de Mahón», afecto a la flota de Franco, y procedente de Fernando Poo, disparó sobre Bata. Un buque con numerosos pasajeros, anclado en el puerto de Bata, fue hundido, pereciendo 17 personas. Los habitantes de Bata huyeron en automóvil hacia Gabón. Algunos se encuentran aún en Dousville. Otros se trasladaron al Camerún y los restantes embarcaron a bordo del paquebote «Asie»".
Fernando Ballano, en "Aquel negrito del África tropical: el colonialismo español en Guinea" recoge que:
Para los funcionarios que se quedaron, el 20 de octubre, por orden del Gobierno general se establece la obligación, para poder seguir cobrando el sueldo, de firmar una declaración jurada que rezaba: «X, español, funcionario del Estado, declara bajo palabra de honor y jura ante Dios no haber hecho armas contra el Movimiento salvador de España, al que ha servido fielmente y sin interrupción desde su iniciación en estos territorios, ofreciendo al nuevo régimen establecido su adhesión incondicional, prometiendo por su honor y jurando ante Dios su fidelidad más absoluta y leal al mismo».
Igualmente, documenta Donato Ndongo Bidyogo en la ponencia "Reivindicaciones de España. La proyección del fascismo en el Golfo de Guinea (1936-1945)" realizada dentro del III Seminario Internacional sobre Guinea Ecuatorial que:
No revistieron importancia militar las breves escaramuzas de la Guerra Civil en el golfo de Guinea. Aunque se confirmaría en octubre, con la llegada de las tropas de ocupación –integradas por marroquíes–, en septiembre estaba consolidada la situación a favor del bando franquista. Son de un marcado carácter represivo las primeras disposiciones de la cabeza visible del Nuevo Estado en la colonia, el teniente coronel Luis Serrano, jefe de la Guardia Colonial. Destaca la prohibición del abono de nóminas “sin la presencia del interesado”, orden destinada a suspender de empleo y sueldo a los empleados que hubiesen huido o estuviesen presos, y facilitar la localización de los escondidos; decretó la baja de cuantos funcionarios prestaran sus servicios en la Guinea continental “hasta tanto se depure individualmente su conducta”; el Gobierno General incautó todos los bienes de las “personas desafectas al Movimiento Salvador de España”, consideradas tales los detenidos por haberse opuesto directa o indirectamente a la sublevación. Desde el 20 de octubre, ningún funcionario podía percibir haberes con cargo a los presupuestos generales de la colonia o cualquier otro organismo público, semipúblico o que tuviese préstamos de entidades oficiales, sin antes adherirse al nuevo régimen mediante juramento solemne de “absoluta fidelidad y lealtad”, disposiciones que afectaban por igual a colonos y nativos.