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lunes, 7 de junio de 2021

El exilio de Antonio Pérez

¿Recordáis las entradas sobre el destierro en Guinea aplicable a las supuestas disidencias (externas o internas)? Un castigo pensado para forzar al exilio al penado y arropar jurídicamente las incautaciones de bienes...

La Universidad de Alicante ha elaborado una base de datos de La represión franquista en la provincia de Alicante, y entre la biografías recopiladas se encuentra la de Antonio Pérez Torreblanca:
Alicante – Alacant / L'Alacantí
Natural de Villena y vecino de Alicante. Abogado y periodista, nacido el 23-IV-1900. Fue directivo de la Asociación de la Prensa alicantina. En abril de 1926 era secretario de la Junta provincial de Alianza Republicana y en 1928 vicepresidente de ese partido en Alicante. Firmante del Manifiesto que creaba el Partido Republicano Radical Socialista, en diciembre de 1929, y vocal de la primera Junta provincial de ese Partido. Tomó parte en los preparativos de la huelga de diciembre de 1930, siendo detenido, junto con Álvaro de Albornoz y Ángel Galarza, que se alojaban en su casa. Elegido concejal de Alicante en abril de 1931, fue nombrado poco después Director General de Agricultura. Fue elegido en 1931 Diputado a Cortes Constituyentes por Alicante.
Antonio Pérez Torreblanca, diputado por Alicante, con -entre otros- Indalecio Prieto, ministro de obras públicas, almorzando en el popular restaurante Casa Barrachina de la plaza Castelar de Valencia en 1932, con motivo de la concesión de la carretera a la Playa de San Juan.
Miembro de la logia Numancia 3 de Alicante (1922-1931); Gran Orador Adjunto de la Gran Logia Simbólica Regional del Levante (1926); simbólico "Diógenes", gr. 4. Siguió a Marcelino Domingo en su escisión y fue miembro de la ejecutiva nacional del Partido Republicano Radical Socialista Independiente. Pertenecía en 1932 al Consejo de Regantes de la Mancomunidad de Riegos del Segura. Candidato a Diputado en Cortes en 1933, no fue elegido. En 1937 era presidente de la ejecutiva provincial de Izquierda Republicana y jugó un importante papel en la organización de la evacuación en los últimos momentos de la guerra civil. Salió del puerto de Alicante hacia el exilio a bordo del “Marítima” Según informes franquistas fue Consejero de Estado, nombrado en agosto de 1936. El Juzgado Militar-D le cita, en mayo de 1939, para ser reducido a prisión, junto a otros periodistas "rojos". En 1942, el gobierno español solicitó su extradición y el cónsul de Francia en Alicante informó de su actuación siempre moderada y honorable. El TRMyC le procesó en rebeldía el 20-VI-1944 y le condenó en Madrid, el 20-II-1945, a 20 años y 1 día de reclusión mayor y accesorias de separación e inhabilitación absoluta y perpetua, "como autor de un delito consumado de masonería, con la concurrencia de circunstancias agravantes de la responsabilidad criminal".
Esa sentencia se sumaba a otra previa, que -en aplicación de la Ley de Responsabiliddes Políticas- en 1941 ya le había condenado a inhabilitación y confinamiento en la Guinea durante 15 años y 40.000 ptas. de multa.
Murió en el exilio, en Rabat, en 1955. Poco antes de su fallecimiento había sido víctima de un atentado de origen franquista. Estaba casado con una hija de Guardiola Ortiz
(Fuente: M. Ors - Gaceta de Alicante, 24-V-1939 - BOPA, 26-I y 17-IV-1940, y 26-VI-1941 – Vicente Sampedro – FMS. Diccionario biográfico de políticos valencianos - Familia).

lunes, 24 de mayo de 2021

La afroderecha

¿Recordáis el artículo sobre la Sección Femenina en el que comentábamos cómo ésta y su impronta sobrevivieron en la joven república de Guinea Ecuatorial incluso al proceso de independencia, generándose una suerte de Falange Exterior? 
Pero ese proceso no fue exclusivo de Guinea Ecuatorial... nos cuenta Abuy Nfubea en Historia de las mujeres negras en la derecha española:

CIRCULO AFROESPAÑOL
(...) el termino afroderecha no lo inventaron las fuerzas progresistas entorno a Consuelo Cruz, sino que ya fue usado en 1972 por el presidente del gobierno Carrero Blanco en la inauguración del CAE Círculo Cultural Afroespañol, fundado con ayuda del gobierno por profesionales guineanos cercanos al Opus Dei y el Partido Reformista de Guinea Ecuatorial. En 1976, tras la muerte de Franco, el entonces joven político Adolfo Suárez fue nombrado ministro-secretario bajo la nueva monarquía. Para entonces la influencia de Falange en la sociedad era débil, pero entre las mujeres y el conjunto comunidad negra seguía conservando su enorme peso. En los primeros meses del reinado de Juan Carlos I, el presidente de gobierno comenzó el desmontaje de las estructuras del franquismo, especialmente tras la aprobación de la Ley para la Reforma Política. El 7 de abril de 1977 decretó la disolución oficial de FET y de las JONS, aunque algunos de sus organismos —especialmente los del mundo de la comunicación, órganos culturales y órganos deportivos— todavía existieron durante algunos años más.  El personal del «movimiento» fue convertido en funcionarios públicos. En el caso de la Sección Femenina, donde estaban las mujeres negras, fueron transferidas mayoritariamente a las Bibliotecas del Estado. Poco después, surgieron algunos partidos que pretendían ser sus continuadores, como Falange Española de las JONS (1976), Falange Española de las JONS (Auténtica)Falange Española Independiente (ambas fundadas en 1977) o los Círculos Doctrinales «José Antonio».
SUAREZ Y LA IGLESIA
Las mujeres negras derechistas, educadas en el «Cara al sol», «Marcha de Oriamendi» y otros himnos del Movimiento, se vincularon a diferentes expresiones sociales durante la transición en el entorno de las parroquias católicas y congregaciones como Vermun Dei o el Camino NeocatecumenalOpus Dei, además de Acción CatólicaGuerrilleros de Cristo Rey, la Junta de Mujeres de Fuerza Nueva y Alianza Popular. Sin olvidar a la Acción Nacional de Liberación de Guinea Ecuatorial (ANALIGE), sufragado por empresarios españoles con intereses en la excolonia. Incluso estuvo cerca de lograr la caída de Macías, con un golpe fallido en diciembre de 1976. También había otras opositoras que campaban a sus anchas en el Madrid franquista, como el Partido Nacional para la DemocraciaDesarrollo y Educación Cívica (PANDDECCA), fundado en Madrid en 1974 y donde militaban antiguas estudiantes universitarias del Colegio Mayor Virgen de África. Algunas de estas iniciativas de las mujeres negras de derechas o conservadoras tuvieron el apoyo de mujeres blancas de la órbita de Unión de Centro Democrático, y Alianza Popular como Rita BarberáSoledad BecerrilMaría Victoria Fernández-España o Carmen Díez de Rivera, directora del Gabinete de Presidencia de Adolfo Suárez entre 1976 y 1977, justo antes de las primeras elecciones democráticas.
REFERENTES
En aquellos años los movimientos de mujeres negras en la España peninsular estaban integrados principalmente por cubanas, congoleñas, ecuatoguineanas y algunas dominicanas y se estructuró en tres grupos.  El primero liderado por la intelectual y catedrática Dra. Trinidad Morgades en Madrid, el segundo en Valencia por la administrativa Candida Massa Mueni. Un tercer grupo de mujeres es el que surge entorno a AMPAE Asociación mediadora de los problemas de los africanos en España creada en 1985 y en la órbita de la orbita franquista de Blas Piñar, Fuerza Nueva y el nacional catolicismo. Fundada por el aristócrata negro español, legionario y militar Florentino Ekomo de Yakure, quien una vez instaurado el régimen democrático aglutinó el discurso más afroconservador, a través de las figuras de Ana Jovani Bisset y Cecilia Obama.  El último grupo progresistas es aquel que se vinculará a las iglesias de base como Movimiento Cultural Cristiano, la compañía de Jesús, las iglesias protestantes de Bravo Murillo donde se formo la actriz y cantante Astrid Jones o el actor Juan Diego Botto. Estos espacios traen la teología de la liberación de James Cone y la obra de Martin Luther King “Porque no podemos esperar”.  con la protección del profesor Enrique Tierno Galvan e impulsará el Movimiento Free Mandela. Aquí destacan Basilisa Mangue NfubeaAdela OvonoRosa RigüesaVicente Avaro y muchas otras. A finales del año 83, tras el mundial de futbol serán el germen del surgimiento en Móstoles del Colectivo Feminista Panteras Negras, que en 1990 en Alcalá se trasforma en la Sección español del Nuevo Partido de los Panteras Negras, actual de la Corriente Panafricanista Cimarrón.
participación de ecuatoguineanos en un acto 
con Blas Piñar en 1978
FUERZA NUEVA 
En marzo de 1978 el aula de formación del partido de extrema derecha Fuerza Nueva
organizó varios actos en los que participaron personas negras.  Por ejemplo un acto en apoyo de una Guinea española titulada “el hispano guineano y la hispanidad “en la que intervinieron antiguos cargos franquistas durante la colonia como Juan Bonelli Rubio, siendo la oradora principal la catedrática Dña. Trinidad Morgades Besari, entonces docente en Vélez, Málaga (hoy académica correspondiente de la Real Academia Española RAE) quién además de una vehemencia propia de la ocasión entonó el himno falangista  «Yo tenía un camarada», concluyendo su alocución magistral con la frase «Guinea Ecuatorial no es ningún negocio para España» y un fuerte, ¡Arriba España viva España!.  Candida Massa Mueni, es funcionaria administrativa y experta en geriatría por la Universitad de València – UV, tras dejar a la Sección Femenina de FALANGE se incorporó activamente al PDP Partido Demócrata Popular de Luis de Grandes y posteriormente a la militancia popular cuando Aznar unificó las derechas creando el histórico Partido Popular. Dado su liderazgo atrajo a las mujeres procedentes de Acción Católica y Falange, articulando a las mujeres afroderecha entorno al colectivo antirracista Free Mandela y la Asociación Cultural Guinean@s de Levante.
Como mujer tradicionalista le gusta presentarse como: madre de muchos hijos y nietos, amante del cine, la lectura, la buena música y el teatro. En representación de esta organización participó activamente desde 1995 como parte importante de Los Pactos de Madrid realizados entre la oposición de Guinea Ecuatorial Obiang y el parlamento español, siendo una de las mujeres en la delegación encargada por el presidente Felipe Gonzalez a Francisco Jones Ivena para una Comisión Negociadora de la Transición Democrática. Es conferenciante habitual, con fuerte presencia en las redes sociales y mantiene una militancia activa en el PP de Valencia donde ha ocupado cargos.
DE MADRID AL CIELO 
En ese entorno también estuvo María Luisa Gorbeña Bondjale, que es otro ejemplo de mujeres negras de ideas conservadoras, formada en FALANGE que tras su disolución continuó un activismo político  y cultural con uso de una amplia variedad de obras de arte, música, reuniones, manifiestos y ensayos que impulsaron las organizaciones como miembros de grupos como Maleva, AISE, AEME, FOJA, Riebapua, ETANE  lo que proyectó a referentes como Raquel Ilombe y Maria Nsue, confirmando la idea de que estas mujeres negras nunca estuvieron al margen del proceso de construcción del Movimiento de Liberación Negra, sino que estas activistas lucharon por una comprensión más inclusiva del Poder Negro y la justicia social al desarrollar nuevas y alternativas ideas sobre la mujer negra. En ese Madrid, estas mujeres estimularon el debate entre los activistas sobre la importancia de las mujeres provocando una critica del patriarcado, critica que apoyó en el presente la igualdad de género. Trabajaron en campañas como papales para todos, por la igualdad real entre hombres y mujeres en todos los ámbitos, pero, de manera especial, en el empleo y la eliminación de las diferencias salariales. Lejos de los que parece, es la derecha quien más ha visibilizado mujeres negras o racializadas (...).

jueves, 6 de mayo de 2021

El caso de Rogelio

Razonaba Patricio Nbe en su viejo blog que «nunca se ha hablado entre los colonos de las ejecuciones de blancos peninsulares y españoles por parte de sus homónimos que parece ser que hubo en los primeros días de la guerra, ni siquiera de las batallas de la guerra civil en Guinea».

Es cierto... los datos son escasos y parciales.

En Crónicas de la Guinea Ecuatorial se insinúa el caso de "Rogelio", por lo que lo recogemos en este paseo por la calle 19 de Septiembre:


«Rogelio: Antes de la guerra civil. Cuando volvió a Bilbao lo fusilaron por sus ideas liberales.»

Rogelio, cazando elefantes.





lunes, 26 de abril de 2021

Elena en Barna

La Compañía Española de Colonización Africana-ALENA fue uno de los grandes poderes fácticos del territorio, y sin embargo apenas tiene presencia en este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel. De hecho, no son pocos los que analizan que la materia reservada que imperó por años en los asuntos ecuatoguineanos estaban vinculados a los intereses económicos de los accionistas de ALENA, Carrero Blanco incluido.

Así, su presencia se toca tan sólo tangencialmente cuando hablamos de la Bata republicana: Está en la lista de donantes de las 10.353,65 pesetas para la República, y su sede en Bata fue el alojamiento intermedio para los 17 religiosos confinados en el correo Fernando Poo. Igualmente está documentado el procesamiento de José E. Barráu, empleado de Casa Alena por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Santa Isabel, y su condena a dos años de destierro y abonar una multa de 500 pesetas (cantidad que coincide con la donación realizada por la empresa). Poco más.

Curiosamente, Ángel Miguel Pozanco, recoge en Guinea mártir que ALENA asumió los activos guineanos de la Trasatlántica, otra gran empresa vinculada históricamente al territorio: «La ALENA, cuya iniciación fue el mayor bluff imaginable, era en Bata un poder más fuerte que la propia Administración. La ALENA era amiga de los frailes. Hasta entonces había sido intocable. A la larga, mediante cualquier procedimiento, hubiera sido la dueña de la mayor parte de Guinea».

De hecho, Fernando Ballano en Aquel negrito del Africa tropical relata que «en 1925, tras el fallecimiento de Claudio López Bru en abril de ese año, la Trasatlántica vende sus activos guineanos a la Compañía Colonial de África. posteriormente, en 1929, el Banco Hispano Colonial y el Banco de Cataluña crean la Compañía Española de Colonización Africana (ALENA) que se hará cargo de los activos de la C.C.A. y va a seguir ampliando negocios de todo tipo (madereros, agrícolas, comerciales, etc.) en la colonia. Posteriormente veremos que varios historiadores como Liniger, Pelissier y Rafael Fernández; y políticos como García-Trevijano y Macías harán referencia a la fuerte participación accionarial en la empresa de Carrero Blanco y otros gerifaltes del franquismo. No olvidemos que Carrero conocía bien la región pues uno de sus primeros destinos como oficial fue cartografiar la desembocadura del Muni por lo que sabía las posibilidades económicas de la zona. En otras fuentes se dice que la creación de ALENA fue en 1926, con financiación del Banco Exterior de España y con Carrero Blanco como accionista principal. En 1968, en el momento de la independencia, la ALENA, la empresa sucesora de la Trasatlántica poseía 3.000 hectáreas en Guinea. (...) En 1971 -concluye Ballano-, ALENA decide el cese total de sus actividades en Guinea».

Una vez más, nos topamos con la dificulta de obtener información.De haberla, ésta es de difícil acceso. Pero si saber sobre ALENA en el territorio ecuatorial es difícil... ¿por qué no conocer un poco más de la empresa es España?

Pere López Sánchez le dedica un capítulo a la ALENA (o la Elena en el habla popular de los vecinos de las Casas Baratas de Can Tunis, Barcelona) en Rastros de rostros en un prado rojo (y negro):

«No fueron hechos aislados y en el barrio no estuvieron al margen. De los más sonados, por su repercusión no sólo entre los vecinos sino en la ciudad entera, fue lo ocurrido por el conflicto de la fábrica Alena. (...)

La Compañía Nacional de Colonización Africana (la ALENA) era de reciente creación. El Banco Hispano Colonial, con el apoyo del Banco de Cataluña, y unos cuantos prohombres no dejaron escapar la oportunidad de hacer más negocio si aprovechaban las concesiones que les brindó la dictadura de Primo de Rivera para expoliar, sin contemplaciones, los bosques de la Guinea Ecuatorial —entonces— española. Allá explotaban, sin ningún escrúpulo, a los esclavos negros; acá, en la fábrica de tableros contrachapeados que habían montado en la carretera del Port número 395, pretendían hacer lo mismo con los esclavos blancos: los peones cobraban entre cuatro y cinco pesetas por jornal y el despotismo se ejercía como en un presidio. Los primeros pasos para negociar unas bases de trabajo los dio el gerente de la empresa, despidiendo al delegado de los obreros. Sin embargo, por el plante de los compañeros tuvieron que readmitirlo, aunque al poco y alegando la necesidad de montar unas nuevas máquinas, los despidieron a todos hasta nuevo aviso. La reapertura llegó en junio, pero con una condición: la empresa sólo admitiría a los obreros que ella precisara en cuantía y con el perfil requerido. Los que pertenecían a la CNT no entraban en aquellos requisitos y unos recién afiliados a la UGT -estuvieran antes o no trabajando en la casa ALENA- fueron contratados. 

El miércoles 10 de junio la prensa daba cuenta de la sangrienta colisión entre obreros a las puertas de la fábrica y recogía las declaraciones del entonces gobernador Companys: se ha acabado el matonismo, «allí donde se pida fuerza para garantizar el orden y la libertad del trabajo, será enviada». Por lo que contaron los vecinos —en una carta que suscribieron unos trescientos y en las declaraciones de otros ante el juez instructor—, los que arbitrariamente fueron despedidos se apostaron en los accesos a la fábrica; luego vendrían los disparos que procedían de la taberna de enfrente, donde estaban algunos de los recién contratados que lucían ahora el carnet de la UGT, pero que hasta hacía poco ostentaban el de los Sindicatos Libres. El saldo del desigual combate que se libró —unos con pistolas, los otros con mazas y garrotes— fue de trece heridos, cuatro de gravedad. La peor parte se la llevaron los de la CNT. 

El informe de la Cámara ya lo recogía: los obreros persisten en hacer valer sus bolsas de trabajo. Nada mejor, entonces, que hacer pasar como colisión entre obreros lo que era, en el fondo, litigio abierto entre clases. La libertad del trabajo, para los partidarios del orden, consiste en la libertad de contratación y de despido que erradique la conflictividad. En aquellas circunstancias, eso representaba amansar o borrar del mapa a la CNT valiéndose de otras formaciones sindicales. Al cabo de una semana, una asamblea del ramo de la Madera recogió el guante. Sabedores de que no era el momento de llorar ni de lamentaciones, plantearon el boicot total a la empresa y reclamaron la solidaridad del Sindicato del Transporte —en especial de los portuarios— para que no descargasen ninguna madera de la ALENA, mientras ellos se encargaban de no manipularla en sus talleres y de que no funcionasen las máquinas en la carretera del Port. La empresa, en su memoria del año siguiente, reconoció el enorme quebranto que le provocó aquel boicot: se estropearon casi 3.000 toneladas de madera en troncos que tenían en existencia y tuvieron que desviar los cargamentos flotantes hacia el puerto de Hamburgo. De poco sirvió que se intentara recurrir a borrar el nombre de ALENA de los tableros que se pretendían distribuir o que algún avispado lo sustituyera por el de Susex. El Sindicato reaccionó poniendo en práctica aquel ingenio del label: procederían ellos a marcar con su sello —un triángulo con la inscripción CNT-Ramo de la Madera-Label— los únicos tableros que se podrían emplear para la fabricación de muebles u otros objetos. 

Mediado el mes de agosto, el conflicto y el boicot se dio por zanjado. Aquella compañía todopoderosa —de negreros, decían los obreros— firmó las bases del arreglo donde reconocía al Sindicato, readmitía a todos los obreros, abonaba tres semanas íntegras de jornal atrasado, se comprometía a abonar los gastos de curación y clínica derivados de aquella colisión sangrienta y al delegado —que quedó imposibilitado físicamente tras las graves heridas de aquel día— le daría un trabajo adecuado y se encargaría de cubrir su convalecencia. En la memoria de 1932, no en vano, se recogerá que, tras aquellos tropiezos, "actualmente ALENA está en excelentes relaciones con todas las agrupaciones obreras y aun podemos afirmar que llegan a ser cordiales, resolviéndose amistosamente cualquier dificultad que se presenta". Bueno, era un decir, porque en junio del 36 los obreros protagonizaron otra enconada huelga que volvieron a ganar: los horarios se redujeron y los jornales se incrementaron considerablemente».

Iniciada la guerra, fue colectivizada, y tras caer Barcelona fueron depurados tanto los trabajadores vinculados a movimientos sindicales -identificados por los directivos de la empresa- como los que participaron en el proceso de colectivización: «Entre ellos estaban Andrés Navarro, Cristóbal Alcón, José Martínez, Antonio Cantó y José Valcárcel, que cargaron con un consejo de guerra entre cuyas acusaciones constaba su impronta relevante en los trastornos que sacudieron a los amos y directivos de "la guineana" ALENA».

Vista aérea de ALENA, Etembue

lunes, 19 de abril de 2021

El Cejas en Bata

Documenta Luis Vila-San Juan en El curioso alzamiento en Guinea que «los españoles que fuimos a Guinea -me dice uno de mis comunicantes- podíamos ser cualquier cosa, menos políticos (...) Nosotros habíamos ido allí a trabajar y a luchar por ganar dinero. La Península, Madrid y el Congreso, quedaban muy lejos. La política empezó al final del periodo inmediatamente anterior al 17 de julio».

Sin embargo, meses antes del golpe de Estado ya existían milicias de Falange en Santa Isabel, las cuales apenas declarado el estado de guerra se presentaron correctamente uniformadas y equipadas.

De hecho, en este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel recogemos esa temprana presencia de la milicia falangista, acompañada incluso por una 'Falange Femenina', preludio a la posterior creación de la Sección Femenina: «En Santa Isabel y en Bata funciona ya -de modo admirable- la Falange Femenina, que tiene allí una tarea dura y de prueba, que cumple con gran espíritu de sacrificio y abnegación», dirá el gobernador Juan Fontán en 1937. 

Desfile en Campo Yaundé de milicias de Falange ante las autoridades
el domingo 27 de septiembre de 1936.


En ese contexto apolítico, en el que no se realizaban elecciones, ni si quiera para constituir el Consejo de Vecinos, ¿cómo se llegó a articular una estructura tan organizada?

Tiene mucho que ver con la impronta y personalidad de algunos de los europeos llegados al territorio. Os compartimos la historia de uno de ellos:

Conocido por sus camaradas como 'El Cejas' o 'El Barón', se trataba de Alberto Ruíz Gallardón (su sobrino homónimo fue alcalde de Madrid y ministro de Justicia..., pero eso no sale en la infalible wikipedia).

Alberto fue camisa vieja de los primeros, ya que se afilió con 18 años a la Falange el mismo día en que se constituyó públicamente en el Teatro de la Comedia de Madrid, e igualmente fue fundador del SEU de Bachillerato.

Sin llegar al año de militancia, un incidente conmociona Madrid: En junio de 1934, en una espiral de dialéctica callejera de puños y pistolas, es asesinada en Madrid la verdulera y militante de las Juventudes Socialistas Juanita Rico.


Y -siendo Alberto un destacado activista de los grupos callejeros de la 'Primera Línea' de la Falange- se le señala como inductor o incluso actor del crimen, por lo que se ve obligado a alejarse de Madrid, para evitar provocaciones y agresiones. 

Pilar Primo de Rivera lo vivió así: «A resultas del suceso salimos amenazados en el Mundo Obrero el camarada Ruiz Gallardón, por sobrenombre 'El Cejas', y yo, hasta el punto de que José Antonio -ya en la cárcel, como antes he dicho- me ordenó: "Vete de casa, porque a ti te matan"; y eso fue lo que me salvó, porque como entonces no me conocían como ahora,...». Y con respecto a Alberto, su propio padre, el periodista Víctor Ruiz Albéniz conocido como 'El Tebib Arrumi', relataba: «Para librar a mi hijo de que le cazasen cobardemente al volver una esquina, yo ideé enviarle a Guinea, lugar propicio a su temperamento varonil, aventurero y poco afecto a molicies ciudadanas y rutinas de vida de cafés, cines y paseos. José Antonio aprobó, estimuló, más bien, mi determinación paternal, y en el salón de conferencias del Congreso me abordó una tarde, preguntándome:
- ¿Qué hay de lo de Alberto?
- Que ayer embarcó, ¡por fin!, para Guinea. 
- Me alegro mucho, mucho; por que si no... ¡cualquier día me lo hubieran matado! 
José Antonio era así con sus "cadetes". A un padre cien por cien, como era yo, le decía claramente, hablándole de su hijo: "Me lo hubieran matado"... Y es que él se creía, y con ello se honraba y me honraba, tan padre de mi hijo como yo mismo».

La "Hoja Oficial del lunes" de la Asociación de la Prensa, que presidía su padre, le recordaba años después: «desde el primer momento se asoció en sentida devoción a la figura de nuestro llorado José Antonio, y fué defensor constante de su persona en los sitios de mayor combatividad, donde siempre supo poner al descubierto su gran ánimo y temple. Pero era tal el número de peligros que su exaltada juventud arrastraba, que en difíciles momentos, personas por él muy queridas, le aconsejaron el abandono de Madrid durante una larga temporada para evitar indiscutibles riesgos y persecuciones. Solamente por imposición familiar transigió con esta prudente medida y las vírgenes tierras africanas, tan prometedoras para la nueva España, acogieron su risa franca, su juventud y trabajo».

Según La Guinea Española, llegó a Guinea a inicios de noviembre de 1934 en el vapor Legazpi, en donde se desempeñó como cajero de la recientemente creada delegación del Banco Exterior de España en Bata, ubicada en los bajos de la vivienda de Raimundo del Pozo.


A la dcha. sucursal de Banco Exterior en Bata.




18 meses después, con motivo una enfermedad tropical retorna 'El Cejas' a Europa. Haciendo escala en Tenerife, le recibe Franco en la Capitanía General con un:
«Ten calma, hombre. Sé que eres un valiente y pronto tendrás ocasión de demostrarlo sirviendo a España. Pero no malogres tu vida y tu ayuda con imprudencias innecesarias. Ayer me han venido a decir que estabas recorriendo las calles de Santa Cruz con una docena de guardias marinas, saludando a todo el mundo con el brazo en alto y dando gritos y vivas que ahora dicen que son delitos. No lo hagas más. Nos va a quedar mucho tiempo ¡mucho! para gritar viva España, y para hacer que viva, en efecto, como una nación digna. No lo olvides: dilo a tus amigos». 
Y a su padre le añadió:
«Por ahora, sólo puedo darte una consigna para tí y para todos: Que todos los buenos españoles se presenten e inscriban en la Comandancia o puestos de la Guardia civil mas próximos a sus domicilios y que, llegada la hora, se presenten de nuevo dispuestos a calarse el tricornio, tomar el fusil y cubrir bajas en las filas de los guardias».

Apenas un mes después, sería el golpe de Estado, su padre sería nombrado corresponsal de guerra del Estado Mayor agregado al cuartel de Franco, y Alberto Ruiz Gallardón -ya de vuelta en Madrid- sería víctima de milicianos que veían en él a un quintacolumnista.

Como curiosidad, su hermano Víctor era médico de la Trasmediterranea, y estaba asignado al Fernando Póo cuando fue hundido en la bahía de Bata.

En cualquier caso, la presencia en el territorio ecuatorial de militantes como 'El Cejas' alentó la creación de una estructura que acabó imponiéndose el 19 de septiembre de 1936.

Desfile de Falange un 18 de julio de los años 50,
frente a la subdelegación del Gobierno en Bata.


lunes, 12 de abril de 2021

El caso del médico

En la entrada Libre de toda sospecha exponíamos el ensañamiento con que se castigó la lealtad a la República o la tibieza en el apoyo a los golpistas dentro de la función pública.

En algunos casos, además de la inhabilitación perdieron bienes, fueron desterrados, estigmatizados socialmente o cumplieron prisión (o todas ellas combinadas). Y en algunos, como el del Luis González Peña -el practicante de Fernando Poo-, la persecución acabó en fusilamiento

Por su claridad, rescatamos el caso de José Villaverde de Beitia, médico separado del Servicio Sanitario Colonial el 31 de octubre de 1938. Fue separado de su cargo por estimar que "por su conducta había de considerárselo contrario al Movimiento Nacional, como consecuencia de una información sobre actividades de la Masonería en la Colonia, practicada por un Juez Militar, que dio lugar a la resolución del Gobernador General de Guinea de 19 de octubre de 1938".

El Boletín Oficial del Estado en su edición del 8 de abril de 1947 publicó la Orden de 15 de marzo de 1947 por la que se resuelve el recurso de agravios promovido por don José Villaverde de Beitia, contra resolución de la Dirección General de Marruecos y Colonias de 20 de octubre de 1944.
En la orden se desglosan la sucesión de recursos inadmitidos o denegados que el Dr Villaverde interpuso por años para ser reincorporado, "comunicándose al interesado que, teniendo en cuenta los antecedentes suyos existentes en la Colonia y el informe del Gobernador general de la misma, la Dirección General estimaba que no procedía su reingreso en el servicio colonial".


Falleció 8 años después (3 de marzo de 1955), como médico de Tramacastilla de Tena, Huesca, sin lograr la rehabilitación pese a que el 3 de noviembre de 1945 se le incluyó en la lista de personas sobre las cuales "se ha dictado auto de sobreseimiento en sus respectivos procesos, y que por lo tanto han quedado exentas de responsabilidad, quedando alzadas cuantas restricciones de todo orden se les hubiera impuesto".

lunes, 5 de abril de 2021

Al paso alegre de la paz

Hoy, os contamos el origen del nombre "La Paz" del estadio municipal de Malabo. 

Y como no podía ser menos en este blog, es una vieja historia: El 18 de julio de 1968, Franco recordaba a los guineanos que «...sobre todos esos bienes, el Gobierno español os ha traído el más deseable de todos: el bien de la paz».

«Al paso alegre de la paz de España, marcha la Guinea Ecuatorial hacia nuevos horizontes» decía la revista África del CSIC en 1964.

«La paz de Franco rechaza toda discriminación racial» subtitulará la revista en el mismo número.

Ese concepto será un lema del franquismo, especialmente de 1964, año en que se conmemoró el vigésimo quinto aniversario del final de la Guerra Civil lo que marcó una importante variación: con Manuel Fraga en el Ministerio de Información y Turismo, se buscó en el lema reconciliador de la Paz, en vez de insistir tanto como hasta entonces en la Victoria, expresión que recordaba la división y el enfrentamiento (como explícita Fernando Fernán Gómez en Las bicicletas son para el verano: No ha llegado la Paz, ha llegado la Victoria). Se construyeron con ese nombre hospitales (el de la Paz, en el norte de Madrid, aún en funcionamiento y con la misma denominación) y carreteras (la circunvalación de Madrid, denominada Avenida de la Paz, hoy M-30). También hubo una masiva emisión de sellos con ese lema y distintos motivos visuales por los «XXV Años de Paz Española».

Y para que no hubiera confusión, lo firmaba Luis Carrero Blanco: «Los 25 años de Paz española se inician para los habitantes de nuestras provincias españolas, con la clara y terminante consigna del Caudillo...» en esta nota «para nuestros hermanos africanos». 





Así, la Guinea Española hizo lo mismo: ediciones monográficas de los periódicos Ébano y Potopoto (la de Ébano fue premiada), sellos conmemorativos, inauguraciones de obras públicas, un tomo provincial de la colección "España en Paz"... y se bautizó al viejo estadio municipal de Santa Isabel de como "La Paz".

Un estadio que albergaba actos deportivos, cívicos y religiosos, incluyendo coros y danzas de la Sección Femenina de Falange o incluso en 1961 un amistoso (0-10) de la selección de Santa Isabel contra el Real Club Deportivo Español de Barcelona, los partidos de la Copa de S. E. el Gobernador General, o los festejos por la independencia el 12 de octubre de 1968.


En 1964,"España en Paz" lo describía cómo «Santa Isabel cuenta con un bonito y moderno estadio, capaz para unas veinte mil personas, con modernas instalaciones y alumbrado eléctrico de gran potencia para espectáculos nocturnos. Posee terreno para fútbol, pista de ceniza para atletismo y pistas para baloncesto, balonmano y balonvolea. Es también marco apropiado para concentraciones deportivas, gimnásticas, folklóricas, etc., y, desde luego, campo obligado para los encuentros de fútbol internacionales, en los que compiten con la selección de Fernando Poo equipos representativos nigerianos, cameruneses, gaboneses o bien de las islas portuguesas de Santo Tomé y Príncipe».

Como veíamos anteriormente en este paseo por la Calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel... algunos vestigios como la Cruz de los Caídos, la plaza (y el barrio) E'Waiso Ipola de la Sección Femenina permanecen en el callejero y en los espacios públicos del actual Malabo.

jueves, 1 de abril de 2021

República victoriosa

En La República Truncada intuíamos algunos de los costes del proceso de involución en el territorio ecuatorial, y en La Casa del padre de Raquel Ilombe cómo fue la caída de Bata.

Por el contrario, Jesús Torbado ficciona en En el dia de hoy con cómo sería el desfile triunfal de una República victoriosa:
DESENTONADOS, roncos, ululantes, bajaban la avenida con las armas al hombro y, los que no tenían armas, con los puños en alto. Al lado de las canciones entrecortadas, las viejas canciones del campo de batalla que mezclaban el amor y la muerte, el odio y la tristeza, entre los himnos partidistas entonados con sentimientos antiguos y los versillos populares a los que se habían colgado palabras nuevas, brotaban ocasionalmente los gritos del casi olvidado ritual de la esperanza.
—¡No pasarán! ¡No pasarán!
Parecía tan grande su fatiga que sólo estas dos palabras podían pronunciar sin cansarse, sin omitir una letra. De los demás cantos se oían tan sólo retazos prontamente apagados por los versos que se iniciaban en alguna otra región del desfile y que, a su vez, se desvanecían antes de completarse bajo los gritos insistentes como cañonazos.
Los espectadores se habían contagiado muy pronto y ahogaban la voz de los soldados con estas palabras ya sin sentido pero que, muchos meses antes, habían caldeado los corazones e hinchado los músculos. (...)
Una reducida compañía de soldados negros, con uniforme colonial, cerraba la presencia de tropas regulares en el desfile. Eran los pamues de la Guardia Colonial que habían ganado la guerra en Guinea, al frente de las milicias de madereros, después de haber estado el territorio en manos de los ricos triunfadores unidos a los facciosos. Ellos, junto a los marineros del mercante Fernando Poo, habían dominado la sublevación sin apenas gastar una libra de pólvora. Su uniforme y el color de su piel levantaron oleadas de entusiasmo.
—¿Y qué hacen éstos aquí?
—Son nuestros moros —contestó Alejo riendo a golpes—. En un solo día metieron en un barco a todos los fascistas de África. Y me han dicho que ni siquiera saben leer.
—¡Maldita sea, tenías que fotografiarlos! ¡Ganar una guerra los negros!
Ya era tarde. El medio centenar de guineanos desaparecía hacia «la bella tapada», la diosa Cibeles que resplandecía más hermosa que nunca desde que le quitaron el bunker de ladrillos con que la habían rodeado los madrileños por miedo a que la destrozaran los bombardeos. 

martes, 23 de marzo de 2021

El caso del aduanero de Bata

Cuenta La guerra civil en las colonias españolas del áfrica occidental que tras la caída de Bata, «una parte de los leales al gobierno pudieron huir hacia la vecina colonia francesa del Camerún, desde donde pasarían a Francia y posteriormente a la zona republicana. Sirva de ejemplo el caso del maestro nacional Manuel Alaiz Plaza que trabajaba en Bata como aduanero y que tras la intervención del Ciudad de Mahón pasó a Burdeos y desde allí a la zona gubernamental, incorporándose al Ejército Popular». Lo que coincide con la lista de Pozanco, que incluía a «Andrés Alonso, Manuel Aláiz Plaza, Pablo Gallo Alcántara, Vicente Gómez, Francisco Azpiri y Goitia, Gabriel López Cano, Rafael Masiello Guerrero, Luis Martínez, Emilio del Arca Ruiz, Rafael Iranzo Muñoz, José Lozano Alonso, Rafael Matamala Baeza» como los 12 repatriados que viajaban con sus familias.

Tras el triunfo del golpe de Estado en Santa Isabel, el subgobernador de Bata se había apoyado en los frentepopulistas de confianza para transmitir el relevo de las autoridades de lealtad dudosa por subalternos de incuestionables antecedentes republicanos. Al aduanero, como parte del núcleo duro, le había correspondido ser portador desde Ebebiyin de las órdenes del subGobernador a la administración civil y militar de Nsork, cesando al teniente del Valle. 
Tenía, además, la imperdonable falta de ser uno de los públicos contribuyentes a la donación de las 10.353,65 pesetas para la República, recogida en la Gaceta de Madrid del 5 Noviembre 1936.

En el II Año Triunfal, a finales del 1937, el Juzgado Militar de Santa Isabel de Fernando Póo le requiere a través del Boletín Oficial del Estado junto a:
Julián Ayala Larrazábal, Capitán retirado de la Guardia Civil, natural de Toledo, de 41 años de edad, hijo de Mariano y de Ascensión, domiciliado últimamente en Bata (Guinea). Rafael Masiello Guerrero, natural de Madrid, de 37 años de edad, hijo de Pascual y de Lorenza, con domicilio últimamente en Bata (Guinea). Laureano Vives Bonet, natural- de Tarragona, de 37 años de edad, hijo de Bartolomé y de Francisca, soltero, del comercio, con domicilio últimamente en Bata (Guinea). Ángel García Villalba Molín, natural de Murcia, de 33 años de edad, hijo de pedro y Consuelo, domiciliado últimamente en Bata (Guinea). Luis Mazo Muñoz, natural de Canillejas (Madrid), de 27 años de edad, hijo de Juan y de Petra, domiciliado últimamente en Bata (Guinea). Ángel Miguel Pozanco Barranco, natural de Sevilla, de 34 años de edad, hijo de Miguel y de Purificación, domiciliado últimamente en Bata (Guinea). (...). Carlos Padrón Meliá, natural de Las Palmas, de 31 años de edad, hijo de Francisco y de Concepción, domiciliado últimamente en Bata (Guinea).
Están todos ellos procesados por el «delito de rebelión» y se solicita en el requerimiento que las autoridades procedan a su busca y detención.

Desde Burgos, el Boletín Oficial del Estado del 7 de febrero de 1938 requiere nuevamente su comparecencia:
Alaiz Plaza, Manuel, vista volante de Aduanas de estos territorios, cuyo último domicilio fué en Río Benito, procesado en sumario num. 18 de 1937, sobré malversación de caudales públicos, comparecerá dentro dél término de sesenta días ante el Juzgado de Instrucción de los territorios españoles del Golfo de Guinea, para notificarle el procesamiento, ser indagado y reducido a prisión, previniéndole que si no comparece será declarado rebelde y deparará el perjuicio que hubiere lugar. Santa Isabel, 9 de octubre de 1937.
—II Año Triunfal.
==El Juez Instructor (ilegible).
==El Secretario Lcdo Juan de Mata G, de Carriazo
Acosado por diferentes vías, Manuel Alaiz Plaza es requerido en esta ocasión por «malversación de caudales públicos» (sic), un año antes había sido incluido en la Causa 360 de 1936 por delito de rebelión y el nueve de febrero de 1939 sería condenado «como políticamente responsable de hechos leves a la pena de dos años de destierro de estos Territorios y al pago de mil quinientas pesetas de multa» por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas.
Alaiz, «de treinta y dos años de edad, hijo de Atanagildo y de Carmen, casado, empleado, natural de Albacete y en la actualidad ausente en ignorado paradero» se encontraba en ese momento huido del territorio guineano, y se habría reincorporado al servicio activo del Gobierno de la República por resolución del 29 de marzo de 1937.

De hecho, «ciento cuatro republicanos serían en cambio detenidos y trasladados a Las Palmas de Gran Canaria para ser procesados en dos Consejos de Guerra. Un consejo juzgaría a los civiles, en el cuál destaca la petición de pena de muerte para Jaime Gay Compte, acusado del delito de rebelión. El otro procedería contra la tripulación del vapor Fernando Poo. En el primero, presidido por el coronel José de Roas Fernández, actuando como capitán jurídico Ángel Dolla y fiscal Ildefonso Salazar y del Hoyo, quien solicitó una pena de muerte y otras 17 de numerosos años de prisión. Empero la sentencia rebajaría notablemente estas peticiones (…). El principal beneficiado de la reducción, respecto a la petición fiscal sería el ingeniero Jaime Gay quien vio disminuida su grave situación. Sin embargo no le serviría mucho pues moriría pocos años después víctima de los malos tratos carcelarios. El segundo Consejo sería presidido por el Coronel Luis Mateos Álvarez-Rivera y actuarían el mismo vocal ponente y fiscal que en el anterior. Se juzgaría por adhesión a la rebelión a veinte inculpados, dictándose diversas penas de prisión, aunque ninguna condena a muerte.
No acabaría sin embargo aquí la exigencia de responsabilidades por estos sucesos, pues a medida que los que habían logrado huir a zona republicana fueron capturados se les traía a Canarias para ser juzgados, como por ejemplo el citado Manuel Alaiz Plaza, incurso en la causa 630/40 por rebelión militar, su sentencia sería finalmente absolutoria pues obró en su favor el haber permitido en Guinea la huida de algunos rebeldes, así como el haber mantenido una actitud pasiva, en el Ejército Popular».


Así, La Guinea Española informará en la edición de julio de 1940 de su regreso (cumplidos los dos años de destierro fijados por el Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas) en el vapor Río Francolí y en 1941 ya se documenta su inserción en las rutinas propias de la colonia.


viernes, 19 de marzo de 2021

El relato de Fernando "El Africano"

Afirma José Luis Vila-San Juan en El curioso alzamiento en Guinea: «Muy poco, casi nada, se ha escrito sobre lo ocurrido en Guinea en aquellas fechas de julio de 1936 que conmovieron a toda España. Y Guinea, aunque distante y en África, también era España».

Fernando García Gimeno, El Africano, nos cuenta en su blog el HUNDIMIENTO DEL FERNANDO POO EN BATA (1936):

Atravesando Río Benito
En Santa Isabel el levantamiento de una parte de España contra la República, el llamado Alzamiento Nacional de julio de 1936, hizo que viendo su consolidación el 18 de septiembre de ese mismo año, destituyen al Gobernador y se proclaman del bando Nacional, no así en Bata donde se constituye Un Comité a lo Frente Popular de España, lo primero que hicieron fue reducir a obediencia y adueñarse de la Guardia Colonial y del armamento de la misma depositado y declarar un bando en estado de guerra en la población. Ese comité presionaba al jefe de las fuerzas militares señor Fontanet para detener entre otros a todos los misioneros.
Organizaron levas para proteger y vigilar las playas de Utonde y del Ekuku, por sin desembarcaban tropas procedentes de Santa Isabel. Bien provistos se lanzaron a mano armada a la caza de cuantos no comulgaban con sus ideas, entre ellos los administradores del interior como los capitanes Roncaño, Aguilar y don Antonio del Valle y Furundarena.
En eso llegó a Bata la motonave Fernando Poo. El día 1 de octubre llegó a la Misión el practicante del hospital y destacado comunista, señor Paco Diez, y dado que era amigo desde la infancia del padre Bruno, les dijo con toda reserva , que si querían salvarse¡ debían salir y esconderse inmediatamente, fuera donde fuese, ya que aquella noche los vendrían a buscar los del Comité del Fernando Poo, para llevarlos a las bodegas del barco.
El padre Superior convocó a la Comunidad y les notificó la gravedad de su situación. Oír lo que decía el padre Larraya y marchar todos a sus cuartos para dejar las sotanas y cambiarlas por chaquetas y americanas que a buen recaudo cada uno guardaba en su maleta. Todos salieron de la Misión salvo el hermano Isidoro Gil que se quedó como guardián de la casa.
Al final todos cayeron en manos de los milicianos y trasladados a las dependencias de la Alena, donde permanecieron encerrados, salvo los de Kogo que huyeron a Libreville y dos de Nkue que se fueron al Camerún el día 13 de octubre a las cinco de la mañana, fueron trasladados a las bodegas del Fernando Poo, con ánimo de desentenderse de todos ellos hasta el día que se les antojara.
Los primeros de la Comunidad de Bata en caer en manos de sus perseguidores fueron los padres Egusquiza y Boixadera, iban nuestros padres camino de Movó, por detrás del cementerio de la Misión, cuando al llegar encima de la loma les avistaron algunos indígenas, los cuales al verlos con indumentaria peregrina y con sendos bultos en la mano, creyendo que eran unos señores que escapaban de los milicianos con armas sustraídas a los mismos, dieron parte. Las armas eran los paraguas que llevaban en las manos. Así fueron cayendo uno a uno.
Serían, en efecto, sobe las ocho y media de la mañana del día siguiente que nuestros hermanos llegaron al Fernando Poo, cuando en la lejanía y entre brumas empezó a perfilarse la silueta de una motonave que a todo meter intentaba colarse en el puerto de Bata (en la ensenada, no había puerto en Bata entonces)Sorprendida con semejante aparición la oficialidad del Fernando Poo, enfilaron todos sus prismáticos hacia la misma por ver si lograban distinguir la nación y matrícula que se correspondía a aquel navío.
Mientras tanto, la motonave, asegurada de que se hallaba ya cerca del puerto a cuyas aguas se dirigía, adelantaba cada vez más, cuando al cabo de media hora escasa, retumbaron en el espacio, con horrísono estruendo, dos cañonazos, disparados con tan certera puntería, que ambos dieron al Fernando Poo, inutilizándolo por completo para navegar. Tras estos dos disparos vinieron otros contra la población y caserío de Bata, con lo que ya nadie dudó que la motonave que con tanta certera puntería así disparaba, no podía ser otra que algún navío que hubieran artillado para el caso las fuerzas nacionalistas de Franco, enviándolo a Bata para libertarla del yugo comunista que tan villanamente la oprimía.

Así era en efecto: la motonave era el vapor Ciudad de Mahón, salido de Canarias hacia unos diez días con unos ochocientos voluntarios y uno o dos tabores de Ifni y la conveniente oficialidad. La partida se había liquidado, quedando la victoria para las tropas de nuestra España nacional.
Las bajas: dos misioneros muertos por el disparo de popa, el padre Acacio Ferraz y el hermano Angel Roig, más un paisano de la casa Abascal y cuatro heridos más, todos hermanos nuestros, alguno de ellos con tanta gravedad, como el hermano Isidoro Gil, que a los pocos días fallecía en el Hospital de Santa Isabel.
La oficialidad del Fernando Poo y los milicianos, al grito de sálvese quien pueda, a nado algunos y otros con botes, corrieron como locos a escapar de la llegada del Mahón. Llegados a tierra buscaron vehículos para huir al Camerún, tanto es así que los voluntarios canarios, en una batida que organizaron por las poblaciones cercanas a Bata, no capturaron a ninguno.
El barco a todo esto empezó a escorarse, por lo que todo el mundo lo abandonó, salvo algunos que no se dieron cuenta a tiempo y fallecieron al hundirse parte del barco.
NOTA MÍA [de Fernando]: En ese Fernando Poo viajaba mi abuela Polonia y unos primos míos, según me contaron.

lunes, 15 de marzo de 2021

¿Qué fue de Anastasio Núñez?

Razonaba Patricio Nbe en su viejo blog que «nunca se ha hablado entre los colonos de las ejecuciones de blancos peninsulares y españoles por parte de sus homónimos que parece ser que hubo en los primeros días de la guerra, ni siquiera de las batallas de la guerra civil en Guinea».

En ese sentido, Luis Vila-San Juan recoge el relato de un viejo colono que afirma: «los canarios se hicieron cargo de cuanto significaba mando. Los presos, hasta entonces respetados, fueron maltratados y apaleados. Los que se habían sublevado (la gente de orden) tratados casi como “nacionales de 2ª clase” o “semirrojos”. (…) Puede decirse que hubo represalia. No cruenta, no como la de Badajoz, pero sí saliéndose algo de la línea moderada que hasta entonces había prevalecido». O como resume Luis Eugenio Togores, académico y declarado falangista franquista, «se produjo una ligera represión y un cambio total de en los cargos dirigentes de la colonia». Francisco Sánchez Ruano, por el contrario, afirmará que tras la caída de Bata «los prisioneros españoles y guineanos que hicieron los canarios fueron fusilados en su mayoría».


Juan Ramírez Dampierre, Vicecónsul portugués en Fernando Poo, cuenta en sus comunicaciones: «... hay media docena de funcionarios de la Secretaría General del Gobierno, cuatro de la Administración de Hacienda, tres de la Administración de Correos, incluyendo el propio Administrador y varios particulares, algunos sin importancia, además de dos negros. También el capitán del Puerto se encuentra entre ellos, señalado como Gobernador Central comunista. (...) El número de presos políticos o sospechosos, continúa creciendo y algunos que habían sido puestos en libertad, poco después, por considerarlos inofensivos, fueron de nuevo capturados al hacerse nuevos registros en sus domicilios o por haber nuevas denuncias contra ellos». Y a esos... se sumarían los detenidos tras la caída de Bata.

La represión tomó diferentes formas, pero en lo que a muertes se refiere..., entre las de más fácil documentación se identifican la de Manuel Pérez Teira (Santa Isabel 1936) durante la prisión preventiva, la de Jaime Gay Compte (Las Palmas 1939) durante el cumplimiento de condena -o con motivo de su paso por ella como es el caso de Sebastián Nacarino Romero (Valencia 1943)- e incluso fusilamientos como los del practicante de Bata (Las Palmas 1937) y el del guardia civil Fulgencio Rosique (Granada 1936). Y en cuanto a la represión que sufrió la población local... es una tarea ímproba y por realizar.

Pero.... ¿hubo desaparecidos en el territorio ecuatorial?

Es complicado, ya que al monopolio de la información del franquismo se le suma el pacto de silencio de la transición, el cierre informativo tras la independencia de Guinea Ecuatorial... y el desapego institucional por los archivos de la saliente administración española por parte de la joven república.
De hecho, la crónica franquista nos habla vagamente de «el hombre del chiringuito», del que se informa que recibió un tiro en la pierna en la madrugada del 19 de septiembre de 1936, pero del que no hay constancia del nombre. Nos cuenta igualmente que un número indeterminado (los medios de la época hablaban de 17) de republicanos se ahogaron en el hundimiento del buque Fernando Poo, de entre los que sólo hemos rescatado el nombre del primer maquinista Eduardo Selma, y hay referencias a muertos anónimos en las escaramuzas de Bolondó y Kangañe o en el bombardeo a Bata... y una ambigua alusión a un barbero sin nombre de pila.

Pongamos tan sólo un ejemplo que surge analizando la información dispersa en este paseo por la calle 19 de Septiembre de la vieja Santa Isabel:

Mientras en la crónica franquista lo que predomina es la despersonalización y el anonimato de los republicanos, nos encontramos de pronto con el nombre del sargento Anastasio Núñez, ya que «cuando el propósito de rebelarse transcendió, se les incorporaron los elementos que habían conspirado con Avendaño y con los oficiales del crucero [Méndez Núñez], y entre ellos el cabo de la Guardia colonial Gregorio Aparicio, que logró la adhesión de casi todos los componentes de la Guardia, a excepción de unos pocos, como el sargento Anastasio Núñez».

Basilé, años 30. Al fondo se ve la antena de la radio salvada
por el cabo Aparicio en la madrugada de 19 de septiembre (fondo claretiano).

El sargento tiene, además, la imperdonable falta de ser uno de los públicos contribuyentes a la donación de las 10.353,65 pesetas para la República, conforme a la Gaceta de Madrid del 5 Noviembre 1936.

Cuenta La Guinea Española, que la actuación del cabo Aparicio en la madrugada del 19 era merecedora de una condecoración, ya que «fué un elemento decisivo habiéndose ganado de antemano todos los Guardias indígenas; se apoderó de la Radio de Basilé y al mismo tiempo aseguró el polvorín contra todo evento; fué uno de los que más de cerca siguió observando las manipulaciones tenebrosas del extinguido Frente Popular y porque conocía sus tramas fué quien con más calor y decisión se lanzó a la refriega; por eso aquella entidad lo tenía fichado. Siempre en pie para toda obra de verdadero patriotismo desbarató los planes subversivos del sargento Anastasio Núñez que deseaba hacerse con la guardia indígena para sus combinaciones con el Frente Popular entonces pujante».

De hecho, Anastasio Núñez es el único nombre de los detenidos en esa jornada que quedó recogido en las crónicas públicas.

Pero del sargento Núñez y su «locura furiosa» (sic), no se vuelve a saber nada: se carece de rastros de él en las fuentes accesibles como son los expedientes del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas de Santa Isabel, o en las causas que condujeron a la prisión de los 150 coloniales del campo de concentración de Gando, al igual que en las resoluciones de inhabilitación del gobierno de Burgos, en las esquelas o incluso en las resoluciones de reincorporación al ejercito republicano.

Recordemos que el 17 de octubre de 1936, el vicecónsul británico en Santa Isabel informaba del inicio de la corte marcial a los presos de Rio Muni y Fernando Poo, pese a que la previsión era que se remitieran a éstos a Canarias para ser juzgados: «parece que las sentencias también podrían resolverse aquí. Temo que se tomen medidas muy drásticas en muchos casos».

¿Qué fue del sargento Anastasio Núñez?

La respuesta probablemente esté en La Navaja de Ockham ecuatorial.